domingo, octubre 31, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 110 [2T]

 

Pasaron varias semanas, que todo en Agartha volvía a la normalidad, en el metro me encontraba con el Chico, hablábamos mucho a pesar de que el tiempo nos había como “castigado” a vivir separados, solo quería aprovechar el tiempo perdido durante el trayecto hacia la estación de París, sentándome con él y simplemente hablar y conocernos más. Me daba igual dejar de lado al grupito en ese transporte, después ya volvía con ellos, Rita a veces se ponía algo mal porque sentía que no le gustaba mucho mí actitud, en una ocasión hablamos mientras que regresábamos de IÓN a París.

-        Llevas mucho tiempo que al siguiente transporte nos dejas de lado, ¿qué te pasa con ese Chico? Parece que no quieras compartirlo con los demás, aunque sabes que ya es del grupo… ¿por qué te comportas así, Laia? ¿Acaso ya no quieres ser mi amiga?- preguntó Rita que estaba bastante afectada emocionalmente hablando.

-        No, no es eso. ¿Recuerdas porque desapareció?- le dije.

-        Se fue, nada más. Te dejó sin alma, lo vi, yo estuve aquí contigo, conteniendo tus lágrimas, te dejó. ¿por qué le das ahora todo?- respondió vi que era algo agresiva en sus preguntas.

-        ¡Hey, tranquila Rita porque no es lo que piensas! Él no me dejó, le obligaron a separarme de él, por una razón importante.- le dije.

-        Si, esa razón que no eres capaz de compartir ni con tu mejor amiga…- decía Rita.

-        Los Maestros no me permiten contártelo, no es por mí. ¡Te lo dije! ¿Crees que te lo escondería si pudiera decírtelo? No sabes la rabia que me da tener que mantener el secreto.- le confesé.

-        No se lo voy a decir a nadie. ¿No confías en mí?- dijo.

-        Claro que confío, Rita. Pero sabes muy bien que el universo tiene unas orejas más grandes que un elefante y tiene un solo ojo, pero ¡caray, qué ojo! Lo ve absolutamente TODO. ¿Cómo puedo contártelo sin que el universo lo sepa? Incluso con tan solo pensarlo, ya lo sabe… ¡Ya sabes cómo funciona esto!- le dije intentando convencerla de que no era por mí.

Rita se enfocó en el ventanal y no quise devolverme la palabra por un buen rato, respiré profundamente, le toqué el codo derecho, ella me miró.

-        Estoy con el Chico, porque he descubierto que él es mi llama gemela.- le dije.

-        ¿De verdad?- se incorporó mejor en el asiento y flipó.

-        Así es. Aún no es mi novio, solo somos amigos, pero siento cosas.- le confesé.

-        Él es mayor que tú, pero ¿él siente lo mismo por ti?- preguntó Rita.

-        Creo que si, porque cuida muy bien de mí. Lo de ser mayor, aquí no importa, recuerda que las llamas gemelas no suelen nacer en el mismo año, es por la energía que emiten…- dije.

-        Sí, hay teorías de que dicen que si nacen en el mismo año, la energía armónica que equilibra el universo, se descompensaría y podría provocar la destrucción del universo. Por eso las llamas, suelen ser de diferentes edades. Pero… ¿Cuántos años te llevas con él?- dijo Rita.

-        Seis años. Me dijiste una vez que también recuerdas vidas anteriores, ¿verdad? – Rita dijo que si con la cabeza entonces proseguí- ¿Sigues teniéndolas o ya te estás desconectando?- le pregunté.

Rita inspiró profundamente por la nariz, miró de nuevo la ventana, su rostro se volvió triste.

-     


   El otro día tuve uno que me dejó muy mal. Pero no era un recuerdo, porque era muy raro…- Rita arrugó la frente, se le vio por el reflejo del cristal de la ventana.

-        ¿Qué quieres decir?- le pregunté frunciendo el ceño.

-        Vi el futuro. – dijo Rita.

-        Eso no se llama recuerdo, es una visión.- le dije pero me interrumpió.

-        ¡Era un recuerdo! O lo parecía, una visión dicen que son muy diferentes, pero yo siento que lo viví, algo que aún no ha pasado.- se justificó.

Le pedí que me lo explicara y le escuché.

-        La semana pasada, acompañé a mi madre al supermercado, mientras que ella esperaba su turno en la charcutería, quién atendía a la abuela que teníamos delante, en un momento sin venir a cuento de nada, de repente vi como sus ojos cambiaban de forma. De un ojo humano normal al igual que una serpiente. – dijo Rita, su mirada parecía asustada.

Era la primera vez que me topaba con algo así en esta vida, me preocupé bastante porque identifiqué que no era algo bueno, pero no sabía exactamente qué podría ser. Pero en los entrenamientos que tenía el año anterior de cultura universal sobre las civilizaciones hostiles, habían unas cuantas que les pasaba esto de los ojos, y por un momento pensé que ese charcutero era un reptiliano.

-        ¿Crees en lo cierto lo que viste, Rita?- le pregunté curiosa de mí.

-        Si, fue muy claro. – dijo.

-        ¿Qué sentiste cuando pasó?- le pregunté.

-        Mucho miedo, como si quisiera algo de mí que yo no quería. Porque el señor solo me miraba a mí y me sonreía pero no era nada bueno, sentía que no.- confesó.

Tenía todas las chances de que era un reptiliano, según los últimos estudios que habían hecho en Orión, los hostiles que están en la lista de no aceptados en este planeta, los que están en primer lugar son los reptilianos. Así que a pesar de que ya estábamos llegando a París, y en vez de ir a clase volvíamos a casa, tendría que hablarlo con Uriel en cuanto llegase a casa de esto.

Rita tenía razón, ese sentimiento le daba la certeza de que el charcutero no era de fiar y posiblemente estuviese en la lista de no aceptados y al mismo tiempo en busca y captura. Lonan nos había explicado que algunos reptilianos están en este planeta, pero porque tienen un permiso como de “asilo político” pero este tipo de documentación tiene unas condiciones muy duras, y una de ellas es no atacar ni hacer nada hostil. En cierto modo la guardia de San Miguel Arcángel se ocupa de esto, a pesar de otros asuntos, aunque no estaba en la guardia todavía, tenía que investigar y entonces informar a los jefes.

-        Si averiguo algo, te informaré ¿de acuerdo? Antes se lo tengo que consultar a…- me interrumpió.

-        ¿A quién? ¡No se lo digas a nadie, ok! – exigió sin querer aumentó la voz y gente del grupo se quedó mirándonos.

Sonreí calmadamente a los del grupo para que no sospecharan de nada, hasta que siguieron charlando de sus cosas.

-        ¿Por qué? Esta información será crucial para la investigación de la orden, ¿no escuchaste al Maestro ayer? Hay una larga lista que están en busca y captura, ¿y si este charcutero es uno de ellos?- intenté convencerla.

-        ¡No, no y no! ¡No hagas nada por favor!...- exigió Rita.

-        Ok, tienes mi palabra.- le prometí.

No me gustaba quedarme así, pero Rita seguía extraña, en ese momento llegamos a París, bajamos del metro y nos fuimos todos juntos a esperar el siguiente metro en el andén, esta vez estaba muy contenta porque sabía quién me estaría esperando delante de las escaleras del siguiente andén.

¡Que rico sentir su abrazo entre mis brazos! Le miré a los ojos, volví a casa siempre me pasa eso y me encanta. El metro llegó a la hora y me senté con él, aunque en la distancia veía a Rita que seguía ausente mirando por la ventana.

-        Ahora ¿en qué parada bajas?- le pregunté al Chico.

-        En la misma que tú, pero en vez de salir, tengo que ir a otro andén.- respondió.

-        ¡Uf, tres metros para llegar a Amsha!- me quejé.

-        Gabriel me dijo que podían ser dos si agarrase el metro des del Hangar, pero le dije que quería verte, porque resulta que esa línea es otra.- dijo el Chico.

Se había enamorado, no me cabía ninguna duda. Lo veo ahora, que ya lo estaba a esa edad, pero yo en ese tiempo no lo veía igual, solo como una muestra de amistad.

-        ¿El Hangar pasa por París?- le pregunté.

-        Si, a la misma hora que este.- contestó.

-        ¿Cuántas paradas?- le pregunté.

-        Tolousse, Cannes, otra ciudad y luego París.- dijo el Chico.

A partir de ese momento, le propuse al Chico ir des del Hangar, si Uriel y Gabriel estaban de acuerdo, aunque daban un poco más de vuelta, era más cómodo para el Chico, no quería obligarle a ir a ciudades que no hace falta que vaya para llegar a su nueva casa. Uriel lo aceptó y Gabriel también, por eso a la semana siguiente ya fuimos por allí.


El Hangar es una montaña que hay justo detrás dónde el Comando Ashtar suele esperarnos a Uriel y a mí cuando tenemos que ir a Orión, es una montaña que conecta literalmente con Agartha las 24h del día, solo se encuentra a veinte minutos de la ciudad de Manlleu. Tanto por el día o por la noche se ven naves entrar o salir de allí, sobrevolando el cielo (si está totalmente despejado). Este portal dimensional existe hasta la dimensión nº12.

Al mediodía tras volver a casa del colegio y esperar a que fuesen las dos para almorzar en casa y luego regresar a clase, mamá me vino a buscar y me trajo directamente a casa de la abuela Vitorina.

-        Mamá, ¿qué hacemos aquí?- le pregunté.

-        Esta tarde no irás al colegio, Laia. Tu abuela Vitorina se ha puesto peor, esta mañana ha venido el doctor y nos ha dicho que en cuestión de horas estará muerta. Te he traído para que te despidas de ella.- dijo algo triste, se le notaba en sus ojos que estaba muy afectada.

-        Vale.- le dije y le di un abrazo para consolarla.

Antes de comer, entré en la habitación de la abuela, deseando que estuviera despierta, según el Titi se había pasado el día durmiendo. Me acerqué muy lentamente a la cama, antes de que llegase a su lado ella abrió los ojos y se puso a toser, me indicó con la mano que viniera a su lado, le obedecí. Le agarré la mano intentando contener las lágrimas, quería que se sintiese fuerte ante un momento tan importante para ella, morir puede ser muy difícil para una persona, pero si alguien a su lado le agarra la mano y le acompaña en esencia, es más fácil.

-        Abuela, ¿cómo estás?- le dije.

Estaba sola con ella en su habitación.

-        ¡Ay, mi flor nacida en primavera!... ¿Cuándo volveré a verte? – recitaba, estaba claro que ni con mis manos podía regresarla al presente.

-        Aquí estaré siempre, abuela.- le dije para animarla, estaba llorando se le escapaban las lágrimas.

-        Veo la sombra como me atrapa, pero al sentir tú mano me siento en luz. ¡No me dejes!- decía.

Parecía que recitaba un poema que quizás escuchó de pequeña, pero no conectaba realmente, arrugué la frente y empecé a mirar a la puerta en busca de Uriel.

-        Sé que la sombra me llevará con él, con mi esposo de nuevo.- balbuceó la abuela.

Ella miró cerca de la ventana que estaba la persiana bajada, allí fue cuando volví a ver a mi abuelo Hilario, se la quería llevar él hacia la 4D. Le agarré más fuerte la mano y enseguida le puse mi otra mano en la frente, cerré un momento los ojos y vi con el tercer ojo como liberaba todas las cuerdas negras de su corazón que sujetaban al espectro de mi abuelo en sombras, para sanar los vínculos.

-        Llamo a la luz para que a través de mis manos, llenes y acompañes a mi abuela en su camino a la 4D, ayúdala a comprender el amor y a sentir la luz dentro de ella, en este camino que ya no podré ayudarla más. Entrego la luz de mi corazón al guía que le acompañe en su camino de vuelta al hogar.- susurré.

Notaba como mis manos reposaban las manos de otra persona, abrí los ojos y vi al Arcángel Raffaello que me estaba ayudando. Entonces escuchamos los gritos de dolor del abuelo Hilario al sentir la desconexión y finalmente desapareció en un torbellino de nubes negras para regresarse a su lugar del bajo astral. 
 
Recomendación: Serie Ultrasecretos - Netflix.
 
HR.
 
HERO&Corporation.

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