viernes, diciembre 27, 2019

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 8


Aquel ser, empezó a caminar hacia a mí sin dejar de mirarme a los ojos con una sonrisa que era demasiado buena para ser verdad. ¡Jamás lo había visto, pero al mismo tiempo sentía que ya lo conocía! Me quedé muda, enseguida supe que nadie más lo podía ver, porque pasaba entre la multitud como si nada y los demás seguían a sus cosas, mientras que de fondo podía ver al tio Hilario que también lo estaba observando, al mismo tiempo que su sonrisa de alegría le estaba descubriendo que aquella visita era cosa de ellos, de los queridos seres de luz de mí corazón.

Miré a mi izquierda para ver si Uriel también lo estaba mirando, pero me di cuenta de que él no se encontraba conmigo, miré a ambos lados y no estaba, lo empecé a buscar, pero curiosamente se encontraba al lado del tio Hilario que le susurraba cosas al oído, mientras nos seguían mirando. Me pregunté mil cosas, pero aquel ser seguía caminando hacia a mí, como si el tiempo fuera tan lento, fue entonces cuando tuve miedo. ¿Quién podía ser? 

Entonces aquel ser se detuvo a un metro de mí, ofreció sus manos en señal de paz, mientras veía sus ojos color café como si fueran gotas de agua en verde, que me estaban observando atentamente.

-          No temas, amada. – dijo con una voz masculina dulce, seguido de una sonrisa dulce también.

-          ¡Dary…!- grité pero parecía no escucharme.

-          No temas, amada… solo he venido a bailar contigo… ¿quieres que bailemos? - me preguntó mientras intentaba calmarme ya que había percatado que yo me sentía algo incómoda.

-          Nunca te he visto por aquí…- susurré, quería responder mis preguntas a mí manera.

-          Es mi primera vez que me presento ante ti, hacía mucho tiempo que no nos veíamos… disculpa mis modales…- se aclaró la voz. – Me llamo Gabriel – se presentó ofreciéndome una de sus manos que no acepté.

Me lo quedé mirándolo a los ojos sin entender qué hacía allí un muchacho que no había conocido jamás, porque obviamente que su nombre no lo recordaba, pero me resultaba muy familiar. Gabriel, respiró profundamente y al aguantar la respiración, de su espalda salieron dos alas hermosas blancas brillantes, aún más brillantes que las de mí Tio Hilario. Me quedé muda.

-          Otro ángel…- susurré.

-          En realidad soy uno de los Arcángeles más populares entre los humanos. – bromeó, no agarré la broma.- pero también soy uno de los hermanos mayores de Uriel – comentó con sinceridad.

Entonces fue cuando me acordé de él, hacía un par de años que había tenido en un sueño muy extraño un encuentro con un ángel que decía llamarse Gabriel y que decía que me enseñaría a bailar… pero jamás lo había vuelto a ver.

-          ¿Por qué tienes el mismo nombre que uno de mis profesores de baile?- le pregunté.

-          Uriel ya me dijo que tienes muy buena memoria, amada.- dijo mientras que le provocó gracia mí pregunta.- comprendo que no me reconozcas así, pero soy ese que recuerdas, y estoy aquí porque he venido a ofrecerte algo que creo que te va a gustar…- guiñó un ojo y volvió a reírse.

-          ¿El qué?- dije.

Pero en vez de contestar empezó a sonar una de las canciones que en esos tiempos me volvía loca, y no se lo ocurrió más a Gabriel que empezar a bailar, pero no fue un baile cualquiera, pues fue una coreografía que recordaba que había montado con Uriel y que curiosamente Gabriel se la sabía demasiado bien. En el momento que tenía que contestar la coreografía, se había acercado más y en vez de dejarme escoger, me agarró de la mano y tiró de ella, para que bailase sin perder el ritmo, no tuve más remedio que seguirle.


Finalmente nos enganchamos a bailar hasta cinco canciones, hasta que al final, quise sentarme en el sofá dónde curiosamente no había ningún familiar sentado, estaban bailando. Entre risas y respiraciones porque casi me había quedado sin aliento, di dos golpecitos a mi derecha en el sofá para que Gabriel se sentara, y se sentó. Miré a la multitud, bailaban con tanta pasión que nadie se percataba del momento tan divino que estaba pasando allí, estar rodeada de ángeles en un fin de año, lo que quizás algunos serían capaz de pagar lo que fuera para ver al menos un ángel entre ellos. Mi familia seguía igual de feliz, sin saber lo que realmente estaba pasando allí. Yo en cambio, no notaba la diferencia, como ya saben, nací rodeada de ángeles siempre, pues estaba como en casa.

-          ¿Te acuerdas qué te dije la primera vez que nos vimos en el encuentro? – me preguntó Gabriel.

-          Solo tenía un año de edad, la memoria no era como ahora. Lo siento pero… no, no me acuerdo…- le dije bajando la mirada en señal de disculpa.

-          Querías aprender a bailar y yo te empecé a enseñar lo más básico, porque todavía eras chiquita para entender los motivos de porque te gusta tanto bailar. – empezó a contar.- Digamos que hace mucho tiempo, vivías en un lugar muy lejos de aquí, y durante ese tiempo, aprendiste a expresarte a través del baile, porque la familia que tenías entonces, te habían enseñado que el ¿comprendes? – la pausa que marcó la aprovechó para observar a la multitud.- cada estilo es una forma que tiene cada uno de comunicarse con el universo, y él a través del baile se comunica con nosotros. Solo que algunos, aprenden a traducir esa conversación para comprender el mensaje que nos manda el universo – volvió a mirarme.- cuando te encontré bailando, supe de inmediato que el universo tiene grandes cosas que comunicarte, pues por eso estoy hoy aquí contigo. Si lo deseas, yo puedo enseñarte – terminó de decir.

No me sorprendió lo que dijo, pero esa fue la primera vez que alguien se atrevió a definir lo que realmente me pasa cuando escucho una canción, sea lo que sea en la televisión (incluido la música de los anuncios) me pongo a bailar automáticamente. ¡Nunca nadie ha podido hacerlo, excepto Gabriel! Tal y como lo explicaba, podía comprender que a él le pasaba lo mismo que a mí. Le miré a los ojos y acepté entregándole las manos y a partir de ese mismo momento, toda mi vida estaría relacionada con el mundo de la comunicación del baile energético.

Pasaron unos cuantos días, y parecía que todo volvía a la normalidad, aunque las clases aún no se habían retomado, porque para Europa aún quedaba una festividad más que celebrar, los Reyes Magos. Aquel día me tocaba dejarle la carta al paje, así que con mi madre nos fuimos al barrio Vilamirosa, para estar junto a mis tíos, mientras que hacía cola acompañada de la mano del Tío Hilario y mi primo Juanito, que me llevo con él casi una década, estaba igual de ilusionado que yo para que le trajeran todo lo que había pedido a los Reyes Magos. 

Cuando ya casi me tocaba, decidí subir con Juanito, en el momento que vi de quién paje nos había tocado, intenté convencerle a Juanito que subiera él solito y entregase ambas cartas, porque me daba miedo. Pero mi madre se empeñó y no tuve más remedio que subir llorando. ¿Qué era lo que me daba miedo en realidad? Las barbas. Durante gran parte de mi infancia me daban terror y me costó mucho superarlo, cuando vi que el paje también llevaba barba y blanca, se me fue toda la ilusión de golpe, incluso pensé en no pedirle nada, igual no quería muchas cosas… pero subí llorando y en las fotos salgo con los ojos rojos. 

Como recompensa le pedí ir en brazos a mi Tío Hilario, él aceptó cuando a mi madre ya no le hacía gracia que hiciera eso, para ella, pesaba demasiado ya como para ir en brazos algunas veces, de hecho no solía pedirlo mucho, pero ese momento era más una necesidad que un capricho. Y nos fuimos al piso de mi abuela Victoria, allí me calmé más mientras que tomaba la merienda que mi Tío Alfonso nos había preparado a todos los primos que seguíamos allí, y que en pocos días, regresarían al Prat de Llobregat y volvería a ser la única sobrina de esta familia. Hilario estaba en el salón con nosotros, mientras que los demás jugaban, yo que me había quedado en el suelo jugando con los coches, decidía ir al sofá junto al titi y me quedé con él, mirando la televisión.

-          Titi, el otro día tuve un sueño algo raro…- le insinué.

-          ¿Qué soñaste?- dijo prestándome atención.

-          Estaba fuera en un patio muy grande, todo era de arena y hacía mucho calor, había estatuas de personas con caras de perros y gatos, que brillaban como si fueran de oro y de algo blanco, había a los lados una especie de canal pequeño lleno de agua transparente que me podía ver reflejada. Y en él vi que era más mayor que ahora, llevaba un collar en forma de cruz, no llevaba camiseta y tenía unos pantalones blancos hasta las rodillas. El pelo me llegaba hasta las orejas y era negro, los ojos eran verdes.- dije con todos los detalles que recordaba.

-      
    ¡Oh! ¿Viste algo más?- se sorprendió, creo que él entendía mejor que yo lo que le estaba diciendo.

-          Había una chica también mayor como yo, que me estaba hablando, y sentía que yo era como… como papá y mamá, novios.- le dije arrugando la frente, porque no estaba segura.- ella era un poco más bajita, llevaba el pelo negro hasta los hombros y un collar con dos anillos unidos entre sí, junto un vestido blanco sin mangas hasta los pies. Sus ojos, eran verdes también.- terminé.

-          A veces los sueños nos muestra imágenes de algo que vivimos en el pasado, ¿qué sentías que era un sueño o algo real?- preguntó.

-          Parecía muy real.- contesté.

Hilario no contestó, dejó que yo misma cayera en que en realidad ese sueño era un recuerdo de una vida anterior, pero no recordaba quién realmente era esa chica.

-          Pero ¿cómo es posible que yo fuera un chico?- le pregunté.

-          Porque elegiste serlo en otras vidas.- contestó con una sonrisa de alegría, sin poder decir nada más, él me abrazó y dejamos el tema aquí.

Seguía sin entender las palabras de Anasiel, tener que olvidar quién fui para luego volverlo a recordar, cada día que iba pasando, me costaba más mantener un recuerdo de otra vida, y eso me ponía realmente triste, porque lentamente se me iba borrando distintas cosas de esa chica que parecía tener mucho protagonismo en todas mis vidas que he tenido. Hasta llegar a tal punto que solo podía recordar su carita, pero no sus nombres, ni siquiera los míos que tuve. En ese momento, me parecía injusto si había venido recordando, tener que olvidar era algo que siempre me ha costado hacer y más si esos recuerdos me importan más que todas mis vidas juntas. ¿Por qué debía olvidar?

La tarde del 6 de enero de 1999, me encontraba en una de las calles más transitadas de Manlleu, a la espera de la llegada de los Tres Reyes Magos. Recuerdo que hacía mucho frío, iba con gorrito, guantes y bufanda, junto a un pequeño fanal que mi padre encendió con un encendedor, ventajas supongo de tener en ese momento padres fumadores compulsivos (ahora solo mi madre). Era tradición recibirlos así, me sentía bastante nerviosa, siempre me pasaba lo mismo, era una cosa que a mí me importaba mucho, no por los regalos, sino por el hecho de que se dejaban ver una vez al año. Lo que no entendía era a los adultos que me preguntaban “¿Te has portado bien este año?” como si a ellos les fuera a importar, solo lo tenían que saber los reyes magos, no los adultos, yo decía que si, como todo el mundo, pero me enojaba bastante y más sino conocía a la persona pero mis padres si.

La tradición decía que los Tres Reyes Magos provenían de Oriente Medio y cuando iba a nacer el niño Jesús, en el firmamento apareció una estrella tan brillante que tuvieron que agarrar sus bártulos e irse hacia allí, que tras semanas y semanas después del nacimiento, llegaron al fin en el establo para adorar al nuevo Rey. Así lo dictaba la religión cristiana, una religión que solo me salpicaba por ir a un colegio religioso y también porque es lo que en estas tierras surgen, aunque había mucha gente que eran agnósticos, como mis padres y gran parte de la familia. Pero yo conocía otra tradición más acorde con la luz.

¡Feliz año 2020!

Recomendación: Pa amb oli i sal - Blamut.

HR.

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martes, diciembre 24, 2019

Confiar En La Maestría De 5D


Queridos alumnos de mí corazón, una vez más les tengo que recordar que la vida no simplemente existe en este planeta, ni tampoco en esta tercera dimensión. Como ya les he podido compartir, y tienen un montón de fundamentos para saber que todo lo que ya les he compartido, es toda la experiencia y evidencia de que la vida existe a nivel universal y dimensional. Comprendo que no es fácil para algunos, intentar abrir el corazón y comprender esto, porque aún no se está compartiendo en los documentales de la televisión, ni en las noticias, será porque aún no se sienten preparados para entenderlo, suele pasar mucho. La humanidad es una civilización que niega la verdad y prefiere quedarse en una mentira, porque tiene miedo de aceptar las responsabilidades que eso conlleva. 

Una vez más, mi experiencia me da testimonio para contarles lo importante que es confiar en las dimensiones que nos rodean, porque ellos, son nueve puntos de vista diferentes que nos ayudan a comprender nuestro punto de vista ante nuestra vida. Durante eones, la civilización humana ha creído que vivía ajeno a sus vecinos dimensionales y de planetas, pero la verdad es que nunca hemos estado solos, ellos siempre han estado allí, incluso cuando les dábamos la espalda, porque el miedo de nuevo ganaba la batalla de la confianza en uno mismo y en los demás. Si quieren saber en qué consisten las dimensiones, les paso un link de una serie muy interesante que lo explica muy bien en el canal de Gaia TV. 

Personalmente aprendí a confiar en cada dimensión, cuando la vida dio un giro inesperado, en 2015 entré en una depresión tan grande que nadie de esta dimensión me quiso ayudar, ni médicos, amigos, familiares… nadie. Los padres no comprendían lo que me sucedían, así que no sabían cómo ayudarme, ellos pensaban que era la incipiente ruptura con mi ex, pero la verdad fue otra cosa mucho más dura, entré en la gran duda existencial que todos pasamos para fomentar el despertar de consciencia. Una duda que ponía en riesgo todo lo que había tenido a mí lado, porque inevitablemente todo iba a cambiar para siempre, y no me han gustado mucho los cambios a mí… en ese sentido soy algo miedosa, lo reconozco, pero no me dejo vencer por ello, suelo poner firme al miedo y hasta que no supero ese problema, no paro. 

De ser una persona optimista por naturaleza, me transformé en una chica que pensaba en negativo todo el rato, durante el primer mes del año, la pasé enterita en la cama, sin querer hacer absolutamente NADA. Comprendiendo que no soy NADA, algo difícil cuando vienes de una civilización dónde siempre quiere encontrar el sentido a todo lo que hace. Me cuestionaba todo lo que me rodeaba y todo lo que yo era, hasta que encontré el silencio de mi SER, y de allí surgió la primera voz amiga que me dijo “confiamos en ti”. Esa voz procedía de otra dimensión, en realidad era una voz cantada a mil voces al mismo tiempo resonando en cada dimensión, era la voz de mi YO SUPERIOR. 


Eso abrió la primera duda ¿Confiar en mí? Y acto seguido recibí “Yo-Soy”. No entendía la respuesta, pero no pregunté, simplemente, seguí mirando al techo, con la tenue luz de la mesilla de noche, mientras que a fuera hacía un Sol bonito, pero dentro de mí no notaba el calor, solo sentía un dolor tan fuerte, que me costaba hacerlo todo. En Febrero, la cosa mejoró, decidí buscar ayuda, cuando me di cuenta de que quería morir, que quizás haciéndolo dejaría de sentirme tan VACÍA. No podía dormir, no podía comer, no podía sentir amor, pues la pena era tan grande y el dolor se multiplicaba, no era el amor de un amor viejo, sino el desapego emocional de mi viejo yo, que se arrastraba tanto como podía porque no quería transmutar su forma, y ni su vibración ni su frecuencia, le servían para que se transformase. 

Pedí hora al médico, para poder ir a terapia psicológica, algo de esperanza tenía en volver a encontrarme con el Doctor Frankie, un viejo amigo que hacía años que no me trataba. Pero la doctora de cabecera que se sacó el título vete tu a saber dónde, me dijo que lo mío no hacía falta ir a tal lugar y que según ella, era una tontería que se me pasaría con el tiempo. ¿Tener pensamientos suicidas, en serio? ¡Sabía que no estaba bien! Pero no quisieron ayudarme… la única y pequeña esperanza que tenía, se había ahogado en el fondo del río… precipitándose hacia el olvido. 

Las amistades, decidieron que exageraba e incluso alguna amiga decidió prohibirme hablar del tema que estaba mal, seguían asociándolo con mi ex. ¡Cojones, que no era eso! Me sentía mal por eso, pero no era para tanto… a veces no funciona, pero no haría un espectáculo como este. Solo fue quién pulsó el detonador de esta bomba de relojería. 

Una noche de marzo, tras volver de salir con mi amiga, una salida nefasta, la peor de la historia, me fui corriendo por las calles de Manlleu, intentando no sentir más dolor, no pensar más en esas cosas e intentando hacer algo al respecto. Sin saber a dónde iba, bajo la lluvia, llegué al parque del río Ter a las doce de la noche, bajo los focos de la calle que iluminaban el lugar de un color naranja. Me puse a llorar, aunque no tenía aire para hacerlo, pero de mis ojos salían lágrimas para rellenar un pantano. Me dolía tanto el cuerpo, que solo pensé en una cosa. Me agarré a la baranda del río, intentando ser valiente para pasar al otro lado y tirarme directo y dejarlo todo. Quería terminar con todo el sufrimiento. Quería tirarme. 

Me subí a la parte baja de la baranda e intentar pasar al otro lado, pero en ese momento, noté una mano gigante que sujetaba con fuerza una de mis manos, la observé y vi que era de un hombre muy grande, antes de que pudiera seguir, mi otra mano también fue interceptada de la misma forma. Notaba detrás de mí, la presencia de una persona muy alta, que curiosamente llevaba poca ropa. Me detuve porque no tuve más remedio. Noté como la cabeza la arqueaba hacia delante para hablarme a mis espaldas, tan cerca de mis orejas como pudiese y dijo “¿Quieres ver qué pasará si lo haces? ¿Quieres saber el dolor que causarás si lo haces? ¿Quieres ver qué dejarías aquí si lo haces? ¡Dilo! ¿Quieres saberlo? Pues si lo quieres, yo te lo voy a mostrar”. Esa voz la conocí enseguida y paré de llorar.

¡Muéstramelo!” le dije con valor, aunque con el dolor más fuerte que uno puede sentir, a pesar de estar semi abrazada a un ser que desprendía amor por los siete costados. Entonces, delante de mi apareció imágenes tan reales que parecía que él no hubiese aparecido. Las imágenes, mostraban como me había dignado a saltar, y efectivamente era un golpe mortal, básicamente porque me daría un golpe en la cabeza con la corteza de un árbol. Estaría allí durante la noche hasta que alguien por la mañana, un anciano pastor me encontrase, llamase a la policía, la noticia llegaría demasiado lejos, la familia destrozada, el día de mi entierro lleno de gente que decían quererme, y mi futuro roto. Parecía que todo quedaba allí, pero las imágenes siguieron, de repente me mostraron muy en el futuro (en estos tiempos), como una persona importante no llegaba a encontrarse conmigo, y su camino quedaría reducido a vivir lejos del camino que debía ser.

¡Basta!” grité. Las imágenes dejaron de brotar delante de mí, y le dije “¿Por qué no debería hacerlo?” y el ser decía “porque confiamos en ti. ¿Quieres saber qué pasará si no lo haces?” dije que si con la cabeza, y las imágenes volvieron. Todo lo que me enseñaron ha sido gran parte de las cosas que han sucedido, porque al final, el ser me convenció y acá estoy. Superé y comprendí lo que me estaba pasando, gracias a ese ser ¿saben quién era? El Arcángel Uriel, que venía en misión desde la 5D, ya que aquellas imágenes provenían de mencionada dimensión. 


Cuando confiamos en nosotros, estamos confiando en las 9D que trabajan con nosotros, porque aunque la situación que estamos viviendo no veas claro a dónde va, si el Maestro de 5D te propone seguir, hazle caso, porque él ya ha visto cual es el resultado, solo debes confiar en que dicho resultado será tuyo si continuas caminando en tú sendero. En este sentido, era mejor para mí, confiar en mi Maestro de 5D que no en la amiga que pensaba creer que prohibiendo hablar del tema y de hacer lo que le quisiera conmigo, supiera cual era realmente el resultado de ese problema. 

Por eso confío siempre en las 9D, porque cada dimensión tiene su trabajo a realizar y aquí en 3D nos toca vivir la experiencia para aprender, en las demás dimensiones solo crean las herramientas y los espacios y tiempos para que podamos aprender a confiar en nosotros mismos, es decir en ellos que son YO SOY.

¡Feliz Navidad!

Recomendación: Santo – Espíritu y Verdad.

HR.

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sábado, diciembre 21, 2019

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 7


Esa noche casi no pude pegar ojo, no sabía qué hora era, pero no me sentía cómoda durmiendo en el colchón inflable, di varias vueltas, mientras escuchaba los ronquidos de Jordi, que parecía que disfrutaba de mí cama… soy generosa, pero mi cama es sagrada y no me gustaba ni me gusta prestarla a nadie. De hecho los muebles que tenía en mí habitación no tenían ni un año, son muebles muy especiales, construidos y diseñados por mis tres tíos carpinteros Alfonso, Rafalé e Hilario. En ese tiempo, tenían un taller de carpintería, dónde hacían muebles de cualquier tipo a medida y de diseño exclusivo a buen precio y muy prácticos. Por eso el regalo de cumpleaños, fue reformarme la habitación, para transformarla de un bebé a una niña, que ya era lo que yo era. 

Me quedé mirando el techo esa noche, apenas podía cerrar los ojos, no podía parar de pensar en diferentes cosas, mientras que de fondo los demás disfrutaban en los mundos de los sueños… Miré alrededor un momento, y en la oscuridad de la noche, que a mí me daba mucho miedo, me sentí por primera vez, muy acompañada y no era precisamente por mis primos, pues la compañía que sentía pertenecía de otra dimensión. 

-          Dary… ¿dónde estás?- susurré, exigiendo verlo.

-          Acá estoy, mi amor… ¿estás bien? ¿necesitas algo?- dijo al mismo tiempo que noté sus manos encima de las mías, su tacto era el que recordaba.

-          ¿Por qué no han dejado la luz encendida, aunque fuese la pequeña? Ya sabes que me da miedo, la oscuridad… y esta es mi habitación…- dije algo indignada y bastante aterrada.

-          Jordi ha querido apagar la luz… él está acostumbrado a dormir como los mayores. Pero acá estoy, mi amor. Si lo deseas me tumbo contigo y te abrazas a mí. Yo te protejo…- dijo tan protector y hermoso como él siempre es conmigo, lo acepté y mientras que se estaba colocando, seguimos conversando…

-          No permitas que me duerma así, ¿ok?- le dije aferrándome a su cintura.

-          Cuéntame, ¿qué te pasa?- preguntó Uriel, su curiosidad era tan importante que dejó por un momento de prestar atención a los demás ángeles que había en la sala, ángeles protectores de mis primos, para prestarme atención a mí.

-          Cada vez que cierro los ojos, veo a un monstruo que me da mucho miedo. Me persigue y me dice y me da miedo, mucho miedo… ¿Por qué me pasa esto?- pregunté casi al borde de las lágrimas.

-          Habrá momentos en la vida en que te va a tocar elegir por qué camino quieres seguir, mi amor. Este monstruo que te persigue, no es más que el peso que llevas, de todo aquello que has elegido y has sido en otras veces que has regresado a vivir una experiencia aquí en la Tierra o como lo llamamos nosotros Gaia. -aprovechó para hacer una pausa para quedarnos en silencio, apoyé mi cabeza en su pecho y seguí escuchándole – En cada vida que has tenido, debes aceptar que tiene un peso que en esta vida te perseguirá, el monstruo es una forma que tiene Gaia de mostrarte cuanto peso tienes encima.- terminó.

-          ¿Para qué?- pregunté.

-          Porque este peso, son tus tareas pendientes que en esta vida tienes otra chance para poder sanarlas y así superarlas para aprender de ellas. – dijo con una voz serena y llena de amor.


Comprendí el mensaje, ese monstruo alto como de dos metros, con poca carne y medio esquelético, en realidad eran todos aquellos asuntos que por motivos que en ese momento desconocía, dejé sin terminar y que tenía que sanar. Al principio me dio más miedo tener que enfrentarme a ello, porque huir siempre ha sido una solución fácil, pero nunca la solución que elimina por completo el problema, pues cuando te enfrentas a él, es cuando realmente estás mostrándote a ti mismo, lo que realmente vales en esta existencia, si eres de los que se limitan o de los que rompen todos sus límites.

En el momento en que sonaron las doce campanadas y estaba haciendo por primera vez la tradición europea de comer doce uvas junto a las campanadas del último día del año. El tío Hilario me agarró en sus brazos para felicitarme la entrada al año 1999, un año antes del épico momento, el cambio de siglo, me abracé a él y le deseé feliz año, mientras que él me susurró “Traigo buenas noticias para ti, querida. En tres meses, empezarás a ir a la escuela IÓN, te han aceptado finalmente. Serás la primera de esta familia que empiece a estudiar en una escuela ajena a esta dimensión. ¡Felicidades, pequeña!”. Me alegré tanto que le di un abrazo gigante, hasta que al final me dejó de nuevo al suelo, y pude felicitar a los demás miembros de la familia.

Según lo que me había compartido Anasiel, entrar en esta escuela no quería decir dejar la escuela convencional, sino todo lo contrario, seguiría yendo a los dos colegios, solo que uno de ellos no se encuentra en la dimensión dónde vivo, es decir la tercera dimensión (3D), pues esta escuela que tanto se habían empeñado los Seres de luz se encuentra en la dimensión de la Maestría, es decir en la quinta dimensión (5D). Por lo cual me había convertido con casi cinco años de edad, en la primera de la familia en ser alumna oficial de la dimensión de la Maestría, por lo tanto, al hacer esto, se convertiría en el pistoletazo de salida para prepararme para mí famoso propósito de vida, que seguía siendo todo un misterio para mí.

Dentro de mí me sentía como si hubiese ganado algo muy importante que desconocía por completo, como si hubiese hecho unas pruebas para hacer una competición, sin saber para qué exactamente, ni si me iría bien para lo que tendría que hacer. En realidad la única prueba que tuve que pasar, fue una visita de un Seraphín que estuvo conmigo durante dos días, charlando conmigo y con Uriel, yo sabía que era importante, no me acuerdo de su nombre, creo que no me lo dijo, pero resultaba ser de la escuela IÓN, por lo cual hablaba en español, y pensé que la escuela se encontraría cerquita de casa.

Lo único que me preguntaba era ¿cómo se lo iban a tomar mis padres todo esto? Pero Uriel me estuvo hablando de ciertas cosas importantes…

-          Para que puedas asistir, deberás aprenderte unas normas de seguridad ¿de acuerdo? – dijo.

-          Si claro. ¿cuáles?- pregunté curiosa.

-          A partir de este momento, no podrás hablar en español con nadie de la familia, solo catalán. Tú acento no cumple los requisitos de esta familia y para evitar problemas antes de tiempo, deberás hacerte que no sabes ese idioma, pero podrás escucharlo y entenderlo como siempre. – aprovechó para hacer una pausa, no entendí bien a qué se referían con que no cumpliera los requisitos, pero acepté igual.- deberás mantener en secreto hasta nuevo aviso, que has entrado en el mundo de la Maestría, solo a la familia y todo lo que te involucre en esta dimensión tercera, ellos todavía no están preparados para ello. – volvió a hacer una pausa. Mantenerlo en secreto, difícil, pero comprensible.- y la tercera norma es que vas aprender a ser un Ser de Luz como nosotros, por lo tanto, todo lo que aprendas solo lo podrás practicar acompañada siempre de uno de nosotros y si lo autorizamos nosotros, fuera de la escuela no es recomendable que practiques nada sino te lo decimos nosotros ¿de acuerdo? – su seriedad era importante y lo comprendí.

-          De acuerdo. – acepté.

Tanto secretismo daba miedo pero al mismo tiempo, confiaba que ellos sabían que si lo decían, era por una buena razón, por lo tanto, confié y de hecho sigo confiando en ellos en la actualidad, porque siempre me han intentado ayudar en todo lo que necesitaba ayuda, en cualquier momento que fuera necesario. No entendía mucho, porque debía mantenerlo tan en secreto, pero seguramente que todo esto valdría la pena, tenía esperanza de que fuese lo que fuese esa escuela, aprendería mucho sobre los aspectos que realmente había venido a aprender en esta encarnación.

De antemano ya tuve un problema bastante importante, porque la familia de parte de mí madre, todos hablan en español, y a mí, los Seres de Luz me habían prohibido hablarlo por sus razones (que no entendí en ese momento). ¿Cómo se suponía que me iba a comunicarme con ellos? ¿Eso me daría problemas de integración familiar? Esperaba que no, pero todo apuntaba a que si… ¿Por qué tenía que ser así en realidad? ¿Por la escuela? Me daba la sensación que era por otra cosa (y así era). Sin querer, les obligué a mis primos y a mis tíos a hablarme en catalán, cuando se pensaba que a lo mejor no entendía el español y por eso no lo hablaba… yo en ese tiempo, tuve que hacerme la catalana, por decirlo de alguna forma, porque a pesar de que me hacía sentir como el culo, realmente no podía traicionar la promesa, hasta que los Seres de Luz no dijeran lo contrario. Por eso fue difícil de explicar… porque además, tampoco podía explicarlo, y con el tiempo se inventaron que había activado mi parte catalana tan fuerte que parecía patriota o algo así… con la excusa de mi familia Galí que es catalán. 

¿Dónde podían ver que no entendía el español si todo lo que veía en la televisión era en español? Si cuando estaba con los tíos, hablaban solo en español… pero aún y así, seguía guardando mis razones, hasta que un día tuve que pedir explicaciones a Uriel.

-          ¿Me puedes explicar porque no puedo hablar en español?- le pregunté.

-          El problema es que tú español no es el mismo que el suyo, ¿entiendes? – dije que no con la cabeza – De la misma forma que el catalán tiene diferentes acentos, tú español tiene un acento muy distinto al de los demás, y para no crear problemas o complicaciones, por un tiempo deberás permanecer así ¿comprendes ahora, amor? – dijo con un interés de que lo entendiera.

-          ¿Por qué tiene un acento distinto? – pregunté sorprendida.

-          Eso tiene que ver con tú destino de vida, que ya te contaremos más adelante. Ahora quédate con todo lo que ya estamos trabajando conjuntamente ¿de acuerdo? Ya habrá tiempo para eso…- dijo.


No me esperaba esa respuesta. Pero antes de que pudiera decir nada más, el Arcángel Uriel me agarró de una mano y me obligó a dar una vuelta sobre mí misma, aprovechando de que teníamos música, ya que seguíamos celebrando el fin de año, en este caso, la entrada del nuevo año… a las puertas del siglo XXI. Una de las cosas que más me gustaba hacer por aquel entonces, era bailar y mucho (incluso en la actualidad lo adoro), lo bueno es que a Uriel también, eso era una de las cosas que más teníamos en común, junto a mi tio Hilario y la familia en general menos mí padre… que en ese sentido, al ser Galí, son más secos y el ritmo de la música no les dice mucho… supongo que la gracia de los Garcia riega mis venas de música y ritmo. 

Mi madre muchas veces me comentaba, que cuando era un bebé, me acunaba en sus brazos, con música de fondo y ella bailando conmigo. Recuerden, como me acunaban los ángeles, con música del coro de los ángeles, que no tiene que ser precisamente música clásica, también era música del momento. Ni se imaginan lo actualizados que están los seres de luz en ese ámbito (Las veces que he visto a Uriel enganchado en la actualidad con un reggeton y en ese tiempo con la canción argentina el baile del pimpollo). 

De repente, en medio de la fiesta, un año se fue la luz y nos quedamos todos mudos por un minuto. En el momento en que papá se iba a revisar los plomos, la luz milagrosamente regresó, pero algo había cambiado en casa, algo que los demás no pudieron darse cuenta, porque un ser muy brillante y muy alto que casi tocaba con la cabeza en el techo, se presentó en medio de la sala, dónde lo habíamos convertido en sala de baile. Al verlo me quedé totalmente hipnótica, su pelo rubio ondulado hasta los hombros, su piel fina y blanca, su sonrisa y sus ojos llenos de amor, su túnica blanca hasta las rodillas y sus sandalias doradas, me dejaron inmóvil, observándole en silencio. 

Recomendación: Angelo de Augustine - All your life.

HR.

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