miércoles, noviembre 30, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 164 [2T]

 

-        ¿Por qué me pegas?- preguntó.

-        ¡Cállate!- le grité suavecito.

Volví a mirar abajo, enseguida miré al frente y cerré los ojos, respiré profundamente mientras escuchaba el latido de mi corazón con fuerza. Entonces, me transformé. Usé el poder de la visualización para intentar inventarme algo más creíble que practicar escalada como deporte, así que me imaginé que tenía que perseguir a un malechor por una pared y tenía que subir como fuese. Eso en caso de emergencia para no pararme del pavor que pudiera sentir, me funciona muy bien, porque abrí los ojos, miré al Pelado y entonces fui buscando un lugar dónde poner las manos y seguir subiendo.

Subí tan deprisa que perdí la noción del tiempo, de hecho a los monitores les costó seguirme el ritmo, cada dos por tres sentía como tiraban de la cuerda para que estuviera siempre tensa, por si me resbalaba o algo no cayera al vacío varios metros. Una vez arribar el Pelado me miró con una cara rara, no quiso decirme nada, se quedó mudo mientras me quitaba la cuerda de la pared y me lo cambiaba al de la tirolina que cruzaba el pabellón de lado a lado. Miré la cuerda y miré lo larga que era, desde allí arriba daba mucha más impresión pero esta vez ya no lo sentía con miedo, sino como una pequeña y bonita libertad, había superado un poco mi miedo a las alturas, estaba feliz.

-        Cuenta hasta diez y luego te lanzas- me dijo el Pelado.

-        Ok.- le respondí.

Miré a mi derecha estaba Gabriel que miraba la cuerda de la tirolina, automáticamente le agarré de la mano con fuerza y él me miró, entonces él empezó a contar lentamente hasta diez. No se soltó de la mano en ningún momento pero él se mantuvo sostenido por sus alas. Al principio me agarré con la otra mano con fuerza a la cuerda que me unía a la tirolina, pero al poco de lanzarme y escuchar ese zumbido que hacía la polea con la cuerda de la tirolina, me solté de las dos manos y experimenté por primera vez lo que era “volar” ¡qué emoción más hermosa, por Dios!


En cuanto mis pies volvieron a tocar el suelo firme, quería volver a subir y bajarme mil veces más, pero no había tiempo, solo le quedaban a tres chicos más subir y luego teníamos que irnos a casa. Esperaba que al día siguiente pudiéramos volver, pero todo el tinglado estaba desmontado al día siguiente, era algo muy esporádico, de hecho ese día nos tocó ir a la pileta de Manlleu. Quedábamos los de las 9am en el pabellón, dónde al acercarse las 10am nos íbamos caminando por el paseo del Ter hasta el embarcador, girar a la calle que va directamente a las piletas y allí nos encontraríamos con los demás compañeros que entraban una hora más tarde.

La pileta de verano era muy distinto a la de invierno, la pileta era la misma, solo que le quitaban el globito que le ponían para el invierno, y en vez de cambiarte en los vestuarios, venías de casa con el biquini, agarrabas tu toalla la ponías en el césped, y luego podías bañarte en cualquier lado de la pileta, porque eliminaban incluso los carriles que normalmente en invierno estaban para los abonados. Tampoco no era necesario ducharse después de bañarse, te ponías la misma ropa y te ibas a tu casa sin problemas. ¡Todo eran ventajas!

En el grupo en el que me encontraba había mucha gente de Torelló, también del colegio Pompeu Fabra, pero de mi colegio no había casi nadie de la clase, si que estaba Xevi y alguien más pero la gran mayoría eran de la clase del C, como por ejemplo Carlos y Valentino. Entre estos compañeros hice amistades de gente de Torelló y una chica llamada Carolina que iba al Pompeu y que además era muy buena amiga de mi prima Sofia que al parecer, le caí muy bien desde siempre. Así que en la pileta me iba con este pequeño grupito, para jugar a cartas, contarnos chismes y bañarnos juntos, incluso comprábamos Chuches en la tienda del mismo recinto y las compartíamos con todos, entre ellos peta-Zetas y chupa-chup con cicle.

Fue un mes de Julio muy bonito, allí supe lo que era tener amigos que te aceptaban sin juicios, además que seguía pensando que si hubiese sido aceptada des del parvulario en el Pompeu quizás no hubiera sufrido Bullying, porque la mayoría de amistades de ese Casal de Verano eran de allí y se veían que tenían un noble corazoncito. Recuerdo perfectamente que una de las chicas que se convirtieron en mejores amigas de verano se llamaba Julieta, era más alta, llevaba gafas azules, como yo, que hacía pocos meses me habían hecho estudios y me dijeron que tenía miopía y me tuve que poner gafas (que sigo llevando ahora con casi 30 años). Solía llevar la cabeza llena de trenzas, era una chica fantástica siempre estaba allí para cualquier cosa y de hecho me levantaba con muchas ganas todos los días para ir a ese Casal, no había deberes, pero unas amistades muy bonitas. Solo pasaba el tiempo solo, cuando las esperaba a las 10 am, era el único momento en que jugaba con Uriel, él cuando me veía socializar solía pasar a un tercer plano.

Durante ese mes, fuimos a la pileta todas las semanas, incluso mientras que preparábamos los espectáculos de magia y actuaciones de circo como malabares, que participé en la función haciendo malabares con tres pelotas de pienso de animales con globitos rotos, pero finalmente ese espectáculo no salió a la luz y eliminaron el número y los que hacíamos circo, nos tuvieron que reubicar. Mientras que lo hacían, fuimos invitados a un programa de radio local en Manlleu, dónde se hacía el anuncio oficial del espectáculo que se hacía públicamente con entradas pagando en el pabellón el último viernes del mes de Julio. Recuerdo que me hicieron poner los cascos delante del micrófono y tuve que responder algunas preguntas del entrevistador.

Es fue mi primera entrevista en público que hice, era difícil para mí porque a esa edad era muy tímida, pero me habían elegido para que contase lo que iba a pasar ese día del espectáculo sin revelar los secretos del evento. Fui con los monitores y dos compañeros más, que a ellos les tocó decir el precio de las entradas, valían 7€ cada una y se tenían que comprar en el momento del espectáculo.

-        Hoy tenemos en exclusiva a unos amigos que van a explicarnos en qué consiste el espectáculo de magia y circo que verán el próximo viernes en el pabellón de Manlleu a las cinco de la tarde. Con todos nosotros, tenemos a Laia Galí, una de las niñas de nueve años que participará en el evento y que ha venido a explicarnos más sobre él. ¡Buenos días, Laia!- dijo el entrevistador.

-        ¡Buen día!- respondí con algo de timidez.

La entrevista no era gravada, era en directo, pero se grababa igualmente para emitirlo en diferido en otra franja horaria.

-        ¿Qué vas a estar haciendo durante el espectáculo, Laia?- me preguntó.

-        Intentaré que el espectáculo salgo como debe ser, preparando los objetos que se van a usar en los shows y además, voy a estar vendiendo palomitas antes de que empiece todo.- le expliqué.

-        ¡Genial! Así que eres una de las técnicas que van a preparar cada escena, ¿verdad?- me preguntó.

-        Si, así es. En un principio teníamos pensado hacer un show, pero al final por falta de tiempo, nos lo eliminaron y haremos este otro trabajo, que aunque no es lo mismo que salir a escena, pero es muy importante, porque sin los técnicos no se podría hacer una obra de teatro ¿no lo crees?- le dije.

-        Así es, Laia. La parte técnica también es muy importante, me alegro mucho que nos lo cuentes.- seguía el entrevistador.

La entrevista duró una hora, no recuerdo toda la conversación pero fue una experiencia muy bonita, lástima que en ese tiempo y por las veces que el colegio me tenía tan ridiculizada por mi voz, no quería escucharme contestar ninguna pregunta una vez lo pusieran en redifusión. (Estuve con este problema hasta que me abrí el canal de Youtube y empecé a hacer videos).

Cuando quedaban dos días para el show, la actividad del jueves era especial, teníamos que venir en bicicleta, porque haríamos una excursión en cleta. Parecía algo muy especial y morboso, porque nunca había hecho una excursión en grupo de esta forma, recuerdo que mi padre me llevó hasta el pabellón usando su cleta de mayor y muy antigua que tenía más de vente años, para que así me pudiera ubicar hasta llegar al punto de encuentro.

Mi cleta era algo diferente a los demás, que ya iban con otras más grandes, yo en cambio aún iba con la cleta de cuando me regalaron con seis o siete años, ya sin ruedines, pero me sentía algo desfasada, porque era la única que iba con una cleta de pequeños. Pero no me importó tanto la verdad, a las diez de la mañana empezó la excursión con una gran ilusión increíble, por lo visto subiríamos el Poquí por un camino diferente que no era muy normal subir y así hacía la excursión algo más largo.

La subida al Poquí fue bastante difícil, el terreno en si estaba asfaltado pero las lomas con curvas lo llevaba bastante mal, yo estaba acostumbrada a ir por el paseo del Ter que todo era plano y con muy pocas curvas. Así que empecé estando en medio de todos y finalicé la primera etapa yendo con la Alicia la monitora del final para que ningún niño se perdiera, con una cleta para pequeño tenía que darle al pedal el doble… Era como si pusieras a Alberto Contador a hacer una etapa del Tour de Francia con un triciclo, ya verían como lo intentaría, eso si, sino se matase por el camino porque ¡vaya tela!


Llegué a la primera parada casi sacando el estómago por la boca, ahora entendía porque los perros sacaban la lengua cada vez que subían lomas, me sentía en ese momento uno de ellos. Los demás compañeros ya habían terminado de desayunar y yo tenía que empezar, tardamos cuarenta minutos en llegar allí y después seguiríamos, aunque yo me sentía algo mareada, quizás por la subida, por el esfuerzo o simplemente por el lugar de descanso, una ermita abandonada que tenía una energía muy rara y densa. No me entró el desayuno, solo el zumito que mi padre me había puesto en la bolsa, un zumito de melocotón.

Para la siguiente etapa, dejábamos atrás el Poquí y ya no sabía dónde estábamos, pero todo era subida, loma, curva y más loma, ¿íbamos al cielo? Porque no íbamos mal encaminados. Me sigo acordando de esa dura etapa, solo deseaba parar para volver a bajar, aunque me daba más miedo la bajada que la subida, la verdad. El Pelado se pasó con la ruta, ¡madre mía! No sé qué se pensaban qué eran los demás, pero a mi la motivación se me escapó nada más subir la primera loma y no la volví a recuperar, durante todo el trayecto me estaba preguntando todo el tiempo “¿qué carajo hago aquí arriba dejándome la piel, la lengua y la sesera?”. Notaba de vez en cuando esa mano encima de mi espalda, la que me reconfortaba en cada subida, el arcángel Uriel apoyándome a que no dejase de pedalear en ningún momento que arriba habría un cajón de oro o algo así para seguir adelante.

En cuanto llegamos a la parada, casi le rezaba a Dios, de algún modo ya lo intuía que estaría descansando bajo algún seto el mismo Dios para decirme que me he matado por el camino. Fue llegar, dejar la cleta así como sin cariño en el suelo y sentarme, entonces el Pelado se levantó y ¡ala ahora tocaba bajarlo todo! Los demás agarraron sus cletas y bajaban como si la corriente se lo llevasen gritando de alegría, yo me quedé, aún no tenía aliento ni para reconocerme si seguía en esta vida o había pasado al más allá.

¡Joder cuando vi la loma al revés, de bajada esta vez! No tengo cojones, pero los noté… Agarré la cleta, me subí, me quedé con los pies en el piso intentando agarrar los cojones que fuesen para lanzarme y seguir la excursión. Además hacía mucho calor, bebí un poco de agua, me dolían las orejas por el casco que me los presionaba.

-        ¡Vamos Laia!- gritaba la Alicia.

Conté hasta tres, y me lancé.

Pero había un problema.

Cuando quería frenar para ir más despacio.

Los frenos.

Dejaron de funcionar…

Recomendación: For KING & COUNTRY - grupo de música spotyfi.

HR.

HERO&Corporation.

 

martes, noviembre 22, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 163 [2T]

 

Metí la cabeza debajo del agua, intentando que mis pensamientos se callaran y sentir al mismo tiempo la calma que a veces el agua te puede hacer sentir, pero solo escuchaba el latido del corazón y me venían imágenes de ciertos momentos vividos con Gabriel. Abrí los ojos debajo del agua y lo vi allí tan tranquilo buceando hacia las profundidades y haciéndome señales para que le acompañase. Pero yo simplemente me quedaba allí sentadita en el fondo, tocando el culito en el piso de la pileta, esperando a que el universo tuviera una idea mejor que seguirle siempre a Gabriel.

Salí al cabo de poco tiempo para respirar pero en vez de quedarme más en el agua, me fui a buscar la escalerilla y me fui a la toalla, Uriel estaba echado boca abajo al lado de mi toalla (se había puesto la suya desde su respectiva dimensión). Me senté y finalmente me tumbé también boca abajo en mi toalla, cerré los ojos y me relajé. Hasta que sentía que algo me hacía cosquillas en la nariz, en más de una ocasión me froté la nariz para que parara pero no había forma, pensé que era una mosca cojonera, pero al abrir los ojos, vi a Gabriel que jugaba con mi nariz con un trocito de césped que había cortado con sus manos. Le miré arrugando la frente, mientras que él sonreía todo mojado, simplemente gruñí y giré la cabeza, volví a cerrar los ojos y a relajarme.

-        ¡No te enojes conmigo, Laia! Solo quería jugar… ¿no te aburres? – insistía Gabriel.

Lo ignoré. Entonces noté una cabeza encima de mi espalda, abrí de nuevo los ojos y vi a Uriel sentado a mi lado encima de su toalla, solo podía significar una cosa, Gabriel estaba reposando su dulce cabecita encima de mi espalda. En vez de decirle nada, con el dedo índice empecé a tocarle las narices, poniendo el dedo en su oreja o donde fuera, eso le molestaba y empezó una pelea tonta muy divertida que no pude evitar reírme, ignorando que estaba rodeada de personas no dimensionales.


Gabriel retiró su cabeza y empezó a hacerme cosquillas, en plan guerra de ataque, yo sin querer me giré y me empecé a retorcerme riéndome intentando no hacerlo muy alto, porque no quería que me viesen teniendo un ataque de risa yo solita.

-        ¡Ahora te vas a enterar!- dijo Gabriel gracioso haciéndome cosquillas como si fuese el rey.

¡Ay no podía aguantarme!

-        ¡Laia, ¿quieres jugar a la pelota en el agua con nosotros?!- me preguntó una chica.

-        ¡Si, voy!- dije para escapar de las garras de Gabriel.

Esas colonias eran muy divertidas, pero a la hora de dormir tenía pesadillas, veía a un señor con la piel tostada, con un turbante que no paraba de pronunciar mi nombre “Flor de Lys”, me miraba de malas formas, como si quisiese algo de mí que yo no le quería compartir. Todas las noches, me despertaba un par de veces, hasta que le decía a Gabriel que subiera a la litera de arriba conmigo, solo así, se me pasaban. No se me repetía la misma pesadilla durante las tres noches, sino que tenía como continuación.

La verdad es que a mí como mucho, se me habrá repetido un sueño dos veces en 29 años que llevo actualmente viviendo en esta encarnación. Por eso, esas pesadillas no eran sueños sin importancia, eran algo mucho más que debía averiguar. Para hacerlo sabía exactamente qué tenía que hacer, si la tierra llama a mí espíritu, yo me tengo que entregar a ella, por ende lo que hice fue ir a la fuente de agua que había a un lado de la finca, entonces llevé dos piedras que encontré en el camino por el bosque que hicimos esa mañana, me agaché y con las manos agarré tierra del suelo y arranqué un par de pétalos de una planta.

Primero de todo, encendí la fuente y me lavé las manos, después me bendecí los Chakras, solo los del espíritu, es decir: Corona, 3r ojo y Garganta. Con la arena en una mano, agarré agua con la boca y escupí encima de la mano, al quedarme la mano bañadas en fango, me dispuse a pintarme una espiral (en el sentido contrario de las agujas del reloj) en la zona del 3r ojo, con la otra mano agarré una piedra y me la puse encima de la cabeza y con la otra piedra la mantuve en la mano derecha, en la otra mano agarré los pétalos. Cerré los ojos y respiré profundamente seis veces, empecé a escuchar pájaros cantar, incluso escuchaba pájaros que no solían estar en ese tiempo por allí, estaba funcionando.

-        Eres la aguja que marca el tiempo, pero en tus alas veo espacios sin sentido pero conectados…- decía una voz suave de mujer que nunca había escuchado, como si fueran los mismos pájaros quienes estuviesen hablando.- Si en este viaje estás preparado, hacía atrás debes saber y hacia adelante debes retroceder- decía la voz.

Entonces, me centré en la pesadilla, la cara de quién solía decir mí nombre. Por un instante perdí el equilibrio pero lo recuperé enseguida, estaba de pie, pero tenía la sensación de que estaba sentada, con los pies cruzados. Me estaba induciendo automáticamente una especie de regresión a vidas pasadas sin un guía que fuese una persona, sino a través del canto de los pájaros, la naturaleza es nuestra gran maestra que nos invita a sentirla dentro de nosotros, si permitimos su intromisión.

Empecé a ver un desierto, hacía mucho calor, casi no podía respirar, vi rocas apiladas de color rojo que parecía el planeta Marte. Caminaba sin sentido, sin saber a dónde, pero tenía que hacerlo, aunque fuesen llevando unas botas de piel, una falta muy corta y un top demasiado ceñido, era una mujer de veinte años aproximadamente, con el pelo color negro con unas trenzas a los lados, en la cabeza llevaba una joya de oro, que fomentaba el poder de la visión de la naturaleza.

De repente escuché el crepitar de una hoguera, y un calor repentino en pleno desierto en la oscura noche me abrazó.

-        ¡Llegas a tiempo para la historia, Flor de Lys!- una voz que provenía de detrás de mí me estaba hablando, me giré rápidamente y vi a un señor mayor con el pelo canoso y largo y una pluma en la cabeza que estaba mirando fijamente la hoguera.- Ven, acompáñame…- insistía.

-        ¿Quién eres tú?- le dije.

-        Yo soy el Maestro Águila.- respondió.

Automáticamente me senté, aunque estaba algo impresionada, me senté a su izquierda sin dejar de mirarle.

-        ¿Conoces la historia de los lobos?- me preguntó el Maestro.

-        No, lo siento.- respondí.

-        Dicen las historias antiguas, que cuando un humano es capaz de ver a los ojos del lobo alfa, se le entrega el honor de ser parte de la pachamama. Un verdadero lobo, cuida del hogar en el que habita, cuida de los suyos y para los demás. El lobo es el emblema de los indios nativos de estas tierras, aunque nuestras voces se hayan callado al derramar nuestra sangre, siguen estando en las miradas del lobo alfa que habita estas llanuras. Donde el hombre blanco más tema, más que a un oso. – hizo una pequeña pausa para admirar por un momento las estrellas, en cuanto miré hacia el cielo, un conjunto de estrellas se habían dibujado en el firmamento en forma de lobo gigantesco.- Nuestros cuerpos fueron calcinados por la huella blanca, pero nuestras voces siguen aquí, si escuchas a las piedras, te cantarán sus cánticos, si abrazas a un árbol, sentirás sus sentimientos, y si ves a un lobo reflejarse en ti, nos verás unidos en un mismo punto.- terminó.

Abrí los ojos con fuerza, el latido de mi corazón se alzó tanto que pensaba que estaba a punto de morir, la respiración se me aceleró sin motivo, hasta que me di cuenta que había vuelto a la casa de campo de colonias. Esa pesadilla terminó en cuanto conecté con el Maestro Águila, seguía sin entender porque me llamaba de esa forma, pero en primera instancia pensé que lo hacía para seguir el juego de noche que se habían inventado los monitores.

En el momento en que bajamos de nuevo por el caminito hacia buscar el autobús para volver a Manlleu, hubo un momento en que me quedé sola en el camino, un viento extraño se presentó justo detrás de mí, se estampó conmigo y se quedó toqueteando las ramas de un árbol, en las ramas más altas pude ver sentado al Maestro Águila que me enseñaba su palma de la mano para saludarme, le devolví el saludo, entonces escuché que alguien venía, me giré y al volver a mirar en el árbol el Maestro había desaparecido.

Mis padres me apuntaron ese verano en el anigami, lo que fuese para no estar haciendo cuadernitos de verano, mientras que a fuera hiciese días espléndidos y muy largos para poder disfrutarlos al máximo. Recuerdo que les exigí eso exactamente, que no tuviese que hacer tarea, y lo encontraron a buen precio por lo visto. Todas las mañanas, mi padre me despertaba a las ocho de la mañana, para prepararme, y a las nueve me dejaba en el pabellón de deportes de Manlleu.


Pero yo entraba a primera hora al igual que veinte alumnos más, ya que los demás venían a las diez de la mañana, mientras tanto podíamos estar en la sala grande jugando con las pelotas a lo que quisiéramos, yo agarraba una pelota, me iba a la pared para jugar con Uriel a chutar la pelota y si la pelota era alta, intentábamos devolverla haciendo algún pase de voleibol. En Agartha se juega mucho a un juego parecido al básquet y el vóley, no recuerdo el nombre y eso era lo qué intentábamos jugar pero también con el pie, futbol con vóley.

A las diez de la mañana, nos íbamos cada alumno con su grupo, dónde las edades estaban mezcladas, en mi caso me pusieron con los de cuarto y quinto de primaria, de tercero había muy pocos y nos tuvieron que dividir en diferentes grupos. Ese año tenía una monitora llamada Isabel (pero le llamábamos Belle) y otra que solía venir solo los viernes llamada Alicia, dos maravillas lo digo con la mano en el corazón. Nos preparamos ese mes de Julio porque el último día, haríamos una función de magia, así que aprendimos a hacer trucos de magia y a hacer cosas relacionadas con el circo, nos enseñaron a hacer pelotas de malabares con pienso de pájaro y globitos (allí fue cuando aprendí a hacer malabares).

También nos enseñaron a sacar conejitos de la chistera, elevarse con una sábana encima, sacar un ramo de flores de la chaqueta,… trucos muy baratos que no tenían nada que ver con la magia que se hacía en Agartha. Allí aprendí a escalar, de hecho el primer día que lo hice, aunque sabía que estaba atada y que no me pasaría nada, en un momento dado me dio para ver para abajo y me vino un miedo. ¡Madre mía! ¡Cerré los ojos y todo! Me detuve en seco, mientras que escuchaba al monitor que curiosamente se llamaba Pep, pero no era el mismo del Tripijoc, por eso le llamaremos Pelado, para no confundirlos.

-        ¡Vamos Laia, casi llegas arriba!- gritaba el Pelado, él estaba arriba del todo que había una plataforma para que así me pudiese enganchar y bajar por la tirolina (que eso era lo que más me motivaba en subir una pared con rocas).

-        ¡Ay, está muy alto!- susurré aferrándome a las rocas con todas mis fuerzas.

-        Mi amor, ¡vamos, tú puedes!- decía Uriel, estaba volando a mi derecha, abrí los ojos para mirarlo.

-        ¡Es que yo no tengo alas como tú, Dary!- le dije enojada pero miedosa.

-        ¿Qué tendrá que ver en que estés a más de diez metros de altura atada con cuerdas a dos monitores y aferrada a la pared de rocas, con saber volar?- se burló Uriel.

Le di un guantazo en la cara con una de mis manos, se escuchó el ruido pero solo entre nosotros, Uriel se quedó mudo con la mano encima de su mejilla haciendo una mueca de dolor.

Recomendación: Frozen II - Película Disney+

HR.

HERO&Corporation.

 

miércoles, noviembre 16, 2022

Dentro De Mí Espíritu

 

¿Alguna vez habéis viajado dentro de vuestro espíritu en alguna meditación muy profunda, en un baile ancestral o directamente a través de los sueños? Cuanta más conciencia vayas activando dentro de vosotros, mayor será la capacidad que tendréis para poder viajar a cualquier parte de vuestro SER interno, y también a cualquier parte del mundo EXTERNO. Empezar a conocerse a uno mismo, no es intentar averiguar si realmente te gustan los macarrones con queso gratinado, es descubrir todo tú mundo y responder a las preguntas que la humanidad se ha hecho durante mucho tiempo ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿A dónde voy?

Hemos pensado que estas preguntas son complicadas de poder responder in situ, algunas personas piensan que las respuestas llegarán cuando tengamos el primer encuentro con nuestros vecinos estelares. Es decir, que una civilización externa, nos tendrá que decir ¿qué cuernos hacemos aquí realmente? Pero yo siento que no es muy fiable, confiar en que esa civilización deba decirnos de dónde venimos, porque ¿y si ellos tampoco lo saben y han venido a nosotros para preguntarnos lo mismo?


Durante eones, hemos pecado de ser monoteístas, en el sentido de que la alabanza a Dios nos hace ser mediocres ante su imagen, pensando que siempre debe haber alguien guiándonos y que nosotros les debemos respeto y lealtad, pero a su vez, me desprecio a mí mismo porque yo no soy un rey, un líder o un dios. Debéis recordar que todos salimos del mismo lugar, todos pasamos por el nacimiento, venimos del universo y al universo vamos cuando morimos, por lo tanto ¿por qué pensáis que no sois dignos de ser un dios, líder o un rey? Aquí hay que aprender a ser un personaje importante pero manteniendo el estilo humilde, es decir, una persona que entra a trabajar en una empresa y entra teniendo un cargo normal, peón de fábrica. Con el tiempo va agarrando nuevos puestos de trabajo y en veinte años, más o menos, consigue ser gerente o dueño de la fábrica. Si cuando era un peón, no tenía un lamborgini porque no tenía recursos y una vez es dueño de la fábrica se lo compra pero no invierte el dinero en aumentar salarios, en hacer las cosas más asequibles en el trabajo digamos que invertirlas en la empresa, y las invierte en tener una nueva calidad de vida, comprándose ropa de lujo y una casa a su nueva imagen, ¡A eso se le llama ser un hipócrita!

Llegar a un lugar alto en la vida que te ha costado sangre, sudor y lágrimas, no lo puedes desperdiciar solo en ti, debes confiar en los demás que han estado allí (y si no lo han estado, pues también porque como humanidad siempre te acompañan, aunque no te digan ni media palabra). Los nuevos recursos que se te dan, es para que los inviertas de forma humilde y consciente de todo lo que puedes mejorar en la calidad de vida de ti y de los demás. ¡Todos somos uno! ¡Todos venimos del útero!

El Maestro Ascendido Robert siempre me repite “Ser egoísta no sirve para los seres conscientes”, tiene razón, cuando despiertas entras en una fase de desapego a todo aquello que realmente no necesitas y te quedas con lo esencial que sí tiene un valor para ti y lo que no lo das a otros que sí lo vayan a necesitar. Un egoísta se comporta así, cuando no valora lo que tiene ni con quién lo tiene, por eso es una emoción de los dormidos, ¿habéis visto egoístas que hayan despertado la consciencia alguna vez? Vivir con humildad, respeto y libertad, son tres atributos que lo podéis conseguir si despertáis la conciencia y os atrevéis cada día a indagar más en vuestro mundo interno, cerrad los ojos para abrir los ojos del alma, porque la luz os espera y no debéis morir para alcanzarla, simplemente abrid los ojos del alma y la veréis.

El espíritu te espera con sus brazos energéticos abiertos de par en par, no le temas, porque te estarás rechazando a ti mismo. ¡Quédate ciego para poder ver lo deslumbrante y poderosa que es tú alma rebosante de luz! Eso es lo que ven mis ojos, cuando observo el mundo externo, incluso en aquellas personas que tengan días complicados y muy densos, sigo viendo sus almas rebosantes de luz, intentando lidiar con un ataque de densidad y de falta de coherencia. Llego a ellas para recordarles, que la luz es amor y el amor es la luz del espíritu que se manifiesta a través del PADRE/MADRE, lo que llamáis Dios. Porque Dios no está en un altar, está en vuestro corazón, mucho más cerca de lo que pensáis.

El pegamento que une este universo y los demás multiversos es las diferentes interpretaciones que tiene el sentimiento más importante, el amor. Este sentimiento fue creado por la familia de la creación número 25 (Los Irenkho), dónde todos ustedes le llaman árbol de la vida, entonces Dios solo se digna a recordarlo a todo el universo, porque parece ser que es fácil de olvidar cuando uno no quiere sentirlo, porque le lastimaron.

Attentamente,

Arcángel Gabriel y Laia Galí HR.

Sigue los videos de youtube, aquí:

 
Recomendación: Solo en casa 1 – Disney+

HR.

HERO&Corporation. 

sábado, noviembre 05, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulos 161 y 162 [2T]

 Hoy estamos de celebración, porque el pasado 2 de Noviembre se cumplieron tres años que publicamos esta serie de la vida con ángeles. Espero que lo disfruten con este DOBLE capítulo:

CAPÍTULO 161:

Cuando llegamos a la Masia, me quedé bastante impresionada, porque éramos los únicos que estábamos hospedados allí, por lo tanto se respiraba tanta paz y una vibración tan bonita, me sentía como en casa y eso era raro porque yo normalmente en lugares extraños no suelo sentirme bien. Sobretodo cuando tengo que pasar algunas noches allí, siempre extrañaba mi camita, mi habitación, y la privacidad. Allí todo era diferente, pero me sentía muy bien, feliz y con ganas de descubrir ese lugar para experimentar sus vibraciones y probar sobretodo la pileta que nada más verla que estaba en la entrada, se veía tan apetecible meterse un ratito.

Esta vez, la habitación era compartida con los chicos, nos dieron la más grande que tenían, había como 30 literas, los amigos empezaron a agrupar literas para poder estar todos juntos a la hora de dormir. En mi caso, con Jesús, Sergi y la Gloria, nos juntamos un par de literas, y dormimos los cuatro en la litera de arriba. Esta vez me atreví a superar mi miedo a las alturas, porque tenía barandilla y eso era muy diferente, no había escalera ni para subir ni bajar, pero ya nos espabilábamos como pudiéramos.

-        ¿La litera de arriba, Laia? – me preguntó Uriel.

-        Si, no quieres que me quede a bajo mientras que mis amigos están arriba, ¿no?- le dije.

-        Claro, comprendo. ¿Necesitas mí ayuda? – ofreció Uriel tan amable como siempre.

-        Si, ven.- le dije que viniera a los pies de la cama, él se acercó, yo me agarré de su hombro.- me voy a subir aquí, necesito que te asegures que no me caiga, ¿vale?- le dije.

-        Si, claro. ¡Apoyate en mí! – dijo Uriel, mientras me agarraba de la cintura.

Puse un pie en la barra que había a los pies de la cama de abajo, me agarré fuerte al hombro de Uriel, antes miré que nadie me mirase, para ellos me estaría agarrando a la nada, entonces él me dio un pequeño empujón y me pude agarrar a la barra de los pies de la cama de arriba, Uriel contó hasta tres y me empujó para que terminase tumbada en la cama.

-        ¿Estás herida? – preguntó preocupado por el grito que pegué por el esfuerzo.

-        ¡Estoy bien! Gracias.- le dije mientras me reía del momento.


Uriel finalmente también se rio conmigo, le vi que miraba por encima de la cama sin tener que esforzarse, era bastante alto por ser ángel. Expresamente me quedé la cama de en medio, para evitar que cayera por algún lado a la hora de dormir, a Uriel le pareció bien y no se tenía que hablar más, así que me instalé, Uriel me ayudó a colocar el saco de dormir por los pies de la cama, entonces tocaba bajar, eso era un poco más complicado. Literalmente bajé de cara, pero se me resbaló el pie en la barra de abajo y terminé en los brazos de Uriel que me agarraron al vuelo y enseguida me puso con los pies en el suelo. Ambos miramos a los lados para saber si alguien nos había visto, por suerte nadie se percató de ello.

-        Debemos mejorar la bajada, mi amor. – comentó.

Le dije que si con la cabeza, pero volví a reírme.

-        Vigila cuando bajes, mejor de culo, Laia.- decía la monitora Esther, que se había instalado unas cuantas literas hacia la derecha, pero en la parte de abajo.

Cuando la vi tuve mi momento de Tierra Tragame, porque me habría visto “volar” unos segundos sin motivos. Ni sabía que ella había venido también a acompañarnos ese año, así que me acerqué a ella, que estaba sentada en su cama ya con el saco de dormir colocado y el neceser encima de la mesilla de noche. Me miró con sus ojos verdes con una media sonrisa, inclinando la cabeza hacia un lado.

-        ¿Qué haces aquí?- le pregunté.

-        Repito como tú, ¿no te alegras de tenerme?- dijo Esther.

-        Si, claro que si.- le respondí con una sonrisa, ella se levantó y nos dimos un abrazo, ya le había sacado unos centímetros, nos dimos dos besos.

Solo la veía en las colonias pero no sé, la sensación que tenía con ella era de muy familiar, pero no sabía muy bien porqué. En ningún momento hablamos de nada de ángeles, Agartha o maestros, pero tenía la sensación de que ella sabía cosas de estas. La verdad es que Esther era todo un misterio, porque nunca supe su apellido para buscarla ahora en estos tiempos en redes sociales, de hecho solo esperaba volver a encontrarla cuando nos íbamos de colonias, y siempre venía, como si escuchase mis pensamientos. ¡Era mágico!

-        Ya debes tener pensado unos cuantos cuentos de terror para contar estos días, ¿no?- le pregunté.

-        Si, tengo uno que les gustará mucho.- respondió con mucha intriga.

-        Estoy deseando escucharla.- dije con una sonrisa, mientras que ella seguía desvalijando la maleta.

-        ¿Sabes dónde está el baño?- me preguntó.

-        Si, es la puerta de allí. También es mixto.- le informé.

-        Vale, ¡gracias!- dijo, agarró su neceser y se fue al baño.

La lectura de las normas fue en el patio central, que era el patio que te encontrabas nada más entrar, las habitaciones estaban bajando una bajada, debajo de un pequeño puente antiguo de rocas que era la entrada al comedor. Molaba mucho ese lugar, porque era ideal para los juegos de terror de la noche, la casa era antigua pero daban ganas de jugar en sus recovecos. Como era tradicional, con la lectura de las normas, que eran las mismas que las del año pasado, pileta todo el día, caminata después de desayunar, cuento de terror al terminar de almorzar, merendar en la pileta y cenar, tras eso el juego de noche monotemático pero de terror. Nos repartieron napolitanas de chocolate, que estaban muy buenas.

Al finalizar, nos enseñaron algunos lugares del complejo, dónde había una especie de jardín bajo la copa de los árboles, había una fuente de agua pero que no estaba dada la llave para evitar malentendidos como el año anterior. En un pequeño porche bajo las ramas de los árboles que hacían como un tipo de entramado tan bonito que daba sombra, allí nos sentamos en los bancos de piedra para jugar a un juego todos juntos en corro, primero jugamos al teléfono escacharrado, después Pep sacó una pelota y jugamos a la bomba, y finalmente nos pusimos a jugar al pobre gatito.

Uno se ponía en medio y buscaba a alguien, se acercaba a esa persona y le tenía que maullar como un gatito, se suponía que no tenías que reírte, era una prueba de resistencia quién se reía tenía que parar y si no te reías, la persona que estaba en medio le volvía a tocar. Cuando te maullaban, tú tenías que “acariciar” la cabeza de la persona y decirle “pobre gatito” te lo repetía tres veces, y tú no podías reírte ni una vez, sino perdías.

Cuando ya todos les había tocado, a mi ni una vez, me habían venido a hacerlo pero me había mantenido fría como un témpano. Finalmente lo intentaron de nuevo, como insistiendo y yo, seguía sin reírme.

-        ¡No puede ser que ganes esto!- decía Pep indignado.

-        Si soy buena, ¿qué se le va a hacer?- le dije.

-        ¡No, no y no! ¡Ya sé! ¿por qué no se lo hacemos todos a ver si se ríe?- propuso Pep.

Todos los compañeros se levantaron mirándome, se vinieron hacia a mí, eso en vez de hacer gracia, asustaba. No sabía si salir a correr o prepararme un contra ataque… noté la mano de Uriel que le toqué sin querer detrás de mí, y me dio un empujón hacia adelante. En todo momento tenía que mantenerme fría como el hielo, así que todos maullaron al contar tres y yo con la mano y sin mostrar ni una emoción dije “pobres gatitos”.

-        ¡No, no puede ser!- decía la Esther y Pep a la vez indignados.

Lo volvieron a hacer, y yo dije el mismo resultado, hasta una tercera vez… pero al final les miré a los ojos respondí igual, y al terminar, me reí.

-        ¡Se acabó el juego!- dijo Pep.

-        ¿Cuál es tú truco?- me preguntó la Esther.

-        Imaginarse cosas horribles.- respondí.

-        ¡Acabáramos!- comentó la Esther sorprendida.

Esta vez no había ninguna indicación para enseñarles a los compañeros a ser un buen equilibrador de emociones, sino que fui yo que quería retarlos y ganarles. Nunca me daba el privilegio de intentarlo, siempre tenía ganas de hacer otras cosas, pero este juego me apetecía jugar bien, y gané.

En el momento en que volvimos al patio central, noté una brisa inexplicable detrás de mí, me giré y vi a Gabriel que todavía no había entrada en la plaza, me señalizó con el dedo para que fuera con él, como estaba sola, miré a los demás que iban delante.

-        ¡Vayan, ahora les alcanzo!- les dije.

-        Ok.- dijeron los demás.

Me fui con Gabriel, me agarró de las manos con fuerza y me tiró hacia él, me quedé de espaldas a la pared de rocas viejas, dónde estaba la sala de baile.

-        Hola Gabriel,…- le dije pero cuando le vi la cara de preocupado.- ¿Todo bien?- le pregunté.

-        No, esta noche debes acompañarme a un lugar, es urgente ¿vale? – dijo arrugando la frente, sus ojos verdes estaban demasiado cerca de mí cara.

-        ¿Qué pasa?- le insistí.

-        Mi hermano, el arcángel Miguel ha convocado una reunión, dónde tú y yo debemos acudir sin excusas. – explicó Gabriel.

-        Pero si estoy de vacaciones…- le repetí.

-        Lo sé, pero es urgente. Le he dicho que iríamos sin falta, ¿de acuerdo? – dijo Gabriel.

-        Ok, nunca he estado en las reuniones de la Orden, pero ¿tú porque debes ir si ya no trabajar en ella?- le pregunté arrugando la frente.

-        No es una reunión de la Orden, Laia. ¿Te acuerdas ya de dónde vienes o todavía está confuso eso? – preguntó curioso, inclinó la cabeza a un lado mirándome directamente a los ojos, llevándose una de las manos a la barbilla.

-        No entiendo la pregunta.- le respondí arqueando las cejas.

-        Vale, ya veo que sigue confuso… entonces solo puedo decirte que debes ir conmigo, es algo sobre tu origen. – dijo.

-        ¿Mi origen? ¿De qué?- le dije.

-        ¡Ay niñita… de tú origen universal! ¿De qué crees que te estoy hablando? – dijo refunfuñando poniendo los ojos en blanco un segundo.

Preferí no decirle nada, porque acabaríamos peleados, porque en ese momento lo único que sabía de mí origen universal era que había encarnado en la Atlántida, pero claro eso solo era una gota de polvo de todas las vidas que llevo en la espalda cargando constantemente. En la actualidad de este año 2022, son un total de 88 vidas, pero quién sabe si en unas horas recuerdo alguna más y el número parece que crece por momentos, eso sí, soy más vieja que el padre tiempo, pero si es estando al lado de los arcángeles, volvería a firmar para volver a hacerlo.

Después de cenar, me fui a la habitación a buscar la linterna porque en breve tocaba saber qué historia de terror tendríamos este año como juegos de noche. Nos reunimos todos con nuestras linternas en el patio central. Las luces estaban apagadas expresamente para crear ese ambiente de terror, nos sentamos en corro para escuchar la historia…

-        Este mismo lugar dónde estamos sentados ahora, hace mucho, mucho tiempo, vivía una aldea India que desapareció misteriosamente.- empezó a explicar Pep.

CAPÍTULO 162:

La historia me gustó mucho, al principio no daba mucho miedo, pero todo el tema de los indios americanos siempre me ha gustado mucho, pero no entendía porque, ya que las películas del oeste o antiguas sobre nativos americanos, siempre me aburrían. Pero era como si me atrapase, como si de alguna forma me digese mi corazón que yo había estado allí en ese tiempo, ¿podría ser una vida anterior? No lo sé, porque ya con nueve años dejé de recordar, no tenía imágenes que perteneciesen a otro tiempo-espacio, pero si la sensación aquella de que eso que acababa de conocer, ya lo conocía de antes.

-        Durante estos días aquí, cuando sea el momento del juego de noche, se tendrán que poner estos collares que les hemos preparados, cada uno de ustedes tienen un nombre, que durante el juego deberán llamarse así y olvidar por unas horas su nombre de este tiempo.- informó la Maribel.

Empezaron a llamarnos por turnos, a cada uno les regalaban un collar de cartulina con un nombre, cuando me tocó a mí, me quedé bastante satisfecha por el nombre que llevaba mi collar: Flor de Lys. No recibí ninguna imagen pero el corazón latió con mucha fuerza que casi se me escapaban las lágrimas, en ese momento no sabía que este nombre es en realidad mi nombre universal, sé que los del Tripijoc tampoco lo sabían, así que todo fue fruto de un chiste del propio universo, ya saben, de aquellos que a veces hace y solo los locos entienden y se ponen a reír. Pues me pasó así, sin saber porque en ese momento, como no recordaba mi nombre universal, el universo me contó un chiste de los suyos, que yo no entendí hasta que no cumplí 23 años.

Cuando la gente durante esas colonias me llamaban por el nombre del juego, era increíble lo bien que reaccionaba al nombre, es decir, para nada me vi forzada a girarme si decían Flor de Lys en vez de Laia, era como si mi cuerpo y mi espíritu ya reconocieran ese nombre de forma tan natural, que era impresionante. Como ya les he compartido, no tenía imágenes del pasado, pero si que en los “sueños”, empecé a tener cosas muy raras durante las noches allí, tres noches y las tres con pesadillas…

Escuchaba de fondo el nombre de Flor de Lys que lo iba diciendo en plan ECO casi durante todo el tiempo que duraba el sueño, pero siempre era la misma voz que identifiqué, y fue la del Chico de Ojos Verdes. Entonces aparecía en medio de una batalla, yo siendo hombre con armadura y espada de metal, matando a gente que intentaban matarme también con espadas. Después sentía un latido muy fuerte y estaba navegando en una pequeña canoa por una selva en un día soleado, llevaba un traje de mujer en plan Azteca y remaba con intensidad, mientras que detrás de mí sentía la presencia del Chico de Ojos Verdes que me acompañaba.

Después del siguiente latido fuerte, me encontraba en medio de un campo nevado, volvía a ser hombre, llevaba en mis hombros la piel de un animal muy peludos, parecido a un oso, miraba encima de una colina, una aldea que estaba muy cerca de nosotros, a mi derecha estaba el Chico de ojos verdes, vestido casi igual con el escudo en una mano y la otra una maza. Más tarde, volvía a ser soleado, era una mujer, me encontraba navegando de nuevo encima de un colchón por una especie de canal con muchas flores azules flotando, de fondo escuchaba una guitarra, me giraba y allí estaba el Chico de Ojos Verdes cantándome una canción en Arcturiano.

Después, volvía a ser hombre y me estaba bañando en una especie de baños públicos, llevaba una toalla tapando mis partes nobles, en la piscina estaba sola, pero escuchaba unos pasos que venían de atrás, y enseguida daba un salto y se tiraba desnudo a la piscina, al sacar la cabeza del agua, reconocí al Chico de Ojos Verdes que venía nadando hacia a mí, mientras que yo comía un pequeño racimo de uva recostado en las escaleras de mármol de la piscina. Después, hacía mucho frío, estaba en la cubierta de un gran barco que estaba algo inclinado de la popa, escuchaba gritos por todas partes y mi nombre resonaba con mucha fuerza en mi cabeza, el Chico de Ojos Verdes vestido con chaqué me agarraba de la mano con fuerza y tiraba de mí, intentábamos bajar las escaleras para irnos a nuestros camarotes, dejar los chalecos salvavidas, tumbarnos en la cama y esperar…


Me desperté de golpe y casi no podía respirar, me incorporé, aún estaban durmiendo los demás, pero el Sol ya había salido, me fui a los pies de la cama para buscar a Uriel, en vez de eso, me encontré aún a Gabriel conmigo, le agarré de la mano y le indiqué que subiera a la cama de arriba conmigo, él simplemente acató mis normas. Gabriel se tumbó en la cama, nadie más lo podía ver, así que no había ningún problema, pero él no se quiso poner debajo del saco y me abrazó, yo me aferré a su cintura colocando mi cabeza encima de su pechito, así conseguí volver a dormir un par de horitas más, mientras notaba como me acariciaba el pelo.

En cuanto terminamos de desayunar nos fuimos todos juntos ya con el bañador puesto a hacer una caminata por el bosque para ayudar a hacer la digestión, Uriel estaba conmigo, mientras que veía a Gabriel volar a mucha altura que a veces se podía confundir perfectamente con un avión.

-        ¿Qué te ha pasado esta noche? Gabriel me ha dicho que le has pedido que te abrazara. – preguntó Uriel preocupado como siempre por mí.

-        He tenido unos sueños muy raros.- le confesé.

-        ¿Quieres hablar de ello? – preguntó inquietado.

Dije que no con la cabeza y simplemente se quedó callado caminando a mi izquierda.

-        Tengo miedo.- le susurré.

-        ¿De qué? – respondió Uriel.

-        De equivocarme con Gabriel. Él está muy unido a mí y me gusta mucho su compañía, pero siempre que tengo recuerdos, no le recuerdo a él, sino al Chico. ¿Y si me estoy equivocando?- confesé.

-        ¿Sabes lo que representa cuando recuerdas a alguien en tu cabeza aunque no concuerde en el tiempo-espacio? – preguntó mientras que mostraba una ligera sonrisa.

-        Si, que el Chico de Ojos Verdes es el amor de mi vida.- respondí, algo preocupada.

-        Un recuerdo es en realidad una pequeña imagen fragmentada en mil pedazos, que a su vez se transforma en pequeñas ondas de vibración que vibran igual, para que ese recuerdo tenga lugar. Una imagen solo es el eco de una vibración que a pesar del tiempo y el espacio, sigue unido a ti allá donde vayas, entonces la pregunta es esta, ¿qué es más importante, la imagen o la vibración? – me preguntó Uriel, volvía sus enseñanzas que hacía tiempo no sacaba a pasear y esos ratitos los apreciaba tanto que me quedé escuchándole con toda la atención del mundo.

Me quedé pensando en la pregunta, entendía lo que decía, pero no sabía qué podía responder. Una imagen vale más que mil palabras, pero ¿y una vibración cuánto vale en realidad? Aprendí en IÓN a valorar el sentido de la ley de vibración, que dice así: cualquier objeto, ser o lugar, nos une en vibración constante, a pesar del tiempo y el espacio esa vibración está ligado al corazón, por ende las vibraciones son la expresión de objetos, seres o lugares que se representan en forma de sentimientos.

-        La vibración, porque a través de ella se expresan los sentimientos.- respondí.

-        ¡Has acertado, Laia! Un sentimiento es mucho más que una emoción que se exprese, puede ser todo tu mundo en tan solo la expresión de muchos sentimientos. Estos recuerdos, se unen a ti a través de sentimientos, cuando hay dolor, el recuerdo está como cortado o tiene tonos más oscuros, pero cuando es algo bonito, el recuerdo no sufre ningún corte, tiene más luz y además lo recuerdas sin poder borrarte esa sonrisa de la cara. – explicó Uriel.

-        Cada vez que recuerdo algo, aunque ya no recuerde nada nuevo, sé que hay de todo, hemos sufrido mucho, pero también hemos tenido momentos muy bonitos.- le informé.

-        ¿Y la imagen cambiaba? Me refiero a su aspecto, ¿tenía siempre la misma cara, el mismo pelo, las mismas cicatrices? – preguntó Uriel intrigado.

-        No, solo los ojos y la nariz eran siempre iguales, el resto cambiaba…- dije algo taciturno.

-        Aquí lo tienes, Laia. La respuesta que andabas buscando. – terminó Uriel.

Le miré frunciendo el ceño, intentando comprender sus palabras, pero no llegaba a ello y dije que no con la cabeza, él me estaba mirando en ese momento, sonrió aún más.

-        La imagen solo es una expresión, aquí lo que cuenta es lo que sientes. – aclaró Uriel.

Entendí que los recuerdos solo son sentimientos, y que quizás la imagen que tengo del pasado del Chico solo es una forma de hacerme recordar de lo que siento cuando estoy con la llama gemela. No me podía aferrar a la imagen, sino en el sentimiento que ofrece, porque hombres con los ojos verdes en el mundo de la 3D hay un montón, quizás un tanto por ciento menos que tengan la misma nariz, pero ¿ustedes piensan que todos los chicos de ojos verdes con la nariz pequeñita pueden ser mi llama gemela?

Este es el problema que este planeta tiene con el amor, ¿Cuántos de aquí que leen esto se han enamorado alguna vez de la voz de esa persona sin tener la obligación de ver una imagen? La humanidad se aferra tanto en que para enamorarte tiene que gustarte el físico primero y de a poco vas profundizando, lo que se vaya dejando, en vez de ir directamente a la esencia. Los ángeles quizás para muchos de ustedes no existen o aún dudan de si realmente su función social es buena o mala, pero ellos lo tienen claro como es en realidad enamorarse.

-        El amor parece complicado en esta época.- comenté.

-        Si, lo complican porque tienen miedo de sufrir el síndrome de Narciso, ¿sabes quién es? – preguntó el arcángel Uriel.

-        No.- respondí.

-        Había un dios en la mitología griega que se llamaba Narciso, que no sabía lo que era el amor, un día se encontró un espejo y al verse reflejado en él, se enamoró del reflejo de su propio espejo. – contó Uriel.

-        ¿Miedo a enamorarse de uno mismo?- pregunté al mismo tiempo que me reía a carcajada limpia.

-        Mejor dicho Laia, esta época tienen miedo de conocerse a sí mismos, para saber qué les gusta de verdad. Cuando complican las cosas, es porque el miedo tiene el control y cuando pasa esto, la libertad de expresión se tira por la ventana. – dijo Uriel también riéndose.

No entendía muy bien qué significaba enamorarse de uno mismo, pero si que tenía razón Uriel de que cuando uno está enamorado o siente algo parecido, tiene mucho miedo a cagarla y perder al ser amado. Era chiquita, pero sentía dentro mí que Gabriel era especial para mí, pero a su vez el Chico también, entonces fue cuando me pregunté a mí misma ¿Por qué ya tan chiquita debía sentir esas cosas? Siempre me he sentido extraño ajeno a los demás, pero en cuestión de sentimientos aunque era chiquita, tenía más claro lo que sentía por la gente, pero el miedo lo sentía tan vivo dentro de mí que me sentía “atrapada” sin poder ver las cadenas que me sujetaban las manos y los pies. Me sentía tan unida a Gabriel, supongo que mi pasado de haber sido algo importante tanto para él como para mí, hacía un año que me había visto a mí misma de otra vida en esa misma habitación besar a Gabriel de tal forma que sentía que éramos pareja.

El miedo me concomía por dentro, y la presión de elegir bien a su debido momento me perseguía silenciosamente todos los días hasta que tuviera la suficiente valentía como para aceptar inevitablemente su respuesta. 

PD. Vamos a tener que hacer un pequeño paron de emisión de estos capítulos porque estamos trabajando con el 11:11 así que durante dos semanas no habrá capítulo, pero quizás si que haya reflexión. 

Recomedación: La mujer del hombre que viaja en el tiempo - HBO.

HR.

HERO&Corporation.

 

Somos Familia

  Nacemos, crecemos y morimos siendo miembros de una familia. Está claro que las personas dicen que los padres no se eligen, ahora las cos...