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miércoles, mayo 21, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 219 [3T]

 

Uriel me vio triste con ganas de llorar, así que me abrazó, mientras que yo hundí mi cara en su pecho, quería llorar pero no me salían las lágrimas, notaba una presión en el pecho seguido de una sensación horrible sobre mí.

-      Me cuesta aceptar que sucedió, pero me da bronca saber que pasó, me da bronca de que yo pudiese haber evitado des del comienzo, porque eso pasó varios meses. Mi mamá me dejaba a solas con él, y a la que escuchaba la puerta de abajo cerrarse ya se había sacado el zomborrio… ¿y yo qué? Ahí incomoda… sintiéndome que no merecía darle respeto a mí cuerpo, sintiéndome sucia… intentando evitarlo a toda costa… ¿por qué no corté de raíz y le dije a mí mamá lo que sucedía?- le confesé.

-      Eras muy chiquita, te ayudamos en todo, porque él jamás te violó, solo eran besos. No sabías lo qué ocurría, mi amor. Si quieres llorar, hazlo, si es lo que necesitas soltar, pero no te culpes, no fue tú culpa, fue culpa de él que hacía eso que no debía hacerlo. – dijo Uriel.

-      Me culpo porque él nació con un retraso cognitivo de diez años, o sea, técnicamente tiene diez años más que yo biológicamente, pero mentalmente era como yo. Es decir, que cuando yo tenía seis años, él tenía diez y seis pero con la mentalidad de un niño de seis, y con las hormonas de un adolescente. Me culpo por dejarme hacer. – le dije.

-      ¿Dejarte hacer? ¡No, eso jamás, mi amor! Intentabas ponerle trabas siempre, que si los besos sin lengua, que no querías ir a tú habitación a solas con él, intentabas por todos los medios no estar a solas con él. ¿Eso es dejarte hacer? Si lo hubieras permitido, estarías lamentando algo mucho peor. Entiendo lo que le pasa a nivel cognitivo, pero él ya tiene su Karma, pero esta vez no quiero que estés sola, estaré todo el tiempo impidiendo que te quedes sin tus padres si él está, ¿de acuerdo amor? – respondió Uriel.

Acepté la ayuda, no quería estar a solas con él en ningún momento, seguía sin novia, seguía con las hormonas alteradas, aunque ya tenía veinte-cuatro años. El tren llegó, y Juanito se bajó del vagón del tren, cruzó la vía por el paso y se fue para mí contento, él esperaba sus dos besitos pero le detuve.

-      ¡Ni me toques! ¿Entendiste? ¡Si durante el tiempo en el que estás aquí, me tocas, me haces cualquier cosa, se lo diré a mis padres y te denunciaré a la policía! ¿Vale?- le amenacé.

Se quedó blanco, pero serio mirándome.

-      Sino aceptas no nos vamos.- le dije.

-      Vale.- dijo.

Respetando las distancias nos fuimos para el auto, él se subió, pero le dije a papá que quería ir caminando y me fui.

En realidad mis padres nunca supieron lo que pasó ni si ocurrió una sola vez o varias, pero sí que fue mi mamá la que nos pilló aquella vez que estaba en mi cuarto y que casi me viola, lo digo así, porque cuando llegó mamá y abrió la puerta sin llamar, él me había quitado por la fuerza la camiseta y estaba a punto de quitarme los pantalones, él casi iba desnudo también. Sé que mamá le sentó horrible y no volvió a dejarme sola con él nunca más. De hecho, ya no se volvió a quedar nunca más a dormir en casa, siempre que venía tenía que dormir en casa del tio Rafalé.


No supe gestionar bien eso, y por eso el contacto físico con los demás me era muy difícil, de repente dejé de dar abrazos y besos a la gente, incluso a la hora de saludar a familiares. Darle un beso a mi mamá, para mi era que me pidiera como si me abrazase a una bomba, no podía, pero ella quería igual y me lo hacía, así que chillaba y ella se molestaba. No era porque no la quería, sino por lo que me había sucedido. Y la otra consecuencia, fue que me enganché al porno des de los seis años, ahora hay control parental pero en ese tiempo no, solo tenías que meterte en internet cuando no estaban tus padres y ponerte a tono viendo guarradas, viendo cosas muy dark debido al trauma que tuve (he estado enganchada al porno, hasta hace un año en el 2024 me pude desenganchar al darme cuenta desde qué trauma me enganché a ello).

Desgraciadamente Juanito no tuvo basta con lo que ocurrió a los seis años, me siguió <buscando> hasta que cumplí diez años. Mis padres no supieron más de ello, porque lo hacía esta vez con más cuidado. Mi mamá no me dejaba a solas con él, mientras que él estuviera en casa, pero cuando nos íbamos a Sitges… no hacía falta ni que se fueran a comprar o algo, con el simple hecho de irse a otro terreno, ya Juanito me buscaba.

Intenté por todos los métodos no quedarme a solas, pero es que incluso si iba a buscar al Bilbo en el garaje él venía, si iba a buscar manzanas o ciruelas en los árboles del primer terreno, él venía detrás. Si quería estar en la caravana tranquila a solas y cerraba la puerta expresamente, él venía detrás. A pesar de que mi mamá le envió a dormir al dormitorio del final del pasillo, siempre se escapaba por el día a joderme… las veces que tuve que darle de hostias para que ni se acercara (ahora entiendo porque me sé defender muy bien ante una agresión sexual, a pesar de que soy de la ODSMA).

Cuando cumplí once años y llegó el verano, dejó de venir y yo me alegré mucho, pero como ya dije a los 13 años regresó. Aquella tarde, después de almorzar, estábamos a solas en el salón, pero cada uno en un sofá distinto viendo Floricienta (hacía poco que me había enganchado). Su actitud era diferente, de repente pasaba de todo, no quería hacer nada y parecía que estaba molesto, no sabía si alegrarme o mantener más la firmeza.

Un par de horas más tarde, me quise ir a dar una vuelta y pasarme por las atracciones de la feria, cuando vi al Juanito que me miraba.

-      Mamá, me voy a dar una vuelta en el río. Aprovecharé para subir al Saltamontes.- le dije.

-      Ok, a las nueve aquí.- dijo.

-      Ok.- dije, abrí la puerta pero cuando quise cerrarla Juanito la agarraba con fuerza.

-      ¿Puedo ir contigo?- dijo.

-      Mejor que no.- le susurré.

Él soltó la puerta y se la cerré en las narices, bajé corriendo las escaleras y me fui al río a pasear. Antes de subirme al Saltamontes, la mejor atracción que había (era toda grande porque ya me subía a las más fuertes), me di cuenta del costo… lo habían subido y no tenía suficiente, así que a pesar de que todavía no tenía celular, supe que estarían tomándose algo en el Nuremberg. Me regresé a Dalt Vila, los encontré en una mesa de la terraza, le pedí más dinero a papá, me lo dio pero cuando me regresé… Juanito se acopló. ¡Mierda!

El silencio nos atrapó, incluso cuando teníamos que esperar a que terminase la vuelta la atracción. Al final no quiso montarse, mejor. Me subieron con un niño, pero por suerte no era Juanito… creo que fue Gabriel porque noté su presencia en las alturas.

-      ¿Y ahora qué hacemos?- preguntó Juanito.

-      No sé. Pero yo quiero seguir dando una vuelta.- dije.

-      ¡Vale!- dijo.

-      ¿Es que no entiendes lo que te he dicho esta mañana?- le pregunté.

-      Si, no te pienso tocar más.- respondió.

-      Ok, pero eso incluye que no quiero dar ni pasar tiempo contigo. Bajo el techo de mis padres, me portaré amable contigo, pero fuera, no quiero que estés. ¿entiendes ahora?- le dije bruscamente.

-      ¿Pensaba que me querías?- dijo su tono de voz era débil, le había dolido.

-      Lo siento, pero no. No confío en ti.- le dije.

Se quedó plantado mirándome con los ojos vidriosos. Empecé a dar pasos hacia atrás, hasta que al final di media vuelta y me fui por el paseo del río hacía el embarcador. No me preocupaba que se perdiese, se conocía el camino de vuelta a la perfección, aún no eran las nueve de la noche y quise aprovecharlo.

Al pasar el puente de Can Molas por debajo, me tuve que detener a un lado, me temblaban las piernas, el corazón me iba a mil y tenía unas ganas locas de llorar. Uriel me abrazó, pero noté como Gabriel aterrizaba y se unió al abrazo, nos fuimos a sentar en los lavaderos. Estuvimos un rato ahí, el tiempo que necesité para continuar caminando como si nada. Fue de las cosas más dolorosas que he tenido que hacer, incluso actualmente mantengo las distancias con él, aunque a veces no es posible.


La noche del Serpent de Manlleu (14 de agosto del 2006), estábamos delante del puente de can molas, esperando a que pasara, pero el universo mantuvo otra decisión. Mientras esperábamos, diluvió durante quince minutos como si el mañana no existiera, nos dejó a todos los presentes empapados completamente. Luego pasó, le seguimos por el paseo de San Juan, hacia las tres Cruces, después bajó a la plaza y el espectáculo final fue bonito. A pesar de que nos perdimos lo más bonito cuando la serpiente cruza el rio… no fue mal por ser el primer año (eso si, a partir del 2007 fue épico esas fiestas que incluso en la actualidad lo espero con tantas ganas).

No me sentía cómoda si Juanito estaba con nosotros, pero tampoco quería provocar un conflicto más allá de él y yo, pensé que ya era mayor para enfrentarme a mis propios problemas y solucionarlos. De todos modos, mis padres no se enteraron ni que sufría Bullying en clase. Eso determinaba claramente que hacía mucho tiempo que había dejado de ser una niña inocente y vulnerable.

A principios de Septiembre, el tercer curso en Ávalon estaba empezando. No les he contado mucho sobre ese colegio de Alquimistas tan interesante, puesto que no tengo permiso para hablarles de lo que sucede ahí a nivel de conocimientos, porque las enseñanzas son del mismo famoso Mago Merlín, por ende son secretas todavía para ustedes.

Ese año volvería a tener al Señor Ojos Verdes como profesor, de nuevo algo que me parecía moralmente inmoral, una tortura planeada mente a la perfección, porque deseaba por todos las fuerzas, poder mantener la amistad con él, pero moralmente me parecía mal.

Pero cuando me llamó por el pasillo y tuve que entrar en su clase que estábamos a solas, el corazón me iba muy rápido. Mi cabeza no paraba de repetirme ¿Gabriel o él? ¿Gabriel o él? 

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miércoles, mayo 07, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 218 [3T]

 

Me había peleado con el arcángel Uriel por primera vez desde que decidí volver a nacer, las lágrimas que se me caían por las mejillas eran tan dolorosas, que al mismo tiempo notaba como el corazón me ardía. Nos miramos en silencio, estábamos en el cuarto, todavía era Agosto y quedaban unos días para que empezaran las fiestas de Manlleu. En ese momento escuché unos raspones en la puerta, me acerqué y dejé a entrar al Bilbo, nada más entrar y cerrar la puerta se subió a la cama de un salto y al verme llorando me acerqué a él y me empezó a consolar.

Estuvimos parte de la mañana sin decirnos nada, puse algo en la televisión y nos quedamos cada uno en un sofá viendo la serie en Disney Channel. Hacía la una del mediodía tenía que ir un momento a la gestoría Delmuns, porque mí papá me había pedido que fuera para ayudarle en una cosa y media hora más tarde me fui a casa de la iaia Filo porque había quedado con ella para almorzar.

Caminé por la calle un poco extraña, sentía que el suelo era blando, veía como se ablandaba como cuando caminas sobre una cama elástica, pero al saltar no me elevaba, ¿qué estaba pasando? Tocaba las paredes de las casas y mi mano se quedaba marcada por unos instantes, se hundía pero enseguida se regresaba. No era normal, pero tampoco le dije nada a Uriel que seguíamos sin hablarnos, pensé que de algún modo había elevado tanto mi consciencia que estaba en el límite de la dimensión 3D. Dónde los límites que separan la 3D y la 4D parecen de plastilina, por culpa de la elevación tú cuerpo está experimentando un subidón espiritual, pero se pasa enseguida.

Me senté en la mesa del comedor mientras que mi abuela empezó a servirme la sopa de macarrones (su especialidad de la casa), ese día el Tiet Josep no almorzaría con nosotros porque se había ido con su <amigo> Rafael en un restaurante en no recuerdo dónde. De repente empecé poco a poco a ponerse borroso la visión, miraba a la abuela pero no la veía bien, como si tuviera la vista cansada pero ¿a los 13 años? Tampoco era normal, los efectos del subidón espiritual se suponían que ya habían desaparecido, esos efectos adversos eran completamente nuevos, pero empecé a asustarme cuando la visión en vez de estar borrosa me quedé ciega completamente.

-      ¿Quieres más macarrones, Laia?- me preguntó la abuela.

El latido de mí corazón se aceleró muy rápidamente, estaba realmente asustada, mirando por todos lados, girando la cabeza, intentando ver algo, mirando si se me habían enganchado los párpados o algo, pero me choqué con las gafas y luego sin querer me metí un dedo en el ojo, noté la molestia. ¡Ay Dios, esto es grave!

-      ¿Laia?- dijo la abuela.

-      Iaia… no me encuentro bien…- le dije.

Escuché que dejaba el cucharón dentro de la olla, caminaba hacia mí lado, me puso la mano en la frente, porque yo no paraba de tocarme los ojos, abriendo y cerrando los parpados mil veces, para ver si volvía a ver, pero nada, no funcionaba nada.

-      ¿Qué te pasa?- dijo la abuela preocupada.

-      No veo. Veo todo negro.- le dije desesperada.

-      ¿Quieres tumbarte un ratito en tú cama?- me preguntó seguía preocupada.

-      Si.- dije.

Me levanté de la mesa arrastrando la silla de madera, con las manos en la mesa me guíe, después recordaba que tenía una puerta cerca, así que con las manos intenté a mi izquierda encontrarla, en cuanto la encontré sin querer me di un golpe en el hombro derecho que me quedé ahí, escuchaba que la abuela se había alejado.

-      Iaia, iaia, dame la mano, no veo, ven por favor.- le dije suplicando.

Escuché sus pasos de vuelta, me agarró de la mano y me guio hacía el cuartito dónde normalmente lo había convertido en su vestidor, pero tenía una cama que era dónde dormía si me iba de excursión con ella algún domingo. Con las manos busqué la cama, me senté.

-      Túmbate mejor. – dijo Uriel a mi derecha, noté su brazo en mis hombros.

Me tumbé, pero de repente una mano gigante me levantó suavemente la cabeza para colocarme una almohada.

-      ¿Qué hago?- decía la abuela.

-      Abre la puerta, necesita aire, ¿tienes un abanico? – dijo Uriel a mi abuela.

Le iba a decir eso, pero la respuesta de mí abuela fue.

-      Si, hay uno en este cajón. Ábrelo, Mientras que yo abro la puerta de la terraza.- dijo la abuela.

-      De acuerdo. ¡Gabriel, ven, corre! – gritó Uriel.

¿Mí abuela vio al Uriel? Aluciné, en serio, pensaba que todavía ni me había levantado de la cama y que todo esto formaba parte de un viaje dimensional. Mi abuela nunca había visto a mis ángeles, pero cuando estaban esa situación, mi abuela reaccionó de una forma tan normal que eso fue lo que me extrañó. ¿Era cierto que hablaba con Chamuel aunque fuese más en privado?


Sentí una brisa, aunque abrieron la puerta de la terraza eran las dos del mediodía en pleno Agosto a cuarenta grados a la sombra… no pasaba ni una pizca de aire, pero aún y así lo noté, claro que lo noté, por qué fue el momento en que Gabriel apareció en el cuartito.

-      ¿Qué te pasa Laia? – noté como Gabriel se arrodilló a mi izquierda, me agarró de una mano y con la otra me acariciaba la frente.

-      Dice que no ve. Tenemos que ayudarla a que le regrese la vista. – informó Uriel.

-      Vale. ¿Cómo ha pasado esto? – preguntó Gabriel.

-      Hemos discutido hace unas horas, al despertar, pero se ha quejado antes, y su tercer ojo ha dejado de funcionar, por eso no ve a través de sus ojos. – respondió Uriel.

Seguían viniéndome preguntas en la mente, pero el latido seguía acelerado.

-      ¿Eso es posible?- dije asustada.

-      Si, has tenido un momento de rebelión. Laia, tus habilidades son muy sensibles a la energía que emites y a todo aquello que te digas a ti misma. ¿Por qué te has peleado con Uriel, amor? – me preguntó Gabriel.

Noté el aire del abanico me empezó a bajar el latido del corazón pero aún estaba acelerado.

-      Dijiste que es complicado… lo nuestro. Pero lo cierto es que, esto que vivo, todo lo que me pasa en esta vida, es muy complicado. Pero tengo una cosa clara.- hice una pausa dramática.- me da igual si es complicado lo nuestro, yo quiero intentarlo.- le confesé a Gabriel.

Esperaba que él dijera nada, pero se quedó callado.

-      Me halaga escucharlo, mi amor. Pero… lo nuestro no puede empezar, hasta que nos den permiso Nuestros Hermanos del SETHI. – dijo Gabriel.

-      ¿Del qué?- pregunté.

-      Es el CENTRO DE LA SAGRADA TRINIDAD es el lugar dónde se crean las Llamas Gemelas en este planeta. Estamos bajo su juramento, es algo que ya elegiste antes de nacer, mi amor. – dijo Gabriel.

¡Me cago en… mí! Otra sanción más de mi yo de otra vida, o del momento entre una vida y la siguiente. Empecé a entender que mi yo antes de nacer, sabía que sería demasiado curiosa y por eso puso ciertos controles.

-      ¿Dónde hay que ir para hablar con ellos?- le pregunté molesta.

-      Todos a su debido tiempo, mi amor. – escuché que decía Uriel.

-      ¿Dónde está?- grité.

-      Está bien, está bien,… iremos pero no hoy, ni mañana, ni pasado, cuando estés lista, iremos. – dijo Gabriel.

-      Hoy.- dije.

-      Imposible. El SETHI no te podrá recibir, porque tú todavía te queda algo importante que aprender, y ahora, debes calmarte para que…- dijo Gab pero le interrumpí.

-      ¡Hoy!- grité.

Antes de decir nada más, noté los labios de Gabriel dándome un beso en la frente, noté cosquillas también pero me calmé enseguida y entonces fue cuando volví a recuperar la visión. Lo primero que vi fue la cara de mi abuela a los pies de la cama, estaba preocupada pero su cara era un cuadro, luego vi a Gabriel, Uriel y a Chamuel, se alegraban de saber que les podía ver.

A pesar de todo, cuando volvimos mi abuela y yo al almuerzo, no volvimos a hablar más del tema, luego me di una siesta, pero si que durante el día se me fueron adormeciendo los brazos, al cabo de 24h estaba como nueva. Gabriel se preocupó tanto por mí, que esa misma noche pidió hora de urgencia para que el Maestro Hilaríon me visitase en Amsha (Agartha), pero después de un chequeo, el Maestro Hilaríon no vio nada raro en el diagnóstico.

La noche del 14 de Agosto del 2006, no sabía qué se iba a convertir en un día super importante del año, porque ese día se celebró la primera fiesta del SERPENT de Manlleu. Era muy duro que llegasen las fiestas y no poder hablar con nadie del colegio porque no me querían ni ver, porque todos quedaban durante las fiestas para ir a los conciertos y eventos, pero yo… ¿con quién podía ir? La Sofia, mí prima estaba fuera de vacaciones, solía irse esa semana… y las amigas marroquís estaban en marruecos durante todo el mes. De nuevo sola ante la adversidad, incluso en vacaciones de verano.

Por la tarde de ese mismo día, papá me preguntó si quería ir a buscar al primo Juanito a la estación que se iba a quedar una semana en Manlleu en casa de mí tio Rafalé, lo acompañé. Recuerdo que cuando estaba en la estación esperando el tren, papá se quedó en el auto, yo caminaba por el recinto acompañada de Uriel pero Gabriel sabía que andaba cerca, de hecho noté como le salían las patas por un lateral del techo de hierro de la estación, miré hacía arriba y le vi.

-      ¿Qué haces ahí arriba?- le pregunté.

-      ¡Déjalo, amor! Solo está vigilando el perímetro. – dijo Uriel.

Me imaginé porque no se había ido un poco más lejos, cada vez que el primo Juanito se venía a pasar unos días a nuestra ciudad, a él no le hacía ni gracia, y a mí tampoco la verdad. Le di la mano disimuladamente a Uriel y le tiré para ir debajo del tejado.

-      En la boda me dijo algo más Gabriel que no te he dicho, Dary. – le confesé.

-      ¿El qué? – preguntó Uriel interesado.

-      Hizo un comentario sobre lo que pasó con Juanito cuando tenía seis años.- le dije.

-      Ah, ok. ¿Acaso te molestó que lo comentara? – me preguntó.

Dije que no con la cabeza.

-      Entonces, ¿qué te preocupa? – preguntó Uriel.

-      ¿Por qué lo he estado escondiendo que él abusó de mí y que casi me viola?- le pregunté.

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martes, abril 29, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 217 [3T]

 

-      Uy, tú tienes un cacao… ¿cómo se va enamorar de mí si soy su prima carnal? Gabriel… deja de tomarte esos cocteles tan fuerte que te tomas, que aunque no lleven alcohol algo te está perjudicando la mente. Pero ¿cómo se puede enamorar de mí? ¡no, no, no, claro que no! Gabriel… ¿qué inventas?- le dije.

Gabriel se sentó en mí silla dónde me tocó cenar agarró la copa de agua y le dio un sorbo.

-      No, no, no… Gabriel… ¡es imposible!- le dije.

-      ¿Eso crees? Pues bien que te ayudé a ponerle freno a Juanito, ¿no?- comentó Gabriel.

-      Bueno si, pero eso fue diferente, el primo Juanito sabemos que no está bien…- le dije como excusa.

-      Pero casi te viola con seis años, bueno no pude evitar que te abusara, ¿y también estaba inventando? – dijo Gabriel defendiendo su postula.

-      Si, tienes razón. Si no hubiera sido por ti, quizás me hubiese violado con seis años, pero me ayudaste, gracias Gabriel. Pero Líon… ¡es que no me lo creo, vamos!- le dije.

Gabriel se levantó tan cerca que le podía sentir hasta el latido de su corazón que iba exagerado.

-      Laia, está clarísimo que anda por ti. – confesó.

-      Pues yo no lo veo, lo siento.- le dije.

-      ¿Ah no? O sea, es el día de su boda, se supone que debe ser el día más feliz de su vida y esto parece un funeral. Y lo más raro no es que esté triste, sino que además tú le vas detrás y en todo momento te ha sonreído de corazón, te ha guiñado el ojo y además que contigo sí quiere bailar. Laia, ¡por favor! – confesó Gabriel.

Me quedé pensando en lo que había dicho y tenía algo de razón, esto en vez de una boda parecía un funeral.

-      ¡Ay no,… tienes razón! ¿Qué hago?- le dije preocupada.

-      Nada. Quedate a mí lado. – dijo Gabriel agarrándome de la mano, su tacto era suave como el terciopelo, me miró a los ojos, le sonreí.

-      Ok. Me quedaré a tú lado si me dices… - le dije jugando con él.

Gabriel abrió los ojos como dos naranjas al mismo tiempo que arrugó el entrecejo escuchando lo que le iba a decir.

-      Que soy <tú chica>.- le dije me mordí el labio inferior y él sin querer apretó las manos un poco.

-      Em…. ¿Yo he dicho eso? – se hizo el tonto pero estaba como tonteando conmigo.

Sonreí, le dejé las manos y me giré para caminar hacia la mesa dónde estaba mi abuela la tía Cristina y el tiet Josep sentados hablando con la Rosa la abuela del novio. Pero no nos quedamos mucho tiempo, porque de repente el novio llegó a nuestra mesa, Gabriel me agarró de la mano y en cuanto le miré simplemente me fui con él a bailar. Nos lo pasamos tan bien él y yo, pero en algunas ocasiones el novio nos iba siguiendo, en todo momento le quería hacer caso a Gabriel, era mejor no darle más atención igual ya se arreglarían solos, aunque… tendría que aceptar él que es una locura.

Ya en el momento de la barra libre y que la mayoría de los invitados ya no sabían ni caminar rectos, o digamos solos, necesitaba tomar un poco el aire, había terminado de llover por fin, era de noche, muy entrada la noche, y en el pequeño porche que había al lado de la sala de baile se concentraban los fumadores, porque no dejaban fumar dentro del recinto. Gabriel y yo nos fuimos a tomar el aire pero nos separamos un poco de los fumadores, estábamos a solas, admirando como al fin se veían las estrellas en Julio, ¡qué maravilla!

-      ¿Sabes dónde está Uriel?- le pregunté.

-      ¿De verdad quieres estropear este momento tan bonito hablando de mí hermano? – se quejó Gabriel.

-      ¡Que quejica que eres Gab!- me reí de él.

-      Estoy a gusto contigo a solas, ¿algún problema? – su mirada era picaresca.

-      Vaya amigo…- le dije le saqué la lengua.

Gabriel se apoyó en una de las columnas cónicas que había para estar más cerca de mí cara, sentí que me invadía el espacio personal pero no me preocupaba.

-      Lo digo en serio, estoy muy a gusto aquí contigo, bajo esta noche, por fin lleno de estrellas. – su voz era amable pero con otro sentido más íntimo que no me disgustó, aunque el ritmo cardíaco me aumentó un poco.

-      Si, al fin se dignaron a aparecer.- dije riéndome de la situación por amabilidad pero también me sentía algo nerviosa.

Nos miramos a los ojos sin decirnos nada, mientras que sentía como el calor iba empapando el ambiente.

-      Las estrellas siempre brillan porque dentro de sus corazones irradian pureza, igual que tú. – declaró Gabriel.


Se me cortó el aliento de lo bonito que dijo, nunca me había dicho que mí corazón fuese tan puro como una estrella que brilla en plena oscuridad. Entonces noté como dentro de mí estomago las mariposillas empezasen a volar libremente dentro de mí, al mismo tiempo que sentía un pequeño hormigueo en mis labios, deseando unirlos con los suyos. Fue en ese instante cuando Gabriel se acercó un poco más, pero cuando estaba a punto de colocar sus labios encima de los míos, se detuvo.

-      Quiero besarte, es lo que más deseo,… - susurró.

-      Hazlo.- le susurré con la voz entrecortada.

-      Pero, no puedo. Aún no, lo siento. – dijo, se separó para volverme a mirar a los ojos.

-      ¿Por qué? ¿Por qué aún amas a tu ex? – le pregunté preocupada pero celosa.

Dijo que no con la cabeza, cerró los ojos un momento y los volvió a abrir, me miró con esos ojos penetrantes y verdes que me dejaron sin aliento de nuevo.

-      Tienes 13 años, amor. No quiero estropearlo. – dijo Gabriel.

Di un paso atrás pero él me agarró de la cintura e hizo fuerza para que volviera a hacer ese paso hacía él, hizo tanta fuerza que me encajó en su cintura.

-      Me encantaría besarte, te lo juro. Pero debo esperar, amor. Espero que lo entiendas. No quiero condicionarte. – dijo sincerándose, se le notaba que le dolían esas palabras que él mismo decía.

-      ¿Condicionarme?- pregunté frunciendo el ceño.

-      En unos años tendrás que elegir, así lo debemos hacer, amor. Sino te voy a condicionar y nada de lo que está en tú camino sucederá. – explicó misterioso como siempre es Gabriel.

-      No entiendo nada de lo que dices, Gab. Pero me ha quedado claro que… no sientes lo mismo. – le dije apartándole la mirada.

Me clavó sus labios en mi mejilla, sentí ese cosquilleó por todo mí cuerpo. Sí que sentía lo mismo, pero lo que dijo no lo entendía. Luego nos separamos y nos volvimos a la fiesta, pero en ese momento vimos al novio coquetear con otra chica que no era la novia, y nos quedamos a espiarlo.

A las cuatro de la madrugada mis padres, mi abuela y el tiet Josep nos regresábamos a Manlleu. Cada uno decía algo sobre la boda, lo bien que se lo habían pasado, pero todos estaban en la misma conclusión en que el novio estaba muy nervioso y estaba algo desaparecido, pero que al final se habían casado y estaba todo bien. El camino a casa se hizo bastante largo, sobretodo porque teníamos que dejar a la abuela y luego al tiet Josep cada uno en su casa, aunque me fui derechita a la cama, Uriel estuvo conmigo todo el camino de vuelta y cuando llegamos a la habitación él hablaba conmigo pero tenía la mente en otra parte, en lo que me había dicho Gabriel.

Caí redonda en la cama con la luz encendida, no tenía fuerzas ni para apagarlo, pero sentí los pasos de Uriel que se acercó a la cama y apagó la luz pequeña. Nunca le conté a Uriel lo que sucedió con Gabriel en la boda, no la parte en que casi me doy mi primer beso con él, sentí que no estaba preparada para dar explicaciones de ese tipo, de hecho se ha enterado al escribirlo aquí y ha flipado un poco.

Me giré en la cama de cara a la pared, noté que había colocado sin querer mi cabeza en el pecho de alguien, abrí los ojos, era Gabriel, se estaba haciendo de día y una pequeña y ligerita luz pasaba a través de las persianas que le iluminaban la cara, estaba dormido tan plácidamente que no quise despertarlo. Él de repente se giró hacia la pared quedándose de espaldas conmigo, mientras que seguía dormido, le abrigué un poco con la sábana, fue entonces cuando le vi el culo. Esa fue la primera noche que se tumbó conmigo completamente desnudo, era muy tentador pero no pude sacar la mirada de su culo perfecto.

Me quedé mirando el techo, me desvelé pensando <mí vida es demasiado complicada>. Por un lado la humanidad no quería mi presencia, por el otro el arcángel más hermoso y uno de los más famosos de la historia de este universo, se había enamorado de mí y yo de él. ¿Era un amor prohibido o imposible? Una humana como yo, con un arcángel tan hermoso como él es. Entonces me vino a la cabeza cuando le había dicho hacía un mes atrás “voy a empezar a pensar que te gusto” y él respondió “¿Una humana y un arcángel? Creo que ya sé el final de esa historia…” ¿no había sido una ironía como yo había pensado sino que lo pensó de verdad? Nuestra historia no podía ser, mucho antes de ni siquiera darle una oportunidad.


Con casi 14 años y debatiéndome entre si el universo permitiría un amor así de complicado, pero no me puse a pensar lo que podrían opinar el resto de las personas que me importan, si algún día esto llegara a salir a la luz. Aún nadie sabía mi faceta con los angelitos más divinos, ¿cómo llegarían a entenderlo sino creen ni en Dios?

-      Aún no es seguro para ti, lo siento. – dijo el arcángel Uriel a la mañana siguiente.

-      Me siento mal por ello, es como viviera escondiéndome. Necesito decírselo a alguien, ¡por favor!- le insistí.

-      Aros no ha salido del psiquiátrico desde que entró con seis años, ¿quieres tú lo mismo y arruinar todo tú futuro? ¿Recuerdas porqué estás aquí y por qué te estamos enseñando todo esto? No es para que puedas ir a la universidad y luego tengas un trabajo, todo esto lo hacemos por ti, porque en el 2024 todo cambiará, y tú te has ofrecido para ser parte de ese cambio, ¿comprendes? – respondió con sinceridad Uriel.

-      Parte del Bullying que sufro también es por esto, ¿sabes? Porque alguien me habrá visto hablar contigo y se alejan, porque se asustan… dices que me he sacrificado para que todo cambié, pero ahora veo el peso que eso trae y no me gusta, no me gusta estar tan sola, Uriel. No tengo amigos en esta dimensión, me voy a pasear al perro en el mediodía para que nadie se burle de mí en el parque a las cinco, no hablo con mis padres, y con mí abuela tengo una relación extraña, ella es creyente pero el tema de los ángeles no lo puedo ni sacar con ella. ¡Qué estupidez tener que estar en silencio sabiendo que me duele cada vez que tengo que hacer un trabajo en grupo en clase y nadie me pregunte si quiero ir con ellos! – le confesé gritándole y llorando en el final.

-      Lo sé, voy contigo a clase y veo y siento lo que te hacen. – respondió Uriel dolido.

-      ¿Qué lo sientes? Me he enamorado de un arcángel, pero incluso él me dice que es complicado. – le espeté.

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El Espejo De Mí Vida - Capítulo 219 [3T]

  Uriel me vio triste con ganas de llorar, así que me abrazó, mientras que yo hundí mi cara en su pecho, quería llorar pero no me salían l...