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miércoles, diciembre 17, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 224 [3T]

 

Pensaba que eran solo habladurías, pero hace poco supe que no, que todo esta mala relación con mi papá fue debido a que esa misma tarde de las notas, mi padre tuvo la primera entrevista con la DOLORES, y me enteré hace muy poco tiempo, por una revelación del propio universo (que jamás me ha mentido y nunca me miente) que la DOLORES amenazó a mí padre con llamar a servicios sociales, si a mí no se me metía más en la bañera porque simplemente tenía la cara llena de granos y le daba asco mirarme o estar cerca de mí… y luego decía la excusa de que apestaba a humo.

Viví una versión de mí padre muy oscura, pero no terminó al cambiar de curso, no, siguió hasta el año anterior en el 2024, cuando pudimos limar las perezas.

Sin amigos, sin padres cómplices, una guerra absurda con una profesora que las tenía conmigo como si yo le hubiese matado en otra vida (no era ese el karma que teníamos). Sola. Estaba completamente sola. Ningún humano, me quería tener cerca. Solo mí abuela y el tiet Josep, querían mí compañía. Por eso me refugié tanto, tanto, tanto en Gabriel y Uriel, mis hermanos.

Estaba en modo supervivencia, me despertaba a las ocho menos cuarto de la mañana, iba al baño a asearme, me vestía, me tomaba un colacao, agarraba la mochila y para el colegio a las ocho y media. Entraba por la calle San Antonio (tenía que entrar por el pabellón pero yo pasaba de dar tanta vuelta), subía las escaleras, giraba a la izquierda en el primer piso y la segunda clase a la izquierda, entraba a clase, iba a mí sitio en silencio, me sacaba la mochila, la colgaba de la silla, me sacaba la chaqueta y la colgaba del perchero del fondo, iba a la taquilla dentro de la clase, introducía el código, agarraba algunos libros de otras materias que no teníamos tarea, y luego me quedaba sentada en mi lugar de clase.

Las horas eran demasiado largas, y el patio también, ese curso ya no jugué con las marroquinas, me sentaba en una ventana dónde tocaba el Sol y desayunaba al lado de Uriel y Gabriel, rodeada de palomas.

Al mediodía, dejaba la mochila en clase, solo agarraba la billetera con las llaves de casa, me iba a casa la abuela, y la primera vez en toda la mañana a quién le decía algo era a ella, a mi abuela Filomena y al tiet Josep. A pesar de sentirme hundida emocionalmente, en casa de la abuela me sentía feliz, querida y escuchada.

Ayudaba a la abuela a llevar la comida a la mesa, ella servía los tres platos, el tiet Josep ponía las noticias (era fanático), hablábamos un poco del día y de las inquietudes, al terminar de comer, como todavía quedaban treinta minutos, al recoger la mesa, mí abuela y yo nos íbamos a la terraza aprovechando esos rayitos del Sol en Octubre casi Noviembre, para jugar a la comba.

-      ¡Venga, Laia, tienes que ir al colegio!- decía la abuela.

No quería pero tampoco podía evitarlo, así que el tiet Josep me acompañaba (ya no era una obligación de como cuando iba a primaria, pero me alegraba tener compañía y seguir hablando), siempre nos deteníamos a la fuente de la Madre de Dios, a que bebiera agua, y luego por el Enric Delaris hasta el Jabs y después la calle San Antonio de nuevo, él se iba a dar una vuelta y yo me iba a la tortura de vuelta.

Subía las escaleras, giraba a la izquierda en el primer piso, la segunda puerta a la izquierda, entraba en clase. Dejaba la billetera en la mochila, iba a la taquilla a buscar los otros libros, me sentaba, y así hasta las cinco de la tarde.

Si era lunes y martes iba al Tangram a las cinco y media, allí con el Jordi era otra historia porque él siempre quería charlar se llevaba muy bien conmigo. Fue allí, cuando hice migas con el Arnau (el que ahora es el alcalde). Aunque él estaba en primer y yo en segundo, es un chaval muy majo, me cae bien.

Los días que no me tocaba ir al Tangram, llegaba a casa, no había nadie todavía, me quedaba con el Bilbo a jugar o a veces íbamos a dar un paseo si el mediodía no podía, pero nunca íbamos a lugares donde supuestamente podrían estar los del colegio.  A las siete llegaba mamá, me cambiaba de canal así por el morro, se ponía sus series y ¡ala! Ya no existía, así que yo me iba a la habitación con el Bilbo (que él quería ir conmigo a todas partes).

A la hora de cenar, la tele encendida, las noticias de las nueve, papá y mamá hablaban y hablaban pero nunca me preguntaban nada del día, ni nada, solo que viniera a comer y ya. Al terminar, me iba a la salita a ver algo en la tele una serie una peli, pero llegaba papá, se apoderaba el control y yo le seguía sus gustos. Se quedaba dormido… y a las doce de la noche, me iba a dormir. Y al día siguiente igual.


Una vez en la cama, miraba el techo, veía a Gabriel, le miraba a los ojos, él me daba un besito en la frente y simplemente me giraba para la pared y enroscada conmigo misma me ponía a llorar de tristeza y soledad. Entonces, sentía como Gabriel se metía en la cama, me abrazaba y Uriel también. Bilbo empezó a dormir conmigo todas las noches, sentía el dolor que tenía y me consolaba mucho su compañía

¿Por qué mis compañeros no me querían? ¿Por qué tenía que sentir este dolor tan profundo en el pecho que aún me tortura en el presente? ¿Hice algo que no les gustó? ¿Vieron algo que no debieron ver?

La vida que elegí tener, siempre ha sido complicada a los ojos de las personas humanas, ¿quién aceptaría en el 2006 para el 2007 que alguien pudiera viajar a Agartha y estudiar para convertirse en Alquimista? Dos vidas en una misa vida, dos caminos entrecruzados en dos hemisferios dimensionales diferentes… ¿Quién podía entenderlo?

No me sentía una elegida, si una elegida es vivir este infierno. Pero vivir en consciencia, saber distinguir las dimensiones y viajar a través de ellas, no tenías que ser más inteligente o saber de física cuántica, solo debías hacer una simple cosa, aprender a amarte a ti mismo.

Los demás no me querían, ¿me estaba hundiendo o ya estaba hundida? Así es, se supone que debería haber estado mucho más hundida e intentar algo que me quitase el dolor, como por ejemplo quitarme de en medio, pero nunca sucedió. Nunca me quise quitar de en medio, a pesar de vivir en ese infierno, internamente mí corazón brillaba en amor, porque a pesar de que los demás no querían ni verme ni escucharme ni nada, yo los amaba y los respetaba, aunque no entendiera lo que sentían, sentía amor por ellos y por mí, y eso NUNCA me desconectó de mi verdadero propósito.

Algunos pensarán que lo de Agartha fue un escape de la realidad, algo creado para no seguir sintiéndome una mierda, pero NO. ¿Si todo fuese una creación de mí imaginación, por qué cada vez que pones en el google Agartha o algún nombre de un Maestro Ascendido que no es muy conocido, aparece un dibujo exacto cómo lo hayas visto tú en el viaje dimensional? ¿Si fuera una invención, no debería encontrar estas imágenes, verdad?

La casualidad es una excusa de la humanidad, porque no quiere ver la conectividad que hay en realidad. Ustedes saben que mí relación con la Iglesia y la religión católica, no existe, pero aún y así, los ángeles se me han acercado mucho más que si hubiese ido a catequesis. ¿Sigues pensando en que soy una elegida? Tampoco existen los elegidos, el conocimiento espiritual, el verdadero aquel que aprendes meditando bajo un árbol y sin influencias religiosas, está al alcance de todos.

A veces me dicen las personas “no deberías decir esto tan alto para no ofender” pero la verdad es que si el universo me lo puso delante y yo tengo que hablar de ello, es porque esa persona debe saber esto. Si nadie se atreve nada va a cambiar, pero claro, me aconsejan que me calle porque así hago menos ruido, ellos estarán más calmados,  y así ojos que no ven corazón que no siente, o lo que yo digo últimamente orejas que no escuchan, corazón que no se enoja.

No es fácil vivir así, pero callarte no es una opción, debes trabajar y a veces te ponen en situaciones complejas, dónde debes lidiar. Sabes que ante una persona que habla en EGO, el silencio es la mayor arma, la lucha de razones no hay lugar para la comprensión del corazón, y si alguien piensa que es para llamar la atención, en realidad lo que están viendo es como se vive acorde con las leyes del universo y siendo UNO con él. Lo mismo que el Maestro Jesús hace, y si, hablo en presente porque él vive en otra dimensión pero vive.

Pasaron varias noches, se acercaba Navidad, el frío era constante y la soledad me mataba por dentro. Siete horas de clase de lunes a viernes y ni media palabra me dirigían, ni unos buenos días. Cómo si mi voz fuera un incordio, como si yo fuera ese granito que debían explotar para que desapareciera. Me concentré en sacarme el trimestre, pero complicado, porque todos los profesores subían contenido a la GIC, y aunque yo le pedía a alguien que me lo pasase por correo, jamás llegaba. Ese fue el año en que tuve más ceros en toda mi carrera estudiantil, en casa las broncas no paraban, broncas para bañarme, broncas porque no presentaba la tarea, broncas porque en clase no colaboraba… No les dije nada a mis padres porque ellos me iban a cambiar de colegio y según mi destino, yo tenía que continuar allí y no huir.

Acabé perdiendo la sonrisa, incluso cuando estaba con mi abuela, ella veía que algo no andaba bien.

-      ¿Qué tal el colegio?- preguntaba ella.

Ni le decía nada, solo alzaba los hombros e intentaba comer sin decir nada.

-      ¿No me vas a contar nada?- exigía.

Le miraba y le decía que no con la mirada. No quería hablar de ello.

-      ¿Cuándo nos vamos a teatro, Abue?- le preguntaba.

-      El sábado que viene, ¿te quedarás a dormir?- preguntaba.

-      Si.- le respondía ya con una sonrisa de felicidad.

Una noche de diciembre en Agartha, teníamos una fiesta en Ávalon y acudí como alumna que era. Ahí todo era muy distinto, tenía amigos fieles, compañeros que podíamos compartir experiencias con los viajes a otras dimensiones y líneas de tiempo. Pero echaba de menos a Rita, porque ella se fue a estudiar a otro centro cerca de latinoamerica, supe que se había ido a vivir a Argentina.

Pero durante el primer año, conocí más a Marco, un chico de Nápoles que también compartíamos clases en Ávalon. El típico mejor amigo, que le puedes contar absolutamente todo, en ese tiempo era mí mayor consuelo.

-      ¡Ojalá estuviese interna como tú, Marco! Cada vez que tengo que regresar a mi dimensión, e ir al colegio… se me cae todo encima.- le confesé.

-      Mira, tenemos mundos distintos, yo echo de menos a mis amigos de Nápoles y a ti te gustaría no verlos.- comentó.

Nos echamos a reír, pero Marco sabía mí situación y empatizaba. 

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martes, septiembre 09, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 223 [3T]

 

Tengo que reconocer que el silencio que se armó tanto en clase mientras nos echaban y llegar al pasillo, era lo mismo que debe sentir alguien que está en el corredor de la muerte. Me aferré a que yo no había hecho nada, pero… entre esta chusma, nada se sabe…

-      ¿Se puede saber por qué insultaste a tus dos compañeros?- me preguntó la Ana.

-      ¿Cómo? ¿Yo? ¡No, no, no! ¡Yo no fui, fueron ellos!- me defendí.

-      ¿Te piensas que soy tonta? ¡He leído los correos!- decía la Ana.

-      Entonces, ¿por qué me culpas a mí? Si leíste bien, ¡ellos me insultaban!- le dije.

Pero ella estaba encaprichada que yo lo había causado todo, cuando aquí yo era la víctima.

-      ¡No fue ella! ¿No la escuchó? – gritó Uriel enojadísimo.

Pero como era de esperar la Ana no escuchó a Uriel, no escuchaba a los ángeles. Pero yo no entendía absolutamente nada, decía que había leído toda la conversación de los correos pero en vez de castigarles y echarles la bronca a ellos dos, me lo estaba haciendo a mí y solo a mí… ¿Están seguros que leyó todo el contenido o solo leyó un par de ellos? Aunque ahora Uriel y yo pensamos que quizás la Carla y el Guillem se chivaron a la jefa de estudios y le contaron lo que quisieron, y no era la verdad.

-      ¡Se acabó! Laia, te quedas sin GIC en todo lo que queda de curso.- dijo la Ana.

-      ¿Qué?- respondí, pero me miró con ojos amenazantes, pero proseguí- ¿Estás segura que lo que leíste es lo que realmente pasó? Por qué ellos lo causaron todo… me hacen eso… incluso más compañeros en el Messenger… ¿lo leyó bien?- dije.

-      ¡Cállate y acepta el castigo!- me gritó la Dolores.

-      ¡NO PIENSO HACERLO!- dije.

-      ¿Quieres que empeore todo?- dijo la Dolores.

Le miré a los ojos fijamente.

-      ¿Eso es lo que quieres?- le dije.

Pero no dijo nada.

Al final me quedé sin plataforma nosotros le llamábamos GIC, pero ellos solo estuvieron sin ella un solo mes, yo por todo el curso. Eso peligró mucho las notas, porque todos los profes subían la tarea por allí, y como era de esperar, nadie me imprimía una copia para mí, por eso estuve todo el curso pensando <cómo no hagas la tarea, prestes atención en clase e intentes colaborar un poco en clase, repito curso y de nuevo con la Dolores. Tengo que aprobar y pasar a tercero como sea>.

Ese fue el primer PUTADÓN del curso… pero no fue el único… hubieron más…


Un par de semanas más tarde, volvía a ser lunes, empecé a sentir lo mismo que el resto de la humanidad cuando empieza la semana, la tortura gratuita que estaba sometida, ¿Cuánto faltaba para las vacaciones aunque fueran las de Navidad? Todavía faltaban dos meses. ¡Puf, que largo se me estaba haciendo, de verdad!

Estábamos en exámenes de la preavaluación, cuando unos minutos antes de ir al patio la Dolores me llama para que fuera a su mesa, me acercara.

-      Laia, como veo que te cuesta estudiar y entregar las tareas, con la jefa de estudios y yo te hemos apuntado a una clase de refuerzo.- dijo la Dolores.

¿Otra vez orquestando a mis espaldas?

-      Así que esta tarde te quedarás de cinco a seis de la tarde, igual los martes. Vienen dos personas que están estudiando en la universidad de Vic, y están a punto de terminar la carrera, para ayudar a chicas y chicos como tú a intentar pasar el curso.- explicó ella.

Lo sé, no era mala idea si así me ayudaba a seguir aprobando a pesar de que tenía esa <digamos pequeña dificultad con la tarea>, pero de nuevo en lo mismo. Sin consultarme que a mí me dieran a elegir ya me apuntaron ellas, se me estaba privando de nuevo a mí derecho de elegir, que a pesar de tener 13 años, tenía la capacidad para elegir si me apetecía simplemente ¿no? En mi casa lo hacían así, y me parecía correcto. Pero de este modo <obligándome> a asistir… pues menos gracia me hacía.

-      Pues no lo necesito, gracias.- le dije, me di media vuelta para regresar a mi sitio.

-      ¡No te queda otra elección, Laia!- dijo ella, eso me hizo volverme a ella y prosiguió.- he visto tus notas…- por la cara que puso, se me quedaban bastantes.

¡Mierda! De nuevo Dolores 3 – Laia 0.

Cuando llegó las cinco de la tarde, en vez de esperarme en el patio, miré a Uriel le agarré de la manito y nos fuimos a casa.

-      ¿Y si se enteran tus padres? – decía preocupado Uriel.

-      ¡Ay Dary… déjate de preocupaciones! Es una hora para que sigan torturándome, ¡que no, que no, que me he hartado!- le respondí.

En ese momento sonó el teléfono fijo de casa, como estaba sola, atendí.

-      ¿Laia, se puede saber por qué no te has quedado en el patio a las cinco y te has ido a tú casa?- preguntó la Ana la jefa de estudios.

-      ¿Me llaman por qué no me he quedado a una hora más que ustedes dos me han obligado a hacer sin que fuera una penitencia? ¡Por favor! ¡Ya se pueden quitar de la cabeza que yo no asistiré a eso… yo he cumplido con mis horas, ahora ¡voy a disfrutar de mí tiempo hasta que sea mañana a las ocho y media de la mañana, cuando vuelva a la tortura que llaman ustedes colegio!- dije y colgué.

Fue muy extraño que me llamasen, ¿con qué derecho si yo ya había cumplido con las siete horas de clase obligatorias? Lo digo, porque si yo me saltaba un entrenamiento, no me llamaban a casa, a la semana siguiente le tenía que decir a Pepe que había pasado.

Una semana más tarde entregaron las notas, al mismo tiempo que mi papá tuvo que ir a hablar con la tutora. Cuando miré las notas, se me cayó el alma a los pies, estuve un ratito que ni emití sonido, de reojo vi como Uriel se agachaba a mí derecha, colocaba sus brazos cruzados encima de la mesa, y me miraba con sus ojos color cafés.

-      ¡Ay… criaturita de mí corazón! ¿Quieres hablar? – dijo Uriel.

-      ¿6, en serio?- dije.

-      Si, suspendiste seis materias, y además algunas son troncales, como español. – dijo con ternura, intentaba Uriel ser tierno porque el mazazo ya me lo agarré al ver las notas.

-      Eso fue porque cambiaron al profe.- me excusé.

Uriel arqueó las cejas, pero aguantó la risa que escondía en las comisuras de sus labios.

-      Creo que es mejor que encontremos soluciones, porque culpables nadie lo querrá ser. – dijo Uriel.

-      Mira lo que ponen los profesoras en anotaciones <debe hacer la tarea y estudiar más en casa>. ¿Pero qué cuernos voy a hacer la tarea si la suben todas a la GIC?- dije enojada, perdiendo totalmente el sentido de la humanidad, en serio…

Con tan solo un mes de curso suspender seis, era una barbaridad, y en esas era porque subían la tarea en la GIC y a mí se me había denegado el acceso. La verdad es que los profesores tampoco ayudaban en ese sentido, recuerdo un día que ya estaba harta de tantas humillaciones, me acerqué a la mesa del profe…

-      Perdona pero ¿No hay alguna forma que me lo des en papel?- le dije al profe.

-      ¿Yo? ¡No, no! ¡Debes buscarte la vida, Laia!- respondió.

-      No tengo acceso, ¿qué quieres que haga?- le dije.

-      Mira… ¡buscate un compañero que te lo imprima o te lo pase!- dijo el profe.

Lo intenté muchas y tanto que muchas veces, pero NADIE me llevaba el papel al día siguiente o ni siquiera me pasaba el correo con la tarea. ¿Cómo cuernos querían que hiciese la puñetera tareita?

Debido a eso, todo el curso pendía de un hilo demasiado fino, tuve tanta presión ese curso, que yo pensaba que iba a repetir curso. Uriel y Gabriel estaban muy cabreados con toda la logística de ese curso en general, la Rachida, la amiga que había hecho el año anterior, debido a que se enganchó a otra telenovela, al final decidimos ya no irnos juntas del cole, ni al mediodía ni a la tarde. Se lo respeté, porque parecía que para ella era importante la novela colombiana, antes de conversar conmigo, no se preocupen, estoy acostumbrada a ese tipo de trato, mi mamá mismamente lo hace mucho, voy  a decirle algo y ella está viendo una serie, una peli o lo que sea en la televisión, y me manda a callar, porque es más importante la serie (que ahora se puede poner pausa) que lo que me pase.



Lo peor no fue, no tener amigos, ni que en clase se me ignorara tanto, sino que lo peor eran las notas, sobre todo cuando llegaban a casa, y tenía que enseñarlas a mí padre.

-      ¿Cómo puedes ser una fracasada? ¡Suspendiste casi todas! ¿Quieres terminar como tú madre que en su momento no se sacó el graduado y no pudo ni ir a trabajar en un lugar decente? ¿Eso quieres, eh?- me gritaba, no me hablaba, me gritaba.

-      Pero papá… es que…- no me dejaba terminar.

-      ¡Es que nada, Laia! ¡Se acabó! ¡Estás castigada! Te voy a controlar la agenda para que hagas las tareas, y se acabaron los Sims hasta nuevo orden.- decía mí papá.

Aunque le explicase lo ocurrido, no me escuchaba (y sigue sin hacerlo). Tras eso, bronca, sin darme la chance de poder explicarme, y además aquí fue cuando empezaron los insultos, hasta ese momento, mi padre me empezó a tratar así.

Nunca supieron lo que sucedió con la GIC ni el tema del BULLYING, porque pensaba que no me creería, y que acabaría yo pagando el pato pero el doble. No entendía por qué me empezó a tratar tan mal, pero eso no era todo, empezó a meterse en mí vida de una forma que NO HABLABA solo EXIGÍA. Como el hecho de que me obligaba a bañarme un día si y el otro no, cuando yo siempre he tenido problemas en la piel y tengo que esperar dos días y al tercero me puedo bañar, sino la piel empieza a picarme.

Pero no eran simples palabras, eran con amenazas verbales, esta vez me amenazaba con que alguien podría llamar a los servicios sociales y quitarles la custodia. 

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 HR.

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lunes, agosto 25, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 222 [3T]

 

Caminé hacia la pelota, con la mano izquierda con el bicho que me sacaba los dientes puntiagudos como alfileres, se quejaba más, en cuanto vi que ya no me prestaban atención, estampé el bicho contra la pared y le reventé la cabeza con la pierna derecha, hasta que todo se quedó como una especie de charco negro que acabó marcando la pared. Agarré la pelota y me volví al campo.

Perdimos los primeros diez puntos en menos de veinte minutos, hasta que me tocó a mí sacar la pelota. Íbamos 0-10.

Me entregaron la pelota, mientras que me colocaba en la línea, boté la pelota tres veces al suelo. Coloqué la pierna izquierda frente la línea de fondo, y la derecha atrás abriendo las patas, con la mano izquierda sujetaba la pelota, mientras que la derecha con el puño la estaba preparando. Me incliné casi a la altura de la cadera, respiré profundamente aislándome completamente del ruido externo, y entonces miré al campo contrario.

Observé un hueco, visualicé la pelota cayendo allí, y entonces simplemente me incorporé un poco y saqué la pelota. ¿A dónde fue? Al hueco que había visto. ¡Diana! Habíamos ganado nuestro primer punto en la competición, mientras que repetía el proceso de colocarme para sacar, vi como las del equipo contrario se habían ocupado de no dejar ese hueco más. Pensando que la tiraría allí de nuevo, pero no fu así. Esta vez la tiré dentro del campo contrario pero muy cerca de la línea de fondo, dónde habían dejado un hueco. ¡Diana de nuevo y ya eran dos puntos!

Conseguí empatar, hasta que al final simplemente la tiré para que pudiéramos jugar todos, eso sí, las mareé a los del instituto tanto que nadie podía percibir dónde iban a parar las pelotas que lanzaba.

-      Laia, ¡Sal!- me dijo Pepe cuando faltaban ya el último punto de partido a favor nuestro.

Me fui al banquillo, pero enseguida ganamos, ellas no volvieron a hacer ningún punto más y nosotros, todos hasta llegar a 15 que era cuando se terminaba el partido.

-      ¿Dónde has aprendido a lanzar así?- me preguntó la Cristina.

-      Nadie me enseñó.- respondí.

-      ¿De verdad?- dijeron todas.

-      Si, así es.- respondí.

En ese momento las chicas me estaban felicitando pero yo a ellas también, habíamos ganado, eso quería decir que habíamos eliminado de la competición al instituto. Fue en ese momento cuando me compartieron que el año pasado, ellas habían ganado el primer puesto de la Copa Cataluña.

A pesar que nos dimos las manos con todos los contrincantes, la Sofía ni me quiso mirar más, agarró sus cosas y se largó sin apenas decirme nada. Gabriel puso los pies en el suelo, y con su brazo derecho me abrazó por encima de los hombros.

-      Tranquila, algún día lo entenderá… - dijo Gabriel.

-      Estoy preocupada por ella, se está volviendo oscura.- dije.

-      He visto lo que le has hecho con el bicho. ¡Te felicito, amor! – dijo Gabriel.

-      Creo que ha quedado una mancha.- le dije mientras que caminábamos hacía él.

-      Tú prima está sintiendo mucha presión por parte de su mamá, pero ella no entiende lo que le sucede y por eso lo gestiona mal. – dijo Gabriel.

-      ¿Es irónico, no?- dije.

-      ¿Irónico? – repitió arqueando las cejas.

-      A mí me hacen Bullying y ella lo provoca. ¿Qué piensa el universo de eso?- le pregunté.

-      Cada uno cosecha lo que siembra, amor. Aún te queda mucho por aprender, ¿por qué sigues viéndolo todo des del punto de victima? – preguntó Gabriel.

Me detuve y le miré arrugando la frente mirándole a los ojos.

-      ¿Eso es lo que piensas que hago, lo veo des del punto de víctima? – dije pero Gabriel no dijo nada, solo me escuchaba y proseguí.- ¡Yo no elegí pasar por esto, Gab! Yo no hago nada, pero ellos se permiten lastimarme sin motivo.- dije.

-      ¿Crees que lo hacen por maldad? – preguntó Gabriel.

No respondí.

-      ¿Si les vieras a los ojos serías capaz de decirme que lo hacen por maldad? – volvió a preguntar Gabriel.

-      No lo sé, Gab. Pero me están lastimando tanto…- dije.

-      ¿Des de dónde te duele exactamente? – preguntó.

No entendí la pregunta.


Ahora las cosas son muy distintas en el presente dónde les estoy compartiendo todo esto. Uno de los motivos de hacerlo fue superar esta etapa tan complicada que todavía con 32 años, aún me lastima. Pero quizás ahora sí que entiendo la pregunta que me hizo Gab esa tarde de viernes. Hace poco comprendí que los compañeros de clase y los profesores ya los había visto en otras vidas, justamente en las que yo fui una mala persona y los lastimé, así que todo el Bullying fue un ajuste de cuentas del Karma.

Ya me avisó el Maestro Jesús en su momento, aunque cuando pasé por todo el Bullying se me fue borrado, para no condicionarme. Aún no recuerdo que hice en esas vidas y porqué les lastimé tanto, pero se me quedó tan claro que en el universo nada queda en vano, todo tiene su responsabilidad y todos debemos hacernos cargo de las acciones y decisiones que tomamos, porque todas tienen sus consecuencias tarde o temprano. Dicen que es el tiempo quién pone a todos en su sitio,  pero no es verdad, es el universo quién lo hace.

Desde que se habla del Karma en nuestra sociedad actual, que la gente está cagada cuando le dicen <esto tiene karma> como si tuvieran más miedo de que te la puedan devolver que de lo que acabas de hacer. Dios no es vengativo ni benévolo, pero el universo tiene sus propios procesos para hacerte aprender todo aquello que haces para beneficiarte de los demás o de no actuar correctamente des del corazón.

-      Desde dónde enfocas tú dolor es lo que el universo te está enseñando que tal y como te sientes en otra ocasión fuiste tú el responsable del dolor que les causaste a ellos en otra vida, ¿comprendes? – comentó Gabriel.

-      No lo entiendo.- respondí.

-      El karma que tienes actúa para que te des cuenta de los que hiciste en el pasado, en otras vidas, para que no vuelvas a cometer el mismo error. – explicó Gabriel.

Me quedé pensando en silencio mirándole a los ojos.

A mitades de Octubre, la situación en clase empezaba a ser muy rutinaria, clases y más clases, algunas me iban de maravillas y otras no tanto. Un día en tutoría la Dolores explicó a la clase que por primera vez en este colegio, habían hecho algo totalmente novedoso, y era que habían creado una pg web con un campus para los alumnos, dónde ahí algunos profesores podrían poner las tareas o se pudieran entregar algunos trabajos.

Me pareció un salto importante en la educación mezclarlo con la tecnología del momento, así que a todos los alumnos se nos dio un nombre de usuario y contraseña, allí teníamos acceso a las carpetas de las materias, al correo interno entre profesor y alumnos o entre alumnos también, aunque en ese tiempo solo se podían subir en MB (ahora se ha mejorado a los programas actuales).

Era una buena idea, porque así intentaríamos parar la desforestación de los bosques que estaba afectando al mundo vegetal, elemental y animal. Por ejemplo, si era clase de biología y el profe decía “les subo una ficha que me tendrán que traer hecha para el próximo día” pues estaba mejor, porque llegabas a casa, entrabas al campus te bajabas la ficha en Word, lo rellenabas y lo entregabas (en algunas ocasiones querían que lo llevases impreso), era más cómodo.

Un día que entré en casa al campus porque nos habían puesto un documento que teníamos que leer y hacer un resumen en la libreta, cuando entré, vi que tenía un correo, así que me fui a la zona de correo a ver ¿qué me habían mandado? Al abrirlo, me di cuenta de que no era de ningún profesor, que era de los compañeros de clase, concretamente de Guillem y Carla que me iban insultando, también hubo más personas del curso que lo hacían…

-      ¡No, no, no y no! ¿Pero qué hacen insultándome acá?- dije.

Uriel estaba tumbado en el sofá, estaba algo perezoso ese día, me miró arrugó la frente y se incorporó.

-      ¿Quién te insulta? – preguntó preocupado.

-      Ven Dary, mira… - dije diciendo que no con la cabeza.

Uriel se arrastró por el sofá y se acercó a la pantalla del PC, leyó los correos amenazantes e insultantes, automáticamente se levantó me apartó las manos del ratón y del teclado y le dio a responder, después se puso a escribir.

-      ¿Qué haces? ¡No, para Dary! ¡No!- le grité.

-      ¡Déjame defenderte! – dijo enojado.

-      ¡No, no Dary, PARA! – no me hacía caso, así que le agarré de los brazos y se los aparté del teclado.- NO TIENES PERMISO.- le dije.

-      Trato de defenderte, amor… - decía enojado.

-      ¿Diciéndoles lo peor? ¡No! Hay que pararles los pies, pero no usando el mismo juego, Dary.- le dije.

Uriel se sentó en el sofá, estaba bastante ofensivo, me miró a los ojos, pero se tuvo que calmar.

-      Ya lo hago yo. ¿Tú sabes que si me ven caer en su trampa también voy a pagar el pato? Esto no es el MSN es el campus de la Salle, alguien debe estar revisando todo esto.- le recordé.

-      ¡Hostias, tienes razón! Casi la cago por ti… lo siento amor. – dijo dándose cuenta Uriel.

Empecé a escribir, para decirles que pararan, pero resultaba que estaban conectados y no paraban de insultarme. Hasta que al final, me descargué lo que tenía que descargar y cerré el campus.

 Tres días más tarde, llegó la jefa de estudios de ciclo inicial llamada ANA, me miró a mí, en ese momento supe que me había puesto en problemas, porque nos sacaron al pasillo a la Carla al Guillem y a mí. ¡Ay dios!...

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El Espejo De Mí Vida - Capítulo 224 [3T]

  Pensaba que eran solo habladurías, pero hace poco supe que no, que todo esta mala relación con mi papá fue debido a que esa misma tarde ...