*Perdón por no haber publicado nada en un mes, hemos estado ocupados con ciertos asuntos, pero hemos vuelto...
El señor Ojos Verdes cerró la puerta y el ruido del pasillo del cambio de clase pasó a convertirse en un murmuro en el espacio.
- ¿Qué querías?- pregunté.
- Me ha llegado a mis oídos que el año pasado, ya cuando terminabas el curso, tuviste un pequeño <percance>, verdad? – dijo.
- Bueno, no lo llamaría así. – respondí.
- Me dijeron que viajaste en el tiempo. ¿A cuando fuiste? – preguntó.
- No lo sé, pero las paredes eran demasiado blancas, no pude llegar a ver nada, solo estaba en el suelo, levanté la cabeza y vi la sombra de una persona que corría, nada más.- respondí.
El Señor Ojos Verdes agarró su cuaderno y empezó a apuntar, al mismo tiempo que escuchaba con especial atención.
- ¿Había ventanas? – preguntó.
- No, solo paredes blancas, como un pasillo.- dije.
- ¿Cómo era esa sombra? – preguntó.
- Era alto, llevaba una túnica blanca y el pelo con rulos naranjas. Corría por el pasillo, pero al fondo giró a la izquierda, luego recuerdo un grito muy atroz.- confesé.
- ¿Viste a alguien que les perseguían? – preguntó.
Dije que si con la cabeza, él siguió tomando notas.
- No vi quién, pero nos querían matar. Creo que estábamos en un lugar pero que no éramos bienvenidos ahí.- dije.
Él apenas decía nada, pero se quedó pensativo en silencio, luego me miró.
- ¿Podrías identificar si era el futuro o el pasado? – preguntó.
-
Tiene que ser el futuro, ¿no? Porque en el pasado, no he estado en las naves. No me suenan esos atuendos.- dije.
- Creo que fue en el pasado, porque recuerdo una nave de esas características y por lo que describes, es posible que estabas de misión infiltrada en una nave hostil. Seguramente que fue antes de la Guerra de Orión, cuando todavía estábamos en Andrómeda. – explicó.
- ¿Otra galaxia?- pregunté asombrada.
- Si. Estuvimos atendiendo a una llamada de socorro en un planeta, y la cosa acabó en guerra inter-galáctica. – explicó.
Aunque no lo recordase conscientemente, me resonaba mucho lo que él decía. Sabía muy pocas cosas sobre esa llamada de socorro, sí que en otras ocasiones les he hablado de Andrómeda pero todavía a mis 13 añitos ponía en duda algunos de mis recuerdos, porque al recordar solo una pequeña escena, tampoco tienes tanto tiempo como para poder ubicarte.
Me tenía que ir, porque tenía clase, a la hora de despedirnos, nos quedamos como dos tontos mirándonos algo nerviosos, no sabía si darle la mano, un abrazo, o chocarle la mano… pero al final opté por un saludo en la distancia, en el momento en que me giré para seguir caminando hacia la puerta, noté que él me frenaba agarrándome del brazo, me giré y él directamente me abrazó.
- Encontraré el modo para que sea más fácil para ti. – susurró.
Me soltó, me quedé observándolo y luego me fui hacía la puerta, al cerrarla me tomé unos segundos para respirar profundamente. De camino a la siguiente clase, la cabeza no paraba de mostrarme lo que había susurrado en bucle. Tenía el corazón dividido, ¿por qué todo era tan complicado? ¿A eso se refería Gabriel en cuanto dijo que llegará un momento en que tendré que elegir? ¿Gabriel o el Chico de Ojos Verdes?
Mis sospechas se habían confirmado, la buena racha me había abandonado por completo, cuando un par de días antes de empezar segundo de la secundaria, mis padres me confirmaron que la nueva tutora sería la Dolores. Quédense con este nombre, porque ella es en realidad la hermana mayor de la Laura, es decir la profesora que tuve en tercero de la primaria y que me intentó hacer la vida imposible ese curso, pues ahora, el universo quería verme delante de su hermana.
La mañana del Lunes, una semana antes de ir a clase, cerca de las diez de la mañana me tocaba la entrevista con la Dolores. Asistí no con muchas esperanzas, pero Uriel me aconsejó que le diera el beneficio de la duda, total cuando me hizo de profesora de matemáticas en sexto, parecía buena chica comparado con su hermana, claro. Esta profesora tenía un problema grave en sus cuerdas vocales, por eso cuando hablaba solía hacerlo como si susurrase todo el tiempo, porque no sé qué le sucedió pero creo que perdió parte de las cuerdas vocales por alguna enfermedad que tuvo (nunca lo contó, actualmente la Dolores está muerta, murió en 2021 de una enfermedad que desconozco).
- ¡Me alegra mucho que al final seas mí alumna este año, Laia!- dijo contenta.
Me hubiese gustado decir lo mismo, pero me quedé en silencio, confirmándolo con la cabeza pero más bien fue un gesto por educación. En el fondo deseaba un cambio de última hora, pero ya no era posible. En el A estaba la Eva la profesora de Gimnasia, y en el C creo que era la Marta que todavía no e había impartido ninguna clase pero solía hacer religión.
- Este año he pensado que ya que el año pasado aprobaste con notas Español, Catalán y Matemáticas, he pensado que te iría bien empezar estas materias en la clase, ¿qué te parece?- sugirió.
- Em… no.- dije.
- ¿Por qué no?- preguntó.
- No, no, no… quiero seguir en refuerzo.- le dije.
- ¿Por qué?- preguntó.
- Prefiero estar en refuerzo.- le dije.
La Dolores no lo entendía, incluso insistió un buen rato, pero yo siempre le decía que no, al final me dejó en refuerzo. Se preguntarán cuales eran mis motivos de no querer bajar al ritmo de clase. Pues, básicamente en matemáticas me tocaba ella, y no la quería, respecto a las dos otras materias, había hecho amigos, algo que en clase era imposible, no quería sentirme aún más sola.
Ella no lo entendió, pero tampoco pudo hacer nada y me dejó en clase de refuerzo, yo lo agradecí mucho y pensé que quizás la relación no sería tan compleja como pensaba que sería. ¿Le estaba dando esperanza demasiado rápido? Algo me decía que fuera con cuidado pero no recordaba quién, era una sensación como que alguien en el pasado me hubiese recordado que tuviera cuidado (no lo recordaba pero el Maestro Jesús fue quién me advirtió durante la operación de apendicitis que como dije, no lo recordé hasta mucho más adelante).
El primer día de clase, fue distinto al año anterior, en clase había compañeros nuevos, entre ellas una chica que venia del instituto Antonio Pous llamada Cristina. De hecho me enteré que en las otras clases venían compañeros y compañeras de ese mismo instituto y algunos del colegio Casals-Grácia. Era extraño, hasta que recordé una cosa que me explicaron el fin de semana anterior…
Resulta que durante el curso anterior, un grupo de jóvenes que iban tanto al Instituto Antonio Pous como en Gracia, se dedicaron a hacerle Bullying a una chica que estudiaba en el último colegio que dije. No sé qué sucedió exactamente, pero fue tanto el sufrimiento que algo grave pasó (que la chica tuvo que estar ingresada y atendida por psicólogos durante mucho tiempo, hasta que confesó lo que sucedió a las autoridades). Que todos esos jóvenes, fueron expulsados del instituto y del colegio, por eso a partir de ese momento en la Salle tendríamos compañeros nuevos, pero solo algunos, porque creo que un juez decretó que tenían que ir en colegios distintos para no armar el grupo de vuelta, y algunos que realmente tuvieron cargo de responsabilidad, acabaron con problemas graves judiciales.
Lo que me dejó de piedra fue, que entendí por qué el padre de mí prima Sofía me pidió ese verano que le contase que tal era la Salle. Más tarde supe que ella estaba implicada en ese grupo, pero al final en el último minuto se salvó de ser expulsada, pero sus padres ya estaban pensando en meterla en la Salle y mandarla a terapia. Al final la mandaron a terapia y se pudo quedar en el instituto.
¿Podía creerme la historia o era solo las malas lenguas que hablaban sin comprender la magnitud del problema? Ustedes saben que con mi prima últimamente no andábamos demasiado bien, hacía cosas muy extrañas cuando iba con sus amigas y yo estaba implicada. Así que… sintiéndolo mucho, sabía que estaban hablando correctamente, de que ella también estaba implicada. Lo que no me entraba en la cabeza, era pensar el motivo de haber intentado incluso hacerle tanto daño a esa chica emocionalmente. Se me partía el corazón, esa fue la primera vez que me di cuenta de que Sofía tenía que entender bien lo que significa empatizar con los demás, porque si siguiera así, acabaría realmente mal.
Emocionalmente hablando yo estuve muy mal durante varios meses, quería saber el motivo mí cabeza no podía ni descansar. Después de lo mal que lo pasé el curso anterior, saber que ella lo hacía con otra chica que además no iba ni a su instituto, me pareció realmente muy heavy (no suelo utilizar la palabra heavy pero para esta ocasión, era necesaria).
La única forma que pensé que quizás me lo contaría, era intentar quedar con ella los fines de semana, y sin decirle que lo sabía, ella aceptó, pero nunca habló de ello. Aunque recuerdo que sus padres la castigaron sin salir durante meses, pero conmigo no tuvieron ningún problema (supongo que al saber que yo no era problemática quizás se le engancharía algo bueno de mí). Le quitaron la play, las películas incluso la computadora solo la podía usar para los trabajos de clase. La sacaron de algunas actividades extraescolares que a ella le gustaba, simplemente para que entendiera que lo qué había hecho era muy grave.
No soy vengativa ni busco justicia, incluso cuando sufría un Bullying tan fuerte, pero me alegré que la castigaran así de fuerte, porque algo así se tenía que frenar. Supongo que los jueces investigaban pero yo eso no lo supe si era verdad o no, aquí estaría mintiendo porque no lo sabía realmente si estaba sucediendo eso o no. Pero me alegré porque sino actualmente sería una chica muy peligrosa, pero si quieren saber cómo terminó ella en la actualidad, deberán esperar a los siguientes capítulos.
- Me alegra de que no le des la espalda a tú prima- dijo Gabriel.
- Aunque sé que ella no me entiende, las personas heridas emocionalmente a veces actúan sin sentido. Es la típica frase que dicen <todos cometemos errores> ¿no?- dije.
- Jaja, ¡exacto! – respondió Gabriel
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