viernes, abril 29, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 135 [2T]

 

El resto de la visita guiada, fue genial. Le dije que no podía entrar en la cocina y le marqué la línea divisoria, él lo entendió, y entonces le mostré mi cuarto en el segundo piso. Le dejé subir en mi cama.

-        ¡Esta es mi cama pero si quieres tú también podrás venir a dormir conmigo alguna noche!- le dije, se puso tan contento que nada más subir ya se puso cómodo.

Le dije las normas de mi habitación que debía respetar, qué podía tocar y qué no, y qué podía tocar pero con mucho cuidado. En vez de un perro parecía un pequeño senhiorgitto, recordaba esa palabra de mi vida en Florencia, así les llamaba a mis dos hijos Lorenzo y Terencio cuando querían ser señores pero eran chiquitos.

En cuanto terminó la visita de reconocimiento por la casa, le enseñé dónde habíamos dejado sus cosas, la cama y los boles de comida y agua. En este caso los tenía en la terraza, aún era verano aunque ya era Septiembre, pero en invierno dormiría conmigo, porque en Manlleu suele helar mucho. Estaba muy contenta de tener un segundo perro, nada más conocerlo me dio la sensación de que me había reencontrado con una alma muy especial que en otra vida fue mi hijo, no entendía porque había elegido volver convertido en perro, pero me sentía muy feliz saber de qué volvía a estar conmigo. Fue entonces, cuando empecé a preguntarme ¿quién sería su padre?

-        ¿Juegas conmigo, Laia?- preguntó Juanito.

-        Claro.- le dije.

Bilbo nos acompañó hasta la salita, agarramos una pelota pequeña y empezamos a jugar a futbol, pero con cuidado de no romper nada. Vi a Bilbo sentado a un lado observándonos, me quedé mal y paré de jugar un momento, me acerqué a él, le acaricié la cabeza y se puso de pie moviendo el rabito ya que lo tenía corto.

-        ¿Quieres jugar con nosotros Bilbo?- le pregunté, él alzó las orejas sin entender lo que le decía.

Le dije que se pusiera a un lado de la salita y así le pasaría Juanito la pelota al perro, pero cuando lo hicimos, Bilbo ni se inmutó, holisqueó la pelota pero ni la agarró. Volví a acercarme a él, me agaché.

-        ¿Qué te pasa?- le dije.

-        Mami… ¿qué es jugar?- dijo telepáticamente Bilbo.

-        Esto, mira la pelota.- le mostré él lo holisqueó de nuevo y me miró.- abre la boca y agarra la pelota.- él me miró pero tenía confianza y simplemente lo hizo, le puse la pelota en la boca y la sujetó.- ahora ponlo en cualquier lado de la salita y nosotros le daremos una patada.- le dije.

Bilbo se levantó con la pelota en la boquita y empezó a mirar un lugar dónde dejarla, cuando lo encontró simplemente lo dejó en el suelo y se apartó. Juanito hizo los honores de chutar la pelota, pero Bilbo ni se movió a buscarla. Entonces fui a buscar la pelota, la volví a poner en su sitio y lo hice yo, Bilbo se fue detrás de la pelota a buscarla y la regresó. Resulta que nunca había jugado a nada y le teníamos que enseñar a hacerlo, dónde había nacido debió ser un hogar horrible.

-        ¿Os apetece un trozo de fuet para ir picando un poco?- nos interrumpió mi padre.

-        ¡Si!- dijimos Juanito y yo.

Papá había cortado cinco rodajas de fuet, le dio una a Juanito, otra a mi, y una al Bilbo se la metió en la boca y vino hacia a mi, la dejó en el suelo y me miró mientras se sentaba.

-        ¿No me digas que tampoco has probado el fuet?- le dije al Bilbo, él solo me miró con ojos cristalinos.

¡Madre mía!

-        Mira Bilbo, esto se hace así.- le dije, me puse la rodaja de fuet con la pela que en casa nos comemos la pela y todo, algunos la quitan pero es muy sano comérsela con pela y le di un bocado, él me miró atentamente y entonces él al ver que me lo comía a gusto lo probó.

Mi padre estaba pendiente también, le resultó muy extraño que el perro nunca hubiese comido fuet. Era muy normal que no lo hubiese probado nunca, en realidad el fuet es un producto de origen catalán, desde que casa Terradellas lo importa al resto de España, que antes solo se comía en Cataluña, al igual que las botifarras (en realidad un fuet es una botifarra pero dejada a secar durante un mes a la intemperie, luego tenemos la sumaia que son tiras de fuet más finitas pero secas también solo una semana o dos).

Bilbo volvió a ponerse la rodaja de fuet en la boca y empezó a comérsela, al principio arrugaba la cara porque el primer gusto no es muy bueno, pero luego le encantó, incluso se fue con mi padre para ver si le caía otra rodaja. A partir de ahí el fuet era su pica-pica favorito, hasta que probó la longaniza.

Tres días después, nos fuimos de vacaciones a Sitges, Juanito también se vino con nosotros, hasta dos días antes de empezar el curso Juanito se quedaba con nosotros, y aparte de ser primos parecía mí hermano mayor a pesar de ya medir 1,90m de altura. Pero antes de irnos, mi padre le pidió a mi nuevo tío Drakho (el novio de Rafalé) si podíamos llevarnos al perro, él dijo que si con la condición de que en la casa no entrase, para él sería los tres terrenos y dormiría en el garaje interior.

Durante el viaje para Sitges que eran dos horas, el Bilbo se pasó la primera hora durmiendo y la segunda lloraba porque ya quería salir del transportín, según la ley los perros tenían que ir en transportín, ahora la han quitado y van atados en el maletero. Solo los gatos van en transportín. Para irlo tranquilizándolo, le iba diciendo dónde estábamos y cuanto tiempo quedaba, le decía lo bien y bonito estaba la casa de Sitges, le iba comentando los terrenos y las cosas que se encontraría y le repetía varias veces de que no podría entrar en la casa, que para él tendría el garaje interno que había un sofá muy cómodo y grande para él solito. Parecía que eso le calmaba, así que seguí hasta que llegamos y cuando nos aseguramos de que la puerta principal al complejo estaba cerrada, le abrí la puerta del transportín y empezó  explorar, una vez más sin dejar muchos metros de mi, quería que yo le enseñara el lugar.

Mientras que estuviese Juanito con nosotros, mi habitación sería en la motorhome en una cama doble con una cortina tupida roja para tener intimidad. Mientras que Juanito se quedaba la habitación del fondo del pasillo central, una cama doble sin ventanas, solo un tragaluz lleno de hojas que te avisaban que el otoño ya se acercaba. En mi caso tenía unas vistas maravillosas al primer terreno, a pesar de que delante de la motorhome estaba recubierto con cañas de bambú para dar intimidad y así yo podía ver todo lo que había en el primer terreno, pero en cambio desde fuera no se podía ver nada. ¡Qué privilegio! En realidad la motorhome chiquitita era todo para mí, era como un mini-apartamento sin cocina, ni baño propio pero con una cama y tres armarios gigantes, para mí.


Disfrutar de esa libertad era como si el tiempo se volvase a detener como pasaba todos los veranos, pero que siempre aunque yo deseaba con todas mis fuerzas, aparecía la imagen del colegio a la vuelta de la esquina. Aquellas dos semanas casi en Sitges, la pasé increíble, jugando un montón con Juanito en la playa que solíamos ir era una mixta, es decir, en España hay playas que son la mitad nudistas y la otra mitad con bañador. Por las tardes salíamos a dar vueltas por Sitges, incluso una tarde íbamos a Vilanova i la Geltrú, el pueblo de al lado a terminar a hacer las compras de ropa para la vuelta al cole y también para subirnos al mini tren, que da la vuelta al gran parque. Papá nos sorprendió cuando nos dijo que esa tarde, aprovechando que estábamos en la primera ciudad del ferrocarril de la costa, iríamos a ver el museo del ferrocarril.

Me sentía como una hormiga al lado de la grandes locomotoras de vapor, todas eran de época, incluso subimos en uno con los banquillos de madera como asientos habituales para los pasajeros. Solo con verlos, ya me parecían super incómodos. Visitar museos es una de las cosas que más adoro hacer en familia o con la compañía de Uriel (en la actualidad, claro está) y me da igual si ya he ido varias veces, de vez en cuando me gusta volver y repasar incluso ver las nuevas exposiciones. La cultura es algo que mis padres me inculcaron de pequeña, también el hecho de la buena gastronomía a la hora de ir a un restaurante, los museos son la forma de darnos una mano para ampliar nuestros conocimientos de una forma interactiva y no aburrida, incluso cuando vamos a poblados íberos (aunque el de calafell me daba miedo, aprobaba el hecho de que era por la cultura y aprender cosas importantes).

Al final de la visita subimos a una de las locomotoras en el lugar de la máquina principal, nada más subir me caí por la energía (era como un desmayo pero noté los brazos de Uriel que me agarraban fuertemente).

-        ¿Estás bien, mi amor?- dijo Uriel.

-        Si, no sé qué me ha pasado…- dije al volver a ponerme de pie y me di cuenta de que el aire inesperado atosigaba mi pelo al mismo tiempo que la locomotora se estaba moviendo como si estuviese en medio de uno de sus antiguos trayectos.- ¿Qué pasa? ¿Soy yo o esto se está moviendo?- dije.

-        Nos movemos, has entrado sin querer a una grieta del tiempo. – informó Uriel.

Miré alrededor, delante de los mandos de la máquina había un hombre con un mono azul y la cara llena de carbón que tocaba el timbre. De la zona del cargamento de carbón, había otro con un pañuelo en la altura de la nariz y una pala cargando carbón al tren.

-        ¡Eres un vago! – dijo el conductor del tren.- siempre te encuentro durmiendo entre el carbón y lo que deberías hacer es echar el carbón al fuego para que el motor vaya más rápido – concluyó.

El otro compañero levantó la pala, se quitó el pañuelo y le dio un golpe en la cabeza con la pala. El conductor cayó redondo. Yo grité.

-        ¿Qué te pasa Laia?- dijo mi padre.

Automáticamente había regresado al presente, no había conductor, ni el otro señor. Me quedé estupefacta pero solo quería hacer una cosa, bajarme de allí. Pero en ese momento mi padre insistió en hacerme una foto manejando el tren y me tuve que poner. Al bajar le di la mano a Uriel y le abracé cuando nadie nos miraba.

-        Han matado alguien aquí, lo he visto.- le dije asustada.

Uriel volvió a atrás y se quedó observando las líneas del tiempo, al ver que era verdad, agarró sus anillos y se puso a llamar a otros Seres de Luz. No sabía que estaba haciendo exactamente, pero no me lo quiso contar. No me gustaba pero lo respeté.

Recomendación: 365 días aquel día - Netflix.

HR.

HERO&Corporation.

sábado, abril 23, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulos 133 y 134 [2T]

 Esta semana les vamos a compartir dos capítulos...

Capítulo 133:

En Agartha todo siempre ha sido muy diferente que en la superficie de 3D, los trabajos que había en Amsha en ese tiempo, son los que actualmente están en desarrollo en la 3D, con la diferencia de que ellos se estaban preparando para atender a los humanos, porque sabían que se habían olvidado de creer en la magia de la vida y en el poder de que dentro del universo TODO ES POSIBLE.

Empecé a arrepentirme el hecho de que hubiese elegido regresar a 3D, partiendo de la base de que en mis tres últimos años antes de volver a nacer, estuve viviendo en Agartha. No vivía en Amsha, sino en Telos, pero siempre notaba que Agartha era mi casa y la superficie de 3D un lugar hostil e inhóspito lleno de maldad y sufrimiento.

-        Eso son por tus recuerdos de otras vidas, mi amor.- dijo riéndose el Chico.

-        ¿Tú sabes algo de eso?- le pregunté.

-        He empezado a recordar nuestras vidas, y lo que dices tiene mucha lógica con lo mal que lo hemos pasado en algunas, más en las últimas.- respondió el Chico, mientras que se tomaba su desayuno en una pequeña taberna que nos habíamos parado para descansar un rato.

-        De la última solo recuerdo que estuvimos en París, pero nada más.- le comenté y él arqueó las cejas, casi se atraganta con el zumo de manzana que él tomaba.

-        ¿Ya recuerdas eso?- preguntó sorprendido.

-        Solo que íbamos a una especie de iglesia con una cúpula india y luego nos paramos en una plaza dónde habían hombres que dibujaban a las personas, mientras tomábamos un bollo muy tierno lleno de chocolate.- le expliqué.

Se quedó en silencio pero vi que se había emocionado con tan solo verle los ojos llorosos. La terraza de la taberna era muy linda, al estilo pirata, banquitos y mesas de madera oscura, había un loro en la puerta saludando a los clientes, y de fondo se escuchaba un piano tocar canciones típicas que solían cantar los piratas de alta mar.

-        Durante muchas vidas, tuvimos que pasar por el sufrimiento para aprender muchas cosas tanto de los dos, como de cada uno. Por eso ahora, a mí se me ha permitido ascender y a ti, empezar a estudiar aquí.- respondió el Chico.

-        Entonces, esta vida cambian mucho las cosas, ¿verdad?- le pregunté.

El Chico dijo que si con la cabeza, cuando le dio un bocado al pan con mermelada de cereza.

-        ¿Desde cuándo hace que somos llamas gemelas?- le pregunté.

-        Hay una vida que recuerdo aún no muy nítidamente, pero en la Cruz del Sur, en la casa dónde vive nuestro Gran Jefe. Allí empezamos a salir.- comentó el Chico.

Se me pusieron los pelos de punta. ¿Cómo era posible si en esa vida me vi a mi misma siendo la novia del arcángel san Gabriel?

-        ¿Te dije algo de Gabriel en alguna vida?- le pregunté arrugando la frente.

-        Si, me dijiste que habías sido su novia.- respondió muy seguro.

-        Que yo recuerde, en la Cruz del Sur sucedió eso…- susurré.

-        Si, pero también estabas conmigo.- respondió, pensaba que no me había escuchado.

-        ¿Cómo? ¿A la vez?- dije con los ojos como platos.

-        No, claro que no… uno a uno…- dijo el Chico entre risas.


¡Qué susto! Intuí que quizás ese había sido el problema por el cuál había elegido dejar a Gabriel para irme con el Chico en esa vida, pero para confirmarlo tendría que esperar a que pudiese recordarlo por mí misma, y eso era cada vez más difícil, porque me estaba acercando a los ocho años y eso quería decir que prontito ya no recordaría nada por un tiempo muy largo.

-        ¿Tú sabes lo que es el poliamor?- me preguntó el Chico.

-        No.- dije.

-        Es el hecho de poder estar con más personas a la vez de forma romántica. Algunos ángeles están de acuerdo con eso y tienen amantes aceptados entre las parejas.- informó el Chico.

¡Ay mierda! Seguro que la relación que tenía con Gabriel y el Chico era usando esta regla…

-        Pero yo no estoy de acuerdo con eso. – respondió el Chico.

¿Y si Gabriel si lo estaba?

-        Lo último que recuerdo de ti, es que tampoco estabas de acuerdo.- comentó el Chico.

¡Ay mierda! Seguro que Gabriel sí que lo era y lo seguirá siendo…

Después de desayunar, me acompañó a la parada del metro dónde me esperaba Uriel, para regresar a la superficie, cada día nos despedíamos dándonos un fuerte abrazo. Me resultaba difícil tener que separarme todo el día de él, pero así es como tenía que ser.

Me sentía feliz y muy libre durante ese verano del año 2001, habían pasado cosas bastante bonitas como para tener ahora unos lindos recuerdos, unas colonías realmente relajantes y divertidas, aprender cosas de los abuelos, es como conseguir un trozo de la gran sabiduría del mundo que en tiempos antiguos solo los ancianos eran los guardianes merecidos de guardarlo, y luego los viajes dimensionales a Agartha. Quería que el tiempo se detuviera en ese verano tan bonito, aunque en esencia echaba mucho de menos a Frodo y a mi abuela Vitorina, el tiempo a veces te juega el mal tránsito de vivir desgracias, pero las aceptas cuando entiendes que estamos de paso y que nada es permanente. Al fin y al cabo, el tiempo siempre gana todas las partidas, naces, creces, te reproduces y mueres, al final siempre acabas muriendo, quieras o no, lo hagas a los seis como a los ochenta años, acabas terminando abandonando la encarnación y tomándote el tiempo de la paz, como un tiempo de reflexión, para saber preparar bien la próxima vida.

En Agosto las cosas siguieron super bien, pasé unas fiestas del pueblo muy divertidas, subiendo a los cacharros de quita y pon, aunque no pude subir tanto como quisiera, mis padres me prometieron ir al Tibidabo que cumplieron una semana después de terminar las fiestas de Manlleu. Había crecido bastante entre el año anterior y ese, pero no lo suficiente para cumplir con la altura mínima para subir al huracán Condor, era una atracción que siempre me había dado muchas ganas de experimentarlo, pero era de las más peligrosas y la más divertida. Esa atracción, te agarraban de los hombros y de las piernas bien fuerte, porque el cacharro giraba a mucha velocidad y en algunas ocasiones terminabas empapado por las fuentes de agua que tiraban a la mitad del trayecto. No podías subir con nada, ni bolsos, ni nada en los bolsillos, ni zapatos sin sujeción fija, porque todo se caía en el agua. No se movía mucho, solo daba vueltas sobre sí mismo hasta que cumpliesen cinco u ocho minutos de atracción.

Tampoco fue tan bonito tener la altura mínima de 1,20m porque pude subir al Guri-Guri, lo que en España diríamos un funicular de la bruja, porque vas sujeto por una vía por el techo, te atan para que no te caigas y ves las afueras del parque que está en lo alto de la colina de Collserola, en el Parque Natural por el cual lleva ese nombre. El nombre de Tibidabo es por la iglesia y el patrón de ese lugar, al parecer es un Ser de Luz (creo que un Maestro Ascendido) vivió en ese bosque durante cien años y allí dejó algunos escritos del nuevo evangelio de San Juan Amado, para adjuntarlo en las sagradas escrituras, solo que alguien un tiempo después, le construyó una doble iglesia (tiene dos pisos, hay iglesia abajo completa y otra en el piso superior).

Esta iglesia está construido como si todo fuese un reflejo de un espejo, lo mismo que hay en el piso de abajo, está en el de arriba, decorado como si desde el punto medio se pudiera ver las dos iglesias (pero solo se verían si estuvieses en medio de dos dimensiones o lo que solemos decir los seres de luz “en medio de ninguna parte). Para explicaros esto, me tengo que salir un poco de la perspectiva del año 2001 y volver al 2022 dónde estamos, esta iglesia está construido con los mismos fundamentos que se mandó a construir la Piaza del Populo en Roma, con la diferencia de que las dos iglesias solo se pueden ver si estás dentro y no cuando estás a fuera, en cambio en Trastevere se puede ver perfectamente el punto que une el espejo y de allí ninguna parte puede empezar a cantar su canto y volverse visible.

En cuanto llegó Septiembre, pasaron muchas cosas, en primer lugar mis padres me llamaron ya que estaba en la habitación jugando con Uriel, bajé las escaleras y me fui al salón, aún no era el momento de cenar pero querían decirme algo importante, me senté en el sofá y les escuché.

-        Tu madre y yo, hemos pensado que ya que echas tanto de menos al Frodo y nosotros también, el viernes iremos a la protectora de animales y así adoptaremos a un perro, ¿qué te parece?- dijo mi padre.

-        ¿En serio?- me puse super contenta.

-        Si, con la condición de que estará a tú nombre y le tendrás que cuidar tú, ¿ok?- dijo mi padre.

-        ¡Maravilloso, papá!- grité de alegría, les di un abrazo a los dos.

¡Qué alegría me llevé! Un nuevo perrito en la familia… ya no me sentiría tan sola y podría jugar con él tanto hasta que saliesen las estrellas. Mientras que no llegaba ese día, porqué cuando me lo dijeron era martes, curiosamente ese día mi padre salió pronto del trabajo, teníamos que pensar un nombre para el perrito los tres, lo queríamos tener ya pensado antes de irlo a buscar así ya le tendríamos preparado una nueva identidad para el perrito.

Decidimos tener esta vez un macho, que no fuese de raza (por varias razones, la principal para que dure más tiempo), de una medida media (ni como si fuera un chihuahua ni tampoco una altura de un Dogo), por último que tuviese entre dos y cuatro años (principalmente para asegurarnos que estaría con nosotros mucho tiempo). Todo lo demás, nos daba igual, excepto que no fuese agresivo y apto para niños.

Un día antes, el primo Juanito vino a pasar las dos semanas antes de empezar el colegio con nosotros, así que nos acompañó el viernes a buscar al perrito. El viernes por la tarde, mi padre fue a buscarme a casa de la abuela a las seis de la tarde, ya le dijo a mi abuela que vendría pronto porque teníamos prisa. Para llegar al lugar, tuvimos que dejar la carretera principal para irnos a Vic, para desviarnos a un camino de tierra, hasta que llegamos cerca de la Ermita de Palau, para estacionar el auto abajo en un pequeño parquing natural.


Al bajar del auto, escuchaba los ladrillos de los perros, había muchos que se habían percatado de nuestra llegada al recinto, caminamos todos juntos siguiendo el pequeño camino de piedras, hasta que vimos las jaulas de los perros que ladraban con tanta intensidad que te dejaban un poco sordo. Estaba algo nerviosa, porque mis padres me dieron la responsabilidad de que eligiera yo el perro, ellos solo darían la aportación económica que se hace cuando se adopta un perro, das lo equivalente a ese momento unos 20€ (ahora está en 50€) para que el recinto pueda aprovecharlo en comprar comida y abrigo para los centenares de perros que tienen allí abandonados.

Con la cantidad de perros que había en ese recinto, me preguntaba si ¿sería capaz de elegir bien? Todos buscaban su oportunidad de oro, pero solo uno de esos cientos de perros, lo conseguiría. Solo uno sería miembro de nuestra familia y yo sería su mamá.

 

Capítulo 134:

La muchacha del recinto después de charlar con mis padres y darles las indicaciones del tipo de perro que nos gustaría adoptar, nos guío hasta uno de los recintos que le llamaban la casa, efectivamente había perros en una antigua casa de campo que en ese tiempo lo usaban como un lugar más para tener perros. Subimos unas escaleras de piedra, entonces pasamos la verja y allí de nuevo los ladrillos de perros nos volvió a dejar sordos, tanto que la muchacha gritaba para decirnos cosas pero no se le escuchaba a pesar de tenerla a un metro de distancia de nosotros.

Antes de que pudiera esforzarme para escucharla, notaba como varias patitas me tocaban la altura de la cadera y el culo, al mirar me fijé que eran más de cinco perros que intentaban llamar mi atención, algunos lloraban, otros ladraban y solo uno se me quedó mirando insistiendo sin decir nada. Intenté caminar pero era imposible, me quedé atrapado al lado de la verja, más perros se subieron encima de otros para mi cintura, eso provocó que los pantalones no pudiesen sujetarse bien y empezaba a mostrar a la gente y a los perros, las bragas. Me subí los pantalones, pero la fuerza de ellos era brutal, aunque eran del tamaño que habíamos pedido.

Perdí de vista completamente de mis padres y del primo Juanito, en cuanto intenté buscarlos, vi a mis padres al fondo, sentados en un pedestal al lado de un perro con pelo largo rubio que dormía, pero yo notaba que no tenía ganas de hacer amigos. Mientras que a Juanito se quedó tocando los perros en un lado que consiguió ir, porque también le hacían lo mismo y les iba indicando que fueran a por mí y no a por él, porque sabía que tenía yo la responsabilidad de elegir. ¡Ay, madre!

Esa avalancha de perros, fue maravilloso, pero también triste, si fuese por mí me hubiese quedado a vivir allí para cuidarlos y tenerlos conmigo, pero sabía que no podía ser. Volví a subirme los pantalones, cuando vi quién era el causante de quién me lo estaba bajando, el perrito que no ladraba, ni hacía nada pero estaba a dos patas todo el rato, haciendo fuerza para bajarme los pantalones. Era un perro muy bonito, de pelo corto, mezclado de color marrón, blanco y negro, las orejas largas como los conejos, tenía cara de Husky con los ojos marrones claros, una sonrisa divina… ¡era hermoso! Noté en el corazón, un latido muy fuerte y le agarré de las patitas de delante, me acerqué a él.

-        ¿Por qué me estás bajando los pantalones?- le pregunté como si me fuera a contestar.

La mayoría de perros de ese recinto aún no saben usar la telepatía, pero escuhcé voces que me contestaban, al ver que provenían del perro que había agarrado de las patitas, me asombró.

-        ¡Mami!- decía.

-        ¿Mami?- repetí.

Entonces, él me pasó telepáticamente un recuerdo de una vida anterior…

Bajaba del barco en el muelle de Lisboa (antes de la independencia de Portugal), era un hombre buscando a su esposa que había hecho el viaje desde Salamanca hasta allí solo para venirme a buscar. Cristofolo Colón desembarcó antes y ya estaba subiendo a su coche de caballos rumbo a Valladolid para no perder más tiempo y mostrarle a los la Majestad Isabel y al Rey Fernando todo el oro que había conseguido tras llegar a las Indias siguiendo su nueva ruta de viaje.

Encontré a mi esposa junto a mi hija de cuatro años que estaba en los brazos de mi esposa, le di un beso apasionado y sonreí de volverlos a ver. A pesar de ser general y ganarme bien la vida, tenía a mi esposa y mi hija bien atendida, así que llevaban ropajes dignos de una dama que era lo que eran, en ese tiempo.

-        Te estábamos esperando…- dijo mi esposa, me colocó una de mis manos encima de su barriga y supe en aquel momento de que íbamos a tener otro hijo.

A pesar de haber desembarcado, llevábamos una semana en Lisboa, porque Colón tenía que visitar al rey de Portugal. Mi esposa estaba allí durante ese primer viaje a las Indias. La noche anterior, nos amamos apasionadamente y saber que iba a ser padre de nuevo, solo me puso feliz. Ese bebé, que nació una luna más tarde, fue mi primer varón.

Ese perro era mi hijo varón, que había elegido rencarnar como perro en esta vida. La vida nos volvía a juntar con la oportunidad de volver a ser mi hijo, a pesar que en esta vida en vez de padre, sería madre.

-        ¡Ei, no busques más, la Laia ya ha elegido!- escuché que decía mi madre a mi padre, me miraron.

Volví a mirar al perro, contenta de haber recordado eso.

-        ¿Te quieres venir a mi casa y ser tu mamá otra vez?- le dije al perro.

Simplemente saltó de alegría. Mi madre lo agarró en brazos al perro y volvimos a bajar los cinco al piso de abajo, mientras que hacían los papeles y daban la donación. Yo me quedé observando al perro que estaba con la cabeza reposada en el hombro de mi madre, ahora ya estaba algo más calmado y le vi que tenía algo de miedo. Lo acaricié de la cabeza, él me miró.

-        No te preocupes, estarás con nosotros hasta que mueras, mi amor. ¡Bienvenido a la familia Galí Garcia! A partir de ahora, te vas a llamar Bilbo del Bote, pero te llamaremos Bilbo. – le dije con una sonrisa, él sonrió creo que le gustó su nombre.

Antes de firmar los papeles de la adopción, la muchacha nos explicó lo que había pasado con este perro, aproximadamente tenía tres años, pero había sido abandonado y aseguraban que quizás había estado como un año en la calle, sus antiguos dueños le maltrataron tanto que tenía muchas heridas cuando llegó, afortunadamente se salvó sin secuelas.

-        ¡Aquí será muy feliz con nosotros!- le dije a la muchacha con firmeza y alegría, entonces firmé los papeles de la adopción.

Nada más llegar a Manlleu, nos fuimos al veterinario a entregar los papeles de la adopción para documentarlo con su nuevo nombre, ponerle las vacunas y pedirle hora para castrarlo, porque no queríamos que tuviera crías. Además que compramos, su collar (el único que tuvo al no crecer se quedó con el mismo que le duró toda la vida que estuvo con nosotros), su camita y la correa (porque la que usábamos con Frodo era para perros grandes y él necesitaba un poco más de espacio, por eso compramos una correa de cuerda y otra de bovina). El pienso que le dabamos al Frodo tampoco le servía, por eso le tuvimos que comprar uno para jóvenes (al tener tres años el perro era joven y no adulto). La broma nos costó más de lo esperado, pero ante de salir del veterinario, le pusimos el collar y le enganché con la correa, entonces le dije a mis padres que iba solita a casa acompañada de Juanito.

Aunque solo era una calle (en ese tiempo estaba a la siguiente manzana) mis padres lo aceptaron, mi padre se fue con mi madre en auto porque veníamos directo. Como ya tenía las vacunas puestas, le habían pesado (solía pesar 7kg), y le habían hecho todos los chequeos, Bilbo estaba todo perfecto, me dieron la cartilla porque mis padres me dijeron que tenía que guardarla yo, al ser su madre me tenía que hacer responsable de ello. La veterinaria nos dijo que la tarjeta con todos sus datos del Bilbo llegaría por correo postal en unas semanas, una carta postal a mi nombre.

-        Incluso los perros tienen cartilla sanitaria.- comentó Juanito en plan broma, me puse a reír.

En el momento en que nos quedamos Juanito y yo delante de la puerta de casa, para esperar a que llegasen mis padres con el auto, que tuvieron que dar más vuelta por las señales de tráfico…

-        ¡Mira Bilbo, aquí vas a vivir ahora, en esta casa! ¡Bienvenido a tú nueva casa, mi amor!- le dije al perro.

Bilbo olisqueó la puerta y lo primero que hizo fue levantar la pata y marcar, me puse a reír. Era como si dijera “esta es mi casa y solo es mía y de ningún perro más” un poco posesivo parecía, pero me dio la risa.

Finalmente entramos por el garaje, aprovechando que mi padre entraba el auto, mi máxima prioridad era enseñarle toda la casa, primero con la correa puesta para que no se me fuera a ningún lado, y luego sin la correa. Como era un perro mediano, tenía vía libre por toda la casa, excepto dos lugares, la cocina y la habitación de mis padres. En cambio Frodo estaba obligada a estar siempre o en el garaje o en el patio, por ser tan grande y nerviosa, no se podía quedar libremente en la casa, siempre estaba encadenada la pobre.

Lo primero que debe saber un perro cuando llega a su nuevo hogar, es reconocer la casa, saber qué espacio tiene, sin marcar. Dentro de casa se comportó en eso, parecía que tuviera ya esa educación, así que le enseñé primero el garaje ya una vez no tenía la correa y me aseguré de que todas las puertas de la calle estuviesen cerradas para que no se escapara. Bilbo investigó el garaje cada rincón bajo mi supervisión, sentía que quería que no me fuese de su lado (ya de primeras nos habíamos hecho íntimos, de hecho el vínculo era más profundo de lo que había imaginado, madre e hijo de luz).

Entonces le enseñé el cuartito de juegos, se quedó bastante impresionado porque parecía un sabueso olisqueando cada juguete pero sin agarrar ninguno, incluso agarré una pelota de tenis y la empecé a botar, él se quedó mirando pero se quedó parado en un rincón sin hacer nada pero me di cuenta de que tenía miedo, así que agarré la pelota y se lo acerqué para que la olisquease, en cuanto lo hizo empezó a inclinar la cabeza con las orejas bajas.

-        Bilbo, esto es para jugar. Una pelota de tenis, te la subo arriba y jugamos ¿ok? Mañana compraremos juguetes para ti, hoy no nos ha dado tiempo.- le dije.

Juanito se había ido al piso de arriba. Pero Bilbo parecía que no entendía lo que le decía, me guardé la pelota en el bolsillo y abrí la puerta del patio, en cuanto lo vio se lanzó a investigar de nuevo. Le impresionó bastante, sentía que así era (de esta forma solía expresarse conmigo a través de la telepatía emocional, empatizaba con sus emociones). Después se dio cuenta de que estaba la Dama, la perrita del vecino que estaba cenando a las ocho de la tarde, Josep el vecino ya le había puesto la comida y no estaba en el huerto. Bilbo se quedó mirándola y empezó a llorar, me acerqué a él y me agaché a su lado, la verja que separaba los patios le hacía estar más seguro, Bilbo se apoyó en mi y puso una de sus patas delanteras encima de mi rodilla, me dio un beso en la mejilla.

-        ¡Ay mira, pero si está la Dama! ¡Dama, te presento a tu vecino Bilbo, es su primer día en casa! ¡Bilbo, esta es tu vecina Dama y es amiga! ¿ok?- le dije a los perros.

Bilbo con las orejas igual que un conejo en alerta, me miró directamente a los ojos y me dio un beso en todo los morros, aceptando que tenía una amiga. Aparté la cara dando ascos.

-        ¡Ay no, en la boca no, Bilbo!- le dije.

Aprendió enseguida que los besos mejor en la mejilla. De momento a nadie más de la casa le daba besos, me sentí afortunada. La Dama se puso a sus cosas de nuevo (la verdad es que no era muy sociable ella, siempre ignoraba a los demás tanto perros como personas). Nosotros nos fuimos a buscar las escaleras y subimos al primer piso, se me adelantó y subió tan rápido que le tuve que gritar para que parase, finalmente me hizo caso casi al final. Cerré las luces del garaje y subí las escaleras, cuando le di permiso para entrar en la salita, investigó. Cerré la puerta y abrí la puerta de la terraza.

-        ¡Mira Bilbo aquí es dónde harás tus necesidades!- le dije saliendo a fuera a la terraza él me seguía y le dije – cuando no puedas salir a la calle, tendrás que hacerlo aquí, lo de… cagar y mear… ¿ok?- le dije.

Bilbo se dio un rodeo por allí, y enseguida meó y aprovechó también para dejarnos un regalito. Le felicité y se puso contento, lo estaba pero también notaba que tenía algo de miedo, sobretodo cuando algún adulto me hablaba.

 

Recomendación: Siempre en el mejor momento - Película (Netflix).

HR.

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miércoles, abril 20, 2022

Veo Verdad En Tus Ojos

 

¿Cuándo hablas con alguien presencialmente le miras a la cara o a los ojos? Dicen que la mirada es la ventana a la verdad, cuando uno mira a los ojos del otro crea una conexión tan fuerte que tan solo con que digas algo que no sea la verdad, se nota mucho antes de que la vida te dé las pruebas de que aquella persona con la que confiabas te ha mentido en la cara. Es por eso que la humanidad, siempre huye antes de que sepan cuáles son tus verdades. Te da miedo que el otro te vea débil, porqué así no puedes mostrar la fortaleza que te protege el corazón, que seguramente lo hayas escuchado romperse con anterioridad.

¡Acuérdate de aquel primer amor! Venías confiando en los cuentos de Disney, a pesar de que los demás te dijeran que no era verdad, seguiste creyendo en ellos, hasta que el primer amor, se acabó. Esa fue tu primera bajada a los infiernos, igual que narran las peripecias de Dante cuando se da cuenta que su amada Beatrice no le corresponde. Esa bajada a los infiernos, es lo que uno siente cuando se enamora de alguien, es peor cuando uno ama y no puedes estar con él o ella por las circunstancias que sean. Ese sufrimiento queda impregnado en el iris de tus ojos y aunque ya haya pasado mucho tiempo, cuando uno conecta de verdad mirándole a los ojos, puede sentir ese sufrimiento, y si se concentra podrá ver qué pasó, siempre y cuando te dejes ver igual que un espejo.


Tú puedes decir que estás bien, pero cuando te miran a los ojos notarán que es mentira. Para mostrar verdad en tu mirada, hay que permitirse sufrir, por ejemplo un bebé tiene una mirada segura de sí misma, te mira con esa fuerza que abre los ojos por completo porque ya quiere empezar a experimentar el mundo que le rodea. Cuando va creciendo su mirada se va volviendo diferente, un niño de ocho años, sigue teniendo fe en el mundo y sueña en aprender y exprimir el mundo que le rodea, soñando en sus juegos que es médico, ingeniero, mecánico, piloto…

En la adolescencia su mirada también crece igual que su cuerpo, si cuando era un niño sufrió algún abandono, divorcio o un accidente traumático, ya se verá reflejado en sus ojos de por vida. Cada sentimiento que nos ha cambiado la vida, se queda grabada en el iris, su paleta de colores representan las conexiones entre sí, sería como la personalidad que uno es, por eso los ojos aunque tengas un hermano gemelo, nunca serán iguales, su mirada será distinta.

Si quieres practicar es muy fácil, te pones delante del espejo y te miras los ojos directamente, te concentras en uno y permitas que el resto del ambiente se difumine, permítete sentir lo que expresan tus ojos, quitando esa coraza y sabrás qué reciben los demás de ti o qué permites que reciben los demás de ti. Entonces, agarra un cuaderno e intenta responder a estas preguntas que te comparto a continuación…

¿Qué es lo que escondo?

¿Cuál es la imagen que doy a los demás?

¿Reflejo lo mismo que pienso, siento y digo?

¿Me reconozco entre la imagen que doy y lo que realmente yosoy?

Si tu objetivo es despertar la conciencia, te tengo que decir una mala noticia, y es que en 5D no se admiten las mentiras, es una cuestión de peso vibracional, porque una verdad es más ligera que una mentira. El principio vibracional universal lo define muy bien “cualquier resonar de una palabra que no vibre en coherencia entre espíritu, alma, cuerpo o entre lo que uno piensa, sienta o dice, su vibración le ordenará en un nuevo ESTADO VIBRACIONAL o DIMENSIÓN”.

Resumiendo, si mientes y estás en 5D, bajas a 3D de inmediato. Recuerda las palabras de Jesucristo, “Bienaventurados aquellos que sean puros de corazón porque verán el reino de Dios” mentir es dejar de ser puro de corazón. 

PD. Este viernes doble capítulo del Espejo de Mí Vida 2T. 

Mira nuestros videos del canal de youtube para ampliar los conocimientos de la conciencia espiritual, aquí:


 

Recomendación: Animales Fantásticos: Los Secretos de Dambledore – en el cine. 

HR.

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Somos Familia

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