A través de un túnel con cristales azules fuimos a parar a
las afueras de la casa de Campo, a lo lejos a unos doscientos metros de
distancia se veía una casita de campo como de un leñador en Escocia, muy
acogedora, pero antes de entrar el Maestro Jesús quería enseñarme algo más así
que él dijo “En esta parte de la ciudad
de luz, están mis hermanos y alumnos, son pequeños Maestros que están esperando
encarnar y para hacerlo tienen que aprender cómo vivir en la superficie. Por
eso estamos apartados de los hermanos Encarnados, porque las enseñanzas cambian
y además ellos no están de forma interna en esta parte, por consiguiente ellos
siguen viviendo en las ciudades de luz, solo que gran parte del día están aquí,
cuando sienten que deban aprender más, para llegar ese momento en que encarnan
como Maestros en la superficie para el Plan Divino de la Ascensión Planetaria
de Gaia”. Me quedé asombrada al escucharlo, de hecho tiene razón, me
acuerdo que cuando estaba en la zona de Encarnados nos contaban historias sobre
esta parte, dónde nunca podíamos ir, es por eso que cuando se han abierto las
puertas del metro en este andén solo
hemos bajado los dos y nadie ha bajado, para poder estar aquí necesitas tener
un permiso, que no cualquiera puede obtenerlo, así que me sentí privilegiada
poder estar allí, y le dije “Entiendo,
estaré escuchando lo que me cuentes, prestaré atención a todo aquello que me
enseñes y haré todo aquello que me digas que pueda hacer, Maestro” él se
echó a reír y dijo “Pronto te darás
cuenta de porque te he dicho esto ahora y no más tarde, solo espero que
disfrutes de este viaje a mi lado, amada hermana.” Y yo le dije “¡Lo haré con gusto!”.
La cabaña del leñador solo era una entrada, la sorpresa vino
después, al dejar atrás el camino de la casa, llegamos a una gran llanura llena
de casetas y diferentes espacios tan hermosos y naturales, pero era gigantesco
ocupaba unas doce hectáreas exactamente, eso me lo compartió Jesús, me quedé
impresionada. Empezamos a caminar por un camino de piedras, al lado del valle
que era muy hermoso y verde, las cabañas eran modernas, muy modernas pero
convivían perfectamente con la naturaleza que los hacía realmente pintorescos e
curiosos, en cada puerta en cada cabaña había pequeños Maestros tal como había
dicho, eran niños de 15 o 16 años que ya eran oficialmente Maestros, llevaban
sus túnicas respectivas con su rayo de colores, ¡qué hermosura! Ya que todos
nos saludaban con grandes sonrisas de amor y esperanza que se respiraba en el
ambiente, que era relajado también y muy confortable, me sentía como en mí
casa. No podía evitar no saludarles aunque fuese levantar la mano, en plan como
lo harías con una persona que está lejos de ti en ese momento y ellos devolvían
el saludo de corazón, mirándote a los ojos y diciéndote “Te amamos querida y amada Flor de Lys” para nada me sentí como una
extraña, ni privilegiada, solo una más, después de mucho tiempo, estaba allí.
El Sol nos daba a favor, fue en ese momento cuando vi que
las cabañas resaltaban con pequeños cristales de colores y brillaban por sí solos,
¡qué hermoso! Me detuve un momento y el Maestro Jesús también lo hizo y le dije
“Me habían contado maravillas de este
lugar, pero lo cierto es que se quedaban cortos, es mucho más. ¡Muchas gracias,
Jesús! ¡Muchísimas gracias!” le di un abrazo que él correspondió con su
sonrisa pegada en mi oreja derecha y me dijo “¿Quieres conocerlos un poco?” me preguntó, alcé las cejas en señal
de sorpresa y dije “Si” con asombro
y felicidad. Él me ofreció su mano, me aferré a ella y seguimos caminando hasta
entrar en el pabellón principal, es decir la cabaña que estaba en el centro del
valle y que era el más grande de todos, por el cual ellos denominaban el
pabellón de comunicación extrasensorial, es decir psíquicamente.
“¿Y cuándo estarán en
la superficie?” le pregunté y él contestó “Desde hace dos años terrestres que ya han empezado a encarnar, solo los
que están en los niveles más superiores, que llevan eones de tiempo esperando y
preparándose para su misión dentro del Plan Divino. Pero de cada cien almas que
encarnan en la superficie, uno es un Maestro de aquí”. ¡Qué maravilla! “Es igual a lo que me enseñaste con once
años, cuando me presentaste a mis futuros hijos ¿están aquí?” y él me miró
y dijo con una sonrisa de felicidad “No,
aquí no los vas a encontrar, pero ellos también están deseado empezar, solo
depende de ti, si sigues por el camino que te corresponde o decidas desviarte”.
Entendí porque lo decía, pero deseaba que no fuera cierto, y le dije “Voy a dejar más tiempo, para que Dios pueda
indicarme si voy por el camino correcto o no, solo cuando él decida yo decidiré”
me eché a reír y él solo se quedó asombrado, pero entendió mi forma de hablar y
solo lo respetó.
“¿Les enseñas tú solo
o hay más Maestros cómo en la Zona de Encarnado?” le pregunté y él contestó
“Somos diez Maestros, cinco Ángeles y
Siete Seraphines pero nuestros hermanos y alumnos nuestros, muchas veces nos
dan ellos la sabiduría, nosotros solo les acompañamos en su proceso de
aprendizaje”, me gustó mucho cómo lo explicaba, así debería ser en la
superficie, sin forzar nada, todo siguiendo el corazón y lo que cada alma desee
aprender en ese momento y a cualquier momento del día, nunca es tarde para el
saber. “O sea que son 22 hermanos que
imparten o más bien acompañan a… ¿cuántos, más de 5.000 Maestros?” no me
cuadraban las cuentas, o las clases tenían que ser gigantes o es que la
omnipresencia se hacía prioritario aquí. Y él me contestó “Solo acompañamos y orientamos, ellos ya aprenden al conectarse con la
Sabiduría del Cosmos, cuando deciden meditar y ver qué pasa en la superficie,
para ser observadores de cómo vivís” puse la cara de sorpresa no me lo
esperaba que hubiera como pequeñas cámaras invisibles en la superficie, tendré
que poner mejor el corazón en sintonía para ver cuando un Maestro de IIÓN está
observándome.
Entramos en la cabaña, me maravillé, porque por dentro era
mucho más grande, llegamos a una sala llena de luz del cristal violeta, las
paredes, el suelo y el techo se iluminaban por este cristal, y allí habían
algunos Maestros Ascendidos, reconocí a Saint Germain enseguida y dije “¿Saint Germain?” él se giró y cuando me
vio construyó una linda sonrisa en su rostro, me acerqué a él y le di un abrazo
y él me dijo “Bienvenida querida Flor de
Lys” no le dejé terminar y le pregunté “¿Enseñas aquí?” y él me dijo “No,
hoy he venido porque me encargo de revisar las esferas de los Maestros, que las
tenemos aquí” me enseñó un cristal que se podía ver al otro lado, que había
otra sala gigante dónde guardaban las esferas de cada Maestro aún no encarnado,
¡qué maravilla estar allí! Y le dije “¡Oh,
qué bonito! ¿Puedo acompañarte?” miré hacia atrás para mirar al Maestro
Jesús, que él estaba sonriendo, escuchando nuestra conversación y dijo “Hermano, no hay problema, yo tengo que
hacer un asunto, luego nos vemos, amada Flor de Lys”. Él me ofreció el
brazo y me uní, para ir hacia la puerta y entrar en la sala de las esferas.
Era la primera vez que podía visitar la sala de las esferas,
me hacía mucha ilusión porque hace tiempo que Saint Germain en nuestros
primeros encuentros en Telos me mencionaba que algún día me enseñaría una sala
de esferas. “¡Muchas gracias por darme
esta oportunidad tan bonita Saint Germain!” le dije él me dio las gracias y
dijo “¿recuerdas para qué sirven?” y
yo le contesté “Recuerdo que cuando te
nombran Maestro te dan una con el color de tú rayo y dentro hay un dibujo del
Merkava, lo sé porque mi marido Atlante ya tiene el suyo, lo mostró en una
fotografía en Instagram hace pocas semanas, en el viaje a Escocia que está
realizando en estos momentos” y él dijo “Así es, querida. A ti te va a llegar cuando Dios te mande a llamar y
vea que ya es el momento de nombrarte Maestra, pero lo conseguirás si sigues en
este mismo camino, pasito a pasito”. Y yo le contesté “Solo me falta una fase más” y él dijo mientras reíamos a carcajadas
limpias “Así es, solo una fase”.
Entonces Saint Germain elevó sin tocarlo una de las esferas
y empezó a observarlo, yo curiosa le imité pero lo único que veía era el
merkava de color violeta sin nada extraño, entonces él dijo “¿Ves allí, en esa punta de allí?” me
fijé un poco hacia la punta derecha y el color violeta estaba más fuerte y él
prosiguió “Se está preparando para
encarnar, pero debe pasar antes una revisión” pensaba que me lo decía a mí,
pero se giró y le dijo eso a un ángel que no había visto que estaba justo
detrás de nosotros con un pergamino y una pluma de su ala escribiendo lo que él
decía. Entonces, seguimos caminando tras colocar de nuevo la esfera en su
sitio, y elevó otra esfera esta vez era de color azul, me sorprendió porque
pensaba que solo se ocupaba del rayo violeta pero él dijo “Todas las esferas necesitan revisarse periódicamente, porque cada
esfera revela si el maestro que aprende en este lugar, está preparado para
encarnar en la superficie y hacer la misión que debe realizar de acuerdo al
Plan Divino.”.
No me pude cortar y le pregunté “¿Cada cuando se revisan exactamente?” y él contestó “Hay algunos hermanos que lo hacen todos los
días, pero yo solo vengo una vez cada tres semanas”. Entonces él se giró y
le dijo “Este ya está listo, llévalo a
revisión” resultaba que el color azul era muy fuerte por toda la figura del
Merkava y según lo que había dicho él, el maestro ya estaba preparado para
encarnar. Revisamos varias esferas más, incluso había una que era de un color
rosado muy flojo y él dijo “Mira ¿ves?
Este todavía ni está en procesos de encarnar, aún se quedará aquí por un tiempo
solo él o ella determinará cuanto tiempo estará aquí” detrás el ángel
anotaba todo lo que Saint Germain le decía respecto a las esferas, ni se le
escuchó decir ninguna palabra, ni tampoco telepática solo se dignaba a escuchar
y anotar.
Salimos de la sala de las esferas por otra puerta, y allí
nos encontramos con algunos alumnos Maestros, cuando nos vieron ellos que eran
como diez Maestros adolescentes se vinieron a nuestro lado con una sonrisa de
complicidad y felicidad. “Hermanos y
hermanas, os presento a la Maestra Aprendiz Flor de Lys, que nos va acompañar
durante el día de hoy” me presentó Saint Germain con una gran sonrisa de
oreja a oreja, los Maestros Adolescentes se quedaron alucinando en un silencio
lleno de asombro, hasta que escuché que una chica preciosa con el pelo rubio y
enrulado “¡La Arcturiana!” me
provocó la risa pero tenían razón, entonces otro chico dijo “La que defendió a los Arcturus de los
Insectoides ¿cierto?” y es verdad, cuando fue la guerra antigua intenté por
todos mis medios que mi querida familia Arcturiana (el planeta en sí) quedara
lo menos afectado posible y así poder sobrevivir una parte de la población, y
lo conseguimos con nuestro grupo, pero fue un número muy pequeño de
supervivientes que con el tiempo, por gracia de Dios se ha podido reestablecer
bastante pero no en su totalidad, porque pueblos y ciudades de nuestro planeta
Arcturiano quedó arrasada. Me hico mucha ilusión que ellos supieran ya de mi,
aunque no pude decir lo mismo de ellos, de alguna forma siempre supe que en
esta zona sabían más de uno mismo que de ellos mismos, que ilusión más bonita
saber que no soy una cualquiera para ellos, que tengo un pasado y que ellos lo
reconocen tal como debe ser, sin juzgar, al charlar con ellos, me di cuenta de
que a pesar de que tienen aspecto adolescente, realmente son más elevados y
maduros de mentalidad que los adolescentes que hay en la superficie que han
olvidado por completo quienes son y porque están dónde están.
Recomendación: Diego Torres - Color esperanza.
HR.
HERO&Corporation.
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