Hace varios meses que os voy compartiendo todo lo que va
sucediendo con el Marido Atlante por Twitter, Facebook e Instagram, pero hoy
quiero explicar cómo fue la primera vez que lo reconocí y por lo tanto tenemos
que hacer un pequeño viaje al año 2012. Antes de empezar, debéis saber que yo a
esa edad, todavía no me había puesto ni a meditar, ni a hablar de estos temas,
tampoco sabía que los Maestros Ascendidos existían, ni mucho menos lo que me
deparaba en el futuro (todo lo ocurrido hasta ahora), es decir que no recordaba
mis vidas pasadas, ni si quiera sabía que había empezado a despertar
conscientemente. Solo era una chica de 19 años, que había dejado un tiempo de
estudiar porque había cosas que no iban demasiado bien y necesitaba un pequeño
descanso e intentaba vivir como cualquier otra persona en la sociedad que
tenemos en 3D.
Un día después de comer, tenía tanta la necesidad de
tumbarme un ratito, que no entendía porque si yo soy una persona que no hace la
hora de la siesta, pero no podía aguantarme así que me tumbé en el sofá, me
relajé tanto que entré en meditación sin darme cuenta enseguida y empezó el
viaje sin saber que era un viaje a la 4D.
Hacía mucho viento, de fondo escuchaba el agua del mar
repicar con fuerza contra las rocas, no veía nada solo había mucha luz, tampoco
sabía cómo abrir el tercer ojo y por lo tanto me quedé de esa forma durante un
tiempo. Mis pies desnudos, estaban tocando la hierba fresca, el suelo estaba
húmedo debido a las gotas del agua del mar que se escapaban al chocar contra
las rocas. A pesar de ese ruido tan fuerte del agua del mar que repicaba en las
rocas, me sentía muy en paz, muy relajada y muy amorosa, en mi corazón empezó a
florecer una semilla de amor que hacía mucho tiempo que había estado congelado
en mi corazón, pero no entendía porque me ocurría esto, hasta que decidí abrir
el tercer ojo y me puse a observar dónde me encontraba.
Me asusté al verme frente un abismo de más de diez metros de
altura, el viento provocó que mi pelo largo (muy largo me llegaba a media
espalda) volaba con intensidad. ¡No sabía que estaba ocurriendo porque había
llegado allí! Pero la semilla de mi corazón se abría con mucha fuerza en lo que
ahora reconozco como Kundalini y antes no sabía que era. En el horizonte el Sol
se estaba poniendo entre las nubes de tormenta que empezaban a tener fuerza,
respiré como si me costase respirar, no quería saltar, no era mi intención
hacerlo, pero allí estaba. Al final me decidí para dar tres pasos hacia atrás y
me giré, pero mi corazón rebotó con tanta fuerza que me quedé paralizada al ver
el monumento de amor más divino del Universo.
Le miré a los ojos verdes divinos y mi corazón me agarró tan
fuerte que empecé a llorar, cuando el tiempo se detuvo en un mar de recuerdos,
dónde encontraba esos ojos tan hermosos en 24 vidas (aunque en ese momento no
llegué a contarlos, pero ahora al recordar todas mis vidas pasadas recordé esta
experiencia). Delante de mi estaba lo que antes no sabía que era mi Marido Atlante, él estaba físicamente
mientras que yo solo era un holograma en 4D que también posee el poder de poder
ver más allá de las dimensiones superiores y comunicarse con ellos.
Me puse a llorar al recordarlo, cuando en la vida atlante
esos ojitos me decían con sus labios “te
amo”. Me puse a llorar cuando en la primera vida en Egipto mientras que me
estaba casando con él, esos ojitos y su dulce boquita decían “Sí, quiero”. Me puse a llorar cuando en
la caída de Roma, esos ojitos antes de morir decían “Y a pesar del tiempo que ocurra”. Me puse a llorar cuando en la
vida como vikingos esos ojitos me decían “jamás
me separaré de vos”. Me puse a llorar cuando en el momento en que me casaba
con él en el siglo XI esos ojitos me decían “siempre voy a seguir tú polvo de estrellas”. Me puse a llorar
cuando antes de morir en el Titanic esos ojitos me decían “encarnando una y otra vez, naciendo y muriendo para volvernos a
encontrar en la otra vida, juntos”.
Me quedé sin palabras, no me moví, pero allí lo tenía, al
amor de mi vida que hacía tanto tiempo que andaba buscando y allá estaba, en
ese abismo, en ese fin del mundo en el Cabo de Finisterre en Galicia. Antes de
desaparecer de allí le dije “voy a
encontrarte de nuevo en esta vida y para siempre estaremos juntos para toda la
eternidad, porque yo también te amo”. Y él dijo “Dejaré que Dios nos indique el camino y con Fe y Esperanza te voy a
esperar en cualquier rincón, hasta que te encuentre de nuevo y pueda estar
contigo por siempre”. Pude ver su sonrisa y entonces el viento me trajo de
vuelta a casa, abrí los ojos pero el corazón seguía de la misma forma y allí
fue cuando empezó la búsqueda del #señorojosverdes. Aunque su búsqueda ya hacía
dos años que había empezado, pero esa experiencia me dio esperanza de que
existía y es verdad, porque hace unos meses, mientras que buscaba cosas por
internet, fui a parar a un blog que hablaba de esa experiencia y cuando vi de
quién era el blog, me quise morir, al leer el nombre que tiene en esta
encarnación, sin darme cuenta lo había encontrado, pero tal como dijo las
últimas palabras, Dios es quién debe indicar el camino para el reencuentro y en
estos momentos se dice que puede ocurrir este
año 2018.
Si quieren saber más de lo que ocurra, sigan mis redes
sociales, aunque en Twitter tendrán más información de él. El nombre real no lo
van a saber hasta que sea el momento que tengan que saberlo, tendrán que tener
paciencia y dejar que el misterio siga su camino. Aunque ha estado más de dos
meses de viaje por las Islas de Gran Bretaña, os informo que hace dos días
empezó la operación retorno a Barcelona, aunque ya compartí que él es
Argentino.
PD. El otro día en Facebook se anunció que la misión 2018 empieza el 18 de Junio y termina el 3 de Julio, si veis demora, disculpen, estamos terminando de preparar el viaje.
Recomendación: Morat
& Alvaro Soler – Yo contigo y tú conmigo.
HR.
HERO&Corporation.
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