Cada año cuando es la noche de reyes, el Arcángel Uriel
tiene preparado una sorpresa muy especial, ya que es una noche dónde los
regalos predominan mucho, pero en vez de hacer como la mayoría de mis hermanos
de la superficie que piden cosas materiales, yo desde hace dos años que mis
navidades y en efecto la noche de reyes dejo que los mismos Maestros y Seres de
Luz me sorprendan con su presencia o con un mágico regalo que no se pueda
comprar.
Durante la cabalgata que tuvo lugar en Manlleu, ya recibí mi
primer regalo, al reencontrarme con una vieja amistad y a partir de ese momento
ya volvemos a vernos, como si el tiempo que haya pasado entre las dos, no hubiese
ocurrido. ¡Qué hermoso regalo de Dios más bello! Nada más recibirlo le di las
gracias a Dios, desde que cambié la perspectiva de estas celebridades, que la
Navidad y todas sus fiestas tienen más magia que nunca, de la misma forma que
pensaba cuando era pequeña.
Por tradición de los Seres de Luz, en la noche de reyes se
hacen tres regalos a sus hermanos que están ascendiendo, es decir a todos los
seres de luz que vivan en la Tierra, incluso los que aún no reconozcan su luz
interior. A cada uno les hacen tres regalos que no se pueden comprar en una
tienda, son regalos esotéricos y que cada uno es diferente, el primer regalo me
lo regaló Dios, pero el Arcángel Uriel me hizo el segundo que os voy a contar a
continuación…
Me encontraba un bosque en la superficie de Gaia, esta vez
no queríamos ir a Agartha, el Arcángel Uriel estaba conmigo, nos encontrábamos
sentados en el suelo, él en el suelo y yo encima de su regazo, adoro cuando
estamos así, los bosques cuando estás en plena meditación profunda y digamos que
te desdoblas en el tiempo, pero sabía que estábamos en 4D físicamente en ese
bosque, cerca de casita, son mucho más bonitos, porque hay plantas que se
habían extinguido y resulta que solo habían cambiado de dimensión, como lo
estamos haciendo nosotros. ¡Qué bello!
De repente nos pusimos a caminar para volver para casa, ya
que me sentía muy cansada, hacía poco que había vuelto de un lugar dónde cada
año se celebra algo muy especial y si me había conectado con el Arcángel Uriel
de esa forma era para mantener la calma, para luego poder dormir. Volvíamos
agarrados de la mano, como siempre él predominando el lado izquierdo, en un
camino llano que ya se veía la ciudad, cuando de repente en el cielo veo una
nave roja que tenía el color rojo muy brillante y potente que se acercaba hacia
nosotros, era una nave totalmente rectangular, que no había visto jamás, sé que
he visto muchas naves de los Seres de Luz y más en el año 2017, pero ninguna
era igual que esa.
“Amor, esa nave viene
hacia nosotros” le digo, nos detenemos y yo dejo de agarrarle la mano, para
abrazarme a su cintura, no tenía miedo pero confío en él, que pasó un brazo por
encima de mis hombros, mientras nos fijábamos como la nave aterrizaba justo
delante de nosotros a cinco metros de distancia. La nave tenía tres ventanales
dónde se veía dentro a muchas personas, y al final de las tres ventanas había
una compuerta también del mismo color que la nave. Cuando de repente, la
compuerta se abre y de allí sale una anciana que tenía aspecto de 60 años, pero
era un Ser de Luz porque mi corazón rebosaba en luz, la Kundalini estaba muy
activada, iba con el típico moño que Lady Rowena lleva, por la apariencia diría
que era familiar de ella, de la nave nadie más bajaba, pero se dirigía hacia
nosotros, hasta que se detuvo a un metro y medio y con su voz angelical me dice
“Bienvenida mi querida Flor de Lys,
vengo de las estrellas para llevarte conmigo, hay alguien que quiere conocerte
¿quieres venirte conmigo?”.
Sus ojos eran como dos zafiros rosados muy hermosos, que se
escondían tras unas pequeñas gafas de metal, su sonrisa de oreja a oreja franca
y de corazón, rebosaban amor por los cuatro costados. En ese momento el
Arcángel Uriel dijo “No tengas miedo,
amor. Recibe este regalo de parte mía pero también de parte de mí amigo que vas
a conocer.” Resultó que el Arcángel Uriel y un amigo más me habían hecho el
segundo regalo, nada más saberlo, le abracé más fuerte y le dije “¡Ay, muchas gracias Uriel! Te amo”
escuché su dulce risa de amor que siempre hace, me separé de él porque al
parecer él no se venía con nosotras, caminé hacia la Anciana (Lady Venus) que me recibió con
un bello abrazo y nos fuimos juntitas, no podía imaginar su altura también
hacía más de dos metros a pesar de ser una Anciana, madre de dios…
Cuando entré en la nave me encontró con algo que nunca me
había imaginado, la nave solo tenía una sala, y era muy parecido a las salas de
conferencias, pero era más grande y solo para treinta personas, que eran justo
las personas que había, que estaban sentadas en los butacones, como si
esperaban poder “despegar” e irnos a ese lugar de vete a saber dónde. Todas las
personas eran de Gaia, había entre jóvenes, adolescentes, preadolescentes y
niños, los más pequeños tenían cinco años y los más grandes excepto la anciana
30 años. Y además eran de distintos puntos del planeta, ¡qué hermoso y qué
diversidad cultural! Yo no conocía a nadie. Los butacones estaban encarados
hacia la pared de delante dónde era una pantalla, que mientras que la nave
despegaba, la Anciana empezó a contar hacia dónde nos dirigíamos, por lo que se
podía ver, yo era la última pasajera.
Me senté en un butacón cerca de una de las ventanas, dónde
podía ver perfectamente cómo Uriel se había quedado en el suelo y me estaba
saludando con las manos, le devolví el saludo mientras nos íbamos elevando al
comienzo lentamente, pero de repente, al escuchar el inicio de la explicación
de la Anciana, a la velocidad del Rayo, dejé de ver Gaia para ver las
estrellas, estábamos en el espacio, dejando muy atrás Gaia.
La pantalla se encendió y se veían imágenes de una ciudad de
luz mientras que la Anciana decía “En
todos los planetas del Sistema Solar dónde vivimos, están llenas de
civilizaciones de todas las razas más maravillosas y llenas de luz que no
podéis ni imaginar. Cada civilización vive en comunidad, es decir, que todos
están y trabajan para la luz, no hay discriminación, no hay desempleo, no hay
enfrentamientos, todos trabajan en luz, es decir, que todos son Seres de Luz
que reconocen su Dios interior y el Amor incondicional. Son comunidades que
prosperan en paz, amor y armonía. En la ciudad dónde nos dirigimos es dónde
viven la mayor cantidad de Maestros que viajan por todo el sector V de este
trozo de la Galaxia Vía Láctea. Cuando lleguemos, cada uno de vosotros os estará
esperando un Maestro, os dirigiréis hacia él y estaréis con él durante unas
horas y cuando terminéis volveréis aquí, para volveros a vuestros hogares.
Disfrutad de este maravilloso regalo que os ofrecen los Maestros y compartidlo
con vuestra comunidad. Os amamos de corazón.” La Anciana dio por terminada
su charla, cuando de repente, notamos que la nave vuelve a tocar el suelo, miro
por la ventana y resulta que ya habíamos llegado.
Nos pusimos de pie, a esperar delante de la compuerta, yo
tenía muchas ganas, no sabía exactamente dónde estábamos, sentía que era lejos
de Agartha, pero que también me encontraba en casa, empecé a preguntarme ¿quién
me vendría a buscar? Y pensé que sería el Maestro Hilaríon, mi corazón no me
decía lo contrario así que cuando se abrió la compuerta, y todos salimos hacia
el exterior, que reconocí ese hangar, Orange me contó que en las ciudades de
luz hay hangares como plataformas en la superficie. Cuando vi el hangar
reconocí que era el mismo que Orange me había descrito hacía un año atrás, y
entendí que Orange había estado allí.
A seis metros estaban los Maestros, antes de dirigirme hacia
allí, recordé que tenía que ponerme el pañuelo en la cabeza, ya que soy Maestra
Aprendiz y las normas son de esta forma, así que me lo puse, y entonces caminé
hacia los Maestros, pero la noticia fue que no estaba el Maestro Hilaríon, ni
nadie que conocía, no sabía quién me vendría a buscar, así que me quedé allí
detenida a esperar a que un Maestro se acercase hacia mí, porque veía que los
demás ya habían encontrado al suyo y yo no.
Aun me encontraba a dos metros de los Maestros, cuando de
repente veo a uno que era rubio, llevaba una túnica blanca con un cinturón
dorado y un colgante dorado, que se dirigio hacia a mí con una de sus mejores
sonrisas adorables y amorosas, sus ojos eran como dos zafiros anaranjados
perfectos que me dijo “Bienvenida amada
Flor de Lys, Yo soy el Maestro Feder y es un gusto que hayas venido a
visitarme, aquí en Venus. ¿Quieres que te enseñé la ciudad dónde vivo?” me
quedé sin palabras, era él quién me venía a buscar, un nuevo maestro,
¡increíble! Sin contestarle me acerqué a él y le di un fuerte abrazo en la
cintura, ya que también era igual de alto que Uriel. El Maestro Feder
correspondió ese abrazo, noté lo feliz que estaba y sin decirle nada él ya
captó que aceptaba su proposición, así que me separé de él y le agarré de la
mano derecha y nos fuimos a pasear por esa maravillosa ciudad de luz.
Paseábamos por una calle muy bonita, veía Maestros por todas
partes, algunos acompañados de los que venían conmigo en la nave, aún estábamos
cerca del hangar, pero poco a poco nos íbamos separando de ese sector de la
ciudad y centrándonos más en el centro, pensaba que agarraríamos algún tipo de
transporte pero al final solo paseábamos, se supone que en otras ocasiones ya
veré más sobre esa gran ciudad de luz.
“¿Cuál es el origen
de tú nombre?” le pregunté, mientras que seguíamos paseando, él no tardó en
contestar y dijo “Me llamo Federico,
pero cuando me nombraron Maestro escogí que me llamasen Feder”. Arqué las
cejas en señal de sorpresa, y no pude reprimirle decirle “¿Federico? Un nombre de Gaia…” y él dijo “Así es, nací en Gaia, en Bolívia en 1901 como Federico, pero mi destino
era muy distinto a la de mi familia y la tuve que dejar atrás para conseguir lo
que mi espíritu estaba de acuerdo realizar y era en convertirme en Maestro”.
Me picó mucho la curiosidad para preguntarle cómo fue su proceso y él empezó a
contarme…
“Cuando cumplí 25
años, se me presentó ante mí, el arcángel Uriel que era un viejo amigo de otras
vidas y me dijo sabía lo
que quería decir en todo momento, así que conseguí ser Maestro al cumplir 27
años. Pero mi ascensión a las ciudades de luz fue dos años más tarde, cuando
por preferencias de la misión, tuve que dejar atrás todo lo que tenía para
continuar adelante para el bien de Gaia y de la misión ”. Impresionante… “¿Cómo lo hiciste con tu familia?” y él
contestó “Les intenté preparar para ese
momento, pero no lo entendían, su consciencia no había despertado ni estaba en
sus caminos hacerlo, de todos modos, cuando tuve que ascender, les pedí que me
acompañasen durante esa noche a la playa, era una noche de luna en verano, les
dije que quería ver las estrellas con ellos, vino mis padres y mi hermana. Yo
sabía que esa noche era la última con ellos, así que disfruté de su compañía en
todo momento, nos pusimos a ver las estrellas alrededor de un fuego que hicimos
en la arena de la playa. Esa noche había estrellas fugaces, se veía muy lindo
el cielo.”
¡Qué hermoso! Empecé a imaginarme la escena, hermoso, pero
doloroso aunque su familia no sabía lo que pasaría después. Así que él
prosiguió “De repente, que estábamos
tumbados todos en el suelo, en la arena húmeda, noté una brisa que aturdió el
fuego, casi lo apagó, me incorporé y desde un lado de la playa empecé a ver al
Arcángel Uriel acompañado del Maestro Jesús. Cuando los vi, les dije a mi
familia que se pusieran de pie, ellos lo hicieron y esperamos que llegasen los
visitantes, mi familia lo podían ver a pesar de que su vibración era distinta,
de alguna forma los podían ver. Después de unos minutos de hablar con mi
familia, y despedirme de ella, me fui con el Maestro Jesús y el Arcángel Uriel
hacia mí nuevo hogar”.
No me pude resistir preguntarle “¿Y dónde fuiste?” y él dijo “Pasé
durante más de veinte años en la ciudades de luz de Marte, pero solo hace
cincuenta años que estoy aquí en Venus.”. Empaticé mucho con el Maestro
Feder, su historia me culminó el corazón, recordé en ese momento la historia de
Saint Germain, pero esta me llegó más lejos, el hecho de abandonar a su familia
sin que entendieran el verdadero motivo, es un acto muy valiente tanto por él
como por su familia que seguramente que prosiguió, aunque me quedó una duda que
le compartí “¿Y tú familia cuando te fuiste
que decía de ti?” y él dijo “Al
principio decían que me había ido a la ciudad a trabajar, pero después, al cabo
de cinco años, supe que me habían dado por muerto. Comprendí que para su
percepción era lo más adecuado, pero mis padres eran consciente que en mi
entierro realmente no había nada, pero para los demás familiares y amigos, si,
aunque sentían pena por mí, comprendí que era lo mejor que decirles la verdad,
y quedar ellos como locos del pueblo.”.
Cuando terminó de contarme su historia, me detuve y le volví
a abrazar mientras que le decía “¡Muchas
gracias por compartirlo conmigo! A veces pienso que cuando toque mi ascensión
será un momento muy especial, pero a veces me preocupo por mis padres, no por
lo que suceda durante sino después” le compartí y él se agachó, sus ojos
como dos zafiros dorados me miraban y él dijo “Por mucho que duela, sabes que van a estar bien, ahora el tiempo ha
cambiado y cuando pase, ellos te van a entender, ten FE, querida” nos
volvimos a abrazar esta vez pasé mis brazos por su cuello y nos quedamos así un
tiempo.
Finalmente nos quedamos en un parque paseando y charlando
más sobre pequeñas preocupaciones de temas privados, hasta que al final el
Maestro Feder me trajo de vuelta al hangar, volví a subir a la nave y volví a
estar con Uriel, dónde le di las gracias de nuevo y volví a casa.
Recomendación: Horse to Water – Tall Heighs.
HR.
HERO&Corporation.
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