sábado, julio 17, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 94 y 95

 Capítulo 94:


Tuve un poco de esperanza de que a lo mejor volvería a ir allí cuando lo vuelvan a abrir, de alguna forma que desconocía, mi corazón me decía que así sería. A pesar que en ese tiempo pensar en el 2070 se me iba a ser algo largo la espera, ni pensé en cuantos años tendré cuando regrese… En teoría habré cumplido los 77 años, aún hay chance.

De repente la nave tuvo que detenerse en el espacio exterior, cuando ya nos acercábamos al planeta del medio de la Tres Marías. Miré por el ventanal y vi que había una cola inmensa de naves que esperaban igual que nosotros.

-        ¿Qué pasó?- se me escapó sin querer.

-        No te preocupes, es un control. En este planeta es dónde se mueven más naves que no pertenecen al planeta, pues aquí en realidad nadie vive solo es un planeta de trabajo, por ende controlan los accesos para que solo entre y salga los que tienen permiso para venir. – dijo Alaniso, se acercó a nosotros.

La cola llegaba hasta el centro del planeta, que me dejó muy impresionada, pues se veía que estaba todo construido, no había casi nada de naturaleza, pero ambas construcciones parecían torres y halas como si fuera un gran castillo, pero repartido por todo el planeta, tampoco tenía ríos ni mares ni océanos claros, pero entremedio de ambos edificios, cuando ya habíamos entrado casi en la atmosfera del planeta, vi que había ríos unidos entre puentes, como si fuera una Venecia a lo grande.

-        Alaniso, llévate a Laia y a Humiel en el muelle de carga, le harán el control allí mismo. – ordenó Roxanne.

-        ¡Claro, comandante!- respondió Alaniso.

Las compuertas del muelle de carga se abrieron tras esperar pocos minutos, una pequeña nave metálica pero bañado en oro, entró y aterrizó en la plataforma A4 que estaba justo delante de nosotros. Esa nave parecía una especie de cigarro dorado, que tenía pocos ventanales pero era muy hermoso, del lado derecho llevaba un signo muy especial que hacía poco tiempo había visto, era la rueda del Karma y Dharma. Automáticamente vi hacía dónde nos íbamos, en un lugar que Garol había explicado que era sagrado y oficial, es decir que toda la Hermandad Blanca sabe quién entra y quién sale de este planeta.

Miré a Humiel y a Alaniso, estaban concentrados mirando la nave un al lado de otro, yo estaba a la derecha de Alaniso, me habían dejado a un lateral, pero estaba en la misma línea que ellos. Quise dar un paso atrás, porque de dónde yo vengo, los más representados van delante y los demás detrás, pero cuando iba a hacerlo Alaniso me empujó suavemente y me obligó a mantenerme a su lado.

-        ¿Por qué te vas para atrás? – me preguntó susurrando.

-        Los humanos dejamos a los superiores ir delante.- dije.

-        Aquí no hacemos esa diferenciación, ponte a mi lado y no vuelvas a hacer eso, ¿de acuerdo? – susurró Alaniso.

-        ¿Por qué?- dije.

-        Ofenderías a nuestros invitados. El universo no permite que haya diferencias entre hermanos. – dijo.

Me anclé al lado de Alaniso y simplemente me dejé llevar por lo que estaba a punto de ocurrir, mi primer encuentro con un miembro de la Orden del Karma, y lo mejor de todo es que no había tenido que morir para vivir esto.

Una puerta que ni se veía que era una puerta de la misma nave chiquita, se abrió igual que una puerta de garaje automática, de allí salió una angélica muy hermosa, tenía el pelo muy largo ondulado castaño, lo llevaba con una trenza que se lo había puesto por delante a un lado, una túnica hasta las rodillas de color anaranjado, llevaba un colgante de una flor rosa, sus ojos eran azules con tonos verdes, en su cara mostraba una sonrisa sincera que mostraba alguno de sus dientes blancos hermosos. La túnica era de verano, del brazo izquierdo llevaba un brazalete en forma de serpiente que le subía hasta el antebrazo dorado, y las sandalias eran de cuero negro.

Detrás de ella había dos guardianes de luz, con sus cascos azules y su uniforme pero en vez de ser azul era en tonos anaranjados y blancos. Ambos guardianes iban con la espada de luz en guardia, y su escudo dónde representaba la cara de Hércules y dos serpientes que rodeaban el escudo la famosa Kundalini.

Cuando la angélica se puso a caminar hacia nosotros, le pude ver sus alas blancas con las puntas rojas, eran bellísimas. Me quedé hipnotizada viéndola caminar, mientras que ella se detuvo con Alaniso, se saludaron dándose la mano, luego Humiel también le dio la mano.

-        Me gusta volver a verte, Tío. – dijo la angélica vi que se lo decía al Titi, entonces arqueé las cejas en señal de sorpresa.

-        Lo mismo digo,…- contestó el Titi, dijo un nombre que no supe entender.

Entonces, me saludó a mí, le di la mano y le sonreí.

-        Me alegra de conocerte, Laia. Perdona, pero para mí va a ser algo difícil esto, porque ya nos conocemos. Soy la Ángela de la Justicia, pero me puedes llamar Judge. – se presentó, yo la miré con amabilidad y sorpresa.

-        Gracias, por recibirme.- dije, me puse algo nerviosa sin motivo.


Entonces le pidió al Titi la documentación suya y la mía, mientras que hacían el control de que todo estuviese correcto, Alaniso ya había roto la fila y eso quería decir que podía deambular tranquilamente. Me acerqué a uno de los dos guardianes y me puse a observarlo, se me quedó mirando.

-        ¿Necesita algo? – preguntó el guardián.

-        Disculpa, solo estaba mirando su… escudo. ¿Es Hércules, cierto?- dije.

-        Así es. Nuestro patrón. – contestó.

-        ¿Ustedes no son de la guardia de San Miguel Arcángel?- pregunté arrugando la frente.

-        San Miguel Arcángel solo tiene guardianes en la Tierra, aquí en Orión nuestro patrón es Hércules. – respondió.

Me resonaba un montón ese nombre, como si ya lo conociese de otro lado, pero era de las primeras veces que escuchaba su nombre entre guardianes. De hecho desconocía que estuviese dentro de esta orden, aunque fuese dirigiendo la de Orión.

-        ¿Quién es Hércules?- pregunté.

-        Es un Elohim que reside en Orión, pero también está en tú plano de existencia trabajando en colaboración con San Miguel Arcángel en la Tierra. – contestó amablemente el guardián.

-        ¿Elohim?- pregunté.

-        Son como Maestros Ascendidos pero que se ocupan de las emociones, en tu planeta se os recuerda por ser una civilización con mucha energía acumulada, es decir, con muchas emociones para experimentar. Un Elohim se encarga de equilibrar esas emociones en cada uno de los seres que habitan en sus dominios. Por ejemplo, Hércules ahora trabaja en la Tierra, pero él se encarga de equilibrar las emociones del rayo azul, es decir, la valentía, la fuerza, perseverancia y la perspicacia. – respondió el guardián.

-        ¿Para qué exactamente?- dije, soy demasiada curiosa ya me lo dicen mucho en clase.

-        Toda la energía la tenemos que observarla desde estos planos tan altos, como es la 5D y la 7D. Al fin y al cabo, un Ser de Luz trabaja con energía y simplemente equilibra y crea en base a ella. – respondió.

Cuando iba para hacerle otra pregunta, el Titi nos interrumpió y tuvimos que subir a la pequeña nave, El Consejero Jefe del Tribunal Kármico nos estaba esperando y parecía que íbamos con algo de retraso. Así que me despedí de Alaniso, él me prometió estar allí a la vuelta, la nave no tenía permiso para entrar en la atmosfera de Épsilon ese día, y se tuvieron que esperar a esas alturas.

Entré en la nave y me senté en el primer asiento que encontré con ventanal lateral, Humiel me ayudó a colocarme los cinturones de seguridad en plan helicóptero, pocos segundos después y sin darme cuenta, empezamos a elevarnos y salir fuera del muelle de carga del Comando Ashtar. La nave por ser tan pequeña tenía una velocidad bastante potente, en poco tiempo pude captar que íbamos a más de 200km/h adelantando todas las naves que habían en fila esperando a pasar el control, los pasamos por la derecha, me quedé mirando por la ventana y aluciné. Había muchas naves, jamás había visto tantas y todas eran peculiares, otras más grandes otras más pequeñas, pero se veían si eran de la Hermandad Blanca o simples vecinos. Me quedé mirando una de ellas, tenía forma de palangana del revés, con muchas luces verdes y rojas alrededor y un eje con un cristal dónde se veía unos seres muy pequeños, con ojos negros, tenían pelo aunque fuese blanco y su piel era color tierra de las montañas.

-        Mira esa nave…- le dije a Judge.

-        Estos son nuestros vecinos de Betelgeuse, una estrella aquí en Orión lejos del cinturón. –respondió Judge.

Me explicó que esta civilización suele tener una personalidad bipolar, no suelen irse de Orión, pero me comentó que hace mucho tiempo, cuando la Tierra todavía era una grande esfera de fuego y lava, decidieron visitarla y ayudar a la construcción de la nueva civilización.

-        Ellos entregaron un fragmento de su ADN para que el reino animal pudiera existir. ¿Te suenan los dragones de comodo? Ellos al tener un ADN parecido a los Draconianos ayudaron a crear la evolución de esta especie de animal que vive en tú planeta. – informó Judge me dejó fascinada pues había estudiado esa especie de animal en IÓN no hacía mucho tiempo.

Recuerdo que Garol dijo que estos animales tenían un origen bastante misterioso, pues en tantos milenios no han evolucionado mucho.


La nave aterrizó en una de las terrazas de un edificio muy alto, parecía una sexta planta, nada más bajar de la nave, seguimos a Judge junto a los dos guardianes, entramos a dentro y todo parecía diferente, como si hubiésemos entrado en un viejo claustro de un monasterio pues todas las puertas eran arcos de medio punto, con grandes puertas laterales de cristal colorado, como si fuesen de un templo de Agartha. En este caso, todo estaba bañado de amarillo, el suelo, las paredes y el techo, aunque habían pinturas muy bonitas en las paredes, en forma de fresco que hablaban sobre la historia de Orión, que me dejaron fascinada, aunque desconocía toda la historia, solo sabía un trozo por recuerdos y también por lo que Uriel ya me había explicado en otras ocasiones.

Giramos a la derecha al llegar al final de un pasillo muy largo, conté veinte puertas grandes, y luego a la tercera puerta, giramos a la izquierda para entrar en otro pasillo igual que el anterior, yo ya me estaba perdiendo con tanto giro y pasillo. Caminábamos a paso ligero, allí no se andan por las ramas, van siempre con prisa y en silencio. Volvimos a girar a la derecha y nos quedamos quietos delante de una puerta de cristal amarillo que tenía el número 703.

Judge se giró y me miró, me agarró de la mano y me obligó a ponerme delante de ella, me hizo un gesto para que abriera la puerta, pero llamé, entonces la puerta se abrió sola y entré, con algo de miedo porque no sabía quién habría al otro lado.

-        ¿Hola?- grité algo miedosa.

Me di cuenta de que no era un pasillo más, pues me había puesto dentro de un departamento bastante amplio, el pasillo era diferente, había mucha luz, tenía cinco puertas a cada lado de madera robusta, caminé lentamente hasta el final dónde había un gran salón con su cocina, y arriba de la escalera de caracol de hierro negro, estaba un pequeño despacho. Me quedé allí esperando.

Capítulo 95:

Me asusté cuando escuché como se caían libros de una de las estanterías del despacho, así que subí las escaleras de caracol intentando a ver si encontraba a alguien que me pudiera recibir.

-        ¿Hola? ¿Alguien se lastimó?- pregunté preocupada mientras entraba a la biblioteca del despacho.

No era muy amplia, pero los pasillos se alargaban con grandes y muy altas estanterías con libros sobre las leyes universales entre otras cosas, algunos estaban encuadernados en cuero azul marino, otros en cuero rojo, parecían pergaminos muy antiguos del principio de la galaxia de Orión.

-        ¡Rayos, le dije que no lo hiciera así y no me ha hecho caso…! – escuché la voz de un hombre que provenía del segundo pasillo de estanterías, así que me dirigí hacia allí.

Pero no vi a nadie, en ese pasillo había al fondo un escritorio dónde había un libro muy grande abierto por una página en blanco, me acerqué cuando de repente vi que la pluma que había en el tintero empezó a moverse sola.

-        Apunta… - decía la voz del hombre y automáticamente la pluma agarró tinta y empezó a escribir sin que nadie la tocase, me fascinó tanto que me tuve que acercar a tocar la pluma para ver si eso era verdad. Al tocarla, la pluma sin querer dejó manchurrones de tinta en el pergamino del libro y se paró.- ¿Quién tocó la pluma sin mi consentimiento?- dijo el hombre.

Seguí la voz hacia el siguiente estante, finalmente encontré al hombre que iba con una túnica naranja mientras revisaba los libros de los estantes, al mismo tiempo que en sus manos había otro libro gigante que estaba leyendo. Tenía el pelo canoso y largo, ondulado al final, llevaba anteojos y una barba de cinco días aproximadamente, a pesar de tener mi temor a las barbas, allí no me dio miedo. Supongo que fue el hecho de estar en otro planeta y en otra vibración.

-        Lo… siento… no quería molestar a la… pluma, ni a usted. Soy…- me interrumpió el hombre levantando el dedo índice hacia a mí, me quedé callada observando como seguía leyendo en voz alta el libro, mientras que se escuchaba de fondo como la pluma del pasillo anterior, escribía en el libro.- ¿Cómo hace eso?- se me escapó.

-        Haz una carta a los hermanos del Consejo, envíalo como urgente para la próxima vista de este ser. – dijo el hombre.

Escuché como se cerraba el libro de la mesa y la pluma escribía en una carta que la envío directo volando por la pequeña biblioteca, mientras que la pluma descansaba en su tintero.

-        ¡Me preguntaba cuando me vendrías a visitar, Laia! – dijo el hombre contento, cerró el libro y lo dejó encima de un sillón, se vino para mi para acabar abrazados, aunque yo le miraba con cara de no saber quién es.

-        ¿Usted es Jacob?- pregunté por cortesía.

-        Si, así es. No me trates de Usted, somos amigos desde hace muchos eones.- dijo con una sonrisa al separarnos me ofreció sentarme en el sillón, él apartó el gran libro y me senté.

-        Gracias. Seguramente que sabrás que… es mi primera vez aquí, me refiero en esta nueva encarnación. Pero no recuerdo haber venido antes aquí. Así que intentemos hacer que me conoces por primera vez, ¿de acuerdo?- le dije.

-        Como quieras. Pero antes trabajabas aquí. Te sentabas aquí a repasar las actas de las vistas del día. – dijo.

Revisé el sillón, parecía antiguo, con ojeras forrado en terciopelo verde, era muy cómodo. Pero no recordaba nada, nunca había visitado antiguos lugares de trabajo, me pareció muy curioso.

-        ¿Qué actas?- pregunté.

-        Eras lo que en tu mundo dicen una abogada universal, de hecho de las mejores. Todos estos tomos de leyes que se han ido modificando a lo largo del tiempo, te los estudiabas y aplicabas la ley a todos los seres que desencarnaban para saber qué resultado habían obtenido en su encarnación, si era compensación en Karma o en Dharma. – me explicó.

Aunque hablaba raro, entendía sus palabras, hablábamos el mismo dialecto, eso me extrañó mucho.

-       


Gracias, pero prefiero que no me lo digas. En algún momento tendré la chance de recordarlo y luego, si lo quieres lo compartimos. Pero mi visita era por otra cosa.- le dije.

-        ¿En qué puedo ayudarte? – preguntó Jacob.

-        ¿Ya has visto al padre del Chico de Ojos Verdes por aquí?- dije.

Se sentó encima del reposa brazos del sillón, se llevó una mano en la barbilla y la otra la reposó encima de sus costillas flotantes.

-        Hace dos días terminamos su vista. ¿A qué vienes a por el resultado? Si no eres familiar directo, no te lo puedo dar. – exigió.

-        No, no vengo por eso. Vengo a qué me cuentes más.- dije.

-        ¿Sobre qué?- preguntó.

-        Sobre su asesino. El Chico no ha querido decirme más, y el arcángel Gabriel ni Uriel tampoco, pero gracias a la ayuda del Arcángel Humiel, estoy ahora aquí contigo. Estoy preocupada por mi familia, ¿corren peligro también?- le dije.

-        Su asesino fue Gämael lo único que te puedo compartir es que esto no debería haber sucedido y aún estamos investigando porqué lo ha hecho, pues no estaba en sus quehaceres rutinarios. – respondió Jacob.

-        ¿O sea que es un ajuste de cuentas?- pregunté preocupada.

-        No lo sabemos. ¿Qué te hace pensar eso? – dijo.

-        La posesión de hace un año. – confesé.

-        La verdad es que algo de sentido hay, pero tiene que ser una broma. – comentó Jacob.

Me lo quedé mirando esperando a que dijera algo más, pero no lo hizo.

-        ¿Por qué Gämael fue a por mi y ahora a por el padre del Chico? ¿Tiene algo que ver con el futuro que seremos él y yo?- le dije.

-        De alguna forma siempre han estado ustedes dos unidos en uno, tanto en pareja como en miembro de la familia. Pero Gämael parece ser que esta vez está actuando sin control, como si supiera qué sucederá cuando ustedes tengan veinte años y de alguna forma quiere impedir vuestro destino. – respondió Jacob.

Arrugué la cara y el ceño, no entendía cómo sería capaz de ver tanto en el futuro si los Seres de luz solo tienen una aproximación de los próximos nueve años hacia el futuro.

-        ¿Por qué él puede ver más que los demás?- pregunté.

-        Lo más probable es que haya conocido a alguien del futuro y sepa toda vuestra historia de amor de aquí hasta vuestra ascensión. – respondió.

-        ¿Cómo alguien?- repetí sin querer sorprendida.

-        Es posible que haya viajado en el tiempo y haya secuestrado a uno de vuestros hijos o nietos, para sonsacar información. – dijo Jacob.

Se me congeló el corazón, me costaba respirar por la sorpresa de la noticia.

-        ¿Ha secuestrado a uno de mis hijos de Agartha?- susurré.

-        No, puede que haya secuestrado a uno de vuestros hijos que aún no han nacido en esta vida. – aclaró Jacob.

Voy a ser mamá. Me quedé con la boca seca, como si tuviera un esparadrapo en la boca. Aún no conocía a mis hijos que había dejado en Agartha y ya me estaban hablando de los que tendré en el futuro dentro de veinte o treinta años.

-        ¿Por qué habrá hecho esto?- pregunté.

-        Claro, es que tú aún no eres consciente de lo especial que son ustedes dos, el Chico y tú son muy importante para lo que debe experimentar vuestro planeta en este nuevo tiempo que se acerca velozmente. – respondió Jacob.

-        No entiendo.- dije.

-        Lo harás, a su debido momento. – respondió con una sonrisa.

La visita acabó de esta forma, él mismo me acompañó hasta la puerta principal de vuelta, nos dimos un abrazo y acto seguido me encontraba de nuevo en el pasillo, sentado en una de las sillas al lado de la puerta estaba el Titi, se había quedado traspuesto, lo desperté con cuidado.

-        ¿Estás bien, Titi?- le pregunté.

-        Si, es que llevas cuatro horas aquí dentro. – dijo.

-        ¿Cómo?- se me escapó arrugué el ceño.

El Titi me enseñó el reloj y vi que era cierto, pero para mí solo fue un ratito, como media hora nada más. ¿Qué había pasado? Me aferré a la mano del Titi y nos volvimos hacia la nave, luego regresamos al comando Ashtar, nos estaba esperando en el mismo lugar, y mientras volvíamos a la Tierra, quise estar en la cafetería, el Titi no quiso estar conmigo así que me fui solita.


Me quedé en la barra a comer el aperitivo, tenía bastante hambre y estaba algo preocupada porque llegaría a casa algo más tarde de lo que normalmente llegaba, solo de pensar que tenía que volver a clase, ya me sentía más cansada de lo que estaba.

-        ¡Oxalc! ¿Eres Laia, cierto? – dijo un señor que se sentó a la derecha de la barra, llevaba el pelo negro hasta los hombros todo enrulado, llevaba barba de siete días, una túnica blanco roto, hasta que finalmente le vi las alas, blancas con las pintas grises.

-        Oxalc. Si, ¿quién eres?- le dije amablemente.

-        Yo soy el arcángel Haziel. Soy uno de los hermanos de Uriel y Humiel. Es un placer volverte a conocer. – dijo ofreciéndome la mano, se la acepté.

Así haciendo memoria ya conocía a unos cuantos, pero todavía la lista de hermanos era larguísimo, porque ya lo comentó Uriel una vez son doce hermanos.

-        Igualmente.- dije amablemente.

-        Debe ser extraño para ti tener que reconocernos de nuevo, como si fuese la primera vez. Para nosotros también lo es, dejar todos los recuerdos de otras vidas, para volver a empezar, como si nada hubiese ocurrido, pero en verdad solo espera el momento de que uno se acuerde y vuelva a ser como antes. – dijo Haziel mientras le dio un trago a su jugo de frutas.

Los humanos suelen filosofar sobre la vida, delante de una cerveza mientras intentan mantener la coherencia de su vida extraña o demasiada rutinaria. Pero Haziel parecía que estaba nostálgico por algo que desconocía.

-        Es raro, pero me gusta. – contesté.

-        Hace un tiempo decidí encarnar y no me fue demasiado bien. La densidad provocó que mi cuerpo se enfermara cada dos por tres y finalmente tuve que dejar la vida antes de cumplir diez años. Ver a mis padres que había elegido estar con ellos, rotos, se me rompió el corazón y decidí no volverlo a intentar hasta que la humanidad estuviera más preparado. – confesó, estaba dolido.

-        ¿Eso lo puedes hacer?- dije curiosa de mí.

Él dijo que si con la cabeza.

-        Hay muchos hermanos de la jerarquía angélica que actualmente están encarnados en este tiempo. – confesó.

-        Espero conocer a alguno…- susurré sin pensar.

-        Ya lo has hecho – susurró Haziel.

 

 Recomendación: Stay Homas - Volveré a Empezar.

HR.

HERO&Corporation.

 

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