miércoles, agosto 26, 2020

Entre Mayas Y Gatos

 

El domingo con la conexión día 20 del YOSOY sobre el toroide a nivel emocional, comprendí de primera mano, porque tenemos un Aura o un escudo protector cada uno de nosotros. Al terminar la conexión y escuchar a mi yo superior Flor de Lys cantar las magníficas cosas que dijo (no lo recuerdo bien, pero se me quedó esto “la vida es eterna, el tiempo solo es un camino más”) comprendí la importancia del Aura en nosotros. Imagínense un arcoíris gigante que les envuelve desde los pies a la cabeza, y su única conexión con nosotros es el alto corazón (en el cuello dónde terminan el hueso del omoplato hay un hueco que se puede detectar el latido del corazón, ese es el chakra alto corazón). Este arcoíris en realidad se llama toroide, comúnmente llamado también Aura, que nos ayuda a protegernos del exterior y entre muchas cosas más…

Hace diez años atrás, recuerdo que cuando estaba en el colegio no interactuaba mucho con los compañeros de clase a nivel físico, porque estar al lado de ellos me hacía sentir muy mal emocionalmente hablando. Eso me ocurría si me quedaba al lado de ellos sin dejar mucha espacio entre ellos y yo, es decir cuando sin querer invadían mi espacio personal y al mismo tiempo yo invadía el de ellos. No me gustaba y por eso, siempre mantenía la distancia de seguridad de un metro o a 45cm como mínimo. Lo hacía porque cuando entraba en su toroide, veía cosas que no quería ver, porque no me tocaba verlas.

Por ejemplo, si me acercaba, y esa persona sin decir nada pensaba en gatitos, yo sin decirle nada solo entrar en su toroide, podía ver una imagen en mi cabeza de esos gatitos, como eran y porque pensaba esa persona en eso en aquel momento. El toroide está compuesto por energía y la energía son las emociones, cada recuerdo que tenemos es una emoción que se queda en el recuerdo, y se queda incrustado en el toroide. Por eso, aprendí a mantener las distancias de seguridad, pues podía ver cualquier cosa que la otra persona estuviese pensando, sintiendo o simplemente haciendo o quería hacer, a mí me parecía y siempre me ha parecido una intromisión y por eso según el grado de relación que tenga con esa persona, me separo o no.

Por eso cuando alguien me cuenta una experiencia, sé que es verdad, porque en cierto modo estoy viendo lo que el otro me cuenta, estoy viendo su recuerdo de aquella experiencia, ya les aviso que bonito no parece que sea, porque cuando me ocurre me siento como un ladrón de recuerdos, la persona no da su permiso para que yo pueda ver, pero ocurre porque mi toroide es más sensible y permeable a recuerdos y entre otras cosas. Incluso a pesar de estar a dos metros o más, puedo sentir las emociones de las demás personas que estén a mi alrededor y qué están pensando hacer en ese momento, antes de que lo hagan. Eso es un truquito que aprendí en la instrucción de guardiana hace 80.000 años. En muchas ocasiones es así como se atrapa a un malhechor infraganti, no usamos cámaras, ni micrófonos, usamos el toroide que es infalible.

En Julio del 2018 me ocurrió una cosa muy rara que nunca me había pasado y que tiene mucho que ver con el toroide, me encontraba en Girona en un taller de consciencia del SER, y al terminar de cenar, de repente me vino un recuerdo de una vida pasada de hace 12.000 años en Egipto. En ese tiempo yo hacía dos años que había vuelto a recordar casi el 60% de mis vidas anteriores (ahora es el 70% aún me queda mucho), pero lo que ocurrió fue muy extraño porque cuando terminé de ver ese recuerdo, el chico que estaba sentado a mi lado a mi derecha, me estaba mirando y con la mirada preguntó “¿Viste eso tú también?” nunca había recordado una vida pasada con otra persona, pues me di cuenta que lo que había recordado, él también estaba en ese tiempo y espacio en la misma posición que estábamos pero con los sexos opuestos. Yo siendo un hombre y él siendo una mujer, el recuerdo era que éramos marido y mujer y que “mi mujer” esperaba un hijo que iba a convertirse en el primer heredero al trono de faraón.

Durante mucho tiempo, pensé que sin querer me había colado en su toroide y había visto un recuerdo de una vida pasada de él, porque de Egipto no recordaba mucho en ese tiempo, pero luego me di cuenta de que no, de que realmente yo estuve también en esa vida y que de forma casi mágica, por así decirlo, ese chico era importante. Pues cuando volvimos a vernos más adelante, volvía a suceder con otros momentos de otras vidas, no tan lejanas esta vez, por ejemplo Roma, Escandinavia, Florencia… Lo curioso es que solo me ocurre con él y con nadie más, supongo que en algún momento lo entenderé mejor porque ocurre esto.

Con el tiempo comprendí que el toroide hace muchas más funciones de las que me habían enseñado en otras vidas el Arcángel San Miguel y el Maestro Lonan, que son las dos cabezas que capitanean la seguridad de las guardias a nivel universal. Entonces, en un viaje dimensional de hace un par de meses, me encontraba con el Arcángel Jofiel y como él sabe mejor cómo funciona el mecanismo de recordar vidas, no me pude resistir a preguntarle…

YO: Cuando entro en el toroide de alguien, ¿por qué puedo ver lo que piensa o le sucedió a aquella persona?

JOFIEL: ¿Sabes cómo es posible que tú puedas recordar vidas pasadas?

YO: A través de la meditación, ¿no?

JOFIEL: No precisamente ocurre así, querida. Recordar significa que la energía que tú sientes y la que hay en tú espacio es idéntica a una situación que viviste en otra vida o en el pasado. Cuando ocurre eso, tú guardián Akashico comprende que estás alineado para entender a nivel emocional una experiencia que debes recordar. Por ende, él agarra el recuerdo en un rombo energético y a través del chakra corona, te pasa la información, hasta que llega al alto corazón y lo enfoca en el toroide, entonces, los demás Chakras reflejan ese recuerdo en la situación del presente en el que te encuentras, y así puedes ver lo que pasó hace vidas atrás y qué conexión tiene con lo que vives aquí y ahora. También es a través de la resonancia emocional, pero la intención es volver a vivir la experiencia con otros ojos.

YO: Pensaba que elegías tú mismo recordar las vidas, no pensaba que era a través de la resonancia.

JOFIEL: La resonancia es lo que todo está conectado con el todo, querida. Puedes elegir o dar el permiso para recordar, pero hasta que no estés en equilibrio y alineado, la resonancia no se activará y no recordarás nada.

YO: ¿por qué?

JOFIEL: Imagina que quieres llamar a tú mejor amiga, pero cuando está sonando el teléfono ella no te puede atender. Entonces, ¿qué haces?

YO: La vuelvo a llamar.

JOFIEL: Pero tampoco te contesta, porque está haciendo otras cosas y no escuchó la llamada. Cuando te alineas y estás en equilibrio, resuenas con la llamada de tú espíritu, alma y cuerpo para que el guardián de Akasha pueda enviarte un recuerdo, ¿comprendes?

YO: Si, lo comprendo. Es un llamado interior.

Por eso no recuerdo todo todavía, como he dicho actualmente solo recuerdo el 70% de quién fui, llegando a un máximo de 84 vidas unos 153.000 años aproximadamente, pero puede haber mucho más, todavía no sé cuando seguiré estando en resonancia para volver a recordar más, pero con estas conexiones del YOSOY me están ayudando a estar resonando todo el día, y es por eso que el domingo mientras cenaba en la cocina de mi casa, acompañada de mis padres viendo un documental de los secretos de los Mayas, tuve un recuerdo que quiero compartirles.

Me encontraba dentro de la nave de la Confederación Galáctica con el trabajo de la Gran Hermandad Blanca de crear los cuatro reinos de la Gran Perla Azul (la Tierra), después de haber conseguido evolucionar el Homo Sapiens a Homo Sapiens-Sapiens unos dos mil años más tarde, regresamos con la intención de observar sin bajar de las naves, cómo estaba yendo toda la evolución. Hacía poco tiempo que sabíamos que una civilización bastante lejana de la Tierra y de la Cruz del Sur estaba interesada en ser los primeros pobladores conscientes del proyecto Perla Azul, se hacían llamar los Mayas.

En la nave que acababa de regresar, no había tenido más contacto con ellos desde hacía 2.000 años, y el mundo que recordaba desde los ventanales de la nave había cambiado mucho, el reino vegetal estaba mucho más extenso, el mineral seguía siendo una maravilla en sus cuevas más impactantes, el animal vivía libremente miles de millones de especies algunas nuevas que se habían creado por deseos de las razas de animales y evolución en sí misma, el reino humano empezaba a tener algo más de capacidad para ser simple hombre de cavernas y empezar su largo viaje a la consciencia.

Los Mayas solo hacía 500 años que habían llegado a la Tierra, y esa era la primera reunión por lo cual la Hermandad Blanca tomaría contacto con los Mayas, tras una primera reunión en la Cruz del Sur (en ese tiempo, mi hogar). Así fue como en una de las salas de reunión más grandes de la nave principal de la Hermandad Blanca, acudimos a tres Mayas, eran dos hombres que aparentaban tener unos 30 o 40 años, y una joven chica de 16 años que vestían tradicionalmente sus costumbres, empezaron a caminar por el centro de la sala hasta nosotros, más de veinte científicos que habían hecho posible la creación de la Tierra y sus reinos, para entablar por primera vez conversación con los Mayas.

En el pasado esta civilización no tenía por costumbre entablar conversaciones con ninguna alianza cósmica, debido a que querían permanecer con sus costumbres nativas, pero tenían una gran capacidad de transmitir la consciencia del SER de tal forma que parecían nuestros ancestros estelares. En ese viaje me acompañaba el Arcángel San Gabriel, que a su vez hacía de comunicador oficial ante esa presentación, me encontraba a la derecha de él, agarrándole la mano con firmeza, esperando en silencio a que me presentara delante de ellos. En el momento en que llegaron delante de nosotros, Gabriel se presentó y acto seguido me presentó, entonces, el hombre de la derecha se presentó, luego presentó al otro hombre y después a la mujer, que me miró directamente a los ojos aunque se encontraba un par de pasos atrás de ellos dos. Esos ojos, me dejaron sin aliento, eran hermosos, verdes y azulados la fusión perfecta del universo, pues sus ojos representaban la luz del universo.

El idioma que hablaban era complejo de entender, pero aprendieron a hablar Arcturiano (en ese tiempo era el idioma universal) y así pudimos entender por qué habían decidido venir a contribuir.

 

Estos recuerdos ocurrieron en menos de cinco minutos, fue intenso pero hermoso, no sabía los nombres, de hecho en otras vidas era penosa con los nombres, pero al volver al presente, me quedé asombrada. Entonces miré la televisión que decía “¿por qué vinieron los Mayas y por qué se fueron tan rápido?” me planteé la misma pregunta durante varios minutos intentando ver si recordaba algo más, pero no fue posible. Solo había conocido a la primera hija de los Mayas que había nacido en este planeta, y con eso ya me sentía como si hubiese visto a Dios, es una forma de decir… pero con razón.

Durante la conexión del lunes, no sé qué me pasó pero regresé algo inestable energéticamente hablando, de tal forma que Uriel tuvo que cuidar de mí, porque literalmente me caía al suelo. Además, recuerdo que fuimos a casa un momento a buscar una camisa para abrigarme porque tenía frío, mientras que a fuera ya de noche hacía 33ºC, no regresé bien de la conexión, estaba claro y la forma de anclar siempre me ha funcionado fue salir a caminar y hablar de lo que me estaba pasando y de cómo me sentía por según qué temas de la vida actual. Durante el camino hacia la estación, nos encontramos a tres gatos callejeros que se acercaron a mí y se dejaron tocar, y cada vez que aparecía uno, curiosamente anclaba la energía de la conexión. Entonces recordé otra cosa…

Hace 12.000 años aproximadamente, yo era un hombre que caminaba hacia dentro de un templo en Egipto, en la puerta me encontraba siempre al mismo gato que sentado en una de las columnas, me esperaba para entrar y rezarle a los dioses. El gato era negro con ojos amarillos, se me quedaba a mi derecha dejándome espacio, escuchando el mensaje que los dioses tenían para mí, y de fondo escuchaba el ronroneo del gato que me ayudaba a estar en armonía.

Hace unas semanas atrás, durante dos conexiones del YOSOY apareció este mismo gato en el nuevo lugar de conexión, haciendo exactamente lo mismo SIMBEI, recordé su nombre y desde entonces que no volvió a aparecer.

Recomendación: Lucifer – Netflix 5T.

HR.

HERO&Corporation.

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