lunes, mayo 09, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 136 [2T]

 

Antes de volver al terreno en Sitges, mis padres pararon en el supermercado Caprabo, teníamos que hacer compra para algunas comidas y cenas pendientes, al terminar como de costumbre mi madre me acompañaba hasta el caballo de juguete y me montaba, colocaba cien pesetas y el caballo empezó a moverse. Una vez volvimos al terreno, me quedé en el garaje con el Bilbo, necesitaba estar con él Uriel nos acompañaba.

-        ¿Por qué he visto ese asesinato?- le pregunté a Uriel.

-        Tienes una habilidad muy bonita, mi amor. Es que sabes leer la energía del lugar y puedes ver a través del espacio tiempo, quién ha estado allí y qué ha pasado. Es una habilidad que raramente se desarrolla a tú edad, pero es necesaria para trabajos muy especiales y especificas. – respondió Uriel.

-        ¿Cómo cuales?- pregunté.

-        Por ejemplo, participar en investigaciones policiales sobre algún crimen. Solemos enviar hermanos que hagan eso en 3D, para ayudar en los casos más difíciles de resolver, como asesinatos, secuestros, desapariciones… con esta ayuda el caso toma otro rumbo más efectivo para atrapar a los causantes. – dijo Uriel.

-      


  Pero si siempre dices que ustedes pueden verlo todo, ya saben quién es el asesino, ¿por qué hacen eso?- le dije.

-        No, mi amor. Nosotros no lo vemos, solo tenemos una intuición, pero como vivimos en otra dimensión y los de 3D la mayoría no entienden las señales, enviamos a nuestros hermanos para que les ayuden. Para que no vean que sea algo extraño, les mostramos cómo lo descubren. – respondió Uriel.

-        ¿Siempre puedo leer el pasado así?- pregunté.

-        Si, incluso puedes leer el futuro. – respondió Uriel.

-        ¿Cómo el futuro?- pregunté.

-        Ven conmigo y te lo muestro… - Uriel me agarró de la mano, me levanté y me fui con él, Bilbo nos siguió como era costumbre.

Fuimos a las salas de talleres que había en lateral que separaban el primer terreno del segundo, en la puerta del taller de cerámica, Uriel me dijo que pusiera los dedos de la mano derecha encima de la puerta y cerrase un momento los ojos. Obedecí.

-        Respira profundamente por la nariz muy despacio. Fíjate en el latido de tú corazón que se va ralentizando despacio. Deja que te muestre una energía, que pasa por tu brazo hasta los dedos de la mano, pasa a la puerta. Ahora abre los ojos. – me enseñó Uriel.

Al abrir los ojos y volver a mirar al patio, la casa y el terreno había cambiado por completo, en vez de haber pasto y una pequeña cabaña de madera, había una casa de dos pisos de ladrillos, pintados en blanco, y en el patio había una gran piscina que invitaba a bañarse.

-        ¿Dónde está todo?- pregunté.

-        Esto es el futuro del terreno dónde te encuentras. – dijo Uriel.

-        ¿Cuánto tiempo en el futuro?- le preguntó.

-        Solo 16 años.- respondió.

Uriel no daba más información, hasta que vi una niña de siete años en bañador con un flotador que se tiraba en plancha a la piscina, detrás había un chico muy guapo con camisa azul abierta y debajo una camiseta imperio blanco, pantalones vaqueros hasta las rodillas negro. El chico no lo conocía de nada, no me sonaba en absoluto. ¿Quién era? Me escondí entre las malezas, Uriel simplemente me agarró del brazo, le miré a los ojos.

-        Tranquila, no te pueden ver, estás dentro de una especie de cúpula energética. Nadie notará que estás. Pero presta atención, recuerda que los objetos se comunican así contigo, solo te van a mostrar lo que ellos quieren que sepas, nunca mandas tú, siempre ellos llevan la voz cantante en esto. – informó Uriel.

Sus clases prácticas eran siempre fascinantes. Eso solo era una proyección del futuro, según lo que me contó Uriel, los objetos aunque estén quietos, existen en más de un tiempo-espacio distinto, por eso con tan solo sentir su energía, te pueden llevar a lugares en el tiempo muy interesantes, pasa lo mismo con los edificios, cuanto más antiguos, más información tienen. Pero respetando siempre si el edificio o el objeto tienen algo que decirte, si no es así, no viajarás.

Cuando nos quedaban dos días para irnos de vuelta a Manlleu, era el 11 de Septiembre del año 2001, la mañana fue como siempre, fuimos a la playa mixta, la que es mitad familiar y la otra nudista, con Juanito nos hicimos una harta de jugar con las olas y la arena, que el helado del chiringuito me supo el doble de lo que ya era bueno. Hacia las dos del mediodía, estábamos en el terreno, me encontraba comiendo una bolsa de patatas pequeña mientras veía la televisión, las noticias empezaron una hora antes que de costumbre. Fue extraño, pero al parecer un avión o algo había chocado contra la Torre A del World Trace Center o como lo conocemos Las Torres Gemelas en pleno Manhattan de Nueva York.

Mi padre estaba viendo las noticias con gran impacto y mi madre también, mientras que cortaba verduras en la mesa del patio para la comida. Era extraño, las noticias decían que había sido un accidente aerio de que un avión había perdido velocidad y altura y finalmente acabó dentro del edificio y no sabían si el edificio resistiría en pie por el impacto, por lo visto había más de 5.000 personas atrapadas en los pisos superiores.

-        Dary, ¿qué ha pasado realmente?- le pregunté.

Uriel estaba fijado en la televisión, de repente se levantó de una de las sillas que estaba vacía y llamó con sus anillos a su hermano el arcángel San Miguel. Intenté averiguar qué decían, pero es que no hablan en español sino en Arcturiano y bastante rápido…

-        ¿Es un ataque? ¡De acuerdo reuniré a los demás hermanos para esta tarde! Le pediré a Gabriel que cuide de ella. Oksham. – comentaba Uriel con tono preocupado.

En cuanto regresó Uriel con nosotros, él empezó a decirme algo, pero nos quedamos pegados a la televisión, de repente el plano que tenía el canal de TV3 era un plano abierto dónde las Torres se veían algo chiquitas. Lo que no esperaba es que apareciese un segundo avión a mitad del plano en el cielo y enseguida chocó con la otra Torre. Mi madre, mi padre y Juanito gritaron y se llevaron las manos a la cabeza.

-        ¡Hijos de puta!- gritó mi madre a la televisión, se levantó de la silla por la reacción.

-        ¡No puede ser un accidente!- gritó mi padre.

Mi madre tuvo que calmar un poco a Juanito porque se puso a llorar, él es muy sensible en estas cosas, tiene un pequeño retraso cognitivo y al ver eso se puso bastante mal, lloró bastante. Yo también estuvo con él, pero Uriel se vino también…

-        ¿Qué significa todo esto?- le pregunté a Uriel.

-        Es un ataque de la oscuridad. Miguel ha organizado una reunión esta tarde, te vas a quedar con Gabriel, ¿de acuerdo? – dijo Uriel.

-        Vale. – dije.

Uriel me dio un abrazo, estábamos lejos de los adultos.

-        Dile a tú padre que tú primo Guillem está en Nueva York estudiando y su universidad está a una cuadra de las Torres Gemelas. – susurró Uriel en mi oreja.

-        ¿Cómo?- dije.

-        Las Torres no van a resistir en pie mucho tiempo. ¡Rápido! – dijo Uriel.


Entonces simplemente una brisa de aire potente se apareció entre nosotros, Gabriel ya estaba a mi lado, Uriel me dejó de abrazar me dio un beso en la mejilla y automáticamente abrió las alas y voló. Abracé por la cintura a Gabriel, también quería llorar, pero le susurré a Gabriel “Ayúdame” y él simplemente aceptó.

No sabía cómo decirle a papá esta información sin que me pidiera explicaciones de cómo sabía todo eso, así que con Gabriel decidimos solo decirle lo que realmente necesitaba saber.

-        Papá, ¿dónde estudia el primo Guillem exactamente?- le pregunté.

Se quedó un buen rato pensativo.

-        Mi hermano me dijo que le habían dado una beca para estudiar a cambio de ser profesor de tenis en la universidad de Nueva York.- él explicó pero se quedó callado un momento.- ¿en Nueva York?...- se dijo a sí mismo.

Simplemente se levantó, entró en la casa y se fue al mini salón, para llamar por teléfono a su hermano Joaquín. Comprendió que quizás estaría en peligro su sobrino, media hora después regresó con una cara muy triste, mi madre le vio mal y se preocupó.

-        ¿Qué pasa?- le dijo mamá.

-        Mi hermano no puede comunicarse con Guillem. Resulta que su universidad está a una cuadra de las Torres Gemelas.- dijo papá.

-        ¿Cómo?- respondió mamá, seguido de un taco.

-        Al parecer las líneas están o colapsadas o cortadas y no se pueden comunicar.- dijo papá.

Los cuatros nos quedamos pegados al televisor sin dejar de ver las Torres Gemelas, era el programa especial en todos los nueve canales que había si no comprabas la tele por cable. Poco tiempo después, la Torre A empezó a derrumbarse en vertical causando una gran cantidad de polvo negro y cenizas increíble.

Nos quedamos mudos en la mesa, la comida tuvo que esperar. Gabriel pasó sus brazos por encima de mi cuello y me abrazó por detrás, yo me encontraba sentada en la silla de plástico blanco del jardín, le agarré de las manos, noté su beso en el pelo, apoyó la barbilla en mi cabeza, notaba en mi espalda el latido de su corazón, estaba accelerado pero también respiraba bastante rápido.

-        A tú primo no le va a pasar nada, le estamos cuidando muy bien. Ten fe, mi amor. No me voy a ir de aquí, cuenta conmigo para lo que necesites, ¿ok? – me susurró en la oreja Gabriel, después me dio un beso en la mejilla, noté sus lágrimas mojar mi mejilla, le miré, estaba llorando.

-        Ven conmigo.- le dije.

Me soltó, le agarré de la mano disimuladamente y nos fuimos a la caravana. Gabriel se sentó en la cama dónde solía dormir, eché la cortina tupida roja y le abracé tan fuerte que él cayó de espaldas a la cama, simplemente me quedé así abrazado a él y empecé a llorar, tenía muchas ganas de hacerlo y él también, así que nos quedamos ambos llorando abrazados.

Confiaba en que mi primo estaría bien, Gabriel no me diría algo así por nada, él sabía que él estaba bien y yo también, pero me sentía tan mal por la cantidad de personas atrapadas que no se habían podido salvar en ese derrumbamiento y me tenía que hacer a la idea de que la otra Torre tampoco duraría mucho tiempo en pie.

-        No me gusta llorar delante de ellos, ¿sabes?- le dije a Gabriel.

-        ¿Y eso? – preguntó Gabriel.

-        Porqué ellos me necesitan fuerte y si me muestro débil, nadie soluciona nada. Mi padre se hace el fuerte, pero en el fondo solo tiene miedo, y mi madre siempre necesita un apoyo cuando está mal. Yo tengo que ser el pilar de los dos, en momentos tristes.- le confesé.

-        Por eso yo me convierto en tú pilar, ¿verdad? – dijo irónicamente Gabriel, me reí un momento.

-        Puede…- dije.

Tanto Uriel como Gabriel siempre eran un buen apoyo para mí, la presencia angelical se hacía cada vez más fuerte en momentos como este. Por qué la magia de sentirte parte del TODO tiene misterios que la razón jamás entenderá sino le da un sentimiento.

Recomendación: Rezale a un Dios - Aqen (spotify).

HR.

HERO&Corporation.

 

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