¡Atención al final de este capítulo que hay NOVEDADES!
Me agarré fama de “revolucionaria” pues porque ustedes ya lo vieron, había situaciones que yo me tenía que defender y defender a los demás. A mí no me gustaba ser la chica que daba la cara en las situaciones horribles, nunca he buscado que me linchen, pero tampoco voy a hacer como que aquí no pasó nada, porque eso es peor, no me haré cómplice de estas personas que son capaces de torturar psicológicamente a otras, solo porque no sean capaces de ellos mismos entenderse como es su vida y quienes son ellos mismos. Pero de aquí a que me ataque de esas malas formas, hay algo que ella nunca ha entendido que existe y es tener EDUCACIÓN y no faltarle al respeto a NADIE, por muy malo que haga las cosas.
Ni se percató de preguntarme si me pasaba algo, directamente fue a juzgarme sin tener piedad. Eso fue una declaración de intenciones tan bestia que no me pude quedar sin hacer nada.
- Me está acusando falsamente de algo que no estoy haciendo ahora mismo, seño.- le dije educadamente, yo al menos conservo la educación en momentos como este.
- ¿TE LO HAS ESTUDIADO SI O NO?- gritó la Laura.
Dije que si con la cabeza, ella se apartó un paso y con la mano me animó a recitarlo delante de todos.
- ¡Venga, dilo!- gritaba.
Yo en silencio, temblando, si decía algo tartamudeaba, me aferré a esa mano de Uriel y por dentro quería llorar, atravesar la puerta y desaparecer. Pero me quedé allí inmóvil sin decir nada. La clase empezó a reírse de mí y la profe también, vi como ponía un cero en rojo en la libreta de notas y me mandaba a sentarme.
Entonces sonó el timbre era la hora del patio, todos salieron y yo me quedé en el pupitre, la Laura me vio se me quedó mirando, le miré a los ojos y le empecé a recitar la poesía se quedó mirándome fijamente, me levanté y fui caminando hacia ella mientras seguía recitándole el poema, que tenía cuatro estrofas y eran cuartetos.
La Laura cuando terminé quiso decirme algo pero le alcé el dedo y se calló.
- No me estaba haciendo la revolucionaria, simplemente soy tímida y a veces me agarran esos ataques de pánico. Pero olvídese de que a partir de ahora me aprenda sus poemas, si su intención es burlarse de los que somos más débiles. Porque lo haré por mí y por aquellos que vete a tu saber, qué les hizo en su momento. Sino aprendió por las buenas a tener educación, lo tendrá que aprender conmigo. ¿Entendió?- le dije.
- Bien clarito.- dijo casi sin voz.
Me despedí de ella y con Uriel nos fuimos al patio, ya llevaba el desayuno en la mano. Me cambió la nota por un ocho, me trabé un poquito en una palabra que era difícil de pronunciar. Mientras que Uriel y yo estábamos en nuestro lugar de siempre en el patio, aún me sentía bastante enojada por lo ocurrido y no pude evitar preguntarle a Uriel ciertas cosas…
- ¿Por qué las personas tienen prejuicios de la gente que no conocen?- pregunté.
- Cuando una persona juzga a otra, lo que está permitiéndose es que la otra persona decida si le cae bien o no. Esto suele ocurrir cuando ya conoces a la persona, por lo tanto aquel que pre-juzga antes, normalmente es que decide si quiere o no conocer a la otra persona, solo por vestir de una forma, hablar diferente o cualquier cosa que le provoque esta inseguro. – respondió Uriel.
- ¿La Laura tiene inseguridades conmigo?- le pregunté alzando las cejas en señal de sorpresa.
- Así es, mi amor. Antes te ha juzgado por lo que pasó en primero, eso significa que desde entonces que no te quería conocer, para ella le resultas una alumna muy complicada de entender y por eso prefiere juzgarte mal antes de tiempo y a partir de aquí que el tiempo pase sin poner muchos palos en las ruedas. – comentó Uriel con su sinceridad tan exquisita y llena de amor.
Entonces me acordé qué dice la ley del espejo…
- La ley del espejo dice que aquello que sienta uno por alguien de fuera, es que el de afuera le recuerda qué no está trabajando en él mismo. – dije.
- Claro. Si tú le muestras inseguridad, supongo que debe ser por el trabajo. Es decir, ella lleva un buen tiempo siendo profesora y sus métodos no han cambiado casi, pero para lo que está llegando, estas personas deben cambiar su modus operandi y abrirse a nuevas formas. Fíjate en la Ramona, cuando la tuviste era una persona con muchos límites y ahora a aprendido a soltar y respetar los espacios de cada uno. Te felicitó el año pasado por lo que le hiciste pasar con esa pregunta, le ayudaste a darse cuenta del error que cometía y lo solucionó. Ahora con la Laura tendremos que ayudarla a ser mejor para los que vienen después de nosotros. – informó Uriel.
Me quedé en shock.
- Mi amor, el universo te envió a este colegio porque este colegio necesita un cambio de imagen y tú tienes las aptitudes para hacerlo, yo solo soy tú acompañante. – dijo Uriel.
Recordé que mi madre me quería llevar al Pompeu Fabra, pero lamentablemente no quedaban plazas, empecé a pensar que el Universo me impidió ir a otro lado que no fuese este o sea que estar en este colegio era voluntad de Dios y del universo. Por las cosas que solía decirme mi prima Sofía de su colegio, era que sus profesores eran muy enrollados y modernos, comprendí que esa no era mi misión a hacer allí, por eso estudiaba en el Carme Vedruna, porque la mayoría de profesores estaban estancados en un pantano de sabiduría y nosotros habíamos llegado para mostrarles por dónde se sigue y ayudarles a evolucionar, para los que vienen detrás de nosotros.
- ¿Quiénes vendrán detrás de nosotros?- pregunté.
- Se viene el nacimiento de la NUEVA HUMANIDAD, por eso debemos preparar al mundo para ello. – respondió Uriel.
En ese tiempo sabía muy pocas cosas sobre la NUEVA HUMANIDAD, pero estando tan solo en el año 2001, ya estábamos en marcha para cuando fuese el día y el momento para ello.
- ¿Cómo?- pregunté.
- Ahora limítate a seguir estudiando en Agartha, porque te están preparando para ese momento. Como ya te habrás dado cuenta, eres diferente a los demás, y esto tiene una explicación muy interesante, y es que vas a formar parte de ese NACIMIENTO. – dijo Uriel.
- ¿Lo dices en serio Dary?- le dije con los ojos como platos.
Uriel dijo que si con la cabeza, intuí que de alguna forma ya tendría integrado dentro de mi espíritu todo el potencial que necesitaría para el futuro, solo que Agartha me ayudaría a sacarlo a fuera y reconocerlo. Por un lado tenía muchas ganas de que pasase, pero por otro lado, daba mucho miedo.
- ¿Y si algo sale mal?- le pregunté.
- Tienes a un grupo gigante de Seres de Luz a tú disposición las 24h del día siete días a la semana, mi amor. Si algo saliese mal, antes lo sabrías de que sucediera. – comentó Uriel.
- Pero, ustedes no me pueden dar tanta seguridad… ¿Recuerdas las veces que ha aparecido Gämael? En una de ellas, ha podido dejarte inconsciente.- le dije.
- Por eso no va a volver a pasar. Cuidamos de ti como si nos fuera la vida, yo principalmente soy quién tiene que mantenerte con vida todos los días, soy el máximo responsable, Gabriel es mi segundo de abordo, pero todos trabajamos para que tú corazón siga latiendo día a día, mientras no estés preparada para hacer una de tus misiones de vida. – Explicó Uriel se le apagaron un poco los ojos al recordar lo que le sucedió en clase con Gämael aquel día.
No sé si era un sentimiento colateral de mi signo zodiacal de Aries, pero me sentía el centro del universo por pocos minutos, algo que no me gustaba serlo ni siquiera estando rodeada de tantos Seres de Luz.
Sonó la campana que anunciaba el final del patio, Uriel y yo nos fuimos caminando despacio hacia la fila que nos tocaba, ese año estaría lo más cerca posible a la puerta de madera que llevaba a las escaleras de color negro, y seríamos los primeros en subir a clase, ya que teníamos que caminar más trozo, casi hasta el final del pasillo llegando a la zona de tercero de primaria. Recuerdo que subía los escalones pensando por primera vez en la humanidad y en este planeta, dentro del corazón empecé a sentir un sentimiento de comodidad y de confianza que nunca había sentido cuando estaba lejos de mis padres o mi abuela, de alguna forma este mundo me habla y es como si dijera “¡Estás en casa!”.
Septiembre pasó tan volando que cuando empezó el frio me sentía algo nostálgica, volvían los abrigos, los días cortos, las noches largas y las hojas caídas de los árboles. Tocaba esperar a la primavera para volver a escuchar las historias de los árboles que siempre cuentan en el paseo del Ter, era el momento del silencio y de aceptar que a dos pasos la navidad se dejaría ver.
A principios de Octubre fui a casa del Titi a almorzar, curiosamente estábamos los dos a solas, bueno Uriel me acompañaba incluso invitó a Gabriel que aceptó enseguida. Al parecer tenía algo importante que decirnos, últimamente estaba algo extraño, como si estuviese tramando algo y no podía compartirlo hasta ese momento, por eso ese día me vino a buscar al colegio y me llevó a su casa (aprovechando que mi abuela estaba de viaje a Escocia por esa semana). Era extraño pero preparó mi plato favorito, tallarines con mantequilla, ajo y perejil. No era usual comer algo que me gustase tanto en su casa, siempre hacía purés, sopitas y cocido (de pequeña comía carne).
Nos sentamos a comer con los demás ángeles, y el silencio fue el protagonista de la comida por lo menos hasta que uno se atrevió a romperlo.
- ¿Qué nos querías compartir, hermano? – preguntó Gabriel que se sentó a mi derecha, a mi izquierda estaba Uriel y el Titi estaba delante.
El Titi nos miró, parecía que le costaba decir lo que nos quería compartir, sus ojos estaban cristalinos, empecé a preocuparme.
- Ya tengo confirmada la fecha de ascensión, será dentro de cuatro meses. Estas serán las últimas navidades que pasaré en 3D. – informó el Titi.
PD. Nuevo horario de publicación, el espejo de mí vida ahora serán los LUNES y los MIÉRCOLES la reflexión.
Recomendación: Fátima - Película Prime Video.
HR.
HERO&Corporation.
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