sábado, marzo 03, 2018

En Los Brazos Del Arcángel Uriel



Anoche cerré la luz y me preparé para ir a meditar, antes de cerrar la luz le dije al Arcángel Uriel que estaba a mi derecha “Buenas noches mi querido Uriel, si lo deseas, puedes meterte en la cama y estar conmigo esta noche, te amo”, no fue hasta que había cerrado la luz cuando noté su mano que me acariciaba suavemente la frente y el pelo, en señal de haber recibido esa petición, cerré los ojos y me dispuse a concentrarme en la respiración. 

Entre 30 o 40 minutos después, estaba consciente de dónde estaba, a la espera de alguna señal exterior, tras los síntomas típicos que ya os he compartido anteriormente, cuando llegas a este estado de 4D, es genial la espera, porque gracias a la visión periférica, lo ves todo sin tener apenas que moverte. La última vez que estuve así, fue durante la revisión de Chakras, que por cierto, quién no siguió el parte por redes sociales, ya me dieron el alta el miércoles de la semana pasada, al ver que las cicatrices ya se habían cerrado, aunque aún tengo que vigilar un poco qué posición hago en qué momentos con la espalda, todo lo demás está todo bien, incluso el fin de semana pasado pude conectarme los dos días, como si realmente esa intervención no hubiese ocurrido, pero gracias igualmente por preocuparos, os mando un beso de mi parte y de parte de los seres de luz de 4D y 5D.
Me encontraba de nuevo de cara a la pared, esperando, en silencio, observando, en silencio, como el arcángel Uriel se acercaba a la cama, retiraba un poco las mantas y se colocaba en la cama tal y como le había permitido hacer. El Arcángel Uriel se acercó y me abrazó de la misma manera que hace tan rica y tan hermoso al mismo tiempo, hasta quedar totalmente inmóvil pegado a él. Aunque esta vez prefirió no enroscar sus piernas con las mías, me apretó fuerte contra su pecho, yo le agarré sus bellas manos y las entrelace junto a mis dedos, mientras que él con la barbilla hacia correr un mechón de mi pelo para despejar la oreja izquierda, me besó en el cuello y luego me dijo “mi amor, cuando estés lista, nos iremos”. Qué curioso, pensaba que estaríamos los dos solos y ya, pero resultaba que teníamos que ir a la 5D juntitos, así que me relajé y le dije “¿Quién ha venido?” y él me respondió enseguida “No tiene que venir nadie hoy aquí, tenemos que ir nosotros a Agartha, pero tranquila, si quieres, yo te llevo” y yo le dije “De acuerdo”.

Me relajé aún más y permití subir de 4D a 5D, en el momento en que estaba a punto de llegar a la 5D, noto como el Arcángel Uriel se despega de mí y vuelve a estar de pie junto a la cama, y cuando ya él notó que estaba en la 5D, noté sus brazos, como el brazo derecho lo pasaba por el cuello y el otro brazo me agarraba de las piernas para llevarme en brazos hacia su pecho, noté como caminaba por la habitación y salíamos por la ventana, cruzándolo ya que la ventana se abrió de par en par y se cerró al pasar, y luego con sus alas gigantes extendidas, empezamos a volar hacia el cielo, estaba con los ojos abiertos y veía como nos íbamos alzando poco a poco, me giré para verle la cara y allí estaba el Arcángel Uriel, tan hermoso como siempre.

Volábamos tan alto, que podía ver las naves que se dirigen hacia la montaña para entrar a Agartha casi a unos metros, era fantástica, muy hermosa la sensación de libertad, de amor y de seguridad al mismo tiempo. Para poder entrar en Agartha hace tiempo que sé que hay diferentes entradas escondidas en distintas montañas, yo conozco una que está cerca de mi casa, y precisamente era hacia allí dónde nos dirigíamos. Me digné a disfrutar del viaje y a no preguntar, tenía preguntas pero me picaba más la curiosidad saber a quién íbamos a ver, de alguna forma me estaba enseñando a ir de otra manera a Agartha, ¡qué bello es Uriel, será así porque lo amo tanto y porque lleva conmigo desde hace tantas vidas! 

Amor, mira…” en ese momento lo estaba mirándolo a él, cuando veo que señala con el cuello hacia delante, miro hacia dónde él me estaba indicando y empiezo a sonreír, ya que delante de nosotros teníamos ni más ni menos que la nave del comando Ashtar, dónde desde la cabina del puente de mando, se podía ver a Ashtar Sheran y a Roxane que nos estaban saludando, yo les devolví el saludo por los dos, ya que Uriel tenía las manos ocupadas en ese momento. Nos pusimos detrás de ellos, para embarcarnos hacia el pequeño pero gran agujero que se abrió en lo alto de la montaña para pasar de la superficie hacia el mundo de Agartha. ¡Qué hermoso!

Sujétate fuerte, amor” me dijo, yo pasé mis brazos por su cintura y me agarré tan fuerte como pude a su cintura, él aprovechó y me contrajo con más fuerza hacia su pecho. Pocos segundos después, vimos como la nave del comando Ashtar entraba en picado hacia el agujero, nosotros nos detuvimos en el aire a esperar a que nos diesen el punto de salida, ya que el agujero es pequeño, se entra y se sale por turnos. Cuando estaba a punto de tocar-nos Uriel me dice “¿Confías en mí?” le miro a los ojos y le digo “¡Confío en ti!”, me agarro con fuerza y él guarda las alas y empezamos a caer en picado hacia el agujero por el efecto de la gravedad. 

El agujero nos atraía muy fuerte, como si estuviéramos subidos en la atracción de port aventura (Tarragona) llamada Shambala, la sensación era la misma que tiene la primera bajada de la atracción, pero con el triple de intensidad. ¡Wow! Pero suerte que tanto a Uriel como a mí, nos gustan montarnos en esos cacharros y sentir esa sensación fue increíble, así que nos pusimos a gritar de alegría y fascinación, mientras duraba la caída, que no duró tampoco mucho, quizás medio minuto, quién sabe. Pero fascinante, ver como ya en la bahía que es la entrada de Agartha dónde se ve el agua que rodea y alimenta las montañas con sus ríos y en el horizonte se veía el nacimiento del Sol, de repente en ese instante, el Arcángel Uriel desplegó sus alas y frenamos esa intensidad y dijo “¡Bienvenida de nuevo a Agartha, amor!”. 

A la derecha todas las naves procedentes de la superficie descendían en la zona de hangares, todos los seres de luz que venían de las estrellas a partir de ese momento, tienen que moverse por Agartha utilizando otros sistemas de transporte, como el metro (que es muy diferente al que conocemos en la superficie), caballos, u otras formas tecnológicas o naturales que están adaptados para el transporte por la región. Pero como nosotros íbamos por particular, podíamos seguir volando hasta nuestro destino, tuvimos que pasar toda la selva antes de encontrar una de las primeras ciudades, cruzamos por los aires la ciudad de luz dónde está la torre del conocimiento, que no he vuelto a ir allí desde que Anasiel me invitó a su proclamación de Maestro pronto hará un año.

Cruzamos tres grandes ciudades de luz más, cuando empecé a reconocer tras el mar que le rodea, la maravillosa ciudad de Posid, era la cara sur, la cara que jamás había visto de la ciudad más bella de todas, a la derecha tenía una pirámide y a la izquierda otra que ambas deslumbraban una luz brillante hacia el cielo, y en medio bastante a lo lejos, estaba la catedral de Posid. Esta catedral es distinta a las demás, tiene tres torres, dos a los lados y una central, que además es la más alta de las dos torres laterales, la central está llena de ventanales enormes que van hacia veinte pisos. Pero Uriel quiso poner los pies en la quinta planta de la torre central, acto seguido me ayudó a poner los pies en el suelo, no me di cuenta que iba sin zapatos, tampoco hacía frío para notar que los tenía desnudos.


Pasé el ventanal y entré en el salón que parecía un piso de viviendas, como si fuera un piso en la ciudad, el salón tenía un gran sofá en medio de la sala, y a la izquierda una cocina pequeña, y atrás un pasillo que travesaba de lado a lado el salón, dónde se veían distintas puertas, conté hasta diez. Detrás, me acompañaba en todo momento Uriel aproveché para decirle “¿Quién vive aquí?” y él me dijo “¿Por qué no lo averiguas tú misma? ¡Llama a alguien!”, le hice caso y empecé a gritar “¿Hola, hay alguien en casa?”. El silencio se presentó ante nosotros, empecé a caminar por la sala, esperando a alguien, hasta que se escuchó abrir una puerta, acto seguido escuchaba sus pasos que repicaban en el suelo hecho de cristal azulado mezclado con gotitas de violeta, brillaba, a pesar de ser de noche, la luz brillaba en el suelo, ¡maravilloso! Me quedé fascinada con el suelo, hasta que escuché una voz femenina que decía “Mamá…” miré hacia adelante y empecé a emocionarme de felicidad, porque esa voz era de mi hija Tauriel-Adana y le dije “Taurie…” sin pensármelo dos veces, fui hacia ella para quedar abrazadas, ¡qué hermoso fue estar con ella!

Mientras que me estaba abrazando con Tauriel, escuché otra voz esta vez masculina, que decía “¡Mamá, has venido!” miré y era Ávalon, mi hijo mediano que se unió al abrazo colectivo, ¡qué hermoso tenerlos a los dos juntitos! Uriel reía por detrás, le miré y le hice un gesto y se unió al abrazo colectivo. 

Nos quedamos sentados en el gran sofá, mientras que hablábamos de nuestras cosas, pero Ávalon tenía tanta curiosidad que él fue quien empezó a preguntar diciendo “¿Te has reencontrado ya con papá?” y le contesté “Aún no, pero falta muy poco. Hace unos cuantos días que ha vuelto de su viaje a Egipto y a Jordania, se supone que tiene dos meses libres y va a estar dando conferencias en distintos lugares pero estoy segura, que entre conferencia y conferencia el reencuentro será posible. Ocurrirá según sea la voluntad de Dios, hijos míos.”. Uriel añadió “Por lo menos, ambos viven a 77km de distancia, es decir que están en el mismo país y ya que él no tiene pensado aún regresar a Argentina, su país de origen”. Es cierto, mi marido Atlante solo sé que tiene que regresar en Noviembre a Argentina, sino tiene ningún viaje más, que en Junio se va a Escocia, se va a quedar en Barcelona.

Recuerdo este lugar, ¿he venido antes verdad?” les pregunto, Ávalon me contestó “Siempre que has querido vernos, has venido, mamá. Uriel ya sabe el camino, lo que pasa es que antes venías que creías que era un sueño, pero ahora sabes la verdad de que nosotros no somos un sueño, somos tus hijos atlantes”. Solo recuerdo que he venido a este piso exactamente, por las vistas de Posid maravillosas y por cómo está estructurado el piso, unas 30 veces en tan solo los últimos 8 años. Porque sé qué habitación es la de Ávalon, la de Taurie y la que era de Áxel, sé dónde está el baño, y si voy a la cocina, sé exactamente dónde tienen las cosas, pero normalmente comen en el comedor común que hay en la catedral rodeado de maestros y antiguos jefes de las 13 castas que había en la Atlántida antes del hundimiento. 

 “Recuerdo cada rincón de este piso, porque recuerdo haber vivido aquí ¿es posible?” Tauriel fue la que me quiso contestar con su gran sonrisa que lo sacó de mí de oreja a oreja y dijo “Antes de encarnar, y después de acompañar a Orange a su encarnación, estuviste dos años viviendo aquí con nosotros, mientras esperabas a poder irte a Nosso Lar (ciudad de almas) a encarnar. Dormías en la habitación del fondo, al igual que papá, mientras que Orange dormía en la habitación de al lado, antes de decidir encarnar los tres, en los tiempos de espera que decidisteis hacer, vivimos todos juntos aquí, en nuestro hogar ¿Lo recuerdas, mamá?”. Le miré francamente a los ojos y le dije “Así es, lo recuerdo. Trabajaba en la ciudad de los templos que no está demasiado lejos, y venía aquí a estar con vosotros. Dijiste la primera vez que vine aquí, que este piso es una representación de nuestro hogar, de cómo fue en la Atlántida, y así lo es”. Le apreté cariñosamente la mano a Tauriel seguido de una sonrisa de complicidad que ella aceptó con los ojos llorosos de felicidad, decidí cambiar de tema…



Miré a Uriel y le dije “Que yo recuerde, creo que hace unos días fue el cumpleaños de alguien, ¿verdad Uriel?” en ese instante, Ávalon nos miró con ojos gloriosos mientras que Uriel contestaba con una gran sonrisa siguiéndome la broma “Creo que sí, pero… ¿creo que no hay regalo?” Tauriel se puso a reír, comprendía el mensaje, mientras que Ávalon arrugaba la frente mirándonos a Uriel y a mí, y dijo “Sí, fue el mío con Áxel… ¿mamá, se te ha olvidado el regalo?” le miré a los ojos y le sonreí… mientras que captaba la atención de Ávalon, Uriel del bolsillo interior de su túnica (en la cintura) sacó un pequeño regalo envuelto y aprovechando que le quería dar un abrazo a mi hijo, le agarré el regalo de sus manos y le dije “Ah, pero mira qué… ¿qué tenemos aquí?” me separé de Ávalon y le di la caja de regalo que él aceptó con ojos hermosos azulados. 

Ávalon abrió el regalo en un abrir y cerrar de ojos, permitiendo así que saliera a la luz un collar muy especial, hecho de calcita dónde hay grabados una imagen de los tres hermanos, para que nunca se olviden de quienes son, también había uno para Tauriel, que no lo esperaba y lo aceptó de buena fe, yo le ayudé a Ávalon a colocarse el suyo mientras que Tauriel le pidió a Uriel que se lo pusiera y él aceptó hacerlo, ella tan bella como es, se agarró su larga melena morena y enrulada con una mano, permitiendo así que Uriel le colocase el collar. Ambos me dieron las gracias con un abrazo, pero también les dije “Uriel también colaboró en buscar las piezas y enviarlas a esculpirlas” le dieron un abrazo a Uriel. ¡Qué bonito!

Mientras que Tauriel se fue un momento a su habitación, aproveché para decirle a Ávalon “Quería que tuvieses un recuerdo de Áxel, ahora que está tan lejos. ¿Cómo lo llevas?” y él dijo “Muchas gracias, mamá. Es curioso no estar juntos, pero de momento puedo resistirlo, acepto su destino al igual que él aceptó el mío de no encarnar” y yo le dije “Podrías haberlo acompañado” y él dijo “Algún día, querré volver a encarnar, pero todavía no es ese tiempo” y yo le dije “De acuerdo”. 

Cuando vino Tauriel no me esperaba lo que tenían para mí, mis dos hijos hermosos me dijeron “Queríamos esperar a tú cumpleaños, pero es mejor que lo tengas ahora.” No entendía a qué se referían, hasta que Tauriel me entregó un pergamino doblado por la mitad con el sello de un León en una de las solapas y dijo “Áxel dejó esta carta para ti, antes de irse”. Agarré la carta y en ese momento lo quería abrir pero las manos de Uriel me impidieron hacerlas al interrumpir ese gesto, le miré a los ojos y me dijo “Tenemos que volver, ya es tarde”. Aunque no quería irme de allí, me despedí de ellos con un abrazo, me guardé la carta en el bolsillo y enseguida Uriel me agarró en brazos para irnos por el mismo lugar dónde habías llegado.


Una vez en la habitación, aún faltaba una hora y media para que sonase el despertador, pero no quería bajar a la 3D, antes necesitaba hacer una cosa y no lo quería hacer sola, necesitaba la compañía aunque fuese de Uriel, al dejarme encima de la cama tumbada, aproveché para sentarme y agarrarle del brazo, ya que Uriel se quería marchar, de hecho quería quedarse sentado en la silla del escritorio, pero al agarrarle del brazo le obligué a girarse y le dije “Espera, ¿puedes sentarte a mi lado un ratito? Quiero hacer una cosa, y quiero tenerte cerca, por favor”, le señalicé que se pusiera a mi izquierda y él sin decir nada y sin dejarme de mirar con sus ojos enamorados a mis ojos, se colocó de tal forma que podía apoyar mi espalda encima de su pecho y al mismo tiempo él podía contemplar lo que iba a hacer.

 
Le agarré de las manos y le obligué a rodear mi cintura, para así sentirme protegida entre sus brazos, la vida se ve diferente, entonces saqué del bolsillo la carta que Tauriel me había entregado, en ese instante los labios de Uriel se hundieron en mi pelo y cerca de mi oreja izquierda me susurró “No tienes por qué hacerlo ahora, sino quieres, puede esperar”, él esperaba una respuesta, pero le dije “quiero hacerlo” entonces él separó sus labios de mi oreja y me besó el cabello con amor. Respiré profundamente, y rompí el sello que aguardaba la carta, la abrí y empecé a leer, notaba como Uriel también leía la carta, eso me gustó, su compañía es muy tierna. La carta decía…

Querida Mamá,

No he tenido el placer de poder despedirme de ti en persona, o quizás aún consigas atraparme a tiempo, pero quiero que sepas que te amo mucho, que siempre te amaré y siempre te he amado. Siempre has sido mi madre y siempre lo serás, eres la mejor madre que un hijo puede desear, me has enseñado la historia que se esconde entre los infinitos puntos del cosmos, me has enseñado el respeto y la comprensión hacia los demás, me has enseñado a ser fuerte y al mismo tiempo a pedir cariño en las veces que hace falta, dónde siempre te he tenido, incluso cuando decidiste volver a encarnar y estar en la superficie dónde te encuentras ahora.

Pero en estas últimas palabras tengo que decirte una cosa más, quiero compartir contigo un secreto que he guardado en mi corazón todo este tiempo, ni siquiera mis hermanos saben de lo que hablo, lo he guardado hasta que fuese el momento de decírtelo, y este es una buena razón para hacerlo. 

La última noche antes de que Orange encarnase, me vino a visitar durante el viaje astral, quería decirme algo que sabía que podía guardar el secreto hasta el momento justo. Yo siempre he sabido que esta vida que habéis elegido vivir, no estáis juntos de forma física, porque te pidió un tiempo para pensar que durará hasta que tú corazón se decida si quieres seguir casada con papá o divorciarte y casarte con Orange. Pero también me dijo es decir su alma. 

Si buscas la respuesta de quién debe ser, la hallarás, porque eres inteligente y eres muy fuerte, la llave que tengo en mi poder y que ahora es tuya, es esta el tyet (nudo de Isis), Orange dijo que te ayudará a encontrar el camino, al recordar el inicio en que los tiempos de papá, Orange y Flor de Lys estaban en la misma línea.

Atentamente,

Tú querido hijo Áxel Irenko. 

Me quedé sin palabras, ¿cómo podía ser que él supiera todo eso? ¿Cómo es que Orange quiso compartirlo con su ahijado y escondérmelo por 28 años? ¿Por qué el nudo de Isis es la clave, si ya se lo he visto que lo llevó mi marido Atlante durante el viaje a antaño a Egipto? ¿Qué relación tiene todo esto con que yo elija divorciarme y empezar una nueva vida junto a Orange o dejarlo todo como está y seguir mi romance con el padre de mis cuatro hijos (uno muerto)? 

Recomendación: Sword and Cross – Fallen I – Mark Hisham. 

HR.

HERO&Corporation.

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