Anoche cerré la luz y me preparé para ir a meditar, antes de
cerrar la luz le dije al Arcángel Uriel que estaba a mi derecha “Buenas noches mi querido Uriel, si lo
deseas, puedes meterte en la cama y estar conmigo esta noche, te amo”, no
fue hasta que había cerrado la luz cuando noté su mano que me acariciaba
suavemente la frente y el pelo, en señal de haber recibido esa petición, cerré
los ojos y me dispuse a concentrarme en la respiración.
Entre 30 o 40 minutos después, estaba consciente de dónde
estaba, a la espera de alguna señal exterior, tras los síntomas típicos que ya
os he compartido anteriormente, cuando llegas a este estado de 4D, es genial la
espera, porque gracias a la visión periférica,
lo ves todo sin tener apenas que moverte. La última vez que estuve así, fue
durante la revisión de Chakras, que por cierto, quién no siguió el parte por
redes sociales, ya me dieron el alta el miércoles de la semana pasada, al ver
que las cicatrices ya se habían cerrado, aunque aún tengo que vigilar un poco
qué posición hago en qué momentos con la espalda, todo lo demás está todo bien,
incluso el fin de semana pasado pude conectarme los dos días, como si realmente
esa intervención no hubiese ocurrido, pero gracias igualmente por preocuparos,
os mando un beso de mi parte y de parte de los seres de luz de 4D y 5D.
Me encontraba de nuevo de cara a la pared, esperando, en
silencio, observando, en silencio, como el arcángel Uriel se acercaba a la
cama, retiraba un poco las mantas y se colocaba en la cama tal y como le había
permitido hacer. El Arcángel Uriel se acercó y me abrazó de la misma manera que
hace tan rica y tan hermoso al mismo tiempo, hasta quedar totalmente inmóvil
pegado a él. Aunque esta vez prefirió no enroscar sus piernas con las mías, me
apretó fuerte contra su pecho, yo le agarré sus bellas manos y las entrelace
junto a mis dedos, mientras que él con la barbilla hacia correr un mechón de mi
pelo para despejar la oreja izquierda, me besó en el cuello y luego me dijo “mi amor, cuando estés lista, nos iremos”.
Qué curioso, pensaba que estaríamos los dos solos y ya, pero resultaba que
teníamos que ir a la 5D juntitos, así que me relajé y le dije “¿Quién ha venido?” y él me respondió
enseguida “No tiene que venir nadie hoy
aquí, tenemos que ir nosotros a Agartha, pero tranquila, si quieres, yo te
llevo” y yo le dije “De acuerdo”.
Me relajé aún más y permití subir de 4D a 5D, en el momento
en que estaba a punto de llegar a la 5D, noto como el Arcángel Uriel se despega
de mí y vuelve a estar de pie junto a la cama, y cuando ya él notó que estaba
en la 5D, noté sus brazos, como el brazo derecho lo pasaba por el cuello y el
otro brazo me agarraba de las piernas para llevarme en brazos hacia su pecho,
noté como caminaba por la habitación y salíamos por la ventana, cruzándolo ya
que la ventana se abrió de par en par y se cerró al pasar, y luego con sus alas
gigantes extendidas, empezamos a volar hacia el cielo, estaba con los ojos
abiertos y veía como nos íbamos alzando poco a poco, me giré para verle la cara
y allí estaba el Arcángel Uriel, tan hermoso como siempre.
Volábamos tan alto, que podía ver las naves que se dirigen
hacia la montaña para entrar a Agartha casi a unos metros, era fantástica, muy
hermosa la sensación de libertad, de amor y de seguridad al mismo tiempo. Para
poder entrar en Agartha hace tiempo que sé que hay diferentes entradas
escondidas en distintas montañas, yo conozco una que está cerca de mi casa, y
precisamente era hacia allí dónde nos dirigíamos. Me digné a disfrutar del
viaje y a no preguntar, tenía preguntas pero me picaba más la curiosidad saber
a quién íbamos a ver, de alguna forma me estaba enseñando a ir de otra manera a
Agartha, ¡qué bello es Uriel, será así porque lo amo tanto y porque lleva
conmigo desde hace tantas vidas!
“Amor, mira…” en
ese momento lo estaba mirándolo a él, cuando veo que señala con el cuello hacia
delante, miro hacia dónde él me estaba indicando y empiezo a sonreír, ya que
delante de nosotros teníamos ni más ni menos que la nave del comando Ashtar,
dónde desde la cabina del puente de mando, se podía ver a Ashtar Sheran y a
Roxane que nos estaban saludando, yo les devolví el saludo por los dos, ya que
Uriel tenía las manos ocupadas en ese momento. Nos pusimos detrás de ellos,
para embarcarnos hacia el pequeño pero gran agujero que se abrió en lo alto de
la montaña para pasar de la superficie hacia el mundo de Agartha. ¡Qué hermoso!
“Sujétate fuerte,
amor” me dijo, yo pasé mis brazos por su cintura y me agarré tan fuerte
como pude a su cintura, él aprovechó y me contrajo con más fuerza hacia su
pecho. Pocos segundos después, vimos como la nave del comando Ashtar entraba en
picado hacia el agujero, nosotros nos detuvimos en el aire a esperar a que nos
diesen el punto de salida, ya que el agujero es pequeño, se entra y se sale por
turnos. Cuando estaba a punto de tocar-nos Uriel me dice “¿Confías en mí?” le miro a los ojos y le digo “¡Confío en ti!”, me agarro con fuerza y él guarda las alas y
empezamos a caer en picado hacia el agujero por el efecto de la gravedad.
El agujero nos atraía muy fuerte, como si estuviéramos
subidos en la atracción de port aventura (Tarragona) llamada Shambala, la sensación
era la misma que tiene la primera bajada de la atracción, pero con el triple de
intensidad. ¡Wow! Pero suerte que tanto a Uriel como a mí, nos gustan montarnos
en esos cacharros y sentir esa sensación fue increíble, así que nos pusimos a
gritar de alegría y fascinación, mientras duraba la caída, que no duró tampoco
mucho, quizás medio minuto, quién sabe. Pero fascinante, ver como ya en la
bahía que es la entrada de Agartha dónde se ve el agua que rodea y alimenta las
montañas con sus ríos y en el horizonte se veía el nacimiento del Sol, de
repente en ese instante, el Arcángel Uriel desplegó sus alas y frenamos esa
intensidad y dijo “¡Bienvenida de nuevo
a Agartha, amor!”.
A la derecha todas las naves procedentes de la superficie
descendían en la zona de hangares, todos los seres de luz que venían de las
estrellas a partir de ese momento, tienen que moverse por Agartha utilizando
otros sistemas de transporte, como el metro (que es muy diferente al que
conocemos en la superficie), caballos, u otras formas tecnológicas o naturales
que están adaptados para el transporte por la región. Pero como nosotros íbamos
por particular, podíamos seguir volando hasta nuestro destino, tuvimos que
pasar toda la selva antes de encontrar una de las primeras ciudades, cruzamos
por los aires la ciudad de luz dónde está la torre del conocimiento, que no he
vuelto a ir allí desde que Anasiel me invitó a su proclamación de Maestro
pronto hará un año.
Cruzamos tres grandes ciudades de luz más, cuando empecé a
reconocer tras el mar que le rodea, la maravillosa ciudad de Posid, era la cara
sur, la cara que jamás había visto de la ciudad más bella de todas, a la
derecha tenía una pirámide y a la izquierda otra que ambas deslumbraban una luz
brillante hacia el cielo, y en medio bastante a lo lejos, estaba la catedral de
Posid. Esta catedral es distinta a las demás, tiene tres torres, dos a los
lados y una central, que además es la más alta de las dos torres laterales, la
central está llena de ventanales enormes que van hacia veinte pisos. Pero Uriel
quiso poner los pies en la quinta planta de la torre central, acto seguido me
ayudó a poner los pies en el suelo, no me di cuenta que iba sin zapatos,
tampoco hacía frío para notar que los tenía desnudos.
Pasé el ventanal y entré en el salón que parecía un piso de
viviendas, como si fuera un piso en la ciudad, el salón tenía un gran sofá en
medio de la sala, y a la izquierda una cocina pequeña, y atrás un pasillo que
travesaba de lado a lado el salón, dónde se veían distintas puertas, conté hasta
diez. Detrás, me acompañaba en todo momento Uriel aproveché para decirle “¿Quién vive aquí?” y él me dijo “¿Por qué no lo averiguas tú misma? ¡Llama a
alguien!”, le hice caso y empecé a gritar “¿Hola, hay alguien en casa?”. El silencio se presentó ante
nosotros, empecé a caminar por la sala, esperando a alguien, hasta que se
escuchó abrir una puerta, acto seguido escuchaba sus pasos que repicaban en el
suelo hecho de cristal azulado mezclado con gotitas de violeta, brillaba, a
pesar de ser de noche, la luz brillaba en el suelo, ¡maravilloso! Me quedé
fascinada con el suelo, hasta que escuché una voz femenina que decía “Mamá…” miré hacia adelante y empecé a
emocionarme de felicidad, porque esa voz era de mi hija Tauriel-Adana y le dije
“Taurie…” sin pensármelo dos veces,
fui hacia ella para quedar abrazadas, ¡qué hermoso fue estar con ella!
Mientras que me estaba abrazando con Tauriel, escuché otra
voz esta vez masculina, que decía “¡Mamá,
has venido!” miré y era Ávalon, mi hijo mediano que se unió al abrazo
colectivo, ¡qué hermoso tenerlos a los dos juntitos! Uriel reía por detrás, le
miré y le hice un gesto y se unió al abrazo colectivo.
Nos quedamos sentados en el gran sofá, mientras que
hablábamos de nuestras cosas, pero Ávalon tenía tanta curiosidad que él fue
quien empezó a preguntar diciendo “¿Te
has reencontrado ya con papá?” y le contesté “Aún no, pero falta muy poco. Hace unos cuantos días que ha vuelto de su
viaje a Egipto y a Jordania, se supone que tiene dos meses libres y va a estar
dando conferencias en distintos lugares pero estoy segura, que entre
conferencia y conferencia el reencuentro será posible. Ocurrirá según sea la
voluntad de Dios, hijos míos.”. Uriel añadió “Por lo menos, ambos viven a 77km de distancia, es decir que están en el
mismo país y ya que él no tiene pensado aún regresar a Argentina, su país de
origen”. Es cierto, mi marido Atlante solo sé que tiene que regresar en
Noviembre a Argentina, sino tiene ningún viaje más, que en Junio se va a
Escocia, se va a quedar en Barcelona.
“Recuerdo este lugar,
¿he venido antes verdad?” les pregunto, Ávalon me contestó “Siempre que has querido vernos, has venido,
mamá. Uriel ya sabe el camino, lo que pasa es que antes venías que creías que
era un sueño, pero ahora sabes la verdad de que nosotros no somos un sueño,
somos tus hijos atlantes”. Solo recuerdo que he venido a este piso
exactamente, por las vistas de Posid maravillosas y por cómo está estructurado
el piso, unas 30 veces en tan solo los últimos 8 años. Porque sé qué habitación
es la de Ávalon, la de Taurie y la que era de Áxel, sé dónde está el baño, y si
voy a la cocina, sé exactamente dónde tienen las cosas, pero normalmente comen
en el comedor común que hay en la catedral rodeado de maestros y antiguos jefes
de las 13 castas que había en la Atlántida antes del hundimiento.
“Recuerdo cada rincón
de este piso, porque recuerdo haber vivido aquí ¿es posible?” Tauriel fue
la que me quiso contestar con su gran sonrisa que lo sacó de mí de oreja a
oreja y dijo “Antes de encarnar, y después
de acompañar a Orange a su encarnación, estuviste dos años viviendo aquí con
nosotros, mientras esperabas a poder irte a Nosso Lar (ciudad de almas) a
encarnar. Dormías en la habitación del fondo, al igual que papá, mientras que
Orange dormía en la habitación de al lado, antes de decidir encarnar los tres,
en los tiempos de espera que decidisteis hacer, vivimos todos juntos aquí, en
nuestro hogar ¿Lo recuerdas, mamá?”. Le miré francamente a los ojos y le
dije “Así es, lo recuerdo. Trabajaba en
la ciudad de los templos que no está demasiado lejos, y venía aquí a estar con
vosotros. Dijiste la primera vez que vine aquí, que este piso es una
representación de nuestro hogar, de cómo fue en la Atlántida, y así lo es”.
Le apreté cariñosamente la mano a Tauriel seguido de una sonrisa de complicidad
que ella aceptó con los ojos llorosos de felicidad, decidí cambiar de tema…
Miré a Uriel y le dije “Que
yo recuerde, creo que hace unos días fue el cumpleaños de alguien, ¿verdad
Uriel?” en ese instante, Ávalon nos miró con ojos gloriosos mientras que
Uriel contestaba con una gran sonrisa siguiéndome la broma “Creo que sí, pero… ¿creo que no hay regalo?”
Tauriel se puso a reír, comprendía el mensaje, mientras que Ávalon arrugaba la
frente mirándonos a Uriel y a mí, y dijo “Sí,
fue el mío con Áxel… ¿mamá, se te ha olvidado el regalo?” le miré a los
ojos y le sonreí… mientras que captaba la atención de Ávalon, Uriel del
bolsillo interior de su túnica (en la cintura) sacó un pequeño regalo envuelto
y aprovechando que le quería dar un abrazo a mi hijo, le agarré el regalo de
sus manos y le dije “Ah, pero mira qué…
¿qué tenemos aquí?” me separé de Ávalon y le di la caja de regalo que él
aceptó con ojos hermosos azulados.
Ávalon abrió el regalo en un abrir y cerrar de ojos, permitiendo
así que saliera a la luz un collar muy especial, hecho de calcita dónde hay
grabados una imagen de los tres hermanos, para que nunca se olviden de quienes
son, también había uno para Tauriel, que no lo esperaba y lo aceptó de buena
fe, yo le ayudé a Ávalon a colocarse el suyo mientras que Tauriel le pidió a
Uriel que se lo pusiera y él aceptó hacerlo, ella tan bella como es, se agarró
su larga melena morena y enrulada con una mano, permitiendo así que Uriel le
colocase el collar. Ambos me dieron las gracias con un abrazo, pero también les
dije “Uriel también colaboró en buscar
las piezas y enviarlas a esculpirlas” le dieron un abrazo a Uriel. ¡Qué
bonito!
Mientras que Tauriel se fue un momento a su habitación,
aproveché para decirle a Ávalon “Quería
que tuvieses un recuerdo de Áxel, ahora que está tan lejos. ¿Cómo lo llevas?”
y él dijo “Muchas gracias, mamá. Es
curioso no estar juntos, pero de momento puedo resistirlo, acepto su destino al
igual que él aceptó el mío de no encarnar” y yo le dije “Podrías haberlo acompañado” y él dijo “Algún día, querré volver a encarnar, pero
todavía no es ese tiempo” y yo le dije “De acuerdo”.
Cuando vino Tauriel no me esperaba lo que tenían para mí,
mis dos hijos hermosos me dijeron “Queríamos
esperar a tú cumpleaños, pero es mejor que lo tengas ahora.” No entendía a
qué se referían, hasta que Tauriel me entregó un pergamino doblado por la mitad
con el sello de un León en una de las solapas y dijo “Áxel dejó esta carta para ti, antes de irse”. Agarré la carta y en
ese momento lo quería abrir pero las manos de Uriel me impidieron hacerlas al
interrumpir ese gesto, le miré a los ojos y me dijo “Tenemos que volver, ya es tarde”. Aunque no quería irme de allí, me
despedí de ellos con un abrazo, me guardé la carta en el bolsillo y enseguida
Uriel me agarró en brazos para irnos por el mismo lugar dónde habías llegado.
Una vez en la habitación, aún faltaba una hora y media para
que sonase el despertador, pero no quería bajar a la 3D, antes necesitaba hacer
una cosa y no lo quería hacer sola, necesitaba la compañía aunque fuese de
Uriel, al dejarme encima de la cama tumbada, aproveché para sentarme y
agarrarle del brazo, ya que Uriel se quería marchar, de hecho quería quedarse
sentado en la silla del escritorio, pero al agarrarle del brazo le obligué a
girarse y le dije “Espera, ¿puedes
sentarte a mi lado un ratito? Quiero hacer una cosa, y quiero tenerte cerca,
por favor”, le señalicé que se pusiera a mi izquierda y él sin decir nada y
sin dejarme de mirar con sus ojos enamorados a mis ojos, se colocó de tal forma
que podía apoyar mi espalda encima de su pecho y al mismo tiempo él podía
contemplar lo que iba a hacer.
Le agarré de las manos y le obligué a rodear mi cintura,
para así sentirme protegida entre sus brazos, la vida se ve diferente, entonces
saqué del bolsillo la carta que Tauriel me había entregado, en ese instante los
labios de Uriel se hundieron en mi pelo y cerca de mi oreja izquierda me
susurró “No tienes por qué hacerlo
ahora, sino quieres, puede esperar”, él esperaba una respuesta, pero le
dije “quiero hacerlo” entonces él
separó sus labios de mi oreja y me besó el cabello con amor. Respiré
profundamente, y rompí el sello que aguardaba la carta, la abrí y empecé a
leer, notaba como Uriel también leía la carta, eso me gustó, su compañía es muy
tierna. La carta decía…
Querida Mamá,
No he tenido el
placer de poder despedirme de ti en persona, o quizás aún consigas atraparme a
tiempo, pero quiero que sepas que te amo mucho, que siempre te amaré y siempre
te he amado. Siempre has sido mi madre y siempre lo serás, eres la mejor madre
que un hijo puede desear, me has enseñado la historia que se esconde entre los
infinitos puntos del cosmos, me has enseñado el respeto y la comprensión hacia
los demás, me has enseñado a ser fuerte y al mismo tiempo a pedir cariño en las
veces que hace falta, dónde siempre te he tenido, incluso cuando decidiste
volver a encarnar y estar en la superficie dónde te encuentras ahora.
Pero en estas últimas
palabras tengo que decirte una cosa más, quiero compartir contigo un secreto
que he guardado en mi corazón todo este tiempo, ni siquiera mis hermanos saben
de lo que hablo, lo he guardado hasta que fuese el momento de decírtelo, y este
es una buena razón para hacerlo.
La última noche antes
de que Orange encarnase, me vino a visitar durante el viaje astral, quería
decirme algo que sabía que podía guardar el secreto hasta el momento justo. Yo
siempre he sabido que esta vida que habéis elegido vivir, no estáis juntos de
forma física, porque te pidió un tiempo para pensar que durará hasta que tú
corazón se decida si quieres seguir casada con papá o divorciarte y casarte con
Orange. Pero también me dijo es decir su alma.
Si buscas la
respuesta de quién debe ser, la hallarás, porque eres inteligente y eres muy
fuerte, la llave que tengo en mi poder y que ahora es tuya, es esta el tyet (nudo de Isis), Orange dijo que te
ayudará a encontrar el camino, al recordar el inicio en que los tiempos de
papá, Orange y Flor de Lys estaban en la misma línea.
Atentamente,
Tú querido hijo Áxel
Irenko.
Me quedé sin palabras, ¿cómo podía ser que él supiera todo
eso? ¿Cómo es que Orange quiso compartirlo con su ahijado y escondérmelo por 28
años? ¿Por qué el nudo de Isis es la clave, si ya se lo he visto que lo llevó
mi marido Atlante durante el viaje a antaño a Egipto? ¿Qué relación tiene todo
esto con que yo elija divorciarme y empezar una nueva vida junto a Orange o
dejarlo todo como está y seguir mi romance con el padre de mis cuatro hijos
(uno muerto)?
Recomendación: Sword and Cross – Fallen I – Mark Hisham.
HR.
HERO&Corporation.
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