sábado, noviembre 27, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 114 [2T]

 

El autobús paró justo delante del colegio, aunque cuando lo vi por la ventana no parecía un colegio, parecía un bloque de pisos normal y corriente, lo intuí cuando vi un cartel en blanco con letras a rotulador que decía “celebración de la fundación de las escuelas Vedruna”, pero a simple vista parecían pisos.

-        ¿Así son los colegios en las grandes ciudades por fuera?- le pregunté a Uriel.

-        Así es, en este colegio imparten desde parvulitos hasta bachillerato. La gran mayoría de colegios de ciudad son así – dijo Uriel.

Lo vi como una cosa extraña, ¿cómo era posible eso? Bajé del autobús, agarré la mochila del baúl y me quedé junto a mi clase, esperando el momento para entrar. En todo momento, no pude quitar el ojo al edificio, no por el simple hecho de lo que dije antes, más bien por la sensación extraña que tenía dentro de mí. Era una sensación que automáticamente se me cerró la boca del estómago y me puse a temblar sin poder parar, las piernas temblaban y mi corazón sin razón aparente empezó a acelerarse.

En cuando la clase entró dentro del edificio, me aferré a la mano izquierda de Uriel y no la solté en ningún momento. Uriel me miró y con tan solo la cara ni se quiso parar a preguntar si me pasaba algo, simplemente pasó su otro brazo por mi cintura y me ayudó a seguir hacia adelante. Pasamos por un pasillo estrecho con murales de papel en las paredes que pintaban retratos de Joaquina de Vedruna, siempre alrededor de niños. Esa sensación empezó a incrementarse, aunque seguía temblando ligeramente, empecé a tener mucho miedo y si fuese por mí, saldría a por patas de allí lo antes posible. Me sentía igual que si me llevasen al corredor de la muerte.


Al final del pasillo había una gran sala con sillas de plástico unidas entre sí, simulaba un salón de actos, delante de las sillas había un pequeño escenario dónde había una mesa con varias sillas, que todavía no estaban ocupadas por nadie, pero que pronto lo estarían, porque nos llevaron a una fila para sentarnos a escuchar el discurso de bienvenida. Me senté, más bien caí literalmente en la silla, las rodillas no querían colaborar, ¿qué carajo me estaba pasando?

-        Dary, tengo miedo… hay algo más aquí… que no consigo ver…- le susurré a Uriel.

-        Si, yo también noto algo. Pero no te preocupes con tú permiso he avisado a uno de mis hermanos para que nos acompañe, está al caer. – informó Uriel, su cara también estaba como descompuesta.

-        ¿Qué está pasando?- le pregunté.

-        Lo más probable es que sea una sombra y de las fuertes. Por si acaso, no te vayas de debajo de mis alas, ¿de acuerdo? – dijo Uriel.

Le dije que si con la cabeza, no me salían ni las palabras. ¿Una sombra? ¡Dios bendito sálvanos! Empecé a mirar a las personas, pero no servía de nada, si era una sombra no se dejaría ver directamente, así que miré al techo y empecé a ver dónde estaban las bombillas que iluminaban la sala, ya que no tenía ventanas.

-        Dary… mira las bombillas.- le dije.

Uriel miró hacia el techo y vio que eran bombillas que se enfocaban solo a un único lugar, algunos apuntaban hacia el escenario, otros en sentido contrarios y algunos a los lados.

-        Solo nos ayudarán la mitad a detectarlas… ¿qué hacemos?- le dije.

-        Es verdad. – dijo y se quedó un rato en silencio pensando en algo – ¡Tengo una idea! – dijo y me la contó.

-        ¡De acuerdo!- dije.

Lo más posible es que esta sombra estuviese acompañada de más, y que se hubiesen escapado del bajo astral, reconociendo el colegio como su nuevo hogar. Según la última ordenanza de limpiezas espectrales, eso estaba completamente prohibido atrincherarse en un edificio antiguo y de origen de la 3D. Si no hacíamos nada, la balanza del ying yang no podría realizar su trabajo de forma correcta y los reinos de luz, de oscuridad y neutrales no podrían trabajar armónicamente y esto afectaría a nivel espiritual, álmico y físico en todo el universo. Por ejemplo, sino hacíamos nada, quizás en algún punto del planeta, pudiese estallar perfectamente una guerra civil con miles de muertos. Cuando trabajas en este universo, todos tenemos una razón de vivir, mantener armónicamente el universo es una parte del trabajo que tenía que hacer en aquel tiempo, y actualmente sigo en ello, aunque trabajando con un cargo importante del reino de la neutralidad.

Escuché el discurso del director del centro con poca atención, porque a su izquierda vi un ángel que sus alas estaba algo estropeadas, y a su derecha un ángel radiante con pelo rubio hasta los hombros.

-        ¿Quién es el de las alas estropeadas, Dary?- le susurré a Uriel.

-        ¡Oh no, esto no va nada bien…! Es un Egregor y según el registro de los anillos, este no debería estar allí en este momento – respondió muy preocupado Uriel.

-        ¿Qué hacemos entonces?- le dije.

-        Si las sombras están aquí, será obra de un Egregor, tenemos que avisar a San Miguel Arcángel. ¿Me das permiso? – dijo Uriel.

-        Si, haz lo que tengas que hacer pero rápido. En lo que sea, te ayudaré.- le dije.

-        Ok.- dijo y se puso a revisar cosas con sus anillos.

No pude dejar de mirar al Egregor durante los diez minutos que el director nos dio la bienvenida, entre las sombras y Egregors la cosa no pintaba demasiado bien y seguramente tendríamos que hacer algo al respecto, así que comprendí que el hecho de hacer este encuentro por esta celebración en cierto modo, el universo nos habían enviado para trabajar y no para disfrutar y hacer amiguitos nuevos.

Por un lado me alegraba trabajar como si fuese guardiana, me daba una ligera idea de lo que me esperaba dentro de un año aproximadamente, pero por el otro me daba miedo que alguien de mi colegio fuese testigo de nuestra presencia y acabe sin querer poniendo un destino nuevo a mi vida, un destino directo al psiquiátrico. Así que tendría que ir con mucho cuidado, creo que no podría contestar a las preguntas de las personas, al ser testigos de una pelea o un enfrentamiento entre reino de la oscuridad y la neutralidad. Todavía no tenía a mi alcance las respuestas a todas las peguntas posibles o imposibles para momentos así, por ende, mejor en secreto.

En cuanto el director dejó al micrófono a una profesora vi que se iba de la sala, aproveché para darle un codazo a Uriel, él miró y empezó a buscarle con la mirada, pero se puso de pie y me hizo un gesto para que viniese con él de inmediato, le seguí. Me fui hacia la Carmen y le pedí para ir al baño, me dio permiso y nos fuimos Uriel y yo hacia el pasillo, el mismo dónde el director se estaba yendo.

-        No te alejes y ante todo, hazme caso en todo lo que te diga, ¿ok? – me dijo Uriel.

-        Ok. ¿Quién nos ayudará?- dije.

-        Aquí estoy. – Dijo Gabriel, me giré y le di un abrazo.

-        Miguel te ha dado permiso para hoy, para que ejerces de guardiana con nosotros en este recinto. Nuestra misión es regresar las sombras y el Egregor al reino dónde pertenecen. – dijo Uriel como si se hubiese convertido de golpe en el jefe de la trama policial en la cual íbamos a participar.

Solo teníamos diez minutos como mucho antes de que alguien notase nuestra ausencia, así que nos pusimos a trabajar. Uriel le dio la indicación a Gabriel y él literalmente con unos movimientos con las manos, ralentizó el tiempo alrededor de nosotros, de este modo multiplicamos esos 10 minutos a una hora. El cambio de tiempo solo les había afectados a las personas que vivían en 3D, o sea que los ángeles guardianes notaban que habían cambiado el tiempo y empezaron a preguntarnos el motivo, necesitábamos sus ayudas, pues no sabíamos cuántas sombras o Egregors podrían ser al final, por suerte aceptaron.

Nos pusimos a buscar cualquier sombra o Egregor por todas las aulas de todos las cinco plantas de la escuela, clase por clase, pasillo por pasillo… tardamos un rato, porque se habían escondido la mayoría, solo podíamos fiarnos de nuestro instinto, pues cualquier aparato que intentásemos no ayudaba mucho.

-        En guardia, están aquí. ¿Lo notan? – decía Gabriel hacia nosotros que estábamos detrás de él, mientras que entrabamos al gimnasio.


Tanto Uriel como yo dijimos que si con la cabeza, así que vi como Uriel se preparaba en sus manos con una bolita de energía anaranjada, Gabriel también y yo simplemente me preparé con un truco que me enseñaron en entrenos, con la energía de las manos hacer un cubo. Miré hacia atrás, para enseñarles a los demás ángeles que se preparasen, ellos captaron la información y la fueron pasando hasta el último ángel. Uriel contó hasta tres con los dedos y yo con la otra mano abrí la puerta y enseguida entramos todos.

Las sombras nos atacaban con nubes densas oscuras, mientras que los Egregors con sus manos nos atacaban con sus energías densas y oscuras que formaban figuras gigantes de monstruos horrorosos. En cambio nuestra energía hacía formas más bonitas, cada uno tenía una forma distinta, la mía era un León. En alguna ocasión tuve que emplear la fuerza cuerpo a cuerpo, por suerte estaba muy bien preparado para algo así, pero esta vez no era una prueba, todo eso estaba pasando de verdad. La oscuridad siempre buscará pelea, la luz cuando la neutralidad le tiene que decir que ha pasado sus límites, se arregla todo en una reunión charlando, pero la oscuridad al tener falta de razón y de luz, siempre busca la pelea, por ende, los que trabajamos en el reino neutral y la luz algunos también, debemos aprender el arte del conflicto cuerpo a cuerpo, para saber defenderse en caso de necesidad y solo en defensa propia, nunca atacando a nadie por despecho.

-        ¡Laia ven conmigo! – Me gritó Gabriel.

Me acerqué a él, entonces me agarró de la mano y nos fuimos corriendo a un lado del gimnasio.

-        ¿Te han enseñado a abrir portales densos? – me preguntó Gabriel.

-        Si, pero muy por encima.- respondí.

-        Bueno, es suficiente si sabes la base. Vamos a abrir uno aquí mismo, debemos devolverlos a su casa. – dijo Gabriel.

-        Ok.- respondí.

Gabriel se puso de rodillas y yo le copié delante de él, le miré a los ojos verdes, mientras que vi que se ponía las manos delante del pecho en una forma específica, ya que cada portal tiene un gesto diferente. Cerró los ojos y empezamos a vibrar al unísono, entonces la luz de nuestras manos empezaron a brillar con mucha fuerza.

-        Gurh Mijhet Ahnet – cantó Uriel en el idioma que hablamos en Agartha.

Entre las dos fuerzas que me unen aquí y ahora, doy en mis manos la creación de este portal “, esta era la traducción de lo que cantaba Gabriel con la fuerza del corazón y del equilibrio universal. Dije las mismas palabras hasta que juntamos las manos y la luz brillante salió de nuestras manos con fuerza, voló unos metros por encima de nuestras cabezas hasta estamparse contra una de las paredes que teníamos cerca, allí se abrió un portal rectangular de más de dos metros y medio de altura.

Los demás ángeles empezaron a lanzar a las sombras y los Egregors hasta el portal que quedaban atrapados en su dimensión del bajo astral y desaparecían. En cuanto pasó el último, Gabriel y yo concluimos al cerramiento definitivo del portal. Simplemente vibramos de nuevo, cambiamos la posición de las manos y el portal desapareció totalmente. En cuanto la energía ya había desaparecido, estaba tan cansada que literalmente me desmayé, lo último que recordaba es que Gabriel le había dado tiempo de agarrarme antes de darme fuerte de cabeza contra el suelo. 

Recomendaciones: Película PK - Youtube (sustitulada al español)


 

HR.

HERO&Corporation.

 

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