Mi abuela se quedó frita tras esa desconexión, le di un beso en la mano y la dejé sola para que descansara, también porque entró el Alfonsito para estar con ella. Me quedé cerca de la puerta de su habitación, no me quería separar mucho de ella, tenía la sensación que aún tendría algo más que decirme antes de irse para siempre. Entonces, noté detrás de mí la presencia de alguien, me giré y vi al Titi, pero enseguida volví a mirar hacia la cama, Alfonsito se quedó frito sentado en la silla, mientras que le daba la mano a su madre, yo simplemente me quedé mirándolos.
- ¿Ya has hablado con ella?- me preguntó el Titi.
No le quise contestar, así que él colocó sus manos encima de mis hombros, pero simplemente me moví y salí de allí.
- ¿Qué te pasa?- dijo arqueando una ceja.
- No quiero hablar.- le dije.
- ¿Por qué?- preguntó el Titi.
Miré a Uriel con cara de malas pulgas, él arqueó las cejas y se vino para mí.
- Mi amor, ¿estás bien? – me preguntó Uriel.
- Ven a la cocina conmigo.- le susurré mientras me aferraba a su cintura.
- De acuerdo.- Uriel pasó su brazo derecho por encima de mis hombros y nos fuimos a la cocina.
El resto de la familia estaba en la cocina, tomando una cerveza y charlando sobre la abuela y cómo harían el funeral. No era muy agradable de escuchar, pero era mejor que escuchar al Titi. La decisión que había tomado para ascender, no me parecía algo sensato y por eso andaba molesta con él, a pesar de que todavía no se lo había comentado a nadie, tal y como le había prometido a Anael. Uriel tampoco sabía nada, pero no quería charlarlo en ese momento, no me parecía sensato.
Varios minutos después, vi como el Titi se encendía un cigarro mientras que estaba sentado en el sofá, me fui a gran velocidad hacia él y le quité el cigarro de la boca que todavía no lo había encendido.
- ¿Qué haces?- preguntó.
- ¡No permitiré que te vayas de esta forma! ¿De acuerdo? ¡No quiero que tus hermanos sufran más por esto!- le grité.
El Titi quiso explicarme algo pero lo interrumpí.
- ¡No pareces un ángel, sabiendo que vas a hacerlos sufrir otra vez! ¿No te basta con que la abuela esté así que además quieres que vuelvan a estar así ellos? ¿Quieres que te recuerden de esta forma, eh?- le seguí sermoneando.
- ¿Quién te lo ha dicho? ¡Pedí discreción!- dijo enrabiado.
- ¡Mientras yo esté aquí, no te quiero ver hacer ninguna calada a ningún cigarro, así que ya estás pensando en otra forma menos dolorosa para ellos! ¿Entendido?- le grité.
Me giré y volví hacia el pasillo, pero noté como el Titi se levantaba del sofá y venia hacia a mí, me agarró en brazos y se me llevó literalmente hacia su habitación. Me dejó encima de la cama mientras que cerraba la puerta y acto seguido la ventana.
- ¿Qué sabes de esto?- me dijo se le veía algo rabioso.
- Todo. Y que sepas que ¡no lo permitiré!- le dije encarándole, fruncí el ceño mientras que me volvía a incorporar en la cama.
- ¡Ni se te ocurra hacer nada en contra, vale! Me ha costado mucho que aceptasen esto, y me lo vas a joder, Laia…- me advirtió.
- ¿Cómo?- le miré a los ojos para darle tiempo a rectificar lo que había dicho pero no lo hizo.- ¿Qué además ha sido idea tuya? ¡Pues yo me quedo mucho más tranquila! Pensaba que eras un ángel de luz, pero… más bien pareces más negro…- me puse de pie para volver hacia la puerta, pero el Titi me paró y me dio un empujón para volver a caer de culo en su cama.
- ¡Deja que te lo explique!- gritó.
Me crucé de brazos y le miré con la mirada desafiante. Él respiró profundamente y empezó a explicar.
- El otro día tuve una reunión con el Consejo de Orión y me dieron solo tres opciones para poder sobrellevar mi ascensión bien. La primera era desaparecer sin dejar rastro, obligándoles a la familia a sufrir una pérdida que nunca más volverían a saber más de mí, hasta que fuese el regreso. No me gustó, porque el hecho de verlos sufrir buscándome por la 3D y no obtener resultado y al final pensar que quizás alguien me haya matado u algo, me pareció horrible el hecho de cargarle al muerto a un inocente, nunca mejor dicho.- se aclaró la voz y volvió a respirar profundamente.- la segunda fue, decirles la verdad. Pero eso infringiría la normativa, al mismo tiempo que no les podría decir toda la verdad, solo un pedazo tan poco que sabía que no sería suficiente, y pensarían que les estoy dejando de lado.- entonces volvió a respirar profundamente y se quedó en silencio mirándome.- y la tercera… ya la sabes. – dijo el Titi.
- ¿Y te parece mejor opción que el hecho de decirles la verdad o lo poco que les puedas decir?- le miré desafiante, esa actitud me sorprendió bastante porque él siempre me había enseñado en escoger siempre la buena opción de las cosas según lo que dictase el corazón, y él había escogido algo que iba en contra, en vez de quedarse con la segunda opción, que a pesar del dolor que sufrieran por “dejarlos de lado” supuse que solo sería temporalmente hasta que llegase el momento de hacer las paces. Pero me equivocaba, obviamente.
- Solo tú sabrás toda la verdad y nada más que la verdad. Los demás todavía no están preparados para saber lo que significa ascender, y lo sabes. Si han dejado de creer en el poder de los tres maestros, sabes perfectamente que no están preparados. No saben, ni recuerdan que hay más allá de la “muerte”. Entre que no me entiendan y que acepten este destino, prefiero que piensen que ya no estoy a que tengan un pensamiento de que yo soy mala persona y por eso les dejé de lado.- confesó.
- ¿Y ahora vas a decir que te irás como un héroe, cierto?- le pregunté me sentía herida y traicionada por él.
- Llámalo como quieras. Pero te repito, tú sabrás la verdad, porque te seguiré visitando.- dijo.
Antes de saber esto, me advirtió días antes de que una vez volvase a ser un ángel de 7D, vendría a visitarme en lo mínimo que le permitieran porque él formaba parte del Coro de Ángeles por eso residía en 7D en vez de 5D dónde están la mayoría de arcángeles.
- ¿Vas a obligarme a cargar esa responsabilidad en mí?- le dije empecé a llorar.
- Necesito que alguien siga cuidándoles por mí, y tú eres la mejor, Laia.- dijo el Titi, se sentó en la cama y me abrazó, me dio un beso en el pelo y me aferré a él.
Seguía sin gustarme la idea, pero su explicación valió para comprender que tenía razón, la familia sigue sin abrir el corazón para animarse a ver más allá de la 3D. En ese momento, lloraba de tristeza pero también de lo mal que lo iban a pasar mi mamá, Rafalé y Alfonsito porque eran los hermanos que estaban más apegados a él.
- Cuidaré de ellos, cuando tú no estés. Como si fuera mi propia vida, te lo prometo Titi. Te quiero mucho.- le dije, entonces, coloqué la cabeza en su hombro y lloré.
- Yo también te quiero mucho, Laia.- me dijo y me abrazó.
Esa noche casi no pude pegar ojo, Uriel se me quedó tumbado en la cama y yo abrazado a él con la luz prendida, mirando el techo, mientras que escuchaba a Uriel roncar. Cuando al fin pude pegar ojo, me despertó a las seis de la mañana el teléfono fijo, papá contestó minutos después vino a mi habitación.
- La Abuela Victoria ya falleció, hace una hora. Mañana no vas a clase.- dijo y se volvió a la cama.
Mi mamá se quedó en casa de mi abuela, para estar con ella en sus últimos suspiros de vida. Oficialmente solo me quedaba una abuela viva y que por lo que parecía tardaría muchos años en irse, porque la iaia Filo tenía una salud igual que un roble. Me hubiese gustado poder tener el mismo vinculo que tenía con la iaia Filo con la abuela Vitorina, pero al conocerla enferma las cosas tomaron otro rumbo muy distinto. Su muerte no llegó por sorpresa, más bien fue un alivio tanto por el Alfonsito como para los demás hermanos, porque se suponía que ya no se tenía que cuidar a nadie y podían vivir su vida.
Estaba muy cansada y mi padre tuvo que irse a trabajar, le pidió a la iaia Filo quedarse conmigo y ella aceptó, así que papá me llevó en auto hasta su casa (me pareció tonto que me llevase en auto para hacer tres cuadras y luego regresar el auto en casa, pero así era mi padre en ese tiempo). Ayudé a la iaia a preparar el desayuno, mientras que ella me contaba sobre cómo había ido su último viaje que había hecho con el grupo de la Adela, ella estuvo dos semanas en Estados Unidos.
- ¿En qué ciudades has estado, iaia?- le pregunté muy entusiasmada.
Me encantaba verla tan contenta de cumplir uno de sus sueños de toda la vida, aunque ya tenía más de 70 años, ella siempre me enseñó a luchar por los sueños y que no hay prisa para cumplirlos, porque Dios siempre tiene en cuenta tus deseos y te ayuda a que los cumplas en el mejor momento de tú vida. Ella soñaba desde que tenía siete años de vida, cuando no tenía ni para comer, en conocer el planeta, sus ciudades, bosques, animales, gente,… conocer el mundo que había deseado vivir durante esa encarnación, y no le importó cumplirlo a los 70 años. La iaia Filo siempre fue fiel a Dios, y yo también lo soy.
- El viaje empezó en San Francisco, luego fuimos a Texas, después a Chicago y finalmente hemos estado en Washington DC, dónde agarramos el avión de vuelta al aeropuerto de Madrid y luego el autobús hasta Manlleu.- explicó con una sonrisa en su cara.
- Wow. ¿Has hecho muchas fotos?- le pegunté.
- Luego iremos a rebelarlas, he gastado cuatro carretes de 36 fotos.- dijo.
En cada viaje hacía un álbum, dónde ponía las ciudades que eran, el día en que estaba allí, con quién aparecía en las fotografías, etc… me encantaba ver el resultado de esos álbumes, que en la mayoría eran recuerdos plasmados pero la mayoría se quedarían en la memoria de mi abuela, puesto que no las escribía en ningún cuaderno.
- ¿Sabes qué he aprendido de la iaia Vitorina?- le dije.
- Dime, ¿qué te ha enseñado ella?- dijo Filo.
- La importancia que es RECORDAR. No somos conscientes de lo importante que es poder RECORDAR lo que hemos vivido, aunque sea algo reciente o que haya pasado años. El hecho de RECORDAR, es como unir las piezas de un puzzle porque de esta forma, armas tú propia perspectiva de la vida que has elegido encarnar. Por eso, me quiero prometer a mí misma, que guardaré mis RECUERDOS para que si en algún momento los pierdo, pueda recuperarlos con tan solo leerlos en un cuaderno, observar una imagen o visualizarlos en un video.- le dije.
- Aún eres muy joven para pensar en problemas de memoria, Laia. Pero, tu filosofía tiene muy buenas intenciones.- respondió la iaia Filo.
Esa fue la primera vez que escuché la voz de la consciencia que decía “RE-CORDIS”.
Recomendación: Los Secretos - Déjame.
HR.
HERO&Corporation.
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