Queridos alumnos de mí corazón, una vez más les tengo que
recordar que la vida no simplemente existe en este planeta, ni tampoco en esta
tercera dimensión. Como ya les he podido compartir, y tienen un montón de
fundamentos para saber que todo lo que ya les he compartido, es toda la
experiencia y evidencia de que la vida existe a nivel universal y dimensional.
Comprendo que no es fácil para algunos, intentar abrir el corazón y comprender
esto, porque aún no se está compartiendo en los documentales de la televisión,
ni en las noticias, será porque aún no se sienten preparados para entenderlo,
suele pasar mucho. La humanidad es una civilización que niega la verdad y
prefiere quedarse en una mentira, porque tiene miedo de aceptar las
responsabilidades que eso conlleva.
Una vez más, mi experiencia me da testimonio para contarles
lo importante que es confiar en las dimensiones que nos rodean, porque ellos,
son nueve puntos de vista diferentes que nos ayudan a comprender nuestro punto
de vista ante nuestra vida. Durante eones, la civilización humana ha creído que
vivía ajeno a sus vecinos dimensionales y de planetas, pero la verdad es que
nunca hemos estado solos, ellos siempre han estado allí, incluso cuando les dábamos
la espalda, porque el miedo de nuevo ganaba la batalla de la confianza en uno
mismo y en los demás. Si quieren saber en qué consisten las dimensiones, les
paso un link de una serie muy interesante que lo explica muy bien en el canal
de Gaia TV.
Personalmente aprendí a confiar en cada dimensión, cuando la
vida dio un giro inesperado, en 2015 entré en una depresión tan grande que
nadie de esta dimensión me quiso ayudar, ni médicos, amigos, familiares… nadie.
Los padres no comprendían lo que me sucedían, así que no sabían cómo ayudarme,
ellos pensaban que era la incipiente ruptura con mi ex, pero la verdad fue otra
cosa mucho más dura, entré en la gran duda
existencial que todos pasamos para fomentar el despertar de consciencia.
Una duda que ponía en riesgo todo lo que había tenido a mí lado, porque inevitablemente
todo iba a cambiar para siempre, y no me han gustado mucho los cambios a mí… en
ese sentido soy algo miedosa, lo reconozco, pero no me dejo vencer por ello,
suelo poner firme al miedo y hasta que no supero ese problema, no paro.
De ser una persona optimista por naturaleza, me transformé
en una chica que pensaba en negativo todo el rato, durante el primer mes del
año, la pasé enterita en la cama, sin querer hacer absolutamente NADA.
Comprendiendo que no soy NADA, algo difícil cuando vienes de una civilización
dónde siempre quiere encontrar el sentido a todo lo que hace. Me cuestionaba
todo lo que me rodeaba y todo lo que yo era, hasta que encontré el silencio de
mi SER, y de allí surgió la primera voz amiga que me dijo “confiamos en ti”. Esa voz procedía de otra dimensión, en realidad
era una voz cantada a mil voces al mismo tiempo resonando en cada dimensión,
era la voz de mi YO SUPERIOR.
Eso abrió la primera duda ¿Confiar en mí? Y acto seguido
recibí “Yo-Soy”. No entendía la
respuesta, pero no pregunté, simplemente, seguí mirando al techo, con la tenue
luz de la mesilla de noche, mientras que a fuera hacía un Sol bonito, pero
dentro de mí no notaba el calor, solo sentía un dolor tan fuerte, que me
costaba hacerlo todo. En Febrero, la cosa mejoró, decidí buscar ayuda, cuando
me di cuenta de que quería morir, que quizás haciéndolo dejaría de sentirme tan
VACÍA. No podía dormir, no podía comer, no podía sentir amor, pues la pena era
tan grande y el dolor se multiplicaba, no era el amor de un amor viejo, sino el
desapego emocional de mi viejo yo, que se arrastraba tanto como podía porque no
quería transmutar su forma, y ni su vibración ni su frecuencia, le servían para
que se transformase.
Pedí hora al médico, para poder ir a terapia psicológica,
algo de esperanza tenía en volver a encontrarme con el Doctor Frankie, un viejo
amigo que hacía años que no me trataba. Pero la doctora de cabecera que se sacó
el título vete tu a saber dónde, me dijo que lo mío no hacía falta ir a tal
lugar y que según ella, era una tontería que se me pasaría con el tiempo.
¿Tener pensamientos suicidas, en serio? ¡Sabía que no estaba bien! Pero no
quisieron ayudarme… la única y pequeña esperanza que tenía, se había ahogado en
el fondo del río… precipitándose hacia el olvido.
Las amistades, decidieron que exageraba e incluso alguna
amiga decidió prohibirme hablar del tema que estaba mal, seguían asociándolo
con mi ex. ¡Cojones, que no era eso! Me sentía mal por eso, pero no era para
tanto… a veces no funciona, pero no haría un espectáculo como este. Solo fue
quién pulsó el detonador de esta bomba de relojería.
Una noche de marzo, tras volver de salir con mi amiga, una
salida nefasta, la peor de la historia, me fui corriendo por las calles de
Manlleu, intentando no sentir más dolor, no pensar más en esas cosas e
intentando hacer algo al respecto. Sin saber a dónde iba, bajo la lluvia,
llegué al parque del río Ter a las doce de la noche, bajo los focos de la calle
que iluminaban el lugar de un color naranja. Me puse a llorar, aunque no tenía
aire para hacerlo, pero de mis ojos salían lágrimas para rellenar un pantano.
Me dolía tanto el cuerpo, que solo pensé en una cosa. Me agarré a la baranda
del río, intentando ser valiente para pasar al otro lado y tirarme directo y
dejarlo todo. Quería terminar con todo el sufrimiento. Quería tirarme.
Me subí a la parte baja de la baranda e intentar pasar al
otro lado, pero en ese momento, noté una mano gigante que sujetaba con fuerza
una de mis manos, la observé y vi que era de un hombre muy grande, antes de que
pudiera seguir, mi otra mano también fue interceptada de la misma forma. Notaba
detrás de mí, la presencia de una persona muy alta, que curiosamente llevaba
poca ropa. Me detuve porque no tuve más remedio. Noté como la cabeza la arqueaba
hacia delante para hablarme a mis espaldas, tan cerca de mis orejas como
pudiese y dijo “¿Quieres ver qué pasará
si lo haces? ¿Quieres saber el dolor que causarás si lo haces? ¿Quieres ver qué
dejarías aquí si lo haces? ¡Dilo! ¿Quieres saberlo? Pues si lo quieres, yo te
lo voy a mostrar”. Esa voz la conocí enseguida y paré de llorar.
“¡Muéstramelo!”
le dije con valor, aunque con el dolor más fuerte que uno puede sentir, a pesar
de estar semi abrazada a un ser que desprendía amor por los siete costados. Entonces,
delante de mi apareció imágenes tan reales que parecía que él no hubiese
aparecido. Las imágenes, mostraban como me había dignado a saltar, y
efectivamente era un golpe mortal, básicamente porque me daría un golpe en la
cabeza con la corteza de un árbol. Estaría allí durante la noche hasta que
alguien por la mañana, un anciano pastor me encontrase, llamase a la policía,
la noticia llegaría demasiado lejos, la familia destrozada, el día de mi
entierro lleno de gente que decían quererme, y mi futuro roto. Parecía que todo
quedaba allí, pero las imágenes siguieron, de repente me mostraron muy en el
futuro (en estos tiempos), como una persona importante no llegaba a encontrarse
conmigo, y su camino quedaría reducido a vivir lejos del camino que debía ser.
“¡Basta!” grité.
Las imágenes dejaron de brotar delante de mí, y le dije “¿Por qué no debería hacerlo?” y el ser decía “porque confiamos en ti. ¿Quieres saber qué pasará si no lo haces?”
dije que si con la cabeza, y las imágenes volvieron. Todo lo que me enseñaron
ha sido gran parte de las cosas que han sucedido, porque al final, el ser me
convenció y acá estoy. Superé y comprendí lo que me estaba pasando, gracias a
ese ser ¿saben quién era? El Arcángel Uriel, que venía en misión desde la 5D,
ya que aquellas imágenes provenían de mencionada dimensión.
Cuando confiamos en nosotros, estamos confiando en las 9D
que trabajan con nosotros, porque aunque la situación que estamos viviendo no
veas claro a dónde va, si el Maestro de 5D te propone seguir, hazle caso,
porque él ya ha visto cual es el resultado, solo debes confiar en que dicho
resultado será tuyo si continuas caminando en tú sendero. En este sentido, era
mejor para mí, confiar en mi Maestro de 5D que no en la amiga que pensaba creer
que prohibiendo hablar del tema y de hacer lo que le quisiera conmigo, supiera
cual era realmente el resultado de ese problema.
Por eso confío siempre en las 9D, porque cada dimensión
tiene su trabajo a realizar y aquí en 3D nos toca vivir la experiencia para
aprender, en las demás dimensiones solo crean las herramientas y los espacios y
tiempos para que podamos aprender a confiar en nosotros mismos, es decir en
ellos que son YO SOY.
¡Feliz Navidad!
¡Feliz Navidad!
Recomendación: Santo
– Espíritu y Verdad.
HR.
HERO&Corporation.
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