Cuando estamos encarnados la mayoría de nosotros no se
acuerda de dónde viene y porque está aquí y de qué ha venido a hacer aquí, ni
tan solo sabe que la vida, lo que se denomina vida, es inmortal, y que lo que
realmente muere es nuestro vehículo, el cuerpo, permitiendo así que el espíritu
o el alma, siga viviendo.
Cada segundo un cuerpo deja de ser funcional para un alma,
cuando el alma es consciente de que le ha llegado el momento de “mudarse” y
abandonar ese vehículo que ha llevado consigo durante un largo tiempo o corto,
dependiendo de lo que había venido a experimentar en su encarnación, entonces a
llegado el momento de levantarse y aventurarse al gran lugar de descanso que
dios le tiene guardado en su gloria.
¿Os habéis dado cuenta de que ahora cuando alguien muere se
le tiene que enterrar enseguida antes de los tres días previstos que se hacía
antes? Yo no me había fijado hasta que la última vez que tuve que ir al
entierro de un conocido, me llegó esta información…
El alma cuando se le
muere su cuerpo se da cuenta enseguida, pero cuando está en el proceso de
abandonar su cuerpo y aventurarse a su nueva experiencia, no se acuerda en ese
momento, debido a sus recuerdos de su reciente encarnación perdida, de cómo
salir del cuerpo. Entonces, se espera tres días, para que le dé tiempo al alma
poder abandonar completamente el cuerpo, pero en vuestro tiempo actual, antes
de ese tiempo ya intentáis darle sepultura sea enterrándolo bajo tierra o
incinerándolo. ¿No os dais cuenta de que a pesar de que su cuerpo haya
perecido, si el alma sigue en él, el alma siente lo que le ocurre? El alma
sigue pensando que está vivo, aunque haya perdido el control absoluto de su
cuerpo y no lo pueda mover, y mientras no entra en razón, sigue allí. Ahora que
en vuestro tiempo incineráis al día siguiente de su muerte, ¿No os fijáis que
el alma sufre el dolor de las brasas? Y cuando debería seguir el camino de la
luz, acaba yendo a un lugar llamado Umbral dónde sufre más.
Un Alma llamado
Jacob.
Hace tiempo me enseñaron cómo se encargan de ayudar a las almas
a abandonar su cuerpo, cuando una persona muere, hay un ángel o un Maestro o un
Guía que ha estado con él, el que tenga mejor relación con la persona, para
ayudarlo y acompañarlo durante ese proceso hasta llegar a la ciudad de las
almas, el lugar dónde todas las almas se curan y encuentran un trabajo acorde
con su voluntad, esperando a sus familiares o esperando el momento de volver a
encarnar que es de tipo voluntario, bajas tantas veces como deseas aprender a
volver a encarnar.
En mi caso que recuerdo morir en 25 vidas, de las cuales 22
pertenecen a la Tierra o sea a Gaia y una en Mercurio y las otras dos en el
cinturón de Orión. Cuando a veces recuerdo una vida, son muchas emociones
juntas, imágenes que pasan a través de mis ojos como si fueran diapositivas en
un margen de uno o dos minutos, pero cuando veo cómo morí, porque morí y ¿qué
pasó después? Desde hace solo cinco encarnaciones que voy directamente junto a
Uriel que es quién me acompaña en ese momento a la Ciudad de las Almas. Las
otras que pertenecen a la Tierra, menos las dos primeras, he terminado
deambulando por el Umbral como si fuese realmente el purgatorio.
Mis estancias en la Ciudad de Almas era de muy poco tiempo,
lo justo de curarse, encontrar un trabajo para colaborar y volver a encarnar
casi de inmediato, pero antes de bajar en esta presente encarnación, después de
morir en el Titanic, recuerdo de forma mucho más nítida mi paso por la Ciudad
de Almas, por eso esta vida es muy distinta a las demás, sinceramente el
contacto con los Seres de Luz no las había tenido desde mi paso por la
Atlántida, haberme casado con un hombre (ha vuelto a encarnar en esta
encarnación y creo que lo conocéis, ahora vive en Argentina), y haber tenido
tres hijos (una niña Tauriel-Adana; y dos niños gemelos Ávalon y Áxel, que de
momento siguen sin encarnar, pero solo el pequeño sé que es Maestro Ascendido y
está “asesorando” a una mujer de Alcalá de Henares que canaliza a Áxel).
La Ciudad de Almas, yo sinceramente no tenía constancia de
ella, hasta que en esta encarnación durante la adolescencia empecé a tener
“pequeños sueños” dónde se me revelaban momentos de esa Ciudad, momentos en que
yo iba, con distintos aspectos (encarnaciones) pero me ocurría lo mismo, pasaba
por las recamaras de curación, luego me reencontraba con mi familia, vivía con
ellos en una casa, encontraba un trabajo en sanación y después volvía a
planificar mi próxima encarnación. Recordaba el tipo de tecnología que se
usaba, cuando apareció el “aerobús” eso me impactó bastante, incluso empecé a
decirlo en clase, el aerobús es como un autobús que vuela pero que dentro hay
unos grandes ventanales y que vas sentado de cuatro en cuatro como el tren y es
gratis.
No fue hasta hace unos meses, cuando por orden del gran
divino, llegó a mí un día que no sabía que ver en youtube, el tráiler de la
película Astral City, me picó tanto
la curiosidad que lo vi, y cuando lo vi, mis ojos se abrieron como dos naranjas
y le dije a Uriel “¡Tengo que verlo!”,
busque para verla pero solo la encontraba en versión original en portugués, así
que tuve que alquilarla en español y me dispuse a verla enseguida. Para quienes
aún no la hayan visto, es una película que gracias al gran Canalizador portugués
Chico Xavier que murió hace unos cuantos años, no recuerdo cuantos ahora mismo,
un día canalizó un libro sobre una alma llamada André (en la película en
realidad tenía otro nombre que no quisieron poner), dónde contaba su
experiencia desde su muerte hasta comprender cómo convertirse en Ser de Luz.
Pero todo lo que había en la película era todo lo que había dicho, tal cual lo
recordaba, recuerdo que miré la película y mientras que el protagonista iba
contando su paso por curarse, yo me acordaba de cómo había sido uno de los
míos, si el protagonista era el estómago para mí era la cabeza, había recibido
un disparo en la cabeza que me dio la muerte y recuerdo que dañó el alma
durante tiempo. Y cuando salió lo del “aerobús” tal cual lo recordaba ya me
quedé sin palabras. Y cuando terminé de verla le dije a Uriel “¡Yo he estado aquí!” y él contestó “Así es mi querida. ¿Recuerdas algún amigo
en particular?” y dije “Si, a Jacob”
Uriel sonrió y supe que no estaba divagando, porque recordaba la cara de mi
primo de mi última encarnación, que murió diez años después que yo, a la edad
de 30 por una enfermedad respiratoria en Southampton.
Jacob actualmente
sigue sin encarnar, y por lo que sé va a tardar en hacerlo, su misión consiste
en ayudarme en algunos momentos puntuales de mi vida, y solo lo hace desde allí
arriba, desde la Ciudad de Almas. Hace una semana que volví a ver la película y
al terminar obtuve una canalización de él que os quiero compartir a
continuación…
Vivir entre la vida y
la muerte no es trabajo fácil para un sanador como yo. He vivido tanto pero no
he entendido tantas preguntas, que durante mi última encarnación, tampoco pude
responder. Solo fue una vez muerto, cuando entendí todos los conceptos del
universo y de su gran función de dar y crear vida.
Son misterios que no
aprendes en la encarnación, solo después. Son misterios que si te paras a
pensar realmente nunca fueron misterios, porque ya los sabías pero cuando
encarnas tienes que olvidarlo.
El olvido parece la
enfermedad de la razón metafísica, muchas veces me han preguntado ¿Por qué
tenemos que olvidar si luego tenemos que recordar? Antes no lo entendía, pero
ahora tiene sentido, hay almas que necesitan olvidar para saber quiénes son y
encontrarse. De estar en el Abismo a bajar al Umbral, del Ave Fénix renacer, y
así consecutivamente hasta aprender todo de esta esfera de luz que somos los
habitantes de Astral City.
“Una esfera para cada
alma” un hermano me lo dijo cuando vine a parar aquí. Te dicen que de vida solo
hay una y tienen que vivirla, cada esfera forma parte de una realidad, donde
cada emoción ataca por su devoción, las emociones nocivas son las perjudicantes
de que eternamente haya almas que vuelvan y otras que regresan a la vida.
Uno de mis hermanos y
mejores amigos una vez me dijo esto “Las esferas van según la luz interior”.
Será porque hay algunos que no pasan mucho tiempo por aquí y enseguida se van
al palacio del Gobernador y no regresan a la vida sino que son admitidos en las
esferas mayores. Todos llegamos a esa esfera, pero solo van quienes ya han
aprendido todo lo que les puede dar, ir encarnando y olvidando quién eres. Esos
hermanos suben de esferas, la mayoría convertidos en Ángeles o Maestros.
Supongo que todo aprendizaje tiene sus recompensas, somos hijos de Dios y todos
podremos llegar a ello, hasta entonces seguiremos aprendiendo vida tras vida.
Gracias.
Yo soy Jacob,
habitante de Astral City.
Todos vivimos en un constante cambio, sea en una encarnación
o en la ciudad de las Almas.
Recomendación: The Skype Boat Song – Outlander theme.
HR.
HERO&Corporation.
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