Siempre nos guía nuestro Sol, tanto de día como por la noche. Durante la noche somos nosotros el Sol que yace dentro de nuestro corazón, por el día dejamos que el mismo Sol recargue las baterías de nuestro corazón. Dejamos que el Sol nos guíe entre la oscuridad, tenemos el Sol dentro de nosotros, pero no todo el mundo deja que por la noche seamos nuestras propias luces, algunos dicen que la bombilla ha dejado de funcionar, cuando esta bombilla tan especial es inagotable, otros lo intentan y fracasas, terminan por la noche caminando sin ninguna luz y caen en las trampas y se pierden completamente durante demasiado tiempo, y hacerles regresar a la linterna humana, parece un destino completamente distinto al acordado recientemente.
Yo diambulé sin linterna varios años, y me caí y me volví a caer, un agujero tras otro, porque no sabía que tenía esta luz dentro de mí, siempre lo buscaba en los demás, pero solo un golpe del mismo destino, me dió a entender que yo soy mí propia luz infinita. Encontré la única razón en esta vida para brillar, siempre. Y cuando la tuve en mis manos no la dejé escapar, la absorví hasta que ya no podía más, y entonces aprendí que de la luz no se puede extrocionar, sino fluir y percibirás tú trozo de luz compartida, no puedes ser más, sino debes compartir bien las partes, y dejar descansar de vez en cuando la luz para recargar energías, o porque quiere brillar por otra dirección.
Ahora brillo con una luz propia, sigo sin compartirla porque no he encontrado con quién, sigo diambulando por las noches, buscando la fuente de esta luz que me llama sin cesar. Podría apagar mí luz para siempre y intentar acostumbrarme a la oscuridad, pero mi corazón me da el pálpito de que debo seguir buscando, hasta que la luz cambié de nuevo su color.
HR.
HERO&Corporation
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