viernes, marzo 22, 2024

El Coro De Ángeles Te Canta Por La Noche

 

Si te despiertas del sueño pero todavía es temprano para empezar el día, y no te terminas de despertar sino que estás en ese momento en que casi estás dormido y casi estás despierto. ¡Escucha bien el silencio que te rodea! Aunque en el día a día no puedas escuchar a los ángeles, hay un momento en que estamos en el sueño dónde sí que podemos escucharlos. El coro de ángeles cuando ven que no consigues entrar en el sueño o que te medio te despiertas, empiezan a cantarte una dulce canción, que literalmente te entran ganas de llorar de lo hermosa que es.

Según el idioma que hables, te lo cantan en uno que entiendas y puedas relajarte, en mí caso aparte de hablar y entender perfectamente el catalán, me cantan en español y es una delicia.

Hace como un mes, me encontraba en la cama descansando, y medio me desperté abrazada al arcángel Gabriel, no sé cómo había pasado pero tenía mí cabeza encima de su pecho, y de fondo empecé a escuchar al coro de ángeles que empezaron a cantarme una canción, como si fuera un bebé intentando dormir de vuelta. ¡Fue tan hermoso que “fingí” un poco no quedarme dormida para poder escuchar la canción completa y fue muy hermoso!

Escuchamos al coro de ángeles por la noche, porque en ese estado el EGO descansa y no interfiere, por eso estamos rodeados de amor en ese momento, o por lo menos nos sentimos así, seguros rodeados de ángeles que siempre quieren lo mejor para nosotros. El Coro de Ángeles cantan muchas canciones diferentes, algunas son muy antiguas, incluso des del origen del universo otras son más recientes, incluso a veces hacen covers de canciones que te gusten.

Si duermes solo o sola, ¿no te pasa que a veces notas como que alguien se tumba contigo en la cama pero es alguien que no viene a hacerte daño? Es tú ángel de la guarda que sabe que a veces no quieres dormir solo y te acompaña sin hacer nada raro, eh. Cada noche noto como un ángel sube mi cama y me abraza, es muy hermoso, porque ese ángel piensa que ya estoy dormida y todavía no, de hecho hasta que no siento eso, no empiezo a dormir. Una se acostumbra fácilmente a este tipo de cosas, aunque no todas las noches los escucho al coro, cuando estoy en una situación así, me quedo perpleja, lo sé, hace tiempo que les cuento estas experiencias y debería no asombrarme pero, chica, soy humana aunque poquito ya, pero también me asombro porque es algo tan hermoso, que es inevitable no emocionarse.


A veces en mí casa, me he puesto canciones o mantras para cantar porque trabajamos con algunos ángeles con el Ángel de Manlleu a transmitir sus mensajes alrededor del mundo cantando en el salón de mí casa, como si fuéramos un megáfono. Pues desde hace como tres años y poco tiempo más, que el Coro de Ángeles nos acompaña. Pongo la música sin audio, solo con la letra de la canción y les digo al Coro qué canción vamos a cantar ahora, y ellos se ocupan de tocar los instrumentos, se escucha tan alto que parece que lo estés escuchando desde internet con los parlantes, pero no, es el coro haciendo la música, normalmente a mí me toca ser la solista, pero si es un dúo Uriel hace de hombre y yo la mujer. Entonces, el Coro hace el resto y es una pasada.

Cuando los Maestros Ascendidos nos mandan a meditar en el segundo claustro de la Iglesia de Santa María de Manlleu (no entramos a dentro es fuera), nos ponemos allí con los ángeles que vengan con nosotros, empezamos a meditar y después, simplemente diez minutos después de vibraciones y vocales, suena un piano (la Angélica Dianne, mí profesora de piano desde los 8 años) y después suena alguna guitarra (a veces es Gabriel) y empiezan a hacer coros, mi YOSOY canta lo que tiene que ofrecer a esta dimensión, mientras ellos van tocando y cantando cada vez más y más fuerte, hasta llegar a tal punto que los escuchas cantar delante de ti.

Incluso la gente que pasa por allí o que vive en ese barrio y está cerca, puede escucharles, salen al balcón e intentan averiguar de dónde viene la música. ¡Qué gracioso verlos buscar el origen de esa música tan hermosa! Pero algunos pocos al verme allí (porque la gente solo me ve a mí, a los ángeles no) se quedan parados y observan, no ven a los ángeles pero les pueden escuchar. ¡Es una maravilla! Sobretodo porque si mi YOSOY canta por ejemplo “Somos el origen de la vida en este universo” escuchas al Coro decir “somos el origen de la vida en este universo”, eso quiere significar que están allí escuchándonos. ¡Eso es la magia, señores! En estas meditaciones, suele agarrar la iniciativa mi YOSOY, como si ya estuviese pactado de antes, cosa que yo como Laia no me acuerdo haberlo pactado antes. 

Sigue los videos de nuestro canal de youtube, aquí:


 

Recomendación: Poor Things – Disney +

 HR.

HERO&Coporation.

 

viernes, marzo 08, 2024

No Tienes Razón

 No te olvides de seguirnos en redes sociales: @maestria_serdeluz @laia_gali_hr para más contenido.


Si no eres capaz de escuchar a quién te está hablando, ¿por qué se te ha dado el don de la palabra? Aprende a integrar el significado de comunicar algo con respeto al otro, puesto que ni tú ni nadie es ni mejor ni peor que tú. Ambos necesitan ser escuchados, y su tú no lo haces el otro tampoco lo hará, y si el otro no lo hace, ¡tú le debes enseñar a hacerlo! Porque sino nunca el otro aprenderá o verá a través de tú ejemplo, como sí se hace, cómo sí se tiene una conversación decente.

Me he encontrado con una cosa curiosa pero fea al mismo tiempo, y es que la humanidad nacida antes de los años 1980, no saben escuchar a los demás, pero siempre quieren ser escuchados, ¿a qué precio? Esto es un dar y recibir, y si das que no escuchas, ¿qué te piensas que vas a recibir? La energía es simple, no tiene ninguna complicación, lo que haces lo recibes, y el Karma se encarga de que lo recibas si has actuado mal, de forma incoherente contigo mismo, porque si las cosas te fueran mejor, otro gallo cantaría…

Entiendo que eso proviene por la educación recibida en los colegios, por lo menos hablo por el país de España. Durante la educación del Franquismo, el profesor pegaba al alumno si no se sabía la lección, o le daba castigos físicos para que “entendiera” que tenia que estudiar para ser alguien en la vida. A través de la teoría del “castigo y la recompensa” los niños educados bajo ese régimen autoritario, ¿cómo han quedado ahora que son nuestros adultos de más de 50 años?


Son personas que les cuesta reconocer que un fallo, no es un fracaso. Es solo un aprendizaje, pero claro por eso nunca se alegran de las cosas buenas, porque reírse o alegrarse por algo bueno de otros, al ser muy competitivos, les hace creer que si tú vecino tiene una hija que saca matriculas de honor, y tú tienes un hijo que apenas llega al aprobado raspado… tienes el fracaso en casa, y la vergüenza de admitir que cuando se hacen las cosas bien, tampoco recibes una recompensa, pero si haces las cosas mal, el castigo siempre es el más duro, sea psicológico o… algunos padres siguen maltratando a sus hijos físicamente.

Si tú como persona no eres capaz de reconocer el esfuerzo que ha hecho la otra persona para conseguir algo, da igual si le ha costado años o meses en conseguirlo, el esfuerzo de intentarlo todos los días y lidiar con los “fracasos” para no dejarlo nunca, ser perseverante y ahora recoge sus frutos. ¿Por qué les cuesta tanto aceptar que ese esfuerzo que tanto exigen del trabajo bien hecho no se merecen tener una recompensa adecuada para ello? Y se exigen más y más… ¡qué estrés por Dios!

El trauma de nunca soy lo suficiente para ser mejor provoca un estrés en el cuerpo que lo invita muy amablemente a envejecer antes de la cuenta, a sentir los años pasar antes de lo que debería ser. Y una persona que dice que ha “fracasado” y no lo sigue intentando, eso es ser un “perdedor”… no has perdido el tiempo, sigues vivo, sigues en este plano, por ende, aún tienes el tiempo a tú favor, admite que lo que te pasa es que has perdido la motivación de seguir, ya no sabes lo que es perseverar y seguir aprendiendo la forma de conseguirlo. ¡El fracasado es tú forma de ver que los demás siempre serán mejores que tú, pero tú serás el tonto que se va a creer que hay gente mejor que tú, cuando nadie es ni mejor ni peor que tú!

A todos les llegará la muerte, y todos hemos tenido que pasar por el nacimiento para estar en este plano. Dime, ¿cuál es la diferencia que ves en que haya una diferencia entre las personas? Tranquilo, que a todos en algún momento sentirás depresión o alegría eterna, no somos tan distintos, respiramos el mismo aire, comemos la misma comida cultivada en el suelo, ¿qué le ves de diferente? Porque yo nada, de verdad.

Quizás pienses que la inteligencia es mejor… te recuerdo que el homo sapiens tiene un 90% más de capacidad craneal que el primer primate que tenemos en el árbol familiar de la evolución humana. Que quizás la use mejor o peor… allí no te quito la razón, cada uno usa sus recursos como siente, pero haga lo que haga el otro o tú, siguen estando en las mismas condiciones. ¿Así porque te da tanto miedo admitir que escuchar es algo necesario para tener una conversación decente con respeto y así llegar juntos a una solución?

En realidad encontrar alguien que sepa escuchar a los demás, no debería ser “tener suerte en la vida”, debería ser algo necesario para formarse como persona cuando uno ya es adulto. Recuerda que el EGO es frágil y es quién siempre inicia las peleas, así que no caigas en sus trampas. 

Sigue nuestro canal de youtube, aquí:


 

Recomendación: Jo mai mai – 3Cat.

HR.

HERO&Corporation. 


sábado, marzo 02, 2024

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 190 [2T]

 Continuamos con esta historia, en el capítulo de esta semana, algo totalmente inesperado que lo cambió absolutamente todo.

Ah por cierto, hemos abierto la secciónde formularios aquí a tú → para que nos si estás interesado en un servicio que tienes en la cabezera del BLOG pidas tú turno.


El último día que me desperté en Sitges, me desperté con lágrimas en los ojos, porque ya no volvería a dormir nunca más en este paraje tan hermoso, mi infancia quedaba atrás y la adolescencia empezaba a verse de una forma en que daba miedo, porque no sabía si iba a ser feliz o lo más horrible del mundo. Y con ello, tenía que dejar atrás ciertas cosas, entre ellas Sitges… el día anterior fuimos a Vilanova y la Geltrú a subirnos por última vez a los trenes chiquititos, ¿por qué hacerse mayor era dejar atrás momentos felices? No estaba de acuerdo y por primera vez tenía celos de Peter Pan, con su afán de querer siempre ser un niño.

A la mañana hacía calor y decidimos ir a la playa, más bien mis padres quisieron irse a un chiringuito y la Sandra y yo estuvimos intentando bañarnos en el mar. Digo intentándolo porque el agua estaba aún muy fría pero nos apetecía, fue divertido y eso es lo importante. Luego después de almorzar, mi padre se fue a tomarse su siesta, mientras que yo aproveché para terminar la valija, la Sandra también la hizo y a media tarde pusimos las valijas y al perro en su transportín en el auto, y nos fuimos de allí. Lentamente, mientras que mi padre esquivaba los agujeros de la calle, miré hacia a atrás, ya con el cinturón puesto y con lágrimas silenciosa me despedí diciéndole “gracias por estos once años de felicidad, allá dónde vaya seguiré experimentando otras formas de felicidad” le di un besito con la mano y me giré para ver hacia adelante, pocos minutos más tarde me quedé dormida y me desperté en la recta entre Vic y Manlleu. Me quedé dos horas dormida, estaba agotada, dejamos a la Sandra a su casa y nos fuimos a casa.

Las cosas en casa habían cambiado bastante, mi madre volvió a encontrar trabajo, y mis padres ya que me vieron lo suficientemente grande, decidieron darme mi primer juego de llaves de casa. Me sentí mayor un acto importante para mí, Además, ahora las tardes que no tenía que ir al Tripijoc y que tampoco tenía que ir con mi abuela, podía estar dos horas solita en casa, y una cosa más, a partir de ese momento podía ir al colegio sola, ¡qué alegría! Eso si que me puso contenta.

Mis padres confiaban en mí, tanto que darme un juego de llaves y dejarme ir sola al colegio, era un paso importante, una responsabilidad que hacía tiempo quería tener. De hecho creo que de mí clase fui de las primeras personas, incluso había algunos que hasta los 16 años no lo consiguió, eso ya era demasiado, bueno si te comportabas mal obviamente que habían consecuencias. Recuerdo que cuando me dieron el juego de llaves y me fui a mí habitación, me puse a saltar y a dar vueltas abrazada a Uriel de la alegría que sentíamos que por fin podíamos charlar por la calle regresando o yendo al colegio sin tener que ocultarnos.

Mi padre habló con mi abuela, porque aunque me dieron ciertas libertades, había calles que tenía prohibido cruzar, y esas eran el paseo de San Juan, la avenida de Roma, la avenida Puigmal y la avenida Bellmunt. Son calles muy transitadas y para evitar cualquier atropello tenía que prometer cumplir esas condiciones que prácticamente las cumplí. La abuela me tenía que esperar en la tienda de Can Padrós, mientras que yo subía del colegio hasta allí, y luego agarrada de su manito cruzaba la avenida de Roma y para su casa a almorzar. Lo mismo sucedía a la tarde si tenía que irme con ella, aunque allí ya quedaba con ella en la plaza porque nos íbamos al parque del Ter o del cementerio a que yo jugase a los columpios y a los toboganes. A la mañana como me costaba levantarme, mi padre me llevaba en auto hasta el colegio, pero el resto… con el arcángel Uriel.

Pasó una semana, el colegio ya tomaba otro rumbo porque el buen tiempo llegaba a marchas forzadas, el verano se empezaba a ver, a pesar de estar en Abril a pocos días de San Jordi. Estábamos a jueves, a la una del mediodía sonó el timbre del pasillo, el profesor en fila nos acompañó hasta la puerta de la escalera bajando los dos pisos. Como era de esperar la calle San Domenech y Bisbe Morgades estaba llena de niños de diferentes edades, así que harta de estar con ellos, decidí con Uriel ir como si fuéramos al Tripijoc hacia la calle de Xauxa (llamada Enric delaris).

-        ¿Cuándo tienes las pruebas de ingreso para Ávalon?- preguntó Uriel mientras que caminábamos hasta el banco Sabadell.

-        Estoy practicando mucho, Gabriel me está enseñando muchas cosas y tips que debo tener en cuenta para que esta vez pueda entrar.- le respondí.

-        Me dijiste que la prueba de resistencia se te está atragantando un poco, ¿verdad? – dijo Uriel.

Dije que si con la cabeza, en el momento en que pasábamos delante de Can Gaja, escuchamos unos ruidos, delante de nosotros a unas quince pasos aproximadamente, había tres chavales de Secundaria, que charlaban de sus cosas a un volumen algo alto. Uriel y yo nos quedamos en silencio observándolos un momento, el chaval del medio que era el más alto de los tres, llevaba el pelo ondulado por detrás de las orejas, en color cobre, una camiseta negra algo arrapada al cuerpo de manga corta, bermudas anchas negras y unos zapatos negros que eran como unas deportivas pero tenían algo de altura. Estaba girado a su derecha hablando con alguien, cuando le miré me di cuenta de que le conocía era Quim el hermano mayor del Xevi que iba a mi clase, (era el mismo que iba al Tripijoc durante mi primer año). El otro amigo no lo pude identificar, de hecho no sabía su nombre.

No le dimos importancia y miré a Uriel para responderle, pero…

-        ¡Hola!- escuché que venía de esos tres.

Miré de nuevo y el chico del medio se había puesto a saludar a alguien con la mano como si conociera a alguien hacia dónde estábamos, pero delante no había nadie más que nosotros, así que lo ignoré estando en silencio caminando lentamente hacia el banco Sabadell (me encontraba delante de Xauxa).


Los tres chavales se fueron a la bajada de la Fidela, curiosamente íbamos a la misma dirección, pero dejé de hablar con Uriel, nos habían cortado todo el rollo, lo vi algo desconcertado a él pero en mí, en cambio simplemente pensé que no era importante pero no sabía cómo retomar la conversación con mi angelito. En cuanto llegamos a la bajada de la Fidela, lo vimos detenido a la mitad de la calle, ignorando si pasaban autos ellos tres iban por el medio de la calle, que en cuanto entramos en esa calle, el chaval aquel me estaba mirando, le dio un codazo a Quim, alzó la mano y con una sonrisa volvió a saludarme.

Me detuve y Uriel también, el chaval no tiraba ni para adelante ni para atrás, se quedó allí sacudiendo la manito como si fuera drogao, la cara del Quim de “tierra trágame” y la del amigo que era un cromo… yo no entendía nada, me giré pensando que había alguien detrás, pero no había nadie.

-        ¡Si, es a ti, hola! ¡te estoy saludando! ¿Por qué no me saludas? ¿Es que no te alegras de verme o qué?- decía gritando que toda la calle se enteraba.

-        ¿Qué hago?- susurré a Uriel.

-        No sé…- Respondió Uriel.

Le respondí sacudiéndole la mano devolviéndole el saludo, aunque intentaba recordar de qué me sonaba él, pero no atinaba, lo siento.

-        Eh, te conoce… ¿sabes quién es? – susurró Uriel.

-        Ni idea.- le respondí.

-        ¡Pues acostúmbrate porque me verás por aquí!- dijo el chaval.

Se giró sus amigos también y continuaron subiendo la calle. Pero cuando llegó al final, se volvió a girar y volvió a saludar contento, le devolví el saludo, pensando “esto se acabará o qué”.

-        Te veo después (guiñó el ojo)- se giró y siguió por otra calle.

-        ¿Qué?- susurré tan sorprendida que no tenía palabras.

Uriel y yo nos fuimos a casa sin decirnos nada, estábamos en shock, antes de abrir la puerta, me quedé un momento pensativa.

-        ¿Quién será ese?- pregunté, pero Uriel no pudo responder porque no lo sabía.

Había que reconocerlo que el chaval guapo lo era y mucho, pero de ¿qué me conocía ni idea? Me quedé toda la hora de la comida pensativa en su cara, en sus ojos verdes, pero no lo recordaba, aunque en el corazón se había vuelto algo loco, latía rápido, demasiado rápido, ¿qué pasaba? ¿de dónde me conocía? ¿Por qué había pasado eso? ¿era un ataque fortuito o algo más?

Cuando faltaban quince minutos para las tres, Uriel y yo salimos de casa para irnos de nuevo al colegio. En la calle de al lado, nada más doblar la calle, me lo encontré otra vez, de pie esperando a alguien. Estaba con el otro amigo que no identifiqué, me acuerdo que al verlo me quedé quieta inmóvil mirándole, de hecho choqué contra él o casi, se me quedó en silencio mirándome con una sonrisa, ni me tocó pero estaba a pocos centímetros de mí, era alto, muy alto. Nos quedamos un tiempo mirándonos en silencio a los ojos, sus ojos verdes a esa distancia si que me sonaban y mucho, pero ¡no podía ser! ¡No, no, no podía ser! ¡Jodeme! ¡Si que era, si!

-        Hola, Maggie…- susurró sin quitarse la sonrisa de su cara.

-        ¿Chico de ojos verdes?...- susurré casi sin aliento.

Sonrió guiñó un ojo…

-        Estoy aquí…- siguió susurrando.

Pero cuando le quería preguntar ¿por qué? Apareció Quim y él se separó de mí, yo tuve que continuar mi camino hacia la escuela, aunque era difícil porque estaba en shock… el chico de ojos verdes estaba en mí dimensión… ¡WOW! Ese año al no entrar en Ávalon no lo podía ver ni un momento ni en el metro, porque agarrábamos líneas diferentes, por eso les dije que aproveché para pasar más tiempo con Gabriel, pero me quedé totalmente atónita cuando vi al chico de ojos verdes en la 3D, viviendo en mi ciudad y además yendo “al colegio de al lado al mío”, esperando a su amigo que vivía cerquita de mí casa. ¡WOW!

Caminé cuando ellos ya llevaban varios pasos hechos, no podía parar de mirarle, aunque estaba pendiente de la conversación que estaban teniendo, lo vi que se colocaba un poco de lado para seguir mirándome, aunque mis pasos se fueron haciendo cada vez más lentos, hasta que los tuve demasiado lejos.

-        ¡Es él, Dary! ¡Es el chico!- le dije el aliento estaba entrecortado, pero tenía unas ganas locas de llorar, pero no salían las lágrimas.

-        ¿Qué dices? – preguntó Uriel.

-        Si, me lo ha dicho. Me ha llamado Maggie…- le respondí.

-        ¿Por qué? – preguntó.

-        ¿Por qué va a ser, Uriel? Él es el único que me llama así, y nunca se lo he dicho a nadie, ¿quién más lo podría saber?- le dije ya algo molesta.

-        Si, ya. Me refiero ¿a qué hace aquí? – aclaró Uriel.

Le miré y me quedé pensativa.

-        Pues no lo sé. ¿a qué habrá venido?- respondí mirándole al chico mientras llegaba al final de la calle y se iba de nuevo para la bajada de la Fidela.- ¡Ay, que se escapan! ¡Vamos!- le dije a Uriel, le agarré de la mano y empezamos a acelerar el paso.

Me llamaba Maggie porque ese fue mí nombre que tuve en la última vida en la Tierra por allí entre los años 1863 (Dublín) al 1912 (Titanic). Pero pensar que solo estaba por mí, me pareció una golosina demasiado atractiva y que seguramente que sus guías no le permitirían conseguirlo, tendría que haber otro motivo más eficiente que curiosamente se encuentre en nuestro camino.

Pasamos por delante de Xauxa, y el Chico al ver el cartel se acercó y sin hacer un salto muy alto lo tocó, se giró y me miró un instante sin que sus amigos se dieran cuenta. En su momento no lo entendí, ahora si, de alguna forma me estaba diciendo “este lugar es muy especial”. 

Recomendación: Bam Bam - Canción.

HR.

HERO&Corporation.

 

martes, febrero 27, 2024

Tener un Flechazo - Parte II

 Continuamos con la reflexión de la semana pasada ;)


Se encendió un cigarro rubio (supongo que era camel, no intuí bien), y sin dejarme de mirar en todo momento se lo fumó manteniéndose al otro lado de la calle. ¡Ay, madre de dios! ¿Qué cuernos hacía allí mirándome de esa forma tan directa? No asustaba para nada, se veía que el chico lo tenía claro, pero… ¿Qué tenía en mente? Con los papis allí me sentí un poco incómoda, porque no me podía permitir expresar mis sentimientos con total normalidad, no quería que supieran eso, era demasiado pronto (y en ese tiempo yo estaba soltera, o sea que podía hacer lo que me diese en… ya saben).

Mi madre comentó una cosa que había visto en el periódico y mi padre se puso a hablar, yo intenté estar atenta, pero mi mirada estaba centrada en otro lado. Hasta que mi madre me dijo algo importante y la tuve que mirar, y cuando terminó volví a mirar dónde estaba él, pero ya no estaba… lo empecé a buscar disimuladamente, la moto seguía allí o sea que no se pudiera haber ido muy lejos, me giré disimuladamente, diciéndole algo a mi padre, que ya ni recuerdo qué era, y vi al chico caminando por la acera del lado dónde estábamos, se colocó el cascó en el brazo izquierdo y caminó hacia el bar dónde estábamos. ¡Mierda, que venía hacia a aquí!

Pasó de largo caminando por la acera, y pensé que se iba a otro lugar, pero luego entró en la terraza y se fue detrás de la camarera, la mujer que les he hablado hace un ratico, que estaba atendiendo en alemán a unos guiris. El chico le tocó la espalda a la camarera, y le dijo “¡Hola mamá!” la camarera se giró y yo me quedé muda preguntándome ¿cómo que mamá? ¡Ay dios, que la camarera era su madre! Y ella le dijo con una sonrisa de alegría “Hola Gabriel, hijo ¿cómo estás?” y yo me morí dos veces más… ¿cómo que Gabriel? ¡Ay dios se llamaba Gabriel! La madre se lo habíamos preguntado y nos dijo que se llamaba María, y vi en el cartel que era un asador argentino que hacían pizzas italianas, de hecho todos cuando hablaban en español, tenían acento de argentina (concretamente de Santa Fe).

Luego nos fuimos mis padres y yo, mi padre insistía en que tenía que acompañarles al super y luego podía hacer lo que quisiera en mí mañana, no hacía tiempo para ir a la playa, pero… allí se me encendió la bombilla, y tomé cartas en el asunto. Acompañé a mis padres a un super de la misma calle, y al terminar, me despedí de ellos, disimulando que me iba al paseo marítimo, cuando en realidad, en cuanto se alejaron con el auto, volví al bar a buscarle. Quería invitarle a dar una vuelta conmigo hasta la Ermita de San Antonio, ya era el momento de actuar, porque sabía que su presencia allí había resultado que era para responder algo claro… que él también había sentido ese flechazo.

Vi dónde se había sentado que estaba su taza de café con leche, pero él no estaba sentado, y pensé que se había ido al baño. Miré a dentro sin entrar pero no lo vi, y entonces se me ocurrió mirar si todavía estaba la moto, y efectivamente la moto ya no estaba. Me acerqué derrotada, por tardar tanto tiempo en ese estúpido supermercado, hacia esa mesa dónde él estaba… ¡Mierda, se me había escapado! Me fijé en algo extraño, no se había tomado su café, se había ido sin tomárselo, ni tampoco me había percatado en si se lo tomaba o qué, de hecho toqué la taza y aún quemaba un poco.


Podría regresar, así que me fui a pasear por esa calle, pero a la que di unos pasos, miré hacia atrás y vi como María se llevaba la taza de su hijo. ¡Mierda, no iba a volver! Solo me quedó una chance más, así que me fui al bar dónde trabajaba, iba con el uniforme, quizás tenía que abrir el local que habrían a las 12 del mediodía. Pero le tocó abrir una chica y en todo el día no apareció por allí… ¿A dónde iba con el uniforme? Tan a huevo no lo volví a tener, y me puse triste, porque el viernes y el jueves lo vi en su trabajo pero ya era demasiado tarde, aunque una de las veces que pasé por allí, al cabo de un rato de haber pasado, me giré y lo vi que se quedaba quieto mirándome todo atónito a mis pasos (o a otra cosa, no sé). El sábado, pensé que vendría a desayunar en el restaurante de su madre, pero no fue así, nos despedimos con María y tras dejar las llaves del apartamento, nos fuimos a Manlleu. Las vacaciones habían terminado.

Lo traté de buscar en redes sociales, pero no hubo suerte, ni en Facebook, Twitter, ni Instagram. En redes sociales no existe, sé que es extraño pero he conocido chicos que viven al margen de todo eso, y son chicos que merecen mucho la pena conocerlos, porque están llenos de sabiduría de vida, están vivos, ellos viven, en vez de compartir en redes una vida que quizás sea postureo. Porque tras ver la serie You me preocupé que si no tienes redes sociales eres un asesino en serio o violador, y a veces, es peor un asesino en serie que tenga Instagram, que uno que no tenga.

Lo importante, es que el martes en que ya había vuelto a Manlleu, ese día durante el viaje dimensional, el CHICO DE OJOS VERDES que tanto hablo en la serie El Espejo De Mí Vida, por fin me dijo quién era. Y dos meses después empezaba mi relación con el arcángel Gabriel, el 28 de Noviembre. En el corazón tengo la huella de este chico llamado también Gabriel y que durante mucho tiempo pensé que era mi arcángelito que había decidido bajar por una semanita, pero él mismo me dijo que ese chico se le parecía mucho pero que no era él, solo una versión más de mi amado Gabriel Arcángel.

El viento se lo llevó pero en mí corazón quedó grabado, pensé en seguir adelante, porque era inútil pensar que podría haber algo… si decidió irse tenía sus motivos. Un día entré en el Facebook del restaurante, y a pesar de que las imágenes que veía no me decían nada en especial, eran platos de pizza, recibí un mensaje telepático de uno de los Maestros que menos pensé que me mandaría uno, Isis.

-        Él ya no vive en Alcossebre ni en Vilanova de Alcolea, ahora está con unos tíos que viven en el Empordán- dijo la Maestra Isis.

Una hora más tarde, mis padres me compartieron la noticia de que íbamos a comprar un apartamento en el Empordán, y me quedé flipando… ¡quizás lo encuentre de nuevo! Me alegré mucho, porque el universo no se había dado por vencido, y yo a pesar de estar con el arcángel, no sabía qué planes tenía él para bajar… si usaría esta vía de este chico o sería diferente. Pero él también estaba de acuerdo.

Al mes de comprar el departamento en el Estartit, descubrimos que existía un restaurante de paellas valencianas que también hacía para llevar. Un domingo, mis padres quisieron reservar una de marisco, y a mí me tocó irla a buscar junto a mi padre (que conducía el coche). Entré yo al restaurante, porque no encontró aparcamiento cerca, esperé un ratito porque tenían que atender a dos clientes, primero  una señora de cincuenta años, y luego me quedé sin palabras… cuando la dependienta dijo “Gabriel…” junto el apellido, me giré para ver quién respondía a ese nombre y allí me petrifiqué, allí estaba él. Solo habían pasado nueve meses, y allí estaba, recibiendo esa paellera de marisco, por lo que vi los conocía bastante bien, y luego se giró, yo me giré no quería que me viese directamente, pasó junto a mi derecha hacia la puerta, salió y a través del cristal le observé como caminaba hasta que desapareció de los cristales. ¡Wow, era él!

La última vez que me lo encontré fue el pasado septiembre, a las diez de la noche recogía yo unas pizzas para irme a casa, y nos lo encontramos junto a mis padres en un parque cerca del apartamento, y por lo que vi, su apartamento o su casa está en el mismo bloque que él mío, pero al otro lado. ¡Somos vecinos y no lo sabía! En cualquier momento me lo encuentro en la piscina en verano.

Sigue los videos de nuestro canal de youtube, aquí:


 

Recomendación: Los Juegos del Hambre balada de pájaros – Prime Video.

HR.

HERO&Corporation.


Cuando No Te Permiten Sacar La Sabiduría

  A veces no te das cuenta, de que hay tres atributos que las personas tienen y que son esenciales para que el fluir de la vida, haga su e...