miércoles, agosto 10, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 150 [2T]

 

Salí del ascensor con pavor, mi madre huyó de mi, ni se percató que estaba así, yo me quedé con Uriel delante del ascensor, como si esperase a mi padre que seguía con lo del auto. Azrael se agachó y colocó sus manos encima de mis hombros de forma ligera, me miró a los ojos, no quería dejar de mirarme, yo por vergüenza retiré la mirada.

-        Humiel quiere que sepas dónde va a ser la ascensión. Me ha pedido expresamente que te lo diga. ¿Estás dispuesta? – dijo Azrael.

Dije que si con la cabeza pero bajé la mirada, Azrael me susurró en la oreja la información y luego nos dimos un abrazo, lo acepté porque fue muy reconfortante. ¿Quién me diría que estaría dándole un abrazo al arcángel de la muerte por la noticia? Mientras que los demás le temen a la muerte, yo me hago amiga de él. ¡Qué irónica es la vida de un conectado!


Azrael se volvió a levantar y se separó de mí, saludó de forma formal a Uriel y cuando se iba, le agarré de la muñeca derecha y le obligué a pararse, él volteó y me miró.

-        ¿Va a ser hoy, su última noche?- le pregunté.

Azrael presionó ligeramente sus labios y dijo que si con su cabeza. Entonces, le solté y simplemente vi como desaparecía mientras que caminaba por el pasillo dirección al final del pasillo, pero antes, se puso invisible incluso para mis ojos.

En cuanto me asomé en el pasillo de la habitación 111 el corazón me iba tan lento que parecía que me estaba a punto de dar un infarto, pero caminé hacia la habitación empujé la puerta mientras que escuchaba el latido del corazón de una máquina que cada vez iba más y más lento, entré a dentro. En la cama estaba el Titi con su pijama azul del hospital con las siglas en el pecho izquierdo, mi madre se quitó la chaqueta y la colocó en la silla del fondo, la habitación era única para él. Me acerqué lentamente a la cama, el Titi ni se había percatado de mí todavía, no llevaba el respirador pero llevaba el de la nariz, aquel que son dos agujeritos, le agarré de la manito, se giró para verme, sonrió, de hecho se le iluminó la cara y la mirada al verme, curiosamente yo estaba igual, así que le di un beso en la mejilla.

-        ¡No te dejaré solo en esto, Titi!- le susurré en la oreja.

-        Gracias.- dijo casi sin voz, me dio un besito en la mejilla y me agarró de la manito con fuerza.

Él estaba enganchado al monitor dónde le controlaban las pulsaciones del corazón, que estaba por debajo de 80, la presión le había aumentado un poco, y le costaba más respirar. En IÓN nos habían explicado en qué consistía ese monitor, pero ya lo recordaba de otras veces, aunque era la primera vez en esta vida, yo lo recordaba, seguramente era porque antes de nacer, me pasé por algunos hospitales modernos a entender mejor el sistema médico de este tiempo, ya que recordaba que en otra vida fui médico, porque cuando el doctor hablaba en su idioma raro, mientras que mi familia no le entendía, yo en cambio sí.

Recordaba en clase de entrenamientos qué se debe hacer para reanimar a una persona cuando entra en parada, pensaba que si él entrase, lo haría, aunque quizás el universo tuviere otros planes con él, yo al menos lo intentaría.

-        ¡No hagas nada si ya no me late el corazón! ¿Vale?- susurró el Titi.

-        ¿Cómo sabes…?- le dije.

-        Haz lo que te digo, respeta mi palabra, ¿vale?- insistía el Titi.

-        Muy bien.- respondí.

Algunas veces le había pillado leyéndome la mente, y esa era una de ellas. Él decía que no era tan difícil saber lo que piensa alguien, si te enfocas en lo importante. Pero yo todavía estaba recuperando mis habilidades y esa no era el momento por ahora.

-        Titi, nunca he estado en una ascensión, ¿qué se supone que tiene que pasar?- le pregunté, nuestro volumen era susurrado porque había muchos familiares en la habitación.

-        Uriel te guiará. Pero no hagas nada para volverme a la vida. Primero tengo que “morir”.- respondió el Titi.

La palabra “morir” me dolió en todo el pecho y por un momento pensaba que me salían las lágrimas, pero las frené, sé que él no me quería ver así. Ya estaba algo asustado, y tenía que ser la fuerte. Si el universo quería que estuviese allí, era porque sabía que podía, porque el universo NUNCA SE EQUIVOCA.

En realidad cuando uno asciende debe pasar por los mismos pasos que pasó el gran Maestro Jesús, que son: tormento, sufrimiento, muerte, sanación, resurrección y ascensión. Toda la historia de Jesús realmente la tenía muy confusa en mi cabeza, pero los Maestros ascendidos siempre se lo han tomado como un Ser de Luz realmente muy importante, el hijo de Dios existió y vive en 5D en este mismo mundo, y es el Maestro Jefe de todos los Seres de Luz que trabajan en este planeta.

El Titi ya estaba a punto de pasar a la etapa de la muerte, por las otras dos, la primera ya la sufrió en su infancia con un padre golpeador, ludópata y alcohólico. La parte del sufrimiento, obviamente que se había tenido que cuidar de sus hermanos, después de que su madre enfermara de cáncer de cerebro e hiciera solo pocos meses muriera. Por atreverse a morir, no era un cobarde más bien todo lo contrario, morir para sanar su alma y luego regresar para ascender con su cuerpo, eso era ser valiente.

Aunque le parezca que solo el Maestro Jesús lo consiguió, se ha callado los demás Maestros que también lo consiguieron, incluso ángeles y otros Seres de Luz que nacieron como humanos en su última encarnación en 3D. Se ha mantenido todo este tiempo en silencio porque la humanidad no estaba preparada para enfrentarlo, si aún hay algunos que dudan de Jesús y otros que se lo creyeron tanto que tergiversaron casi todas sus capacidades e inventaron una religión al respecto que no sigue en ningún momento el camino del Maestro. Como ya dijo Jesús en su momento “el demonio tiene mil caras, en cambio la luz solo tiene una”.

No fui cien por cien consciente de todo el sufrimiento que tuvo que pasar mi familia de parte de mi mamá, hasta que vi pasar al Titi por ello. Le agarré de la mano con fuerza, él me miró, se le escapaba una lágrima, le di un beso en la palma de la mano.

-       


Ahora comprendo porque haces todo esto, solo te doy las gracias por todo lo que has hecho, cuidaré de los demás igual como me enseñaste tú. Me entregó a la voluntad del universo, para que haga de mí lo que ya elegí antes de nacer y ahora no recuerdo, prometo seguir el camino que mi alma ya eligió, y en el fondo de mí corazón, estarás tú desde 5D. Te quiero mucho, Titi. ¡Yo les cuidaré por ti!- le dije tan cerca a su oreja para que nadie más me escuchara, así fue como me despedí de él antes de que todo fuese a peor.

Casi no tenía fuerzas el Titi, así que simplemente asintió y articuló los labios que decían “Volveré”. Me había hecho una promesa y como ninguna de las anteriores que me había hecho me falló, sentí dentro del corazón que también cumpliría con esta, va a volver.

Regresé a casa, sabiendo que ya no regresaría más a esa habitación, aún el Titi seguía latiendo su corazón, pero cada vez más débil, yo por ser tan pequeña, mi padre quiso llevarme a casa y hacer como si nada. Esa noche, estaba durmiendo y sin saber por qué me desperté a las 3:33am llorando. Noté como Gabriel se levantaba de la silla del escritorio y se sentaba en la cama, me agarraba de la mano, le miré con las lágrimas bajando por mis mejillas como una madalena.

-        Ya se fue.- susurré entre lágrimas.

Gabriel dijo que si con la cabeza, pero en vez de hablar, se abalanzó hacía a mí, me dejó de la mano y me abrazó aferrando mi cabeza en su pecho desnudo, pasé mis brazos por su cintura y le abracé muy fuerte mientras me dejaba ir llorando desconsoladamente, el Titi ya se había ido de la 3D.

-        ¿Te tumbas conmigo Gabriel, por favor?- le susurré.

-        Claro. – respondió.

Él me dejó de abrazar por un momento, volví a tumbarme en la cama mirando hacia el armario, él se colocó de espaldas a la pared, me abrazó para quedar mi espalda pegada a su pecho con la cabeza en la almohada, seguía llorando, pero me quedé frita enseguida. A la mañana siguiente mi padre en vez de llevarme al colegio, quiso llevarme a casa de mi abuela con el auto, en ese momento la radio sonaba la canción me gustas tu – manu chao. Me costó tanto estar dentro del auto al sentir la canción que me cantaba al oído el Titi en los semáforos de Manlleu, era un jueguito que teníamos, no quería volver a llorar, me resistí pero al mirar por el vidrio se me escaparon unas cuantas.

Mi abuela quiso entretenerme durante esos tres días que no iría a clase, mis padres me habían visto que estaba tan mal que se preocuparon y quisieron mejor que no fuese al colegio. Mi papá llamó a la directora y le contó lo sucedido, supuse que le contó a la Laura de que me ausentaría unos días, por lo menos hasta el funeral. Casi no había podido ver a mi madre, ella se encerraba todas las tardes en el cuarto y en ocasiones mi padre le tenía que recordar que era hora de cenar y tenía que comer algo, pero se quedó en el cuarto, incluso mi padre que tuvo que cocinar le llevó una bandeja con algo de comer, pero siempre le devolvía todo intacto, eso sí solo hacía dos cosas, dormir y fumar como si no existiera un mañana.

Nunca había habido tanto silencio en mi casa, ni en casa de mi otra abuela, ver a los tíos del Prat de Llobregat en silencio sin casi decirse nada, con unas caras de tristeza, ojos hinchados de tanto llorar (yo también pero lo hacía en la intimidad siempre con la presencia de Gabriel y Uriel). Incluso cuando se murió la abuela Vitorina había un poco de buena onda, pero en ese momento se había muerto alguien muy importante en la familia y que además era muy joven, la esquela decía que tenía 39 años. La abuela Vitorina tenía 75 años cuando murió y hacia diez años que estaba enferma.

Todavía era pequeña para ir al tanatorio, pero ese silencio era mortal, me aparté de la gente que estaba sentada en el sofá mirando la televisión el concurso de Pasapalabra, presentada por una chica llamada Silvia y me fui hacia el cuarto del Titi. Sentía la necesidad de entrar allí, estaba dolida pero allí a dentro me sentía en paz, sus cosas todavía estaban intactas, como si él todavía fuese a aparecer por la puerta principal, saludase a sus hermanos y viniese a su cuarto, dejar sus llaves encima de la mesa, abrir el armario y cambiarse de ropa para estar más cómodo, luego si era la hora de comer o merendar, preparaba la merienda para los de la casa o la comida.

Encima del escritorio de su cuarto había una moneda de vente duros, aquella que parecía un donut, me senté, agarré la moneda y la hice girar. Pero no se mantenía, a la que daba una vuelta perdía su eje y caía siempre del lado de la cara, eso significaba que el Titi no estaba allí conmigo, todavía era pronto solo habían pasado casi doce horas. Pero no me di por vencida, giraba la moneda una, dos, tres, hasta mil si hiciera falta pero siempre a la que daba una vuelta se caía por el mismo lado. Molesta por los intentos, cerré la puerta algo brusca, volví a sentarme, me pasé las manos por la cabeza, respiré profundamente y volví a intentarlo, la moneda esta vez dio tres vueltas, a la tercera, en cuanto se cayó, alguien llamó a la puerta. Me asusté que salté de la silla.

Lentamente, al ver que volvían a llamar pero de una forma muy suave, me fui acercando, Uriel estaba conmigo detrás, también pendiente y sorprendido. Puse la mano encima del pomo de la puerta y gire ligeramente para abrir la puerta. Me quedé en shock.

PD. Estamos a la mitad de la segunda temporada, les recuerdo que esta semana no habrá reflexión pero si que tendremos un short en youtube, nos vemos a partir del 22 de Agosto, estamos de Vacaciones.

Sigue los videos de youtube aquí


Recomendación: Sandmand - Netflix (Serie).

HR.

HERO&Corporation. 

 

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