Mis pies volvieron a tocar el suelo, estaban desnudos por ser finales de enero, pero no tenía mucho frio, antes de que me dejase de agarrarme de la cintura Gabriel, le miré a los ojos, le di un beso en la mejilla se me quedó mirando quería decir algo pero eran uno de esos momentos en que le pille totalmente por sorpresa.
- Te lo digo muy en serio, en esta vida no quiero morir, y si aceptas, te dejo que me ayudes a conseguirlo.- le susurré.
Entonces me giré y me di cuenta de que estábamos en una playa dónde la arena eran pequeñas rocas de tierra, daba una sensación extraña cuando la pisabas, estaba fría pero su sensación robusta molestaba bastante en las plantas de los pies. Levanté un pie para quitarme las piedritas pero al hacerlo casi pierdo el equilibrio hasta que noto que alguien me agarra por la cintura, cuando vuelvo a incorporarme, Gabriel me había agarrado al vuelo para que no cayera, su sonrisa la tenía demasiado cerca, automáticamente se alejó un poco pero sin dejarme de sujetar, le agarré de la mano.
- Acepto. – respondió susurrándome en la oreja.
Empezaba a entender los gustos de Gabriel y recordaba por otras vidas que le encantan los retos, al igual que a mí. De alguna forma su sonrisa tan perversa daba mucho juego a querer jugar con él, si él era capaz de esto, yo también lo era y esperaba que nuestra bonita amistad siguiera siendo igual en este tiempo en que mí vida cambiaba tanto en tan poco tiempo. Fue en ese instante, cuando me di cuenta de dónde estábamos realmente, en una playa desconocida, a una hora demasiado tarde para que una niña de casi nueve años estuviera por allí corriendo, junto a un desconocido o mejor dicho, con un montón de personas desconocidas, pero que tenían alas en su espalda. ¡No habíamos venido a jugar sino a despedirnos de Humiel! Automáticamente la sonrisa se me borró de la cara y el dolor del corazón regresó tan fuerte que quería morir para no sentirlo más.
Agarré con fuerza la mano de Gabriel y caminé junto a él aunque no a la misma velocidad y entusiasmo que él, mis ojos estaban en la orilla de esa playa, la cantidad de ángeles que había bailando y festejando algo que para ellos era muy importante. Entonces, me detuve en seco, Gabriel se dio cuenta cuando su brazo tiró, se giró y me observó.
- ¿Vamos?- preguntó.
Dije que no con la cabeza, le dejé la mano y Gabriel dio un paso atrás, se agachó y me miró a los ojos directamente, mientras que reposaba ligeramente sus manos encima de mis hombros.
- ¿Por qué lo festejan si se ha marchado?- pregunté triste.
- Para un ángel el proceso de ascensión es algo muy bonito, Humiel no se va para siempre, él regresará y se pondrá en contacto contigo en cuanto sea el momento adecuado, mi amor. Todos los ángeles esperamos este momento como un momento muy importante, por eso lo festejamos, porque eso quiere decir que nuestros hermanos regresan a casa, ya han terminado el trabajo que vinieron a hacer y ahora van a seguir trabajando pero desde casa, desde su dimensión. ¡Es para festejar, Laia! – explicó Gabriel con esa alegría que tenía que incluso sus ojos expresaban sin excusas.
- ¿También ascenderás tú?- le pregunté temerosa de mí.
- No, yo ya vivo en 5D. En todo caso, debería bajar a tú dimensión, si Dios me permitiera hacerlo. – respondió con su sonrisa.
- ¿Vendrías a 3D a trabajar con la humanidad?- dije arqueando las cejas en señal de sorpresa. No me di cuenta, pero me alegraba demasiada esa pregunta.
Gabriel dijo que si con la cabeza, mostré una sonrisa, él me ofreció sus manos de nuevo pero no le acepté, entonces se volvió a levantar y sin poder hacer nada yo, me agarró de la cintura y me alzó bocabajo que sin querer grité de alegría, mientras que él corría hacia los demás.
En cuanto toqué mis pies de nuevo en la arena, escuchaba la resaca del mar muy cerca que era calmada y muy hermosa, con una luna que brillaba con potencia en el cielo despejado. Me quedé maravillada por ese manto de estrellas que se podían ver. Nos pusimos todos los ángeles a bailar con la música que sonaba desde el coro de ángeles, ¡qué fiesta más maravillosa se había montado! Incluso había comida, en una de las zonas de la playa había ángeles repartiendo frutas y platos de comidas, incluso zumos y bebidas sin alcohol.
Me senté en una toalla que había con el símbolo de la cruz sagrada, para tomar mi zumito, mientras que observaba a los demás bailando, hasta que se me sentó Uriel a mi derecha que comía un racimo de uvas negras.
- Creo que es la primera fiesta que acudo dónde solo hay ángeles.- le comenté.
- ¿Y qué tal, querida? – respondió Uriel.
- No pensé que fueran tan amantes de la fiesta.- respondí entre carcajadas.
- Un ángel siempre festeja cuando alguien ha conseguido algo importante en su existencia. No bebemos alcohol pero sabemos que todo esfuerzo que se presente en el camino, al final siempre llega una recompensa. Humiel la ha pasado muy difícil todos estos 39 años en vuestra dimensión, por eso estamos felices de presenciar hoy su regreso a casa. – explicó el arcángel Uriel.
- ¿Cómo dices? ¿Veremos su vuelta a casa?- pregunté sorprendida.
- Así es. Para ti va a ser tú primera vez, además eres la primera “humana” que presencia esto en este siglo. – contestó Uriel.
Me fijé que realmente todos eran ángeles y que yo era la única que pertenecía al mundo de los humanos pero que podía estar allí.
- ¿En este siglo?- repetí.
- La otra fue la ascensión del Maestro Jesús, los humanos que presenciaron su ascensión los mataron a todos, pero tranquila, los tiempos han cambiado mucho así que estás a salvo. – respondió Uriel.
Nos pusimos a reír, seguimos hablando.
- ¿Por qué no ha habido más ascensiones desde entonces?- pregunté.
- Si que ha habido, lo que pasa que no se ha invitado a ningún humano desde lo de Jesús. No podíamos garantizar la seguridad de que seguiría vivo tras una, los humanos se mataban antiguamente por pensar que Dios fuese distinto al Dios de otra persona. – dijo Uriel.
- Si, se pelean por pensar en un Dios que sería capaz de mandarles a matar a otros humanos por pensar distinto. ¡Tampoco ha cambiado tanto Dary! Se siguen peleando por ello, el Islam y el cristianismo ahora están en guerra en Irak aunque fuese un sabotaje de USA, están matando a muchas personas al día por sentir otro Dios distinto.- le comenté dándole la razón.
- La humanidad no está preparada para respetar a los demás, siempre compiten por cualquier cosa, y por eso son capaces de no tener compasión y matarse por un sentimiento. Dios es un nombre genérico, no es ni hombre ni mujer, cuando alguien le nombra así, no está nombrando a un Creador. Está llamando a un cuidador, el CUIDADOR del universo, que aunque no se acuerden de ninguno de sus nombres, él les cuida a todos, a todo el universo sin excepciones. Él cuida al ladrón y al honrado, al simpático y al rabioso. Él les cuida a todos sin percatarse de si hacen buenos o malos actos, porque nuestro Dios Cuidador, no tiene juicio, solo es AMOR y COMPASIÓN. – informó Uriel.
Siempre me he preguntado porque la humanidad piensa que Dios tiene que tener juicio, pero eso responde cuando ves a los curas que sigan leyendo en las misas, y que nadie habla de sus experiencias con sus ángeles o que le haya visitado Dios en persona. Todas esas personas que tengan algo de experiencia, en ese tiempo solo se podían encontrar en un lugar, en los psiquiátricos.
- ¿Por qué los que están conectados están encerrados en los psiquiátricos?- pregunté, me picaba mucho la curiosidad pero al mismo tiempo daba miedo cuando llegase el día de decirle al mundo la verdad.
- La humanidad siempre ha tenido mucho miedo al cambio y a todo aquello que le obligue a hacer algo que nadie más ha hecho. En los últimos 400 años, la humanidad ha sufrido muchas guerras y ahora mismo si alguien comenta que nos ve o está con nosotros, piensan que está mal y le envían a esos centros para que se <curen>. Cuando en realidad, nosotros contactamos con ellos, cuando están listos para cambiar al mundo, no venimos a hacerles daño, pero también hay que decir que la obscuria también está contactando con los humanos, por lo tanto, puede que la humanidad esté demasiado confundida que no sabe identificar la luz de la oscuridad, y como le da miedo el hecho de saber que existimos, pues intentamos solo presentarnos a los que realmente darían todo por seguir conectados. Como tú, Laia. – respondió el arcángel Uriel.
- Ser especial, cuesta mucho.- comenté.
Uriel se río y yo también le acompañé.
- Pero ¿qué prefieres no estar con nosotros o sí estarlo? – me preguntó Uriel.
- Ya lo elegí, Dary. Estar con vosotros, claro que si. Me siento como si me hubiese conectado por primera vez a internet, pero en este caso, en vez de ser algo solo a nivel de un planeta, en realidad me estoy conectando con un universo entero. ¡Nunca me imaginé que podría viajar a Mintaka, ni mucho menos conocer a Jacob! Creo que cuando me toque decirles esto a la humanidad, muchos pensarán que tengo demasiada imaginación, otros simplemente intentarán reservarme un billete para el psiquiátrico, y solo pocas personas intentarán comprenderme. – respondí con sinceridad.
- Te has conectado a la RED universal, y este es el precio, mi amor. No es lo mismo ser un humano más, que pertenecer a nuestro lado, dónde nosotros cuidamos y enseñamos a la humanidad a vivir mejor cada día de sus vidas, para que aprendan muchas cosas. – respondió.
Aquí recordé algo que la abuela me decía “siempre llega ese día en que el alumno se convierte en maestro”, en este vida me había transformado de alumna a maestra y en realidad no me desagradaba formar parte del lado de los Seres de Luz.
Nos interrumpió una música angelical que nos pusieron todos en alerta, los que estábamos sentados, nos tuvimos que levantar, porque resulta que era el momento de la ascensión. Caminamos todos hacia la orilla de la playa, metimos los pies en el agua, a mi derecha tenía a Uriel y a mi izquierda estaba Gabriel. No sabía qué teníamos que hacer, pero simplemente copié lo mismo que hacían ellos.
- Ahora vendrá Humiel, prepárate. – dijo Gabriel.
Los pies se me estaban congelando porque el agua estaba super congelada, pero miré hacia el horizonte, no veía nada, hasta que de repente el agua de nuestros pies empezó a estar más caliente, miré los pies, me quedé sorprendida, mis pies y los de todos los ángeles se estaban iluminando con una energía anaranjada muy bonita, parecían velitas en el agua.
Con las manos puestas al horizonte, copiaba todo lo que hacían, porque era como una especie de círculo que no se podía romper, nuestras manos también se iluminaron de una energía blanca muy bonita. Entonces, empezaron a vibrar como si estuviesen meditando, ellos cerraron los ojos pero yo no pude, simplemente me quedé mirando el horizonte, esperando algo que tenía que pasar sin saber qué tenía que pasar. Fue en ese momento cuando se escuchó el sonido de unas alas gigantes que estaban volando delante de nosotros, me fijé y vi al Titi volando a tres metros de altura de encima el agua del mar, iluminado por la luna, vestido con su túnica y sonriente. ¡Estaba radiante!
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HR.
HERO&Corporation.
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