Finalmente Tzorelle contó el final de esa experiencia de tal
manera que toda la clase se quedó impregnada de él, porque querían seguir
escuchando, así que yo también me dispuse a escuchar para no interrumpir más.
-
Después de
tantos días en el bosque, al final encontramos una nueva especie, que el padre
de ese hijo que había nacido, era a quién estábamos buscando. Al final, nos
dimos cuenta de que una especie de marsupiales habían empezado a evolucionar y
que la última en su especie, había decidido ascender. Encontramos a ese animal,
ya en la vibración de 5D, porque el indígena que nos estaba ayudando, no lo
podía ver, porque su vibración todavía era baja para poder ver esa especie. Así
que nos lo llevamos a su nuevo hogar, en los Sistemas de Agartha, ¿Saben lo que
son? – preguntó.
-
No.- dijeron los niños de la clase.
-
Así es
cómo nombramos los bosques que rodean las ciudades de luz. Esta especie, se
reunió con los suyos en algún punto cerca del Himalaya. – concluyó
Tzorelle.
No tenía ni idea de dónde era ese lugar, para mí me quedó
trabada la palabra “ascensión” en la mente. Si no hubiese sido por Humiel, este
sería el primer contacto con esa palabra, pero en vez de asombrarme como el
resto de la clase, yo me puse triste.
La clase terminó, y tenía que irme a la hora libre, era el
momento de irme a la cancha del juego de la rata y esperarle. Pero en el
momento que estaba saliendo de casa, Tzorelle me llamó y me quedé con él a
solas.
-
¿Estás
bien? – me preguntó, pero no tenía voz y lo confirmé con la cabeza.- ¿Te pasa algo? – insistió.
-
No me gusta la palabra que has usado, es
triste.- le dije.
-
¿triste? –
repitió.
-
Ascender es algo triste.- dije.
Tzorelle puso el pandero encima de la mesa de uno de los
pupitres, cruzó los brazos en su pecho y me observó.
-
Cuéntame,
¿has conocido a alguien que haya ascendido? – preguntó.
-
Todavía no lo ha hecho, pero lo hará. – dije sin
querer hablarlo pero él insistía, hasta que le interrumpí – Es como si de
repente te pusieran delante de ti un jugo de melocotón o una chocolatada y te
dijeran, ¿cuál te gusta más de las dos? Y no pudieras responder porque ambas
son tu favorito. Luego te dicen, ¿Cuál de las dos quieres dejar de tomar? Y
tampoco puedes elegir porque ambos quieres que sigan allí, pero debes elegir y
aceptar que uno se quedará y el otro tendrá que irse, sabiendo que será triste,
pero lo tendrá que hacer…- no aguanté las lágrimas y sin querer, me abalancé
hacia la cintura de Tzorelle y le abracé para terminar llorando.
-
Comprendo
lo que dices, mira, mi hermana nació en 3D y sigue por allí, es muy duro porque
no la puedo ver, pero sé que dónde está, es por una razón, quiere aprender más
sobre algo que está en su camino, y por eso decidió nacer en esa dimensión.
Ella todavía no puede verme, aunque mantenemos la esperanza junto a mi padre,
que pronto nos pueda permitir estar con ella, aunque sea en dimensiones
diferentes. ¿Entiendes?- dije que si, mientras que ahogaba mi nariz en su
túnica, llena de mocos y lágrimas seguía escuchándole. – me dolió mucho cuando tuvo que irse a nacer en 3D, también lloré como
tú pero comprendí que nuestros hermanos, sean o no parientes pero que
compartimos una civilización, debemos aceptar que son libres de elegir por sí
mismos ¿qué quieren hacer? Y luego, aunque no sea bonito, aceptar y apoyarles
en todo lo posible. Porque esto, sé que será por poco tiempo, en algún momento,
volveremos a rencontrarnos. – terminó de decir.
Finalmente salí del edificio y me fui hacia el lugar tan
esperado por tanto tiempo, y aunque aún me sentía algo triste por la
conversación anterior, me llené de valor para llegar al lugar e intentar
conseguir algo más de información o un motivo suficiente a lo de no decir los
nombres.
En cuanto llegué, todavía los dos equipos no habían empezado
a jugar, el árbitro llevaba un canasto en sus manos, dónde dentro tenía a los
dos conejos. Que por lo visto estaban entrenados, porque hacían caso al árbitro
y no a los jugadores. Me quedé esperando, pero tampoco sentía que tuviese que
venir, en mi corazón estaba pasando algo muy distinto a lo que debía pasar,
porque el latido del corazón cobró vida de repente y parecía que se me iba a
salir del pecho. Mientras que el partido empezaba, empecé a mirar alrededor,
para ver si lo veía, pero no había suerte.
El partido estaba interesante, el equipo rojo estaba a punto
de tocar al conejo blanco, pero algo se les escapaba en el último segundo, al
concentrarme con el partido, el corazón se calmó un poquito. Hasta que noté una
presencia detrás de mí, algo alta y parecía un niño, incluso podía escucharle
respirar profundamente por la nariz, sostener la respiración y luego exhalar
también por la nariz.
-
¿Qué tal en tú primer día? – dijo la misma voz
que recordaba, era él.
No le contesté, me quedé tensa y no le podía contestar, solo
como acto reflejo me giré y allí estaba él, el chico de los ojos verdes
mirándome con una sonrisa ligera y relajada, aunque se veía que también estaba
algo tenso.
-
Bien de momento.- conseguí decir algo por lo
menos y sonreí un poco.
-
Me alegro, porque para mí hoy es difícil…- dijo
mientras que caminaba hacia mi izquierda y apoyaba sus codos en la barandilla,
sin dejar de mirarme.
-
¿Por?- dije.
-
He tenido un examen, bastante complicado, pero
creo que saldré muy justo pero lo haré.- contestó.
Me imaginé que debían ser casi exámenes de universidad,
después de ver la magnitud que se enseña en primer curso sobre la vida en este
planeta, me hice una idea de que los exámenes serán complejos de superar y
tendría que estudiar mucho para conseguirlo.
-
Te quería pedir disculpas…- empezó a decir, me
sorprendió que se diera cuenta de que se había comportado algo extraño el otro
día, pero cuando prosiguió…- por no haberte saludado antes, en el metro. Me
pareció que rozar mi mano con la tuya, era suficiente para que supieras que
también estaba allí, contigo…- me quedé muda.
Estaba tan sorprendida que parecían que mis ojos se iban a
caer de la cara, o sea que realmente estaba allí. Wow.
-
Pero he visto que andabas acompañada y no he
querido molestarte.- concluyó.
-
Ya me pareció que fueras tú, pero no te he
visto…- dije.
-
También quería acercarme antes de llegar a
París, pero también estabas hablando con alguien y me he decidido con quedarme
cerca, perdón.- siguió confesando.
-
No pasa nada, yo también esperaba encontrarte en
el metro, como te vi la otra vez…- le dije y él se alegró, mostró sus dientes
blancos, la primera vez que lo hacía, era hermoso.
-
Uriel es tú… ángel, ¿cierto? – dijo.
-
Si, ¿lo conoces?- pregunté sorprendida.
-
Digamos que si…- contestó.
Me moría de ganas de que me dijera qué ángel de la guardia
tenía, pero no me digné a hacer la pregunta.
-
Entonces… si seguimos quedando aquí o en el
metro de vuelta o de ida a este lugar, ¿con qué nombre te puedo nombrar? –
siempre fui una niña atrevida a lanzarme de un precipicio sin saber si iba a
sobrevivir o no, porque literalmente esa pregunta, ocurrió.
-
Si te digo mi verdadero nombre, te
condicionaría. Así que podemos darnos unos motes, porque también me gustaría
poder nombrarte, pero no sé cómo…- se puso a reír y yo también.
-
Yo ya sé cómo…- dije él me miró sus ojos
captaron los míos con gran fuerza.- para mi eres el chico de los ojos verdes,
¿te parece bien?- dije.
Él asintió con la cabeza mientras volvíamos a reír. Entonces
él dijo el mote que no llegué a entender. (No voy a compartir el nombre porque
él mismo ha dicho que no lo hiciera, así que no lo conocerán, lo siento).
-
¡Qué extraño nombre!- dije.
-
Es muy especial, ¿sabes? Es así como te
recuerdo.- dijo.
-
¿Me recuerdas?- sin querer se me escapó.
-
¿Tú no lo haces?- dijo sorprendido y algo
asustado que no hubiese metido la pata.
-
Recuerdo cosas pero, debo olvidarlo, eso es lo
que dicen mis guías, debo olvidarlo.- dije.
-
¿Les harás caso?- sentí que se preocupaba, como
si no quería que fuese olvidado o no ser el único que recordase cosas.
-
Si, pero solo porque me han dicho que si todo va
bien, volveré a recordar en el momento adecuado.- contesté.
Su cara de preocupación me dejó preocupada y empecé a pensar
“¿Y si no lo llego a recordar nunca más?”… Empezamos a ver el partido y nos
quedamos en silencio admirando ese juego, aunque mi cabeza tenía preguntas,
intenté por todos los modos concentrarme en el juego. Hasta que el partido
finalizó cuando finalmente el equipo rojo pudo tocar y agarrar al conejo
blanco, perdiendo así el equipo azul.
La hora del descanso había terminado, y tenía que irme a
entrenamientos, mientras que el chico de ojos verdes se tenía que ir en
dirección opuesta. Nos dimos la mano, notando ese cosquilleo que efectivamente
había notado en el metro y quedamos para volver juntos.
-
Te guardaré lugar.- dijo pero antes de que
dijera nada, él se giró y con paso veloz desapareció.
La clase de entrenamientos no estábamos todos los alumnos,
era una optativa así que Rita no estaba allí. De nuevo estaba sola ante la
adversidad del momento. El pabellón era muy amplio y parecía un pabellón como
cualquier otro a primera vista, los compañeros de clase se reunían en el centro
del pabellón, esperando a que apareciese el entrenador. Algunos se sentaron en
el suelo otros se quedaron de pie, charlando y otros simplemente observaban las
instalaciones, yo me quedé allí, sentada, pensando en lo que había pasado
recientemente.
La amistad que acabábamos de empezar era muy especial para
mí, no simplemente por haber sido el primer amigo que hacía, sino porque sentía
que así era en el corazón. Se me quedaron grabadas las palabras “Así es como te
recuerdo” inevitablemente sabía que esa relación no era nueva en esta
encarnación, pues había empezado en otra vida, lo que pasa que todavía tenía
las cosas muy confusas y lo poco que recordaba, no me daba información
suficiente para ubicarlo, ni siquiera reconocía el nombre que había elegido
nombrarme, que por cómo lo dijo, era un nombre que tuve en una vida anterior,
una que él recordaba.
Y me pregunté “¿Por qué no recuerdo su nombre?” por un
momento pensé que su verdadero nombre tenía mucho que ver con esa vida que él
recordaba, y me volví a preguntar “¿Y si su nombre es en realidad un viejo
nombre que ya tuvo en otra encarnación y por eso no me lo dice, porque me
condicionaría?”. Me dolía la cabeza con tanta pregunta, pero de todos modos,
quería averiguar las respuestas y no me importaba el tiempo que tardase en
tenerlas, con el fin de buscarlas ya era una aventura.
Una alarma que dejó sorda a toda la clase nos despertó de
todo lo que cada uno estuviera haciendo, no sabíamos de dónde venía ese ruido,
hasta que de repente alrededor de la pista del pabellón se encendió un fuego
que nos dejaba atrapados allí. La gente se agrupó en el medio de la pista,
intentando averiguar ¿qué estaba ocurriendo?
Recomendación: La Isla - Película.
HR.
HERO&Corporation.
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