sábado, abril 11, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 23


Finalmente Tzorelle contó el final de esa experiencia de tal manera que toda la clase se quedó impregnada de él, porque querían seguir escuchando, así que yo también me dispuse a escuchar para no interrumpir más.

-          Después de tantos días en el bosque, al final encontramos una nueva especie, que el padre de ese hijo que había nacido, era a quién estábamos buscando. Al final, nos dimos cuenta de que una especie de marsupiales habían empezado a evolucionar y que la última en su especie, había decidido ascender. Encontramos a ese animal, ya en la vibración de 5D, porque el indígena que nos estaba ayudando, no lo podía ver, porque su vibración todavía era baja para poder ver esa especie. Así que nos lo llevamos a su nuevo hogar, en los Sistemas de Agartha, ¿Saben lo que son? – preguntó.

-          No.- dijeron los niños de la clase.

-          Así es cómo nombramos los bosques que rodean las ciudades de luz. Esta especie, se reunió con los suyos en algún punto cerca del Himalaya. – concluyó Tzorelle.

No tenía ni idea de dónde era ese lugar, para mí me quedó trabada la palabra “ascensión” en la mente. Si no hubiese sido por Humiel, este sería el primer contacto con esa palabra, pero en vez de asombrarme como el resto de la clase, yo me puse triste. 


La clase terminó, y tenía que irme a la hora libre, era el momento de irme a la cancha del juego de la rata y esperarle. Pero en el momento que estaba saliendo de casa, Tzorelle me llamó y me quedé con él a solas.

-          ¿Estás bien? – me preguntó, pero no tenía voz y lo confirmé con la cabeza.- ¿Te pasa algo? – insistió.

-          No me gusta la palabra que has usado, es triste.- le dije.

-          ¿triste? – repitió.

-          Ascender es algo triste.- dije.

Tzorelle puso el pandero encima de la mesa de uno de los pupitres, cruzó los brazos en su pecho y me observó.

-          Cuéntame, ¿has conocido a alguien que haya ascendido? – preguntó.

-          Todavía no lo ha hecho, pero lo hará. – dije sin querer hablarlo pero él insistía, hasta que le interrumpí – Es como si de repente te pusieran delante de ti un jugo de melocotón o una chocolatada y te dijeran, ¿cuál te gusta más de las dos? Y no pudieras responder porque ambas son tu favorito. Luego te dicen, ¿Cuál de las dos quieres dejar de tomar? Y tampoco puedes elegir porque ambos quieres que sigan allí, pero debes elegir y aceptar que uno se quedará y el otro tendrá que irse, sabiendo que será triste, pero lo tendrá que hacer…- no aguanté las lágrimas y sin querer, me abalancé hacia la cintura de Tzorelle y le abracé para terminar llorando.

-          Comprendo lo que dices, mira, mi hermana nació en 3D y sigue por allí, es muy duro porque no la puedo ver, pero sé que dónde está, es por una razón, quiere aprender más sobre algo que está en su camino, y por eso decidió nacer en esa dimensión. Ella todavía no puede verme, aunque mantenemos la esperanza junto a mi padre, que pronto nos pueda permitir estar con ella, aunque sea en dimensiones diferentes. ¿Entiendes?- dije que si, mientras que ahogaba mi nariz en su túnica, llena de mocos y lágrimas seguía escuchándole. – me dolió mucho cuando tuvo que irse a nacer en 3D, también lloré como tú pero comprendí que nuestros hermanos, sean o no parientes pero que compartimos una civilización, debemos aceptar que son libres de elegir por sí mismos ¿qué quieren hacer? Y luego, aunque no sea bonito, aceptar y apoyarles en todo lo posible. Porque esto, sé que será por poco tiempo, en algún momento, volveremos a rencontrarnos. – terminó de decir.

Finalmente salí del edificio y me fui hacia el lugar tan esperado por tanto tiempo, y aunque aún me sentía algo triste por la conversación anterior, me llené de valor para llegar al lugar e intentar conseguir algo más de información o un motivo suficiente a lo de no decir los nombres. 

En cuanto llegué, todavía los dos equipos no habían empezado a jugar, el árbitro llevaba un canasto en sus manos, dónde dentro tenía a los dos conejos. Que por lo visto estaban entrenados, porque hacían caso al árbitro y no a los jugadores. Me quedé esperando, pero tampoco sentía que tuviese que venir, en mi corazón estaba pasando algo muy distinto a lo que debía pasar, porque el latido del corazón cobró vida de repente y parecía que se me iba a salir del pecho. Mientras que el partido empezaba, empecé a mirar alrededor, para ver si lo veía, pero no había suerte.

El partido estaba interesante, el equipo rojo estaba a punto de tocar al conejo blanco, pero algo se les escapaba en el último segundo, al concentrarme con el partido, el corazón se calmó un poquito. Hasta que noté una presencia detrás de mí, algo alta y parecía un niño, incluso podía escucharle respirar profundamente por la nariz, sostener la respiración y luego exhalar también por la nariz. 

-          ¿Qué tal en tú primer día? – dijo la misma voz que recordaba, era él.

No le contesté, me quedé tensa y no le podía contestar, solo como acto reflejo me giré y allí estaba él, el chico de los ojos verdes mirándome con una sonrisa ligera y relajada, aunque se veía que también estaba algo tenso.

-          Bien de momento.- conseguí decir algo por lo menos y sonreí un poco.

-          Me alegro, porque para mí hoy es difícil…- dijo mientras que caminaba hacia mi izquierda y apoyaba sus codos en la barandilla, sin dejar de mirarme.

-          ¿Por?- dije.

-          He tenido un examen, bastante complicado, pero creo que saldré muy justo pero lo haré.- contestó.

Me imaginé que debían ser casi exámenes de universidad, después de ver la magnitud que se enseña en primer curso sobre la vida en este planeta, me hice una idea de que los exámenes serán complejos de superar y tendría que estudiar mucho para conseguirlo.

-          Te quería pedir disculpas…- empezó a decir, me sorprendió que se diera cuenta de que se había comportado algo extraño el otro día, pero cuando prosiguió…- por no haberte saludado antes, en el metro. Me pareció que rozar mi mano con la tuya, era suficiente para que supieras que también estaba allí, contigo…- me quedé muda.

Estaba tan sorprendida que parecían que mis ojos se iban a caer de la cara, o sea que realmente estaba allí. Wow. 

-          Pero he visto que andabas acompañada y no he querido molestarte.- concluyó.

-          Ya me pareció que fueras tú, pero no te he visto…- dije.

-          También quería acercarme antes de llegar a París, pero también estabas hablando con alguien y me he decidido con quedarme cerca, perdón.- siguió confesando.

-          No pasa nada, yo también esperaba encontrarte en el metro, como te vi la otra vez…- le dije y él se alegró, mostró sus dientes blancos, la primera vez que lo hacía, era hermoso. 

-          Uriel es tú… ángel, ¿cierto? – dijo.

-          Si, ¿lo conoces?- pregunté sorprendida.

-          Digamos que si…- contestó.

Me moría de ganas de que me dijera qué ángel de la guardia tenía, pero no me digné a hacer la pregunta.

-          Entonces… si seguimos quedando aquí o en el metro de vuelta o de ida a este lugar, ¿con qué nombre te puedo nombrar? – siempre fui una niña atrevida a lanzarme de un precipicio sin saber si iba a sobrevivir o no, porque literalmente esa pregunta, ocurrió.

-          Si te digo mi verdadero nombre, te condicionaría. Así que podemos darnos unos motes, porque también me gustaría poder nombrarte, pero no sé cómo…- se puso a reír y yo también.

-          Yo ya sé cómo…- dije él me miró sus ojos captaron los míos con gran fuerza.- para mi eres el chico de los ojos verdes, ¿te parece bien?- dije.

Él asintió con la cabeza mientras volvíamos a reír. Entonces él dijo el mote que no llegué a entender. (No voy a compartir el nombre porque él mismo ha dicho que no lo hiciera, así que no lo conocerán, lo siento). 

-          ¡Qué extraño nombre!- dije.

-          Es muy especial, ¿sabes? Es así como te recuerdo.- dijo.

-          ¿Me recuerdas?- sin querer se me escapó.

-          ¿Tú no lo haces?- dijo sorprendido y algo asustado que no hubiese metido la pata.

-          Recuerdo cosas pero, debo olvidarlo, eso es lo que dicen mis guías, debo olvidarlo.- dije.

-          ¿Les harás caso?- sentí que se preocupaba, como si no quería que fuese olvidado o no ser el único que recordase cosas.

-          Si, pero solo porque me han dicho que si todo va bien, volveré a recordar en el momento adecuado.- contesté.

Su cara de preocupación me dejó preocupada y empecé a pensar “¿Y si no lo llego a recordar nunca más?”… Empezamos a ver el partido y nos quedamos en silencio admirando ese juego, aunque mi cabeza tenía preguntas, intenté por todos los modos concentrarme en el juego. Hasta que el partido finalizó cuando finalmente el equipo rojo pudo tocar y agarrar al conejo blanco, perdiendo así el equipo azul. 


La hora del descanso había terminado, y tenía que irme a entrenamientos, mientras que el chico de ojos verdes se tenía que ir en dirección opuesta. Nos dimos la mano, notando ese cosquilleo que efectivamente había notado en el metro y quedamos para volver juntos.

-          Te guardaré lugar.- dijo pero antes de que dijera nada, él se giró y con paso veloz desapareció.

La clase de entrenamientos no estábamos todos los alumnos, era una optativa así que Rita no estaba allí. De nuevo estaba sola ante la adversidad del momento. El pabellón era muy amplio y parecía un pabellón como cualquier otro a primera vista, los compañeros de clase se reunían en el centro del pabellón, esperando a que apareciese el entrenador. Algunos se sentaron en el suelo otros se quedaron de pie, charlando y otros simplemente observaban las instalaciones, yo me quedé allí, sentada, pensando en lo que había pasado recientemente.

La amistad que acabábamos de empezar era muy especial para mí, no simplemente por haber sido el primer amigo que hacía, sino porque sentía que así era en el corazón. Se me quedaron grabadas las palabras “Así es como te recuerdo” inevitablemente sabía que esa relación no era nueva en esta encarnación, pues había empezado en otra vida, lo que pasa que todavía tenía las cosas muy confusas y lo poco que recordaba, no me daba información suficiente para ubicarlo, ni siquiera reconocía el nombre que había elegido nombrarme, que por cómo lo dijo, era un nombre que tuve en una vida anterior, una que él recordaba. 

Y me pregunté “¿Por qué no recuerdo su nombre?” por un momento pensé que su verdadero nombre tenía mucho que ver con esa vida que él recordaba, y me volví a preguntar “¿Y si su nombre es en realidad un viejo nombre que ya tuvo en otra encarnación y por eso no me lo dice, porque me condicionaría?”. Me dolía la cabeza con tanta pregunta, pero de todos modos, quería averiguar las respuestas y no me importaba el tiempo que tardase en tenerlas, con el fin de buscarlas ya era una aventura. 

Una alarma que dejó sorda a toda la clase nos despertó de todo lo que cada uno estuviera haciendo, no sabíamos de dónde venía ese ruido, hasta que de repente alrededor de la pista del pabellón se encendió un fuego que nos dejaba atrapados allí. La gente se agrupó en el medio de la pista, intentando averiguar ¿qué estaba ocurriendo? 

Recomendación: La Isla - Película.

HR.

HERO&Corporation.

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