sábado, abril 28, 2018

Los Emisarios Del Rayo Blanco


Mi amor, mi amor, ¡despierta, vamos! Tienes que ver esto…” decía el Arcángel Uriel, abrí los ojos y lo vi, sus ojos verdes me estaban mirando ¡qué hermosos! Nunca me cansaré de verlos, una vez que lo ves ya te atrapan. Él estaba feliz, y me dice “¡Ven rápido, antes de que sea tarde, mi amor!” ni me había fijado que estaba encima de su pecho, debido a su urgencia me incorporé y me di cuenta de que no estábamos en mi habitación, reconocí las paredes de esa sala, estaba en el sofá del piso de Posid y le dije “¿Qué hacemos en casa? ¿Dónde están Taurie y Ávalon?” era de noche, pero el arcángel Uriel me obligó a ponerme de pie y salir a la terraza agarrado de la mano de él, intentaba mirar hacia dónde él veía pero no podía ver mucho, solo se veía la gran ciudad de luz hermosa como maravillosa que es Posid, de repente Uriel me dijo “¡Mira allí arriba!” él señalizó el cielo y de allí empecé a ver como un grupo de ángeles con túnicas blancas llegaban volando era muy hermoso verlos, además de que se escuchaban repicar las trompetas celestiales, en ese momento recordé una vez en que de las esferas superiores descendían algunos Maestros en Nosso Lar (la ciudad de almas) para hablar de acontecimientos importantes, la forma que se escuchaba esa música era muy similar, por lo tanto le dije “¿Quiénes son?” y Uriel contestó “¡Son los Emisarios del Rayo Blanco que regresan de la casa de Dios a compartir las nuevas noticias del Gran Padre sobre el Plan Divino!”.

¡Maravilloso! Fue ver al Arcángel San Gabriel montado en su PEGASUS blanco que comparte con el Maestro Jesús como vehículo particular, antes de que las patas del Pegasus tocasen el suelo de la plaza de la Catedral le pregunté a Uriel “¿Podemos ir a recibirles?” y él me miró y con una sonrisa de oreja a oreja como si fuera un niño con zapatos nuevos me dijo “Mucho mejor, nos han invitado a estar en esa reunión, si tú lo quieres”. Me quedé sin palabras, no sabía qué decir y se me ocurrió “¿Yo? ¿Por qué? ¿Quién?” y Uriel con los ojos dilatados de amor dijo “Tú querido amigo Gabriel”, me puse a reír, y no me extrañaba nada y él añadió “¡Bendita qué habéis empezado desde hace pocos meses!” seguimos riéndonos como dos tontos, pero fue por poco tiempo, porque tuvimos que irnos.


Bajamos hacia la entrada por las escaleras de cristal iluminadas en un tono azulado muy bonito, llegamos pronto a pesar de la altura en la que se encuentra nuestra casa, nada más llegar, me encuentro con un ángel que iba con una túnica blanca impoluta, llevaba el pelo largo y liso hasta medio pecho y me estaba mirando, sus alas eran grandes pero no tan grandes como un arcángel así que asumí que era un ángel, sus ojos azules me observaban de forma amorosa y feliz, al mismo tiempo que me estaba sonriendo. Uriel no se había dado cuenta de lo que acababa de ver,  me agarró de la mano y seguimos caminando hacia la puerta de la reunión, que curiosamente era dónde estaba ese ángel, que seguía detenido observándome, como si no tuviera nada más que hacer, sus ojos me picaban mucho la curiosidad, no sabía quién era, pero mi corazón lo reconocía de vete a saber dónde… 

La sala ya estaba llena de ángeles del rayo blanco, que es conocido como el rayo de la comunicación que gobierna el arcángel San Gabriel. Todos los ángeles estaban de pie, haciendo un semi círculo en la gran sala de grandes paredes y altos techos, la catedral de Posid, era evidente. Uriel sin dejarme de la mano empezó a caminar junto a mi entre los ángeles, en la sala había 33 ángeles y un arcángel, que reconocí enseguida a la derecha del semicírculo, nosotros nos dirigíamos hacia allí, ya que Gabriel nos hizo una señal para quedarnos a su lado, cuando llegamos, Uriel me dejó la mano y aproveché para ponerme a la izquierda de Gabriel, que él aprovechó para poner su brazo por encima de mis hombros, y yo le pasé mis brazos por la cintura, le miré a los ojos color verde, y con una sonrisa y sin pronunciar nada le di las gracias.

Aproveché para mirar toda la sala, los ángeles estaban esperando pero no sabía a quién, entonces al otro lado del semicírculo, no lo podía creer lo que estaba viendo, alcé una mano y empecé a saludar y al otro lado una sonrisa tan conocida me cautivó, no podía creer que Ávalon estuviese también en la reunión y le dije a Uriel “¿Qué hace Ávalon en la reunión?” y él me contestó “Él es de este rayo ¿lo has olvidado, mi amor?”. ¡Ya no me acordaba, pero es cierto! Me eché a reír, ya que le dije “Claro, es que los confundo, Ávalon es del blanco y Áxel del azul, son gemelos, es normal confundirlos a veces, ya que son como dos gotas de agua” Uriel se echó a reír igualmente. 

De repente en el lugar dónde no había nadie apareció un destello de luz blanca y tras ese destello se pudo ver al Maestro Seraphis Bey, que regresaba de la ciudad de luz que hay en Egipto, resulta que Seraphis Bey es el representante de Posid al mismo tiempo que de Egipto. Se cerraron las puertas con gran fuerza cuando Seraphis Bey alzó sus manos al aire dónde en una de sus manos llevaba su bastón dorado con el nudo de Isis y dijo “Bienvenidos queridos hermanos ángeles, arcángeles y emisarios del rayo Blanco a la gran Posid. La luz blanca es la palabra de Dios que viaja con vosotros hasta su destino a través de las estrellas y demás hermanos planetas de Gaia y de Agartha, vosotros sois la voz de Dios que viaja y llega a nosotros con las nuevas noticias de la gran casa de Dios Padre.” Se hizo el silencio, mientras que Seraphis me miró y me sonrió al mismo tiempo que inclinó un poco la cabeza hacia adelante para mandarme un pequeño saludo, que yo repetí con mucho amor, entonces miró a Gabriel, que se tuvo que desenganchar de mis brazos, sin ponerle resistencia él se acercó a Seraphis, mientras que yo me abracé de la misma forma en la que estaba con Gabriel pero esta vez con Uriel. Seraphis se echó a un lado y dejó al arcángel San Gabriel hablar.


Queridos hermanos,

Nuestro Padre nos bendice en este momento con su gran amor en nuestros corazones, al compartir con nuestros hermanos y hermanas de Agartha las nuevas que están ocurriendo y ocurrirán muy pronto.

Gaia acaba de pasar el ecuador de su primera etapa para la ascensión del planeta y la alineación de sus hermanos planetas de este sistema solar, muchos de nuestros hermanos que se han encarnado están haciendo un buen trabajo, ayudando a sus hermanos dormidos a despertar y fomentar para encaminarlos de nuevo a la realización de la misión de cada uno que al mismo tiempo es una misión en comunidad, para ayudar a Gaia a ascender de forma en que no queda arrasada y pueda seguir viviendo en la nueva dimensión de luz que está emergiendo. 

Al final de esta primera etapa, un grupo de voluntarios de Agartha podrán volver a la superficie sin tener que encarnar y estar junto a nuestros hermanos para empezar a reestablecer las comunicaciones con sus hermanos de 4D y 5D. Este grupo de voluntarios deberán formarlo unos cuantos de cada rayo y serán nombrados emisarios de su rayo, su misión consistirá en enseñar la nueva Gaia como deberán actuar ante la ascensión y estarán en la superficie durante el tiempo que sea necesario, podrán seguir viviendo aquí en Agartha, pero también podrán, si lo desean, vivir en las ciudades de luz que protegen las entradas de Agartha, para estar más cerca de nuestros hermanos de la superficie. El resurgir, así se llamará, será en distintos lugares de Gaia, y solo aquellos que sientan que deberán ir a recibirlos, podrán ser los elegidos para acogeros. 

Estamos creando los puentes de amor, fe, esperanza, sabiduría y amistad, siempre con la paz en nuestro corazón para nuestros hermanos y hermanas de la superficie de Gaia.

Con amor,

Vuestro Padre Celestial.

Así terminó el mensaje Gabriel del gran Padre, me quedé pensando de una forma totalmente interesada, porque hace meses que se me rebeló que esto sucedería, el resurgir, de hecho yo siento la llamada y sé dónde debo estar en el momento que ocurra y allí estaré, no sé si acompañada de Uriel o de alguien más de la superficie, pero allí estaré. 

Que se acerquen los voluntarios del rayo blanco, por favor” ordenada Seraphis Bey. Entonces cinco aprendices de Maestro, se acercaron a Seraphis, se pusieron en línea de cara a Seraphis, yo empecé a mirarlos y me quedé sin habla de golpe y le dije a Uriel “¿Ávalon también?” y él dijo “Él fue de los primeros” contestó Uriel. “Aquí y ahora, sois los emisarios del rayo blanco en el resurgir” dijo Seraphis Bey y todos los demás se alegraron, además de que se escuchó un cántico celestial muy bonito que a mí me llenó el alma de amor y empecé a emocionarme de ilusión. Entonces Gabriel dijo “Llevad nuestras enseñanzas a nuestros hermanos y hermanas, para que lleven nuestro puente de amor en sus corazones y Nueva Gaia pueda resurgir de sus cenizas como el ave fénix” ¡Qué bonito por Dios! Y antes de terminar, un ángel se acercó a los emisarios y se los llevó de la sala, cuando el ángel me miró, me quedé atónita era el mismo ángel que había visto antes de entrar en la sala, me sonrió y prosiguió, mientras que miré a Ávalon que él no me estaba mirando y se fue de la sala, entonces nosotros los seguimos hacia a fuera de la catedral.

Uriel me agarraba de la mano, él ya quería irse para casa, pero yo le solté la mano y me fui corriendo hacia Ávalon, le llamé y él se giró mientras que detrás de mi venía Uriel, entonces le di un abrazo a mi querido y amada segundo hijo, él se alegró y yo también y me emocioné de nuevo al escuchar decirme “¡Mamá!” aún no me acostumbro a eso, pero es cierto, es mi segundo hijo de cinco que tengo actualmente con mi marido Atlante. “¡Muchas felicidades hijo, no sabes lo contenta que estoy por lo que has hecho!” le dije con lágrimas de felicidad en los ojos y él que me secaba mis mejillas con las yemas de sus dedos, me dijo “Pronto nos veremos allí arriba, juntos de nuevo. Te amo, mamá.” Él quería decirme más cosas, y yo también pero Uriel nos interrumpió y nos dijo “Mi amor, debemos volver, en nada sonará el despertador y es mejor que descanses un poco antes de empezar tú nuevo día”, no le quería decir que no, pero es que él tenía razón, así que le di un beso en la mejilla a Ávalon, me despedí y me fui con Uriel. 

Estábamos caminando apartándonos de la catedral, cuando antes de bajar los últimos escalones, Uriel me hace detener y enseguida pasa un brazo por mi hombro y el otro me levanta por la parte de las rodillas y quedo totalmente en sus brazos, él se gira para observar a Ávalon como nos estaba mirando le saludo con una mano y entonces Uriel se vuelve a girar, extiende las alas gigantes y empezamos a volar para regresar a casa. ¡Qué hermoso!

Recomendación: El gran Yo Soy – Espíritu y Verdad.

HR.

HERO&Corporation.

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