jueves, febrero 23, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 170 [2T]

 

Me sequé las lágrimas antes de que nadie supiera ni preguntase qué me estaba pasando, pero seguía teniendo las entrañas bastante revoltosas, en el sentido que tenía como cólicos, pero de carácter emocional, últimamente cuando recordaba pasajes de mis vidas anteriores, eran pocas, pero siempre terminaba con dolor de tripas. Subimos al ascensor, eran rojos y había dos en cada pata, eran muy interesantes, porque uno llegaba a los pies de la calle y el otro tenías que subir una plataforma, pero en realidad era un solo ascensor, pero que tenía dos pisos, nunca lo había visto. El ascensor tenía cristalera, así que podías ver las estructuras de la Torre que por el color parecía que eso se iba a caer en cualquier momento, pero solo era el color que estaba hecho, no significaba que estaba podrido el hierro forjado.

Mientras que subíamos, me agarré fuerte a la mano de Uriel, había tana gente que decidí hablar con él susurrándole.

-        ¿Quién era el joven?- le pregunté, Uriel había visto la escena al completo.

-        Tú Chico de ojos verdes, Laia. – respondió con toda la sinceridad del mundo Uriel.

-        ¿Fue mi marido?- pregunté sorprendida.

-        Sí, pero no fue tú única vida así, ya lo has visto en anteriores veces. ¿por qué te sorprende tanto? – dijo.

-        Porque ese beso… era… era…- no sabía cómo decirlo.

-        ¡Entiendo! Aún te gusta. – dijo seguido de un par de carcajadas.

-        ¿Cómo puedo saber si me gusta alguien?- pregunté.

-        ¡Eh, echa el freno Macareno! Ya lo descubrirás cuando tengas más edad, para entenderlo…- respondió Uriel.

Había sentido ese beso, era la primera vez que me “besaban”, aunque no se le puede llamar beso, porque era solo un recuerdo, el Chico de ojos verdes, realmente no estaba delante de mí, solo recordaba una de tantas veces. Pero lo sentí igual, una conexión que me dejó literalmente con un corazón extraño pero bonito a la vez. Era como si me hubiesen derretido oro líquido en el corazón y viviera para contarlo, en vez de estremecerme para que muriera en segundos, era una sensación muy agradable y tentadora.

En cuanto llegamos al segundo mirador y me dispuse a ver las vistas hermosas de la ciudad, me quedé mirando Notredam. Esa sensación de amor pleno desapareció y volvieron los miedos, de nuevo tuve otro recuerdo.

30 de Enero de 1907…

Era de noche, salía de misa, en ese tiempo solía ir todos los días a misa. Al salir, en la esquina estaba el joven Diego esperándome, él solía entrar algunos días pero no era de bota seguir a un Dios ignorante por sus habitantes. Se acercó hacia la entrada, me ofreció la mano se la aceptó y me la beso con gusto haciendo una pequeña reverencia, se me escapó la risa, enebré y nos fuimos dando un paseo hasta la entrada de la casa de Eugine, el marqués que me había contratado para instruir a sus dos hijos de ocho y cinco años.

-        He recibido carta de mí hermano Theodor. Está en Nueva York, ha encontrado a una bella mujer y va a contraer nupcias en unos meses. – le dije contenta.

-        ¡Bella noticia! ¿Y de tú hermano Jasper? – preguntó el joven Diego.

-        Sigue trabajando en la fábrica de deportes de mi padre, en Southampton. ¿Tienes noticias de tú familia? – le pregunté.

-        El primo Henry ha sido padre de un niño, pero nada más. – Respondió también contento.

-        ¿Todavía inventa artilugios? – le pregunté.

-        Si, sigue con el motor para el auto, que funcione de momento sí pero ahora los caballos no servirán de mucho. – dijo Diego.

Me puse a reír, Henry Ford siempre inventaba artilugios pero siempre buscaba mejoras. Pero no se rendía el hombre.

-        Aquí todavía vamos con caballos. ¿Por qué toda tú familia está en Detroit?- le pregunté.

-        Mis padres murieron cuando viajaban de nuevo a Inglaterra, su barco fue arrollado por piratas, y yo navegué a la deriva en una pequeña barquita que finalmente llegó a una playa cerca de Dublín. Después fui a parar a casa de unos ricos que tenían cuatro hijos, para servirles, hasta que me escapé y terminé en la granja de tú padre. – explicó.

-        Cuando llegaste a la granja tenías 11 años ¿verdad? Yo solo tenía 7 años. – le dije.

-        Así es. – respondió.

Cuando llegamos al patio de la casa de Eugine, escuchamos un disparo que procedía del despacho. Entramos corriendo a la casa, pero nos llevamos la sorpresa de que Eugine se había suicidado sentado en la silla de su despacho. Se había reventado la cabeza y yo, me había quedado sin trabajo, porque la mujer no le tragaba. Ese fue el momento en que decidí volver a casa con Diego.

Mi abuela insistió en tomarnos una foto con las vistas, así que le dijo a mi mamá que nos tomara una. Mi cara de recién regresada al presente se notaba como si me hubiese arrancado un tornado invisible, pero me tomé la foto igualmente. Al bajar, nos detuvimos en una plaza dónde había una boca de metro muy bien decorada, al verla me quedé de cuadros, porque ya había estado allí en un viaje entre dimensiones.

-        ¿Lo has visto, Laia? ¿Esa no es la boca de metro de hace un año que me contaste? – preguntó Uriel curioso.

No pude interpretar ninguna palabra, me quedé patidifusa observando la boca de metro. Me había pedido un bocadillo de salchichón, bueno que allí le llaman Salami. Casi no podía comérmelo de la impresión del lugar, tenía unas bóvedas muy hermosas al estilo rococó de Francia, la ciudad era muy bonita, me quedaba mirando las piedras como si fueran piezas de museo, maravillas de la mente humana de quién tuvo la idea de que las bóvedas quedarían muy bien en este lugar, y también que daba un caché importante a la ciudad.

-        ¡Come, Laia que no estás comiendo nada!- decía mí abuela.

-        Estoy en ello, abuela.- le respondí.

-        ¡Es normal que no comas, con el bocadillo gigante que te han dado! ¿Qué era una… si eso que es tan famoso aquí… este pan que nunca me acuerdo cómo se llama…?- prosiguió sin escucharme.

-        Baguette, mamá.- respondió mi padre.

-        ¡Eso, baguette! ¡Le han dado medio! ¡Es demasiado!- insistía ella, ignorándome.

-        Mamá, ¡déjala que coma lo que necesite!- le decía mi padre.

Estos piques con mi abuela cuando nos íbamos de restaurant eran muy comunes, tanto que al insistir tanto, finalmente acababa ganando mi abuela y dejaba de comer, me agobiaba mucho, la amo y todo lo que quieran, pero… tenía esa manía. Ella al haber vivido la postguerra, le quedó un trauma y perdió todas las proporciones de las comidas y cenas, en su casa nunca faltaba un plato en la mesa, pero realmente, se notaban los traumas ocultos de que se había pasado varios días comiendo un mendrugo de pan, cuando tan solo tenía 13 añitos, y además lo tenía que compartir con sus dos hermanos.


En el momento en que salimos del bar, no pude negarme tomarme una foto en esa boca de metro. Les recuerdo que esa era mi primera vez en París, pero un año antes, estuve en esa plaza, saliendo de esa misma boca de metro, haciendo algo importante con el Chico de Ojos Verdes, desde 5D.

Después llegamos a la famosa Catedral de Notre Dame, estar allí delante, era como volver atrás en el tiempo, sentimientos bonitos y no tan bonitos regresaron a mí bello corazón. Pero lo que me llamaba aún más la atención, eran las gárgolas, ahora se van a reír, pero yo de pequeña adoraba la película de Disney el jorobado de Notre Dame mi personaje favorita era Esmeralda (un nombre precioso pero ya no es común, qué lástima). Pero las gárgolas mientras que a muchos les daban miedo, a mi me fascinaban, me fijé en una que por un momento pensé que se había movido, pero pensé que solo podía ser en las películas.

-        Si te saludan, no las ignores, mi amor – dijo Gabriel, que apreció volando, aterrizó junto a nosotros y se quedó para acompañarnos.

-        ¿Es posible?- pregunté arqueando una ceja.

-        Recuerda que para el universo NADA es imposible. – terminó haciendo un guiño con el ojo derecho.

-        ¿Qué haces aquí Gabriel?- le preguntó Uriel extrañado.

-        Quiero acompañarla a dentro.- Gabriel me agarró de la mano y la agarró fuerte como solía hacer para mostrar seguridad.

-        No sé si es buena idea.- dijo Uriel preocupado.

-        ¡Sí que lo es, Uriel! – le gritó.

-        ¡No lo creo, Gabriel!- le gritó también.

-        ¡Tengo el mismo derecho que tú!- le dijo Gabriel, su mirada se fue oscureciendo.

-        ¡No es verdad y lo sabes!- le respondió Uriel, arrugó la frente, me agarró de la otra mano y tiró hacia él para intentar soltarme de Gabriel.

-        ¡Ay!- susurré.

-        ¿Quién cuidará del cielo? – preguntó Uriel desafiándole con la mirada.

-        ¡Tú mismo!- respondió Gabriel, que dio un estirón y no pude evitar balancearme hacia él.

-        ¡Ay!- volví a susurrar.

-        ¡No, yo soy su guardián! – gritó Uriel.

-        ¡Y yo soy su…!- le interrumpió Uriel carraspeando, mientras que le mandaba una señal con la mirada hacia a mí.

Se quedaron mirándose un rato, no sabía cuanto tiempo porque mi familia estaba allí tomándose fotos y haciendo la fila para entrar en uno de los laterales. Nunca me ha gustado jugar a arrancar cebollas, era un juego que solíamos jugar en el patio de colegio, pero era la primera vez que estos dos angelitos divinos, lo hacían conmigo.

-        ¡Qué lo decida ella! – dijo Gabriel.

-        ¡Muy bien! – respondió molesto Uriel.

Se me quedaron mirando, me iban a preguntarlo, pero antes de que hicieran nada, tiré con fuerza de mis manos y me deshice de ellos dos. Me tragué las lágrimas, ellos lo vieron y se agacharon de inmediato, pero me fui caminando para darle la mano a mi padre.

-        ¡No!- susurré, para pararle a los angelitos que venían hacia a mí.

Ellos se detuvieron, mirándome algo avergonzados por la situación y sorprendidos por mi respuesta. Entré con mi padre, les miré fijamente enojada y cuando veía que se acercaban, les decía que no con la mano y que se iban a mantener en la puerta, no tuvieron más remedio que hacerme caso.

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miércoles, febrero 15, 2023

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 169 [2T]

 

El avión aterrizó en París, las maletas tardaron un poco en salir, pero enseguida que las pudimos agarrar, nos fuimos a fuera, para encontrarnos con la guía que mi abuela había contratado para algunos días que estaríamos en París. Esta guía se había contratado desde la agencia de viajes que mi abuela solía viajar, llamada Osona Viatges (la recomiendo un montón). Por lo visto en esta ocasión, al no ir en paquete cerrado, es decir con la misma guía de la agencia, sino que íbamos con una guía de una agencia de París que también hablaba en español, pues nos teníamos que presentar ante ella (no recuerdo el nombre, era demasiado chiquita y han pasado más de veinte años, lo siento) y entregarle una documentación para que esta guía reconociese que éramos los de Manlleu.

La chica que tenía 30 años de edad, pasó lista como si estuviéramos en el colegio, para hacer las cosas más fáciles, sus visitas serían en español, aprovechando que la mayoría del grupo vivían en España y solo tres familias éramos de Cataluña. En este tema no habría ningún problema, de hecho mi madre lo agradecía, porque aún iba mal en catalán (de hecho iba a clases de catalán para refrescarlo, porque lo empezó a hablar cuando yo nací, y tenía que repasar la lengua escrita, y se hacía exámenes de idioma oficial el B1 se lo sacó ese mismo verano).

Recuerdo que la chica tenía el pelo negro, liso, solía decorarlo con unas gafas blancas de Sol que solía tenerlas en la cabeza y nunca en los ojos, también el uniforme que llevaba era una americana roja con un pañuelo en el cuello de color blanco, falda de tubo negra y zapatos con un poco de tacón.

Nos subimos al bus, y nos fuimos al hotel Campanile, en ese momento ya nos habían dicho que los primeros tres días, estaríamos en París, y los tres días y medio restantes, estaríamos en Eurodisney.

-        Con tus primos, lo hicimos al revés.- comentó la abuela en el bus.

-        ¡Oh, yo quería ir primero a eurodisney!- dije quejándome cruzando los brazos en el pecho y poniendo morros de burro.

-        Pero qué quieres, Laia. ¿Qué te llueve en Eurodisney o en París?- preguntó mi madre.

-        Da igual.- respondí.

-        Dicen que va a llover estos tres días, mejor que sea en la ciudad y no subiéndonos a los cacharros, ¿no?- dijo mi mamá.

Le dije que si con la cabeza por decirle algo, aunque estaba algo indignada yo solita, así que me dispuse a mirar por la ventana e intentar aceptar que solo eran tres días para conocer a Pluto y Goofy, mis dos personajes favoritos de Disney. Pero mientras que me hacía a la idea de que esto ya era una realidad y no un sueño, me entró el miedo, entonces me agarré con fuerza a la mano de Uriel, él me miró pero no dijo nada siguió mirando por la ventana el paisaje urbano de París.

El hotel Campanile, era demasiado alto, me sentí una hormiga cuando lo vi. La chica nos acompañó hasta la puerta, agarramos el equipaje y nos fuimos a hacer el Chek in. Enseguida nos dieron las habitaciones, en este caso a mis padres le dieron una en la tercera planta y a mí junto con mi abuela nos dieron la misma habitación pero una planta más arriba. Al llegar con mi abuela a la habitación para dejar la valija, me di cuenta de que dormiríamos las dos en la misma cama de matrimonio. En realidad no me importaba tanto eso, era la segunda vez que compartía cama de matrimonio con ella, la primera era mucho más pequeña que en ese momento, y estábamos de vacaciones en Sort. Pero París era otra cosa muy distinta, mi primera vez en el extranjero con nueve años.

Lo que me asustaba era muy simple, cuando mi abuela se iba a dormir parecía la señora potato, se lo quitaba todo, los pendientes, las gafas, los dientes… ¡vamos! Que solo le faltaba el pelo, las orejas y los ojos… me daba mucho asco verla sin dientes, eso me hacía venir un trauma grande que tenía y venía de otra vida, que me dejó muy mal, y cada vez que veía a una abuela sin dientes, me ponía como una albondiguilla en el suelo y empezaba a gritar “¡No me mates! ¡No me mates!”.

El trauma de las barbas era muy diferente, tenía que bajar la mirada automáticamente porque tenía la sensación de que si le miraba a la barba, una gran espada me cortaría la yugular. Como pueden ver, también venía de otra vida, esa se podría decir de cuando era en el medievo, pero en ese tiempo aún no la ubicaba y tampoco lo diré ahora, para no revelarles algo importante para el futuro de estos capítulos.

Pero eso no era todo, había un trauma más que me aterraba el doble que esas dos. Le tenía pánico a los muñecos con personas dentro, es decir, sabía que en unos días estaría en Eurodisney, y lo que más iba a ver serían muñecos de Disney que son personas disfrazadas. Pues eso era mi Nemesis en ese momento, que por un lado me decía a mí misma “tampoco está tan feo visitar París primero ¿no?” necesitaba reunir fuerzas, porque si no superaba ese trauma en ese viaje, quizás la experiencia de ensueño de Eurodisney se convertiría en pesadilla antes de Navidad. De alguna forma, tenía que reunir el valor suficiente para enfrentarme a ese miedo tan grande y que yo ya quería sacármelo de encima, porque me hacía much ilusión conocer a Goofy, a Pluto y también a Tiger.

El origen de este trauma se puede decir que en parte era de esta vida, cuando aquel gigante se me avalanzó en la ventanilla del auto, pero no es del todo cierto, también procede de otra vida y esta quizás les vaya a resultar un poco de película, pero se trata de los famosos Gigantes que en la mitología Romana se habla mucho. Partiendo de la base de que estuve viviendo por 20.000 años en la Cruz del Sur, deben saber que la famosa tierra de los Titanes existe, llamada diferente y ubicada fuera del Sistema Solar actual, pero se encuentra en un planeta cercano a Sirio, en una expedición a la Tierra de hace 200.000 años terrestres, que todavía eran rocas sin fusionar volando en un espacio como de cinturón, nos topamos con un conflicto con esos Gigantes Criaturas que en ese tiempo eran muy hostiles, ahora las cosas han cambiado mucho y no lo son. Pues se pueden imaginar que en una ocasión casi me devora uno, pero me salvaron (Gabriel seguramente, no lo recuerdo bien aún). Ver gente disfrazada es como volver a ese momento tan fuerte, que mi vida “corre peligro” aunque en realidad no.

Si aún piensan que la reencarnación es una pantomima creada por los budistas, estos traumas no tendrían explicación, señores. Pero en cambio, la tienen, ¿y saben por qué? Muy fácil, porque todo está conectado.

La visita del primer día allí, fue bastante caótica, la teníamos libre porque no nos habíamos apuntado a ninguna actividad de la agencia, así que mis padres, mi abuela y yo, nos dirigimos al metro y fuimos a ver París. Primero fuimos lo más lejos que pudimos, al teatro de la Opera, después dando un pequeño paseo, aprovechamos para visitar los puentes del Sena, la Torre Eiffel (que mi abuela al no saber pronunciarla decía La torre Fiel). Hicimos la fila para subirnos hasta el segundo mirador, me fascinaba como era de grande y como estaba construido, incluso mientras que esperábamos, empecé a marearme un poco y a tener mucha calor.

-        Dary, otra vez me estoy mareando.- le dije al arcángel Uriel.

-        Respira profundamente, mi amor. El edificio te quiere mostrar algo que hace tiempo dejaste para ti- informó Uriel.

Era mi primera vez en esa vida en París, pero ya nada más recorrer ciertas calles, notaba como que reconocía las calles, eso quería decir que ya había estado allí en otra vida, que al parecer no era tan lejana como esperaba. En cuanto me puse a respirar profundamente como si estuviera meditando, escucho a mi padre que me llamó, él estaba detrás de mí, me giré pero estaba agachado apuntándome con la cámara de carrete, no tuve otra que posar aunque no tenía energía para hacerlo y esperar a que tomara la foto.


Esta es la foto que me hizo mi padre, salió bien aunque la historia no era muy confortable. Cuando terminé de respirar, escuché el aleteo de unas alas de paloma hacia mi izquierda, me giré y las palomas se detuvieron en el aire, de hecho todo el mundo se quedó quieto, pero Uriel y yo nos podíamos mover libremente.

-        ¡Se ha paralizado el tiempo!- dije algo asustada.

-        Tranquila, esta es la forma que tiene la torre en mostrarte lo que quiere compartir contigo, mi amor. – respondió Uriel.

Le quise dar la mano pero él la rechazó.

-        ¡No, si te toco regresarás a tú tiempo! – dijo bruscamente.

Entonces el tiempo empezó a ir hacia atrás.

20 de Mayo de 1905…

Caminaba apresuradamente hacia estar completamente debajo de la Torre más famosa que habían construido, me sentía muy triste pero al mismo tiempo tenía ganas de gritar, era muy tarde, el Sol estaba empezando a despedirse. Me detuve y puse mis manos en la cara, llevaba un vestido gris largo que arrastraba, los botines se quedaban resguardados bajo la gran falda, un gorro disimulado encajaba perfectamente con mi recogido moño dónde dejaba a la vista el pelo castaño claro al viento de las vísperas del verano. Hacía bastante calor, a pesar de llevar una camisa blanca hasta el cuello abrochada, y de manga larga, el corsé daba mucho calor pero apretaba la cintura de tal forma que era difícil mantener la respiración normal.

-        ¡Margaret! ¡No huyas! – La voz me era muy familiar, pero me giré.

Un señor alto con sombrero de copa, ojos verdes, la tez blanca pero con el pelo castaño más claro que el mío con tirabuzones, venía apresuradamente hacia mí. En la mano llevaba un bastón de ricachón, los botines sonaban en los adoquines de tal forma que parecían gotas de agua cayendo del grifo.

-        ¡Me ha costado mucho encontrarte! Desde que te fuiste de casa, no he hecho otra cosa que buscarte por Inglaterra. Hasta que me dijeron que habías ido a Asturias, y cuando consigo llegar a Llanes, me habían dicho que estabas en París. ¡No huyas de mí, Margaret! – decía el joven señor apuesto, aunque la vestimenta parecía de un señor mayor, era apuesto y muy joven.

-        ¡Diego, no deberías haberlo hecho! ¿Por qué no respetas el acuerdo? Me fui a Asturias a ser institutriz, nadie sabe que estamos casados. ¡Nadie debe saber qué lo estamos! – le dije gritándole.

-        ¿Y si te pasa algo, dejarte desprotegida, Margaret? ¡No, no lo haré! – las facciones del joven se arrugaron señalando rabia.

-        ¡Sí, sí lo harás porque te irás de inmediato a Southampton! ¡No quiero verte con el señor Eugine! ¿De acuerdo? – le exigía.

-        No sabe nada, respetaré tu deseo. Pero no me iré. He comprado la casa del final de la calle, la que hace esquina. Estaré allí hasta que te entres en razón de que debes volver a casa, conmigo. – confesó.

-        ¿Por qué debería volver a ser una dama ricachona y tomar el té con las demás que solo hablan de hijos? – le dije ya con lágrimas en los ojos.

El silencio nos despertó el dolor que teníamos atrapado dentro de nosotros. El joven colocó su mano derecha en mí mejilla, me miró también con los ojos vidriosos, y sin decir nada más, me besó.

Nos quedamos tocándonos las frentes, mientras que recuperábamos el aliento y la compostura.

-        Perder a nuestro hijo fue lo más duro que hemos pasado. Pero no verte por la casa, es aún peor. Sino quieres volver, no lo hagas, pero no me pidas que me aleje de ti, por favor. – dijo el joven, me dio un beso en la frente.

Simplemente me quedé llorando, sentía un dolor desgarrador en mis entrañas, que pedían a gritos un abrazo. Pero cuando me di cuenta, había regresado a mi tiempo, y todo parecía como si nada hubiese ocurrido.

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miércoles, febrero 08, 2023

Viaje A La Célula Madre

 

Faltaban diez minutos para que fuesen las siete de la mañana, salí del baño después de lavarme los dientes y me disponía a entrar de nuevo en mi habitación, ponerme el pijama y empezar el viaje dimensional que cada noche espero con gran ilusión. Esa madrugada en concreto, había sido una de las más complejas en el trabajo, normalmente a partir de medianoche entre semana, no estoy en la calle ayudando a la gente, porque se supone que están durmiendo para prepararse al día siguiente a ir a trabajar o estudiar. Pero mi jornada laboral tenía que continuar, como tiene por costumbre des del año 2011, en teoría tenía que hacer cosas sobre el proyecto Ávalon, pero como me había despertado con la alergia super fuerte, que me provoca mocos durante todo un día, tuve que tomarme la noche con algo más de calma, y empecé a escribir vidas pasadas, eso me calmó bastante, pero al final terminé viendo una película que youtube me sugirió llamado Bernadette.

Cambié las luces grandes por la pequeña lámpara que tengo en la mesilla de noche, me puse en la cama, mientras que me despedía del arcángel Uriel y le daba paso al arcángel Gabriel a pasar el viaje dimensional conmigo. Le dije a Uriel que mañana a las tres de la tarde lo necesitaría de nuevo en la habitación, y después de darle unas indicaciones a Gabriel, se marchó. Aproveché para decirle “Ágadan” a Gabriel que significa buenas noches en Arcturiano y entonces apagué la luz, me giré hacia la derecha, cerré los ojos y me concentré en mi respiración, mientras que Gabriel se colocaba lentamente por los pies de la cama, del lado de la pared, hasta colocar la cabeza en el almohadón. Entonces, di la indicación a mí corazón telepáticamente “estamos en la 5D”, el corazón latió más deprisa y más intenso, iluminando cada célula de mi cuerpo, seguía manteniendo los ojos cerrados y notaba como el cuerpo dejaba de notarlo, el proceso de cambio dimensional había empezado y estaba dando sus frutos.


Cuando uno viaja de esta forma, sabe que debe confiar en su espíritu, y por eso te dejas llevar por él, ya que él sabe dónde realmente debes viajar esa noche. Si le pones dudas, no viajarás te quedarás en la cama y será como si no hubieses descansado en mil años, por eso debes confiar, porque tú espíritu te necesita vivo, así que no te va a intentar hacer nada malo, solo vas a aprender cosas importantes para tu futuro. ¿Por qué debes confiar en él? Pues porque cuando viajas entre dimensiones él tiene el poder en ti, pero como tú eres él, le cedes el poder por unas horas a él, ya que él lo hace cuando estás despierto y haces cosas en tú día.

YOSOY: Abre los ojos, amada Haia. El viaje está empezando.

Al abrirlos, ya no me encontraba en la cama, veía galaxias, estrellas, planetas, nebulosas tan hermosas, estaba viajando como una especie de agujero de gusano muy lejos de la Tierra, hoy tocaba uno de los viajes más profundos del universo, quizás volvería a cambiar de universo como la noche anterior.

YOSOY: Hoy vamos al origen, quiero que veas y aprendas algo que te ayudará a comprender el origen de la vida y de sus galaxias. ¿Te has preguntado porque existe el ADN como única fuente biológica de transmisión de SER a SER?

YO: El ADN se dice que proviene del árbol de la vida, todas las civilizaciones que viven en nuestro universo son parientes, del pasado, presente y futuro. Actualmente como seres humanos, tenemos una información compleja, debido al intercambio de ADN que se generó durante la creación de las tres civilizaciones de origen estelar.

YOSOY: Así es, tenéis el ADN perfectamente ordenado en estos instantes para que así se otorgue la ascensión. Pero mi pregunta no iba de esto, amada Haia. El árbol de la vida, es nada más y nada menos que una de tantas hijas que la Gran Madre guarda en su vientre. Y hoy estás realizando este viaje, para mostrarte ¿cómo se realiza la información de la Madre y se envía al universo? ¿Estás lista?

No me sentía confundida, así que respiré profundamente por la nariz y acepté.

Entonces, como si estuviese atravesando un cristal invisible, algo me salpicó la cara, automáticamente me protegí y mientras que sentía que caía al vacío, miré cuando quería gritar por la sensación, entonces vi que estaba flotando, había salido del agujero de gusano, me encontraba más allá del universo, fuera de él, justo el lugar dónde se suele estar cuando vas a un viaje dimensional a otro universo paralelo. Lo tenemos resguardado en nuestra mente colectiva como pasar las puertas del cosmos y visitar otros, pero realmente no crucé ninguna puerta, solo parecía un cristal que finalmente solo fue una sensación.

YO: El flujo universal a través de las conexiones intergalácticas e inter-universales. ¿A dónde me llevas realmente?

YOSOY: Ya te lo he dicho, vamos a la Gran MADRE.

YO: (Sorprendida) ¿Voy a estar ante ella de nuevo?

YOSOY: No de forma directa, pero si. ¿Tienes miedo?

YO: No. ¡Vamos!

Al ver ese flujo universal e inter-universal, me quedé pasmada, porque era realmente bello, un flujo de agua color violeta que envuelve nuestro universo, como si fuera una canica, y a pocos quilómetros, había otra canica y así hasta formar un círculo, aunque algunos estaban más cerca que otros, y entre las canicas universales, había una malla líquida pero traslucida que protegía a los siete universos. Ver eso, te hace sentir realmente pequeño, cuando recuerdas de dónde vienes exactamente, y es que en verdad somos más pequeños que un millón de neutrinos juntos en un mismo espacio.

Me acercaba a la malla líquida, la pasé como si fuera el ectoplasma de un fantasma y cuando vi lo que había a fuera, recordé que ya había estado allí almenos una vez en mis actuales 30 años.

YO: Siempre me he preguntado ¿qué son estos monstruos con tantos ojos y tantas patas que están protegiendo la malla de contención?

YOSOY: Fíjate bien de dónde estás saliendo y entenderás el porqué de ellos.


Lentamente me alejaba de la malla de contención, con cautela de que ningún “monstruo” me viera ni intentase atraparme, de la vez pasada que estuve, aprendí que si estos te agarran, empiezan a desmembrarte un brazo o una pierna y revisan tú ADN. No son malos, ni buenos, solo son seres biológicos que protegen el ADN de las civilizaciones que vivimos en esa malla de contención. Entonces lo entendí.

YO: ¡No puede ser! ¿Esto es una célula de la Madre?

YOSOY: Así es, amada Haia. Estos seres que ves, son mitocondrias, ¿recuerdas su función en las células, verdad?

YO: Si, codifican el ADN de los seres vivos que viven en el “núcleo” para prepararlas para el “cuerpo”. ¿En qué célula de la MADRE nos encontramos?

YOSOY: En el vientre, cerca de los óvulos. ¿Me puedes decir qué sabes de la gran MADRE?

YO: También se le llama la FUENTE ETERNA o lo que los humanos tanto ansían tener la FUENTE DE LA JUVENTUD. Pero cuando les dices que somo parte de la Gran MADRE GESTADORA, se piensan que hablamos de una mujer física, cuando en realidad sabemos que, nosotros lo podemos ver como una mujer física, pero ella nos ve a nosotros como una onda de frecuencia en su infinito amor. Sé y soy consciente que el universo es más grande de lo que los humanos imaginan, pero lo importante es conectarse con ella, aunque la humanidad la confunden con una Diosa llamada María o la Virgen, ella no es la Maestra María. Ella es la fuente de toda vida.

YOSOY: Los dogmas, siguen existiendo en consciencias limitantes de 3D, dónde hay que ver a un Dios para adorarlo, ya que él o ella, sabe lo que es mejor para todos. A su vez, un Dios es el reflejo del espíritu en cada una de las civilizaciones y manifestaciones de vida, desde una simple onda de frecuencia, hasta la criatura más cruel que otorgue vida. Allí alberga Dios, en una chispa divina, una pequeña gota de polvo que la GRAN MADRE y PADRE dejaron para que no se te olvidase que tú eres él y ella al mismo tiempo que ellos son tú.

Nuestro ADN está conectado con esta FUENTE y desde allí actualmente recibimos las ondas de frecuencia para activarlas y así la humanidad pueda Ascender a 5D. Todo empieza por el ADN y no por seguir una moda estúpida dónde te digan que para ser “new age” debes vestir con ropa “free animal”. Somos individuos complejos y unidos entre sí, pero siempre y cuando no nos olvidemos de nuestra autenticidad, cuando decimos SOMOS UNIDAD no quiere decir que en la 5D perderemos nuestra INDIVIDUALIDAD, significa que somos pero a la vez respetamos los espacios de cada uno. 

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Recomendación: Bernadette – película de Youtube.

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viernes, febrero 03, 2023

El Corazón Marca La Pauta

 

Estamos llegando al gran momento dónde la vida galáctica se abrirá ante nuestros ojos, y una nueva era dará comienzo aquí en la Tierra. ¿Estás listo para ello? Si sientes miedo o incertidumbre, es totalmente normal, porque tú corazón sabe lo que viene pero tú mente no quiere que venga, porque se ha acostumbrado a sufrir por sufrir y lo que se viene, deja atrás el sufrimiento y solo es una era de luz. Todos somos conscientes, de que estos cambios asustan mucho, pero ¿se han preguntado por qué les asusta tanto?

Las respuestas se encuentran en nuestro propio pasado, aunque no recuerdes algunas cosas de lo que te pasó en otras vidas, debes aceptar que esta no es tú primera vez que estás presente en un cambio tan importante y de estas similitudes, querida alma de mí corazón. La última vez que fuiste testigo de una bajada de ascensión, fue cuando Lemúria desapareció ante tus ojos y en ese momento lo único que pudiste hacer, fue llorar y guardar esos sentimientos de culpa, remordimientos de que podías haberlo evitado y engaños que quizás no hubieras aceptado, dónde te han acompañado por tantas vidas, hasta dónde te encuentras ahora.


Es por eso que siempre sufres cuando hay un cambio importante o pequeño en tú vida, a nivel colectivo fuimos testigos de ese instante, y se nos rompió el corazón ver a tantos hermanos que perdieron su vida. Inevitablemente de los errores uno aprende, pero no te permite aprender si vives en el miedo y te conformas con lo primero que se te venga a ti. El miedo lleva demasiado tiempo habitando en tú interior, pues si no fuera así, estas palabras no te llegarían, aunque no lo veas, sabes que en el fondo es verdad, tienes miedo a volver a perder a gente que te importe y por eso haces cosas irracionales que dan una excusa a tú alma. Pero lo siento, querida alma de mi corazón, es el momento de enfrentarte al miedo y sacar a relucir tú espíritu, perdiste la confianza a seguir adelante, y aunque se lo veas a los demás, eres incapaz de hacerlo por ti mismo.

¿Y si hacemos un pequeño viajecito por el pasado? Intenta responder a estas preguntas…

¿Alguna vez te han traicionado? ¿Si te ponen un plato de comida para cinco pero tienes mucha hambre has acabado repitiendo plato? ¿Si te enseñan que para ir al supermercado hay dos caminos, uno recto y el otro tardas cinco minutos más, cuál eliges? ¿Si tienes una manzana y tienes mucha hambre pero cuando ves a un amigo que lleva días sin comer, te comes esa manzana? ¿Qué color te hace sentir a salvo: rojo, azul, amarillo, verde o violeta?

La primera pregunta, si has respondido que SÍ, recuerda tú corazón se rompió en Lemúria y si alguien te traicionó lo más probable es que no te acuerdas ahora, pero en esa vida tengan vinculación y fuiste tú en esa vida quién le traicionó, aunque su ser consciente no lo recuerde, su alma si y por eso te “traicionó” o a tus ojos fue así.

Si compartes un plato de comida, deberías comerte solo lo que te toque, puesto que después no puedes comer. En cambio si elegiste repetir, dejando así a alguien sin comer, ¿en qué te convierte eso? El egocentrismo es la manifestación más irresponsable y denigrante de una persona, lo que uno ve a fuera es miedo y solo miedo.

La ruta más fácil nunca es la que siempre te hallará más conocimiento, todas las personas para entender quiénes somos debemos emprender nuestro camino interno, y les puedo asegurar que el recto NO EXISTE, siempre habrá alguna curva dónde tendrán que sacar a relucir sus aprendizajes y convertirse así en maestros de sus propios caminos.

Una manzana puede significar un mundo, si te comes el mundo y dejas sin mundo a los demás, de nuevo el miedo quema por tus venas, y te envenena. Recuerda que no estás solo en el mundo, y si buscas tú momento de gloria, nunca la hallarás tapando a otros, debes respetar que los demás también tienen sus caminos y por eso no te hace ser más o menos importante, el mundo es muy grande y cada uno vino a hacer y compartir cosas, no a ser el líder y los demás los súbditos.

Si elegiste el rojo, tienes un pasado con mucho sufrimiento, perdiste a muchas personas importante o fuiste alguien que era demasiado despiadado y tenía el corazón aún más roto. Si elegiste el azul, el agua te calma y te hace recordar tú propósito de vivir, vas sanando pero sabes que todo lo que alejas, regresa con doble filo. Si elegiste el amarillo, te importa más estar iluminado pero no compartir esa sabiduría con los demás, fuiste alumno y ahora maestro y un maestro no puede serlo sin enseñar a los nuevos alumnos. Si elegiste el verde, te importa el reino vegetal y animal que enseñan el amor incondicional y quieres aprender de ello, aunque no te sabes convertir en un árbol, ni en un león. Si elegiste el violeta, estás harto de sufrir y quieres respirar amor y paz, pero estás perdido porque el pasado empieza a ser una cadena demasiado pesada y te vienes abajo.

Para sanar y vivir en sintonía con el universo, debes libertarte del miedo, poniéndole frente, confía en el corazón, tal y como se titula esta reflexión, él marca la pauta.

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