miércoles, agosto 10, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 150 [2T]

 

Salí del ascensor con pavor, mi madre huyó de mi, ni se percató que estaba así, yo me quedé con Uriel delante del ascensor, como si esperase a mi padre que seguía con lo del auto. Azrael se agachó y colocó sus manos encima de mis hombros de forma ligera, me miró a los ojos, no quería dejar de mirarme, yo por vergüenza retiré la mirada.

-        Humiel quiere que sepas dónde va a ser la ascensión. Me ha pedido expresamente que te lo diga. ¿Estás dispuesta? – dijo Azrael.

Dije que si con la cabeza pero bajé la mirada, Azrael me susurró en la oreja la información y luego nos dimos un abrazo, lo acepté porque fue muy reconfortante. ¿Quién me diría que estaría dándole un abrazo al arcángel de la muerte por la noticia? Mientras que los demás le temen a la muerte, yo me hago amiga de él. ¡Qué irónica es la vida de un conectado!


Azrael se volvió a levantar y se separó de mí, saludó de forma formal a Uriel y cuando se iba, le agarré de la muñeca derecha y le obligué a pararse, él volteó y me miró.

-        ¿Va a ser hoy, su última noche?- le pregunté.

Azrael presionó ligeramente sus labios y dijo que si con su cabeza. Entonces, le solté y simplemente vi como desaparecía mientras que caminaba por el pasillo dirección al final del pasillo, pero antes, se puso invisible incluso para mis ojos.

En cuanto me asomé en el pasillo de la habitación 111 el corazón me iba tan lento que parecía que me estaba a punto de dar un infarto, pero caminé hacia la habitación empujé la puerta mientras que escuchaba el latido del corazón de una máquina que cada vez iba más y más lento, entré a dentro. En la cama estaba el Titi con su pijama azul del hospital con las siglas en el pecho izquierdo, mi madre se quitó la chaqueta y la colocó en la silla del fondo, la habitación era única para él. Me acerqué lentamente a la cama, el Titi ni se había percatado de mí todavía, no llevaba el respirador pero llevaba el de la nariz, aquel que son dos agujeritos, le agarré de la manito, se giró para verme, sonrió, de hecho se le iluminó la cara y la mirada al verme, curiosamente yo estaba igual, así que le di un beso en la mejilla.

-        ¡No te dejaré solo en esto, Titi!- le susurré en la oreja.

-        Gracias.- dijo casi sin voz, me dio un besito en la mejilla y me agarró de la manito con fuerza.

Él estaba enganchado al monitor dónde le controlaban las pulsaciones del corazón, que estaba por debajo de 80, la presión le había aumentado un poco, y le costaba más respirar. En IÓN nos habían explicado en qué consistía ese monitor, pero ya lo recordaba de otras veces, aunque era la primera vez en esta vida, yo lo recordaba, seguramente era porque antes de nacer, me pasé por algunos hospitales modernos a entender mejor el sistema médico de este tiempo, ya que recordaba que en otra vida fui médico, porque cuando el doctor hablaba en su idioma raro, mientras que mi familia no le entendía, yo en cambio sí.

Recordaba en clase de entrenamientos qué se debe hacer para reanimar a una persona cuando entra en parada, pensaba que si él entrase, lo haría, aunque quizás el universo tuviere otros planes con él, yo al menos lo intentaría.

-        ¡No hagas nada si ya no me late el corazón! ¿Vale?- susurró el Titi.

-        ¿Cómo sabes…?- le dije.

-        Haz lo que te digo, respeta mi palabra, ¿vale?- insistía el Titi.

-        Muy bien.- respondí.

Algunas veces le había pillado leyéndome la mente, y esa era una de ellas. Él decía que no era tan difícil saber lo que piensa alguien, si te enfocas en lo importante. Pero yo todavía estaba recuperando mis habilidades y esa no era el momento por ahora.

-        Titi, nunca he estado en una ascensión, ¿qué se supone que tiene que pasar?- le pregunté, nuestro volumen era susurrado porque había muchos familiares en la habitación.

-        Uriel te guiará. Pero no hagas nada para volverme a la vida. Primero tengo que “morir”.- respondió el Titi.

La palabra “morir” me dolió en todo el pecho y por un momento pensaba que me salían las lágrimas, pero las frené, sé que él no me quería ver así. Ya estaba algo asustado, y tenía que ser la fuerte. Si el universo quería que estuviese allí, era porque sabía que podía, porque el universo NUNCA SE EQUIVOCA.

En realidad cuando uno asciende debe pasar por los mismos pasos que pasó el gran Maestro Jesús, que son: tormento, sufrimiento, muerte, sanación, resurrección y ascensión. Toda la historia de Jesús realmente la tenía muy confusa en mi cabeza, pero los Maestros ascendidos siempre se lo han tomado como un Ser de Luz realmente muy importante, el hijo de Dios existió y vive en 5D en este mismo mundo, y es el Maestro Jefe de todos los Seres de Luz que trabajan en este planeta.

El Titi ya estaba a punto de pasar a la etapa de la muerte, por las otras dos, la primera ya la sufrió en su infancia con un padre golpeador, ludópata y alcohólico. La parte del sufrimiento, obviamente que se había tenido que cuidar de sus hermanos, después de que su madre enfermara de cáncer de cerebro e hiciera solo pocos meses muriera. Por atreverse a morir, no era un cobarde más bien todo lo contrario, morir para sanar su alma y luego regresar para ascender con su cuerpo, eso era ser valiente.

Aunque le parezca que solo el Maestro Jesús lo consiguió, se ha callado los demás Maestros que también lo consiguieron, incluso ángeles y otros Seres de Luz que nacieron como humanos en su última encarnación en 3D. Se ha mantenido todo este tiempo en silencio porque la humanidad no estaba preparada para enfrentarlo, si aún hay algunos que dudan de Jesús y otros que se lo creyeron tanto que tergiversaron casi todas sus capacidades e inventaron una religión al respecto que no sigue en ningún momento el camino del Maestro. Como ya dijo Jesús en su momento “el demonio tiene mil caras, en cambio la luz solo tiene una”.

No fui cien por cien consciente de todo el sufrimiento que tuvo que pasar mi familia de parte de mi mamá, hasta que vi pasar al Titi por ello. Le agarré de la mano con fuerza, él me miró, se le escapaba una lágrima, le di un beso en la palma de la mano.

-       


Ahora comprendo porque haces todo esto, solo te doy las gracias por todo lo que has hecho, cuidaré de los demás igual como me enseñaste tú. Me entregó a la voluntad del universo, para que haga de mí lo que ya elegí antes de nacer y ahora no recuerdo, prometo seguir el camino que mi alma ya eligió, y en el fondo de mí corazón, estarás tú desde 5D. Te quiero mucho, Titi. ¡Yo les cuidaré por ti!- le dije tan cerca a su oreja para que nadie más me escuchara, así fue como me despedí de él antes de que todo fuese a peor.

Casi no tenía fuerzas el Titi, así que simplemente asintió y articuló los labios que decían “Volveré”. Me había hecho una promesa y como ninguna de las anteriores que me había hecho me falló, sentí dentro del corazón que también cumpliría con esta, va a volver.

Regresé a casa, sabiendo que ya no regresaría más a esa habitación, aún el Titi seguía latiendo su corazón, pero cada vez más débil, yo por ser tan pequeña, mi padre quiso llevarme a casa y hacer como si nada. Esa noche, estaba durmiendo y sin saber por qué me desperté a las 3:33am llorando. Noté como Gabriel se levantaba de la silla del escritorio y se sentaba en la cama, me agarraba de la mano, le miré con las lágrimas bajando por mis mejillas como una madalena.

-        Ya se fue.- susurré entre lágrimas.

Gabriel dijo que si con la cabeza, pero en vez de hablar, se abalanzó hacía a mí, me dejó de la mano y me abrazó aferrando mi cabeza en su pecho desnudo, pasé mis brazos por su cintura y le abracé muy fuerte mientras me dejaba ir llorando desconsoladamente, el Titi ya se había ido de la 3D.

-        ¿Te tumbas conmigo Gabriel, por favor?- le susurré.

-        Claro. – respondió.

Él me dejó de abrazar por un momento, volví a tumbarme en la cama mirando hacia el armario, él se colocó de espaldas a la pared, me abrazó para quedar mi espalda pegada a su pecho con la cabeza en la almohada, seguía llorando, pero me quedé frita enseguida. A la mañana siguiente mi padre en vez de llevarme al colegio, quiso llevarme a casa de mi abuela con el auto, en ese momento la radio sonaba la canción me gustas tu – manu chao. Me costó tanto estar dentro del auto al sentir la canción que me cantaba al oído el Titi en los semáforos de Manlleu, era un jueguito que teníamos, no quería volver a llorar, me resistí pero al mirar por el vidrio se me escaparon unas cuantas.

Mi abuela quiso entretenerme durante esos tres días que no iría a clase, mis padres me habían visto que estaba tan mal que se preocuparon y quisieron mejor que no fuese al colegio. Mi papá llamó a la directora y le contó lo sucedido, supuse que le contó a la Laura de que me ausentaría unos días, por lo menos hasta el funeral. Casi no había podido ver a mi madre, ella se encerraba todas las tardes en el cuarto y en ocasiones mi padre le tenía que recordar que era hora de cenar y tenía que comer algo, pero se quedó en el cuarto, incluso mi padre que tuvo que cocinar le llevó una bandeja con algo de comer, pero siempre le devolvía todo intacto, eso sí solo hacía dos cosas, dormir y fumar como si no existiera un mañana.

Nunca había habido tanto silencio en mi casa, ni en casa de mi otra abuela, ver a los tíos del Prat de Llobregat en silencio sin casi decirse nada, con unas caras de tristeza, ojos hinchados de tanto llorar (yo también pero lo hacía en la intimidad siempre con la presencia de Gabriel y Uriel). Incluso cuando se murió la abuela Vitorina había un poco de buena onda, pero en ese momento se había muerto alguien muy importante en la familia y que además era muy joven, la esquela decía que tenía 39 años. La abuela Vitorina tenía 75 años cuando murió y hacia diez años que estaba enferma.

Todavía era pequeña para ir al tanatorio, pero ese silencio era mortal, me aparté de la gente que estaba sentada en el sofá mirando la televisión el concurso de Pasapalabra, presentada por una chica llamada Silvia y me fui hacia el cuarto del Titi. Sentía la necesidad de entrar allí, estaba dolida pero allí a dentro me sentía en paz, sus cosas todavía estaban intactas, como si él todavía fuese a aparecer por la puerta principal, saludase a sus hermanos y viniese a su cuarto, dejar sus llaves encima de la mesa, abrir el armario y cambiarse de ropa para estar más cómodo, luego si era la hora de comer o merendar, preparaba la merienda para los de la casa o la comida.

Encima del escritorio de su cuarto había una moneda de vente duros, aquella que parecía un donut, me senté, agarré la moneda y la hice girar. Pero no se mantenía, a la que daba una vuelta perdía su eje y caía siempre del lado de la cara, eso significaba que el Titi no estaba allí conmigo, todavía era pronto solo habían pasado casi doce horas. Pero no me di por vencida, giraba la moneda una, dos, tres, hasta mil si hiciera falta pero siempre a la que daba una vuelta se caía por el mismo lado. Molesta por los intentos, cerré la puerta algo brusca, volví a sentarme, me pasé las manos por la cabeza, respiré profundamente y volví a intentarlo, la moneda esta vez dio tres vueltas, a la tercera, en cuanto se cayó, alguien llamó a la puerta. Me asusté que salté de la silla.

Lentamente, al ver que volvían a llamar pero de una forma muy suave, me fui acercando, Uriel estaba conmigo detrás, también pendiente y sorprendido. Puse la mano encima del pomo de la puerta y gire ligeramente para abrir la puerta. Me quedé en shock.

PD. Estamos a la mitad de la segunda temporada, les recuerdo que esta semana no habrá reflexión pero si que tendremos un short en youtube, nos vemos a partir del 22 de Agosto, estamos de Vacaciones.

Sigue los videos de youtube aquí


Recomendación: Sandmand - Netflix (Serie).

HR.

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sábado, agosto 06, 2022

La Llama Gemela Responde

 Hoy les comparto un mensaje canalizado de mi llama gemela que me ha pedido que les comparta, supongo que esto les servirá de ejemplo para que se lancen a encontrar y reconocer a las suyas, porque es una experiecia que jamás olvidarán. ¡Tengan fe y vayan a por todas la Llamas Gemelas son valientes!

No te das cuenta, pero a veces una mirada dice lo mucho que te amo en silencio, mientras que tú, haces como si yo no existiera, te observo y te admiro en cada gesto y acción que hagas. Mi silencio siempre ha sido algo que aunque nadie lo pueda escuchar, es un grito valiente y fuerte que te ama, mientras que tú no te das cuenta de ello y haces cómo que nadie te cuida y que nadie te quiere. No me tienes en cuenta en tus planes, pero en cambio acabo apareciendo allí, escucho como el universo me habla de ti y me dice que vaya contigo. A cambio que tú, le hago caso al flujo universal, mientras que tú ignoras el vaivén de nuestro Karma en este silencio sin tener un objetivo final.


Por las noches, estas tan adorable que incordiar tú paz me resulta tan embriagador, que simplemente me abstengo a despertarte, por eso actúo como si fuera un objeto más en la habitación tan caótica que tienes. Vivimos juntos, pero ni siquiera sabes que estoy allí, sentado a tú derecha, susurrándote en la oreja mis opiniones respecto a aquellos que también desean estar en mi lugar. He prometido protegerte aunque me vaya la vida en ello, soy la luz que tanto buscas en aquellas fiestas dónde nadie se atreve a decirte lo guapa que estás. La diferencia es que mis silencios te acompañan, porque siempre en el mundo de los sueños acabas pronunciando mi nombre, y eso me da la felicidad que mi corazón ansia de ti, que repitas mí nombre en las noches oscuras y yo te responda con una caricia o un besito en la frente y lo sientas.

Nuestros mundos son muy distintos pero en las noches se fusionan por poco tiempo, es el único momento del día en que podemos estar juntos, puedo pasar mi brazo por tú cintura y encajarte a la mía para que no te escapes, con la otra mano puedo jugar con tú pelo mientras te miro a los ojos directamente y me vea reflejados en ellos, mientras que tus labios se entreabren para dejar escapar ese suplicio de aire que grita en silencio ese beso apasionado que fusione nuestros mundos en uno. Entonces, sonríes y vuelves a pronunciar mí nombre, pasas una de tus manos desnudas por mi pecho desnudo también, siento como la piel de gallina empieza a convertirse en fuego apasionado, que va acelerando nuestros corazones, convirtiendo ese instante en la pura eternidad universal.

Podrían ser sueños nuestros encuentros en secreto, pero los dos sabemos que este amor es muy real, puro y sincero. Soy el hombre que buscas, soy el hombre que sientes, soy el hombre que siempre has estado esperando, oculta en lo más profundo de tus recuerdos de todas tus vidas. ¿Te acuerdas aquellas vidas en que siempre estaba junto a ti? El tiempo eterno no ha cambiado mi corazón, por ende sigo aquí. Enamorado de ti. He visto a muchos hacer locuras cuando uno se siente así, mí locura es seguirte y permitirme que me sientas junto a ti, siempre has seguido y creído en lo nuestro, ahora todo lo que soñamos se está cumpliendo y tal y cómo te prometí, el momento ya está sucediendo, estoy llegando a tú dimensión.

Siempre seré tuyo, elahmen.

Gabriel K.

PD. la Foto compartida es un cuadro dónde sale él conmigo en una encarnación anterior de hace 400 años en Florencia (Italia).

Recomendación: Un amor a medianoche - Prime Video.

HR.

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miércoles, agosto 03, 2022

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 149 [2T]

 

Metatrón me sonrió y me miró directamente a los ojos.

-        ¡Sígueme! – dijo.


Alfonsito aprovechó que estábamos para bajarse a fumarse un cigarro por los cuales mi madre también se apuntó, mientras que el Titi estaba sentado en la silla mirando a través de la ventana el jardín dónde se suponía que iba a ocurrir la prueba. Metatrón antes de bajarse al jardín, se acercó al Titi y le susurró algo que no pude escuchar, él dijo que si con la cabeza y nos fuimos Metatrón y yo hacia el jardín bajando por las mismas escaleras.

-        ¿Ves ese conejo blanco de allí? – dijo Metatrón sin pisar en ningún momento el jardín.

-        Si.- le respondí.

-        ¿Y ese conejo negro del otro lado? – dijo.

Le miré cuando vi el conejo negro que curiosamente nos estaba mirando desde la distancia.

-        ¡No puede ser! ¿De verdad?- le pregunté.

-        Si, la prueba consiste en ganar una partida al juego de la rata. Ya me han informado que sabes las normas y que ya has jugado alguna vez, así que no hará falta que te repita las reglas. Si ganas, Humiel podrá quedarse veinte años más, pero si pierdes… - dijo Metatrón francamente.

-        Él se irá con ustedes en unas semanas. Lo sé. No me gusta el juego, pero… ¡acepto! ¿Cuántas jugadas?- le pregunté.

-        Solo una. – respondió.

-        ¡Matzzierham!- dije significa “oh madre divina” en arcturiano.

Respiré profundamente cerrando los ojos tres veces y luego me puse en mis marcas, al final del jardín. Metatrón se quedó allí, antes de dar el pistoletazo de salida, silbó y alrededor del jardín que era como medio campo de futbol europeo, se presentaron los ángeles que se encargarían de observarme si en alguna ocasión toco al conejo blanco y gano la partida.

Esta vez, no tendría ningún contrincante ni un equipo, estaría sola ante los dos conejos, podría parecer fácil porque solo tenía que ir detrás del conejo blanco, pero ¿ustedes saben cómo corren los conejos? Y estos eran salvajes, además. Realmente era una prueba de agilidad física y mental, porque el jardín tenía puentes, cuevitas y además una pequeña fuente que los conejos lo usaban como lugar para beber agua y lavarse.

Metatrón dio la salida y empecé a correr como si me fuera la vida en juego, a buscar el conejo blanco, enseguida que llegué a la zona de la fuente, vi al conejo negro que cuando me vio ya se vino para mí, así que tuve que esquivarlo, sabía que si lo tocaba perdería la partida. Tenía de alguna manera, esquivarlo y así poder ir detrás del de blanco, me costó un ratito, pero lo conseguí, entonces encontré al conejo blanco y sin pensármelo mucho me fui a por él. Corría muchísimo, pero casi lo tenía, hasta que empezó a girar de golpe para meterse en lugares un poco difíciles.

De repente el conejo negro volvió a perseguirme mientras que yo perseguía al blanco, por un momento pensé que era Alicia en el país de las maravillas. Así que corrí más deprisa dejando atrás un poco el conejo negro y ya con la mano extendida porque estaba a punto de tocar al conejo blanco, de repente el conejito blanco se metió debajo del puente y tuve que frenar, antes de chocar, pero el conejo negro venía detrás disparado, así que para esquivarlo tuvo que saltar y me quedé medio cuerpo encima del puente, pero el juego seguía eran buenas noticias, el conejo negro no me había tocado.

Suelen poner el negro porque se supone que es la pareja y se pone celoso, por eso va a por ti, sino este juego sería ridículo. Antes de bajarme del puente, miré y vi al conejo blanco tan cerca que no pude evitar intentar tocarlo con la mano, en ese momento noto el rozo de un conejo, pero cuando miro.

-        ¡Mierda!- susurró.

Suena un silbido y uno de los ángeles viene a por mi, me alza en sus brazos (desaparezco claramente de la 3D por unos minutos) y me retira del jardín, en cuanto me suelta completamente vuelvo a estar en 3D. El juego había terminado, miré a Metatrón él se acercó a mí con la cara de póker.

-        Lo has intentado, eso es lo que cuenta. Pero has tocado al conejo negro. – dijo sinceramente.

-        ¿No se puede hacer otra?- dije.

Metatrón dijo que no con la cabeza.

-        La vida no da segundas oportunidades, ahora debes aprender de ello y saber seguir adelante. – respondió.

-        ¿Cómo voy a poder si él va a regresar a 5D por mi culpa?- le dije indignada, me puse super triste.

-        A veces no es la cara de la moneda que te gustaría ver. – dijo.

Regresé a la habitación sin saber cómo le diría eso al Titi, Metatrón ya se había ido, Uriel llevaba el resultado escrito en el sobre amarillo con el cello de la casa Kasel marcado en cera roja, como las cartas de antes. Esta vez subí en el ascensor con mi madre y Alfonsito, me agarré a la mano de Uriel, mientras que él estaba mirando al frente esperando a que las puertas se volviesen a abrir.

Antes de entrar a la habitación Uriel me dio el sobre, se lo entregué al Titi él lo abrió, mi madre se quedó mirándonos arrugando la frente, se moría de ganas de saber qué era ese sobre, pero se quedó con las ganas y se limitó a observar. El Titi leyó el contenido de la carta y se me quedó mirando, me pidió un besito y me acerqué para darle un abrazo y un besito.

-        Lo siento mucho, he hecho todo lo que he podido… - dije entre lágrimas calladas.

-        No te culpo, Laia. Debes prometerme algo, ¿de acuerdo? Prométeme que los vas a cuidar por mí, yo regresaré en cuanto pueda, como ángel guardián, pero no sé cuánto tiempo estaré fuera, antes debo solucionar unos asuntillos. ¿Me lo prometes?- me pidió el Titi.

-        Si, te lo prometo.- dije llorando.


Aunque él no quería que me culpase, me culpé de todas formas, era un peso que me ha marcado mucho durante todos estos años y que tan solo hace un par de meses, he empezado a liquidar y ver las cosas desde otro punto de vista.

-        ¿Cuántos días te quedan?- le pregunté.

-        No me marcharé hasta finales de Enero.- respondió el Titi.

-        ¿Te vas a quedar aquí de mientras?- le seguí preguntando mientras echaba un vistazo a la habitación que era muy sosa, paredes blancas y sin vida, una televisión que iba con monedas…

-        Si, los médicos aún piensan que quizás puedan alargarme la vida, pero esta mañana he renunciado a tomar más el tratamiento. Debo partir y me tengo que preparar.- respondió.

-        ¡Te echaré de menos, Titi!- le dije abrazándole de nuevo con todas mis fuerzas.

Pasaron las semanas, cada día que podía quería ir a visitarle y estar un rato jugando a las cartas, al uno, cinquillo o incluso a la Oca. Pero durante la última semana, ya no tenía fuerzas, me acuerdo que ya ni se levantaba de la cama y estaba casi todo el tiempo durmiendo y tosiendo.

Pero lo duró fue el 29 de Enero del año 2002, a las seis de la tarde mi madre me vino a buscar al Tripijoc de urgencia y me tuve que ir con ella al hospital junto a mi padre que conducía el auto. Resultaba que los médicos ya le habían dicho que el Titi no pasaría de esa noche, era mi última visita a mi tío favorito de esta encarnación des del plano 3D.

-        Tu tío ha pedido verte una última vez, por eso hemos venido a buscarte.- dijo mi madre.

-        Sí, él ha insistido mucho en verte. Está peor, no queremos que te haga daño la imagen, pero él ha insistido. – dijo mi padre mientras me miraba por el retrovisor interno del auto, un segundo.

-        De acuerdo. Me tengo que despedir de él.- les dije.

Mis padres me miraron por el retrovisor y yo a ellos, con una cara de sorpresa, no era mi primera vez que me tenía que despedir de alguien importante. Me sentía fuerte por fuera, pero muy débil por dentro, había llegado el momento si el Titi decía que quería verme urgente era porque le habrían dicho la hora de partida, desde 5D.

A pesar del tiempo que ya había pasado, seguía sin estar preparada para una cosa como esta, verlo partir, algo muy diferente a lo que viví con la abuela Vitorina, aunque sentía la ausencia de ella, esto sería totalmente diferente. El Titi era como un padre para mí, la unión que tenía con él era muy fuerte (parecida a la que tienes con tus hermanos o un hermano gemelo, que en ese tiempo sentía que tenía alguno perdido por el mundo, con otra edad, otra cara incluso otra familia, pero en esencia, mi hermano gemelo que en algún momento el universo me llevaría a estar con él). En parte esa unión iba más allá de la propia vida, era algo que determinaban como familia de luz o familia universal, claro estaba que él era un ángel y su energía era más potente que cualquier otra persona, pero en el fondo sentía que teníamos un parentesco y para mí él era como un padre.

Un día lo estuve comentando con Uriel de porque sentía esa relación y esto es lo que me contestó…

-        Esta es la segunda vida en este planeta de Humiel, tienes este vínculo con él, porque hubo una vida hace unos cuantos años atrás, dónde estabas en Italia, que él fue tú padre y el vínculo que tienen sigue con el paso de las vidas porque se unieron para la eternidad. – respondió Uriel.

-        ¿Fue mi papá? ¿En Italia? ¿Cuánto hace de eso?- pregunté sorprendida.

-        Por allí en el año 1400, en una ciudad llamada Firenze. – respondió.

No me sonaba la ciudad, ni sabía cuál era, pero resonaba en mi corazón la vida italiana, siempre me ha gustado mucho la pasta, los tallarines y taglateles son mi pasta favorita. Eso me hizo crecer una pequeña sonrisa mientras que el Sol se iba poniendo en la montaña que siempre me había entrado tanta curiosidad pero no tenía nombre, y que algunos Seres de Luz lo bautizaban como la montaña del Hangar, una entrada a Agartha.


Mi padre estacionó el auto en el aparcamiento de afuera del hospital Santa Cruz, en zona azul, así que tocaría pagar por el tiempo que estuviéramos allí. Con mi mamá nos adelantamos, creo que fue la primera vez que vi a mi madre caminar tan rápido sin plantearse fumarse un cigarrito antes de subir a la habitación. Subimos al ascensor y cuando las puertas se abrieron de nuevo en el primer piso, me quedé clavada en el sitio, porque mis ojos veían al gran Arcángel Azrael con sus alas negras, pero sus ojos azules me estaban mirando fijamente.

-        Laia, debemos hablar. – dijo Azrael.

Recomendación: Corazones Malheridos - Netflix Película.

HR.

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