martes, septiembre 14, 2021

La Santa Muerte Me Visita

 

Me encontraba la noche del Sabbat, en casa de mi abuela Filo que ya saben que ascendió hace unos meses y actualmente vive en Telos (Agartha en 5D), junto al Señor Ojos Verdes y a nuestros hijos (que nacieron en 5D en otras vidas). Estaba poniendo la mesa para las 3am, ya que como me encontraba de vacaciones en la comarca del Empordà, cuando voy allí suelo empezar el día en 3D a las nueve de la mañana, y eso quiere decir que no celebro el ángelus con mi familia Agartiana. Cuando de repente, llamaron a la puerta y mi abuela fue a abrir, mientras que yo y mis dos hijas Tauriel y Eireen terminábamos de poner la mesa.

 El Señor Ojos Verdes con la ayuda de nuestro hijo Ávalon ayudó a colocar al Senhior en la silla, ya que hace poco le operaron de la pierna y no puede apoyar el pie por unos días. En el momento en que envíe a al Tiet Josep a ir a por más platos dentro, salió al patio Aurora, la mujer del Arcángel Uriel y se dirigió hacia a mí para susurrarme en la oreja “tienes visita, Haia. Dicen que es importante.” Y le dije “¿Quién?” y Aurora dijo “Azrael me ha dicho que no sería importante si te interrumpiera en tú día libre”. Así que me fui al recibidor acompañada de Aurora.


El Arcángel Azrael no iba solo, reconocí a su compañero y nada más verlos supe que era importante, así que les invité a pasar, le dije a mi abuela que iría en un rato al patio, mientras que acompañaba a Azarel y su acompañante a la sala para hablar. Nos sentamos en los sofás, le dije a Aurora que fuera a buscar al Señor Ojos Verdes, porque esto era importante para los dos. Pocos minutos más tarde, el Señor Ojos Verdes se sentó en el sofá a mi lado.

AZRAEL: Bueno, en primer lugar gracias por atendernos aunque sea en estas circunstancias, y en segundo lugar, creo que no hace falta presentaciones, él es…

YO: Oxalc Calak.

CALAK: Oxalc Haia.

Me sorprendió mucho que Calak estuviese con Azarel, porque suelen trabajar separados, una vez les dije que el Arcángel Azrael es el de la muerte, pero en realidad no trabaja solo, tiene un compañero que se reparten las listas de los desencarnados. Por un lado Azrael se ocupa de aquellos que todavía tienen algo de luz en su interior y los lleva al puente de almas, pero Calak es quién se encarga de aquellas personas que mueren matando a otras personas y las acompaña directamente al Umbral (lo que ustedes llaman “Infierno”) la culpa les envía directo a ese lugar, por eso a Calak se le llama La Santa Muerte (en otras ocasiones también se le conoce como la Parca).


Recuerden para aquellos que lean esto, que para identificarlos es muy fácil Azarel tiene alas y Calak simplemente usa una túnica negra pero no es un esqueleto, aunque parezca un viejo anciano casi a punto de ser solo huesos. El origen de Calak es una aldea que hay a las a fueras de la ciudad de la Cruz del Sur en el planeta Acrux en la constelación Cruz del Sur. Ambos vienen de la 9D y ninguno es malvado, ni satanás ni nada por el estilo, solo son los jefes de la reencarnación, a pesar de que se rigen por la ley del Consejo de Orión de la reencarnación.

Debido a que Azrael es uno de los doce arcángeles hermanos de San Miguel Arcángel, no se puede ocupar de las personas más densas, necesita a un compañero que sea más “denso” para aquellas personas que no reconozcan la luz que son en su interior. Por eso se dividen el trabajo, aunque tienen un montón de guerreros de la vida y la muerte, pero ellos son los jefes de esa sección solo en la Tierra.

Su visita era extraña porque no suelen presentarse ni en días festivos, ni los dos juntos, pero algo importante se estaba cociendo y teníamos que saberlo…

AZRAEL: Me temo que tenemos malas noticias, venimos del largo viaje a las profundidades de la oscuridad en las bajas esferas, y no sabemos todavía cómo está pasando, pero hay algo oscuro que se está materializando en las dimensiones duales y que pueden afectar a las civilizaciones que residen en dichas dimensiones y que estén en proceso de ascensión planetaria, como es el caso de la Tierra.

SEÑOR: ¿Qué han visto exactamente?

CALAK: Ha desaparecido dos planetas duales en el norte de la galaxia de Orión, y una está totalmente arrasada por una oscuridad tan densa que nunca lo habíamos visto.

Fruncí el ceño y miré al Señor Ojos Verdes directamente a los ojos, ¿qué había pasado?

YO: ¿Qué planetas?

CALAK: Kufuh y Aneh. Talfhë no hay supervivientes.

¡Mierda!

YO: ¿Han hablado con el Consejo de Orión?

AZRAEL: Si, he enviado a uno de nuestros guardianes a avisar a la Cruz del Sur. Pero al parecer el primer círculo ha caído en manos de lo que podrían ser supervivientes de la guerra de Orión.

CALAK: Los restos que había de lo que han usado para aniquilar Talfhë eran similares a las naves Reptilianas de los oscuros.

SEÑOR: ¡No puede ser! ¿Han regresado?

Azrael y Calak lo confirmaron con la cabeza. Era muy grave, así que me puse de pie y me fui al recibidor a buscar el saco del Señor Ojos Verdes, necesitaba el intercomunicador para avisar al arcángel San Miguel y todas las unidades para alertarles de ello. Teníamos que hacer algo para evitar que el siguiente círculo cayese, porque su destino era fijado. La oscuridad había regresado con mayor fuerza y Gaia se vería perjudicada en la siguiente caída.

Si esto pasase, los gobiernos que se encuentran ocultos detrás de los políticos que salen en la televisión, podrían tener más oportunidades de ganar la manipulación y este planeta quedaría abatido en una guerra dónde los cuatro reinos quedarían rebajados a su merced hasta su destrucción. El aviso de Calak y Azrael, servirá para intentar evitar la caída del segundo círculo de creación para que el universo mediante el salón de los espejos, no refleje esa oscuridad perversa en nuestra actual sociedad y mueran así más personas que están, repito, bajo nuestra protección, los Seres de luz.


Como ya dijimos, la activación del chakra corona es super importante para que todos ustedes puedan conectarse definitivamente y de forma consciente al universo y puedan así, ascender en la luz. Aceptando sus propias sombras, pero los gobiernos andan haciendo un plan (mandados por Gämael y la Serpiente Envenenada que no es la Kundalini) para arrasarles a ustedes. Durante todo este tiempo, les hemos estado cuidando bajo la capa invisible, pero desde hace meses que nos hacemos visibles para que vean la verdad.

No les queremos asustar, eso lo hacen los oscuros, nosotros solo les animamos y les acompañamos a que trabajen en ustedes mismos, conózcanse a sí mismos y serán liberados de las manipulaciones, la luz reside en ustedes en sus corazones. Si sienten el amor que sale de estas palabras, somos nosotros, vuestros hermanos Seres de Luz. Estamos con ustedes, sin capas invisibles, directas reflejando sus ojos de amor ante la verdad.

Un apunte, Calak nunca me ha visitado hasta ahora, la primera vez fue dónde les dije en Acrux y esta ha sido la segunda vez, 86 vidas después hace unos 150.000 años.

PD. sigue nuestro canal de youtube, les dejamos el último video, aquí:


 

Recomendación: Far over the misty mountains cold – Geoff Castelluci.

HR.

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viernes, septiembre 10, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 102 [2T]

 

Agarré la mochila, me fui al patio cubierto junto con la clase y le dije a la Carmen, que me tenía que ir, mi mamá ya le había avisado de que iría solita allí. Al salir, seguí las indicaciones que mi padre me había dicho, me fui a la derecha hasta el final de la calle, justo allí en la calle Enrique Delaris, vi la puerta de color verde con el nombre del centro. Miré a ambos lados para que no me atropellase ningún auto y crucé la calle, era la primera vez que cruzaba una yo solita, me sentía mayor e importante, pero al mismo tiempo me sentí impotente, incluso pensaba en no llamar al timbre e intentar irme a casa.

-        No te preocupes, mi amor. Todo irá bien. ¡Vamos! – dijo Uriel me agarró de la mano y nos quedamos delante de la puerta.

-        Que alto está el timbre…- me quejé.

-        Espera, que te ayudo. Te agarro y tú haces un saltito, ¿ok? – dijo Uriel, se agachó, me agarró de la cintura.

Contamos hasta tres y di un salto, el más alto que jamás había dado, cuando pude tocar el timbre, lo hice y Uriel me bajó de nuevo para que nadie más viera algo raro. Aún no me acostumbraba que los demás no le vieran a él, así que estaría volando a medio metro de altura sin explicación ninguna.

La puerta de cristal traslucida se abrió, una mujer de unos cincuenta años, con el pelo anaranjado con un peinado muy raro, parecía de señora mayor, llevaba unos lentes pequeños para sus ojos, solía vestir con ropa bastante llamativa y amplia, aunque mostraba perfectamente sus curvas de mujer, unos pantalones al estilo clásico con la raya en medio siempre de un color en liso, y botines con tacón.

-        ¡Hola! ¿Eres la Laia?- me dijo.

Solo lo pude afirmar con la cabeza, me quedé muda.

-        Soy la Maribel, una de los monitores y creadora de este centro, entra.- me dijo amablemente aunque se veía que su carácter era fuerte.

-        Gracias.- dije.

La Maribel se giró algo sorprendida porque el dije gracias, pero enseguida entré a dentro, ella cerró la puerta detrás de mí.

Me quedé quieta observando la pequeña sala de espera que había con dos sillas de mimbre negro que miraban a una pared decorada por un pequeño mural que supuse que los demás alumnos del centro habían dibujado, con temática de primavera, al ser Abril. La Maribel me adelantó y la seguí, un pequeño pasillo continuaba la sala de espera, con cinco puertas, por los cuales ninguna estaba cerrada. Empecé a girar y observar el lugar, la puerta al lado de la sala de espera, era el despacho en ese momento estaba vacío, a la derecha había más pasillo todo estaba decorado en blanco tanto las paredes como el suelo blanco con manchas de gres, al estilo departamento de los años ochenta.


Dos puertas se podían ver que la que daba cerca de la calle, era una gran sala dónde solo había juguetes y cosas para dejar fluir la imaginación, luego una sala con mesas y sillas.

-        Entra y deja tú mochila aquí.- dijo la Maribel.

-        Ok.- dije.

Entré en esa sala, y dejé la mochila en el suelo.

-        ¿Llevas merienda?- me preguntó.

-        Si.- contesté.

-        Pues agárrala y vete al patio.- dijo la Maribel.

-        Ok.- dije.

Mientras que buscaba la merienda, el timbre de la puerta principal sonó, al parecer fui la primera en llegar, así que cuando ya tuve la merienda, la Maribel ya no estaba conmigo, había ido a abrir la puerta. Me quedé observando en el umbral, para ver si reconocería a alguien, entraron dos niños, uno de ellos era Xevi de mi clase, el otro nunca lo había visto pero la Maribel le llamó por un nombre que me inquietó bastante, porque también se llamaba Sergi. No me sonaba de haberlo visto en el patio del colegio, así que pensé que podría ser de otro colegio.

Xevi dejó la mochila y entró en la sala, para saludar a alguien, me giré y no me di cuenta de que había dos monitores sentados haciendo manualidades. Me acerqué lentamente, sin querer incomodar a Xevi, porque no le había gustado mucho mi llegada al lugar.

-        ¡Hola Pep!- le dijo con una sonrisa Xevi, jamás le había visto así saludando a un adulto.

-        ¡Hola Xevi! ¿Cómo estás?- le contestó el monitor que también parecía muy mayor, casi igual que la Maribel.

-        Bien… ¿Qué haces?- le preguntó.

El timbre siguió sonando en intervalos de cinco minutos como mucho. Yo me quedé allí, intrigada por lo que hacían los monitores.

-        ¡Hola! ¿Eres la nueva?- me dijo el monitor joven de hecho parecía recién salido de la universidad.

-        Hola…- dije con timidez.

Pep se giró y me sonrió, yo me presenté y ellos también, el joven monitor se llamaba Iván y estaba en prácticas. Como estaban hablando de otras cosas, me giré y me fui al pasillo.

-        Dary, ¿sabes a dónde se va al patio?- susurré sin que nadie me viese.

-        Sí. – dijo me agarró de la mano y simplemente le seguí.

En la primera sala, que habían nombrado la sala de talleres, tenía dos ventanales que daban directamente al patio, así que Uriel sospechó que por el pasillo del fondo se iba. Al llegar allí, ese pasillo tenía un poco de loma, y vi que estaban los baños, el de chicos estaba al lado de la otra sala y el de chicas, lo más cercano al patio. Al final del pasillo, a la izquierda, había una puerta con cristal, se veía el patio, así que salimos, subimos la otra loma y finalmente llegamos al patio que era todo de tierra batida como en los campos de tenis. Había una canasta de baloncesto y el resto podía ser cualquier cosa, para darle a la imaginación.

Todos los demás chicos y chicas que llegaban entre ellos la Ana de mi clase, se iban al patio a jugar, no era muy grande pero cabíamos todos. Hasta ese momento, no parecía un infierno, pero de todos modos ¿Cuánto tiempo podría durar esa buena vida? Pep e Iván terminaron de hacer manualidades y se fueron a vigilar el patio, entonces, escuché el timbre ya casi a las seis menos cuarto, aún faltaba gente por llegar, me había terminado la merienda y me picó la curiosidad de entrar con la excusa de mirar una cosa de la mochila.

De nuevo la Maribel abrió la puerta, la sombra que se veía tras la puerta no parecía de un niño, sino de un padre, era tan alto que casi media dos metros. En cuanto la Maribel abrió, me quedé sin palabras, aquel señor alto era el niño y se llamaba Jesús y también era su primer día, le acompañaba su madre, que entró hasta la sala de talleres, para dejar la mochila de su hijo y le actualizaba el colegio a la Maribel. Jesús se quedó mirándome y yo a él, era tan grande que daba algo de respeto, así que me giré y me quise volver al patio, pero Uriel me agarró del brazo y me detuvo, con la otra mano me estaba invitando a volver a la sala de talleres, no le pude decir que no.

-        Habla con él, necesita un amigo, como tú… - me dijo Uriel.

-        Hola, soy Jesús ¿y tú?- dijo él me asustó.

-        Laia. ¿Cuántos años tienes?- me intrigaba demasiado.

-        Ocho años ¿y tú?- contestó.

¿PERDÓN?

-        Siete recién cumplidos.- le dije.

Me fui al patio y Jesús me siguió, mientras pensaba en la altura de su madre, tampoco era una torre, digamos que era de estatura media y pensé que quizás su padre era alto. Yo a su lado parecía una brocheta, bueno y todos, porque incluso era más alto que los monitores. Por un momento pensé que era un ángel, pero se me quitó de la cabeza, era demasiado fantasioso pensarlo, en ese tiempo pensaba que los ángeles no podían encarnar en 3D. Aunque sería muy lindo conocer a uno encarnado, a otro a parte del Titi claro, pensaba que lo suyo era único, aunque ya me dijo que muchos lo habían hecho, pero en el fondo seguía pensando que no lo hacían de encarnar.

A la hora de jugar, vi porque Jesús era diferente, nadie jugaba con él aunque fuese gigante y tanto él como yo fuéramos los nuevos, a mí me invitaron a jugar a baloncesto, mientras que a Jesús se quedó junto a los monitores jugando a ser una serpiente. Fue en ese momento cuando supe que su animal favorito eran las serpientes, de cualquier tipo.

-        Dary, ¿Por qué no me cuentas algo de él?- le pedí susurrando mientras que nadie mirase, era complicado no éramos tantos como para pasar desapercibida.

-        Si tanto quieres conocerlo, ¡ve a por él! – me dijo Uriel.

-        ¿Cómo? ¿Así, sin más?- dije avergonzada.

-        No estás en el colegio, aquí eres libre de cualquier carga que tengas en clase, mi amor. Mira a tú alrededor, ¿ves a alguien que te mire raro por ser quién eres? ¿Acaso sientes el mismo mal rollo que hay en clase aunque haya gente de ella? – dijo Uriel, extendió los brazos y dio vueltas sobre sí mismo con una sonrisa de felicidad y paz.

Lo cierto es que me sentía bien a pesar de ser el primer día, mis sentimientos de miedo que tenía al venir, me habían desaparecido al jugar al baloncesto, con personas que no sabía ni sus nombres. Aunque hubo uno que sin saber porque se me quedó grabado, era de origen marroquí y se llamaba Azadine, un chico más grande pero con un noble corazón. Era alto, pero no tanto como Jesús, al mismo tiempo era bastante flaco, tenía unos ojos cafés y un tono de arena de playa hermoso. También me hice amigo de él, para ponernos a hacer carreras era ideal, porque me contó que él le gustaba mucho el atletismo, pero en casa al ser uno de los mayores de siete hermanos, no tenían para ir a clubs de Atletismo. En España las extraescolares están bastante caras, el Tripijoc como era un centro que entrabas vía el ayuntamiento, el precio era bastante económico para familias numerosas.


En mi casa nunca me ha faltado un plato caliente, ni calefacción, ni ropa, pero en ese tiempo tampoco vivía demasiado bien económicamente, recuerden mi padre era el único que traía dinero a casa, porque mi madre no encontraba trabajo, en ese tiempo se estaba terminando de sacar el graduado escolar, algo que decidió dejarlo de jovencita porque su situación en la casa dónde se crío no le permitía continuar estudiando.

Por eso nunca me apunté a ningún club deportivo, porque se me daban muy bien los deportes, cualquier deporte siempre se me ha dado bien, incluso actualmente, en gimnasia solía sacar sobresalientes, y cuando fui más grande, en religión también sacaba esa nota, en la primaria era más difícil sacar sobresaliente en religión desde mi perspectiva universal.

En cuanto lancé el balón a canasta y no la había encestado, me fui con Jesús que jugaba solo con su mano izquierda que simulaba ser una serpiente. Con él, tenía que hablar en español, el catalán no lo entendía a pesar de haber nacido y criado aquí.

-        ¿Esta serpiente de qué categoría es?- le pregunté siguiéndole el rollo.

-        Es una boa constrictor.- dijo al mismo tiempo que empezó a decir todo lo que hacían las boas, parecía una enciclopedia animal en su cabeza.

-        ¡Wow! ¿Cuál es la más mortífera?- le pregunté.

-        Las anacondas y las cobras, por su veneno.- respondió Jesús. 


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HR.

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viernes, septiembre 03, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 101 [2T]

 

A principios del mes de Abril del año 2001, a tan solo dos meses para que mi primer primo segundo de parte de Garcia estaba a punto de nacer, fue un jueves algo diferente a lo que estaba acostumbrada después de pasar la semana santa. Ese mediodía la iaia Filo me vino a buscar al colegio, me tocaba almorzar con ella, después de comer y mientras que hacíamos tiempo para que fuese la hora para ir de nuevo a clase, estaba en el comedor aprendiendo cosas con el tiet Josep.

-        ¿Te has dado cuenta de la cantidad de espacio que hay allí arriba, en el universo?- dijo el tiet.

-        Si, se ve gigante.- respondí alucinando.

-        ¿Crees que debe haber vida en otros planetas?- preguntó.

-        Seguro que si.- respondí.

-        ¿Alguna vez has visto una nave de otro planeta deambular por nuestro cielo?- siguió preguntando.

No le quise responder, porque obviamente sabía la respuesta, sí la había visto e incluso he estado dentro de uno de ellas o varias. Nunca le había compartido nada sobre ese tema, pero tampoco tenía autorización para hacerlo, aunque el tema me apasionaba tanto… que me puse algo triste, porque tenía que esperar una respuesta puramente humana y condicionada por la mente de 3D.

-       


En el universo hay mucha vida, tanta que no eres capaz de poder contarlos, pues si así fuese, te faltarían dedos, y neuronas porque recuerda, los números son infinitos y la mente de una persona no es capaz de imaginarse hasta el número más largo, porque el conocimiento de ellos sigue siendo limitado.- empezó a explicar.

Empecé a sospechar porqué sabía esa información si él tan solo me explicaba sobre dimensiones, ¿cómo podía saber tanto sobre el universo si nunca había estudiado una carrera? El Tiet Josep, había dejado de estudiar a los 14 años, y se fue a trabajar a una imprenta en Torelló hasta que se jubiló. Nunca se casó, pero sí que en algunas ocasiones cuando fue joven conoció una mujer pero la cosa no le funcionó. Se había pasado toda su vida, imprimiendo libros y octavillas de políticos o de publicidad. Su relación con el universo entorno a hacer algún curso más adelante sobre cosmología o astrología, pero no fue así, por ende esta explicación solo podía ser una cosa: es un conectado.

-        Hace unos veinte años, tuve una experiencia que me cambió la vida por completo. Me encontraba de paseo en medio de la naturaleza por estas montañas que se ven alrededor de Manlleu, y en un pequeño prado me encontré a una persona realmente extraña. Era un hombre muy alto, que medía más de dos metros, tenía el pelo largo hasta los hombros rubio, una piel muy blanca, llevaba un pijama azul con una estrella encima del pecho.- me explicó.

-        ¿Quién era?- dije impresionada.

-        Me dijo que se llamaba Ashtar, y además me dijo que venía de las estrellas. No le creí mucho, hasta que vi una nave sobrevolando nuestras cabezas y cuando volví a mirarle, él había desaparecido y la nave también.- explicó.

¡Dios santo!

-        ¿Conociste a Ashtar Sheeran?- le pregunté flipando.

-        Más tarde me invitó a su nave… espera, ¿cómo sabes su apellido?- me preguntó.

-        He estado en sus naves, hace dos semanas subí al Comando por segunda vez desde que estoy en esta encarnación.- le confesé.

Josep, alucinó.

-        ¿Qué hay allí a dentro? Yo nunca he subido a una, siempre me han visitado en plena naturaleza, nunca me invitaron a entrar.- preguntó curioso.

Le conté todo lo que podía saber, tal y como esperaba no podía compartirle las misiones pero si como son las naves. Alaniso me contó en la última experiencia, de que en algunos contactados no les dejaban subir porque no estaban preparados a nivel biológico a soportar la estada dentro de la nave.

-        ¡Wow! Así que Ashtar tiene un hermano y mujer…- comentó.

-        En realidad es el mayor de cuatro hermanos, uno de ellos dice que está encarnado en este tiempo en algún punto de Europa, y el otro trabaja en la Hermandad Blanca.- le dije.

-        Increible. Me has dejado sin palabras, Laia. Yo venía a enseñarte sobre el universo y al final has sido tú quién me ha enseñado cosas.- comentó de forma graciosa.

-        Sí, yo tampoco sabía que eras un conectado.- le contesté.

Llegó el momento de volver a clase, me llevó como siempre el tiet Josep, pero de momento ya solo hablábamos de otras cosas, aprovechando que él se iba a dar una vuelta después de almorzar y yo tenía que volver a la tortura, pero estaba contenta porque a las cuatro tocaba clase de música con la mejor profesora del mundo que se llama Merçè. Hasta ese momento, la clase de música me había parecido no muy interesante si el resultado no era bailar, pero tras conocer a la Merçè, dentro de mí despertaron las ganas de aprender a cantar aunque no me iba a dedicar a eso, solo para poder cantar las canciones que me gustaban y ponía con el radio cassette. Eso fue gracias a esta profesora, porque a partir de ese momento, aprendí mucho en sus clases, pero también le dije a Gabriel a ver si podíamos cantar también en sus clases de baile particular, y ¿Qué creen que dijo? ¡Por supuesto que lo aceptó y me enseñó a cantar!

Recuerdo en una clase con el Arcángel San Gabriel, que me puse con el cassette a cantar y él me contó algo muy interesante que quiero compartirles…

-        ¿Alguna vez te has preguntado porque existe el canto en la música? – me preguntó.

-        ¿Por qué queda mejor?- dije.

-        No,…- realizó una pausa porque mi pregunta le causó gracia.- las canciones no simplemente sirven para bailar o ambientar un momento mágico, como en las películas. Tanto la música, como la letra de la canción, transmiten un mensaje al mundo. – dijo Gabriel.


Abrí los ojos como si fuera un pez nadando en medio del océano y me prometí a mí misma que a partir de ahora intentaría entender las letras para ver el mensaje que transmiten.

-        A través del canto, todo lo que significa hablar o usar las palabras para un fin, tienen como consecuencia, la creación de sucesos en la vida que te rodea. ¿comprendes? – dijo.

Arqueé una ceja y le miré raro. Él comprendió que no lo había entendido.

-        De acuerdo. Quizás así, lo entiendas… - dijo mientras que rebuscaba en su saco y de allí apareció una guitarra española.

A veces me solía cantar, pero al ver la guitarra sabía que algo sorprendente estaba a punto de suceder.

-        Si en casa te sientas, en el sofá sueñas y en tus mundos te metes, sabrás que estás siendo el dios de tú propia realidad. – empezó a cantar sin tocar.- con tan solo resonar una nota. – tocó una cuerda de la guitarra.- puedes crear cuanto necesites. – siguió tocando.

Encima de la mesita tenía un vaso pero me había terminado el agua, Gabriel simplemente dijo “tengo sed, beberé de este vaso” agarró el vaso y antes de beber, vi como de repente apareció agua en el vaso.

-        ¿Cómo has hecho eso?- le dije.

-        ¡Es fácil! Cree en ti y crearás la realidad que desees. – respondió Gabriel.

-        ¡Es una guitarra mágica!- dije emocionada.

-        Si así lo crees. Toma. – Gabriel me entregó la guitarra pero no sabía tocarla.

Agarré la guitarra y simplemente toqué una cuerda y empecé a decir “agua conviértete en zumo” agarré el vaso de agua, pero aunque lo alcé igual que él, no cambió, seguía siendo agua. Me frustré y lo repetí varias veces, pero nada.

-        ¡Ay, mi amor! Para crear hay que saber amar, des del control no conseguirás nada, ama y crearás la vida que deseas… - aconsejó Gabriel.

En la guitarra no estaban los poderes, la humanidad siempre piensa que para ser poderoso tiene que encontrar una roca, un bastón o algo que le haga poderoso, cuando en verdad solo necesita una cosa, aprender a AMAR.

-        ¿Por qué hay que amar para crear?- le pregunté.

-        Paciencia, mi querida. Muy pronto lo descubrirás por ti misma. – respondió.

Me enojaba cuando respondían de esta forma los ángeles, sabía que intenta igualar al gran Arcángel no sería fácil, pero al parecer todavía no era suficientemente buena como para conseguir eso tan… fácil. Entonces me pregunté ¿qué es el amor realmente para poder AMAR?

En cuanto sonó el timbre, el corazón me dio un salto porque me había ido tanto que ni recordaba dónde me encontraba, ya eran las cinco de la tarde del jueves. Siempre me alegraba ese timbre, porque dictaminaba mi libertad hasta al día siguiente a las nueve de la mañana, pero fue extraño, ese día me hubiese quedado tres horas más antes de tener que ir a mi nueva extraescolar. Empecé a tener miedo, porque a mí los lugares nuevos no me gustaban demasiado, sobre todo si había gente que no conocía, realmente era tímida de chiquita, me costaba mucho relacionarme y que me obligasen a ir a un centro porque un profesor lo había autorizado me hacía sentir mal.

Este nuevo lugar se hacía llamar Tripijoc, le había preguntado a mi madre en qué consistía pero no me había dicho mucho, solo dijo que así haría amiguitos, algo que no iba en busca de ello. Había escuchado un rumor por las clases, de que ese lugar era horrible, porque te ponían más deberes a parte de lo que tenías que hacer para clase y yo no quería ir. Pero ya era demasiado tarde, mis padres habían pagado la matricula, aunque fuese casi terminando el curso. 

Recomendación: Sarandonga - Lolita Flores.

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