domingo, enero 17, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 66

 

Nada es imposible, así lo decía el Titi cuando algo impactante e imposible se presentaba ante sus narices y yo acaté su mantra sin darme cuenta casi, pero con mucha razón. La humanidad todavía estaba lejos de todo esto, pero tampoco eso significa que no lleguen nunca a hacerlo. Aunque solo tenía seis años de vida, sabía que tenían razón los Seres de Luz, ya me había dado cuenta de que en muchos aspectos los humanos no acababan de entenderme.

Mientras seguíamos esperando a llegar a Mintaka o por lo menos acercarnos, Uriel y yo nos fuimos a la cafetería, curiosamente tenía hambre. Bajamos las escaleras de caracol, para volver al pasillo central circular, a la segunda puerta a nuestra derecha, entramos y llegamos a una cafetería bastante grande, dónde pudimos ver el resto de la tripulación que había a bordo, unas treinta Seres de Luz, entre ellos dos ángeles.

Nos sentamos en la barra, nos atendió un maestro que estaba limpiando varios vasos con un trapo.

-        ¡Hola Uriel! ¿Cómo te va todo? – dijo el camarero mientras que chocaban sus manos fuertemente y yo me quedaba observándoles sin entender nada.

-        ¡Hola Malk! ¿Bien y tú?- contestó Uriel con una sonrisa muy agradable.

El camarero habló largo y tendidamente con Uriel, intentaba comprender su conversación, pero me desconecté en el momento en que hablaron de hijos. A pesar de que era algo inusual hablar de que los ángeles también se pueden casar y tener hijos, humanamente se piensa que los ángeles no tienen vida propia y siguen solteros toda la eternidad… ¡qué pereza! No me imagino no poder estar con el Chico de Ojos Verdes simplemente porque religiosamente se diga que los Seres de Luz no tienen vida propia, por no tener libre albedrío… efectivamente, la humanidad debe cambiar y mucho…


Agarré mi zumo de frutas que normalmente me tomaba en 5D, como la conversación seguía en auge, decidí caminar por la cafetería, mientras que observa a los miembros de la tripulación. Todavía era nuevo para mí estar allí, pero me sentía muy tranquila y muy normal, como si realmente llevaba demasiada experiencia estando allí.

En una mesa que estaba vacía y cerca de un ventanal que se podía ver perfectamente la noche estrellada y las estrellas del espacio exterior, me quedé allí esperando y disfrutando de las vistas. Hasta que un ángel que no era Uriel, me interrumpió.

-        ¿Echabas de menos estar aquí arriba? – dijo, el ángel llevaba la túnica de color azul, sus alas eran grandiosas blancas con las puntas plateadas.

-        No lo sé, pero creo que si…- dije para ser amable.

-        A ti siempre te han gustado los viajes estelares, querida. – dijo con una sonrisa de complicidad.

-        Disculpa pero… ¿quién eres?- le pregunté.

-        Yo soy el Arcángel San Miguel y es un placer volverte a ver guardiana – dijo me ofreció la mano y la acepté.

¡Mierda era mi jefe y no le había reconocido!

-        ¡Saludos!- dije me puse firme para saludarle golpeándome con el puño derecho el corazón.

-        Descansa, no estamos en ningún acto oficial, querida. Puedes relajarte. – dijo entre pequeñas risas.

-        Lo siento, me he puesto algo nerviosa… Es la primera vez que te veo…- le dije.

-        Descuida. Pero me puedes llamar Mic, así me llaman los amigos - informó.

Técnicamente ya era guardiana, pero como ya les dije, tenía que seguir entrenando porque era demasiado chiquita para entrar de nuevo en una unidad.

-        Me alegro que vayas a volver a la unidad cuando cumplas la edad mínima, querida – dijo admirando mis actos.

-        ¿Por qué lo sabes?- la curiosidad me pica demasiado, lo sé…

-        Tus hazañas son noticias en el universo y corren como el viento, querida. Eres especial, muy especial. Aunque no lo entiendas ahora, todo lo que haces, da vueltas por el universo y en cualquier rincón saben de ti. Mientras que tú ves puntos sin conexión, en realidad todos saben de ti y pronto tú sabrás de ellos… a su tiempo, claro. – explicó de tal forma que me dio vergüenza pero también no entendía nada.

-        No entiendo, ¿por qué ocurre esto?- pregunté.

-        Pronto lo sabrás, querida… - me miró a los ojos y se puso a reír.

Entonces empezamos a charlar un ratito de otras cosas, mientras que el viaje se hacía cada vez más corto.

-        ¿Así que el arcángel más importante del planeta Tierra se encuentra en realidad escondido dentro de una nave de la Hermandad Blanca?- pregunté intrigada por saber la respuesta.

-        No me escondo, solo estoy de paso por aquí. – dijo riéndose de mis palabras. – Curiosamente vamos a la misma dirección – concluyó.

-        Mintaka.- dije.

-        Orión, yo me bajo antes que tú. Dios quiere que recoja unos documentos del planeta Tierra y se los entregue personalmente – dijo.

Se me cambió la voz y la compostura cuando escuché la palabra Dios, él lo iba a ver directamente. Quería preguntarle más cosas, pero Uriel nos interrumpió y me tuve que ir con él, porque ya estábamos llegando, así que nos fuimos a la puerta de salida a esperar.

-        Dary, ¿Dios se mueve por el universo también?- le pregunté.

-        No lo suele hacer, todas sus visitas van a su casa. – contestó Uriel.

-        Ok. – contesté y cambié de tema.


A pesar que la idea de Dios que mi abuela tenía en el aspecto religioso, no tenía nada que ver con lo que yo había vivido durante esa boda. ¿Por qué andan tan equivocados los humanos con el concepto Dios? Según la clase de religión del colegio, Jesús llegó para salvar el mundo y pasó por una especie de… crucifixión. Esa idea me daba miedo, por eso las religiones nunca me gustaron en esta encarnación, la humanidad siempre busca un salvador y cuando Dios les concede la petición, lo matan clavado a una cruz de madera y lo torturan hasta debilitarlo, pero ¿qué clase de FE es esta?

-        Dary, ¿por qué los humanos tienen miedo de nosotros de los que vemos el reino de Dios y colaboramos? – mis preguntas eran demasiado profundas para una persona, pero un ángel era como tener la gran enciclopedia universal sobre el funcionamiento del universo en el que vivimos.

-        No entiendo tu pregunta, amor – contestó frunciendo el ceño un segundo.

-        A Jesús lo mataron, y venía a enseñarles la vida universal. Dios les manda el mejor de sus maestros y la humanidad lo mata por hablar de Dios. ¡Eso está mal! Si tenían miedo de él, entiendo porque los ángeles están ocultos a ellos, y nosotros que estamos colaborando… ¿qué pasará? ¿tendrán miedo también o nos tacharán de locos como a Aros?- dije.

-        Interesante pregunta, mi amor. El hecho de colaborar ya te pone en riesgo ante el resto de la humanidad que siguen viviendo sus vidas, pensando que lo que hacen es importante para la sociedad en el cual nunca están felices. ¿Crees que tienen miedo? – me preguntó.

-        Si, cuando veo a un compañero que termina encerrado en un psiquiátrico, me pregunto ¿por qué nos tratan así? Dicen que estamos locos, pero solo es la Divinidad lo que los demás dicen Fe. ¡No lo entiendo y es muy injusto!- dije algo molesta.- ¿A mí también me va a pasar lo mismo que a Aros? ¿Soy carne de psiquiátrico?- dije arrugando la frente cruzando los brazos delante del pecho.

-        Lo evitaremos en todo momento, mi amor. Pero el riesgo que tienes al haber aceptado todo esto, verás las recompensas con el tiempo, en el momento que se acerqué tú misión y propósito de vida. Allí si que deberás ser valiente. – informó Uriel.

-         ¿Qué va a pasar entonces?- pregunté.

-        Te van a dar el permiso para mostrarte tal y como eres, van a saber de ti y van a saber todo esto. Muchos colaboradores saldrán a la luz y entonces el gran trabajo tan solo empezará a hacerse. ¿Sabes en qué categoría te pusieron? – dijo Uriel sus ojos mostraban más divertimiento que pavor, era extraño pero intrigante.

-        No.- dije.

-        Como pilar de conciencia. Tendrás que enseñar a la humanidad a ser una sociedad consciente de luz. – dijo.

Uriel contó también que este trabajo lo había elegido antes de encarnar, por eso tanto misterio para saber la misión y el propósito, puesto que el trabajo no tiene nada que ver con esas dos cosas, solo es algo que según los ángeles “prepara lo inevitable”.

La sala de reuniones de Mintaka era muy hermosa, una cúpula de cristal hecha con triángulos de hierro, dónde a fuera se veía naturaleza divina y muy hermosa. Dentro de esa sala había unos 1.000 seres de luz en total, cada uno tenía asignado un asiento, en ese momento me sentí algo sola porque Uriel tenía que sentarse en otro lugar, pero solo iban a ser por pocas horas. A pesar del lugar que era hermoso, me gustó mucho ver a los seres de luz, la gran mayoría no eran de la misma civilización (no solemos decir “especie” porque es despectivo igual que “extraterrestre”), pero todos se llevaban muy bien y por respeto todos hablaban el mismo idioma, uno llamado Arcturiano, que curiosamente entendía perfectamente.

-        ¿Es tú primera vez aquí? – preguntó un chico joven con el cabello rubio con rulos, los ojos eran azules y era bastante alto a pesar de que estaba sentado a mi derecha, vestía un mono azul.

-        Si, ¿y tú? – pregunté.

-        Vengo por quinta vez en los últimos dos eones. Soy Arcturiano, ¿y tú? – me ofreció la mano y se la acepté con una sonrisa que él mismo copió con educación.

-        La Tierra.- dije.

-        Oh, de Gaia… ¡Muy interesante! Me llamo Amour.- se presentó.

-        Mi nombre es Laia. Un placer.- dije con educación.

Me quedé mirándole directamente a los ojos mientras arrugué la frente.

-        Que nombre tan interesante, ¿qué significa?- le pregunté curiosa de mí.

-        Significa <la batalla del amor>- él sonrió y le respondí igual.

-        ¡Qué bonito!- se me escapó.- quiero decir, interesante…- dije para arreglarlo.

No pudo responder, porque nos interrumpieron. Un ser muy alto con el pelo largo pelirrojo y con los ojos algo más grandes que de costumbres violetas, como el director de IÓN, Saint Germain. Nos mandaron a callar a todos los que estábamos reunidos en esa sala, para dar comienzo la reunión.

-        Queridos hermanos, bienvenidos a lo que va a ser la última reunión en Mintaka de nuestro Concilio. Pues al terminar la reunión, Mintaka no va a permitir visitantes por los próximos tiempos y hasta que los hostiles dejen de amenazarnos con destruir nuestro legado. – dijo el Ser, puso a todos en vigilia, puesto que nadie se lo esperaba.

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HR

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domingo, enero 10, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 65

 

El ángel aterrizó junto en la piscina de forma tan sutil que nada vibró, miré la puerta de la terraza por si mamá o papá había notado alguna cosa, al no haber ninguna novedad, me acerqué a ellos.

-        ¿Qué pasa?- pregunté interesada.

-        Oh, mis disculpas Laia, soy un emisario de Orión y le vengo a traer un mensaje de carácter urgente – dijo el ángel con unos formalismos que no estaba acostumbrada, incluso parecía que iba a inclinarse, en realidad parecía un mayordomo de aquellas películas de princesitas que a veces no tenía más remedio que ver en la televisión por poner algo.

-        ¿Qué ha pasado?- dije arrugando la frente, no era bueno tener noticias de allí.

-        Quieren invitarla a usted y a su ángel de la guarda a la reunión de Mintaka de urgencia que se realizará dentro de dos noches. Se les pide que vengan físicamente en el lugar. ¿confirmo vuestra asistencia a la reunión oficial de Estado? – dijo el emisario.

Arqueé las cejas en señal de sorpresa, ¿una reunión de Estado en Orión? ¡No entendí nada! ¿Por qué se me pedía mi presencia allí? Al recordar Mintaka, me acordé de lo que había hecho hacía pocas semanas, así que vi que era importante.

-        De acuerdo.- contesté.


El emisario dejó la invitación a Uriel, también formaba su nombre y sin decir casi adiós se fue volando tan rápido que no le pude seguir el rastro, volando por el cielo azulado de esa mañana de verano tan rica.

-        ¿Por qué tenemos que ir a Orión?- le pregunté a Uriel que miraba la invitación completa, era muy parecida a una invitación de boda.

-        Por lo que dice aquí, están convocando a todos los que sean miembros de la legislación de Orión, tanto el Consejo, la Orden Kármica y el Consejus Maximus. Todos en Mintaka. Parece muy importante, y tenemos que ir, mi amor – informó Uriel, por la cara que ponía de serio no parecían buenas noticias esa reunión tan grande.

-        Seguramente que querrán agradecerme que les salvé la vida, ¿no?- dije.

-        No, aunque estés en esta vida y no te acuerdes, sigues formando parte de la Orden Kármica en este planeta. Por lo tanto, se te invita en señal de colaborador de la Orden. – me informó.

¿Perdón? No pude responderle solo me quedé en blanco pero arrugando la frente, mi memoria no daba para tanto, no entendía ni media palabra de lo que estaban diciendo, pero por alguna razón teníamos que ir.

-        ¿Cómo iremos a Orión?- le pregunté.

-        Tengo que hacer un par de llamadas, seguramente que unos viejos amigos nuestros estarán encantados de llevarnos. – dijo Uriel.

-        ¿Qué viejos amigos? – se me escapó.

-        Los que están allí…- señaló el cielo pero no vi nada.

Esa noche llegó bastante rápido, pasadas las dos de la madrugada, Uriel y yo que ya estábamos cambiados y doblados, me ofreció la mano y nos fuimos volando por la ventana de la habitación, las estrellas brillaban con mucha intensidad durante el viaje astral. Nos dirigimos hacia el oeste, lejos de Manlleu y hacia los pies de una montaña que nunca me había fijado que estaba, al lado antes de cambiar oficialmente de municipio, nos quedamos esperando pisando el campo de maíz a una distancia considerable, sin dejar de ver las estrellas. Estaba tan intrigada de lo que podría pasar, que no me pude resistir a hacerme un montón de preguntas.

-        En cinco minutos llegarán… - informó Uriel.

-        ¿Quién?- dije.

-        He conseguido que un viejo amigo nuestro nos lleve en su nave. Cuando lo veas quizás te suene. – él sonrió como si fuese un niño con zapatos nuevos.

Dejé que el tiempo me dijera quién sería, pero al recordar que aterrizaría una nave, empecé a mirar alrededor por si acaso estarían personas viéndonos.

-        No te preocupes, estamos en otra dimensión, si por si acaso encontramos aventureros ni se darán cuenta de absolutamente nada, incluso si van drogados o bebidos, ni se enteran de nada… - dijo Uriel tan tranquilo.

-        Ok.- contesté.

-        ¿Estás nerviosa? – me preguntó Uriel.

-        No, tengo curiosidad más bien. Ya viajé en nave ¿recuerdas? – le dije.

-        Pero no en una nave como esta, es muy diferente a la de aquel día. Tenemos que cruzar más de 8.000k en tan solo media hora, ya te puedes imaginar a qué velocidad tendremos que ir, ¿no? – dijo Uriel arqueando las cejas de forma graciosa.

Entonces recordé una de las clases de IÓN de científica estelar, dónde nos tocaba calcular la distancia que había ente la Tierra y algunas constelaciones importantes, y Orión está a 12.000k aproximadamente. La K es la unidad de medida más universal sobre la distancia entre sistemas y constelaciones en el universo, hace muchos eones se aprobó hacer una cálculo especifico y universal para ubicar las civilizaciones. Por ejemplo 1K equivale a 120.000km y se suelen llamar kurbhas o Kuadrantes. (Si lo pasamos a KM son 1.440.000.000km aproximadamente).

-        Por allí vienen. – dijo Uriel señalando el firmamento.

Una nave gigante empezó a verse perfectamente sobrevolando a pocos metros de altura de nuestras cabezas, y a mesura que se iba acercando, no se escuchaba ni un ruido, los motores eran muy silenciosos y discretos eso eran puntos a favor para nosotros. La nave de forma triangular y blanca, aterrizó a unos diez metros de nosotros, entonces una rampa salió de la nada y de allí bajaron dos Seres de Luz uniformados de azul, con el pelo largo y rubio y los ojos azules, se acercaron a nosotros, uno de ellos llevaba una especie de cinta que cruzaba su pecho con insignias. Nos acercamos a ellos, lo suficiente como para terminar abrazados.

-        Nos alegra volver a tenerte en órbita, Laia. Déjame que me presente, soy el Maestro Ascendido Ashtar y esta es mi esposa la Maestra Ascendida Roxanne, y somos miembros del Comando Ashtar de la Hermandad Blanca. – dijo Ashtar, no había escuchado nunca ese nombre pero mi interior resonaba muy fuerte con ellos dos, tal y como me había pasado anteriormente con otros Seres de Luz, ya me conocían.

-        Es un placer. – dijo Roxanne.

-        Gracias por aceptar llevarnos.- dije amablemente pero mi cara decía claramente que no terminaba de encajar en el tiempo y espacio adecuados.


Como se nos echaba el tiempo encima, subimos a la nave, realmente Uriel tenía razón, esta era muy distinta a la que había subido hacía pocos meses. Me quedé bastante alucinada, nada más subir la rampa llegamos a un pasillo muy ancho, nos ofrecieron estar en el puente de mando, así que simplemente tuvimos que rodear el pasillo hacia la derecha y luego subir unas escaleras en forma de caracol, para llegar al puente. Dentro nos encontramos a más Seres de Luz vestidos de distintos colores, entre rojo, amarillo y verde.

-        ¡Capitán en el puente! – gritó una mujer que iba de verde.

Nos ofrecieron estar delante del cristal para ver en primer plano el viaje que íbamos a hacer, pero al final decidí quedarme un poco más atrás, al lado de dos Seres de Luz que al parecer manejaban la nave con botones y entre otras cosas. La verdad es que me sorprendió que la tecnología fuese bastante futurista, pero la entendía. Antes de partir, alguien me toco el hombro, me giré la mujer de verde me sonrió y yo me la quedé mirando.

-        ¡Me alegra de que estés de vuelta! Soy Janice la jefe del departamento de sanación y viejas amigas de tripulación. – dijo algo nerviosa porque tenía que volver a presentarse, por la cara que hacía, le era incómodo.

-        Un placer, siento no acordarme de ti, todavía.- le dije me puse triste al decirlo, me sentía una extraña pero al mismo tiempo me sentía en lo que quizás había sido un viejo hogar.

Me quedé contemplando sus cabellos lisos negros como el carbón, que desentonaba totalmente con los demás de la tripulación que mantenían el rubio platino perfecto.

-        No importa. ¿Si lo deseas, a la vuelta hacemos un chocolate caliente en la cafetería?- me preguntó Janice.

-        Claro.- contesté amablemente y con una sonrisa.

-        Perfecto. – contestó.

El Capitán Ashtar dio la orden para poder empezar el viaje y Janice tuvo que regresar a su puesto en el puente. A penas notaba nada, en cuanto vi que la montaña ya no estaba tan alta como se veía antes en el exterior, me di cuenta de que ya estábamos sobrevolando el cielo. Uno de los dos conductores giró a la derecha y se vio Manlleu iluminada bajo una noche estrellada de verano, parecía un sueño tanta belleza junta.


Entonces Ashtar le dio la palabra a Roxanne y le dio unas indicaciones a los conductores y al de ingeniería que acataron la orden de inmediato. Entonces, el suelo vibró por pocos segundos y ni me di cuenta que ya estábamos fuera en órbita, se veía la Tierra tan pacífica, girando como si nada y tan bella, que me emocioné, le agarré la mano a Uriel que me la aceptó, ¿cómo es posible que nuestro hogar sea tan lindo por fuera y por dentro? ¡Madre mía eso es lo que tienen que ver los astronautas en todas las misiones!

-        ¿A dónde vamos? – preguntó Roxanne a Uriel.

-        Mintaka. – contestó Uriel.

Roxanne dio las indicaciones a los conductores y el resto fueron estrellas y más estrellas, brillantes, lejanas y al final todo parecía difuminarse tanto que íbamos tan rápido que no había tiempo de ubicarse. Todo era negro con puntitos blancos brillantes.

En ese momento me giré para ver como trabajaban en el puente, con Uriel nos dimos una pequeña vuelta sección por sección, fue maravilloso. Cada uno hacía su trabajo, escuchando las indicaciones de Ashtar o Roxanne, pero también comentaban cosas de sus últimos trabajos. Entonces me puse a pensar ¿Cuántas personas serían capaces de prepararse para ver esto que yo estaba viendo con tan solos seis años de edad? Mientras que los humanos están pensando en si regresar a la Luna o intentar ir a Marte, y también intentan discutir otras alternativas de usar métodos de transporte hacia el espacio exterior, yo estaba disfrutando de otro viaje más en nave espacial, pero en este caso era hacia los confines de nuestras constelaciones conocidas.

-        ¡Es impresionante, Dary!- susurré para que no me escuchara nadie más que Uriel.

-        ¿Mejor que la otra? – preguntó.

-        Si, por supuesto. – contesté.- Hay mucha gente que pagaría mucho dinero por simplemente estar en una de estas naves…- dije.

-        La humanidad si se lo propone, quizás pronto se haga realidad, pero deberá aceptar las condiciones, pues si no lo hace, nunca podrá alcanzar estos viajes por sí solos. – informó Uriel.

Yo estaba de acuerdo con lo que había dicho.

Recomendación: After en mil pedazos - película en prime video.

HR.

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jueves, enero 07, 2021

THE FIRST 6 MONTHS OF 2021…

 

Today we have a message from the family of light…

The new era, the new path, the new humanity… for years we was waiting the beginning and now we are here, a week later a lot has happened to me… the first and the most shocking for me is I’m meeting again with my coworkers that always we get together on 5D and now there are here in 3D. The most shocking is they live here since 80s, so they really aren’t coming where we thought they would. Don’t look the sky and wait to see a ship or anything, but you have to see at the street and wat to see them, touching the ground with her legs, dressed like us and like nothing they look at you with a frank smile and you know what they are. You don’t doubt it at any time it’s them and they’re here.


The beginning it’s happening so it will be in the next six months.
Hold on what is coming it is the great change that they are so afraid of and you know it’s inevitable, what happened in 2020 it’s nothing compared to what’s coming in 2021. Remember that a year ago I told them that the I AM would turn people upside down for change their lives. Don’t be afraid it’s just evolution.

In the first six months, we will present a strong surge of the blue ray called the one of bravery. We must be brave since Saturn will put us on trial with ourselves, to know and question whether what we do in our day, this time with the way we behave each day with ourselves, what one really resonates inside or it’s for social accommodation. In the Age of Aquarius nobody follows nobody and all we have our own world that we modify our way and how we want to do it.

While Jupiter he will be watching us let’s see if we comply with universal laws. Those at a basic level are those that govern us at the biological level, emotional and spiritual.

These two planets will be our star guardians during this new era. So do not underestimate them since in just one vibration change, their lives will be change completely. In 2020 it just was a preparation for what’s coming, have faith and trust them. The universe holds at all times but it’s time to be great and accept who one is. Be brave.

Sincerely greets you,

The Hermandad Blanca (HB) and Hermandad de la Reencarnación (HR).

Happy new year 2021!

Recomendation: Los ángeles visten de Blanco – Jarabe de Palo.

HR.

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domingo, enero 03, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 64

 Primer post del año 2021

Me quedé frita en el sofá de casa la Mari después de comer pizza y ver una peli junto a mis primos Juanito y Jordi, mientras que los adultos terminaban la boda en un pub, cómo no tenía 16 años, no pude ir con ellos. Al día siguiente, antes de almorzar nos volvimos a Manlleu, puesto que un día después era el último día de clase y tenía muchas ganas de enviar a la Ramona a tomar viento y recibir el verano con los brazos abiertos.

El último día de clase teníamos la tradición de estar toda una mañana en el patio, observando diferentes espectáculos que cada clase de los seis cursos más los parvulitos habían preparado para finalizar el curso. Eran cuatro horas de espectáculo, sin deberes y sin clases. ¡Fantástico! Nuestra clase había preparado un número musical de baile, con todos los del curso, nos lo habían enseñado en clase de gimnasia, con la música de mama, lávame las botas.

Me sentía nerviosa, puesto que esa era la primera vez que era consciente de lo que estábamos haciendo, era la primera vez que bailaba en público, delante de unos 400 alumnos y más de 30 profesores. Eso era peor que hacer un examen con Lonan, en este caso me valoraban el ritmo y la ligereza del baile, aunque no estaba sola, pero me lo tomé como un examen importante, aunque en realidad no lo era. Nadie iba a valorar eso, pero solo me lo pareció porque en casa, había repasado con Uriel muchas veces para que todo me saliese bien, a pesar de que no tenía la canción gravada, repasé los pasos uno por uno, quería quedar bien, básicamente Silvana estaba entre el público.

Entonces, me acordé que hacía pocos meses Gabriel tenía razón, esa pequeña representación en aquel garaje, me dio fuerzas para lo que estaba a punto de hacer hoy, aunque eso era solo un baile, no una conexión ancestral. Pero también formaba parte de mi formación, lo supuse así. Nos llamaron y nos fuimos colocando en nuestros puestos, ¡qué curioso! Me tocó bailar cerca de los alumnos de octavo, delante de la clase de Silvana, allí en primera fila… ¡qué vergüenza!


Por un momento me quería negar a bailar, pero en el momento que escuché el silencio y la música empezó a sonar por los altavoces grandes, automáticamente me olvidé de quién me miraba y simplemente flui con la música sin prestar atención qué tenía que hacer, simplemente mi cuerpo hacía lo correcto, bailar igual que los demás, pero quizás la fluidez hacía que por mis venas en vez de haber sangre, era una sangre con ganas de bailar, porque me lo estaba pasando muy bien durante toda la actuación, miré a Silvana y ni me percaté si lo hacía mal o no, pero la vi que se fijaba en mí y me gustó. Después de la canción, de sorpresa habíamos querido hacer una canción más que la profesora no sabía, así que nos pusimos una gorra y bailamos una canción popular del momento. Tanto la Ramona como la profesora de baile se quedaron sorprendidas, puesto que esta idea había sido de la clase.

Al terminar saludamos a la gente haciendo una reverencia, enviamos besos al público, y nos volvimos para nuestro lugar a sentarnos.

En el momento del patio, nos regalaron a todos un helado de fresa o limón, yo lo agarré de limón porque me gustaba más, eran de esos de palo y que estaban hechos de hielo, me lo comí tras el desayuno que me había preparado mi madre, un plátano.

-        Dary, ¿por qué mamá me hace esto?- me quejé al mostrarle el plátano.

-        ¿por qué dónde está el problema? – preguntó porque no me entendía.

-        ¿Cuántas veces le tendré que decir que no me como el plátano a bocados y menos en público? Es asqueroso… ¿ahora qué hago?- le dije.

-        Espera…- dijo Uriel.

Agarró el plátano, curiosamente desapareció de mis manos para el ojo de los demás que no estaban mirando, por suerte, y mientras que Uriel no sé qué hacía con el plátano, escuché que alguien me llamaba por mi nombre por el otro lado, me giré, no lo pude creer, Silvana me estaba buscando, se acercó ya con el helado en sus manos, me abrazó feliz.

-        ¡Has bailado súper bien! ¿dónde aprendiste?- me pregunté.

-        Tengo profesor particular.- le confesé ella mostró su sonrisa.

-        ¡Qué pena que no nos volvamos a ver después de hoy!- dijo, estaba triste.

-        ¿Cómo? ¿no vas a ir a la secundaria?- le dije.

-        Sí, pero me marcho de Manlleu. Mis padres se mudan a otra ciudad, muy lejos de aquí y me voy con ellos.- confesó.

¿Cómo? Quería seguir conociéndola… y al parecer no era lo que la vida debía ser.

-        ¿A dónde vas?- le pregunté pero evitaba mi pregunta.

-        ¿Te puedo pedir un favor?- dijo.

-        Si.- contesté.

-        Al final de toda la representación, nos darán un clavel a todos, como no tengo hermanos pequeños, ¿puedes dármelo tú?- dijo

-        Si, claro que si.- le dije contenta.

Me dio otro abrazo y se fue. Entonces Uriel se giró y me dio el plátano, lo había dejado con una parte de la piel, mientras que lo había cortado a rodajas. De esta forma no me mancharía las manos, empecé a comer y luego me tomé el helado mientras le contaba lo que me había dicho Silvana.

-        ¿Sabes a dónde va?- le pregunté.

-        Su ángel ha dicho que… Alemania. Está lejos y va a pasar frío en invierno… - contestó.

Aún no sabía de geografía, pero me pareció que era demasiado lejos, me puse triste. Me dio tiempo suficiente para terminármelo todo antes de que continuasen las representaciones, en el momento que se acercaban la una del mediodía y que era el fin de clases, ese día terminábamos al mediodía. Llegó el momento de los claveles, un momento muy triste, fui hacia los profesores, me dieron un clavel y fui en busca de Silvana, Uriel me ayudó a encontrarla, había mucho lío en ese momento en el patio. Al encontrarla, le toqué la espalda ella se giró y al verme, se emocionó, agarró el clavel y nos abrazamos, yo no lloré pero estaba triste.

-        Te voy a echar de menos…- le susurré en la oreja.

Ella no contestó, las lágrimas le jugaron una mala pasada. Entonces, me tuve que volver con la clase para bailar la última canción, era bailar y cantar la hora del adiós. La canción popular de cada año, que no entendía porque terminaba mareada al terminar la canción.

En el momento que me dejaron las manos, caí literalmente al suelo, encima de Uriel, no sé qué había pasado pero no pude entrar en razón, sin motivo alguno me vino un recuerdo de vida anterior.

Un ancla estaba dibujada en el centro de una plaza, todos estaban sentados con las patas cruzadas, las manos agarradas entre los demás, mientras cantaban una canción con lágrimas, mientras se veía como los volcanes entraban en erupción y todo temblaba. Era de noche y lo último que se oía era el canto de todos que lo hacían en armonía en un idioma desconocido. Vestidos con largas túnicas y collares extraños.


Cuando regresé al presente, me puse de pie y con la ayuda de Uriel, volvimos a clase, agarré mis cosas, me despedí de la clase y nos fuimos hacia el patio cubierto dónde me esperaba la Iaia Filo. Salimos del colegio, con alegría, saltando y gritando con sonrisas increíbles, oficialmente empezaban nuestras vacaciones de verano a dos días de San Juan.

En IÓN aún estaba estudiando hasta finales de Junio, por lo visto iba a pasar de curso, los resultados de las clases eran muy favorables y los entrenamientos también, pero aún era pequeña para volver a la guardia, por lo tanto el año siguiente no tendría entrenamientos obligatorios, solo durante dos veces a la semana, el resto de días podría volver una hora antes. El penúltimo día de clases, me quedé más tiempo en clase de cuidador de reinos, porque quería hablar con Tzorelle, esperé a quedarme solita en clase con él.

-        ¡Te echaré de menos el año que viene, Laia! – dijo Tzorelle con una sonrisa de complicidad.

-        Y yo, pensaba que me tendrías un año más…- le dije.

-        Me tengo que ir, dejo de ser maestro en IÓN, me iré a la parte prohibida. Pero les hablaré de ti, seguramente que querrán saber cómo estás – dijo complacido.

-        No entiendo. ¿Ellos me conocen?- pregunté.

-        Aquí mucha gente te conoce, no me refiero en esta escuela, sino al planeta entero. Eres especial. – dijo.

-        Si… me lo dicen mucho…- dije apartando la mirada, harta de escucharlo y no entenderlo.

-        Ser especial es algo muy bueno, es una virtud. – dijo.

La sección prohibida se decía así porque allí estaban los Seres de Luz que esperaban tener una oportunidad para encarnar en la superficie como Maestros. Eran los enviados para los planes de Dios en este mundo, algo que yo todavía no sabía que acabaría formando parte de ello. Se encontraban a una parada más allá del metro, algo que si ibas a Rama, no podías bajar acaso que fueras un Maestro titulado para enseñarles a los que todavía tienen que venir como futuros bebés aquí arriba y así hacer su trabajo.

Algo me decía que ser especial era lo más interesante y que muchos seres de luz querían ser, pero cada vez que me lo decían yo me sentía aún más tarada de lo que parecía. Durante mucho tiempo, detestaba que me lo dijeran, me lo tomaba mal porque eso significaba que no era como los demás, algo que mi padre se empeñaba a cada rato que lo fuese y él sabía que algo en mí resonaba distinto por eso intentaba hacerme creer que yo era una más del montón.


El primer día de vacaciones oficial, que ya ni tenía que ir a IÓN, me encontraba en casa tan tranquilamente jugando con Uriel en la piscina que me compraron de aquellas que se montan en la terraza cada verano, cuando en el cielo, mientras ponía me hacía el muerto boca arriba, vi un ángel sobrevolar por nuestra casa. Estaba dentro de la pequeña piscina junto a Uriel que estaba sentado con el agua en la cintura, señalé hacia arriba.

-        Mira Uriel… ¡allí arriba hay un ángel!- le dije contenta por cuanto tiempo seguiría viendo ángeles directamente…

-        ¿Qué hace él aquí? – susurró Uriel, parecía que lo conocía pero yo no me acordaba de haberlo visto.

 

Recomendación: After: En mil pedazos - Amazon Prime Video (Película).

HR.

HERO&Corporation.

Cuando No Te Permiten Sacar La Sabiduría

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