viernes, noviembre 20, 2020

La Llegada

 

Los cambios que han pasado, seguirán durante el 2021, la razón de porque estamos pasando todo esto, es porque debemos cambiar nuestra forma de SER como humanos sociales y convertirnos en una civilización consciente de 5D. Es por esto que estamos trabajando tan duro, aunque nos duela y perdemos mucho, piensen que tras limpiar los espacios negativos, llegan cosas positivas a nuestra vida. Comprendo que cambiar nos asuste, yo soy la primera que le ocurre, pero es necesario, lo que nos espera después de dentro de 9 meses, es muy importante, no a nivel del reino humano, sino que aquí ya hablamos como familia universal.

El Sistema Solar está a punto de entrar por primera vez en su nueva vibración, los nueve planetas y todos sus satélites y asteroides, están dejando de vibrar en 3D para empezar su cambio dimensional hacia 5D. Es un proceso muy convulso pero necesario si queremos seguir vivos, debemos aceptar estos cambios y empezar a trabajarnos nosotros mismos. Es tiempo de despedirse vivir de forma segura, y empezar a aceptar que los cambios forman parte de este nuevo camino que iniciamos. Da miedo, lo sé, pero este es nuestro destino como humanidad, y si no quieres hacerlo, eres libre de decidir, pero si no lo quieres hacer vas a tener que dejar tú cuerpo y permitirte morir. En cambio si decides aceptar este destino, no vas a morir, solo como tarea principal obligatoria que tendrás será aceptar todos los cambios que se te presenten en tú día a día.


Dentro de nueve meses nos enfrentaremos a la gran prueba, y para hacerlo debemos “estudiar” por eso se habla de la llegada. Hace un año, todos los cargos superiores de Seres de Luz se reunieron durante tres meses consecutivos, para averiguar de qué manera nos ayudarían a “estudiar” para la gran prueba.

Llegaron a la conclusión que la mejor forma para conseguirlo, es enviarnos sus refuerzos aquí en la 3D. Decidieron que todos los voluntarios que se ofrecían a ayudarnos en esto, se dejarían ver en nuestra vibración, pues hasta hace poquito estaba prohibido la aparición directa en masa, solo con ciertas personas y una cantidad muy reducida, pero des del pasado 30 de octubre, que esa norma se cambió por otra que da permiso para la aparición en masa de la Jerarquía Angélica aquí en la Tierra. No simplemente a ciertas personas que ya están preparadas para ello, sino a las que no lo están también. Ya no se esconden tras un seudónimo, ahora ya pueden mostrarse sin problemas.

Durante los próximos 6 meses, van estar llegando oleadas de grupos de ángeles a todo el mundo, pero hay ciertas ciudades del mundo que en días específicos tendrán una oleada masiva de ellos. Todo esto ya empezó, el día 30 de Octubre en Utah (Estados Unidos) llegaron 30 ángeles, y unos días después Joe Biden ganó las elecciones (es el favorito de la Jerarquía Angélica). No se me permite decir dónde más van a venir, pero ya están aquí, no tengan miedo porque lleguen, los ángeles vienen a ayudarnos, es por eso que escuchar al Coro de Ángeles es cada vez más fácil. Recuerden, vienen a ayudarnos, no a salvarnos la vida, el trabajo lo tendremos que hacer nosotros, si un ángel ve que no estás dispuesto a colaborar, dejará de visitarte y tendrás que esperar a que regrese para seguir trabajando.

Más adelante recibirán más información, que ya les iré compartiendo cuando me dejen ellos, ya les dije que ahora estoy trabajando con la Jerarquía Angélica y soy uno de los canales de información de este trabajo de la llegada. Pero hay otros emisarios repartidos por latinoamerica que también trabajan de esto que yo hago, sino confían en mí, pueden esperar a que los guías les ayuden a escuchar a otros que ni conozco que dicen lo mismo que yo. Para que no se piensen que se me paró la cabeza a esta chica que dice que habla con ángeles. ¡A trabajar!

Recomendación: Humo – Jarabe de Palo.

 HR.

 HERO&Corporation.

domingo, noviembre 15, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 57

 

Me acerqué lo más lento que pude, no sabía porque pero quería estar a su lado, escucharla hablar con sus amigos, necesitaba estar a su lado, pero no sabía si me iba a aceptar. Sentía algo muy raro en mí interior, el corazón latía con fuerza y me decía que tenía que estar cerca de ella, y eso es lo que intenté hacer. Su grupo se quedaba en el banco, hablando de cosas que curiosamente entendía, aunque ya eran los mayores, nunca le pregunté el nombre pero yo le recordaba con el nombre de Silvina o Silvana.

Uriel se quedó junto a mí, esperando respuestas de lo que estaba haciendo, puesto que me quedé junto a uno de los árboles más cercanos al grupo, y él sabía que estaba poniendo la oreja a propósito.

-          ¿Qué estás haciendo? – preguntó Uriel.

-          Nada. Solo estoy junto al árbol…- le dije algo avergonzada.

-          Soy un detector de mentiras andante, mi amor. Así que mentirme no te va a servir de nada, solo que me enoje. ¿Qué pretendes, mi amor? – informó Uriel.

-          ¿Quién es ella?- le dije susurrando.

Uriel observó al grupo sentado en el banco, como era la única chica no le tuve que aclarar a quién me estaba refiriendo, se quedó un buen rato observándola hasta que Uriel pudo decirme algo.

-          La veo, ¿qué pasa con ella? – preguntó Uriel.

-          No lo sé, pero es como si la conociera de algún lado, pero jamás la he visto…- dije.

-          ¿Alguna referencia más? – preguntó él.

-          Em… creo que se llama Silvana…- dije frunciendo el ceño.

-          Uy… ya veo mi amor… La recuerdas de otra vida. – aclaró Uriel.


Cuando Uriel dijo eso, mi corazón latió tan fuerte que parecía estar casi al borde de la muerte, hasta que perdí la razón del tiempo y el espacio y empecé a recordar…

Montaba encima de un caballo blanco por la via Augusta de Barcino (Barcelona) mientras que regresábamos de las guerras. La armadura de general pesaba mucho, el escudo era difícil de transportar y mi caballo estaba cansado de tanto caminar sin descanso, en una pequeña plaza ordené a mis hombres que reposaran para alimentar a los caballos. Bajé del caballo y le entregué a mi camarada las riendas, entonces caminé por la pequeña plaza donde había algunas paradas de mercaderes de fruta y verdura.

Mi llegada a Barcino no hacía mucho tiempo en verdad, puesto que en Roma se me había ordenado vigilar las nuevas ciudades tras las conquistas con los Lucitanos y los Celtas. Siendo un hombre de casi 30 años y sin esposa, me había permitido conocer las conquistas de Roma más allá del Tíber, llegando a las nuevas tierras de Hispania. Me paré a comprar una fruta en la parada, por el cual le di media moneda de plata al comerciante, me giré y en el pozo vi a la mujer más hermosa que jamás había visto que sacaba agua. Me acerqué a ella, llevaba una túnica violeta hasta los tobillos, sandalias y un tocado en la cabeza, no parecía del pueblo, pero tenía un alto cargo social.

-          ¿Cuál es tú nombre, belleza?- le dije, mientras mordía la fruta y le miraba con asombro.

-          Silvana Farnese.- dijo mientras que tiraba el cubo al pozo con la cuerda y lo sacaba con fuerza tirando de la cuerda.

-          ¿La hija del médico Farnese?- le pregunté asombrado.

-          Así es, general.- dijo Silvana, pero no tenía mucha atención en mí.

Sus ojos cafés me observaron directamente tras ayudarle con la cuerda, que curioso pero me atraparon enseguida.

Uriel me tuvo que sostener, sin querer me estaba cayendo de lado, supongo que el recuerdo me hizo olvidar dónde me encontraba realmente.

-          Mi amor ¿todo bien? – preguntó Uriel preocupado.

-          Si, estaba recordando de dónde la conozco… ¿qué es Hispania?- le pregunté.

Uriel no me pudo contestar, puesto que nos avisaron que era la hora de estudio, nos enviaron los que estábamos en primaria a la biblioteca del colegio a leer o hacer deberes. Me puse a ver las estanterías de libros, hasta llegar la parte de historia y vi un libro que decía Hispania así que lo agarré pidiendo permiso a la profesora. Se me quedó mirando, cómo si dijese “esto es demasiado difícil para ti” pero en realidad no dijo nada, me fui a la mesa y empecé a hojear el libro.

¡No lo podía creer! Hispania se fundó tras las conquistas de los Lucitanos y los Celtas por parte de la república de Roma, mucho antes de que Roma fuese un imperio y después de su monarquía. Hispania era el nombre que tenía la península Ibérica antes de Cristo. Yo había estado en estas mismas tierras, hace mucho tiempo y Silvana también a pesar de que seguramente ni se acordaba ella de eso, ni siquiera de mí, yo también había cambiado mucho, ahora soy una niña.

Al día siguiente mis padres me dijeron que tenía que volver a quedarme a comer en el colegio, resultaba que el Titi no había terminado sus reuniones en Barcelona. Así que me alegré porque así conseguiría saber más de Silvana. En esa vida me pareció que fue mi mujer, era muy parecido a lo que siento cuando estoy con el Chico de Ojos Verdes. Todo fue como la otra vez, excepto que la espera que volver al estudio, uno de los chicos del banco se fijó en mí.

-          Hola, ¿Qué haces aquí?- dijo.

Me quedé mirándolo, llevaba el pelo ondulado moreno hasta los hombros, parecía mucho más mayor de lo que tenía que ser, aposté que era un repetidor, era demasiado alto y demasiado mayor, porque ya tenía barba.

-          Hola, solo les observo.- les dije.

Se quedaron mirándose entre todos en silencio con caras raras intentando comprenderme.

-          ¿Por qué?- dijo Silvana.

Me costó un poco hablarle a ella, me daba mucha vergüenza.

-          No lo sé…. ¿De qué curso son?- les pregunté.

-          De octavo.- dijo el chico.

No se lo inventaban, en realidad en ese tiempo era el último curso que aceptaban alumnos de séptimo y octavo, a partir del curso siguiente la primaria terminaría en sexto. La secundaria serían cuatro años, y luego vendría el bachillerato, pero eso sería en otro centro, puesto que El Carme Vedruna solo hace Primaria.

Mientras que los chicos del banco hablaban de otras cosas, Silvana se acercó a mí y empezamos a hablar.

-          ¿Sabes quién soy?- le pregunté.

-          No, ¿quién eres?- me dijo con unos ojos de sorpresa.

-          Quizás recuerdes esto…- me fui con ella a la fuente, agarré mis manos y las llené de agua.- ¿te acuerdas?- le dije.

Se quedó blanca, intentando entenderme pero comprendí que no lo había conseguido.

-          Yo tenía… un caballo blanco…- le dije, pero puso la misma cara.

-          Mi amor, la estás condicionando. – comentó Uriel.

-          Entonces, ¿cómo le digo yo que…?- le dije a Uriel, pero a la que me giré, vi que Silvana se volvía con los suyos y no quiso volver a saber de mí en varias semanas.

¿Cómo le cuentas a alguien que la conoces de hace más de 2.000 años? ¡Qué difícil era recordar vidas sino podías explicarte bien! Daños colaterales de ser siempre la niña rara del colegio… igual era positivo, pero tenía sus partes malas como todas las cosas.


Pasaron los días de Abril con esperanzas de que pronto llegara el verano, un curso más quedaría en el pasado y nuevas experiencias me esperaban para el mañana. Una tarde que esperaba en el salón de mi casa a que viniera papá del trabajo, mientras que mamá estaba en la cocina, esperando mirando algo interesante en la televisión. Aprendí a poner música con el reproductor de música del salón, así que agarré los primeros CD de música y con un volumen aceptable, empecé a bailar, hasta que apareció el Arcángel San Gabriel para una clase más de trabajador energético.

-          Hoy vamos a trabajar con los pies, pues son muy importantes para el desarrollo del trabajo que se haga cada vez que conectes en el puente dimensional – explicó Gabriel.

Le escuché atentamente, sus clases eran teóricas pero muy prácticas, me encantaban cada parte del cuerpo que se usaba para ser un trabajador energético tiene su función específica en la conexión, eran muchas cosas, pero explicadas y practicadas de forma lenta y con paciencia, al final entendías mejor este futuro trabajo.

-          Los pies tienen un chakra muy importante, que se encuentra en los tobillos. Con él le damos el aviso al corazón de que el ritmo que usamos es el adecuado para la música que se escucha a fuera en el reproductor de música. – dijo Gabriel.

-          No entiendo. ¿por qué los pies tienen el ritmo y el corazón no?- le pregunté.

-          En realidad ambos tienen el ritmo, solo que uno lo hace de forma automática, y el otro de forma voluntaria. Es decir, cuando uno sigue el ritmo con el pie, se está concentrando en que tiene que mover el pie al ritmo de la música, pero nadie le dice al corazón que debe latir, ¿cierto? – explicó Gabriel.

-          Así es, Gab.- contesté.

-          Cuando movemos el pie para seguir el ritmo, estamos avisándole al corazón de que tú mente no está en otra cosa, está por el trabajo y por eso el corazón puede enviar una señal emocional al espíritu para que pueda enviar su mensaje a través de los movimientos del cuerpo. – informó Gabriel.

Enseguida nos pusimos a hacer pruebas con canciones dónde el ritmo se agarraba con los pies y a veces con las manos, como si tocase un tambor. ¡Qué divertido! Pero perdí el ritmo en cuanto regresó mi madre de la cocina, para atender a una llamada, era extraño porque nadie llamaba a esa hora. Apagué la música y me quedé junto a Gabriel, intentando averiguar qué ocurría, porque por la cara que ponía mamá no eran buenas noticias. Veinte minutos después mamá terminó la llamada, me miró pero parecía que no tenía ganas de decirme qué pasaba, en ese instante papá apareció por la puerta.

-          ¿Qué pasa mamá?- le dije, pero me ignoró.

-          Una de mis tías, hermanas de mi madre, ha muerto. Nos han invitado en casa de la tita Antonia ahora a darle ánimos y estar con la familia.- decía mamá a mi padre.

-          ¿Quién es Antonia?- repetí curiosa.

-          Es tú tía segunda, la hermana mayor de tú abuela Victoria. Viven aquí en Manlleu, así que ponte los zapatos que nos vamos a su casa, ella nos necesita.- dijo mamá.

Mientras que me ponía los zapatos y Uriel regresaba a mi lado tras ese imprevisto, Gabriel se quería ir, pero le agarré de la mano, él se sorprendió.

-          ¡No te vayas, Gab! Quédate con nosotros un ratito más, por favor. Ven, acompáñame, por favor…- le pedí casi haciendo pucheros.

Gabriel miró a su hermano Uriel como si intentasen hablar de ello, pero Uriel le dijo que si con la cabeza.

-          De acuerdo. – dijo Gabriel, yo le agarré de la mano, no le solté en mucho tiempo.

Salimos de casa casi a las nueve de la noche, subimos al auto que estaba en el garaje y nos fuimos por las calles de Manlleu, estaban oscuras y mojadas, esa noche se presentaba con lluvia de aquella que parece no tener fin pero que al mismo tiempo es silenciosa. Me dio la sensación de que la lluvia sabía que alguien de mí familia había abandonado esta dimensión.

Recomendación: Tron Legacy - Solar Sailer.

HR.

HERO&Corporation.

viernes, noviembre 13, 2020

Romperse

 

Una buena música de fondo, relajante que ayude a conectar y no me haga dormir, el ordenador está listo para que mis dedos empiecen a bailar suavemente entre las teclas del teclado y en el documento se marquen las pautas de esta reflexión. Mientras la mente la tengo llena de imágenes, recuerdos que no hace mucho parecían sueños que quizás no se harían nunca realidad, reflexiones que jamás pensé que compartiría y experiencias que me han ayudado a crecer junto a ustedes.


Empecé a redactar y a compartir mis pensamientos, cuando estaba pasando por un momento muy delicado, me encontraba dentro de una depresión que no tenía muchas esperanzas en ese momento, de saber si iba a superarla o terminaría en el fondo del puente de mi ciudad, ahogada y atrapada en las arenas movedizas del río. Durante ese tiempo, las noches parecían no tener fin, las musas desaparecieron y el tiempo solo era el triple de lento de lo que otros se quejan de que nunca les queda y a mí me sobraba… me pasé largos días y largas noches de incertidumbre, sentada en el piso, observando la puerta del armario, como si el color a madera neutro me hubiese enamorado, pero dentro de mí solo sentía el dolor como recorría mis venas y me repetía muchas veces, que estaba sufriendo porque vine a aprender algo que no se me daba bien en ese momento.

Lo que todo había empezado como un desamor, en realidad fue mucho más, no rompí con mi ex, pues yo rompí mi antigua relación que tenía yo ante la vida, y eso quería decir, quedarme yo sola ante la vida insólita sin saber qué me pasaría. La incertidumbre que uno siente cuando ve que ha roto con su pasado y que ahora se encuentra uno en un espacio que no reconoce, es muy duro tener una previsión de que esto en el futuro habrá sido una buena decisión.

Tuve que romper con mi yo anterior, porque no me reconocía como era. Me miraba en el espejo y parecía que viese a otra persona muy diferente a mí, pero físicamente igualita a mí. Mi antigua yo no sabía sonreír, no sabía lo que era agarrar un avión y cruzar medio mundo para ir a una montaña a meditar y conocer a gente maravillosa, tampoco sabía qué era enfrentarse a sí mismo constantemente para conocerse. Le daba miedo casi todo lo que le hacía feliz, por eso vivía acosta de lo que decían los demás, mi antigua yo nunca se hubiese atrevido subirse a un escenario y ponerse a bailar, y conectar convirtiéndose en trabajador energético, ni mucho menos se hubiese atrevido a crearse un canal de youtube y hablar de la conciencia del SER, ni si quiera este blog.

Quise romper con ella, para mostrarle que juntas podemos hacer todo lo que nos propongamos hacer, y que el miedo que sentimos a veces cuando las cosas se complican, es simplemente un aviso de que lo que nos espera es algo tan maravilloso, que si nos quedamos encerrados en lo de siempre, luego lamentaremos no haberlo hecho durante toda la encarnación. Rompí con ella, pero en realidad solo quise compartir el mandato, ella se hacía llamar YO y a mí me llamaba SOY y juntas somos el YOSOY.

Recomendación: On the nature of daylight – La Llegada (Película).

HR.

HERO&Corporation.

domingo, noviembre 08, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 56

 

El miércoles cuando iniciábamos el mes de Abril, mis padres a la hora de cenar se pusieron de acuerdo para decirme algo importante.

-          Laia, mañana te quedarás a almorzar en el colegio.- dijo papá.

-          ¿Por qué? ¿Y la abuela?- pregunté.

-          Mañana el Titi tiene una reunión en Barcelona, y tú abuela sigue de viaje con el inserso. Nosotros no podemos darte el almuerzo, así que te quedarás en el comedor del colegio. Luego a las cinco, el Titi te recogerá.- dijo papá.

-          Ok.- dije y seguí cenando.

Al día siguiente, antes de entrar, mamá me llevó por la portería para pagar el tiket para almorzar. Curiosamente ese fue el único día del curso que llegué a la hora, pues si llegabas tarde no había tiket. La clase fue normal, sin ningún problema alguno, cuando llegó la una del mediodía, no tenía ni idea de lo que tenía que hacer, así que me acerqué a la Ramona.

-          Disculpe seño, mire… ¿que tengo que hacer para poder almorzar hoy en el colegio? Mamá ha comprado esto, y no sé qué tengo que hacer.- le dije algo avergonzada, pues los demás niños de clase se estaban quitando las batas para ponerse los abrigos.

-          Ah que bien, te quedas aquí. Pues ahora, en el patio, verás a más niños con la bata, así que no te la puedes quitar, te quedas en el patio hasta que te vengan a avisar.- informó la Ramona.

-          Gracias.- dije y me puse a la cola para bajar al patio todos juntos.


Bajamos y me quedé en el patio, esperando junto a más niños de distintos cursos tanto de primaria como de parvulitos que esperaban, mientras jugaban un ratito. Yo y Uriel nos quedamos un poco tímidos, y nos quedamos junto a las jardineras a esperar, mientras intentábamos hablar de algunos temas.

-          ¿Cómo va la preparación para la primera prueba de rendimiento de los entenramientos, mi amor? – me preguntó Uriel.

-          Lo llevo bien, ¿vas a venir?- le dije, Lonan me dijo que podían venir amigos y familiares, sí queríamos.

-          Claro, si tú quieres, allí estaré. – dijo Uriel contento y seguro de ello.

-          Gracias, Dary.- le di un abrazo disimuladamente, pues intentaba que no nos viera nadie, algo difícil había como veinte niños a nuestro alrededor.

En tres días iba a tener la primera prueba que debía aprobar para continuar el curso en IÓN. Me sentía algo nerviosa pero parecía algo sencillo de hacer, las pruebas de rendimiento serían como un entrenamiento pero con la diferencia de que te examinan si estás cualificada para continuar.

-          Lo que pasa es que la parte del equilibrio lo llevo algo mal, ¿sabes algún truco para mejorarlo?- le pregunté, me puse de pie.- porque mira, cuando tengo que hacer esto…- levanté la pata derecha e intenté mantener el equilibrio durante varios segundos, pero me fui de lado, Uriel me agarró y volví a colocar la pata en el piso.- ¿Ves? No sé qué debo hacer para mantener el equilibrio, tengo que estar así medio minuto.- le dije algo preocupada.

-          Ven aquí. – dijo Uriel que me pusiera delante de él, que se mantenía sentado en las jardineras.- ahora vuelve a hacerlo. – le hice caso, pero a los tres o cuatro segundos, perdía el equilibrio, él me agarró de nuevo y me colocó bien.- ya veo cual es el problema… - dijo, se levantó y se puso de rodillas detrás de mí, me sujetaba suavemente los codos, su voz la escuchaba cerca de la oreja izquierda.- ¿Cuándo lo haces, a dónde miras? – me preguntó.

-          Miro a la pared más cercana.- le contesté.

-          Y luego ¿qué sientes en el corazón? – me preguntó.

Me quedé parada, no entendía su pregunta, un truco que me dijeron fue que tenía que visualizar un punto en la pared, pero la pregunta de Uriel, me dejaba sin palabras.

-          No entiendo la pregunta.- le dije.

-          Recuerda que el corazón es el punto de equilibrio entre tú luz y tú oscuridad. Cuando haces eso, ¿cómo late tú corazón? – preguntó.

-          Muy deprisa.- le dije.

-          Mira, vuélvelo a hacer, por favor. – me pidió y así lo hice.- ahora intenta recordar una imagen que te haga mantener el equilibrio, sea un paisaje o una persona o cualquier cosa que te guste. – informó.

Empecé a observar la pared, levanté la pata escuchando como el corazón latía con fuerza y rápidamente. Entonces, sin saber por qué, empecé a recordar los ojos del Chico de Ojos Verdes mirándome de la misma forma en cuanto nos encontramos en el Metro o compartimos unos días juntos. Uriel me dejó de agarrar, y empecé a mantener el equilibrio, mientras él contaba suavemente hasta llegar a treinta.

-          ¡Muy bien, mi amor! Usa mi consejo para cuando te toque hacerlo en la prueba, y así te saldrá todo bien. – dijo, yo ligeramente me apoyé en su pecho, para darle las gracias.

Entonces, la Patrocinio llegó al patio desde la puerta blanca junto a una campana, nos quedamos observándola en silencio.

-          ¡A comer!- gritaba.- Los de parvulario, ¡ya pueden pasar!- dijo.

Agrupaban los turnos para comer de dos en dos, los de parvularios iban primero, luego llamaban primero y segundo. La Patrocinio nos guio por los pasillos para llegar al comedor, como me había pasado ya muchos patios en ese lugar, sabía ir, pero lo que pasó es que nos dejaron ir por la escalera de los maestros, dónde a nosotros teníamos prohibido subir por ahí. Nos quedamos esperando delante de las últimas clases de tercero de primaria, mientras esperábamos a alguien que nos diera permiso por orden de cola, para entrar en el pasillo dónde se encontraba el comedor y la cocina.

Llegó una señora que jamás había visto, llevaba el pelo negro hasta la mitad del cuello, acompañada de unas gafas de pasta rojas oscuras, iba con la bata de profesora, pero ella no era profesora, era monitora de comedor. Nos dieron permiso para esperar en el pasillo del comedor.

-          ¡Tengan sus tiket en la mano listos para el marcaje, gracias!- decía la señora que aparentaba tener casi sesenta años, muy amable.

Me había puesto el tiket en uno de los bolsillos de la bata, lo saqué y me quedé esperando en la cola de uno. La monitora que respondía al nombre de Carmen, agarraba un tiket y lo partía en dos, para que tuvieras una copia de que habías pasado por allí, entonces podías entrar en la cocina a buscar la comida.

Copié lo que hacía el niño que tenía delante y que por lo visto ya tenía experiencia en esto. Agarré una bandeja de plata con los huecos preparados para separar qué era cada plato, después agarré de una caja un tenedor, una cuchara y un chuchillo, al parecer había sopa de pasta de primero y luego carne con patatas. Fui pasando por el mármol la bandeja, agarrando las distintas opciones que tenía, de postre elegí una mandarina, entonces, agarré la bandeja y cambié de mármol para llegar a la zona del primer plato.

-          ¿Sopa de estrellas o sopa de fideos?- preguntó la cocinera.

-          De estrellas.- mi favorita en ese tiempo.

Continué tras el primer plato y otra cocinera tenía delante un plato gigante de filete empanado y otra con muchas patatas.

-          ¿Uno o dos trozos?- me preguntó la otra cocinera.

-          Dos, por favor.- tenía mucha hambre.

-          ¿Patatas?- preguntó de nuevo.

-          Pocas, no me gustan demasiado.- dije.

Luego llegué al comedor y otra monitora se me quedó a mi lado, me detuve.

-          ¿Eres nueva?- me preguntó.

-          Si.- dije con vergüenza.

-          Ok, aquí tenemos dos reglas muy sencillas. La primera es que todo lo que te pongas en el plato te lo tienes que comer, y la segunda, para sentarte debes seguir al de delante, vamos rellenando las mesas por orden de llegada. No puedes elegir tú, te toca dónde te toca, ¿de acuerdo?- dijo, la chica era jovencita pero era amable, simplemente afirmé con la cabeza y me fui detrás del chico que había delante de mí.

De hecho agradecía que no pudiera elegir lugar como se ven en los institutos por la televisión en américa. Una vez en la mesa, quizás conocías a alguien o quizás no, pero entablabas conversaciones o te enterabas de cosas interesantes, aunque allí el Bullying no aparecía tan fuerte como el resto del día en clase. En la mesa había siempre un jarrón con agua, no siempre estaba fría, pero se terminaba muy rápido y tenías que pedirles a los monitores que trajeran más. Hasta que te decían que tenías que ir tú mismo a la cocina a pedir que te lo rellenasen. En el colegio nadie te hace nada, todo lo tienes que hacer tú mismo, para fomentar la independencia, me gustó.

Me terminé todo lo que tenía en el plato y aún tenía hambre, pero por modestia de ser un día diferente a lo de siempre, al terminar me quedé sentada esperando qué se había de hacer para irse de allí. Entonces, vi a uno de la mesa que avisaba a una monitora, otra chica jovencita que se llamaba Carmen, era un nombre bastante común allí, te revisaba el plato para que diese el visto bueno y pudieras dejar la bandeja en unas vitrinas de metal gigantes y te pudieras ir al patio a seguir jugando hasta que fuesen la hora de clases.

-          ¡Termínate la sopa!- le dijo la monitora jovencita al chico de la mesa.

-          ¿De verdad?- intentó negociar pero no funcionaba.

-          ¡Termínate la sopa y luego veré si puedes irte!- dijo la monitora.

Levanté la mano, la monitora me vio y vino hacia a mí.

-          ¡Muy bien! ¡Ya puedes dejar la bandeja e irte a jugar!- dijo contenta.

-          Gracias.- dije.

Hacían una comida muy buena, de hecho hacía poco tiempo que me enteré que los viernes se quedaba mucha gente porque era el día de la pasta, pero yo en realidad echaba de menos estar fuera de este edificio y estar un rato con mi abuela o con el Titi, charlando mientras comes de cositas más interesantes que de chismes de clase. Pero un día era un día.


Me levanté, dejé la bandeja en el pasillo, bajé las escaleras y volví al patio junto con Uriel. Aún había chicos de sexto que todavía no habían ido a comer, mientras esperaban, me quedé fascinada observando un pequeño grupo que estaban sentados en el banco verde, bajo la sombra de un árbol gigante. Ya empezaba a hacer algo de calor. Ese grupo me llamó la atención por dos cosas, primera estaban sentados hablando de cosas, ya no jugaban a cosas, y segundo, solo había una chica y cuatro chicos. En realidad me llamó mucho la atención la chica, tenía el pelo pelirrojo pero corto, gafas rojas, siempre vestía con pantalón de chándal y no era tímida. Pero no sabía porque pero, ella sentía que la conocía de otro lado u otro tiempo.

PD. Mañana un video especial 150 suscriptores, explicando 2 vidas que viví. Suscríbete en el canal de youtube, aquí.

Recomendación: Una vez más - Teenangels.

HR.

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