viernes, febrero 14, 2020

El Coqueteo En La Constelación De Orión


Durante más de 2.000 años, hemos creído que el hecho de casarse simboliza la unión entre dos personas con la finalidad de formar una familia. En la antigüedad el pensamiento de casarse se tergiversó de su esencia natural universal, para reivindicar situaciones sociales y en la mayoría de casos, para mostrar las propiedades de tierras, por ejemplo cuando la monarquía unía a sus hijas con primos de otros reinos, que de alguna forma seguían manteniendo la unidad genética familiar y los niños cada vez nacían con más problemas de cualquier tipo, que de algún modo, podían crear grandes crisis entre territorios. 

Con el tiempo, usando la terminología “modernidad” nos seguimos casando, pensando que el amor es lo que importa o quizás algunos piensen que el matrimonio solo es para firmar un papel, para darte seguridad de que si le pasa algo a tú bebé, por lo menos tendrá un hogar dónde vivir. De nuevo, no entendemos qué significa casarse, el matrimonio no es un negocio, ni mucho menos, algo que de seguridad. Casarse es comprometerse que a partir de este instante, tú vida ya no es del todo tuya, sigues manteniendo la independencia, pero tus emociones y tus pasos en la vida, a partir del momento en que dices “sí quiero” en el altar, lo que realmente estás diciendo, es que aceptas a la persona que tienes delante, de la forma como es, tal y como es, sin tener la necesidad de cambiar nada, solo aceptarla como es, porque es tú compañero de viaje, alguien que admira tus virtudes y defectos, en que cuando estés mal, va estar allí, y cuando las cosas vayan bien, también estará allí. 

La vida es una montaña rusa de emociones, no esperen que el otro sea PERFECTO, porque al igual que ustedes, también tiene sus defectos y virtudes, pero al estar con el otro y aceptarlo como es, tan solo haciendo esto, ya no están siendo queridos y querer, pues al ver que todas las emociones que sienten por el otro reflejan tú SER, quién de alguna forma muestra tus partes más difíciles que te cuesta asimilar, dejas de querer para darte cuenta de que esa admiración por el otro, es en realidad AMAR, aquel que está dispuesto a respetarte por encima de todas las cosas y que a pesar de todas las circunstancias que ocurran, nunca tendrá la intención de traicionarte, pues sus sentimientos de AMAR, solo verá a los demás como amigos sin derechos a nada, porque solo querrás compartir tú vida, con aquel que aunque tenga que viajar por tanto tiempo, siempre acaba volviendo a casa, y aceptarlo tal y como es, sin cortarle las alas por tus necesidades emocionales, sabrás que realmente SE AMAN POR ENCIMA DE TODAS LAS COSAS, y ese amor, por muchas cosas que sucedan, habrá superado lo que muchos no pueden llegar a superar la MUERTE, porque tal relación perdurará en la siguiente vida.

Si no crees en el amor o en el matrimonio, a mí me suena a resultado, igual que fumar o beber alcohol. Seguramente, que mucho de ustedes, habrán tenido que pasar por situaciones muy complejas, quizás traiciones muy fuertes, o puede que amores no correspondidos. A mí me pasó igual, estuve durante gran parte de mi vida, sin poder comprender, porque siempre encontraba al hombre que menos me correspondía, y en la gran mayoría me creí que no era lo suficiente para la humanidad, y pensé en que quizás debía aceptar hombres que realmente no me respetarían, porque yo sentía que era una cualquiera, una extraña con un cuerpo extraño en una vida extraña, viendo como las personas se mienten para aparentar que todo está bien, ofreciendo al mundo, a la divinidad de existir, sus sonrisas de amargura, solo para no admitir que se jodieron solas y por orgullo nadie quiere reconocer, que quizás al caminar mal, signifique en realidad, que no estamos aprendiendo a valorar algo que a todos nosotros nos duele tanto, que despreciamos al mundo, pero en el fondo, seguimos perjudicándonos a nosotros mismos. 


A partir del 2004 fue cuando entré en el mundo de encontrar a mi “media naranja”, tan solo tenía 11 años, cuando un día regresando del colegio a casa para ir a almorzar, un chico que ya estaba por sacarse la secundaria, sin razón le empecé a gustar. Yo no me había fijado en él, para mí, acababa de existir a finales de Mayo, ya casi terminando el curso. Solía regresar a casa solita, sin amistades, porque realmente mis amigos (por lo menos dos que tuve) vivían por el otro lado de la ciudad y ese trayecto lo tenía que hacer solita. También decir, que mis padres ya me dejaban regresar a casa solita, y también ir al colegio sin sus compañías, sino era estrictamente necesario. Un mundo, se me estaba abriendo a mis ojos, y en ella mi primera independencia, poder ir a lugares de Manlleu, con la compañía de mis guías y en ocasiones de mi perro Bilbo (Senhior). 

Pero un chico se fijó en mí y no era con lo que estaba acostumbrada en clase, para reírse de mí o hacer cosas con sus amigos, despreciándome. Ese chico (que durante mucho tiempo desconocía su nombre), empezó a cambiar su ruta de ir a casa, él ya se encontraba en otro colegio, pero ambos salíamos a la misma hora, en ocasiones se le veía con dos amigos, por los cuales conocía a uno de ellos, porque era hermano de uno de mis compañeros de clase. Aquel chico, quería acercarse a mí, y yo, intentando hacer las cosas como siempre, intentando ignorarlo, porque tenía miedo de que me hiciera daño, aunque no lo conocía, sentía en mi corazón algo nuevo, empecé a sudar, el latido se aceleró y mis palabras no me salían de la boca, las mejillas se sonrojaban… poco a poco me di cuenta de que también en cierto modo me gustaba o por lo menos, algo en mi provocó este cambio. 

Aquel chico vio que yo era diferente, y que conquistarme de la misma forma que hacían las demás chicas, no le funcionaba, por eso, se adaptó a lo que le ofrecía. Al igual ocurre entre animales, uno de los dos tenía que llamar la atención al otro, para pedir permiso al cortejo y luego si aceptaba, empezar la danza. Viviré en el siglo XXI, pero la forma que me gusta que me conquisten es orionino. Eso le complicaba bastante al chico, porque con flores y corazones no era suficiente, tampoco recitando poemas, recomendando películas, haciendo preguntas… las formas de conquista de Orión, son muy especiales, consisten en tres aspectos: Reflejo, Ritmo y Mirada

Si estás leyendo esto, significa que en algún momento fuiste habitante de Orión, por lo tanto, yo no soy la indicada para explicarte en qué consisten, pues tus respuestas se encuentran en tú corazón, medita para liberar dicha información.

Aquel chico, intentó conquistarme y yo a él durante todo el siguiente año, pero nunca se llegó a nada, ni a compartir conversaciones. En algunas civilizaciones de nuestro amado universo, cuando están en fase de coqueteo, no usan palabras para comunicarse, pues en la palabra es el verbo creador por ende, tiene más significado que un silencio. La especie humana, usa las palabras, para conocer al otro, pero solo provoca versiones de una historia que quizás no sea la que debe ser. Entonces, ¿Cómo podemos conocer al otro sin tener que usar las palabras? La telepatía emocional es un buen mecanismo, los animales no hablan y cuando se emparejan, la unión parece autentica, porque lo es. No estoy diciendo que hablar perjudica a la pareja, estoy diciendo que si no entendemos el significado de comunicar algo desde la esencia más pura del universo, de nuestro universo interior, ¿cómo podrás comprender que las palabras son una herramienta que según como las uses, te ayudarán o serán tú enemigo más íntimo? ¿Cuántas veces has tenido problemas con tus amistades, por una tontería que al fin y al cabo fue una palabra mal pronunciada y de la forma inconsciente? Las palabras en el cortejo, pueden cortar todo o darte una chance, pero usarlas sin tener consciencia de ellas, provocas confusión de forma inocente. Aprender a hablar telepáticamente con las emociones, es transmitirle al otro directamente cómo te sientes, mediante la emoción, observar al otro y enviar mediante tus Chakras a los suyos, para que reciba la energía de cómo te sientes. No te preocupes, el resto llega solo.


Hubieron otros chicos con el tiempo, que también intentaron o yo intenté conquistar, pero fue un desastre, incluso me metí en lo peor. Hasta que me di cuenta, que algunos hombres me estaban manipulando o me sentía manipulada por alguien a merced de sus caprichos (no piensen mal). Fue entonces cuando me olvidé de mis alas y que yo soy quién yo soy, durante demasiado tiempo empecé a pensar que no valía para el amor, y me daba miedo el hecho de terminar solita adoptando gatitos de la calle, a todos nos da miedo eso, de no tener a nadie, aunque soñaba con casarme y tener hijos. Por primera vez, tenía algo en común con este tiempo, me daba miedo la soledad y sobre todo ser rechazada. Por eso empecé a dejar de creer en mí misma, y empecé a inventarme una nueva yo, por lo cual no era tímida pero que quería en todo momento encajar en este mundo, a pesar de que la vida social me había rechazado y no querían saber de mí, lo intenté incluso en chicos que me gustaban, pero no estaba enamorada.

Me rompí las esperanzas, era lo único que recibía de ellos, esperanza que daba, esperanza que se rompía sino era ahora sería mañana o pasado o con el tiempo. Daba esperanza y eso no era lo que tenía que dar, porque en cierto modo le estaba diciendo al chico que esperaba cosas de él que no estaban en su corazón, cosas que sí que estaban en el mío, y que por mucho que esperase, no saldrían de su corazón. El universo junto a los guías, intentaron por todos los medios avisarme de lo que estaba haciendo, por eso, mis padres de repente me estaban dando esperanzas para ser algo que no soy, alguien que no está en mí corazón ser, pero en vez de ver eso, veía incomprensión y enojo. 

Hombre tras hombre, aunque las cosas duraban poco tiempo, seguía ocurriendo y el tiempo pasaba, hasta que llegó un momento en que me avergoncé de cumplir 20 años y seguir siendo virgen. Algo que en la sociedad ahora está mal visto (en los adolescentes sí, pero en los adultos es una bendición). Entonces, me perdí a mí misma al empezar sentirme desesperada y nada funcionaba. En ningún momento, me sentía aceptada por nadie, ¿se imaginan por qué? Me sentía que había caído en el planeta equivocado, porque recordaba que había vivido en muchos tiempos en este planeta, pero todos eran muy antiguos en el sentido de que la gran mayoría si era mujer, me casaban con el vecino con tal de que tuviera hijos, aunque el vecino fuera un mal tipo. No importaba, solo importaba tener hijos lo antes posible. Crear vida, sin respetar la vida. 

Y en esta… ¿Por qué no encontraba lo que realmente tenía que ser? Al no haber presión por parte de la familia, eso ayudó a que esta vez, tenía que elegir yo. Pues llegó un chico que aceptaba lo que era, en ese tiempo, es decir, que aceptaba la máscara que me había creado para poder encajar, o sea que no tenía ni idea de quién era, ni él y yo cada día me olvidaba más de mi ser y me creía lo que me había creado. Entonces, se convirtió en mi primer novio oficial, él único que he tenido hasta la actualidad. 

No me la creí durante días, incluso semanas. Pensaba que estaba soñando o que en cuanto todo bajara, esto no existiría más. Por eso no fue un hombre más, pero si que fue el último de una etapa que finalmente pude dejar atrás, la etapa de la mentira. Me mentía a mí misma cada mañana, pensar que era aquella máscara que me había creado para conseguir un hombre, pensando que al conseguirlo, ya no sentiría tristeza. Pero no entendía, porque a pesar de que tenía ese chico, seguía sintiéndome triste… ignoré lo máximo que pude y eso me llevó a lo inevitable, ese chico se dio cuenta de que no andaba bien y en vez de contarle lo que ocurría, porque tenía miedo de que me viera realmente como yo soy, le mentía diciéndole que no tenía nada, y al final, el chico se fue y no regresó nunca más.

Para mi esa relación fue un infierno, básicamente porque me intentaba creer mis propias mentiras, pensando que así debía ser, porque se lo había visto a los compañeros de clase y les funcionaba. Pero a mí solo me provocó una depresión tan fuerte, que estuve 10 meses en la soledad absoluta (excepto la familia, que por no apoyarme, me sentía algo acompañada). Caí en el vacío, cuando todas las mentiras se unieron como anclas unidas a mis pies, que no me permitían ver la luz de mis ojos hacia la fe de que yo misma podía salir de allí, si conseguía recordar cómo se desataban los nudos de las cuerdas de dichas anclas. Muchos pensaron que la depresión, fue porque ese hombre había hecho de mí, algo que no era, es mentira. Yo misma me corté las alas, con cada mentira que decía de mi misma y con cada vez que me creía una ellas. 


Me hundí, de la misma forma que le ocurrió al Titanic, un barco que decían que no se podía hundir, pasó lo mismo con mis mentiras. Dejé atrás por mucho dolor que sintiera a todo aquello que realmente para mi fuese una mentira, por eso dejé atrás amistades de cinco años, me hice responsable de los daños que causarían esas decisiones, pero eran necesarias. Por primera vez en mucho tiempo, al fin me hice responsable de mí misma, así fue como pasito a pasito, día a día, me sané a mí misma todos los dolores, todas las heridas abiertas durante eones, las tuve que cerrar y cicatrizarlas, con cada lágrima que dolía, la paz y la armonía regresaban a su lugar de trabajo. No fue nada fácil, en el silencio más oscuro, regresaba la noche más blanca limpiando la luz oscura de mi SER. Hasta que volví a creer en MÍ.

Siempre he creído que el amor es lo único que puede vencer todas las heridas más horribles que se pueden causar, para sanarlas y volver a estar pletórica. Aprendí a ser AMOR olvidándome de la soledad, la amargura y de los gatitos… el AMOR sigue existiendo en la SOLEDAD, quizás el de pareja sea distinto a lo que estamos acostumbrados a ver en personas mayores que no se han casado nunca. A pesar de todo sigo CREYENDO EN EL MATRIMONIO, pero no como símbolo económico o como si fuera un negocio, sino como el UNIVERSO lo define, como reflejo al mundo, en un ritmo del latido de la unidad, para mirarnos a los ojos y simplemente SER YO SOY.

Pasar por todo esto, fue necesario y era inevitable, porque tenía que encontrarme a mí misma, y solo así, recordaría la llave y el camino que abriría todas las puertas, dónde me encuentro ahora, al lado de alguien muy especial dónde se encuentra mi reflejo, mi ritmo y mi mirada. Dónde no hay lugar para la mentira y simplemente puedo ser YOSOY.

Recomendación: Rosalía – Di mí nombre.

PD. El próximo video será en IGTV (Instagram) daremos la primera clase de Trabajador Energético, de momento es un curso gratuito para que recuperes tu conexión espiritual con el unuiverso, para que empiezas a hablar el idioma del universo: Sonido, luz y forma. Empezamos el 14 de Febrero.

HR.

HERO&Corporation.

domingo, febrero 09, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 14


Me quedé mirando el juego, de alguna forma era muy interesante, se parecía al futbol, pero el hecho de tener que atrapar a uno de los dos conejos, hacía que los jugadores se tuvieran que embarrarse en el fango, de una forma en que inevitablemente tenías que ser muy hábil, tanto físicamente como mentalmente. Me gustaba tanto, que me acerqué a la barandilla, quería seguir observando un ratito más, pero Uriel me agarró de la mano y me frenó.

-          ¿A dónde vas?- me preguntó.

-          ¿podemos ver el partido?- le pregunté.

-          Te están esperando, mi amor. Debemos entrar.- informó.

Le miré a los ojos directamente, para que tuviera un lindo detalle de dejarme aunque fueran cinco minutos. Él sonrió y suspiró aceptando mi petición.

-          Mira, si me prometes que no te vas a mover de aquí. Aprovecho, me adelanto y les digo que hemos llegado. Eso serán más de cinco minutos, quizás sean diez, ¿crees que tendrás tiempo suficiente de mirar el partido?- dijo.

-          Si, no me muevo de aquí.- le señalicé la barandilla y él aceptó, me dio un abrazo con un beso en la frente y se fue para dentro del edificio violeta, yo me quedé a mirar el partido.

No pasó mucho tiempo, cuando noté como un chico que tenía como diez años o más, se me puso cerca de mi izquierda a observar el partido. Ni me fijé quién era, pero curiosamente mi corazón latió con fuerza, su energía por así decirlo me hacía sentir algo alterada y un poco incomoda. Giré la cabeza para observarlo, pero me quedé deslumbrada, el chico miraba fijamente el partido, era alto, tenía la piel color miel como si fuera tostado, una nariz interesantemente increíble, el pelo liso y corto a cinco dedos de distancia. Una espalda recta y bastante fuerte, sus brazos eran largos y parecía se mantuviese en forma, aunque no marcaba músculos como los adultos, porque como ya he dicho apenas tenía doce años. 

-          ¿Eres del nuevo curso?- me preguntó sin apartar la mirada de la cancha.

-          Si, pero todavía no sé cuándo voy a empezar…- dije me costaba hablar, no entendía por qué.

-          Ah, ya entiendo. Vienes a las pruebas de ingreso… ¿supongo?- volvió a preguntar.

-          No, ya estoy aceptada. Mi ángel dice que debo pasar una entrevista con el director.- le contesté ya más segura de mí misma, aunque las manos me temblaban y curiosamente en Agartha no hace frío es primavera constantemente…

-          ¡uh!...- no entendí bien su reacción, hasta que volví la vista al partido y un jugador estaba en el suelo como si se hubiese partido la pierna, pero se levantó todo pringoso del fango y siguió adelante.- Pues entonces, empezarás muy pronto. – dijo, le miré de nuevo y él había despegado al fin la cara del partido y le pude mirar a los ojos, ¡qué ojos más verdes y qué sonrisa más bella! 


Dentro de mí, no sé qué pasó, pero el estómago se encogió de repente y sin explicación, y mis piernas empezaron a temblar, no se veía, pero yo lo notaba. 

-          Soy…- pero antes de terminar él me alzó la mano para cortarme.

-          No, no, no… mejor no me digas tú nombre… prefiero que lo descubramos si el camino nos vuelve a bendecir ¿de acuerdo?- dijo y yo solo asentí con la cabeza con los ojos más abiertos que jamás había tenido en mi corta vida.

-          ¿Estarás por aquí mucho rato?- le pregunté.

-          Solo hasta Junio. Estoy en el último curso. Pero, en cuanto empieces, vengo aquí todos los miércoles, después de tercera hora.- dijo y sin decir nada, se fue.

Solo pude suspirar y observarlo como caminaba rápidamente de regreso a uno de los edificios que habíamos dejado atrás con Uriel. Me quedé allí, intentando encontrarle sentido a lo que había pasado y la reacción de mi cuerpo, pero no encontré nada. 

Uriel no pudo entrar conmigo al despacho del director, tuvo que quedarse a fuera, así que me tuve que andar de valor para cruzar la puerta de madera que tenía delante de mi y sentarme en… ¿cómo? No había sillas, solo almohadas en el suelo, sin mesas, sin nada… solo un Ser de luz muy alto que iba con una túnica violeta hasta los pies, estaba sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Le observé, tenía el pelo rubio y una barba de semanas del mismo color, pero tiraba a naranja, de sus manos salía una especie de bolita de energía de color violeta. Me quedé plantada allí, esperando a que saliera de… ¿qué era lo que estaba haciendo?

-          Toma asiento, querida- dijo, su voz era pausada y muy hermosa, obedecí.

-          Gracias.- le susurré.

Finalmente abrió los ojos y esas perlas amatistas se fijaron en los míos de una forma noble y muy respetuosa. Tenía los ojos violetas, jamás los había visto así, que yo recordase.

-          Yo soy el Maestro Ascendido Saint Germain, el director de esta escuela. – dijo y se quedó en silencio, iba para decirle algo pero prosiguió antes – Te doy la bienvenida a nuestra escuela, nos complace que vengas a terminar de formarte aquí. – dijo con una sonrisa franca.

-          No entiendo, ¿terminar de formarme? ¿En qué?- le dije.

-          Aquí preparamos a todos aquellos hermanos de la superficie – se referían a nosotros, los humanos. – para que en algún momento de su camino, puedan realizar su misión y propósito de vida para Nuestro Hogar Sagrado, llamado Tierra – dijo con tanto entusiasmo que me vino una sensación de tranquilidad y paz eterna.

-          ¿Qué significa eso? – pregunté inocentemente.

-          Cada hermano decidió venir a encarnar a este tiempo, porque ha venido a hacer algo importante para este maravilloso hogar. La misión es el camino que vienen a experimentar, porqué así encuentren su verdadero motivo, es decir, el propósito de porque decidieron venir una vez más.- informó con una amabilidad increíble, no perdió en ningún momento la paciencia, yo solía ser una niña muy preguntona en ciertos casos, y aquel era uno de ellos.

La energía del lugar era muy relajante, parecía que seguía tumbada en la cama, en el regazo de Uriel, y eso me sorprendió porque jamás en la escuela me había sentido así, pero allí era diferente.



-          ¿Cuál es mi misión y propósito? – pregunté intrigada.

-          Por eso estás aquí, querida. Tú misma lo vas a descubrir, con la ayuda de los Seres de Luz. – dijo.

-          ¿Por qué no me lo dices tú mismo? – pregunté mostrando mi inocencia de nuevo.

-          Oh no querida, yo no sé qué viniste a hacer. Tú misma nos dijiste que era un secreto que solo tú podrás descubrir. Nosotros, te ayudaremos a encontrar las pistas de tú propio secreto.- informó.
-          ¿Cómo?- abrí los ojos tanto que casi se me iban a caer de la cara.

Resulta que antes de encarnar, les dejé muy claramente que no querían que me dijeran cuál era mi misión y propósito, desconocía el motivo, pero tampoco recordaba que lo hubiera decidido, de hecho, poco recordaba de ese tiempo entre vidas. Ya saben a lo qué me refiero, el período que se pasa entre el final de una vida y el inicio de otra. Ese tiempo, se llama el período entre vidas o el espacio sin tiempo (más tarde nombrado como cuarta dimensión). 

-          ¿Por qué decidí esto? – pregunté curiosa.

El Maestro Saint Germain se encogió de hombros e inclinó la cabeza hacia la derecha, sin dejar de mirarme a esos zafiros violetas que tenía por ojos.

-          No nos diste una razón, solo querías que acatáramos tú decisión y así se ha hecho, querida. – dijo.

-          ¿Por qué tanto misterio? No lo entiendo…- dije con cara de disgusto.

-          No hay que ponerse triste, mi querida Laia. No hay misterio más hermoso, aquel que sirva para descubrir quién es uno mismo. La mayor aventura de tú vida, tan solo acaba de empezar, querida. ¿Acaso te esperabas que todo fuese masticado? La mayor aventura es descubrirlo uno mismo, y nosotros te vamos a ayudar en todo lo que necesites, estamos contigo para eso, para ser tus amigos y los amigos, se ayudan entre sí.- contestó el Maestro animándome.

-          No debe ser fácil… ser como tú…- le dije sentía que las cosas iban a cambiar demasiado y el miedo empezó a visitarme casi sin darme cuenta, pero Saint Germain me rodeó con su brazo, para sentirme acompañada.

-          No querida, es demasiado fácil ser como los demás, lo difícil es ser uno mismo. – dijo tenía razón aunque no comprendí bien esas palabras.

Acabé abrazándole, no lo conocía de nada, pero su corazón estaba lleno de ternura y mucho amor, más de lo que podía haber imaginado nunca, y de alguna forma, confié en que él y estudiar en este centro, me ayudaría a encontrar mi verdadero propósito en la vida. Quizás para algunos que lean esto les parecerá demasiado pequeña como para empezar a trabajar con lo que realmente vine a hacer en esta encarnación, pero aquellos que trabajamos para la consciencia planetaria, nos ha ocurrido así, la formación empezaba a los cinco años. Quizás no hayan ido a IÓN, pero hay más centros en Agartha que se dedican a esto, lo bueno es que por mucho que no lo crean, quién ha estudiado en Agartha, en el momento en que sube a la superficie para seguir con su día a día, de repente adquiere algunas características a nivel intelectual que los demás compañeros ignoran, porque empiezan a usar toda la capacidad craneal, en vez de usar solamente el 5% que se usa normalmente.

Antes de marcharme, el Maestro Saint Germain tenía algo más que decirme…

-          Debes saber una cosa más, querida… - dijo, yo le miré a los ojos, esperando.

-          ¿Sí?- dije curiosa.

-          Aquel que te va a acompañar a realizar tú misión y propósito de vida, ya ha pasado por aquí y sigue su formación. Tal y como ustedes dos dijeron que ocurriría, manteniendo el secreto hasta que estén ambos listos para rencontrarse en algún punto del camino, su formación será la misma para ambos, pero separados. – dijo con una sonrisa de haber hecho las cosas bien, sus ojos mostraban confianza y aunque no entendí nada, me di cuenta de que alguien en el camino también se estaba preparando para hacerlo juntos.

El Maestro Saint Germain, me permitió salir de su despacho tras cantar un par de canciones en un dialecto que no identifiqué (se parecía al Maghus pero era más cerrado). Y luego pude regresar al pasillo, dónde me estaba esperando sentado al lado de la barra de recepción de secretaría, Dary. 


Me acerqué a él feliz de todo, porque me gustó hablar con el director y tenía muchas ganas de empezar, Dary de pie, nos quedamos a hacer cola en la secretaría porque se suponía que todavía teníamos que llevar unos documentos, cuando identifiqué a Kiahara detrás de la barra atendiendo a los señores que teníamos justo delante. 

PD1. En IÓN se cambia de director cada 12 años, cuando llegué hacía solo un año de Saint Germain estaba en el cargo.

PD2. Si quieren saber más, busquenme en redes (instagram, twitter o facebook) con el nombre Laia Galí HR.

Recomendación: Crystal Pyramid - Cirque du soleil.

HR.

HERO&Corporation.

domingo, febrero 02, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 13


Poco a poco nos íbamos acercando a los Guardianes de luz, y sus vestimentas me resultaron muy similares a las estatuas que había visto en algunos castillos que había visitado en excursiones con el colegio o con mis padres. Lo que con el tiempo identifiqué como vestuario de gladiador romano, pero en ese tiempo, no sabía nada de Roma ni de historia en general. 

-          ¡Bienvenidos! – decía un guardián que estaba a mi izquierda. – ¿identificaciones, por favor?- pidió.

Otro guardián que estaba delante de nosotros, se acercó. Observé como Uriel agarraba la tarjeta y se lo mostraba al guardián, yo imité sus pasos. El guardián me atendió a mí primero, reconocí que llevaba un anillo igual al que se puso Uriel en el dedo índice, y de la misma forma como si pasasen los productos por la caja registradora de un supermercado, se escuchó un pitido y el anillo se iluminó en verde. Para asegurarse, el guardián con la ayuda del otro anillo, abrió esa especie de pantalla holográfica y observó detalladamente.

-          ¡Bienvenida a tú primera visita a Agartha, querida!- dijo con una amabilidad fascinante. - ¡Adelante!- me dejó pasar.

El mismo guardián atendió a Uriel, dónde se escuchó el mismo pitido, aceptándonos a ambos a entrar. Uriel se adelantó hacia a mí, me agarró de la mano y seguíamos en la cola.

-          Ya estamos a dentro. Ahora tendremos que escoger diferentes opciones, así que no te sueltes de mi mano ¿ok?- informó.

Poco tiempo después, dos guardianes vestidos iguales que los anteriores, nos atendieron. Delante de nosotros, la cola se bifurcaba en tres caminos: ALUMNOS, VISITANTES o TRABAJADORES. 

-          Escojan, por favor.- dijo uno de los guardianes.

Uriel agarró mi mano fuertemente, y nos fuimos a la izquierda, por la cola que decía ALUMNOS. Más adelante, nos ocurrió algo parecido, pero era la forma de transporte, entre METRO, AERONAVE o CARRUAJE. 

-          Metro- decía Uriel.




Seguimos así, hasta que al final, nos tocó bajar por unas escaleras y llegamos a una estación llena de seres de luz y personas. Allí ya podíamos ir por libre, me quedé muy impresionada, porque parecía las típicas estaciones que salen en las películas en hora punta, todo el mundo iba de aquí para allá, en busca de su transporte.

-          ¡Wow!- dije alucinando.

-          Este es el modelo de transporte que vas a usar para ir a IÓN. Yo te voy a acompañar, hasta este lugar todos las noches que tengas clase. Pero solo podré acompañarte hasta la puerta de tú andén. Dentro del metro, estarás sola y cuando llegues a tú parada, allí te recogerá otro ser de luz como ya te informé antes. – decía Uriel.

-          ¿A dónde van todos estos transportes?- pregunté.

-          A cualquier rincón de Agartha. Esta es la estación que hay más importante, debajo de Cataluña. Todos los transportes bajan aquí, antes de llegar a Barcelona. – informó.

-          Atención, el metro con parada a Roma está a punto de llegar. Les recordamos a los pasajeros que vayan de inmediato al andén número 4.- decían por una especie de megafonía una voz masculina.

-          ¡Vamos, que sino perderemos el nuestro!- antes de que dijera nada más, me arrancó de las escaleras para ir rápidamente a la salida marcada que estaba justo a la mitad de la sala a la izquierda.

Roma, jamás había estado allí. El metro llegó casi de inmediato, tal y como dijo Uriel, esta vez me acompañaría él todo el viaje, por eso, subimos a dentro y enseguida nos sentamos. El metro tenía unos ventanales gigantes, y los asientos estaban de cuatro en cuatro, nos sentamos en los primeros cercanos a la puerta de salida, al lado había un holograma que iba indicando las paradas. Me senté al lado de la ventana, mi lugar favorito en cada transporte, a simple vista, parecía un tren bastante corriente, pero los asientos eran muy cómodos y todo tenía una tendencia bastante futurista. 

Las puertas se cerraron casi sin hacer ruido, y una voz femenina inundó el vagón.

-          Bienvenidos al metro con destino Roma, les recomendamos que tomen asiento y que disfruten de su viaje. En dos minutos llegaremos a Tolusse.- no sabía cuanta distancia era eso, pero no me pareció que fuera tanto.

-          Este metro solo para cinco veces, antes de llegar a tú parada. Primero en Francia, Tolusse y París, y luego Italia, Milán, Florencia y finalmente IÓN.- dijo Uriel.

-          Pero vamos a tardar mucho tiempo en cruzar tantos países…- dije, hacía poco que sabía los dos países más cercanos a dónde me encuentro. Lo había visto en la televisión, y sabía que esas ciudades estaban muy lejos y que nos tomaría todo el día de viaje.

-          No te preocupes, este transporte va mucho más rápido de lo que estás acostumbrada- comentó.

No se notaba la velocidad, pero a través del paisaje tan bello que estaba presenciando, me quedé hipnótica, se podía ver que era de día, en un atardecer continuo. Las montañas se veían hermosas, con grandes selvas que jamás había visto nunca, especies volaban por los cielos como si fueran pájaros que ya no existen en mi dimensión. Entre los bosques, se veían ciudades, llenas de luces de mucha pureza y simpleza, con una torre muy alta en el centro de cada ciudad.

-          Bienvenida a Agartha, mi amor.- dijo Uriel con una sonrisa de ilusión en su rostro.

Esta maravilla era lo que Anasiel me contó algunas veces, una gran tierra dentro de otra tierra, dónde aquello que brilla por naturaleza, se conserva en esta segunda tierra. ¡Qué maravilla! Habían ríos y lagos y algunos mares que se podían ver, parecía que estuviese en la ciudad de los sueños, pero era la realidad, esa era la realidad de otra dimensión unida a la nuestra. 
 


-          ¿Qué son esos pájaros? – pregunté.

-          No son pájaros, son centuriones. Lo que en tú dimensión dirían un caballo con alas, muy parecidos a los Pegasus, pero la diferencia es que los Centuriones son los hijos de los Pegasus. – contestó.

-          ¿Pegasus?- dije.

-          Un caballo blanco con alas, la historia dice que fue el primer caballo en pisar estas tierras, en su momento era un caballo como los de tú dimensión, pero al entrar a los bosques, le creció alas y pudo volar. De ella surgieron los demás Centuriones, por eso, aquí en Agartha solo hay un Pegasus que solo tiene dos domadores ¿te haces una idea de quiénes son?- dije que no con la cabeza y él prosiguió – El Maestro Jesús y el Arcángel San Gabriel. – dijo.

Los centuriones no eran blancos, pues tenían colores de la tierra, oscuros y con tonos marrones. Captaron por completo mi atención desde aquel entonces.

La estación de Toulouse, estaba dentro de una montaña, de hecho nadie bajó allí, más bien subió más gente, que curiosamente había asiento para todo el mundo. Antes de un abrir y cerrar de ojos, se cerraron las puertas y continuamos el trayecto. Al entrar en Italia, vi ciertas ciudades blancas y radiantes que me captaron mucho la atención, casi todas eran chiquitas, no debían tener más de 20.000 habitantes, era impresionante la cantidad de naturaleza que envolvía cada ciudad, de tal forma tan frondosa, que costaba a veces discernir entre ciudad y bosque.

En tan solo media hora desde que habíamos subido en Manlleu, ya nos encontrábamos a la espera de llegar a nuestra parada. Uriel me agarró de nuevo de la mano y nos colocamos delante de la puerta, dónde la gente empezó a apelotonarse.  Por lo que podía ver, casi todos se bajaban allí, pero tal y como estaba dibujado en el holograma, aún les quedaban dos paradas más a aquellos que se quedaban dentro del transporte.

-          Hoy hemos tenido suerte y hemos ido directo, pero normalmente el transporte que agarrarás tú, tiene una parada en París y allí tendrás que agarrar otro para llegar aquí. Ya me he puesto en contacto con el ser de luz que te acompañará y te va a esperar todos los días en París, luego al volver te volverá a acompañar hasta la misma ciudad.- informó Uriel, mientras subíamos las escaleras para salir de la estación de IÓN.

La estación no era tan grande como la de Manlleu, pero tenía más gente transitando. Me aferré a la mano de Uriel, hasta que finalmente salimos a fuera y un rayo de Sol de ese atardecer eterno, me iluminó el rostro, no me di cuenta de que habíamos llegado al fin a la escuela. 

Me quedé sin palabras, al ver la cantidad de animales en libertad que había alrededor de los diferentes edificios de la nueva escuela, los jardines inmensos que tenía, y los grandes espacios para hacer cualquier cosa, correr, saltar, divertirse, estar con las plantas, los minerales, los animales, y los demás compañeros de la escuela. Al parecer era como una de esas ciudades que había visto durante el viaje, pero era más pequeño.

-          Mira, estos dos edificios son dónde realizarás las clases más importantes. Las demás, serán aquí a fuera, junto a los animales, vas a aprender mucho sobre ellos. – informaba Uriel. – Y si te giras, verás los dos pabellones, el de la derecha es dónde se encuentra el gran comedor, y a su lado, es el edificio de administración, que es dónde nos están esperando. No te lo he comentado, pero hoy tienes la entrevista con el director del centro, quiere conocerte para saber ¿qué día vas a poder empezar al final?- terminó.

-          ¿Una entrevista personal? Pensaba que ya había hecho todo lo necesario para entrar.- pregunté sorprendida.

-          Y así es, pero el director debe verte. No te preocupes, es solo rutina él debe conocer a todos sus alumnos. – informó.

Mientras nos dirigíamos hacia el pabellón de administración que su fachada era diferente a los demás, todos tenían un color de luz blanca pureza total, pero el de administración tenía un color violeta. 

-          Si ves más allí, a tu izquierda… - informó Uriel, le seguí con la mirada vi un edificio más bajo. – allí es el pabellón de entrenamiento, si quieres volver a estar en forma para volver a entrar a la unidad, allí te van a refrescar todo lo que ya aprendiste en las vidas pasadas…- dijo.

-          ¿Y este juego qué es?- dije ya que delante del edificio de administración había una pista de deportes con un juego algo raro que no había visto jamás.

-          Ah, es el popular juego de la rata. Dentro del campo, se introducen dos conejos, uno negro y otro blanco, la intención es que uno de los dos equipos consiga atrapar al conejo blanco, para poder ganar la partida. Es un juego de agilidad mental y física, y muy divertido. – decía con una sonrisa recordando supongo verlo en acción.

-          ¿y qué pasa con el conejo negro? – pregunté.

-          Pierden la partida. – dijo.

Recomendación: universo -  Blas Cantó.

HR.

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