Hoy por ser el último día del año 2021 les tenemos una sorpresa, van a tener doble capítulo y a continuación los pueden leer...
Capítulo 117
Ese mismo mediodía cuando estuve en casa en la terraza esperando a que fuese la hora de almorzar tomando un poquito el Sol de finales de Mayo, me puse a jugar con las sillas de plástico formando como una especie de tren escolar. En un momento en que me puse de pie en una de ellas, pude ver por encima de una de las paredes el Campanario de la iglesia de Santa María, que sin saber por qué siempre me había causado mucha impresión. Pocas eran las veces que podía presenciar la magnifica obra de arte que se había construido ese campanario, el hecho de que el sonar de sus campanas era magnífico, también vivir tan cerca de ellas era maravilloso, pero mi obsesión por esa Torre del Reloj (así le llamaba en mí interior) era de igual forma como un lobo admira la luna cada noche cuando decide no ser tímida y dejarse ver entre la inmensidad del universo estrellado.
- ¿Qué miras con tanta atención, mi amor? – preguntó Uriel mientras se giraba e intentaba buscar algo fuera de lugar entre las terrazas de las demás casas que daban a esa manzana.
- ¿Qué pasa con el Campanario?- le pregunté.
- Nada. ¿Estás bien? – dijo Uriel mientras miraba el campanario intentando ver algo que estuviese fuera de lugar.
- Hace tiempo que me siento como hipnótica hacia él, ¿qué pasa?- dije ya algo indignada con lo que sentía.
Uriel me agarró de los sobacos, contó hasta tres y luego salté para que me ayudase a bajar de encima de la silla.
- Solo es que notas tú punto de referencia, no te preocupes es completamente normal. – dijo Uriel al mismo tiempo que se agachaba, me daba un golpecito dulce en la nariz y me ofrecía una mano para volver a dentro.
- ¿Por qué?- pregunté.
- Va ligado a tú misión de vida, pero aún no puedo darte esa información, deberás aprender a esperar y aceptar que el tiempo dicta la influencia de trabajo que uno debe hacer. – respondió Uriel, al terminar insistió con un gesto de abrir y cerrar su mano para que le diese la mano y nos fuéramos a almorzar, finalmente acepté.
Al día siguiente en la clase de teología con el Padre David, también fue bastante interesante. Él empezó a hablar de cómo Dios había creado el universo y que según la Bíblia la Tierra era el único hogar, es decir que no había más vida más allá de este planeta. Uriel se encontraba agachado a mi izquierda, todo atento a lo que decía el Padre, sabiendo que su nivel estaba algo limitado, mientras que a mi sin querer se me escapó un poco la risa que me tuve que contener.
- Entiendo que son ideas disparatadas y de un limitante, pero mi amor, ¿el respeto qué? ¡No puedes reírte de algo así! – susurraba para que los demás ángeles no le escuchasen.
- Perdón, no era mi intención reírme. Pero, es que lo que dice es como si todavía no se hubiese dado cuenta de lo ciego que es, ¿no ve la televisión de todos los documentales que hay en la televisión sobre el origen de la vida y el universo o qué pasa?- dije susurrando.
- Dónde vive no tiene televisión, pero lee mucho. – dijo Uriel.
- Leer la Biblia mil veces, no es culturizarse. No ve más allá de lo que le obligan a ver…- le respondí.
- Tienes razón, ¿cómo piensas decírselo? – preguntó Uriel.
Antes de pensarlo, levanté la mano directamente, Uriel se quedó sin habla. El Padre David puso los ojos en blanco al verme que quería colaborar pero ni tuvo más remedio que darme la palabra.
- ¿Te gusta leer?- le pregunté.
- Si, leo todos los días las sagradas escrituras.- respondió el Padre David.
- ¿Solo eso?- dije.
El Padre dijo que si con la cabeza.
- ¿De pequeño qué solía leer?- le pregunté.
- También las sagradas escrituras. ¿Por qué me preguntas esto?- dijo.
- ¿No había alguna novela sobre ciencia ficción o romántica que te gustase?- seguí preguntándole, los compañeros de clase no entendían por dónde iba.
- Alguna vez leía novela romántica, pero siempre me aferro al amor de Cristo.- respondió el Padre David.
- No te he preguntado por el amor a Dios. ¿Solo la Biblia?- dije.
- Si. ¿A dónde quieres llegar?- preguntó el Padre David.
- ¿Así que nunca te has preguntado si en aquellos puntos que decimos que son estrellas, puede haber vida?- pregunté.
Se quedó pensativo en silencio un rato, nadie quiso interrumpirle, Uriel me susurraba…
- Vigila cómo lo planteas, mi amor. No queremos recrear aquí una cruzada, ¿ok? – me advirtió.
Le miré para calmarlo y Uriel simplemente se calmó y confió.
- ¿Crees que Dios vive en una de esas estrellas?- le pregunté al ver que no respondía.
- Dios no vive en ningún lado y está en todas partes al mismo tiempo, puede estar en un vaso de agua y ser el agua o el vaso, puede ser el aire, la tierra, la ropa, el corazón de una persona, los ojos que reflejen la luz de alguien al mirarla. El amor de Dios es así, es incondicional y omnipotente como es él. No vive en las estrellas, él está aquí con nosotros.- respondió el Padre David con una sonrisa de enamorado.
- Así es, pero ¿Si Dios creó este planeta solamente, porqué creó los demás como Venus, Júpiter o Saturno? Si le bastaba como creador solo hacer la Tierra, ¿porque creó los demás?- le pregunté.
Aquí el Padre David volvió a pensar en la respuesta pero no obtuvo suerte, los demás compañeros también se quedaron en silencio, algunos pensaban, otros intentaban pasar el rato mirando otra cosa como el techo o la ventana. Mientras que la Carmen me miraba diciendo que si con la cabeza, no entendía por qué hacía eso, pero seguramente que pensaba en algo que por alguna razón yo estaba en ella sin saberlo.
- Además, ¿Te has preguntado por qué tienes esta forma si según la Biblia dice que Dios no tiene forma? La imagen de Dios puede ser cualquiera si no hay una forma específica, de todos modos, eso puede probar de que quizás en otros planetas haya vida, haya otras creaciones de Dios, ¿no lo crees así?- le dije.
Tampoco pudo responder, pero su silencio lo intentó confirmar, hasta que de repente la sala fuimos interrumpidos por otro cura más viejo que se quedó en clase con nosotros y yo simplemente volví a escuchar la clase como si nada.
Al salir de esa clase, escuché como la Carmen hablaba con el Padre David sobre mí, se pensaban que estaba lejos, pero solo estaba en el pasillo, que al escuchar mi nombre, me quedé a escuchar sé que estuvo mal, pero así te enteras de muchas cosas a veces.
- Disculpe que Laia sea así, pero si la escucha e intenta comprenderla, quizás entenderá mejor porque dice lo que dice y hace lo que hace.- decía la Carmen intentándose disculpar por mi comportamiento.
- No se disculpe, solo quería decirle que su alumna es muy especial, ¿lo sabe, no? Todas estas preguntas que ella comparte, literalmente me arranca el sentimiento que llevaba tiempo pensando si dónde estoy es realmente dónde debo estar. Su alumna es muy especial, ¿sabe si hace catequesis?- dijo el Padre David.
- Ella no está bautizada.- respondió Carmen.
- ¿Cómo? ¿Y habla así de… Dios? ¿De qué religión es?- preguntó sorprendido el Padre David.
- Sus padres son Agnósticos y no la han bautizado en ninguna religión. – respondió la Carmen contenta de no ser de ninguna religión.
Hubo un silencio entre los dos que me dejó muy intrigada, los demás compañeros habían vuelto a las escaleras y estaban esperando jugando en el pequeño patio delantero que había delante de la Iglesia de Santa María. Pero yo no podía irme sin saber la respuesta del Padre David, sentía que era importante para mí corazón.
- Pues será verdad…- cambió su tono a preocupado.- algunos pensarán que es la misma reencarnación de la competencia… va a sufrir mucho si sigue así… ¿quién la cuidará?- dijo el Padre David.
- ¿Cómo dice?- preguntó Carmen no lo entendió.
Pero el Padre David se despidió de la Carmen sin decirle nada más, para que no me pillara así, empecé a correr sin hacer ruido hacia las escaleras, las bajé tan rápido como pude, detrás estaba Uriel, una vez a fuera me quedé cerca de la puerta pero me hice la tonta de que no había escuchado nada, cuando vi que venía la Carmen, me sonrió pero se fue con los alumnos y el otro profesor que vino a ayudarla, para ponernos en parejas y regresar al colegio.
Esa misma noche cuando estaba en el metro yendo a París, por la nueva ruta al lado del Chico, se lo comenté.
- ¿Por qué preguntó eso de quien te cuidará?- dijo el Chico arrugó la frente igual que yo.
- No lo entendí, ¿y tú?- le dije.
- Espero que sea yo o Uriel. Por la forma en cómo lo dice, parece que a él le han dicho algo de ti que no sabemos, algo que no parece bueno, porque nombró a la competencia, como si dijese que algunos no podrán ver en ti, la luz que emanas. Esto no me gusta, no quiero que sufras, querida. No lo soportaría.- dijo el Chico, (esa fue la primera vez que me llamó querida en público).
- Me da la sensación que lo haya dicho por otra cosa que no consigo entender todavía.- le comenté.
- ¿En qué?- preguntó el Chico.
- ¿Y si sabe que soy una conectada?- le pregunté.
El Chico puso los ojos como platos, nos quedamos un rato observando el paisaje en silencio, mientras que intentaba pensar en algo, pero el corazón era muy claro, el Padre David quizás sabía de la existencia de Agartha y se había topado conmigo por eso.
- El universo nos envía a lugares que no entendemos, pero si te topaste con él, era porqué el universo te intentó decir algo que no conseguimos ver.- comentó el Chico.
- Tienes razón. ¿Alguna idea más respecto a esto de porqué?- le pregunté.
El Chico dijo que no con la cabeza, y nos pusimos a hablar de nuestras cosas. Desde que decidimos cambiar de línea de metro, que me sentía más unido a él, antes con los celos de Rita me sentía que querer pasar tiempo con él era algo que estaba mal, pero desde entonces, todo volvía a estar en equilibrio, en ese metro hasta París con el Chico y el siguiente con el grupo junto a Rita. No iba a renunciar al amor de mi vida, por celos de una amiga que lo que le pasaba era otra cosa muy distinta.
A pesar de estos esfuerzos, tengo que confesar que durante ese final de curso y inicios del siguiente, la relación con Rita casi fue inexistente, nos separamos mucho porque ella al final lo creó así, se enojaba si no pasaba tiempo con ella, y al final me di cuenta de que ella necesitaba alejarse de mí por un tiempo. Entonces conocí a un nuevo amigo que se llamaba Orlando, él decía que vivía en Cardiff en Inglaterra, estaba en el mismo curso que el grupito, pero nos hicimos íntimos enseguida así fue como pasé los ratos libres de clase en IÓN mientras que a Rita se le bajaban los humos.
Orlando tenía el pelo pelirrojo vestía muy formal me refiero a que su túnica era como si fuese a entrar en una gala importante, solía llevar consigo mismo un cuaderno dónde apuntaba cosas constantemente, le gustaba mucho la poesía y decía que algunos de las meditaciones que realizábamos allí en alguna clase, siempre usaba la poesía para entrar en vibración con el universo, que según él, el universo es el gran poeta creador.
Capítulo 118:
La tercera y última vez con el Padre David, le dejé hablar más tiempo, hablaba sobre los ángeles, según él decía que eran los protectores de este planeta y los mensajeros que hablaban con Dios, como si fuesen intermediarios entre lo espiritual y lo físico en nuestro mundo actual. No me parecía nada mal lo que dijo, así que no levanté la mano por el momento, él me iba observando y me di cuenta de que como que de alguna forma necesitaba de mi aprobación para poder hablar de eso… me quedé mirándolo sin más, puesto que eso que él decía forma parte del trabajo constante de los ángeles, aunque la parte de que no sean físicos, ya no me gustó.
- Los ángeles nos acompañan, de forma silenciosa, son invisibles a nuestros ojos, pero perceptibles en nuestro corazón.- dijo el Padre David, le dejé continuar.- siempre están con nosotros, pero nunca los podremos dar un abrazo, ni tocar, porque no tienen cuerpo físico como nosotros. Ellos solo nos cuidan.- terminó, fue cuando levanté la mano y me dio permiso para hablar.
- ¿Si los ángeles no tienen cuerpo físico, cómo te pueden salvar la vida por ejemplo si te caes de morros contra el suelo o si por alguna cuestión en particular te desmayas y para no chocar de cabeza contra el suelo qué hacen?- le pregunté desafiándole porque estaba harta de escuchar siempre lo mismo, los ángeles no tienen cuerpo físico que obviamente yo sabía que NO era cierto.
Se pensó la respuesta unos segundos, supongo que me vio venir.
- Anda que le has preguntado algo sencillo, ¿eh? – comentó Uriel entre risas.
Me tenía que aguantar la risa tonta por culpa del comentario de Uriel, pero lo cierto es que me gustaba esa situación, sentía en el corazón que de esa forma averiguaría más sobre la sensación extraña que tenía sobre él en mi corazón. Sentía como escalofríos, frialdad y por supuesto daba miedo, hacerle esas preguntas era una forma de apaciguar esas sensaciones que no sabía cómo habían llegado allí en realidad.
- Muy interesante y objetiva tú pregunta, pero… los ángeles de todas formas no tienen cuerpo físico. Si estás en esas situaciones… no sé cómo puedo responderte.- dijo el Padre David.
- ¿O sea que por no tener cuerpo físico, tampoco pueden estar en la mesa del comedor y almorzar contigo, cierto?- pregunté.
Alzó las cejas en señal de sorpresa, lo acepté cómo un ¿qué carajo dices?
- ¿Algún feligrés te ha dicho que veía ángeles y que ha podido compartir una comida con ellos alguna vez?- le pregunté.
De nuevo las cejas en señal de sorpresa.
- Por favor, ¿puedes responder aunque sea un sí o no?- le insistí.
- Una vez un niño de ocho años, dijo su madre que hablaba con sus ángeles, pero no dio detalles.- respondió el Padre David.
- Entonces, ¿hablaste con ese niño?- le pregunté feliz de saber que hay niños que siguen conectados.
- Si, hablé con él. Pero no hablamos de eso, me dijo otra cosa.- dijo.
- ¿De qué?- insistí no se le veía mucho por la labor en verdad.
- Su ángel tenía un mensaje para mí y dijo “este no es tu camino “ no lo entendí qué quería decir y pensé que era el niño que se lo había inventado porque quería llamar la atención. Le dije a la madre eso, y su madre descanso porque estaba muy preocupada.- respondió.
Arrugué la frente porque esa respuesta no me gustó, me crucé de brazos delante del pecho y le miré como si quisiera matarle de una mirada.
- El ángel no estaba mintiendo, porque no pueden mentir, si lo hacen, sus alas se debilitan. Si el ángel de ese niño dijo eso, será porque es cierto, y yo estoy de acuerdo con el ángel.- le dije.
Terminamos la conversación siguiendo con la clase, no quise colaborar más, quería encararlo a solas y decirle cuatro verdades, pero al notar las manos de Uriel que las colocó encima de mis hombros, me di cuenta de que ya un ángel le había dicho la verdad y no quiso aceptarla, así que me callé.
Ese mismo mediodía de repente mi madre me vino a buscar en el colegio cuando tenía que venir la abuela, me preocupé porque eso no era normal, así que me acerqué a mi madre.
- ¿Qué pasa mamá, porque has venido tú en vez de la abuela?- le pregunté.
- Tengo que hablar contigo, así que vamos, ¡no hay tiempo!- dijo mi madre, me agarró de la mano y salimos a la calle.
Caminamos lo más rápido que pudimos, alguien nos estaba esperando para hacer algo pero no entendía qué estaba ocurriendo.
- Me temo que no tengo buenas noticias, Laia. Frodo está muy mal, ha sufrido un ataque al corazón y con tu papá hemos decidio en que lo mejor para ella, es dejarla morir, cuando le vuelva a pasar. Ahora está ingresada en el veterinario, he pedido que te dejen verla antes de que esta tarde nos deje.- dijo mi madre.
- ¿Cómo?- empecé a emocionarme pero me quise aguantar las lágrimas.
- Frodo está sufriendo mucho del corazón y ya no se puede ni levantar. El veterinario dice que a la próxima no podrá ni comer y por lo visto el corazón está muy dañado y dicen que es posible que muera esta tarde.- dijo mi mamá.
- ¡Quiero verla!- le dije.
- Sí, claro. Entra.- dijo.
Habíamos llegado en el veterinario en horario fuera de oficina, una enfermera nos abrió la puerta y subimos al primer piso, pasamos de la sala de espera y nos llevó a una pequeña sala dónde habían otros perros ingresados porqué los habían operado. En una de ellas, con la rejas abiertas, estaba Frodo haciendo esfuerzos para ponerse de pie, porque se alegró de verme, pero no podía, así que la veterinaria la arrastró un poco hacia a fuera, para que yo pudiera darle mi último adiós, antes de que ella emprendiera el mismo viaje que mi otra abuela.
Tan solo había pasado dos semanas del funeral, y ya me estaba despidiendo de otra persona importante en mí vida, el año 2001 no estaba siendo un año bonito. En el colegio sí, pero en la familia y en casa horrible. Empecé a pensar que Gämael se estaba saliendo con las suyas, porque desde que me amenazó, tenía mucho miedo de perder a más personas importantes en mí vida a pesar de estar en protección, no quería perder a nadie más. Admito que lo de Frodo me pilló por sorpresa, porque tan solo había cumplido hacía poco tiempo 9 años y ella no era de raza, así que debería haber durado más tiempo.
Me agaché para acariciarle la cabeza, le miré a los ojos y noté en el corazón lo que estaba ocurriendo, sabia que para ella era su último día en este plano. Fue cuando vi en sus ojos, que tenía miedo y estaba triste y confundida, porque no quería que fuese verdad. Entonces la enfermera llamó a mi madre y se la llevó al pasillo detrás de una puerta, fue cuando pude hablar directamente con Frodo.
- ¿Cómo estás hermana?- le dije susurrándole.
- Tengo miedo a morir. ¿Qué hay más allá? – se preguntaba la perrita de forma telepatía emocional.
- Luz y muchos ángeles.- le dije.
Le di un beso en la frente y me quedé abrazándola en silencio, notaba sus lágrimas aunque fuese en el interior del corazón, realmente estaba asustada por lo que iba a suceder.
- Frodo, esto no es un adiós para siempre, es un ¡hasta pronto! Porque tu y yo nos seguiremos viendo en el otro lado. ¡Búscame y me encontrarás! Te amo y esa será lo único que deberás buscar, la cuerdecita que une tú corazón con el mío más allá del universo. Te amo, hermana.- le dije, no me podía ver mal, porque ya lo estaba ella, por eso me aguanté las lágrimas como pude.
- Te buscaré, hermana. Te amo. – me dijo.
Le di otro beso en la frente y nos quedamos así, hasta que nos pidieron que nos fuéramos. Entonces, llegué a casa y nada más cruzar la puerta del piso, me tumbé en el sofá y me puse a llorar como si no existiera un mañana. Casi ni comí, pero me obligaron a regresar a clase por la tarde, luego ese día me tocaba ir al Tripijoc, recuerdo que no tenía nada de ganas de hacer ninguna actividad, me quedé en un rincón del patio, sola, mirando la arena… sin hacer nada, pero en todo momento estaba acompañada por Uriel.
Una pelota de futbol llegó a mis pies, mi amigo Josep me había pasado la pelota para que jugara, no tenía ganas de jugar a futbol, pero al ver la pelota y ver que Josep insistía en que intentase hacer un penalti, no sé qué me pasó en el corazón, que simplemente corrí hasta la pelota, vi la portería y simplemente chuté la pelota y curiosamente marqué uno de mis mejores goles que jamás volví a repetir (lo que ahora se llamaría un chute igual que lo hace el gran Messi). Me puse a jugar a futbol, regateé como si fuera un profesional, sintiendo como la adrenalina se apoderaba de mí y la tristeza desaparecía, empezamos a jugar en un partido de futbol mientras esperábamos a los demás, recuerdo que me divertí tanto que cuando terminamos la hora de la tarea Josep y otro amigo que no recuerdo su nombre ahora, jugamos a regateos y entre otras cosas como si fuéramos profesionales.
Ese día vino mi padre a buscarme, él solía venir en auto a pesar de que tampoco estaba tan lejos la casa a casi seis cuadras. En cuanto me subí al auto, el silencio se apoderó de nosotros.
- ¿Frodo ya se ha ido?- pregunté.
- Sí. ¿Estás mejor?- me preguntó papá.
- No, pero lo entiendo.- le dije.
Al llegar a casa, papá estacionó el auto en el garaje y nos fuimos los tres junto a mi mamá al bar, allí nos estaba esperando el Titi y Rafalé, sentados en la primera mesa tras la puerta. La mesa solo era para cuatro personas, así que yo me senté en el regazo del Titi, eso me reconfortó estar literalmente en los brazos de un ángel encarnado. Rafalé se enteró de lo de Frodo y le resultó tan mal que yo estaba mal que me compró un kínder sorpresa, es decir un huevo de chocolate que hay un juguetito dentro, no solía pasar demasiado pero lo acepté, por lo menos se estaban esforzando para animarme un poco.
Esa noche el Titi se quedó a cenar en casa, mientras que Rafalé regresó a la casa de la abuela Vitorina, mientras esperábamos que hiceran la cena mis padres, jugué con el Titi.
- ¿Jugamos a la moneda?- le pregunté.
- Claro.- dijo el Titi, de su bolsillo sacó 1 duro, era el que tenía un agujero en el medio simulando un donut.- ¿Qué quieres ver?- me preguntó.
- A Frodo.- le dije.
Volvió a revisar las monedas del bolsillo del pantalón y sacó 1 peseta, nos fuimos al descansillo de las escaleras del segundo piso, nos sentamos alrededor, me dio el duro y él se quedó la peseta, contamos hasta tres y luego empezamos a girar las monedas.
- Vizerah etherna asher – dijo el Titi que significa “portal del espíritu eterno muéstranos tus secretos” en Arcturiano.
- Frodo.- dije.
Para ver lo que sucedía en el plano de 4D con el proceso de desencarnación de Frodo, tenías que fijarte en una moneda en el centro y dejar la mente en blanco, entonces empezaban a venir imágenes en directo de él cruzando por las puertas del mundo invisible, observando el cosmos y el infinito ante sus ojos y lo veíamos acompañado de un ángel que le estuvo cuidando mientras estaba en la Tierra.
¡Feliz año 2022 a todos!
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