Prácticamente desde que tenía seis años que digamos que por causas que ya les expliqué en el Espejo de Mi Vida, tuve que asistir a consultas del psicólogos, la gran mayoría eran porque querían entender qué me estaba sucediendo en la escuela, porque como yo nunca hacía la tarea que mandaban en clase, pues querían intentar entender si no hacía la tarea porque en casa no se ocupaban de mí o si era algo cognitivo por mi parte.
Sinceramente era difícil compartir con un psicólogo como era mi mente en realidad, porque el arcángel Uriel siempre me aconsejaba antes de tener cualquier consulta, de que no podía explicar al doctor o doctora nada sobre dimensiones, Agartha, ángeles, maestros ni mucho menos que ya había conocido a Dios en persona, porque él sabía que mi destino sería algo muy distinto a lo que está siendo en este tiempo. Es decir, que me hubiesen mandado en algún psiquiátrico porque dónde me crie básicamente la gente no creían en Dios. A pesar de haber ido al colegio y a un instituto creyente en la religión cristiana, me di cuenta de que el concepto de Dios que tenían era muy distinto al que el resto de seres de luz que somos tenemos.
Cuando cumplí casi doce años, el colegio le recomendó a mis padres enviarme a Osonament, una institución para problemas mentales dónde vería a una psicóloga que me ayudaría con mi problema, que según los profesores decían que yo tenía y para mí no era así. Me di cuenta de que la primera psicóloga que me atendió con seis años, había dicho en mi expediente de que tenía un problema cognitivo en clase, por eso tenía que ir más lento que los demás porque según ella, no entendía los conceptos por eso no atendía bien en clase y no hacía la tarea.
Este diagnóstico, sinceramente me destrozó la vida casi por completo, porque con casi doce años, después de luchar por tanto tiempo que se cambiara mi diagnóstico, nunca lo había podido conseguir, los profesores pensaban eso cuando en verdad era totalmente diferente, yo me sabía perfectamente la lección incluso de dos cursos más arriba sin ninguna clase de problemas, pero los profesores nunca quisieron creerme, por eso seguían pensando en que solo me hacía la lista cuando en realidad no era así. Mis padres se la creyeron por mucho tiempo, y eso me dolió mucho porque fue motivo de burla en clase.
Como estaba harta de ese diagnóstico, empecé a cambiar mi actitud ante los psicólogos, está en particular me estaba examinando por más de mes y medio mi nivel intelectual, para definitivamente diagnosticarme o no de un problema cognitivo. Así que fue mi oportunidad para poder mostrarle qué pasaba en mi en realidad, por ende, me puso a hacer rompecabezas en Cataluña hay uno muy famoso llamado Tangram que son como unas piezas de madera tallas de formas geométricas y con eso tienes que construir una figura (un gato, un cuadrado…) primero me daba dos minutos de tiempo para hacerlo y me ponía cosas fáciles.
La doctora se quedaba totalmente muda porque mientras que normalmente resolvían las personas ese rompecabezas en un minuto y poco, yo en cuarenta segundos lo había resuelto. Me probó varias veces complicando el rompecabezas y era igual. Entonces empezó a hacerme ejercicios de lógica matemática y me daba un minuto de tiempo, antes de que fuesen ni medio minuto ya había terminado y sin equivocarme. Uriel en ese momento él se encontraba en el pasillo y conmigo no había ningún ángel ni ser de luz que me pudiera dar la respuesta.
Después de ese mes y medio de pruebas (las sesiones duraban una hora y me acuerdo que eran todos los lunes a las tres de la tarde, me perdía una hora de clase), pidió que vinieran mis padres a la consulta ese día, además de mi tutora y la directora del colegio, para dar los resultados. Recuerdo que la doctora dijo “Laia no tiene ningún problema cognitivo como para diagnosticarle alguna discapacidad intelectual, más bien, veo que ella está incluso por encima de todos nosotros. Lo que recomiendo es que pueda desarrollarse intelectualmente, avanzándole de curso o simplemente encargarle ejercicios más complejos”.
Los del colegio se quedaron sin habla, me miraron y yo a ellos. Al día siguiente la directora me mandó a hablar y me dijo “¿Te gustaría avanzar de curso y pasar directamente a primero de secundaria?” y yo después le dije “Gracias pero no, prefiero seguir cuidando de mis compañeros de clase, ellos son importantes, yo ya sé qué tengo que hacer”. Por eso no me subieron de curso, además que ya con doce años tenía que ir a otro centro si hubiese aceptado.
Es cierto que no hacía nunca la tarea de clase, por básicas razones:
1. Era una forma de reivindicarme, después de pasarnos siete horas de clase, ¿yo tenía que perder dos horas de mi tiempo libre haciendo la tarea? Un niño debe jugar, divertirse y desconectar, hacer alguna actividad que le divierta y le haga hacer deporte o que le ayude a desarrollar mejor sus habilidades, pero nunca debería pasarse dos o tres horas más de su tiempo libre para hacer deberes. Ni un adolescente, ni un joven adulto que vaya a la universidad.
2. Mi misión era clara en clase, intentar pasar de curso pero principalmente era ayudar a mis compañeros y al profesor en lo que hiciera falta. Eso quería decir, aprender las emociones que afectaban a mis compañeros de clase tanto a nivel personal como colectivo, mi misión era ayudarles sin recibir nada a cambio, escuchar cuando necesitasen, hablarles cuando era el momento, y ayudarles en sus dudas. Incluso en ayudar al profesor con sus emociones, pues muchas veces venían con las emociones en rompen filas y eso afectaba mucho al colectivo.
Un Ser de Luz cuida a los demás, y si el universo me había enviado allí y veía que no era para aprender las lecciones del curso, sino para ayudar a los demás, yo simplemente como trabajador de luz que YOSOY cuido de la humanidad y de los cuatro reinos de este planeta.
Con esto quiero decir, que cuando un profesor asesoraba a los que no se les daba bien estudiar, abandonar y dejar de estudiar, yo me iba con ellos y les animaba a seguir luchando por lo que sentían en sus corazones, si querían estudiar, ellos podían hacerlo nadie les podía decir que no podían ser NADA en la vida por no sacar una media de notables altos. Incluso recuerdo que en cuarto de la ESO, cuando ya había repetido curso, el tutor les dijo a unos alumnos que no solían aprobar siempre, de que no servían para estudiar y que sus vidas iban a ser una mierda. Recuerdo que levanté la mano y le dije las cosas claras al tutor que se quedó mudo cuando me vio que los defendía. En ese momento me enojaba el hecho de que despreciasen a personas que tienen a lo mejor un corazón más noble que ese tutor que teníamos y que en muchas ocasiones le tuve que parar los pies durante ese curso.
En el colegio me fui ganando la fama de revolucionaria, porque algo que estaba mal, saltaba a la primera para poner equilibrio y consciencia en la situación. A veces no hacía falta pegar un grito al viento, solo un acto silencioso ya se decía todo.
La última vez que estuve en un psicólogo tenía veinte años, y antes de ir al Doctor Frankie (en realidad era Maestro Ascendido que actualmente se regresó a Venus a seguir con su trabajo), tuve que pasar por mi primera consulta de psiquiatra (allí me asusté mucho porque ella tenía que decidir si me trataba ella o si me mandaba a un psicólogo y en alguna ocasión pensé, te van a mandar al psiquiátrico, de esta no sales). Por primera vez Uriel me dijo que podía contarle ciertas cosas del problema que tenía sobre el Insectoide (ya van a saber más de él en el Espejo de Mí Vida muy pronto).
Para poder explicarle a la psiquiatra, tuve que hablarle de algo que en el año 2013 todavía era un tabú, la reencarnación. Porque la psiquiatra me preguntó “¿Cuándo fue la primera vez que lo conociste?” y yo le dije “¿Está segura de su pregunta doctora?” se me quedó mirando con una cara de no entender nada, así que me acuerdo que respiré profundamente y le dije “Hace unos 120.000 años, yo me encontraba viviendo en un planeta de la galaxia de Andrómeda y como mi planeta tenía ciertos problemas de supervivencia por una guerra que habíamos pasado, fuimos a buscar ayuda a nuestros vecinos, y terminamos en el planeta de Xham, dónde allí me presentaron al general que era un Insectoide, ya sabe, un lagarto de tres metros con forma de Mantis Religiosa que solo habla un idioma muy difícil de pronunciar. Pues el Insectoide finalmente nos traicionó y él junto a sus naves que nos estaban ayudando provocaron una guerra muy fuerte que acabó pasando a nuestra galaxia la de Orión, bien que a ojos del universo le llaman Orión y a los nuestros Vía Lactea. Pues esta guerra se acabó llamando la Guerra de Orión provocando la masacre de más de mil planetas que ya no existen…”. Le fui contando y la psiquiatra me miraba cada vez más raro…
Pero Uriel me decía “tu sigue hasta el final” así que le seguía contando “Bueno, después de matar a mi madre cuando estaba encarnada en Arcturus a 37 años luz, y se terminase la guerra hace tan solo 80.000 años en Orión en el cinturón, él ahora se encuentra como asilo político en este planeta, curiosamente me lo encontré porque vive en mi comarca Osona (Cataluña, España). Le recordé y él también pero pasó cosas que él no se de qué forma pero… en vez de pasar consulta él lo estoy pasando yo… cuando él aquí usa unos métodos horribles de convivencia, viola a menores. Claro, él está libre y yo ando aquí, con usted…” entonces la psiquiatra me dijo “¿Por qué crees que debería estar él aquí?” y yo le dije “Sé que ando aquí yo, porque hice mal mi trabajo, que consistía en atraparlo y enviarlo a Orión, pero es demasiado escurridizo y aquí estoy… él debería estar aquí porque yo soy una ciudadana ejemplar y él viola a menores y manipula,…”.
¿Qué creen que hizo? Cuando terminé de explicarle todo, pensaba que había sentenciado mi muerte a la libertad, porque nunca le había contado a un doctor todo esto, pero Uriel estaba tranquilo, y eso fue extraño. Al final la psiquiatra dijo “te voy a mandar a un psicólogo, él te ayudará más que yo” y me mandaron para el Doctor Frankie.
Fue extraño que me hubiese aceptado tal y como le expliqué todo, pero cuando me dio el informe y se lo di a la recepcionista de la sección de psicología, pude echarle un vistazo y fue cuando vi una cosa que no acabé de comprender… (Hace como un año tuve acceso a mi historial electrónico y ese informe sigue allí). El informe decía “la paciente tiene una visión sobredimensionada de la realidad”. Ahora me lo tomo como un chiste, pero me enojó.
Ahora que ha pasado tanto tiempo, creo que Uriel me permitió hablarle de eso a la psiquiatra porque, ella días antes empezó a pedir pruebas de lo que le decía su ángel de la guarda sobre la reencarnación y la vida más allá de este planeta en diferentes dimensiones, fue entonces cuando llegué yo y la dejé literalmente SIN PALABRAS. No volví a saber nada más de ella, pero por suerte el Doctor Frankie ya sabía la situación porque él ya les dije que es Maestro Ascendido, lo reconocí enseguida que lo vi, pero nunca me había tratado.
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