Se estaba acercando el final de curso, y esta vez me ponía triste tener que despedirme de la Carmen, había sido un curso muy bonito dónde realmente pude volver a tener esperanza de que quizás mi futuro como estudiante tendría algo más que disgustos y malos pasajes. Ya que en cierto modo, si en clase había algún indicio de acoso escolar, la Carmen castigaba a los causantes sin recreo junto con una molestación para los padres que estaban mal educados por ellos. Fue un curso que realmente me permitió volver a sonreír y soñar, por eso le tengo mucho cariño a estos recuerdos, a pesar de haber perdido en ese año a mi abuela, haber aceptado la ascensión del Chico, al fin y al cabo la Carmen se le notaba que era de confianza y que además te ayudaba si realmente lo necesitabas en cualquier momento.
Antes de terminar las clases, nos mandaron tres días a la iglesia de Santa María, es lo que tiene estudiar en un colegio de monjas, en clase de religión nos mandaron para hacernos como una especie de catequesis, que se ofrecía en el hospedaje del cura, en una clase ofrecido por el Padre David. Lo interesante de todo esto, es que hasta esa edad, nunca había tenido el placer de conversar con un cura de verdad, solo con las monjas del colegio que digamos que no estaban muy abiertas, la Patrocinio era una señora de costumbres recias desde que fue adoptada por la comunidad, en cambio la monja Montserrat era todo lo contrario, una señora muy entrañable que curiosamente cuando mi madre estudiaba allí hasta octavo de primaria, le hacía clases de matemáticas.
En cuanto llegamos a esa clase, las sillas blancas estaban puestas en forma de medio círculo dónde en un extremo se sentaba el Padre David, curiosamente era un Padre bastante joven, no tenía ni 35 años, algo raro aquí en Manlleu que la mayoría de curas ya rondaban los ochenta años. Media como 1,72m con el pelo negro corto, llevaba gafas azules, con el alzacuello y vestía de paisano, con camisa, pantalón planchado con la raya, y un jersey azul encima, en sus manos llevaba un volumen del Nuevo Testamento forrado en piel roja.
Los alumnos de clase, nos sentamos en las sillas, dónde nos habían dejado un pequeño cuaderno de papel, para seguir la clase, empecé a hojearlo los temas eran interesantes, hablaba sobre el jardín del Edén, la vida de Jesús y finalmente la importancia de seguir los sacramentos de la fe cristiana. Mientras que el Padre David con su voz tan fina porque creo que era algo tímido y hablaba bastante flojito, su ángel de la guarda que tenía a su derecha empezó a saludarme contento de haberme visto.
- Dary, saluda al ángel de la guarda del padre por mí, yo no puedo aquí delante de todos alzar la mano y saludar.- le pedí a Uriel discretamente.
Escuché la risa de Uriel, pero de reojo le vi que saludaba por mí. No era la primera vez ni iba a ser la última, porque entre los ángeles también iban sabiendo quién era y por dónde andaba, lo normal en ángeles de la luz y neutrales es que se alegren de verte y más si los puedes escuchar, sentir o verlos. Imagínense lo solos que se sienten a veces, cuando su protegido les da la espalda todo el día, porque no conecta con él, pensando que está solo en la vida cuando en verdad tiene a un angelito hermoso que está allí todo el día a su lado, para ayudarlo en lo que haga falta, en lo bueno y en lo malo él siempre está y no se va de su lado NUNCA.
Un día Uriel me contó que los ángeles empezaron a conocer más a Uriel, cuando supieron que yo nunca le he dado la espalda, y a veces eso ha causado ciertos recesillos entre ellos, en que a veces reaccionan demasiado positivos y ansiosos y en otras, están tristes. Con Uriel a veces le digo “a ti te hago trabajar, mientras que los demás ángeles guardianes de los demás, no trabajan casi nada”. En verdad es algo triste, porque los ángeles están para ayudarnos siempre que lo pedimos, solo en ocasiones en que peligra tú vida entre la vida y la muerte, si tiene escrito que no debes morir en un accidente, el ángel te salvará la vida, y si no es así, morirás.
Como han podido comprobar en estos 116 capítulos, conversar con los ángeles no es tan difícil, de hecho es lo más fácil que puedes hacer en la vida del despertar de consciencia. No es el simple hecho de verlos o escucharlos, si estás sola y sientes que hay alguien a tú lado que no te provoque ansiedad ni sentimientos horribles, sino sentimientos de amor, paz y tranquilidad incluso mucha alegría, no lo dudes que estás sintiendo a tú ángel de la guarda. ¿Sabes cómo puedes alegrarle el día a tú ángel de la guarda? Pues nada más levantarte decirle los buenos días, si sientes su presencia, decirle que lo sientes y le das las gracias por estar contigo acompañándote. Si haces esto, él se dejará sentir más a menudo, porque estarás dando permiso para que él y tu caminen juntos en esta vida que has elegido volver a nacer.
De repente el Padre David empezó a hablar sobre la creación del jardín del Edén, habló sobre la historia mítica de Adán y Eva. En el fondo, mi versión de la creación de la humanidad era muy distinta, aunque no recordaba mucho esos momentos, y sin saber las teorías de la evolución, recordaba que la humanidad fue una fusión entre el hombre que venía del mono y de nuestros vecinos de las estrellas (Dios no hizo nada en realidad, solo autorizar esa creación hecha por lo que ahora entendemos Hermandad De la Reencarnación, es decir el comando dentro de la Hermandad Blanca). Así que levanté la mano y pregunté…
- ¿Por qué Eva fue creada a través de la costilla de Adán si en los huesos no hay material para poder crear a un SER?- dije.
Toda la clase se me quedó mirando en silencio, luego miraron al Padre David que se quedó un poco a cuadros, pero encontró una respuesta.
- Adán fue creado a partir del barro, tierra, agua, fuego y aire. La costilla de Adán tenía esos elementos y Dios creó a Eva, una pareja para que tuviesen hijos.- respondió el Padre David.
- ¿Pero si se creó por la costilla, en verdad compartían el mismo material genético, no?- le pregunté arrugando la frente pensativa.
El Padre David alzó sus cejas en señal de sorpresa y se quedó un momento para responderme, le costó, tampoco quería ponerle en un compromiso pero Dios lo quiso así.
- ¿Crees en la genética, niña?- dijo sorprendido pero su pregunta no era muy bien entonada.
- Creo en el poder de las familias a través de la herencia que uno acaba compartiendo al tener un hijo, Padre. Si Adán y Eva estaban hechos del mismo material de herencia, ¿o sea dos hermanos tuvieron hijos entre sí? – dije.
- No eran hermanos, sino creaciones de Dios.- dijo algo molesto.
- ¿Y porque no hizo Dios a una mujer con barro en vez de usar la costilla?- volví a preguntar.
Esa no me la pudo contestar. El Padre continuó la clase, en ese momento miré hacia la izquierda detrás de los compañeros sentados estaba la Carmen que me miraba con mucha atención, pero con una sonrisa ligeramente expresada para no ofender al Padre, entendí que le habían gustado mis preguntas, yo solo expuse mi visión al respecto, Uriel se quedó callado pero sentía que también se intentaba aguantar la risa.
Entonces el Padre explicó cuando Eva se encontró a la serpiente que le insistía en agarrar del fruto prohibido del conocimiento, y ella según la versión cristiana, traicionó a Adán por tener consciencia propia y ser libre. Fue entonces cuando volví a levantar la mano para preguntar…
- ¿Sabe usted que es un esclavo?- le pregunté algo ya más molesta.
- Si, no entiendo la pregunta.- respondió el Padre David.
- Según esta historia, la mala es Eva por comer del fruto del conocimiento, pero según la realidad de mi visión, Eva fue inteligente y escapó de la esclavitud que Dios le había puesto. Que según el cristianismo, somos esclavos de Dios, y él no es así.- dije.
Aunque el Padre David no sabía qué contestar de nuevo, me di cuenta de que le faltaba empeño para defender algo que deberían ser sus fundamentos para estar dónde está. Me acordé de la vez en que Dios apareció en la boda de mi primo José en el altar de la iglesia, no me pareció en ningún momento que yo fuese su esclava, acepté ayudarle porque sentía en el corazón que estaba de acuerdo, pero en ningún momento me sentí amenazada, ni mucho menos esclavizada por él. Sabía que el cristianismo en algunas cosas eran falacias para engatusar a las personas, que solo querían saber qué hay más allá de la vida.
- Ser un siervo de Dios es atenderle en lo que pida sin pedirle nada a cambio y sin juzgarle. Él es grande.- respondió el Padre David.
- Veo que no lo entiende. Dios puede sugerirnos poder ayudarle, pero si nos creó libres, ¿por qué aún piensa que somos sus esclavos?- le dije.
- Solo sirvo a Dios.- respondió.
- De acuerdo, mejor lo planteo diferente…- dije mientras pensaba una alternativa.- Imagina que Dios se te aparece ante ti y te enseña una espada, ¿agarrarías la espada sin preguntar por qué?- le pregunté.
Se quedó pensativo unos segundos.
- Si.- respondió el Padre David.
- ¿Harías lo que te dijese?- dije.
- Si, por supuesto.- respondió firmemente.
- ¿Incluso si te dijese que debes matar a un niño sin decirte qué hizo?- le dije.
El Padre David se quedó callado.
- Responda con sinceridad, por favor.- le exigí.
- No.- respondió.
- ¿Por qué?- le dije.
- Por qué un niño merece vivir.- respondió.
- ¿Y si fuera una anciana?- dije.
- Tampoco, también se merece vivir lo que le quede.- respondió.
- ¿Y si fuera tu hermano?- le dije.
Él dijo que no con la cabeza.
- Bien, pues ahora una última pregunta por hoy, ¿Por qué durante los milenios que llevamos viviendo en este mundo, las guerras que se han ocasionado siempre han sido matando en nombre de Dios, Allah o Jehová sabiendo que todo el mundo merece vivir?- le dije.
No pudo contestar.
- Yo le diré por qué…- dije mientras que tragaba saliva.- porque todos se han pensado que son esclavos de Dios, pero él si es amor, ¿cómo sería capaz de matar a alguien? Él no quiere esclavos, quiere ayudantes, nos ha hecho a su imagen y semejanza y Dios no es un asesino. A un ayudante, se le pide permiso y no se le obliga a hacer nada que no quiera hacer. ¿Entiende?- le dije.
El Padre David dijo que si con la cabeza, entonces yo me quedé callada el resto de la clase, hasta al día siguiente.
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