sábado, enero 04, 2020

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 9

*Les juro que cuando lo escribí no tenía ni idea que se publicaría un día antes de los Reyes Magos, eso es idea de los Seres de Luz. ¡Disfruten del capítulo de hoy!

Agarré la mano del Arcángel Uriel que se había colocado en su lugar favorito a mi izquierda, él se agachó para estar a mi altura, con él no me importaba porque realmente es muy alto. 

-          ¿Ya tienes listo los tres deseos para los Maestros?- me preguntó con especial interés.

-          Creo que si, ¿pero porque debo hacerlo?- le pregunté.

-          Los seres de luz tenemos una tradición para este día, cada uno le puede pedir tres deseos y ellos, los tres Maestros, harán todo lo posible para ayudarte a conseguir que se cumplan.- explicó Uriel.

-          ¿Y tú puedes pedir también o solo son para nosotros?- pregunté.

-          Si, todos los seres de luz también podemos.- contestó con una sonrisa super amable como siempre.

Cambiar los regalos por tres deseos, era algo que me parecía más normal, porque a veces en clase veía que se empezaban a pelearse porque a uno le habían regalado un juguete y a otro uno muy distinto y eso dividía la clase en dos, los que vienen de padres con recursos y los que no. Por eso, intentaba esconder en todo momento, lo que les pedía que me trajeran, aunque pedía juguetes también, la tradición de los deseos me parecía algo más funcional, porque como dijo Uriel, ellos te ayudarían a conseguirlo.

-          Lo único que debes saber es que cada deseo tiene una duración de un año.- dijo Uriel.

-          ¿Por qué?- pregunté.

-          Es el tiempo que se dan para ayudarte con lo que pidas, si no se ha conseguido el próximo año, siempre puedes volver a desearlo y así tener otra oportunidad.- contestó.

Eso es debido a que la responsabilidad de pedir un deseo no es dejar que el otro lo solucione todo y tú no tengas que hacer nada, es muy distinto, cuando pides un deseo es lo mismo que pedir ayuda, así que tú también tendrás que arrimar el hombro para conseguir que se cumpla, pero teniendo en cuenta el ser de luz que te acompaña en eso. Porque deberás trabajar en cooperación, algo que se me daba muy mal en el colegio. 

Cuando la cavalgata empezó, me puse realmente nerviosa, aún no se podían pedir los deseos, según la tradición de ser de luz, había que esperar en el punto de encuentro, es decir la Plaza Frà Bernadí dónde se encuentra el ayuntamiento. Allí simplemente estábamos recibiéndolos, pero aunque a mí me gustase mejor el Rey Negro (Baltasar), también saludaba a los otros dos. También esperaba el camión cargadito de caramelos, como todo niño era el camión más deseado de todos, porque antiguamente tiraban caramelos, hasta que lo prohibieron. Lo más lindo eran los caballos del final, había más de cincuenta caballos que los llevaban jinetes, la mayoría de Manlleu, porque conocía a chicas del colegio, decían que lo hacían para darles la bienvenida y acompañarlos a su destino. 

Con mis padres nos fuimos para la plaza enseguida que pasaron por delante de nosotros en aquella calle, a esperarlos de vuelta, y mientras esperábamos, nos encontramos con mi abuela Filo y su mejor amiga Pepeta, que nos habían guardado un lugar en la entrada de la Plaza. 

-          ¡Iaia!- le decía con un abrazo a mi abuela favorita.

-          ¡Hola Laia! ¿ya estás lista para los regalos de los Reyes?- me preguntó con una sonrisa hermosa.

-          ¡Si!- le dije con mucho entusiasmo.

-          Luego, cuando esto termine, iremos a mi casa a poner la bandeja en casa, ¿de acuerdo? Así sabrán dónde tendrán que poner los regalos.- dijo ella tan buena como siempre.

-          Vale.- contesté ilusionada.

En casa de mi abuela no ponían árbol de navidad, pero si el belén, y por eso teníamos que poner la bandeja, para señalizarles dónde tenían que dejar las cosas en el comedor. Ya que al día siguiente, por tradición en su casa celebrábamos con la familia Galí el día de Reyes con un almuerzo especial. 

En el momento en que apareció el camión del carbón, me empecé a sentir algo mal, aunque estaba encima de los hombros de mi padre, me agarré al hombro de Uriel, él me observó y como vio que me sentía mal, empezó a decirle al ángel de mi padre si me podía bajar, y aunque mi padre no se hable con su ángel porque no está en eso, curiosamente me bajó de sus hombros y me subí encima de una ventana, me quedé sentada y Uriel se quedó conmigo.

-          ¿Qué te ocurre mi amor?- preguntó Uriel.

-          No lo sé. Me siento mal.- le dije.

Uriel me abrazó de lado y se quedó junto a mí, mientras que seguían pasando las carrozas. No entendía que me estaba pasando, pero con el tiempo comprendí que seguramente reconocí ese camión de carbón, ya que el cabrón representa la rueda del Karma y en ese tiempo sin saberlo, estaba muy ligado a ella, tenía mucho trabajo para compensarlo, por eso a veces tenía situaciones complejas a tan corta edad, como lo de la profesora de un curso anterior.

-          Uriel, ¿Sabes algo del titi?- le pregunté mientras ya nos dirigíamos hacia el centro de la plaza.

-          Sigue fuera, ¿Por qué?- contestó.

-          Creo que ya regresó.- le dije.

Uriel arqueó las cejas en señal de sorpresa, pero no nos dijimos nada más, permanecimos en silencio durante el discurso de los reyes, y recién allí, cada uno pidió sus deseos telepáticamente mirando el cielo, en la primera estrella que hubiese y te captase la atención. Durante los fuegos artificiales, poco a poco nos fuimos a hacer ese recado en casa de la Iaia Filo, y luego teníamos que irnos a cenar en casa de mi otra abuela.

El titi Hilario había desaparecido por una semana, en casa les dijo que tenía un trabajo que hacer en la capital catalana, en Barcelona, pero la verdad es que él me contó que tenía que irse más lejos, porqué la Orden del Karma le habían pedido verle, por lo tanto yo sabía que no se encontraba en la Tierra, sino en el cinturón de Orión. Esto no es muy normal que ocurra si sigues encarnado, solo si trabajas junto con los seres de luz de forma consciente, pero si sigues tú encarnación como un humano simple, no te van a llamar, van a tener que esperar a que desencarnes para hacerlo, es decir, a que mueras. 

Para mí era la primera vez que un familiar tenía que ir de visita a la Orden, en ese momento recordaba poco de ellos, pero sabía perfectamente que es un lugar sagrado y muy importante. La verdad es que la Orden del Karma es quién gobierna el sector del Universo dónde nos encontramos, en el sector 5 (en número romanos V). 

Aunque era un día feliz, yo me sentía algo preocupada, porque mientras que estábamos casi todos en el salón haciendo bromas con la familia, notaba que faltaba Hilario, que ya había regresado pero estaba ausente en la mesa, así que empecé a buscarlo por el piso. Me dirigí al pasillo que llevaba a la cocina, al baño y a las demás habitaciones a parte de la puerta principal, y pensé que estaría en el único baño que había en todo el piso, pero no fue así, al ver que la puerta estaba entreabierta y las luces apagadas. Entonces, me dirigí hacia las habitaciones del final, ese pasillo tenía forma de “L” inversa, es decir como si estuviera en un espejo, la primera habitación a la izquierda era la suya, la puerta estaba ajustada, quería llamar, pero mis ojos se quedaron perplejos al verlo sentado en la cama, llorando. 

Su melena a lo Beatles me impedía verle con  claridad, sino fuera que en un momento giró la cabeza hacia la puerta, pensé que me había visto pero no fue así, y empezó a hablar, porque con él vi que había una chica que no había visto nunca, llevaba una melena ondulada rubia hasta media espalda y una túnica blanca hasta las rodillas, un cinturón de flores rosas y una diadema de flores igual, y atrás, a su espalda unas alas blancas hermosas. Otro ángel. Sin querer, puse la oreja.

-          No entiendo porque no han aceptado mi propuesta, ¡no me quiero ir tan pronto!- dijo Hilario indignado.

-          Seguro que ahora no lo comprendes, pero la Orden saben lo que hacen. Te recuerdo que llevas muchos años de permiso y Anael está empezando a plantearse muchas cosas sobre ti…- dijo la chica que de alguna forma intentaba consolarle, no se de qué forma, porque no entendí bien sus modales.

-          ¡Sé que debo volver! Pero no ahora, no tan pronto. La Orden saben lo que hacen… ¡claro, por eso la quieren dejar tan desprotegida! ¿No?- dijo, no sabía bien a quién se referían pero mi corazón me decía que era a mí, sin saber el motivo.

-          Sabes que no es así, Humiel. No la vamos a dejar sola, pero debes dejar que completa su camino, recuerda que no es la primera vez que haces esto. Pero parece ser que es la primera vez que te has implicado mucho más de lo que te imaginabas. ¿Por qué?- contestó la chica.

-          Supongo porque nunca me había tocado enseñar a una creadora de mundos. De todas formas, intentaré volver como sea. Para que note mi presencia y sepa que sigo con ella, guiándola. – contestó Hilario dándose esperanza.

-          La vas a poder ver desde las nubes. Es lo más cercano que estarás de ella.- comentó la chica.

-          ¡No! En cuanto sea, voy a intentar que me ordenen como arcángel.- terminó de decir.

 Me acerqué tanto a la puerta que sin querer me apoyé y la puerta se abrió. Hilario se me quedó mirando y la chica también, pensando que a lo mejor no la veía, pero al girar la cabeza para observarla a ella, supo que sí.

-          Perdón, no quería molestar…- dije con una vergüenza que no paraba de crecer en mi interior.

-          No pasa nada, querida. ¡Ven, dame un abrazo!- pidió el Titi entré y se lo di.

-          Les dejaré solos. Nos vemos, Humiel- dijo la chica, antes de que dijera nada, desapareció ante nuestras narices.

-          ¿Quién era ese Ángela?- le pregunté.

-          Una compañera de trabajo que ha venido a saludarme y hablar de unos asuntos que quería explicarte.- aunque estaba algo mejor, su cara de preocupación aún era importante, así que le dejé hablar, me sentó encima de sus rodillas.- La visita a la Orden ha sido porque debían revisar el caso de que pronto tendré que regresar a mi estado original, ¿recuerdas?- dije que si con la cabeza.- Vine en esta familia, porque yo soy el ángel guardián de tu mamá, pero como ella no es como tú, pedí un permiso a la Orden para acompañarla en su encarnación. En un principio solo sería hasta que tu mamá consiguiera su misión de vida, yo le haría recordar qué es, ya que al encarnar se olvidó por completo. Pero cuando tu mamá se casó con tu papá, la Orden me avisaron de que algo muy hermoso iba a pasar muy pronto, algo que tiene que ver con el camino que tiene este planeta y que se iniciaría gran parte contigo y más hermanos que están encarnando, como ya te dije. Pues la Orden me pidió una prorroga y me pude quedar solo hasta que tú cumplas cinco años. Ahora que lo vas a cumplir en tres meses, volví a la Orden para pedirle otra prorroga, al principio quería de cinco años más, pero la Orden solo me han aceptado tres años, con la promesa de que no podré pedir más prorrogas, cuando vayas a cumplir ocho años, yo me tendré que ir y volver a mi estado original ¿sabes qué significa eso?- me dijo de nuevo con lágrimas en sus ojos de pena que me contagió.

-          ¿Vas a morir?- le pregunté con la voz entre cortada.

-          No, los ángeles no morimos. Le llamamos, ascensión.- contestó.

Me quedé sin palabras y le abracé tan fuerte que ambos nos pusimos a llorar, no podía imaginarme que mí único tío que entendía lo que me estaba pasando al cien por cien, se iba a ir tan pronto. ¿Por qué debía hacer este camino de esta forma sin él? Me lo estuve preguntando durante varios días y meses, hasta que cumplí cinco años y él me regaló algo muy especial que sigo conservando, un regalo por el cual no puedo decir qué es, porqué los Seres de Luz no me lo permiten.

Recomendación: Maluma - No se me quita ;) 
HR.

HERO&Corporation.

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