“Mi amor, mi amor,
¡despierta, vamos! Tienes que ver esto…” decía el Arcángel Uriel, abrí los
ojos y lo vi, sus ojos verdes me estaban mirando ¡qué hermosos! Nunca me cansaré
de verlos, una vez que lo ves ya te atrapan. Él estaba feliz, y me dice “¡Ven rápido, antes de que sea tarde, mi
amor!” ni me había fijado que estaba encima de su pecho, debido a su
urgencia me incorporé y me di cuenta de que no estábamos en mi habitación,
reconocí las paredes de esa sala, estaba en el sofá del piso de Posid y le dije
“¿Qué hacemos en casa? ¿Dónde están
Taurie y Ávalon?” era de noche, pero el arcángel Uriel me obligó a ponerme
de pie y salir a la terraza agarrado de la mano de él, intentaba mirar hacia
dónde él veía pero no podía ver mucho, solo se veía la gran ciudad de luz
hermosa como maravillosa que es Posid, de repente Uriel me dijo “¡Mira allí arriba!” él señalizó el
cielo y de allí empecé a ver como un grupo de ángeles con túnicas blancas
llegaban volando era muy hermoso verlos, además de que se escuchaban repicar
las trompetas celestiales, en ese momento recordé una vez en que de las esferas
superiores descendían algunos Maestros en Nosso Lar (la ciudad de almas) para
hablar de acontecimientos importantes, la forma que se escuchaba esa música era
muy similar, por lo tanto le dije “¿Quiénes
son?” y Uriel contestó “¡Son los
Emisarios del Rayo Blanco que regresan de la casa de Dios a compartir las
nuevas noticias del Gran Padre sobre el Plan Divino!”.
¡Maravilloso! Fue ver al Arcángel San Gabriel montado en su
PEGASUS blanco que comparte con el Maestro Jesús como vehículo particular,
antes de que las patas del Pegasus tocasen el suelo de la plaza de la Catedral
le pregunté a Uriel “¿Podemos ir a
recibirles?” y él me miró y con una sonrisa de oreja a oreja como si fuera
un niño con zapatos nuevos me dijo “Mucho
mejor, nos han invitado a estar en esa reunión, si tú lo quieres”. Me quedé
sin palabras, no sabía qué decir y se me ocurrió “¿Yo? ¿Por qué? ¿Quién?” y Uriel con los ojos dilatados de amor dijo
“Tú querido amigo Gabriel”, me puse
a reír, y no me extrañaba nada y él añadió “¡Bendita qué habéis empezado desde hace pocos meses! ”
seguimos riéndonos como dos tontos, pero fue por poco tiempo, porque tuvimos
que irnos.
Bajamos hacia la entrada por las escaleras de cristal
iluminadas en un tono azulado muy bonito, llegamos pronto a pesar de la altura
en la que se encuentra nuestra casa, nada más llegar, me encuentro con un ángel
que iba con una túnica blanca impoluta, llevaba el pelo largo y liso hasta
medio pecho y me estaba mirando, sus alas eran grandes pero no tan grandes como
un arcángel así que asumí que era un ángel, sus ojos azules me observaban de
forma amorosa y feliz, al mismo tiempo que me estaba sonriendo. Uriel no se
había dado cuenta de lo que acababa de ver,
me agarró de la mano y seguimos caminando hacia la puerta de la reunión,
que curiosamente era dónde estaba ese ángel, que seguía detenido observándome,
como si no tuviera nada más que hacer, sus ojos me picaban mucho la curiosidad,
no sabía quién era, pero mi corazón lo reconocía de vete a saber dónde…
La sala ya estaba llena de ángeles del rayo blanco, que es
conocido como el rayo de la comunicación que gobierna el arcángel San Gabriel.
Todos los ángeles estaban de pie, haciendo un semi círculo en la gran sala de
grandes paredes y altos techos, la catedral de Posid, era evidente. Uriel sin
dejarme de la mano empezó a caminar junto a mi entre los ángeles, en la sala
había 33 ángeles y un arcángel, que reconocí enseguida a la derecha del
semicírculo, nosotros nos dirigíamos hacia allí, ya que Gabriel nos hizo una
señal para quedarnos a su lado, cuando llegamos, Uriel me dejó la mano y
aproveché para ponerme a la izquierda de Gabriel, que él aprovechó para poner
su brazo por encima de mis hombros, y yo le pasé mis brazos por la cintura, le
miré a los ojos color verde, y con una sonrisa y sin pronunciar nada le di las
gracias.
Aproveché para mirar toda la sala, los ángeles estaban
esperando pero no sabía a quién, entonces al otro lado del semicírculo, no lo
podía creer lo que estaba viendo, alcé una mano y empecé a saludar y al otro
lado una sonrisa tan conocida me cautivó, no podía creer que Ávalon estuviese
también en la reunión y le dije a Uriel “¿Qué
hace Ávalon en la reunión?” y él me contestó “Él es de este rayo ¿lo has olvidado, mi amor?”. ¡Ya no me acordaba,
pero es cierto! Me eché a reír, ya que le dije “Claro, es que los confundo, Ávalon es del blanco y Áxel del azul, son
gemelos, es normal confundirlos a veces, ya que son como dos gotas de agua”
Uriel se echó a reír igualmente.
De repente en el lugar dónde no había nadie apareció un
destello de luz blanca y tras ese destello se pudo ver al Maestro Seraphis Bey,
que regresaba de la ciudad de luz que hay en Egipto, resulta que Seraphis Bey
es el representante de Posid al mismo tiempo que de Egipto. Se cerraron las
puertas con gran fuerza cuando Seraphis Bey alzó sus manos al aire dónde en una
de sus manos llevaba su bastón dorado con el nudo de Isis y dijo “Bienvenidos queridos hermanos ángeles,
arcángeles y emisarios del rayo Blanco a la gran Posid. La luz blanca es la
palabra de Dios que viaja con vosotros hasta su destino a través de las
estrellas y demás hermanos planetas de Gaia y de Agartha, vosotros sois la voz
de Dios que viaja y llega a nosotros con las nuevas noticias de la gran casa de
Dios Padre.” Se hizo el silencio, mientras que Seraphis me miró y me sonrió
al mismo tiempo que inclinó un poco la cabeza hacia adelante para mandarme un
pequeño saludo, que yo repetí con mucho amor, entonces miró a Gabriel, que se
tuvo que desenganchar de mis brazos, sin ponerle resistencia él se acercó a
Seraphis, mientras que yo me abracé de la misma forma en la que estaba con
Gabriel pero esta vez con Uriel. Seraphis se echó a un lado y dejó al arcángel
San Gabriel hablar.
Queridos hermanos,
Nuestro Padre nos
bendice en este momento con su gran amor en nuestros corazones, al compartir
con nuestros hermanos y hermanas de Agartha las nuevas que están ocurriendo y
ocurrirán muy pronto.
Gaia acaba de pasar
el ecuador de su primera etapa para la ascensión del planeta y la alineación de
sus hermanos planetas de este sistema solar, muchos de nuestros hermanos que se
han encarnado están haciendo un buen trabajo, ayudando a sus hermanos dormidos
a despertar y fomentar para encaminarlos de nuevo a la realización de la misión
de cada uno que al mismo tiempo es una misión en comunidad, para ayudar a Gaia
a ascender de forma en que no queda arrasada y pueda seguir viviendo en la
nueva dimensión de luz que está emergiendo.
Al final de esta
primera etapa, un grupo de voluntarios de Agartha podrán volver a la superficie
sin tener que encarnar y estar junto a nuestros hermanos para empezar a
reestablecer las comunicaciones con sus hermanos de 4D y 5D. Este grupo de
voluntarios deberán formarlo unos cuantos de cada rayo y serán nombrados
emisarios de su rayo, su misión consistirá en enseñar la nueva Gaia como
deberán actuar ante la ascensión y estarán en la superficie durante el tiempo
que sea necesario, podrán seguir viviendo aquí en Agartha, pero también podrán,
si lo desean, vivir en las ciudades de luz que protegen las entradas de
Agartha, para estar más cerca de nuestros hermanos de la superficie. El
resurgir, así se llamará, será en distintos lugares de Gaia, y solo aquellos
que sientan que deberán ir a recibirlos, podrán ser los elegidos para acogeros.
Estamos creando los
puentes de amor, fe, esperanza, sabiduría y amistad, siempre con la paz en
nuestro corazón para nuestros hermanos y hermanas de la superficie de Gaia.
Con amor,
Vuestro Padre
Celestial.
Así terminó el mensaje Gabriel del gran Padre, me quedé
pensando de una forma totalmente interesada, porque hace meses que se me rebeló
que esto sucedería, el resurgir, de hecho yo siento la llamada y sé dónde debo
estar en el momento que ocurra y allí estaré, no sé si acompañada de Uriel o de
alguien más de la superficie, pero allí estaré.
“Que se acerquen los
voluntarios del rayo blanco, por favor” ordenada Seraphis Bey. Entonces
cinco aprendices de Maestro, se acercaron a Seraphis, se pusieron en línea de
cara a Seraphis, yo empecé a mirarlos y me quedé sin habla de golpe y le dije a
Uriel “¿Ávalon también?” y él dijo “Él fue de los primeros” contestó Uriel.
“Aquí y ahora, sois los emisarios del
rayo blanco en el resurgir” dijo Seraphis Bey y todos los demás se
alegraron, además de que se escuchó un cántico celestial muy bonito que a mí me
llenó el alma de amor y empecé a emocionarme de ilusión. Entonces Gabriel dijo “Llevad nuestras enseñanzas a nuestros
hermanos y hermanas, para que lleven nuestro puente de amor en sus corazones y
Nueva Gaia pueda resurgir de sus cenizas como el ave fénix” ¡Qué bonito por
Dios! Y antes de terminar, un ángel se acercó a los emisarios y se los llevó de
la sala, cuando el ángel me miró, me quedé atónita era el mismo ángel que había
visto antes de entrar en la sala, me sonrió y prosiguió, mientras que miré a
Ávalon que él no me estaba mirando y se fue de la sala, entonces nosotros los
seguimos hacia a fuera de la catedral.
Uriel me agarraba de la mano, él ya quería irse para casa,
pero yo le solté la mano y me fui corriendo hacia Ávalon, le llamé y él se giró
mientras que detrás de mi venía Uriel, entonces le di un abrazo a mi querido y
amada segundo hijo, él se alegró y yo también y me emocioné de nuevo al
escuchar decirme “¡Mamá!” aún no me
acostumbro a eso, pero es cierto, es mi segundo hijo de cinco que tengo
actualmente con mi marido Atlante. “¡Muchas
felicidades hijo, no sabes lo contenta que estoy por lo que has hecho!” le
dije con lágrimas de felicidad en los ojos y él que me secaba mis mejillas con
las yemas de sus dedos, me dijo “Pronto
nos veremos allí arriba, juntos de nuevo. Te amo, mamá.” Él quería decirme
más cosas, y yo también pero Uriel nos interrumpió y nos dijo “Mi amor, debemos volver, en nada sonará el
despertador y es mejor que descanses un poco antes de empezar tú nuevo día”,
no le quería decir que no, pero es que él tenía razón, así que le di un beso en
la mejilla a Ávalon, me despedí y me fui con Uriel.
Estábamos caminando apartándonos de la catedral, cuando
antes de bajar los últimos escalones, Uriel me hace detener y enseguida pasa un
brazo por mi hombro y el otro me levanta por la parte de las rodillas y quedo
totalmente en sus brazos, él se gira para observar a Ávalon como nos estaba
mirando le saludo con una mano y entonces Uriel se vuelve a girar, extiende las
alas gigantes y empezamos a volar para regresar a casa. ¡Qué hermoso!
Recomendación: El
gran Yo Soy – Espíritu y Verdad.
HR.
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