No llevamos ni dos meses de este año 2018 y se puede decir
que he aprendido ya dos lecciones super importantes y esenciales para el camino
hacia la Maestría y hacia la Luz, es decir la Ascensión. Hoy os quiero hablar
de una de ellas, y es la ley universal que dice “Cuando llega es cuando debe ser”, esta ley llegó a mi vida y a mis
oídos a través de esa experiencia con el Arcángel San Michael, dónde hablamos
de la túnica y del anunciador, ¿recordáis cuál fue la frase por la que empezó
la reflexión? Ya os hago memoria, fue con esta misma frase, allí la recibí por
primera vez en este año, y es que sinceramente no lo había recibido
anteriormente.
¿Os habéis dado cuenta que siempre nos quejamos cuando le
pedimos al viento algo bonito o que queremos con mucha ansia que nos ocurra,
pero siempre al perder la paciencia cuando llega siempre decimos que viene
tarde? Puedes llegar incluso a pensar, que lo pides demasiado pronto, no
esperar lo suficiente y llega tarde. Pues piensas mal, actúas mal y decides
mal, cuando esta ley lo único que realmente no entendemos cuando ocurre, es que
siempre llega en el momento que debe ser, y eso quiere decir, que llega cuando
a pesar de no sentirnos preparados (o no tener conciencia de que lo estamos) te
ocurre esa situación, vale lo mismo si es positiva o negativa, pero siempre
viene cuando debe ser, y eso, no lo acabas eligiendo TÚ, aquí, querido hermano,
acude DIOS por TI.
Hay que saber que para aprender esta ley, la presencia
divina de Dios en su máximo esplendor es esencial, para efectuar tal ley. En
otros términos, Dios y todo su ejército de hermanos de la Luz o Seres de Luz,
cuando a ti te ocurre algo y necesitas atención, ellos ponen la oreja y a
partir de aquí, a partir de lo que pides, intentan ayudarte para que te sientas
satisfecho y por lo tanto sientas la felicidad en ti. Pero no a todo el mundo
les funciona ¿Por qué no? Eso es debido a que en el colegio no nos enseñan a
pedir a Dios que colaboren en la elaboración de nuestros propósitos de vida, y
por lo tanto, erramos en la simple pedida del deseo.
Aquí es cuando llega la típica persona que dice “Si me toca la lotería….” Cuando me
cruzo con una persona que cuando le dices que Dios quiere escuchar tus
peticiones, pero te toma como un bebé, cada vez que lanza esta frase al aire,
porque Dios ve que en ti, en tus palabras no hay el verdadero deseo, y por lo
tanto “la lotería es un engaña bobos,
porque NUNCA me toca”. Dios te ama, es tú padre, de él salió la vida que tú
tienes, de él saliste, y junto con Gaia te formaste, por lo tanto lo que más
quiere Dios, que es tú padre, es que evoluciones y que no te quedes en la etapa
de infante espiritual y comprendas que para que Dios acuda en tú ayuda, debes
pedirlo de forma que no sea “una
tontería”.
He aprendido con mi experiencia en los últimos ocho años que
los deseos se cumplen, siempre y cuando los pidas realmente de corazón, y que
lo que pides siempre sea en relación con tú camino a seguir. Pero tampoco nos
enseñan cual es la forma para pedir y que se nos sean escuchados, el Maestro
Jesús cuando era joven, y predicaba en Jerusalen, nos enseñó a rezarle a
nuestro Padre divino, en utilizar la frecuencia (la voz) como vía para que Dios
reciba el mensaje y te escuche. Para pedir, no hace falta ponerse de rodillas,
eso es para cuando rezamos, debéis entender la diferencia entre pedir y rezar,
cuando se reza siempre es para recibir
amor, protección, compasión… y cuando se pide
se comparte qué es lo que queremos que nos ayuden para cumplir el camino a
seguir.
A la hora de rezar, siempre colocamos las manos entrelazadas
para abrirnos de corazón a Dios, pero a la hora de pedir, no hace falta
hacerlo, para conseguir que Dios te escuche y te ayude junto a su ejército de
seres de luz, simplemente hay que hacer una cosa, mirar el cielo y hablarle de
tú a tú, aunque no lo puedas ver. Y después de decirle tus razones respecto a
lo que pides, deberás hacer una cosa que seguro que te cuesta hacer, y es tener paciencia y esperar su respuesta.
No es fácil esperar y saber esperar, si te piensas que
después de pedir él mismo te va a contestar (en ocasiones ocurre pero cada
petición tiene su tiempo de espera) allí mismo, es mejor que no te hagas a la
idea de ello, lo mejor es pedir con el corazón abierto y luego, seguir con tus
cosas, seguramente cuando menos te lo esperes llegará la respuesta y siempre
llega en el momento que debe ser, nunca antes ni después, porque Dios sabe
realmente cuando la respuesta la necesitarás y no cuando tú creas que lo
necesitarás. Por lo tanto hay que confiar en él, porque él es AMOR y el AMOR no
provoca tristeza sino alegría.
Recomendación: Heaven – Fifity Shades Freed.
HR.
HERO&Corporation.
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