martes, mayo 24, 2016

¡No Estás Ciego, Aquí Estoy!



Lo que ves es lo que es, pero lo que no ves es aún más lo que es. Yo nací con una venda en los ojos que se quitó al cumplir la mayoría de edad, al ver que el amor es muy distinto a los cuentos de hadas que te cuentan cuando eres pequeña. Pero a mí nunca me ha gustado los cuentos de hadas, ni ser la mala, sino que a mí cuando me contaban esas historias, me fijaba más en lo que le pasaba a los otros personajes, que parecían para mí “más humanos”, cuando decían que no podían amar porque eran personas del servicio, esa humanidad es con lo que he crecido, y por lo tanto no me he idealizado esa historia de amor con el famoso príncipe azul, que nunca aparece. ¿Para qué engañarnos? 

Siempre te dicen que eres una ilusa por creer en ilusiones, pero si ya desde pequeña vas viendo que el personaje más “humano” es aquel que aparece en segundo plano, entiendes que el príncipe azul se puede convertir en rana, pero quién se mantiene a tu lado en segundo plano, es más real que el príncipe rana. Pero aquí es cuando empiezas a ver lo ciegos que están algunos, cuando tienen a su lado a quién más aman y prefieren seguir errando, creyendo en el príncipe rana. ¿Y qué puedes hacer? ¡Nada puedes hacer! Sigue tú camino, en algún momento se le caerá la venda y se dará cuenta de la verdad del cuento, que no está equivocado solo hay una persona que sí que lo está, creyendo en amor dónde no lo hay. 

Sigue tú camino, tú decides qué hojas quieres que se queden o dejas que el viento se las lleve, tú decides qué rocas se quedan para tropezar pero que sea un tropiezo que no tengas que lamentar con el tiempo. He lanzado tantas piedras en el río y aquí estoy, fuerte, caminando sin mirar jamás en caer, ¡Aquí estoy! ¡He vivido las entrañas de la vida que se me otorgó! Y he lamentado caer una y mil veces, pero jamás he vuelto a tropezar malamente, todos mis tropiezos han sido por una razón que he aprendido y volver a caer, ya sé que cuando ocurre debo saltar lo más lejos posible para no tropezar de nuevo en algo que ya no merece la pena sacrificarse. Pero ¡Aquí estoy! Esperando, serena y paciente, a qué caiga esa naranja de las ramas de los árboles, para que caiga encima de mis manos, para protegerlo de que no quede estrellado contra el suelo de piedras, porque me importas. 

He dejado caer sandías más pesadas y más grandes que Júpiter, pero ninguno me ha importado como la naranja que sé que está a punto, es solo cuestión de tiempo para que termine de madurar y empieza a caer hacia la dirección correcta dónde su único corazón late con fuerza con la fuerza del amor. Es solo cuestión de tiempo, es solo cuestión de tiempo, es solo cuestión de tiempo, que caigas en las manos correctas, las mías. Es solo una prueba más, de que la estrella y el corazón laten en armonía cuando estoy contigo, bajo la copa de tú árbol, refugiada del Sol y yo esperando, Serena y Paciente, a que llegue ese momento en que empiezas a caer a tú destino.

No te quejes de mí, no es culpa ni de mi corazón ni del tuyo, entonces quéjate al señor destino que nos está uniendo desde que las estrellas tuvieron ojos y una bonita sonrisa que ofrecer, tú no serás el príncipe rana, porque la rana ya la desterré hace un par de años de mis tierras, y te dejé conmigo por una razón, que en ese momento desconocía y que ahora empiezo a comprender. ¡No estás ciego! ¡Déjate caer suavemente acariciada por el viento encima de mis dulces manos! Yo te prometo que no lamentarás quedarte, solo lamentarás no haber venido antes… ¡No temas, yo te protejo y lo sabes, aquí estoy, siempre he estado!

Recomendación: Ancud – Cambia.


HR.

HERO&Corporation.

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