La paloma de la libertad te sigue a todas partes, pero ahora
parece que no la ves y te haya abandonado y por eso te sientes atrapado, como
si te faltase el aire o como si estuvieras atado de pies y manos y solo
pudieras ver todo aquello que Platón daba por hecho lo que otros no podían
percibir a simple vista, estando atrapado viendo solo lo que el acosador te
deja ver y solo comer aquello que te otorga el acosador.
Pero eres libre, aún y así, ¡lo eres! Eres libre de elegir
no comer y no ver lo que te dicen que hay dentro de una caja de zapatos de
cartón, cuando el acosador te dice que allí dentro hay oro, y tú eres libre de
pensar que allí dentro no hay nada o hay otra cosa que te sirva de verdad en
vez de lo que te dicen. Pero no lo sabes, ni lo sabrás si permites que estés
atrapado eternamente, si ya te has podido quitar la venda de tus ojitos lindos,
ahora intenta quitar las vendas que te atrapan, pensando ¿cómo son? ¿Son
cadenas, una cuerda que raspa y daña la piel, unas simples vendas de seda?
Sabes perfectamente que si consigues quitarte las vendas de las manos y de los
pies que tienes y que te hacen daño porque cortan la circulación y pierdes la
movilidad de tus extremidades, solo tienes que saber que si te quitas estas
vendas, podrás comer sin que te obliguen a comer con un embudo y tragar todo
aquello que no quieres y lo que quieres nunca entra en tú cuerpo. Lo tienes
solo con el simple gesto de poder liberarte de estas vendas o cadenas y pensar
¿qué te lo impide?
Hoy he tenido un sueño rarísimo y que os quiero contar, me
había despertado en una habitación junto a un compañero que no conocía,
estábamos atrapados en esa habitación, la puerta no se abría estaba cerrada con
llave y esa habitación solo había una cama de hierro sin colchón, no había
ninguna ventana solo la puerta tenía un pequeño cristal dónde podías ver qué
había allí, un pasillo inerte y oscuro. La habitación no estaba muy iluminada, básicamente
había una bombilla que parpadeaba durante todo el tiempo. Llevábamos una
especie de chaleco, dónde nos habían introducido un líquido en nuestro cuerpo
para mantenernos constantemente drogados, manipulados por alguien que se creía superior,
efectivamente estábamos atrapados allí.
Al cabo de un rato, no sé cuánto, se abría la puerta y
entraba un señor que iba con una bata de medico acompañado por dos soldado que
nos apuntaban con sus armas en la cabeza. Asustados, levantamos las manos y los
soldados nos esposan en las paredes, mientras que el medico deja una bandeja de
metal encima de los hierros de la cama para preparar una aguja, el médico me
mira a mí para hacerme un análisis de sangre. –Las damas primero.- dijo y yo me
lo quedaba mirando asustada, intentaba resistirme mientras él venía hacia a mí
pero, era imposible, hasta que al final, el medico se sale con la suya. Luego,
le tocaba a mí compañero, que gritaba de dolor porque no le gustan las agujas.
-¡No, no, por favor, no!- balbuceaba entre dientes que no se le entendía
demasiado, tampoco le había escuchado nunca su voz, esa fue la primera vez en
no sé cuánto tiempo, que él emitió un sonido.
El médico vino varias veces, la segunda vez fue para darnos
unas gachas para comer que sabían raro, después intentó hacernos como un test psicológico
que no le servía de mucho, hasta que la tercera y última vez, él venía para
matarnos, lo sabía porque mi intuición no me fallaba, y también porque había
visto que las armas que nos apuntaban, esta vez estaban cargadas, pero en vez
de dejarnos que nos mataran a sus anchas. De alguna forma me escapo de esas
cadenas, consigo apoderarme de una bandeja semi igual que la anterior porque
era completamente redonda, al escaparme con una mano de las cadenas, agarro la
bandeja y lo lanzo, el objeto sale disparatado dando vueltas tan rápido que
parecía una arma, y efectivamente lo fue cuando ese objeto metálico llegó al
cuello del médico y le abrió la yugular. En ese momento pudimos escapar de
alguna forma y junto a mí compañero pudimos adueñarnos del lugar, liberando a
los presos inocentes y al mismo tiempo atrapando a todos los implicados. En
realidad el lugar dónde estábamos era un antiguo colegio, que al cabo de un
tiempo, que tampoco sé cuánto, el colegio volvió abrir las puertas y los soldados tenían su merecido, de alguna
forma, lo tenían.
Puedes ser libre, aunque te sientas atrapado, siempre hay
una forma de escapar, de hacer justicia y hacer lo que tú sientas que quieres
hacer, pero nunca huyas, porque no vas a escaparte, solo vas a permitir estar
más tiempo atrapado dentro de la cueva.
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