Hay momentos en la vida que tú camino sufre un pequeño
precipicio que solo tienes dos opciones, detenerte o saltar, pero siempre
decides detenerte, porque si saltas, el miedo a lo desconocido es lo que te
impide a saltar sin mirar atrás, sobre todo cuando no se está preparado para
hacerlo y alguien o algo te obliga a hacerlo. ¿Saltas? Atento a lo que haces,
alguien podría seguir tus pasos y no es bueno que detrás de ti salten una
manada de vacas, porque te sigan a todas partes, debes tener razones para
hacerlo, nadie te va olvidar ni vas a morir, solo estarás lejos de lo que te ha
unido hasta ahora lo que ya conoces como destino. Si saltas, para que todo vaya
bien, hay que saltar sin ninguna cosa pendiente, o lo llevarás contigo.
¿Te detienes? Eso es lo mismo que morir, pero sufriendo,
indeciso, es más horrible, detienes tú tiempo hermosos que vale igual o más que
el oro en solo quedarte quieto, viendo las nubes y todo lo que es vivir, son
solo sueños que no se transforman nunca en la realidad, en un recuerdo digno de
recordar. En general, si te detienes no vives, ni observas, solo estás en
pausa, esperando el metro que te alcance al lugar, pero dónde estás no hay
metro que esperar. Es el metro de la paciencia y raramente te va a venir a
buscar, en algún momento u otro tendrás que saltar, solo depende de ti, si te
retrasas o lo haces ahora.
Supongo que debe haber algún motivo para no saltar, echar de
menos a alguien o que te hayan lastimado, o algo por el estilo, es normal, los
humanos nos equivocamos con mucha más frecuencia, pero estamos aprendiendo a
vivir, sea la edad que tengamos, incluso una anciana de ochenta años sigue equivocándose.
Y eso no te tiene que dar miedo, sino todo lo contrario, te debería fascinar
como somos capaces de encontrar una solución a nuestros errores, sin dejar
atrás quien somos y a dónde vamos. Siempre habrá un hilo que será irrompible,
ese es quién realmente vale la pena. ¿Encuentras el error de tus pasos?
¡Exacto! No abandones a tu hilo, porque será irrompible pero la realidad es
diferente y se te puede escapar, o quizás ese hilo tiene un máximo de cuerda
para dar y si sobre pasa, ya la has cagado otra vez. ¡Ten cuidado!
¿Te has olvidado de quién eras por culpa de la oscuridad que
te ha rodeado con su maldad, su cariño falso y sus sentimientos que recitaban
pesadillas en vez de buenos augurios? ¡Sigue tú Sol! Él nunca te fallará,
siempre está allí incluso cuando te piensas que tú alma está oscura, el Sol es
el fruto de muchos frutos pero es tú fruto quién te alimenta y te sustenta cada
segundo de tu larga y hermosa vida, ¿Por qué debería fallarte? Si de ellos
todos acabamos tarde o temprano. Es vivir o morir pero cuando mueres, la luz te
guía, ¿y sí vives? ¡También! Pero se esconde cuando tu alma se oscurece, te
empeñas en pronunciar sus nombres cuando la luz solo ha tenido un solo nombre y
que sigue igual de puro. Ahora es el momento de saltar hacia lo desconocido sin
mirar atrás, pero recordando quién eres, si te olvidas de lo que eres, te vas a
perder durante el salto a lo desconocido y no terminarás dónde tienes que
terminar, esa confianza que reside en ti, limpio, puro pero frágil, intenta que
no se rompa ni un trozo porque no podrás trepar por el hilo que dejas caer cada
paso firme que pronuncias. Cuando saltas, nadie te va a seguir, eres tú quién
debe saltar, porque otros tienen otros precipicios dónde tendrán que pasar por
casi lo mismo que tú, pero algunos ni lo conseguirán, tú puedes hacerlo. Confía
en tú hilo y en el Sol, y todo será el doble de fácil.
HR.
HERO&Corporation
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