sábado, abril 10, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 80

 

Gabriel empezó a explicarme sobre cosas de la 5D que ya sabía, empezó a repasarme cómo funcionan las dimensiones, pero no entendía porque me repasaba algo que ya me lo habían explicado en el primer año en IÓN.

-        El Chico dentro de unos días va a cumplir 13 años de vida. – dijo automáticamente supe que su cumpleaños era en Septiembre aunque me había dicho que era Verano, intuía que era cerca del cambio de estación.- se está preparando para hacer una cosa muy importante y que va a necesitar tu apoyo en todo momento, te va a necesitar. – dijo algo preocupado.

-        ¿Qué va a pasar?- le dije.

-        Son dos cosas importantes, pero solo te voy a decir la segunda. Es importante que prestes atención, ¿te han contado en qué consisten las ascensiones? – me preguntó.

Automáticamente pensé en el Titi, me había contado que los ángeles suelen ascender pero ¿las personas también pueden?

-        Si.- le dije algo preocupada arrugué la frente.

-        Dentro de pocos meses, va a ascender dejará de vivir en 3D para irse a vivir a 5D y estará allí un tiempo. – informó.

-        ¿Cómo?- el corazón me empezó a doler pensando que lo perdería para siempre.- ¿No lo voy a volver a ver nunca más?- pregunté ya con los ojos negados de lágrimas.

-        Si que lo verás, pero no tendrá que salir a 3D en el portal dimensional. Él ya vendrá directamente de 5D y te esperará igualmente en el metro, pero no vendrá contigo a 3D luego. – dijo Gabriel.

-        ¿Por qué?- pregunté.

-        Es su destino. – respondió.


Se me saltaron las lágrimas y Gabriel me abrazó, con la yema de sus dedos intentó secármelas, pero era inútil detrás venían más. Ya me parecía demasiado doloroso el hecho de prepararme para perder al Titi, que ahora tendría que perderlo también al Chico… ¡Era injusto!

-        Pensaba que sólo lo hacen los ángeles…- refunfuñé.

Gabriel se río pero no quiso contestarme.

-        ¿Cuánto tiempo queda?- le pregunté.

-        En cuanto ocurra la primera, en dos meses.- dijo.

No tenía ni idea de cuál era la primera cosa que debía pasar, pero esperaba y rezaba que así fuese que tardase mucho tiempo.

-        ¿Por qué me lo has dicho?- le dije.

-        Él confía en ti más que a su vida, él te ama, aunque quizás no lo veas tú, pero él te ama y siempre te ha amado y siempre te amará. – confesó.

Automáticamente empecé a recordar una vida anterior…

Me encontraba abrazada a él, lo que era mi esposo, sus ojos verdes me miraban como si fuese una diosa bajada de los cielos y me sonreía y simplemente me decía “Te amo”. Me ubicaba en medio de la selva, llevábamos poca ropa, pero parecía nativa de alguna aldea perdida en centro-américa.

Luego la imagen se distorsionaba y me encontraba siendo el hombre, abrazada a ella, con los mismos ojos verdes, dónde ella me decía tan dulce bajo una pequeña tela en la cabeza de color rosado “te amo”.

Entonces, hacía calor en el nuevo lugar qué recordé, él era un hombre apuesto y yo también, subidos a un caballo blanco, en el imperio romano dónde él me decía “te amo”.

Finalmente la última vida que recordé, estaba en un despacho a solas de la era victoriana cerca de Londres, él estaba delante de una ventana dónde se veía el patio dónde había un coche de caballos listo para partir, me agarré a su cintura, yo era una mujer bastante jovencita, y él al mirándome a los ojos me decía “Te amo, siempre” le daba un beso en la mejilla y entonces caminé por el despacho hasta cerrar la puerta detrás de mí.

Cuando regresé al presente, me daba vueltas todo, suerte que estaba sentada, era cierto, él era el mismo en todas las vidas, y me imaginé que serían muchas más que habíamos coincidido y en cada una nos habíamos enamorado como dos tontos. Le di un abrazo a Gabriel y nos despedimos, me había pasado la hora así que ya podía volver a casa. Bajé al metro con la esperanza de encontrármelo en París, Kihara me esperaba en la puerta de las escaleras.

Fue entonces en ese momento, cuando me di cuenta de que nuestra amistad no había sido por casualidad y que en sí misma la casualidad no existe, todas aquellas veces en que nos habíamos encontrado en el metro y la primera vez delante de la cancha del juego de la rata, fueron las pruebas suficientes para comprender que Dios sabía lo que iba a pasar y que el universo simplemente se había dignado a unir los puntos para que los hechos tuvieran sentido.

Hay destinos que no se pueden cambiar, pero este destino unido a él, es lo más hermoso que jamás había podido imaginar. Prometí mantener el secreto, solo por el hecho de disfrutar aún más la presencia de él en el metro. Pero me parecía que era demasiado joven para presenciar algo tan bello como la ascensión, en cierto modo tenía miedo, pues nunca me había pasado y me sentía muy mal al saber que el Titi también andaba en esto, pero el primero en irse sería… ¿mi mejor amigo o lo que fuese esto? ¿Por qué aquellos que más amo acaban dejándome?

-        Oye, ¿te sientas conmigo?- me preguntó el Chico.

-        Lo siento, pero… hoy me apetece estar con los demás.- le dije.

Se me quedó mirando con los ojos saltones, parecía que intuía que me pasaba algo, pero quería estar con gente, para no pensar en ello. Así que me senté en el grupo junto a Rita y él no tuvo más remedio que venir también. Durante todo el viaje de regreso estuve ignorando a los amigos, observando el paisaje y de reojo veía como el Chico no me quitaba el ojo de encima, ni sabía en qué andaban los amigos, pero… quería estar allí. El Chico también los ignoraba, hablaban de un examen que les tocaría hacer pronto en Ávalon y los alumnos de IÓN les mataban la curiosidad.


Uno de los amigos que estaba sentado justo delante, se puso de pie para ir al baño, tiempo suficiente que aprovechó el Chico que se había quedado en el asiento del otro lado a la derecha, para venirse a la izquierda. Reposó los codos encima de sus pantorrillas, sin dejar de mirarme directamente a los ojos, se pasó una de las manos por el pelo, para quitarse el flequillo de los ojos, miró un momento el paisaje, disimulando, mientras le oía resoplar, aunque yo hacía que no lo estaba observando de reojo no me podía perder detalle de lo que él hacía, ¿por qué tiene esa mirada que me atrapa como una tonta?

-        ¿En qué andas?- me preguntó.

Pero no tuve palabras para contestarle, me miró, era raro que no le hablase.

-        Próxima estación Toulosse- decían por megafonía una voz femenina.

-        ¿Qué te pasa?- me preguntó ya más preocupado, fruncía el ceño esperando mis motivos.

No le dije nada, pero le miré directamente a los ojos, él respondió de la misma manera arrugando la frente intentando adivinar lo que me sucedía.

-        ¿Puedes hablarme, por favor?- se había acercado aún más y el amigo ya había regresado del baño, al ver que intentaba hablar conmigo, se sentó dónde el Chico estaba antes de cambiarse.

-        No tengo nada que decir.- le dije y seguí viendo por el ventanal el paisaje.

Nos quedamos en silencio, ignorando a los otros, pero observando la naturaleza, aunque al Chico quería saber todo lo que me sucedía, porque sabía que esa actitud no era muy normal en mí. Quería disfrutar de su presencia, pero me dolía el hecho de que él también iba a ascender, me resultó muy difícil aceptarlo. Tenía tanta ilusión en creer que podía encontrarlo de forma inesperada deambulando por la 3D, que saber que él también se iba… se me rompía el corazón.

Entonces, le agarré de la mano y él me sonrío.

-        ¿Qué serías capaz de hacer por mi si alguna vez estuviera en apuros?- le pregunté.

-        Lo que sea con tal de ayudarte.- contestó de inmediato.

-        ¿Te importo?- le pregunté.

-        Mucho.- contestó, no dejaba ni que el silencio nos deleitase con un suspiro.

-        Solo te pido, que no lo olvides nunca, porque yo también.- le dije.

Le mostré mi sonrisa de sinceridad y él volvió a sonreír, sus dientes blancos como la nieve me encantaban.

En cuanto nos bajamos del metro agarrados del brazo, le detuve antes de subir las escaleras, él se puso delante y me miró, no le dije nada, solo mis brazos le rodearon su cuello y nos abrazamos durante un ratito. Fuimos los últimos en salir del andén, y como no salíamos de allí, nos habíamos quedado mirándonos a los ojos como dos tontos, escuché unos pasos bajar las escaleras.

-        ¿Dónde se abran metido?- se escuchaba la voz de Gabriel hablando solo.

Entonces, por impulso le di un beso en la mejilla al Chico, él cerró los ojos y yo me quedé un rato allí, como si quisiese marcarle mis labios en su piel. Cuando terminé, vi a Gabriel al pie de las escaleras que nos había visto, nos miraba con cara de haber interrumpido algo importante, pero no fue así. El Chico se giró, me agarré a su brazo y caminamos hacia Gabriel.

-        Disculpen, pero Uriel me envió a buscarlos, hace un ratito que les estamos esperando. – dijo Gabriel intentando excusarse de alguna forma.


Estuve varios días mal, intentaba hacerme a la idea de que esto era inevitable, uno en pocos meses y el otro en un par de años, tenía demasiado miedo como para aceptarlo tan fácilmente, había momentos en que estaba molesta conmigo misma, y otros solo quería estar el máximo tiempo en soledad de nadie más, incluso sin Uriel. Nunca pensé que haría algo así, estuve todo el fin de semana, escondiéndome de Uriel, y él no entendía qué me estaba pasando, nunca había pasado y además ¿cómo se supone que puedes huir de un ángel que además vive en otra dimensión y su trabajo consiste en cuidarte las 24h del día junto a sus siete días de la semana?

Había visto en las películas, la típica niña rica que huye del escolta que le sigue hasta en el baño, mientras ves que la niña se queja de no ser libre. Aunque siempre me gusta estar junto a Uriel, pero el secreto me mataba, y Uriel estaba preocupado, todos estaban demasiado preocupados.

-        Dary, necesito que me hagas un favor.- le pedí, el domingo a la mañana en el cuarto nada más despertarme.

-        Dime, amor. ¿qué necesitas?- contestó.

-        Intenta no preguntarme sobre IÓN en unos días largos… necesito pensar en otra cosa.- le dije.

Se me quedó mirando igual que un perro cuando intenta entender a su dueño, sin saber qué debe hacer ni porque le pedía eso.

-        ¿Por qué? – se le escapó.

Le hice la señal del silencio en mis labios y él simplemente lo aceptó. 

Siguenos en YOUTUBE                              TWITTER                                 INSTAGRAM

Recomendación: Embrujadas - séries Gnula.

HR.

HERO&Corporation.

viernes, abril 09, 2021

Despertar Del Chakra Corona (Verdad De La Pandemia)

 

El mundo se ha vuelto totalmente loco… ¡Me da la risa! ¿El fin del mundo llegó en una guerra invisible al ojo humano? ¡De nuevo me da la risa! Corre, ponte la mascarilla para que el bicho no te alcance y empieza a respirar el dióxido de carbono y así, aunque ni te des cuenta, vas matando tus células segundo a segundo, debilitando así, tú propio cuerpo… Corre, quédate en casita, limítate a estar encerrado en tu habitación y si ves que es necesario gasta todo el jabón del planeta para mantener tus manitos limpias… ¡Espera a la vacuna, la salvación y el regreso de la libertad!

Dios santo bendito… ¿Qué es lo que les hemos enseñado a lo largo de la historia de la humanidad que deben hacer en estos tiempos? ¡Por dios! ¡Despierten, señores! ¡Están haciendo mal! Todo esto se resume a una sola e inevitable cosa que tienen las personas: miedo. Una vez más, el universo se abre ante nosotros para volvernos a conectar con él y ustedes, solo quieren ¿vacunarse? ¡Bajar la vibración y seguir siendo peleles del gobierno que te engañan, y tú caes en sus trampas en todas y cada una de las elecciones! Así es, tienes miedo a sentirte infinito, pues el universo así es, un infinito que constantemente se va renovando, una y otra vez, para evolucionar y aprender más sobre él mismo. Y tú, lo que haces con la vacuna es, eso… rebajar la vibración y rechazar el regalo del universo, que te recuerdo que sin él tú no existirías, ni nada de lo que conoces, el universo es el gran Padre que nos cuida.


No me crees… pues entonces pregúntate ¿Cómo empezó la vida en este mundo? ¿De dónde surgió el planeta? Inevitablemente la respuesta es la misma, todos proceden del universo. Este planeta, antes de tener vida, era trozos de rocas que flotaban en el universo, que habían sido pequeños fragmentos de otros mundos que les había llegado su final, y que viajaron a través de la galaxia para que finalmente su propósito fuese crear este planeta dónde vivimos. Recuerda el paradigma que todo humano piensa egoístamente “primero yo y luego los demás”. No, señores deben aprender mucho para evolucionar a una civilización de quinta dimensión, pero no se preocupen, si leen esto, aún están a tiempo.

La vida surgió en este planeta gracias al universo, y tú fuiste habitante de otro planeta antes de llegar a este, por ende, tampoco te pertenece el planeta ni puedes dictar órdenes de que esta es tu casa y aquí las normas las dicto yo. El universo es una comunidad de vecinos, dónde todos pagan sus cuotas religiosamente, pero el universo no pide dinero para sus cuotas, pues para pagarle solo debes hacer una cosa, crecer espiritualmente, emocionalmente y físicamente.

Hace eones, que la galaxia dónde vivimos, que ustedes le llaman Vía Lactea, en el universo se le llama Galaxia de Orión, pues en el Consejo de Orión se decidió los decretos de ascensión de los planetas que aún estaban en tercera dimensión y que estaban listas para evolucionar y convertirse en una civilización de quinta dimensión. Desde ese momento, nuestro planeta estaba pasando por sus primeros conflictos, los Mayas ya estaban terminando su paso por este lindo hogar, y Atlántida y algunas civilizaciones de 5D ya se estaban formando, con la colaboración de muchos vecinos amigos, que dejaron su ADN y se unieron con los nativos los Homo Sapiens.

A partir de ese instante, planetas como Mercurio, Plutón, Cebalíon (uno que se encuentra cerca de la constelación de Orión) y muchos más, empezaron a ascender sus ciudades de 3D para convertirse en civilizaciones de 5D. Ya se los he dicho, resistirse no sirve de nada, el Consejo de Orión es el gobierno de nuestra galaxia, y es al único que se ocupa de cómo vamos realmente como especie evolucionada. Si tanto sueñan en convertirse en la unión de razas, mejor dicho de civilizaciones (pues razas es despectivo y ofensivo) como las películas de Star Trek, Valiant, la ciudad de los mil planetas y más, si quieren entrar en la hermandad Blanca (algunos somos enviados en este tiempo, como yo), si quieren formar parte de la Confederación Galáctica, deberán hacer una cosa… abrir el chakra corona.

¿Por qué este chakra? Pues porque es el único que nos conecta con el universo, cada chakra tiene su función especifica, por ejemplo el Raíz nos marca la supervivencia, la perpetuación de la especie y regula nuestro sistema hormonal y biológico, es el famoso reloj biológico. El chakra Plexo, nos ayuda a la conexión social tanto externa hacia el trabajo, la familia, amigos… como interna, órganos, células, energía… cada chakra tiene su función especifica, el último chakra que debemos activar, pues los otros ya lo están, es el corona, es la comunicación con el universo y nuestros vecinos estelares.

Los Chakras se deben activar en los tres niveles del SER y en este orden: Físico, Emocional y Espiritual.

·       Físico → Una célula proveniente del universo, que sepa adaptarse a la atmosfera y pueda multiplicarse rápidamente para que todas las células de las personas, les hagan la misma revisión y les pregunte directamente a las células “¿Están listas para hacer este examen y evolucionar?”. Si es que si, la célula extraterrestre entra sin invadir a la célula del cuerpo y se dirige hacia el ADN, revisando esas partes que el ADN todavía no ha activado, pues recuerden que la evolución toda la información ya la tenemos en nuestro ADN tras la última modificación genética realizada por la Hermandad De La Reencarnación origen de la Hermandad Blanca. Así que la célula solo tiene que revisar de la consciencia en el ADN que no esté activa y activarla, incluso intercambiar algún código genético y luego se irá, sin debilitar a la célula.

·       Emocional → EL ADN tiene la nueva información activándose, por eso empezamos a tener una acumulación de energía en todo nuestro cuerpo, que nos provoca pasar por situaciones de desequilibrio emocional, dónde en un segundo sentimos depresión extrema y al siguiente felicidad extrema. Un pequeño desajuste emocional, que tendrás ganas de empezar a expresarte más artísticamente y te vas dando cuenta de que quizás trabajar en una oficina haciendo facturas, no es algo que tanto deseabas hacer en tú vida, descubres tú energía y empiezas a comer más natural posible, intentas no ingerir animales y hacer las paces contigo mismo, sanando tus propios traumas y conflictos emocionales.

·       Espiritual → Tus maestros ascendidos empiezan a visitarte, tus ángeles también se presentan ante ti, sientes una conexión especial con el planeta, miras hacia el firmamento y te das cuenta de que esas estrellas que hace poco ni te importaban, te das cuenta de que hay alguien ahí y si te fijas, lo verás. Empiezas a ver con los ojos del propio universo, cómo está construido y empiezas a aprender habilidades que al fin y al cabo ya estaban dentro de ti, como telepatía, telekinesia, clarividencia… habilidades que para el nuevo camino serán herramientas esenciales. Un ejemplo, de pronto te leen las cartas del Tarot y no te parece un fraude, cuando ves que se cumple, también cuando meditas para calmarte pero también para conectarte con el universo y escucharlo. Empiezas a hablar el idioma del universo.


Ahora se fijaron porqué este virus que dicen que es tan peligroso se llama curiosamente Corona-virus. Si se fijan, aquellos que más siguen las indicaciones de este planeta para “evitar contagiarse” son aquellos que trabajaban en una oficina, se han ido marchitando y además, se creen todo lo de la televisión, y por eso tienen miedo.

Ahora me dirijo a aquellos que ya han pasado por esto y ahora son sembradores de mundos, pilares de conciencia y más de esto, les indico que los guías nos han mandado en este tiempo y espacio concreto para mostrarnos y ayudar a aquellos que más nos necesiten aquí y ahora, así que deja de pensar en ti y ayuda, colabora, pues el universo te está pidiendo ayuda, ya lo habrás escuchado y si lees esto, es que no le haces caso y yo, ni sé quién eres. Pero eres un chela, y nos protegemos mutuamente. ¡Adelante!

Recomendación: Libre – El Chaval De La Peca.

Sigueme en Youtube para más información un video nuevo cada semana, aquí.

HR.

HERO&Corporation.

domingo, abril 04, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 79

 

-        No trabajarás para Dios hasta que recibas noticias de él autorizándote que ya formas parte de sus emisarios en este planeta, ¿entiendes? – dijo Uriel.

-        De acuerdo.- contesté.

-        Seguramente que será pronto, lo notificarán por carta. – informó Uriel.

Habían pasado tres meses tras su aparición ante mis ojos en la boda de mi primo José y de momento seguía siendo una estudiante pero con intenciones de recibir esa autorización y empezar la gran aventura de esta encarnación, trabajar de forma oficial para el universo.

La Iaia Filo me vino a buscar a las cinco de la tarde, con la sorpresa de que esperaba a la tia Cristina y mi prima Sofía pero no vinieron. Mientras que me tomaba el pan con chocolate, me di cuenta de que no íbamos a su casa, sino que nos dirigíamos hacia el barrio de Gracia de Manlleu.

-        ¿A dónde vamos?- le pregunté.

-        A ver una vieja amiga mía.- contestó ella tan dulce.- nos espera en su casa.- dijo.

-        Ok.- le dije.


Me agarré fuerte a su mano fría, que siempre las tenía frías y con la otra fui comiéndome el panecito que me había traído para merendar. Ella siempre me daba pan con chocolate, lo que pasa que yo detestaba comer pan de chiquita, solo ocurría cuando iba con la iaia Filo. No comprendí porque para ella era tan importante el pan, hasta que un día me contó lo mal que lo pasó en la postguerra Civil que hubo mientras que en España estábamos en dictadura Franquista y Europa en la segunda guerra mundial, ella la pasó muy mal junto a sus hermanos y sus padres, no tenían para comer más que miguitas de pan y agua.

Quizás era demasiado chiquita para saber las atrocidades que hubo en la infancia de mi queridísima abuela Filomena, ya es mala suerte cumplir diez años de vida y ese mismo día empezase la segunda guerra mundial, el 18 de Julio de 1936.

Comprendía su manía de comer pan entre las comidas y ser muy cauteloso de no picar entre horas, simplemente por miedo a quedarse sin nada para comer después. El tiempo había cambiado mucho y era la época de las vacas locas, así que podíamos disfrutar de ir al supermercado a comprar cualquier cosa que nos apeteciera, pero mi abuela seguía con esa mentalidad en algunos momentos. Así que me comía el pan, por ella, sentía que de algún modo comprendía su dolor que quería sanarle, por eso le hacía feliz verme comer el pan sin rechistar, aunque ella sabía que no era lo que más me apetecía, pero por ella hacía cualquier cosa.

Mi abuela tenía la manía de llamar al timbre tres veces, ahora se llamaría complejo de Sheldon Cooper, pero en ese tiempo me parecía curioso porqué lo hacía siempre tres veces. Poco tiempo después, una señora de casi la misma edad que mi abuela, se apareció tras el cristal de la puerta que estaba entre la madera, y nos abrió la puerta que la había cerrado con llave.

-        ¡Oh qué alegría de verlas a las dos!- decía la señora.

Antes de entrar, me di cuenta que el portal siguiente era la puerta de casa el tiet Josep, así que reconocí a la señora, la Rosa. Tenía el pelo estilo abuela en castaño algo clarito, llevaba gafas, era bastante chiquitita y delgaducha, siempre llevaba una bata de estar por casa que ella misma se había hecho y sus zapatillas de felpa.

Entramos a dentro y le di un besito en la mejilla, mientras que ellas dos se saludaban con el típico saludo europeo, dos besos en las mejillas. La Rosa cerró la puerta y nos condujo hacia el salón comedor de al final del pasillo, mientras que la abuela y ella hablaban de si habíamos tardado un poco en venir, porque cuando vio mi mochila supo que venía del colegio.

-        No, no ha sido mucho. Por suerte la niña estudia en el Carme Vedruna.- dijo mi abuela.

-        Uy, es bastante trozo… ¡Pasen y tomen asiento!- dijo alegre como siempre era la Rosa.

Me senté en uno de los sofás de cuero negro que estaban delante del ventanal que daba al huerto. Mientras que la Rosa se sentó en el otro y la abuela a mi lado.

-        ¿Quieres tomarte algo, chiquita?- me preguntó la Rosa.

Dije que no con la cabeza.

-        ¿Tienes yogures?- le preguntó mi abuela.

-        Si, aún me quedan dos.- dijo Rosa.

-        Con uno será suficiente, ella está terminando de merendar, ya se ha tomado su panecito con chocolate y se me ha olvidado traer un yogur…- dijo mi abuela.

-        ¡No te preocupes!- dijo la Rosa mientras se levantaba y se iba a la cocina y traía el yogur natural con azúcar y una cucharita.

Las dos amigas se pusieron a hablar de sus cosas, mientras que yo me tomaba el yogur, como me daba flojera, la abuela me lo fue dando. De hecho lo hacía mucho, no por flojera sino porque no quería perder ese vínculo con ella. Mis padres se mosqueaban, porque ya se suponía que iba a por los siete años y aún tenía que hacer eso… pero no me entendieron. Siempre les ha costado entenderme, la verdad.

Esa misma noche en IÓN, mientras que estaba en el metro antes de llegar a París, me quedé hablando con el Chico de Ojos Verdes.

-        ¿Tienes hermanos?- le pregunté.

-        Si, uno mayor.- contestó.

A esas alturas quería saberlo todo de él, cualquier pista serviría para poder ubicarlo mejor en cuanto el universo nos diera permiso para encontrarnos en 3D.

-        ¿Y tú?- me preguntó.

-        No, mis padres no quieren tener más hijos.- le dije.

-        Mejor, todo para ti.- comentó.

-        Supongo.- dije en compasión.

En cuanto el metro se paró en Toulouse…

-        ¿Saben que estudias en Ávalon?- le pregunté.

-        No, no saben nada de Agartha, ni de las dimensiones.- contestó se puso algo triste y presionó los dientes escondiendo la linda sonrisa que siempre tenía en su rostro hermoso.- son humanos.- terminó.


Le miré con el ceño fruncido, no parecía una broma su último comentario <humanos> no lo entendí, él y yo también éramos humanos. ¿A qué venía ese chiste tan malo? No pude decirle nada, se quedó mirando el paisaje por la ventana y yo simplemente le copié en silencio.

-        ¿Alguna vez has soñado en ser de otra especie?- me preguntó el Chico.

-        Me gustaría ser un ángel, como Uriel y Gabriel.- comenté.

Él dibujó una pequeña sonrisita debajo de su nariz.

-        Hace tiempo que no entiendo ¿Por qué a nosotros se nos abre algo tan bonito en nuestros brazos y en cambio hay tanta gente que aún piensa que es la única raza existente en el universo?- decía algo quejica estaba.

-        Me hago la misma pregunta desde que empecé a estudiar en IÓN. – le comenté.

-        Nos dicen que en algún momento, ellos sabrán de esto. Pero nosotros, ¿crees que saben el gran sacrificio que hemos de hacer ante ellos? Esconder todo esto, cuando más indagas, más preguntas y más ganas tienes de hablarles de la verdad…- decía estaba indignado pero no sabía porque.

-        A veces tengo miedo de sufrir cuando a mí me den permiso para mostrarlo al mundo, aquellos que quiero y que no están en esto, harán cualquier cosa para hacerme creer que estoy loca. No quiero sufrir eso…- respondí.

-        Lo mismo digo. Me contaste que un familiar tuyo está encerrado en un psiquiátrico por decirlo, ¿verdad?- preguntó yo le dije que si con la cabeza.- ¿Y si a nosotros nos pasa también? Digo, ¿nos pueden encerrar por vivir esto?- preguntó.

-        Aros, mi primo me dijo en un momento de lucidez que le pidieron pruebas.- dije.

-        Pruebas… ¿Cómo podemos darles pruebas? No nos dejan llevarnos nada.- respondió.

-        Ni idea, pero por una simple palabra no crearán nada.- dije.

-        Humanos…- dijo el Chico enojado por algo.

-        ¿Qué te pasa?- le pregunté pero no quiso decirme.

El metro llegó a París y nos tuvimos que despedir por unas horas, ese día tenía entrenamientos. En la puerta del pabellón, me encontré con el arcángel San Gabriel como si estuviese esperando a alguien, se acercó para saludarme y nos dimos un abrazo.

-        ¡Al fin llegaste!- dijo Gabriel suspirando.

-        ¿Para?- susurré.

-        Tengo que hablar contigo de algo importante, ¿crees que puedes pasar hoy del entrenamiento?- me preguntó al dejar de abrazarnos.

-        No sé… a Lonan no le gusta que nos saltemos sus clases…- dije.

-        No te preocupes, él ya me ha visto y le he dicho que te esperaba… lo entenderá. – me dijo ofreciéndome su mano para irme con él.


Le di la mano y nos volvimos para el primer edificio pero no entramos, nos sentamos bajo la sombra de un árbol verde hermoso.

-        Lo que te quiero compartir, debo pedirte antes que me prometas que guardarás el secreto y no se lo contarás al Chico, ¿de acuerdo? Él no sabe que he venido a verte, porque dice que aún no se siente preparado para contarte esto, pero yo veo que es algo importante y no hay tiempo. – dijo Gabriel algo preocupado por su protegido.

-        Puedes confiar en mí, soy una tumba.- le dije.

Nunca le había guardado un secreto a espaldas del Chico, pero me pareció que Gabriel lo decía por una razón más importante, por eso se lo permití, total solo sería un tiempo que esperaba que fuese lo más corto posible, no sé pero me parecía que estaba haciendo algo… digamos que peligroso.

Recomendación: No te fallaré - Compañeros sintonía Série.

HR.

HERO&Corporation.

Cuando No Te Permiten Sacar La Sabiduría

  A veces no te das cuenta, de que hay tres atributos que las personas tienen y que son esenciales para que el fluir de la vida, haga su e...