Poco tiempo después, me despierto en el pasillo, cerca del
baño encima del regazo de Gabriel que charlaba con Uriel, abrí un momento los
ojos pero como no me vieron, los volví a cerrar, quería escucharles a hablar y
sabía que si supiesen que estaba despierta no lo harían…
-
¿Te está
costando mucho, verdad? – Decía Uriel.
-
Cada vez
más, tener que mantener las distancias, volver a empezar, a pesar de que en
realidad todo haya cambiado, para mí todo sigue igual. – respondía Gabriel.
No entendía de quién hablaba, pero intuí que hablaba de la
mujer de Gabriel, que nunca me habló de ella, lo intenté pero… siempre esquiva
mis palabras.
-
Ya no
recuerdo aquellos tiempos en que cambiabas de mujer cada cien años, ¿Dónde se
han ido esos tiempos? – dijo Uriel.
¿Gabriel era mujeriego? ¡No tiene pinta!
-
Ya sabes
que todo cambió, cuando la conocí a ella. Nunca te di las gracias por
explicarme qué era sentirse amado y ser amado por alguien, siempre había
considerado que el amor solo era algo que podías controlar, pero en cierto
modo, cuando más lo quieres controlar menos control tienes de ello. ¡Me has
ayudado mucho en estos últimos cien mil años, hermano! – le confesó Gabriel
a Uriel.
-
Gracias a
ti por permitirte aprender más de aquello que más le temías. ¿Por qué querías
controlarla? – preguntó Uriel curioso.
-
Tenía
mucho miedo de vivir sin ella, por eso quería estar con ella cada instante de
su vida, que había elegido estar a mí lado. – dijo Gabriel, pero le
interrumpió Uriel.
-
Hasta que
ella se fue, ¿cierto? – le dijo.
Hubo un silencio que intuí que le habría contestado Gabriel con
un gesto.
-
Esto te
sirvió para valorarla más y valorar lo que son ustedes. Pero por suerte, como
dicen las personas, el universo es muy grande y nuestras vidas extra largas, en
cualquier momento volverán a estar juntos, ya verás que si, hermano. – le
convencía Uriel.
-
Si ella me
recuerda, quizás. – respondió Gabriel.
No aguanté más y simulé que me despertaba, se preocupó mucho
Gabriel, enseguida que me vio con los ojos abiertos, me acarició la mejilla y
estaba tan cerca de mí que me sentía algo incomoda, así que me incorporé de
inmediato e intenté salir de su regazo para ponerme de pie solita.
-
¿Estás
segura de volver ya? – preguntaba Gabriel.
-
Gabriel,
¡Ya!- le advirtió Uriel.
Gabriel vio a Uriel y se calló la boca, simplemente le dejó
pasar a Uriel y me fui con él de regreso al baño, dónde Gabriel simplemente
volvió a colocar el tiempo a su ritmo natural. Con Uriel simulamos regresar del
baño como si no hubiese pasado nada, la Carmen me miró en la distancia y nadie
se dio cuenta de nada.
Después de almorzar en el comedor de esa escuela, me sentía
muy cansada, me senté en una mesa a solas con Uriel, podíamos sentarnos como
nos diese en gana. Me froté los ojos y bostecé en cuanto me tomé el yogur del
postre terminando de almorzar.
-
Creo que dormiré en el bus de vuelta, porque me
he cansado mucho antes.- le comenté.
-
De
acuerdo, pero aún no nos vamos, ¿podrás aguantar? – preguntó Uriel mientras
le daba un mordisco a la manzana que se había llevado de postre.
-
Que remedio…- dije pero proseguí.- ¿Puedes
guardar un secreto, Dary?- le pregunté.
-
Claro. –
dijo y se abalanzó hacia adelante para escucharme mejor.
-
No he podido evitar escuchar la conversación
entre Gabriel y tú, ¿la mujer de Gabriel le ha dejado?- dije preocupada pero
también extrañada.
Uriel dibujó una pequeña sonrisa y le dio un mordisco a la
manzana, en cuanto tragó el trozo, habló.
-
Así es, su
mujer la dejó hace mucho tiempo y al parecer Gabriel aún no lo superó, ni lo
hará. Está enamorado de ella hasta las trancas, no lo dejará nunca. –
comentó Uriel, como si fuese un comentarista de televisión.
-
¿Qué les ha pasado?- pregunté chismosa aunque
nunca lo era, tenía una sensación extraña dentro de mí que quería preguntarle
de todas formas.
-
Gabriel
hace mucho tiempo no entendía lo que era amar a una persona, él siempre había
estado con muchas chicas, pero ninguna le había entrado tan fuerte como su
mujer. Cuando su mujer le dijo que también sentía lo mismo, él se emocionó
tanto que estuvo con ella tanto tiempo como Dios les diese, pero un día su
mujer después de estar tan cansada de ser controlada por él, decidió dejarle y
desde entonces que no lo ha superado. La sigue buscando, sabe dónde está y dice
que nunca la dejará ir, dice que es suya. – informó Uriel.
-
¿Suya? Un día me contaste que nadie es propiedad
de nadie, ¿por qué él dice eso?- le dije.
-
Porque lo
que siente Gabriel es amor y no entiende la diferencia entre capricho y amor,
en el capricho solo se entiende que las cosas son efímeras, pasan rápido y no
tienen tendencia a quedarse mucho tiempo, fluyen demasiado rápido. En cambio
cuando amas, es más lento y sofisticado, porque cuando amas a alguien entras
poco a poco a una unión que no terminará jamás. Pero en esa unión, controlar al
otro, no dejar que haga su camino si decide pasar un tiempo a solas u cualquier
cosa, lo que provoca es que jamás puedan reencontrarse de nuevo. El amor no
termina con la muerte, ni aunque el otro se vaya a otro país u planeta
distinto, si amas a una persona pueden pasar vidas y el amor sigue creciendo. –
dijo Uriel.
¡Qué bonito lo que comentó Uriel! Me enamoré de ese
significado del amor nada más escucharlo, eso es lo que quería con el Chico,
aunque era chiquita para estar en una relación, esperaba el momento que Dios
viera idóneo para estar junto a él y no dejarle escapar jamás. Sabía que ese
momento en la cama del Chico hacía un mes atrás, significaba mucho más de lo
que se veía, aunque él tuviese 13 años y yo 7 años, éramos demasiado jóvenes
como para permitirnos ser pareja, pero en el fondo el amor recorría nuestras
venas, si tenía que ser lento y sofisticado, así lo aceptaríamos. Costase lo
que costase.
-
¿Así es como lo haces tú cuando te enamoras de
alguien?- le pregunté.
-
Con mi
mujer ha sido así y estamos muy unidos. Tenemos un hijo en común que está a
punto de cumplir su segundo centenario de vida. – informó Uriel.
-
¿Estás casado?- le pregunté en señal de
sorpresa.
Uriel dijo que si con la cabeza seguido de una sonrisa de felicidad.
-
¿Por qué la religión cristiana dice que los
ángeles no tienen sexo?- pregunté arrugando la frente.
-
Esto se lo
inventaron las personas que inventaron esta religión, le decimos que es un
límite que les frena expandirse. – comentó Uriel poniendo los ojos en
blanco y reposando su espalda en la silla.
-
¿Por qué no se lo dicen ustedes mismos si dicen
que están conectados?- le pregunté.
-
Ellos no
hablan con Dios, ni con nosotros, ellos reniegan de nosotros, pero dicen a todo
el mundo que les hablamos y que Dios habla a través de ellos. No es cierto, ya
lo decía el maestro Jesús <si un señor de Dios tuviese delante de él a Dios,
le negaría la aparición por no desearse merecedor de él, pero en cuanto Dios se
fuera el cura gritaría a los fieles que Dios se le apareció, negando que lo
negó>. – dijo el arcángel Uriel.
-
¿Mentiría?- dije arrugando la frente.
Uriel dijo que si con la cabeza y yo me puse a pensar en
ello, aunque las metáforas del Maestro Jesús aún me costaban de entenderlas,
sentía en el corazón mucho coraje, porque a mi no se me ocurriría jamás negarle
a Dios. Entonces recordé aquella aparición en la boda de mi primo José y Heidi,
no le negué pero tampoco pude decir nada porque la promesa me comprometía, de
igual forma me sentí mejor porque por lo menos yo no tendría vocación para
meterme a monja, si el destino sería negar la presencia de Dios y rezarle de
igual forma deseando su aparición al mismo tiempo.
-
Los
católicos saben que mentir es un pecado, los musulmanes si mientes no vas a su
cielo, a los judíos incluso pueden repudiarte por mentir y a los budistas el
karma puede en palabras humanas “joderte” la próxima encarnación reencarnándote
en cucaracha. Pero aquellos que están verdaderamente conectados, son los únicos
que no conocen la mentira, pero siempre serán acusados de mentir. ¿Sabes lo que
le pasó al Maestro Jesús cuando predicaba a su fiel pueblo? – respondió
Uriel con su amor de cuenta-cuentos que siempre le emerge de dentro de su
corazón puro.
Dije que no con la cabeza, en verdad la historia de Jesús la
tenía algo agría, en el sentido de que la versión cristiana no tenía ni pies ni
cabeza, solo esperaba mi momento para que él apareciese ante mí y conocerlo
directamente cuando fuese el momento adecuado, cuando Dios lo viese, claro.
-
Fue
traicionado, la historia dice que uno de sus discípulos llamado Judas le
traicionó, pero la verdad es que fue una víctima de extorsión debido a que los
sacerdotes del Sanedrín que se llenaban de rabia por perder a los fieles a la
ley de Abraham, otro maestro que envió Dios a vivir en esta dimensión,
decidieron pagarle a uno de los discípulos, el más vulnerable que sería capaz
de vender su alma a cambio de dinero. Judas fue víctima de un engaño, y aceptó
por codicia, el Karma actuó para compensarlo y cuando Judas se dio cuenta de lo
que había hecho, que había mandado a su fiel amigo Jesús a la cruz y ser
asesinado ante todos, Judas lleno de rencor, culpa y arrepentimiento decidió
quitarse la vida. – explicó Uriel.
-
¡Qué me dices, Dary! ¿Fue vendido por cuatro
perras? – dije asombrada.
-
La tarde
antes de la última cena y mucho antes de su captura, Jesús caminaba por un
camino de Judea, para atender a su meditación de la tarde, cuando el arcángel
san Gabriel se le apareció y empezaron a hablar, fue Gabriel quién le dijo qué
había hecho Judas. – dijo Uriel.
-
¡Madre de Dios!- exclamé.
-
Aún y así
se lo tomó al principio mal, pero luego lo aceptó, pues Dios ya le había
mandado una visión de lo que sucedería hasta entonces. Jesús durante su vida
por aquí en la 3D, mantenía muy buena relación con su ángel de la guardia que
en ese tiempo fue Gabriel, ellos dos eran como tu y como yo. Fieles amigos que
a pesar de estar en dos dimensiones distintas, mantenían su amistad siempre
fiel y sana, hablando cuando lo necesitaban y acompañándose siempre. – dijo
Uriel con una sonrisa, él colocó una de sus manos encima de mi hombro derecho y
nos miramos a los ojos.
-
Amigos hasta más allá de la muerte, ¿verdad?-
dije con una sonrisa.
Uriel se rio confirmándolo con la cabeza, nos levantamos de
la mesa y colocamos la bandeja en el porta bandejas, luego nos mandaron al
patio de nuevo. Entonces, hicimos el baile de cintas y finalmente nos volvimos
para Manlleu.
P.D. La próxima semana estaremos de vacaciones y no subiremos nada, nos vemos a partir del 13 de Diciembre.
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