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Por decir “Artista” en esta época, es casi igual que hace
500 años le decías a tú padre que por ser mujer y tener 15 años, no te querías
casar con un viejales. Cuando le dije eso a mis padres con 14 años, cuando me
había dado cuenta de que estaba escribiendo mi primera novela, pensaba que se
lo tomarían bien, porque ellos adoran ir a los museos. Pensaba que si me iba
bien en el futuro, quizás habría un museo a mi nombre con mis novelas y
cuadros, pero no fue el caso. Mi padre lo primero que me dijo fue “deja de soñar y haz algo realista por una
santa vez” y mi madre simplemente se quedó callada, mirándome como si
hubiese matado a alguien, pero no sabía ni a quién.
Tenía 14 años, y estaba tratando de buscarme, saber a qué
vine, encontrar mi quehacer en este tiempo, y resultó ser que todo empezó
escribiendo una novela. Cuando en el colegio nos mandaban a hacer redacciones,
mientras que los demás se quejaban, a mi se me quedaban cortas las líneas para
seguir narrando. No pensaba en que al encontrar la escritura ya sabía qué tenía
que hacer, porque no va así, no va tan rápido la cosa, necesitas tiempo, mucho
tiempo para averiguar qué es. Pero tampoco se trataba de arruinar mis sueños,
porque mi padre me había educado de que fuera quién yo quisiera ser… pero al
parecer tenía letra chiquita ese compromiso…
A mi madre, básicamente le entraron los miedos y empezó a
decirme “¡no tendrás para comer, vas a
morir de hambre, vas a vivir bajo un puente, nadie querrá comprar tus novelas…!”
sin darme voto de confianza, ya que eso lo decía sin haber intentado en ningún
momento leer algo mío. Ya directamente, mi madre decía que iba a fracasar, sin
saber si tenía talento o no, y eso me hundió la verdad. Mi padre decía “de sueños no se vive, ¿entiendes? Eso no te
da dinero para que comas” ¿Cómo que de sueños no se vive? ¿Y los que viven
de sus sueños? Hay personas que soñaron con su profesión y están viviendo de
ello, ¿no existen son personajes de internet creados de un videojuego o qué?
De todos modos, no me había percatado que cuando les dije
que quería ser Artista, me quería dedicar a ganar mucho dinero y convertirme en
rica con mi talento, porque esta vida decidí NO SER RICA. Por extraño
que les parezca, en mis otras vidas, excepto en la Atlántida, fui rica o de
alta alcurnia, y siempre la he pasado mal con ello, en el sentido de que la
gente se acercaba por interés, no se me tomaba como una del montón, siempre con
algún título de por medio y era horrible. En esta vida, quise venir a nacer
dentro de una familia de riqueza media, para valorar el dinero y reconocer a
las personas por mi forma de ser y no por las posesiones que tuviera.
¿No se dan cuenta de que cuando uno tiene dinero siempre le
piden más cosas para que gaste más de lo que tiene? Y cuando eres justito de
dinero, las situaciones cambian, el dinero no es uno de los temas más
importantes y conoces a personas maravillosas, que prefieren estar contigo
tomándose algo, que pagarles para que estén contigo. Es decir, hace 300 años,
una condesa tenía a su cargo un asistente personal, que era un buen fiel amigo,
pero que al fin y al cabo solo trabajaba para la condesa, en realidad la
amistad no existía.
Según mis padres, y lo entiendo porque la sociedad ha estado
viviendo así por muchos eones, tengo que encontrar un trabajo que me de dinero
a fin de mes para poder pagar la casa, las facturas, y pueda irme de viaje
cuando toda la humanidad tenga vacaciones. ¿No le ven lagunas a esto? Porque yo
muchas. Un día se me ocurrió preguntarles “¿Cómo voy a poder pagar una casa con
una mierda de sueldo?” y ellos me respondieron “Haciendo como nosotros, pidiendo
un crédito al banco”. ¡ERROR! A mi me enseñaron a no pedir prestado, y ahora me
dicen que debo pedir dinero prestado en la mafia legal que todos conocemos como
BANCOS… y yo soy negacionista por esto, señores…
Veo que no aprendieron nada, últimamente veo a muchas
personas que se les ha olvidado el sentido de VIVIR, y parecen que estén en
conflicto con el gobierno, porque pidieron prestado a los bancos y ahora no
tienen ni un duro. Viven sin saber qué podrán comer en el día, sin saber si van
a poder quedarse en la casa una noche más, y además estas personas no es que no
tengan trabajo, sino que trabajan pero de aquellos trabajo en que nadie quiere
trabajar por ser inferiores, como por ejemplo: limpiadora, vigilante,… ¿Dónde
está el problema? Pues en que debemos educar a las nuevas generaciones a sacar
la venda de los ojos, pensar que el banco nos preste sabiendo las condiciones
que nos da y que además, no tendrá sentimientos en quitarte la casa si decides
no pagar más, me parece más horrible y feo moralmente visto, que intentar ser
artista te vayas ganando tú terreno y aunque cobres poco, por lo menos, no
vives por encima de tus posibilidades.
Lo entiendo que muchos hayan caído en la crisis del 2008,
unos culpan los altos precios de las viviendas, otros los malos sueldos,… yo
siento que el error está en que no se ha analizado suficiente el pasado. A ver
¿Qué le pasaba a la sociedad hace 100 años? Veníamos de un imperialismo, dónde
los países ricos se pusieron a comprar países pobres y conquistarlos sin crear
una guerra, tanto por África, Papua Nueva Guinea, Austrália e incluso las
colonias americanas todavía había países de latinoamerica que no se habían
terminado de independizar del antiguo estado Español, tras la “conquista de
america” con el “descubrimiento”. A Europa se le fue la cabeza, empezó a
conquistar países para intentar ser más fuertes por si llegaba una nueva
guerra, y así fue, tras tanto conflicto interno al final estalló la primera
guerra mundial.
La sociedad de ese tiempo estaban sometidos al miedo de no
saber si mañana estarían vivos, tanto para poder comer, o por las guerras,
habían perdido la seguridad de sus casas y el control de sus vidas, forzados a
marcharse a otros países que daban mejores estancias. Sin trabajo, sin dinero,
se cruzaban Europa a pata para buscar un lugar mejor. ¿Se imaginan vivir así? Aquí
nació el trauma si tengo dinero, soy poderoso y no pierdo mí casa, ni se
imaginan las generaciones que se han tenido que crear para que aquí y ahora nos
demos cuenta de que este trauma sigue sin estar sanado. Añádele a esto, una
segunda guerra mundial, una hambruna y dictaduras hasta hace tan solo veinte
años aproximadamente.
Para tratar de entender mejor este trauma como sociedad que
llevamos incrustado dentro de nuestro ADN, debemos saber que este miedo provoca
una ansia de conseguir aquello que es necesario para vivir, cueste lo que
cueste, por ende, eso aviva las ganas de competir con los demás. Debo conseguir
la mejor casa, el mejor coche, el mejor perro, tengo que irme de vacaciones al
mejor lugar y si es de lujo también. Este estrés de que nunca lo que hago es
suficiente, negando nuestro derecho divino de ser merecedores de nuestros propios actos, si nunca festejas un hito
personal aunque sea una tontería, en realidad te estás automachacando y eso proviene
del EGO, porque tienes estas ansa incansable de tener un hogar a salvo y que
nadie te lo arrebate. Actúas por instinto, porque un ancestro tuyo tuvo que
exiliarse y fue tan duro que lo dejó marcado en el ADN, y por eso ahora tú
vives esto.
Estamos todos salpicados por la competencia, incluso los países
comunistas, es algo que está en el ADN. No compitas, entiende que el otro,
también es merecedor de sus actos, ni tú eres mejor que él ni él es mejor que
tú, es tú compañero, pana, hermano…
De la oscuridad venimos cuando nacemos, pero a ella le
tememos por ser humanos y olvidarnos que en ella, se aprende a vivir. Más allá
de pensar en aquellos rituales del infierno, sabemos que cuando uno cae, para
levantarse debe aprender a valorarse uno mismo, a ver las cosas distintas e
intentar volver a tocar la luz. Esa esperanza que se vuelve como un elixir para
creer que en la luz existe la paz, aquellas tormentas que solo te ponen a
prueba para que entiendas todos tus pasos en este camino. Si le temes a la
oscuridad, le estás dando la espalda a aprender más sobre ti mismo, ¿sabes
quién eres?
En el despertar del nuevo amanecer, debemos aceptar pasar
por la oscura noche del alma, un
proceso de desprogramación y de puesta a prueba la verdad, para ver si en
aquello que creías es realmente lo que debe seguir sujetándote en el nuevo
despertar de consciencia. Verás a muchos desaparecer tras ver sus engaños ante
ti, y en ocasiones te sentirás solo, engañado y estafado, con la mayor facilidad
que dejarás de creer en los demás, pensando que la vida es hostil y demasiado
cruel. Una lucha de intereses, que al fin y al cabo, solo compiten por lo
mismo, no estar solo y pensar que en vez de ser compañeros, eres mi enemigo.
Son siete noches, pero que no duran igual que un día
terrestre, quizás para tú alma un día sea una década, o quizás una hora. Pero
eso es saber cuál es la capacidad que tienes de dejarte llevar por tú corazón,
¿Cuánto confías en tú corazón? Caes pensando que eres el mejor, cuando chocas
contra el suelo de tú SER más profundo, esas creencias de superior se han
desvanecido, pues solo eran ilusiones falsas que te hacían sentir mejor que los
demás. El EGO te ha hecho creer en esas ilusiones, no para lastimarte, sino
para que te dieses cuenta de lo falso que puedes llegar a ser, sino te das
cuenta de que el amor todo lo puede. ¡No eres inocente por ello! Pero la
energía que crea la materia, se crea a través de un patrón armónico de amor,
recuerda que un bebé llega al mundo porque alguna vez los padres hicieron el
amor (incluso cuando ha sido o se ha pensado que ha sido un desliz).
Si eres amor, eres energía creadora, así que te das cuenta
que esta oscura noche, solo es un velo que te tapaba los ojos de aquello que
realmente puedes hacer con tú vida. El trampero eres tú, cuando la visión se
distorsiona de ti, cuando piensas que alguien a fuera quiere lo peor de ti,
paranoias de que no hay nadie, eres tú dando el poder a fuera de ti, de
quién realmente puedes llegar a ser. ¡Sentir un Dios que decide por ti lo que
está bien de lo que no! ¡Tus padres educándote en las carreras que dan más
salidas económicas para no caer en la ruina! Cuando das el poder a fuera de ti,
pierdes el verdadero sentido de la palabra YOSOY.
YO deriva del EGO, pero por si solo, no te permite llegar
lejos, puesto que siempre está en conflicto con todo aquello que le disgusta,
amigos, frustraciones, competencias… necesita un amarre energético-emocional
para dejar de preguntarse ¿Quién soy? ¿A qué vine? ¿Qué debo hacer? Entonces
encuentra el SOY, que deriva del CORAZÓN, él tiene las respuestas a estas
preguntas y el EGO debe escucharlas e integrarlas para poder saber cómo salir
de la oscuridad. No es una tarea fácil, porque el YO le cuesta compartir
estancia con el SOY, y al comienzo están en guerra. Un órgano físico que late y
da vida, pero mientras suena el latido, se habla con el ALMA y con el ESPÍRITU,
es el único órgano físico que puede hacer algo así.
Para entender porque viniste, debes emprender un viaje de
escucha e integración de tus actos, no simplemente de lo que has hecho en esta
vida, sino también de tus vidas anteriores, porque toda la información que
ahora necesitas para continuar y cambiar al mundo, se encuentra en el pasado,
escondido en tus propias vidas pasadas. Sin que te acuerdes ahora, permitiste
formarte un juego único de pistas, dónde obligatoriamente tienes que recordar
esas vidas, para recuperar las herramientas para así poder hacer algo en este
tiempo, y cambiar al mundo.
¿Por qué Argentina tiene tanta vinculación con la tierra
pasada de los Arcturianos que encarnaron como civilización de Atlántida?
Fíjense bien, ARC-TU-RIA-NOS mientras que AR-GEN-TI-NA tienen el mismo nombre
de silabas, y ambas empiezan por ARG o ARC. Los Atlantes no se fueron del
todo, ellos dejaron un legado mucho más especial que encontrar en algún
momento sus pirámides o palacios dorados que tenían. Tras 30.000 años de la
unión entre 13 Arcturianos de origen estelar con la humanidad antes del salto a
Homo-Sapiens, los descendientes que eran la generación número 13 desde su unión
genética, sobrevivieron al final de las islas de Atlántida, para seguir
sembrando el mundo.
Fueron 72 Atlantes, que tras el final de su civilización,
agarraron un barco y pusieron rumbo a Oriente Medio, concretamente en las
tierras fértiles de lo que sería el río Nilo. Allí se juntaron con otros 25
Lemurianos (ya hablaremos de su origen en otra ocasión), ambos juntaron sus
diferencias y se unieron en la revuelta de los Mesopotámicos ante sus reyes de
origen reptiliano, llamado los Annunakis. Como motivo de celebración,
decidieron crear una civilización las tres civilizaciones integradas en una,
por los cuales la llamaron Egipto. A
partir de ese momento, se creó genéticamente la humanidad, es decir que todos
los notros a nivel genético tenemos rasgos de estas tres civilizaciones
estelares y de otras dos civilizaciones más, que ya hablaremos en otra ocasión
también (los MOANOS y los SIRIANOS).
Ellos apuntaron el inicio del nuevo amanecer, que curiosamente
la fecha era la siguiente: 21 de diciembre del 2022, cuando Argentina se alzara
ante el mundo, cuando la oscuridad dejase de ser temida y la luz fuese
acogedora y deseada, lo que nosotros llamamos MUNDIAL DE FUTBOL.
Hoy tenemos en exclusiva doble capítulo, espero que lo disfruten, compartan y comenten:
Capítulo 174
La gente del grupo que estábamos se hospedaban en diferentes
hoteles que ellos mismos habían elegido, así que fuimos haciendo pequeñas
paradas, esperando la nuestra que curiosamente era la última. La abuela había
elegido el mismo hotel también de cuando fue con mis primos, uno al estilo
oeste de Estados Unidos, el hotel se llamaba Cheyenne. Estaba un poquito
apartado del parque, pero valía la pena, nada más entrar parecía que nos
habíamos ido a Texas, porque el hotel estaba ambientado al puro estilo de los
ranchos americanos, todo era de madera y de vaqueros, ¡realmente era bonito! A
mi sinceramente los ranchos me gustan mucho, me recuerda a cuando vivía en una
granja irlandesa en 1870 (antes de encarnar en esta vida).
Mientras que mis padres hacían el chek in, a mi me dieron un
dibujo de Mickey Mouse y me puse en una mesa que había con lápices de colores
para pintarlo. Me acompañó mi abuela porque estaba un poco apartado de
recepción, después nos indicaron por dónde se iban a la zona de las
habitaciones. Pasamos una puerta dentro de recepción y salimos a un patio que
era como una calle muy larga, dónde en el medio había un camino de tierra, y
todas las habitaciones estaban separadas por cabañas de madera al estilo
americano, como si pasases el Far West de Port Aventura, muy hermoso. A la
mitad de la calle había una hípica de ponis, cuando lo vi, me fui corriendo a
tocarlos ya que se podían tocar. Ya saben que yo veo un animalito y me muero de
amor por acariciarlo o estar con él, el reino animal es mi mejor amigo y yo el
de él.
-¡Papá! ¿Puedo subir?- le pregunté.
-No, Laia, hoy no. Pero si quieres el último día
vemos, ¿ok?- dijo.
-¿Has preguntado cuanto cuesta?- le preguntó mi
madre a mi padre.
Mi padre se fue al señor de la hípica y le preguntó en
francés cuanto costaba, pero nos llevamos una sorpresa, porque al ser
hospedados en el hotel, tenía media hora para montar al poni gratis, así que
mejor lo dejamos para él último día.
En la misma cabaña había dos habitaciones separadas por una
puerta, igual que un hotel convencional, de nuevo me tocaba compartir
habitación con mi abuela, la diferencia fue que cuando llegué a la habitación,
había una cama de matrimonio y una litera, enseguida me subí a la cama de
arriba y me la hice mía, en cambio la abuela quiso dormir en la cama de
matrimonio. Dejamos las cosas y nos fuimos hacia el parque a buscar un
restaurante para almorzar.
Para poder ir al parque teníamos un servicio de autobuses
gratuitos del parque, así que esperamos diez minutos en la parada del bus de la
entrada del hotel, y nos fuimos hacia el parque, tardamos unos veinte minutos.
Al bajar, nos dejaron en la entrada, pasamos el tiquet y caminando despacio fuimos
pasando la zona de tiendas y de fotografías de pasajes de las películas, como
por ejemplo el paragua del musical cantando
bajo la lluvia que a pesar de tener 9 años, me encantaba esa película, al
igual que Mary Poppins (la versión antigua). Allí mientras que miraba camisetas
de Mickey Mouse y gorras, de repente se puso a llover, ¡que mala pata! Pero por
suerte solo eran cuatro gotillas sin importancia.
Llegamos a la zona de restaurantes, fuimos a uno baratillo
dentro de una especie de centro comercial, no recuerdo qué comí pero me alegré
tanto de que ya no íbamos con guía, que podíamos visitar el parque como nos
apeteciera hacer. No soy muy partidaria de usar guía cuando vas de viaje,
porque no lo ves todo, solo lo que el guía le interesa, y a mi me gusta visitarlo
todo y me da igual que se tarden cuatro horas como cuatro minutos, si he
pagado, quiero verlo todo.
Cuando vi el castillo famoso que sale al principio de todas
las pelis Disney, fue cuando me di cuenta de que había llegado a casa de Walt
Disney. Aunque sabía que su casa estaba en Estados Unidos, era una forma de
decir, gracias a este señor, yo ahora conozco a Goofy, que aunque es un
personaje muy patoso, me siento muy identificado con él, ambos vivimos la vida
aunque nos caemos de mil formas, siempre tenemos una sonrisa y ganas de volver
a intentarlo. Al igual con Tiger, dentro del bosque de los cien acres, es el
único que muestra valentía y alegría, siempre anda saltando y viendo la vida en
positivo, también me siento así, porque el burro es depresivo, Piglet todo el
tiempo tiene miedo, y Winnie es tonto… en cambio Cristopher Robin sería una
forma de decir… niño, con la edad que tienes no andas bien si piensas que
hablas con tus peluches… (eso diría la gente) pero yo pienso distinto, para mi
Cristopher Robin es la bella imagen del niño interior, ¿Cuántos años tiene?
Creo que aparenta tener 12 o 13 años, en un tiempo de guerras civiles o cosas
por el estilo, y en vez de estar triste por perder su infancia, conserva a sus
amigos y conecta también con los adultos, es una forma que nos dice Walt Disney
“no pierdas tu pureza de corazón”.
Si hablamos de Micky Mouse, me siento identificada que si se
dan cuenta él no tiene enemigos, es decir a pesar que haya gente que le puteé,
siempre tiene un corazón tan noble que nunca putea a nadie, solo espera a que
se le pase y luego le da un abrazo para seguir, porque Mickey nos enseña que a
pesar de que te enojes con alguien por no seguir lo mismo, no tienes derecho a
renunciar a él, si él o ella no te lastima, solo debes respetar y seguir así.
Porque Pete se supone que es su Nemesis en la House of Mouse, que siempre
intenta cerrarle el negocio que hace con sus amigos, pero Mickey siempre acepta
a Pete como un amigo más, a pesar de que Pete no lo vea así.
Walt Disney a lo mejor ha hecho mucho daño con el mundo
princesas, pensando que tenemos a un “príncipe azul” idealizado para nosotros o
una “princesa en apuros” a quién salvar. Si le das una vuelta más profunda al
asunto, te das cuenta de lo que verdaderamente quería enseñarnos antes de
congelarse. La Cenicienta, lo que hace es trabajar duro para conseguir lo que
el destino tiene para ti, que por muchas hermanastras tengas que te odien por
ser quién eres, y te separen de tú camino, siempre encontrarás la forma de conseguir
tú destino que tú mismo eliges. Ariel, nos enseña a nunca estar en la zona de
confort, ella tendría que estar en el mar con su padre, pero decide vender sus
escamas para conseguir piernas para poder conocer al amor de su vida que es
humano. Las barreras solo existen para aquellos que nunca querrán intentar
algo que realmente les haga feliz, y para finalizar esta pequeña reflexión
dentro de esta historia de mi vida, hablaremos de Aladín. Se supone que es
pobre y que no puede conseguir a Jazmín por no ser heredero de un rey o un
sultán, cuando llega con el genio, primero desea ser correspondido con Jazmín
transformándose en un príncipe importante de no sé qué región, pero a Jazmín no
le importa eso, solo quiere estar con él a pesar de que quiera renunciar a su
destino. La diferencia de clases que antiguamente separaba amores maravillosos
y que debido a eso, en la genética se vio marcado con un patrón de conducta que
si te enamoras de alguien que no sea de tu mismo círculos social, vas a
lamentarlo porque vas a sufrir y mucho. No hace tanto tiempo que podemos
enamorarnos de quiénes querremos, si es correspondido, recuerden que en los
años 70, el amor libre empezó a dar rienda suelta al clasismo, antes de eso,
enamorarse de un pobre, era mal visto.
La primera montaña rusa que subimos fue el Big Thunder
Mountain (no se piensen que recordaba el nombre, lo he tenido que consultar en
su pg web), entonces subimos al del Casper esa no me gustó tanto, de hecho
cuando vi que era todo oscuro y vi que los fantasmas estaban tan bien hechos
(no sé como pero parecían hologramas, les juro, nunca había visto hologramas
tan bien hechos… creo que no eran hologramas, que veía de verdad fantasmas) así
que me quedé con mi madre, aferrada todo el tiempo, con los ojos cerrados, sin
poder disfrutar de esa atracción, me dio tanto miedo que incluso se me hizo
pesada. Después subimos a una golondrina de tres pisos, algo que nunca había
subido, y nos dimos un paseo por ese río (totalmente artificial) pero con
muñecos de latón moviéndose en el bosque, como si hicieras un pequeño paseo por
New Orleans. Después fuimos cruzando puentes elevadizos hasta llegar a un
parque para niños ambientado al estilo tippy indio americano, y finalmente
entramos en el barco pirata del Capitán Garfio, solo esperaba que de su
camarote saliera, pero en vez de salir por allí, lo vimos pasear por fuera del
barco, cuando le vi de lejos el miedo a esos muñecos que eran personas
disfrazadas, salió con fuerza y eso me detuvo, aunque me moría por una foto con
Garfio.
Nos volvimos a cenar en la zona de restaurantes y nos fuimos
hacia el hotel a descansar, había sido un día muy bonito pero tocaba ir a soñar
un ratito. Esa noche, cuando mi abuela ya dormía plácidamente, noté como
Gabriel se subía a la litera de arriba, aunque fuese solo poniendo los pies en
la cama de abajo, me acarició el pelo y me despertó.
-¿Qué tal
tú primer día en este mundo mágico? – me preguntó Gabriel.
-Muy bien, dicen que mañana iremos a desayunar al
Café Mickey que lo tenemos con el billete del parque… ¿me acompañarás?- le
pedí.
-Cuenta con
ello, mi amor. – dijo con una sonrisa, sus ojos brillaban de amor.
Le agarré de la mano y le obligué a meterse en mi cama, él
simplemente obedeció y me quedé dormida encima de su pecho.
Al día siguiente me desperté de un salto, por un lado tenía
muchas ganas de seguir subiendo a las atracciones, pero sabía que me venía
encima, el desayuno en el Café Miskey, entonces el miedo se apoderó de mi
corazón y durante toda la parte de trasladarse con el mini-bus hacia el parque
estuve tan nerviosa que no era capaz de respirar y pensar al mismo tiempo.
-¿Qué voy a hacer cuando tenga a Mickey a mi
lado?- susurré.
-¿Seguro
que quieres hacer esto, Laia? – preguntó Uriel que estaba más preocupado
que yo misma.
Dije que si con la cabeza y miré por la ventana.
-¡Debo hacerlo!- dije, intentando convencerme.
-Estamos
contigo, no lo olvides. – dijo Uriel mientras me agarraba la mano con
fuerza.
Entramos en el Café Mickey y las pulsaciones se
incrementaron, estaba muy nerviosa, mejor dicho estaba aterrorizada, porque no
sabía qué podría pasar en el momento en que viera un muñeco disfrazado,
sabiendo que me daban mucho miedo. Solo esperaba tener la suficiente fuerza de
voluntad para enfrentarme a ello, y así no convertir esta experiencia maravillosa
en una pesadilla agotadora. Iban a ser tres días, ya empezando el segundo día,
dónde en cualquier momento fuese por las calles del parque o en restaurantes,
aparecerían los muñecos de Disney y me vendrían a saludar, si fuese una
experiencia horrible y no tuviese el valor de superar este miedo de una vez por
todas, no sería capaz de enfrentarme a algo más complejo en el futuro.
-¡Solo son muñecos disfrazados, allí a dentro hay
una persona que trabaja para hacer feliz a los niños como yo!- me repetía
susurrándome.
Mi madre estaba algo preocupada, incluso le puso los ojos en
blanco a mi abuela porque ella estaba ilusionada en que yo estuviera allí, y
mis padres estaban peor que yo, y se habían preparado para ello, para huir en
caso de que me pusiera a llorar como una loca. En ese momento mi padre habló
con la camarera para darnos mesa, en su francés de pueblo paleto que se
acordaba de haber impartido un par de clases en toda su juventud cuando iba al
colegio.
En ese momento, en el café Mickey, en las diferentes salas
que había del lugar, separadas por cuatro escalones cada una, apareció Gepetto
que estaba abrazando a un niño y tomándose una foto con él con una sonrisa de
felicidad. A mi me entró lo peor y me giré, miré la puerta y quise salir, pero
me frené, cerré los ojos y respiré profundamente varias veces.
-¡Solo es un disfraz, no te va a lastimar!
¡Confío en mí!- me decía susurrando, lo repetí varias veces con cada vez la
valentía seguía de mí lado.
Seguí a mis padres que seguían a la camarera, Gepetto se
había ido y lo andaba buscando con la mirada, pero no apareció. Nos llevaron a
una mesa dónde hacía pocos segundos había estado allí Gepetto, era una mesa
para cuatro personas con los típicos sofás franceses. Me senté en una punta, mi
abuela a mi izquierda, luego a su izquierda mi padre y en la otra punta mi
madre. Nos dieron la carta que estaba en francés e inglés, no entendía
absolutamente nada, pero mi padre con su poco inglés que sabía, algo pudo
chapurrear. En ese momento veo que de la puerta tras el mostrador de la barra
aparece el León de Robin Hood, que caminaba hacia nosotros.
Pero se paró en la mesa de al lado, entonces, dejé la carta
encima de la mesa, me levanté, miré a mis padres un momento que me miraban.
-¿A dónde vas?- dijo mi madre.
-Ahora vuelvo.- le dije.
Respiré profundamente, y me fui a buscar al León, la mirada
de mis padres me perseguía todo el tiempo. Cuando estuve al su lado, le toqué
la espalda, se giró abrí los brazos para que me diese un abrazo, y nos lo
dimos. Aún estaba algo muerta de miedo, pero seguía viva, así fue como superé
mi miedo. Luego cuando miré a mis padres, estaban que no se lo podían creer, se
quedaron literalmente sin palabras. Le pedí por señas al León que viniese a
nuestra mesa, y aceptó la invitación, firmó la servilleta y me tomé una foto
con él.
Capítulo 175
Aunque a muchos de ustedes no le den tanta importancia,
superar un miedo así, me dio tanta fuerza a ser libre, que a partir de ese
instante sabía que la única forma de poder llegar a ser yo misma era venciendo
esos miedos más importantes, a pesar de que en el momento te quieras morir y no
volver a enfrentarte a nada igual nunca más, para limitarte siempre. Cuando vi
a Gepetto me quiso morir, pero cuando me quedé parada escuchándome y diciéndome
“tranquila, no pasa nada, Laia, solo son
muñecos disfrazados, tú puedes” me llené de valor que pude ir a buscar el
León y tomarme una foto con él.
Mis padres flipaban pero descomunal, mientras que mi abuela
con una sonrisa de ilusión, miraba como el León sentado en mi sitio de la mesa,
agarraba la lapicera y firmaba en la servilleta del Café Mickey.
-¡Vieron como si se lo pasaría genial!- dijo mí
abuela ilusionada.
-¡No la puedo creer! ¿Superó el miedo? ¿La vamos
a pasar bien? ¿De verdad?- dijo mi mamá.
-¡Iaia, gracias por esto!- le dije con una
sonrisa de oreja a oreja.
-A ti, Laia.- respondió mi abuela.
En cuanto se fue el León, quise sentarme y tomarme las creps
de chocolate que había pedido, pero noté que alguien me tocaba la espalda, me
giré, era Uriel.
-¡Mira
quién viene por allí! – dijo Uriel señalando la entrada.
Miré hacia dónde me indicaba y me puse super contenta,
acababa de entrar Tiger. Miré a Gabriel le agarré de la mano, estaba nerviosa
pero esta vez no era el miedo, sino de ilusión, era uno de mis favoritos, le di
dos bocados a las creps y me puse de pie, al ver que Tiger venia hacia la zona
de mesas dónde estábamos. Agarré la servilleta y la lapicera y me fui a la mesa
de al lado a hacer fila para que me firmase, pero cuando me giré y vi que no
venía Gabriel, regresé disimuladamente, le agarré de la mano y nos volvimos a
la fila.
Pero al final Tiger se vino a nuestra mesa, firmó y me tomé
una foto con él, allí ya estaba super feliz, el miedo ya no me preocupaba nada,
para mí ya era pasado, me sentí muy liviana, porque eso quería decir que ya
podía ir a ver los gigantes de las fiestas de Manlleu y no me daría nada de
miedo. Terminé de comer lo que pude porque por la ilusión se me cerró el
estomago y nos fuimos hacia el parque. Pero antes de entrar, nos quedamos un
momento por la zona de tiendas para comprar una libreta y una lapicera de
autógrafos, creo que costó 4€ todo, mis padres vieron que era necesario y
simplemente lo compraron, aunque las camisetas y los suvenirs ya habíamos
pactado comprarlos el último día. Si pero al final, cayó una camiseta de Mickey.
Nada más entrar al parque, nos encontramos a Pluto, me puse
en la fila, y enseguida me atendió, después de firmar, me tomé dos fotos con
él, la primera fue muy hermosa, es la que están viendo, la otra ya era más
normal. Después, nos encontramos un auto de principios del 1900, siempre he
tenido fascinación por los autos de esa época, cuando lo vi y vi que se podía
subir para tomarse una foto, no me lo pensé dos veces.
-Iaia, ¿te subes al auto conmigo?- le pregunté.
-¡Vale!- respondió.
En el momento que toqué el volante del auto, noté como el
espacio dónde me encontraba se sacudió muy fuerte de tal forma que viajé al
pasado. A veces puedo ver lo que los demás piensen, sienten y padecen, puedo
incluso verlo en los objetos. Sé que asustará a muchos y pensarán que estoy mal
y necesito ayuda, pero la verdad es que, est mundo pide a gritos constantemente
ayuda y solo unos pocos hemos venido a asistir, entre ellos, estoy yo. Cuando
un objeto, edificio, planta, animal o persona, me enseña sus preocupaciones,
simplemente acato el trabajo y escucho, para ayudar, siempre ayudar.
De pequeña me sentía muy diferente a los demás, por hacer
esto y a veces intentaba separarme de los demás, porque si lo compartía me
dejarían de hablar, solo los ángeles entendían lo que me estaba ocurriendo sin
juzgarme en ningún momento. Supongo que se deben dar cuenta de que por este
motivo me siento más acompañada por los ángeles.
Ese auto, aunque fuese construido simplemente como juego
turístico, sentía sus sentimientos, ¿quién dice que solo los seres vivos pueden
sentir? ¿Quién dicta las normas que los edificios no pueden sentir? Somos
energía y tal energía siempre quiere expandirse y lo hace compartiendo sus
experiencias a través de sentimientos. El día que pasen por un pueblo muy
antiguo, conectados con vuestra esencia, verán lo que les estoy diciendo,
porque es difícil de describir sin que me lleguen a juzgar, queridos humanos,
que eso de juzgar lo hacen siempre, en vez de intentar aprender y empatizar.
Una vibración se expresa cantando, un objeto vibra y se
expresa sin dar sonido, como los sonidos aquellos que solo pueden escuchar los
perros y el oído humano es incapaz de escuchar. ¿A qué frecuencia vibras
realmente? Puse la mano en ese volante, y lo que sentí fue desconcierto, de
repente me sentí así, como si nada de lo que estuviera haciendo tuviera
sentido, y escuché esto “foto, sonrisa,
persona que se sienta, otra foto, sonrisa, persona que se sienta, foto,
sonrisa, persona que decide no sentarse, foto, sonrisa, y nadie da las gracias para
que yo esté aquí, parado, foto tras foto…”. Mi padre tomó la foto, pero no
pude sonreír, y como eran para rebelar, no se pudo repetir. Mi abuela se bajó,
y yo iba detrás, pero en cuanto me bajé, le dije “gracias por lo que haces” y le di un beso.
Desde aquel instante, que cada vez que me cruzo con un
edificio que quiere expresar o mostrarme algo importante, le doy las gracias y
un beso, me da igual que lo haya beso otros labios, ser amable no cuesta nada
en este mundo.
Después nos topamos con Mickey, fue increíble, aunque
agotador porque tuvimos que hacer una fila de una hora al Sol para hacerme una
foto con él y me firmase. Mickey está muy solicitado en el parque y nada más
salir de allí, nos topamos con Minie, que bonita fue porque pude darle un abrazo
y mencantó, a pesar de no ser muy fan de ella, lo acepté encantada. Tan solo
entrando al parque ya me había encontrado con tres de mis favoritos, Tiger,
Pluto y Mickey, faltaba Donald y Goofy, pero la suerte cambió ya que entonces
empezamos a subir a las atracciones, entre ellas, el space mountain.
Fue mi primera atracción fuerte que subí en mi vida, así que
se la pueden imaginar como un momento muy importante, porque había esperado
mucho años para tener la altura adecuada para poder subirme. Creo que era
1,45cm no lo recuerdo bien, solo sé que me pasaba por un par de centímetros y
pude subir junto con mi mamá y mi papá, obviamente que mi abuela se quedó a
fuera por ser demasiado mayor (tampoco le iban las fuertes). Hicimos una fila
de media hora, gracias a un tiquet especial que ponías en una máquina y podías
reservar hora para subirte, al salir fuimos a las alfombras de aladín, y
después nos pusimos al laberinto de Alicia en el país de las maravillas.
En ese laberinto surgieron ciertos problemas, porque ni mis
padres ni mi abuela saben orientarse bien, y nos perdimos. Mi padre empezó a
renegar en ruso, y empezaron los gritos, yo, harta de eso, pegué un grito y les
hice callar.
-¡Basta de gritos! ¡Yo sé salir de aquí!- les
dije.
Todos me miraron con cara de sorpresa pero de flipada, pero
me puse delante y empecé a caminar. Cinco minutos después y sin pedir ayuda a
nadie, ni a ningún ángel, encontré la salida.
-¿Cómo has sabido?- preguntó mi papá estaba tan
sorprendido que no se lo creía.
-Sentido común, ¿Cuándo vas a un lugar nuevo no
te conectas como si fueras el mapa en vista de pájaro en tu mente?- le
pregunté.
No me respondieron, intuí como un no.
-¡Qué raros son!- rechisté.
-¿Cómo puedes verlo así si tú nunca has visto el
mundo en vista de pájaro?- preguntó mi mamá.
Me puse a reír. No le respondí, porque esa respuesta solo es
apta para gente que cree o siente a los ángeles. ¿Cómo se piensan que se
orientan ellos? Además esta pregunta se la he hecho muchas veces a Gabriel y me
ha explicado los secretos para no perderse, sobretodo cuando vuelan de noche,
que es más difícil.
La única atracción que no pude subir, fue la del Indiana
Jones porque pusieron la altura a 1,50cm por tan solo tres centímetros no pude
subir, así que mientras que mis padres subían, nos fuimos a una más chiquita
con mi abuela. Resulta que me perdí una de buena, porque en esa van un trozo
hacia adelante y otro hacia atrás que debe dar más impresión porque a mis
padres les tocó delante, y cuando se puso a ir al revés, ¡ya se lo imaginan,
no!
El primer día entero allí fue tan bonito, que a la noche
vimos el desfile de luces, los fuegos artificiales y nos fuimos a cenar, con la
entrada nos entraba una cena en el show de Bufalo Bill. Nos regalaron un
sombrero de Cowboy y a mi me pintaron la cara como si fuera india o nativa
americana. Vimos mientras nos daban maíz en la mazorca hervido, un trozo de
carne y ensalada americana, una persecución de caballos entre nativos
americanos e ingleses durante las colonias americanas y la guerra de
independencia. Fue muy bonito porque conecté mucho con la rama esta ancestral
del nativo americano, siempre me había llamado la atención, creo que un pasado
de Garcia, tuvo descendencia nativa americana pero de eso ya solo quedará algún
indicio en el ADN que ya poco se nota en la piel. Dicen que los que tienen
rasgos nativos americanos o filipinos, tienen más fácil el hecho de conectar
con los espiritus y los ancestros, sea en la época que sea, y a mi con tan solo
un par de clases, ya podía conectar con ellos con mucha facilidad, eso debe
venir de allí.