jueves, noviembre 04, 2021

Hay Un Tiempo Para Cada Cosa

 

Este es el lema que tengo en este tiempo y esto es gracias al Maestro Ascendido Anasiel, ya que a finales de Agosto me encontraba en un viaje dimensional con él y me sentía algo “agobiada” por el trabajo que estoy realizando, que me ocupa mucho tiempo. En ese momento, me encontraba en el jardín de la casa dónde el Señor Ojos Verdes ha estado viviendo casi diez años (ahora ya vive en mi ciudad en 3D), y Anasiel también salió al jardín a tomar el aire, porque los arcángeles y algunos Maestros como Hilaríon y Seraphis Bey, estaban discutiendo sobre algunos asuntos de la activación del chakra Corona, que resulta que hay pequeñas variaciones que se deben corregir porque sino la 4D tendrá una carga demasiado potente de desencarnados y no queremos eso, por eso se está afinando un poco el sistema de esta activación a nivel emocional.

-      


Últimamente solo trabajo y trabajo, como si el día no tuviese fin y su fin fuese invisible ante mis ojos. Voy de reunión en reunión, medito, camino, descanso poco,… trabajo para el universo pero no recordaba que fuese así de duro a veces, Anasiel. ¿Cómo has sido capaz de aguantarlo tanto tiempo?- le pregunté en un momento de desespero.

-       ¿Acaso no disfrutas colaborando con la mismísima creación divina del SER?- respondió Anasiel.

-       Si, claro que si. Cada misión, cada meditación, cada persona que ayudo a entenderse, o las cosas que acaban sucediendo en el mundo, las disfruto como un niño con zapatos nuevos. Pero ¿qué me dices de la carga de responsabilidad que hay que aceptar para seguir aquí?- le dije.

-       El problema que tienes no es la responsabilidad, querida. Aquí el problema es tú enfoque, de dónde te encuentras.- respondió Anasiel.

-       ¿Qué quieres decir?- le pregunté.

-       Un niño adora vivir el presente como si cada segundo fuese una joya entre sus manos, pero detesta ir al colegio y crecer. Pero su destino es crecer y convertirse en un hombre, por ende tendrá que trabajar y de algo tendrá que alimentar sus sueños, pero tiene un dilema, por un lado quiere cumplir sus sueños, pero por el otro, no quiere trabajar. Por eso trabaja sin ganas, con la esperanza de conseguir algo que le ayudará a cumplir sus sueños, renunciando así a disfrutar el proceso de espera y aprendizaje que se oculta tras esas horas largas de trabajo.- dijo Anasiel.

Anasiel tenía razón, solemos quejarnos mucho de que no queremos trabajar, pero si que queremos el resultado de haber trabajado. Es como aquella persona que desea ser millonaria, pero sabe que para serlo debe comprar un boleto de lotería y esperar a que le toque. Entonces es cuando se desespera y acaba detestando su sueño, porque el boleto que compró no le tocó nada, porque para que algo te toque en “suerte” debes haberla creado con el mismo amor que un artesano crea una vasija con sus propias manos y luego la vende, sabiendo que los frutos de esa creación le ayudará a vivir del sueño que él tiene.

-       Disfruto ayudando a la humanidad y al planeta a cumplir su misión, pero la responsabilidad que hay detrás, me hace sentir a veces como esa madre que cuida de sus hijos, que en vez de tener uno o dos, en este caso sería el planeta entero, con sus cuatro reinos. A veces, pierdo la esperanza o el sentido y es cuando caigo en la desesperación, ¿cómo lo evitas?- le pregunté.

-       Amando cada paso y entendiendo que el tiempo solo es una vibración que juega a favor y nunca en contra, por ende, recuerda que, siempre hay un tiempo para cada cosa- dijo Anasiel.

En realidad en Agartha la palabra o la emoción estrés no existe como vocablo ni emoción, todo se hace y acaba llegando a término, lo que pasa que al no tener un reloj que nos obligue a aceptar un horario dónde a las 2pm hay que almorzar y a las 10pm hay que estar viendo la televisión para ir a dormir luego. El tiempo en 5D se vive distinto, porque el reloj no te contola a ti, cada uno tiene su propio tiempo por eso todo lo que te propongas se cumple, en su momento que debe ser, ni antes ni después, sin exigencias.

Por eso el estrés no existe en Agartha, sino intenten hacer memoria de la última vez que hicieron algo que no requirió un tiempo estipulado, y pregúntense ¿disfrutaron el proceso minuto a minuto? Entonces, ¿Por qué en el trabajo no hacen lo mismo? Hay un tiempo para cada cosa, recuérdenlo. Este es mi lema que me está ayudando a superar los estudios y trabajar al mismo tiempo, teniéndolo todo en equilibrio. 

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domingo, octubre 31, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 110 [2T]

 

Pasaron varias semanas, que todo en Agartha volvía a la normalidad, en el metro me encontraba con el Chico, hablábamos mucho a pesar de que el tiempo nos había como “castigado” a vivir separados, solo quería aprovechar el tiempo perdido durante el trayecto hacia la estación de París, sentándome con él y simplemente hablar y conocernos más. Me daba igual dejar de lado al grupito en ese transporte, después ya volvía con ellos, Rita a veces se ponía algo mal porque sentía que no le gustaba mucho mí actitud, en una ocasión hablamos mientras que regresábamos de IÓN a París.

-        Llevas mucho tiempo que al siguiente transporte nos dejas de lado, ¿qué te pasa con ese Chico? Parece que no quieras compartirlo con los demás, aunque sabes que ya es del grupo… ¿por qué te comportas así, Laia? ¿Acaso ya no quieres ser mi amiga?- preguntó Rita que estaba bastante afectada emocionalmente hablando.

-        No, no es eso. ¿Recuerdas porque desapareció?- le dije.

-        Se fue, nada más. Te dejó sin alma, lo vi, yo estuve aquí contigo, conteniendo tus lágrimas, te dejó. ¿por qué le das ahora todo?- respondió vi que era algo agresiva en sus preguntas.

-        ¡Hey, tranquila Rita porque no es lo que piensas! Él no me dejó, le obligaron a separarme de él, por una razón importante.- le dije.

-        Si, esa razón que no eres capaz de compartir ni con tu mejor amiga…- decía Rita.

-        Los Maestros no me permiten contártelo, no es por mí. ¡Te lo dije! ¿Crees que te lo escondería si pudiera decírtelo? No sabes la rabia que me da tener que mantener el secreto.- le confesé.

-        No se lo voy a decir a nadie. ¿No confías en mí?- dijo.

-        Claro que confío, Rita. Pero sabes muy bien que el universo tiene unas orejas más grandes que un elefante y tiene un solo ojo, pero ¡caray, qué ojo! Lo ve absolutamente TODO. ¿Cómo puedo contártelo sin que el universo lo sepa? Incluso con tan solo pensarlo, ya lo sabe… ¡Ya sabes cómo funciona esto!- le dije intentando convencerla de que no era por mí.

Rita se enfocó en el ventanal y no quise devolverme la palabra por un buen rato, respiré profundamente, le toqué el codo derecho, ella me miró.

-        Estoy con el Chico, porque he descubierto que él es mi llama gemela.- le dije.

-        ¿De verdad?- se incorporó mejor en el asiento y flipó.

-        Así es. Aún no es mi novio, solo somos amigos, pero siento cosas.- le confesé.

-        Él es mayor que tú, pero ¿él siente lo mismo por ti?- preguntó Rita.

-        Creo que si, porque cuida muy bien de mí. Lo de ser mayor, aquí no importa, recuerda que las llamas gemelas no suelen nacer en el mismo año, es por la energía que emiten…- dije.

-        Sí, hay teorías de que dicen que si nacen en el mismo año, la energía armónica que equilibra el universo, se descompensaría y podría provocar la destrucción del universo. Por eso las llamas, suelen ser de diferentes edades. Pero… ¿Cuántos años te llevas con él?- dijo Rita.

-        Seis años. Me dijiste una vez que también recuerdas vidas anteriores, ¿verdad? – Rita dijo que si con la cabeza entonces proseguí- ¿Sigues teniéndolas o ya te estás desconectando?- le pregunté.

Rita inspiró profundamente por la nariz, miró de nuevo la ventana, su rostro se volvió triste.

-     


   El otro día tuve uno que me dejó muy mal. Pero no era un recuerdo, porque era muy raro…- Rita arrugó la frente, se le vio por el reflejo del cristal de la ventana.

-        ¿Qué quieres decir?- le pregunté frunciendo el ceño.

-        Vi el futuro. – dijo Rita.

-        Eso no se llama recuerdo, es una visión.- le dije pero me interrumpió.

-        ¡Era un recuerdo! O lo parecía, una visión dicen que son muy diferentes, pero yo siento que lo viví, algo que aún no ha pasado.- se justificó.

Le pedí que me lo explicara y le escuché.

-        La semana pasada, acompañé a mi madre al supermercado, mientras que ella esperaba su turno en la charcutería, quién atendía a la abuela que teníamos delante, en un momento sin venir a cuento de nada, de repente vi como sus ojos cambiaban de forma. De un ojo humano normal al igual que una serpiente. – dijo Rita, su mirada parecía asustada.

Era la primera vez que me topaba con algo así en esta vida, me preocupé bastante porque identifiqué que no era algo bueno, pero no sabía exactamente qué podría ser. Pero en los entrenamientos que tenía el año anterior de cultura universal sobre las civilizaciones hostiles, habían unas cuantas que les pasaba esto de los ojos, y por un momento pensé que ese charcutero era un reptiliano.

-        ¿Crees en lo cierto lo que viste, Rita?- le pregunté curiosa de mí.

-        Si, fue muy claro. – dijo.

-        ¿Qué sentiste cuando pasó?- le pregunté.

-        Mucho miedo, como si quisiera algo de mí que yo no quería. Porque el señor solo me miraba a mí y me sonreía pero no era nada bueno, sentía que no.- confesó.

Tenía todas las chances de que era un reptiliano, según los últimos estudios que habían hecho en Orión, los hostiles que están en la lista de no aceptados en este planeta, los que están en primer lugar son los reptilianos. Así que a pesar de que ya estábamos llegando a París, y en vez de ir a clase volvíamos a casa, tendría que hablarlo con Uriel en cuanto llegase a casa de esto.

Rita tenía razón, ese sentimiento le daba la certeza de que el charcutero no era de fiar y posiblemente estuviese en la lista de no aceptados y al mismo tiempo en busca y captura. Lonan nos había explicado que algunos reptilianos están en este planeta, pero porque tienen un permiso como de “asilo político” pero este tipo de documentación tiene unas condiciones muy duras, y una de ellas es no atacar ni hacer nada hostil. En cierto modo la guardia de San Miguel Arcángel se ocupa de esto, a pesar de otros asuntos, aunque no estaba en la guardia todavía, tenía que investigar y entonces informar a los jefes.

-        Si averiguo algo, te informaré ¿de acuerdo? Antes se lo tengo que consultar a…- me interrumpió.

-        ¿A quién? ¡No se lo digas a nadie, ok! – exigió sin querer aumentó la voz y gente del grupo se quedó mirándonos.

Sonreí calmadamente a los del grupo para que no sospecharan de nada, hasta que siguieron charlando de sus cosas.

-        ¿Por qué? Esta información será crucial para la investigación de la orden, ¿no escuchaste al Maestro ayer? Hay una larga lista que están en busca y captura, ¿y si este charcutero es uno de ellos?- intenté convencerla.

-        ¡No, no y no! ¡No hagas nada por favor!...- exigió Rita.

-        Ok, tienes mi palabra.- le prometí.

No me gustaba quedarme así, pero Rita seguía extraña, en ese momento llegamos a París, bajamos del metro y nos fuimos todos juntos a esperar el siguiente metro en el andén, esta vez estaba muy contenta porque sabía quién me estaría esperando delante de las escaleras del siguiente andén.

¡Que rico sentir su abrazo entre mis brazos! Le miré a los ojos, volví a casa siempre me pasa eso y me encanta. El metro llegó a la hora y me senté con él, aunque en la distancia veía a Rita que seguía ausente mirando por la ventana.

-        Ahora ¿en qué parada bajas?- le pregunté al Chico.

-        En la misma que tú, pero en vez de salir, tengo que ir a otro andén.- respondió.

-        ¡Uf, tres metros para llegar a Amsha!- me quejé.

-        Gabriel me dijo que podían ser dos si agarrase el metro des del Hangar, pero le dije que quería verte, porque resulta que esa línea es otra.- dijo el Chico.

Se había enamorado, no me cabía ninguna duda. Lo veo ahora, que ya lo estaba a esa edad, pero yo en ese tiempo no lo veía igual, solo como una muestra de amistad.

-        ¿El Hangar pasa por París?- le pregunté.

-        Si, a la misma hora que este.- contestó.

-        ¿Cuántas paradas?- le pregunté.

-        Tolousse, Cannes, otra ciudad y luego París.- dijo el Chico.

A partir de ese momento, le propuse al Chico ir des del Hangar, si Uriel y Gabriel estaban de acuerdo, aunque daban un poco más de vuelta, era más cómodo para el Chico, no quería obligarle a ir a ciudades que no hace falta que vaya para llegar a su nueva casa. Uriel lo aceptó y Gabriel también, por eso a la semana siguiente ya fuimos por allí.


El Hangar es una montaña que hay justo detrás dónde el Comando Ashtar suele esperarnos a Uriel y a mí cuando tenemos que ir a Orión, es una montaña que conecta literalmente con Agartha las 24h del día, solo se encuentra a veinte minutos de la ciudad de Manlleu. Tanto por el día o por la noche se ven naves entrar o salir de allí, sobrevolando el cielo (si está totalmente despejado). Este portal dimensional existe hasta la dimensión nº12.

Al mediodía tras volver a casa del colegio y esperar a que fuesen las dos para almorzar en casa y luego regresar a clase, mamá me vino a buscar y me trajo directamente a casa de la abuela Vitorina.

-        Mamá, ¿qué hacemos aquí?- le pregunté.

-        Esta tarde no irás al colegio, Laia. Tu abuela Vitorina se ha puesto peor, esta mañana ha venido el doctor y nos ha dicho que en cuestión de horas estará muerta. Te he traído para que te despidas de ella.- dijo algo triste, se le notaba en sus ojos que estaba muy afectada.

-        Vale.- le dije y le di un abrazo para consolarla.

Antes de comer, entré en la habitación de la abuela, deseando que estuviera despierta, según el Titi se había pasado el día durmiendo. Me acerqué muy lentamente a la cama, antes de que llegase a su lado ella abrió los ojos y se puso a toser, me indicó con la mano que viniera a su lado, le obedecí. Le agarré la mano intentando contener las lágrimas, quería que se sintiese fuerte ante un momento tan importante para ella, morir puede ser muy difícil para una persona, pero si alguien a su lado le agarra la mano y le acompaña en esencia, es más fácil.

-        Abuela, ¿cómo estás?- le dije.

Estaba sola con ella en su habitación.

-        ¡Ay, mi flor nacida en primavera!... ¿Cuándo volveré a verte? – recitaba, estaba claro que ni con mis manos podía regresarla al presente.

-        Aquí estaré siempre, abuela.- le dije para animarla, estaba llorando se le escapaban las lágrimas.

-        Veo la sombra como me atrapa, pero al sentir tú mano me siento en luz. ¡No me dejes!- decía.

Parecía que recitaba un poema que quizás escuchó de pequeña, pero no conectaba realmente, arrugué la frente y empecé a mirar a la puerta en busca de Uriel.

-        Sé que la sombra me llevará con él, con mi esposo de nuevo.- balbuceó la abuela.

Ella miró cerca de la ventana que estaba la persiana bajada, allí fue cuando volví a ver a mi abuelo Hilario, se la quería llevar él hacia la 4D. Le agarré más fuerte la mano y enseguida le puse mi otra mano en la frente, cerré un momento los ojos y vi con el tercer ojo como liberaba todas las cuerdas negras de su corazón que sujetaban al espectro de mi abuelo en sombras, para sanar los vínculos.

-        Llamo a la luz para que a través de mis manos, llenes y acompañes a mi abuela en su camino a la 4D, ayúdala a comprender el amor y a sentir la luz dentro de ella, en este camino que ya no podré ayudarla más. Entrego la luz de mi corazón al guía que le acompañe en su camino de vuelta al hogar.- susurré.

Notaba como mis manos reposaban las manos de otra persona, abrí los ojos y vi al Arcángel Raffaello que me estaba ayudando. Entonces escuchamos los gritos de dolor del abuelo Hilario al sentir la desconexión y finalmente desapareció en un torbellino de nubes negras para regresarse a su lugar del bajo astral. 
 
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HR.
 
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sábado, octubre 23, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 109 [2T]

 

En cuanto regresé al hueco, le di todo lo que había conseguido y me senté, me puse las manos en la cabeza y respiré profundamente varias veces, Sergi agarró los palos y los hierbajos, pero no vio qué podía hacer con ellos.

-        ¿Y si jugamos a otra cosa?- le dije sin ganas de continuar.

-        ¿Por qué?- preguntó Sergi.

-        No me apetece jugar a esto. Lo siento.- le confesé.

-        Vale.- dijo, tiró los palos en el suelo del hueco y se cruzó de brazos a la espera de una nueva idea para jugar.

Me dolía un poco la cabeza, pero estaba acostumbrada a eso cuando recordaba vidas anteriores. Entonces vinieron José y Gerard a visitarnos, de hecho venían a robarnos los palos, pero se quedaron observándonos.

-        ¿Juegan?- preguntó José.

Miré a Gerard y le dije que no con la cabeza, no estaba de humor, se me quedó mirando.

-        Te he visto ir al mercado a buscar provisiones.- dijo Gerard.

-        Lo sé, pero acabamos de decidir que no jugamos.- le contesté.

-        ¿Esta es la cabaña?- preguntó José mientras se reía.

-        Si.- respondí.

-        Vengan a jugar con nosotros, tenemos lugar para ustedes.- dijo José.

-        ¿Dónde está?- preguntó Sergi.

-        Allí, mira.- le dijo José indicándole con el dedo, estaban cerca, Sergi me miró.

-        Ve tú, yo no quiero, gracias.- le dije.


Sergi se puso de pie y se fue con ellos, yo me levanté mirando el campo de trigo, agarré un palo lo partí en varios trozos, y empecé a tirar los trozos con fuerza al campo.

-        ¡Lánzalo, yo lo voy a buscar!- dijo Sergi.

-        ¿No te ibas?- le dije, pero él dijo que no con la cabeza.

Lancé un palo y como si Sergi fuese un perro, simuló serlo, se lanzó al campo de trigo a buscarlo. Me eché a reír, pero al mismo tiempo estaba prohibido entrar en los campos y destrozar las cosechas, veía como a su paso se aplastaba el trigo, como si trazara un camino, buscando un palo que obviamente no encontraría.

-        ¡No lo encuentro, ven, ayúdame!- gritó Sergi, el campo era tan alto que no se le veía ni la cabeza.

Miré a los profesores, ni se habían percatado de eso, así que simplemente me lancé a ayudarlo, más bien yo lo que estaba haciendo era buscándole para salir juntos de allí.

-        ¡Mi amor no lo hagas! ¿Destrozarás una cosecha super importante para estos campesinos a merced de tu divertimiento? – Uriel me alentaba, pero yo ya estaba en el campo.

Empecé a buscarlo mientras le gritaba por su nombre, mientras que él gritaba el mío intentaba encontrarlo mediante localización de radiofrecuencia, igual que los murciélagos. Ni se me había pasado por la cabeza que costaría tanto, incluso había perdido a Uriel, que me estaba llamando y le tuve que pedir que se callara para encontrar a Sergi. ¡Dios Santo era claustrofóbico! Empecé a sentirme atrapada allí, sin poder encontrar un punto de referencia para poder ubicarme, pero no podía pedir socorro, nadie más sabía lo que estábamos haciendo y mejor que nadie lo supiera.

-        ¿Dónde estás Sergi?- grité.

Algo me agarró del pie y tiró fuerte, me caí y cuando me giré, lo que vi fue algo que me dejó sin aliento.

-        No te levantes, te ayudaré a encontrarlo si antes me escuchas, ¿ok? – dijo.

Quién me estaba hablando era un ángel, concretamente un arcángel sus alas eran hermosas y muy grandes, tenía los ojos color café y el pelo era larguito castaño y algo ondulado.

-        ¿Quién eres?- le susurré.

-        Yo soy el arcángel Anael, el director del Coro de Ángeles y el jefe del arcángel Humiel. Vengo a darte un mensaje sobre él, que quiere que sepas. – informó.

Cuando escuché el nombre del Titi, me quedé sin palabras, su jefe. ¡Ay madre! Anael estaba a cuatro patas encima del campo de trigo, detrás de mí aplastaba la cosecha.

-        De acuerdo.- dije.

-        Bien, voy al grano que veo que andas ocupada y Uriel no quiero que me vea. Me tienes que prometer que no se lo vas a decir a él que estoy aquí, ni que te he dicho esto, solo Humiel quiere que lo sepas y le guardes el secreto. – exigió Anael.

-        Descuida.- le dije.

Escuché el mensaje atentamente, pero me enojé con el Titi porque el mensaje decía una cosa que no estaba de acuerdo.

-        Gracias. Hablaré con él.- le dije.

-        Lo prometido es deuda, si me dejas pasar delante, te ayudaré a encontrar a tu amigo, no están tan lejos. Solo que cuando lo encuentres, vayas a tu derecha todo recto, ¿ok? Así encontrarán la salida final. – dijo Anael.

-        Ok.- dije.

Le dejé pasar y le seguí, todo recto hasta girar a la izquierda, entonces le encontré, nos dimos un abrazo Sergi y yo, nunca nos habíamos dado un abrazo, fue raro, supongo que fue fruto de la desesperación de ese juego estúpido que decidimos terminar lo antes posible. Anael desapareció detrás de mí, Sergi creo que ni se percató de él, así que le hice caso, Sergi me siguió y encontramos la salida. No salimos en el mismo punto dónde habíamos entrado, pero lo primero que quise saber era si algún profesor se había percatado de eso, milagrosamente nadie se había enterado de nada, todos seguían disfrutando.

-        ¡Nunca más, Sergi! ¿Ok?- le exigí.

-        Sí, nunca más. Ha sido una mala idea.- respondió Sergi casi sin aliento.

Al regresar al hueco, vi que estaba aguardando las maletas Uriel, su cara era de enojo, por un momento no me quise acercar, así que le toqué al hombro a Sergi y eché a correr, él entendió que jugábamos al pilla-pilla, así que empezó a perseguirme. Más compañeros se sumaron al juego, y Uriel seguía guardando las maletas con esa cara de enojo.


Cuando llegó la hora de la comida Uriel ni me dirigió la palabra, Sergi decidió irse a comer con los compañeros y yo simplemente me quedé observando el campo de trigo y el dibujo que habíamos creado Sergi y yo con una sonrisa en la cara que se llevó un lindo recuerdo.

-        ¡Venga, dilo Dary! Sé que te enojaste, así que ¡Dilo!- le exigí.

Pero me ignoró, él también estaba comiendo un bocata de queso. Entonces le toqué el hombro, pero me agarró la mano y me miró directamente a los ojos.

-        ¿Eres consciente del daño que has hecho? – dijo Uriel.

-        ¿Cómo?- dije.

-        Observa el daño. – dijo mientras regresaba la mirada al campo.

Miré el campo y no había nada plantado, de repente la cosecha no estaba.

-        Hace unos meses, los campesinos se doblaron el lomo plantando trigo, y durante meses lo estuvieron cuidando para que creciera fuerte y sano. – dijo Uriel.

Iba viendo a los campesinos cuidar del trigo, pero sabía que eso era como una especie de ventana temporal, alguna vez las había visto para recrear situaciones del pasado en el presente.

-        ¿Tienes idea de lo que significa el daño que han hecho? El campesino ha perdido un 5% de su plantación, y eso equivale a que no llegará a los ingresos necesarios para poder mantener su casa, alimentar a su familia y quizás volver a plantar para la próxima temporada. ¿Así es como piensas cuidar de la humanidad, mi amor? Empobreciendo a la población. ¡Ya estás pidiendo perdón! – exigía Uriel.

-        ¿Puede ocurrir eso? Tampoco ha sido para tanto.- le dije.

-        ¿Sabes lo que pasaría si tu padre perdiera el 5% de su sueldo este mes?- dijo Uriel.

Suspiré profundamente.

-        Esto. – dijo Uriel.

La ventana cambió de lugar, estaba en el despacho de mi padre en el trabajo, de repente su jefe le decía que este mes iba a cobrar un 5% menos porque alguien de su equipo la había cagado con un cliente, que se había ido insatisfecho económicamente hablando, y él pagaría las consecuencias. Entonces la ventana, se adelantó unas semanas y cuando tenía que ir al super, tenía que prescindir de ciertos productos que solíamos comprar a la semana, y eso también quería decir, apretarse más el cinturón con un único sueldo en casa, mi madre perdía el permiso para seguir estudiando y todo era un mes más complicado, incluso sin poder tener calefacción para poder tener un hogar calentito.

-        ¡Basta!- grité y me fui de allí, agarré la maleta y salí corriendo de ese lugar regresando con los profesores. No quería llorar, pero tenía muchas ganas.

-        Siento ser tan duro, pero es que tú lo has sido haciendo esto, ¿entiendes? – Dijo Uriel, me seguía.

-        ¡Lo siento mucho! ¿Qué puedo hacer para ayudar?- le dije.

De repente, vi a todos que se quedaron detenidos en el tiempo, no era la primera vez pero algo importante iba a pasar.

-        ¿Ves esa casita? – dijo Uriel señalando al otro lado del campo.- llamas a la puerta, y le pides perdón al campesino, a cambio, le ofreces lo que te quedó de la comida, al fin y al cabo has dejado reducido el alimento al señor. – dijo.

-        ¿No vienes?- le dije.

Uriel dijo que no con la cabeza, así que me fui para allá. Pero no me atreví a dar la cara, en ese caso le dejé la comida con una bolsita de plástico en la puerta y un papel que decía “lo siento por lo ocurrido en su trozo de campo, mis amigos y yo hemos jugado y sin querer le hemos destrozado un trozo, espero que esto recompense su pérdida. Atentamente, un alma arrepentida y llena de amor”. Entonces llamé a la puerta.

En cuanto volví, el tiempo en el lugar dónde estábamos se restableció como siempre, una hora después nos fuimos de regreso a Manlleu. Al pasar por delante de la casita, vi que habían recogido la bolsita y me puse algo más contenta. 

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¿Un Demonio Siempre Ha Sido Malo?

  ¡Feliz año a todos! Dejamos atrás el año del infinito (2+0+2+4=8) y nos vamos centrando en el año de la divinidad (2+0+2+5=9). El año pa...