sábado, junio 19, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 91

 

Me quedé pensando, en un silencio que Uriel intentaba adornar tarareando una de sus canciones de cuna. No me podía quitarme la imagen de San Gabriel llorando en esa catarata, ¿Cuántas vidas habría pasado eso? ¿Por qué San Gabriel lloraba por mí? ¿Conocía a Gabriel desde algunas vidas pasadas? Nunca había recordado la existencia de los ángeles en ninguna vida que ya recordase, por eso saber que a Gabriel ya lo conocía de antes, me dejó inquieta.

-        Dary… necesito que me contestes una pregunta importante, por favor…- le dije mientras le tocaba el brazo para que me mirase directamente a los ojos y ver su sinceridad.

-        Claro, ¿qué quieres saber? – contestó como si en realidad la pregunta no fuese tan seria como mi cara.

-        ¿Ya conocía a Gabriel de otras vidas, verdad? – le pregunté.


Uriel carraspeó y me miró directamente a los ojos, se me quedaron clavados en la retina, como intentaba pensar la respuesta.

-        Por favor, es importante para mí…- le susurré.

-        Si, él siempre está en tus vidas. Pero solo en algunas le has conocido directamente, en otras solo intentaba ayudarte de forma anónima, pero siempre le descubres, nunca supe cómo lo hacías, pero siempre en el fondo sabías que era él. Aunque no te acordases de su verdadero nombre. – respondió con sinceridad Uriel.

Por acto reflejo me levanté del sofá y empecé a caminar por la pequeña sala delante de la televisión, Uriel me observaba sin entenderme.

-        Pero solo él aparece en mis vidas pasadas cuando recuerdo, ¿por qué no apareces tu u otros ángeles?- le pregunté estaba preocupada.

-        Has tenido pocas vidas que estuvieses con nosotros de forma activa, mi amor. Aún no has llegado a vernos, pero yo siempre he sido tú ángel guardián. – dijo Uriel con una sonrisa de complicidad.

-        ¿No te hacías pasar por nadie?- le dije.

-        No me hacía falta. Siempre he estado allí, invisible a tú lado. Apoyándote y protegiéndote, mi amor. Siempre he estado allí. – respondió.

-        Entonces, ¿Desde cuando conozco a San Gabriel exactamente?- le pregunté.

-        No te lo puedo decir a ciencia cierta, pero desde los inicios. – dijo Uriel, parecía que le costaba decirme esa información, en sus ojos noté que estaba intentando no decir toda la información, como si intentase protegerse de algo que desconocía.

-        ¿Desde los inicios? ¿De qué?- pregunté.

-        Ya sabes… dónde está… - dijo Uriel señalizando el cielo con el dedo índice.

Interpreté sus señas muy claras, de alguna manera mis inicios eran en los INICIOS, ¡qué fuerte! Aunque esa información me venía un poco grande, entendí porque Dios se me apareció directamente, hay una leyenda en que si has visto a Dios por una sola vez, es fácil reconocerlo por segunda vez. Lo entendí perfectamente porque vivir en una casa era fácil, si hubiese vivido en un bloque de departamentos, hubiera pensado que se refiriese en el vecino del quinto izquierda. Pero ese vecino vive mucho más arriba.

-        ¿Cuándo nos conocimos tú y yo?- le pregunté, me sentí como si tuviese amnesia por hacerle preguntas algo personales al único que no se había separado de mí en más de ochenta vidas.

-        En los inicios, en un jardín muy hermoso llamado El Jardín De Los Deseos. – contestó con una sonrisa hermosa, sus ojos le brillaban, supuse que se estaba acordando de ese momento que yo todavía no tenía el placer.

Los días fueron pasando, hasta llegar la noche del 30 de Enero del año 2001, cuando ya había empezado mi viaje astral, y nos dirigíamos al portal dimensional, de repente Uriel tiró de mi mano y en vez de irnos al andén de siempre, me empezó a llevar al número siete.

-        ¿A dónde vamos? ¡Para ir a IÓN no se va por aquí!- le dije.

-        Lo sé, hoy no irás a clase. Debo acompañarte a una cita con alguien importante, no te preocupes que Kiahara ya lo sabe. – informó Uriel.

El metro llegó un par de minutos más tarde, subimos y antes de sentarnos Uriel observaba la guía para saber en qué parada teníamos que bajar, me fui a sentar pero él me volvió agarrar con fuerza de la mano y me tuve que quedar a su lado.

-        La próxima parada es la nuestra, no hay tiempo para sentarse. Hoy descubrirás una ciudad de Agartha que hace eones no vuelves a pisar, en esta vida será tu primera vez, pero cuando la veas quizás recuerdes haber estado allí. – informó Uriel.

-        Ok.- dije.

El paisaje era igual que los demás, pero la flora y la fauna era magnifica, se notaba que íbamos en otra dirección, en un momento dado del trayecto se podían ver los raíles por dónde se supone pasan otras líneas de Metro. Unos veinte minutos más tarde, el metro llegó a su andén y bajamos por el lado derecho, subimos los escalones, la estación era más pequeña pero todo con tonos blancos y negros como una tabla de ajedrez. Salimos por una puerta que nos condujo a un camino de tierra que entraba de lleno a los Sistemas de Agartha, recuerden el bosque que rodean las ciudades de luz se llama así. El camino parecía que bajaba de una pequeña colina en línea recta, abajo se veía desde lo lejos una plaza circular con una pirámide blanca hecha de cristal azulado, igual que las pirámides de Egipto pero más pequeñas, la punta tenía un rayo blanco que apuntaba al cielo de Agartha y a su alrededor casas y lo que Uriel me contó el Sistema de Gobierno de la ciudad de Luz.

-        ¡Bienvenida a Amsha! – dijo Uriel.

Otra ciudad de luz de 5D tan radiante y magnifica, no estaba muy familiarizada la forma en como estaban decoradas todas las ciudades de luz que ya había tenido el placer de visitar, pero pude identificar que todas seguían un patrón, que parecía típica salida de fantasía o lo que algunas personas llaman Utopía como la película tomorrowland de Goerge Cloney.

-        ¿Por qué todas las ciudades de luz son iguales?- pregunté.

Uriel se echó a reír.

-        No son iguales, la luz a veces te ciega, mi amor. – comentó.

-        Creo que me cuesta la adaptación…- dije a regañadientes.

-        ¡Venga, vamos que nos están esperando! – dijo Uriel.

Uriel empezó a tirar de mi mano y seguimos caminando por la ciudad, nos desviamos bastante hasta llegar a una pequeña casa con un jardín delantero, la casa tenía dos plantas y todo era rectangular y con grandes ventanales, las paredes eran blancas y el tejado oscuro en madera, el porche estaba en el mismo color y dentro se veía mucho ambiente, a través del ventanal de la planta baja reconocí al arcángel San Gabriel, que curiosamente nos estaba observando.

Nos acercamos a la puerta de entrada, que era de madera al lado había una vela blanca encendida, pero no entendía por qué lo estaba si era de día, me quedé mirándola mientras que Uriel llamaba a la puerta con los nudillos tres veces. La puerta se abrió, pero quién nos recibió no fue Gabriel, sino un arcángel muy diferente, vestía con una túnica violeta y nos miraba con unos ojos cafés oscuros, como si no le gustase mucho las visitas.

-        ¡Hola Ezequiel! ¿Podemos entrar, por favor? – dijo Uriel amablemente.

Ezequiel no dijo nada, ni tampoco nos dejó entrar, noté como me miraba yo no podía dejar de mirarle a los ojos, ¿por qué nos miraba así ese ángel? Empezaba a sentir como si en realidad no era buena idea estar allí. Pero antes de decirle nada, Ezequiel hizo un gesto permitiéndonos la entrada, abrió un poco más la puerta y acto seguido entramos, hacia el salón gigante.

-        No te preocupes por Ezequiel, no es muy social… - susurró Uriel para que no nos escuchase.

-        Ok. Asusta sus ojos.- susurré.

-        Solo tiene un problema con la confianza, nada grave. Mi hermano debe trabajarlo, pero le cuesta. – respondió Uriel.

Me giré para ver de nuevo a Ezequiel que caminaba detrás de nosotros a tres pasos de distancia, no sabía que era su hermano. Antes de que volviera a mirar hacia adelante, me encontré en los brazos de alguien gigante que me alzó, sin querer pegué un grito, pero cuando vi que era Gabriel simplemente le devolví el abrazo y me reí.

-        ¡Gab!- dije contenta.

-        ¿Cómo estás, pequeña? – preguntó contento de verme, siempre ha sido así de risueño él.

-        Bien, aunque no sé qué hago aquí. Debería estar en clase.- respondí.

-        ¡Ya estamos, Uriel! ¿No se lo has contado? – Gab de repente se le borró esa sonrisa de la cara y miró a su hermano bastante molesto, de la emoción me dejó en el suelo y se acercó a Uriel.

-        Lo cierto es que... no me ha dado tiempo. He recibido tu mensaje hace unas horas, ¿no tenía que ser mañana? – habló Uriel con Gab.

-        Si, pero lo de mañana será diferente. Hoy quiere estar con ella, dice que tiene que decirle algo importante. – respondió Gab.

-        ¿Se lo va a decir? – dijo Uriel arqueando las cejas.

-        Así es. El Chico se lo quiere contar. – respondió Gab, puso sus manos en la cadera, estaba preocupado.

-        ¡Espera! ¿El Chico está aquí?- dije casi gritando para que terminasen de hablar como si yo en realidad no estuviese delante de ellos.

Uriel y Gabriel me miraron y dijeron que si con la cabeza.

-        ¿Dónde está?- dije.

-        Allí, pequeña. – señalizó el despacho con puertas correderas de madera de color verde Gabriel.


Llamé a la puerta y me identifiqué, escuché la voz del Chico que me daba paso para entrar, pero solo quería que entrase yo sola, no me opuse y entré. El Chico se encontraba sentado en el diván negro situado a la izquierda, me acerqué a él, se le veía serio y empecé a preocuparme. No había tenido el placer de verlo tras el accidente que le sucedió y que tuve que saberlo espiando a estos arcángeles que a veces juegan a los misteriosos sin nuestro permiso.

-        Gracias por venir. Necesito explicarte algo importante que ha sucedido y que no he podido hacerlo antes, porque no sabía cómo… pero quiero que escuches con atención, ¿de acuerdo?- dijo el Chico su tono era bastante bajo, me acerqué a él, me senté a su lado y escuché.

-        Claro.- dije.

-        Mi padre ha muerto…- dijo.

-        Sí, ya lo sabía… lo siento mucho, mi amor.- le dije pero me interrumpió.

-        No, no me estás escuchando. Mi padre ha muerto, asesinado.- dijo mirándome a los ojos que estaban al borde de las lágrimas.

Se me congeló el alma.

Recomendación: What A Man Gotta Do - Jonas Brothers.

HR.

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miércoles, junio 16, 2021

Vibración De Hierro (Efectos = Vacuna)

 

Seré clara, no soy médico en esta encarnación. Pero tal y como han podido comprobar en las otras reflexiones que les he podido compartir, de lo que suceda en las vidas anteriores, de todo lo que aprendes en ellas, en la vida actual no resta, pues todo lo contrario SUMA, puesto que morir solo es como saber que terminaste el curso y llegaron las vacaciones de verano, que en vez de ser tres meses, en este caso pueden ser treinta años, si lo deseas, claro, pero en septiembre vuelves para empezar el siguiente nivel, otra vez a nacer, formarse como humano y volver a tener veinte años para decidir qué quieres ser en esta vida… pero con la diferencia de que recuerdas quién fuiste en las anteriores vidas, por eso mis estudios de medicina, aunque en este tiempo muchos no querrán aceptarlo, yo recuerdo que hace 300 años fui un hombre que llegué a ser médico titulado (morí de viejo, pero ejercía igual que un cirujano, la base la tengo).


Tengo que confesar que entre mi última vida es decir, desde que morí ahogada como una mujer llamada Margaret Anne Ford (Sí, me casé con el primo del creador de los autos, ya lo dije muchas veces, pero el Señor Ojos Verdes en esa vida se llamaba Diego William Ford) en el Titanic el 14 de Abril de 1912 a las 3:33am y mi actual encarnación que nací el 23 de Marzo del año 1993 a las 5:55pm, pude continuar mi formación como médico, rodeada de los Maestros Ascendidos y de algunos amigos en la Ciudad de Almas, como Elisías un viejo amigo que me enseñó la sanación del reiki en Diciembre de 1989. Pero también estuve aprendiendo del Arcángel Raffaello (una nota, así es como le gusta que le llamen, porque su primera encarnación fue en Florencia, Italia y le gustó el nombre así y desde entonces le llamamos así), como ya se acordarán él es el médico de la luz, luego me especialicé en la parte emocional y me mandaron a aprender con el Maestro Hilaríon (dónde actualmente me nombró su discípulo y trabajo con él en asuntos de las terapias emocionales, revisión de embarazos y masajes sanadores).

Aunque no haya decidido ir a la universidad todavía con 28 años, el único título que verán de medicina es el de Anatomía, en mi curriculum que es una optativa de mi bachillerato (sacado con un 9,95 en el examen). Estoy actualizada en el tema de la medicina, incluso sé cómo funciona la medicina de luz, algo que la humanidad todavía no aprendió pues solo se centra en lo físico y no amplia el punto de vista de cómo funciona un humano realmente, entre espíritu, alma y cuerpo.

A finales del mes de Abril, tuve de primera mano, mi primer amigo que se vacunó del COVID_19 le dieron la primera dosis de AstraZeneca. Este amigo se vacunó por tener más de cincuenta años y además es uno que sigue al gobierno a rajatabla y normalmente el tema de la consciencia no lo toca ni le interesa, yo creo que le da miedo. Este amigo, suele llevar mascarilla todo el tiempo, en el trabajo y en la calle cuando camina solo, sinceramente está sometido creyéndose la falsa del COVID.

Tengo que confesar que cuando me dijo que se había vacunado no me gustó, sé de primera mano que las vacunas no son suero simple, hay un chip, no es bulo es cierto, mi información no es sobre los famosos negacionistas o que estén en la conspiración iluminati, incluso los Maestros Ascendidos están al tanto y no quieren que nos vacunemos. Hacía poquito tiempo que el Maestro Hilaríon me ordenó un día en su casa de Shamballa para hablarme de lo que tenía que hacer en caso de que tuviera un amigo o familiar cercano que decidiera vacunarse, me dijo cómo le tenía que observar y qué posibles anomalías podría tener, ya desde la primera dosis que dicto en sus propias palabras del Maestro Hilaríon “en la segunda se intensifican los efectos”.

Las primeras 24h son cruciales para saber si tiene síntomas no hablo de los físicos, en plan dolores de cabeza o sueño a horas extrañas, me refiero a nivel energético, la vibración de energía que una persona suele emitir constantemente y que varía según el estado emocional que tenga. Cuando me dijo que se había vacunado, solo había pasado una hora, así que le pude hacer el chequeo, sin que él supiera obvio, pues a estas cosas se los toma a chiste, cuando en verdad no lo son. Durante el primer día, su estado emocional no se veía alterado, así que eso era una información muy buena, a nivel físico tampoco tuvo problemas, decía que le dolía el lugar dónde le habían pinchado pero nada más, él se sentía bien.

En cuanto se puso de pie y se fue al baño, al salir la cisterna del wáter se estropeó, fue raro porque era casi nueva, se había cambiado hacía pocos meses y así de repente se atascaba en un engranaje. Ok, entiendo que para muchos a esto no les resulta sospechoso, a mí tampoco en un principio, pero tenía que tenerlo en cuenta por si acaso. Un par de horas después, se fue al grifo de la cocina y nada más tocarla, también se estropeó, empezó a salir agua a chorros y en poco tiempo se quedó todo mojado, se tuvo que cambiar de camisa. Allí sospeché, ¿era posible eso? Entonces pensé… “¿Y el imán?” así que le hice la prueba del imán en el brazo, a ver si se le pegaba, pues el chip es metálico y un imán atrae esa vibración. Pero la sorpresa era que no se le pegó, se lo fui probando a lo largo del día y más cuando ya pasaban las primeras 24h y tampoco, pero en cambio la cisterna y el grifo se estropearon de forma sospechosa pero sin saber exactamente porqué.

Mi casa tiene al día la limpieza energética de vibras negativas, por todo el trabajo que tengo, no me puedo permitir tener vibras negativas navegando por la casa, porque eso provoca muchos daños con las personas con quien convivo y no me gusta lastimar a nadie ni a nada. Por eso, no entendía porque se estropearon esas dos cosas, así que revisé la cisterna y vi que un engranaje se enganchaba sin motivo, lo arreglé y no volvió a fallar. El grifo desgraciadamente se pinchó la manguera y la tuve que cambiar todo.

Dos semanas después, la pareja de mi amigo le dieron la primera dosis pero de la otra la Pfizer, le tuve que hacer lo mismo que mi amigo, observarla para ver qué efectos tendría en su vibración energética. Solo tuvo síntomas físicos y algún estado más bajo de depresión de un par de días, tenía dolores de cabeza y se sentía nostálgica por el pasado pero también algo rabiosa por sus memorias (que no compartiré para respetar a mi amiga). En este caso no hubo daños de objetos, hasta que le dieron la segunda dosis la semana pasada.

Tras la segunda dosis de mi amiga, las primeras 24h estuvo realmente mal, le dolía bastante la cabeza durante varios días le duró, dos días después, estaba con su celular revisando unos mensajes de What’s app y de repente el celular al ponerlo encima de su hombro porque estaba tumbada y se le quedó allí mientras que hablaba con alguien que estaba en la misma habitación, empezó a hacer cosas raras el celular… salían rayas, de repente ardía la batería mucho, no abría las app y después se le alteraba todo, incluso el reloj del celular le iba a una hora diferente, llamaba a su amigo estando a su lado… (Parecía un poltergeist de celular pero cuando vi eso que le pasaba, enseguida caí, era una reacción magnética a algo de hierro que llevase cerca). Así que le hice la prueba del imán, pero dio negativo las tres veces a tres horas diferentes.

Mi amiga se asustó mucho y decidió apagar el celular, no lo suele usar casi, solo el GPS para el auto, y los What’s app para hablar con sus hermanos, de hecho yo lo uso más por el tema de las redes sociales y youtube que ella. A Uriel también le extrañó eso del celular, y nos pusimos a intentar llegar a conclusiones externas, pero no encontramos nada, incluso el celular es bastante nuevo y no parecía defectuoso, al igual que el grifo y la cisterna. Entonces, se le ocurrió agarrar el auto, yo le acompañé, me preocupaba su vibración energética y sabía que yo y Uriel podríamos hacer algo si pasase algo fuera de control.

Cuando arrancó el auto y salió del estacionamiento, el auto avisó que una de las ruedas había perdido casi todo el aire, así que mi amiga estacionó de vuelta el auto, y me dijo que bajar a ver la rueda si estaba muy deshinchada. Bajé y efectivamente habíamos tenido como pinchazo, pero era diferente, porque al hinchar la rueda aguantó el trayecto de vuelta a casa, porque estábamos fuera ese día. Uriel empezó a decirme “no tiene buena pinta esto, mi amor. No parece que se haya pinchado por algo externo, ni que algún gamberro haya intentado romper alguna rueda. Si te fijas aquí (me mostró un tornillo que no debería estar en la goma del auto, pero se veía que se había como fusionado con la goma y eso era lo que provocaba el posible <pinchazo>)”. Uriel tenía razón, fusionar goma de la rueda con un tornillo, no es normal, ni aunque haga 15.000 grados en el exterior, puede pasar esto. Parecía más una fusión que se hubiera hecho por vibración de frecuencia, es decir, alterar los átomos del hierro para quedar fusionado con la goma.

De inmediato me tuve que ir por unos minutos con Uriel para ponerme en contacto con Hilaríon y contarle todo lo que había sucedido con mi amiga, y tal y como había dicho Uriel, no eran buenas noticias.

HILARÍON: ¿Estás segura que es por frecuencia?

YO: Si, es la única forma de poder explicar lo que le sucedió a mi amigo y ahora esto de mi amiga, esto no es <casualidad>

HILARÍON: No existe la casualidad, querida. Pero, hace unos días tuve más casos así, parece ser que son efectos del chip.

Me quedé helada, mis amigos tienen el chip. No a todos les reacciona igual, por eso estamos observándoles, para saber así qué podremos hacer al respecto. Hilaríon confirmó que el chip tiene una frecuencia densa muy baja que puede alterar los átomos que sean de su mismo grupo de elementos, es decir de los metales. Por eso la cisterna se enganchó esa pieza, mi amigo al no tener aún la segunda dosis, no hace el mismo efecto, solo la mitad. Por el momento sabemos esto, y eso son terribles noticias, porque eso quiere decir que el chip es capaz de controlar la densidad de metales en nuestro cuerpo, y el hierro en la sangre es importante sobre todo en mujeres, según los Maestros Ascendidos, este chip por ahora solo está en reposo, porque lo están introduciendo a la humanidad, pero en su momento, puede llegar incluso a dominar nuestros pensamientos, sentimientos e incluso nuestros actos, de tal forma que ni siquiera nos daremos cuenta.


¿Saben porque es tan importante el Hierro en el cuerpo humano? Porque ayuda a que la sangre transporte mejor oxígeno, los músculos estén más fuertes, el sistema inmunitario está más fuerte, previene los trastornos cognitivos y sobre todo aumenta nuestra energía.

Si el chip es capaz de controlar esto, la humanidad dejara de irradiar la energía que necesita para ser un planeta iluminado y así ascender a 5D. El chip sabemos que bloquea el paso de energía que conecta el chakra corona con el cuerpo energético, si se vacunan permitirán que alguien oculto bajo el mandato de un gobierno mundial le dé a un botón y automáticamente eres vulnerable a los virus, y además será capaz de controlar tu oxígeno en la sangre. Si no te vacunas, serás parte de la resistencia y ayudaremos a que el chip no funcione a través de las indicaciones de los Maestros Ascendidos. Más adelante les informaremos de más cosas, por favor si pudieses compartir esto, nos ayudarías a que más gente sepa los riesgos de lo que está pasando. Gracias.

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Recomendación: Vikings Soundtrack – youtube.

HR.

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viernes, junio 11, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 90

 

Nunca me había atrevido a hacer un ungüento en 3D, pero tampoco violé ninguna ley al respecto, están permitidos como método de sanación y también los puedes enseñar a quienes busquen saber hacerlo, sean o no conectados.

-        Pero ¿qué hago con esto ahora?- me preguntó Sergi.

-        Fijate…- le dije.

Agarré la punta del lápiz y me pinté el brazo un círculo, cuando terminé cerré los ojos.

-        Muéstrame aquello que me cueste aceptar de mí mismo y así sanarlo – dije.

El círculo de la piel se puso aún más rojo y luego la piel simplemente penetró el ungüento. Le miré a Sergi, que estaba alucinando, no dijo nada más, simplemente agarró la punta de lápiz y copió las mismas letras que había dicho y le pasó igual.

-        A partir de ahora, el universo podrá ayudarte cuando algo en ti no sientas que esté bien.- le dije.

La campana del fin del recreo nos asustó a los dos, sin decirnos nada, agarramos el neumático y vaciamos el ungüento por la cloaca, nadie más excepto lo que ya nos habíamos puesto en el brazo, podría ser usado de forma irresponsable, por eso tiramos todo lo que quedó del neumático a la cloacas. Llegamos tarde a la fila, nos vino a buscar la profesora que estaba como responsable de vigilar el recreo ese día, entonces hicimos como si no hubiésemos escuchado la campana y nos fuimos a la fila, para subir de nuevo a clase. Sergi guardaba los secretos como si le fuese la vida y eso era respetable y admirable de ver.


A finales del mes de Enero, hubo un día que no fui al colegio porque me encontraba mal y en vez de quedarme a casa, mi madre optó por dejarme en casa de mi abuela Victoria al cargo de mi tio Alfonsito. Mi madre hacía poco tiempo que había empezado unas clases en la escuela de adultos de Vic, para sacarse el Graduado Escolar. Ella me contó que cuando tenía tiempo para estudiar, dejó la secundaria a medio cursar y para poder conseguir un trabajo más digno, tenía que sacarse su último curso cuarto de la ESO. En ese tiempo tenía clases de mañanas y de tardes, según qué día tenía por la mañana o por la tarde, así que se iba con el autobús hacia Vic, porque tampoco manejaba auto en ese tiempo, y antes de irse, me dejó en casa de mi abuela Victoria, que empeoraba por momentos.

El día antes mi madre me mandó a la pediatra, no me gustó demasiado saber que mi pediatra era la madre de la Júlia, me sentía vigilada por los ojos de su hija, y pensé que sería capaz de violar su juramento hipocrático y le dijese todo lo que me pasaba y con ello ingeniera planes maléficos como ella solía mostrar en clase. Pero me llevé una sorpresa, pues la pediatra sabía que su tercera hija iba a mi clase, pero nunca me preguntó por ella, pues solo admiraba a sus dos hijas mayores, una llamada Geno y la otra no me acuerdo creo que se llama Vero, también de su pequeño creo que se llamaba Adrián, pero no lo recuerdo. Entonces me di cuenta de lo que le pasaba a la Júlia, su madre pasaba de ella, como si nunca le hubiese parido, empecé a sentirme muy triste, me dolía el corazón.

-        ¿Cómo está la Júlia?- le pregunté mientras me examinaba, mi madre me miraba sin comprender nada y la pediatra me miraba casi igual con las cejas arqueadas, de hecho Júlia de cara se parece mucho a su madre.

-        Bien…- contestó, pero parecía una respuesta automática.

-        ¿Segura?- le dije.

-        Si.- contestó seguía sin profundizar.

De repente apareció por una puerta lateral la enfermera que la pediatra había pedido que asistiera de repente a la revisión, y tras ver mi historial médico, empezó a hablar con mi madre, mientras que la pediatra seguía revisándome.

En un silencio entre ella y yo, le miré a los ojos y me vinieron imágenes en el corazón sobre la Júlia y la vida familiar en su casa.

-        Entonces ¿por qué la reta tanto? Júlia no tiene la culpa de que sus hermanas mayores ya tengan casi la vida solucionada, y el pequeño sea el Solecito de casa. La Júlia no tiene la culpa de no haber nacido chico, doctora. Si la va retando así, ella terminará mal de la cabeza, ella solo quiere una cosa, ¿se imagina qué puede ser?- le dije susurrando para que mi madre no me escuchase.

-        Niña ¿qué dices?- negaba la pediatra.

-        Anoche le gritaste y le dijiste <si fueras más como tus hermanas, quizás solo así, serías aceptada por esta familia> y ella se puso a llorar en su cama y no le fuiste a pedirle perdón por decirle semejantes palabras de horror. Ella no se merece esto.- le dije, mi cara de preocupada y emocionada le dejó mirándome con cara de sorpresa pero le pille.

-        ¿Cómo sabes eso? ¿Ella te lo ha contado?- me preguntó.

-        No, no me hablo con ella. Pero eso no quiera decir que me preocupe por ella. Ella es buena chica, pero si le dices que no merece ser quien es, pensará que es la persona más horrible del universo. Aún es chiquita pero en el futuro ¿qué crees que puede pasarle? Si, sigues tratándola así, puede que pasen cosas horribles y entonces, las rejas de una cárcel la retendrán en aislamiento para toda la eternidad.- le dije.

Ella dejó de revisarme y le pidió a la enfermera que prosiguiera ella, mientras se disculpaba y se iba al baño, sus ojos estaban vidriosos, sabía que no me podía mentir, ver esas cosas, son las verdades que los humanos ocultan pero en el mundo invisible siguen allí. Detesto las mentiras y si alguien me miente, acabo sabiendo y enfrentando la verdad aunque no guste, lo siento, pero llegué dónde estoy sin maquillar absolutamente nada de mí, yosoy quién yosoy.

-        La verdad es imprescindible para continuar evolucionando, mi amor. Pero a los humanos no les gusta ser tan transparentes, debes aprender a respetar sus formas de eludir la verdad ¿entiendes? – dijo Uriel, mientras estábamos sentados en al sofá cama de casa la abuela Victoria mirando la televisión casi todo el día.

-        ¿Por qué mienten tanto? Solo ponen obstáculos a algo importante…- pregunté.

-        El miedo les ciega, y es peor un ciego que quiere ver que una persona que ve y se hace el ciego para no ver. – contestó Uriel.

-        Yo también tengo miedo, pero no me dejo vencer por ello, ¿por qué los humanos si?- le pregunté indignada.

-        Porque siempre han esperado a ese héroe de las películas que les enseñe a ser fuertes, pero la verdad es que la fuerza solo depende de cada uno, y nadie de afuera puede enseñarles eso. – respondió.


El Arcángel Uriel que por cientos y cientos de años y milenios ha estado cuidando de este mundo día tras día, tenía razón. La fuerza depende de uno mismo y no de alguien de afuera, ¿por qué cuando el héroe piensa que lo ha perdido todo, le sale la fuerza y vence a su antagonista? Nadie le enseñó a ser fuerte, solo el mismo héroe sabe que es fuerte cuando debe enfrentarse algo él solito.

-        ¡Alfonso!- gritaba mi abuela desde la cama.

En ese momento él estaba en su habitación descansando un ratito, así que me acerqué a la habitación, llamé a la puerta, la abuela estaba tumbada en la cama mirando hacia la puerta abierta.

-        Abuela, ¿qué quieres?- le dije.

Murmuraba algo que no entendí, así que me acerqué a la cama.

-        Agua, tengo… sed…- decía con poca energía, le costaba respirar.

De su mesita de noche tenía una botella grande de agua y un vaso, curiosamente el vaso estaba vacío, así que me dispuse a servirle agua de la botella. Lo cierto es que nunca lo había hecho, siempre me servían y nunca lo había tenido que hacer yo, sin pensármelo mucho abrí el tapón y con cuidado de no verter nada fuera del vaso, empecé a echar agua. Sin querer derramé un poco alrededor, pero lo conseguí. Con una pajita de plástico le acerqué el vaso y ella buscó la pajita con los labios, para ayudarla con la otra mano le sujeté la cabeza por la nuca y ella pudo beber.

Al terminar de beber y de decirme que no quería más, volví a dejar el vaso encima de la mesita, me quedé con ella un rato, ella me agarró de la manito y me sonrió.

-        Eres muy guapa, Laia. – dijo ahora con un poco más de aire.

-        Gracias, abuela.- le dije con una sonrisa.

-        Me hubiese gustado conocerte en otras circunstancias, pero Dios tiene sus propios planes para mí.- dijo mirando el techo, con la otra mano se marcó la señal de la cruz entre su cara y su pecho.- Mi hijo Hilario me ha contado de ti, y sé que cuidarás bien de la familia. Vienes de un lugar muy hermoso, dónde pronto regresaré.- dijo.

-        ¿Qué?- susurré.

-        Lo entenderás a su debido momento, pero yo también soy como tú. Dios me envió aquí para lo mismo que tú.- dijo.

No entendía ninguna palabra pero recordé que el Titi me había comentado que Dios le pidió que esperase a mi nacimiento y parte de mi infancia antes de regresar con él. Era la primera vez que mi abuela estaba lúcida y podía al fin hablar con ella, pero sus momentos de lucidez duraban muy poco tiempo, puede que minutos.

-        ¿De dónde vengo exactamente?- le pregunté.

-        En el cajón de la mesita, tienes la respuesta.- dijo.

Abrí el cajón y dentro encima de muchos papeles que no quise mirar, encontré un crucifijo, lo agarré y se lo enseñé ella dijo que si con la cabeza.

-        Mi hijo Hilario, tú y yo, venimos de aquí, de un lugar que llaman la Cruz del Sur.- dijo ella emocionada.

-        ¿Qué es este lugar?- dije.

-        Es dónde vive Dios y sus ángeles. – dijo, pero se puso a toser y al terminar se le fue la cabeza de nuevo.

No entendí lo que significaba exactamente, pero al tocar el crucifijo tuve unas imágenes en la cabeza muy extrañas…

Me encontraba en una sala dorada con forma de semilla ovalada, en el centro al lado de la pared estaba un trono dorado muy hermoso, sentando en él alguien muy grande con los ojos de todos los colores, vestido con un traje dorado muy hermoso me miraba directamente, a mi alrededor habían ángeles que reconocí San Gabriel y San Miguel que hablaban al del Trono llamándole “padre” pero recordaba que ese Ser de Luz era en realidad Dios. Tenía el mismo aspecto, algo cambiado cuando vino a visitarme, pero le reconocí.

Luego era de noche, estaba a los pies de una gran catarata que daba impresión, se me acercaba un ángel de atrás le miré era San Gabriel, minutos después caía de espaldas por la catarata mientras miraba como San Gabriel gritaba “¡no!” y lloraba señalándome.

Alfonsito llegó a la habitación y me obligó a irme de allí, se suponía que tenía prohibido molestar a la abuela, intenté defenderme pero era inútil, con Uriel volvimos al salón. Esas imágenes eran recuerdos de una vida muy lejana que no entendí pero sentía lo mismo que sentí cuando Dios me visitó en la boda de mi primo. Algo especial.

Recomendación: Hasta el Desierto - Abel Zabala.

HR.

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