martes, abril 29, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 217 [3T]

 

-      Uy, tú tienes un cacao… ¿cómo se va enamorar de mí si soy su prima carnal? Gabriel… deja de tomarte esos cocteles tan fuerte que te tomas, que aunque no lleven alcohol algo te está perjudicando la mente. Pero ¿cómo se puede enamorar de mí? ¡no, no, no, claro que no! Gabriel… ¿qué inventas?- le dije.

Gabriel se sentó en mí silla dónde me tocó cenar agarró la copa de agua y le dio un sorbo.

-      No, no, no… Gabriel… ¡es imposible!- le dije.

-      ¿Eso crees? Pues bien que te ayudé a ponerle freno a Juanito, ¿no?- comentó Gabriel.

-      Bueno si, pero eso fue diferente, el primo Juanito sabemos que no está bien…- le dije como excusa.

-      Pero casi te viola con seis años, bueno no pude evitar que te abusara, ¿y también estaba inventando? – dijo Gabriel defendiendo su postula.

-      Si, tienes razón. Si no hubiera sido por ti, quizás me hubiese violado con seis años, pero me ayudaste, gracias Gabriel. Pero Líon… ¡es que no me lo creo, vamos!- le dije.

Gabriel se levantó tan cerca que le podía sentir hasta el latido de su corazón que iba exagerado.

-      Laia, está clarísimo que anda por ti. – confesó.

-      Pues yo no lo veo, lo siento.- le dije.

-      ¿Ah no? O sea, es el día de su boda, se supone que debe ser el día más feliz de su vida y esto parece un funeral. Y lo más raro no es que esté triste, sino que además tú le vas detrás y en todo momento te ha sonreído de corazón, te ha guiñado el ojo y además que contigo sí quiere bailar. Laia, ¡por favor! – confesó Gabriel.

Me quedé pensando en lo que había dicho y tenía algo de razón, esto en vez de una boda parecía un funeral.

-      ¡Ay no,… tienes razón! ¿Qué hago?- le dije preocupada.

-      Nada. Quedate a mí lado. – dijo Gabriel agarrándome de la mano, su tacto era suave como el terciopelo, me miró a los ojos, le sonreí.

-      Ok. Me quedaré a tú lado si me dices… - le dije jugando con él.

Gabriel abrió los ojos como dos naranjas al mismo tiempo que arrugó el entrecejo escuchando lo que le iba a decir.

-      Que soy <tú chica>.- le dije me mordí el labio inferior y él sin querer apretó las manos un poco.

-      Em…. ¿Yo he dicho eso? – se hizo el tonto pero estaba como tonteando conmigo.

Sonreí, le dejé las manos y me giré para caminar hacia la mesa dónde estaba mi abuela la tía Cristina y el tiet Josep sentados hablando con la Rosa la abuela del novio. Pero no nos quedamos mucho tiempo, porque de repente el novio llegó a nuestra mesa, Gabriel me agarró de la mano y en cuanto le miré simplemente me fui con él a bailar. Nos lo pasamos tan bien él y yo, pero en algunas ocasiones el novio nos iba siguiendo, en todo momento le quería hacer caso a Gabriel, era mejor no darle más atención igual ya se arreglarían solos, aunque… tendría que aceptar él que es una locura.

Ya en el momento de la barra libre y que la mayoría de los invitados ya no sabían ni caminar rectos, o digamos solos, necesitaba tomar un poco el aire, había terminado de llover por fin, era de noche, muy entrada la noche, y en el pequeño porche que había al lado de la sala de baile se concentraban los fumadores, porque no dejaban fumar dentro del recinto. Gabriel y yo nos fuimos a tomar el aire pero nos separamos un poco de los fumadores, estábamos a solas, admirando como al fin se veían las estrellas en Julio, ¡qué maravilla!

-      ¿Sabes dónde está Uriel?- le pregunté.

-      ¿De verdad quieres estropear este momento tan bonito hablando de mí hermano? – se quejó Gabriel.

-      ¡Que quejica que eres Gab!- me reí de él.

-      Estoy a gusto contigo a solas, ¿algún problema? – su mirada era picaresca.

-      Vaya amigo…- le dije le saqué la lengua.

Gabriel se apoyó en una de las columnas cónicas que había para estar más cerca de mí cara, sentí que me invadía el espacio personal pero no me preocupaba.

-      Lo digo en serio, estoy muy a gusto aquí contigo, bajo esta noche, por fin lleno de estrellas. – su voz era amable pero con otro sentido más íntimo que no me disgustó, aunque el ritmo cardíaco me aumentó un poco.

-      Si, al fin se dignaron a aparecer.- dije riéndome de la situación por amabilidad pero también me sentía algo nerviosa.

Nos miramos a los ojos sin decirnos nada, mientras que sentía como el calor iba empapando el ambiente.

-      Las estrellas siempre brillan porque dentro de sus corazones irradian pureza, igual que tú. – declaró Gabriel.


Se me cortó el aliento de lo bonito que dijo, nunca me había dicho que mí corazón fuese tan puro como una estrella que brilla en plena oscuridad. Entonces noté como dentro de mí estomago las mariposillas empezasen a volar libremente dentro de mí, al mismo tiempo que sentía un pequeño hormigueo en mis labios, deseando unirlos con los suyos. Fue en ese instante cuando Gabriel se acercó un poco más, pero cuando estaba a punto de colocar sus labios encima de los míos, se detuvo.

-      Quiero besarte, es lo que más deseo,… - susurró.

-      Hazlo.- le susurré con la voz entrecortada.

-      Pero, no puedo. Aún no, lo siento. – dijo, se separó para volverme a mirar a los ojos.

-      ¿Por qué? ¿Por qué aún amas a tu ex? – le pregunté preocupada pero celosa.

Dijo que no con la cabeza, cerró los ojos un momento y los volvió a abrir, me miró con esos ojos penetrantes y verdes que me dejaron sin aliento de nuevo.

-      Tienes 13 años, amor. No quiero estropearlo. – dijo Gabriel.

Di un paso atrás pero él me agarró de la cintura e hizo fuerza para que volviera a hacer ese paso hacía él, hizo tanta fuerza que me encajó en su cintura.

-      Me encantaría besarte, te lo juro. Pero debo esperar, amor. Espero que lo entiendas. No quiero condicionarte. – dijo sincerándose, se le notaba que le dolían esas palabras que él mismo decía.

-      ¿Condicionarme?- pregunté frunciendo el ceño.

-      En unos años tendrás que elegir, así lo debemos hacer, amor. Sino te voy a condicionar y nada de lo que está en tú camino sucederá. – explicó misterioso como siempre es Gabriel.

-      No entiendo nada de lo que dices, Gab. Pero me ha quedado claro que… no sientes lo mismo. – le dije apartándole la mirada.

Me clavó sus labios en mi mejilla, sentí ese cosquilleó por todo mí cuerpo. Sí que sentía lo mismo, pero lo que dijo no lo entendía. Luego nos separamos y nos volvimos a la fiesta, pero en ese momento vimos al novio coquetear con otra chica que no era la novia, y nos quedamos a espiarlo.

A las cuatro de la madrugada mis padres, mi abuela y el tiet Josep nos regresábamos a Manlleu. Cada uno decía algo sobre la boda, lo bien que se lo habían pasado, pero todos estaban en la misma conclusión en que el novio estaba muy nervioso y estaba algo desaparecido, pero que al final se habían casado y estaba todo bien. El camino a casa se hizo bastante largo, sobretodo porque teníamos que dejar a la abuela y luego al tiet Josep cada uno en su casa, aunque me fui derechita a la cama, Uriel estuvo conmigo todo el camino de vuelta y cuando llegamos a la habitación él hablaba conmigo pero tenía la mente en otra parte, en lo que me había dicho Gabriel.

Caí redonda en la cama con la luz encendida, no tenía fuerzas ni para apagarlo, pero sentí los pasos de Uriel que se acercó a la cama y apagó la luz pequeña. Nunca le conté a Uriel lo que sucedió con Gabriel en la boda, no la parte en que casi me doy mi primer beso con él, sentí que no estaba preparada para dar explicaciones de ese tipo, de hecho se ha enterado al escribirlo aquí y ha flipado un poco.

Me giré en la cama de cara a la pared, noté que había colocado sin querer mi cabeza en el pecho de alguien, abrí los ojos, era Gabriel, se estaba haciendo de día y una pequeña y ligerita luz pasaba a través de las persianas que le iluminaban la cara, estaba dormido tan plácidamente que no quise despertarlo. Él de repente se giró hacia la pared quedándose de espaldas conmigo, mientras que seguía dormido, le abrigué un poco con la sábana, fue entonces cuando le vi el culo. Esa fue la primera noche que se tumbó conmigo completamente desnudo, era muy tentador pero no pude sacar la mirada de su culo perfecto.

Me quedé mirando el techo, me desvelé pensando <mí vida es demasiado complicada>. Por un lado la humanidad no quería mi presencia, por el otro el arcángel más hermoso y uno de los más famosos de la historia de este universo, se había enamorado de mí y yo de él. ¿Era un amor prohibido o imposible? Una humana como yo, con un arcángel tan hermoso como él es. Entonces me vino a la cabeza cuando le había dicho hacía un mes atrás “voy a empezar a pensar que te gusto” y él respondió “¿Una humana y un arcángel? Creo que ya sé el final de esa historia…” ¿no había sido una ironía como yo había pensado sino que lo pensó de verdad? Nuestra historia no podía ser, mucho antes de ni siquiera darle una oportunidad.


Con casi 14 años y debatiéndome entre si el universo permitiría un amor así de complicado, pero no me puse a pensar lo que podrían opinar el resto de las personas que me importan, si algún día esto llegara a salir a la luz. Aún nadie sabía mi faceta con los angelitos más divinos, ¿cómo llegarían a entenderlo sino creen ni en Dios?

-      Aún no es seguro para ti, lo siento. – dijo el arcángel Uriel a la mañana siguiente.

-      Me siento mal por ello, es como viviera escondiéndome. Necesito decírselo a alguien, ¡por favor!- le insistí.

-      Aros no ha salido del psiquiátrico desde que entró con seis años, ¿quieres tú lo mismo y arruinar todo tú futuro? ¿Recuerdas porqué estás aquí y por qué te estamos enseñando todo esto? No es para que puedas ir a la universidad y luego tengas un trabajo, todo esto lo hacemos por ti, porque en el 2024 todo cambiará, y tú te has ofrecido para ser parte de ese cambio, ¿comprendes? – respondió con sinceridad Uriel.

-      Parte del Bullying que sufro también es por esto, ¿sabes? Porque alguien me habrá visto hablar contigo y se alejan, porque se asustan… dices que me he sacrificado para que todo cambié, pero ahora veo el peso que eso trae y no me gusta, no me gusta estar tan sola, Uriel. No tengo amigos en esta dimensión, me voy a pasear al perro en el mediodía para que nadie se burle de mí en el parque a las cinco, no hablo con mis padres, y con mí abuela tengo una relación extraña, ella es creyente pero el tema de los ángeles no lo puedo ni sacar con ella. ¡Qué estupidez tener que estar en silencio sabiendo que me duele cada vez que tengo que hacer un trabajo en grupo en clase y nadie me pregunte si quiero ir con ellos! – le confesé gritándole y llorando en el final.

-      Lo sé, voy contigo a clase y veo y siento lo que te hacen. – respondió Uriel dolido.

-      ¿Qué lo sientes? Me he enamorado de un arcángel, pero incluso él me dice que es complicado. – le espeté.

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miércoles, abril 23, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 216 [3T]

 

Para no parecer que ya veníamos juntos, entré de nuevo al comedor como si nada, hablé con varias personas y luego Líon apareció. Todo el mundo le saludó contentos por la boda que se iba a celebrar, tuvimos que simular que no nos habíamos encontrado antes, así que nos dimos dos besos, nos quedamos un momento a solas, él me guiñó el ojo y yo sonreí. El plan iba a empezar.

Los invitados se fueron acomodando en una sala provisional (debido al tiempo se tuvo que hacer en lo que sería luego la sala de fiesta). El juez se puso en el altar, y el novio entró del brazo de su madre, con la música, mientras que esperaban a que llegase la novia, a pesar de que en sus ojos rozaba las dudas de ¿Por qué el novio tardó tanto en llegar? La Flora se la veía feliz, una cara completamente diferente a la que tenía Líon.

Me puse en tercera fila, me tocó pasillo, todo el tiempo el Líon me miraba a mí, como que le ayudaba a dar ese paso tan grande que quería hacer. A ver… no me parecía bien dejarla en el altar, porque yo en mi caso prefiero que se suspenda antes la boda que no en el momento, porque con tantos invitados, daría mucha vergüenza. Pero Líon lo quiso hacer así, y yo simplemente le ayudé, es mi primo lo haría con cualquier familiar.

-      Flora, ¿aceptas por esposo a…?- dijo el Juez.

-      Sí, acepto.- respondió rápidamente la Flora con su sonrisa de felicidad que no paró de mirarle en toda la ceremonia.

-      Líon, ¿aceptas como a tú mujer a…?- dijo el juez.

Líon se quedó mudo. En la sala hubo un silencio preocupante.

-      ¡Vamos, tú puedes!- susurré.

Cuando ya el silencio duraba más de un minuto la gente de la sala empezaron a murmurar, y Líon me miró. A la Flora se le empezó a borrar esa felicidad lentamente.

-      Líon, ¿aceptas como tú mujer a…?- repitió el juez.

Pero Líon siguió mudo. Con su cara de pavor, porque era muy tímido, siempre ha sido así.

-      Di si o no… ¡Dale!- volví a susurrar.

Líon empezó a decir que no con la cabeza pero tenía que decirlo, sino no era válido para el juez.

-      ¿Qué te pasa?- le dijo la Flora preocupada.

Líon le miró a ella, mientras que la Flora le agarraba una mano, Líon le soltó la mano de golpe, me volvió a mirar, respiró profundamente y le miró a ella a los ojos.

-      Si.- dijo Líon.

Los invitados suspiraron aliviados, yo no entendí qué pasó, pero el Juez lo dio por válido.

-      Yo os declaro oficialmente casados. Puede besar a la novia.- le dijo el juez a Líon.

De nuevo se quedó paralizado, pero la Flora le besó primera. Todo el mundo se puso de pie a aplaudir pero yo no lo hice, me quedé paralizada viendo como Líon se había casado sin su consentimiento. Líon estaba muy triste pero la gente estaba tan feliz que ni se percataron de ello, así que fingió, se le notaba que fingía, solo alguien que le conoces como la palma de tú mano sabes que finge.

Me entregaron la bolsita de pétalos de rosa roja, para lanzarles a los novios, agarré un puñado, y cuando tuve a la Flora cerca se los tiré a la cara, dónde literalmente la gente se quedó mirándome. No fingí que había sido un accidente, pero la gente se lo pensó, Líon seguía sin responder, le di dos besos a la novia <felicitándole> pero cuando le di un abrazo a Líon…

-      Lo siento… yo no quería…- me dijo.

-      Tranquilo, aún te puedes divorciar.- le dije.

Nos miramos a los ojos, y sonrió ligeramente. Lo que pasa que cuando se lo tuviese que contar a la Flora, quizás no se lo iba a tomar bien. Supe lo que le había pasado, des del principio, supe que ese <si> no era la respuesta del <si, quiero casarme> era como una forma de paralizar sus pensamientos, y el juez lo vio como una confirmación y los casó.


Normalmente a las bodas que había asistido hasta ese momento, se les veía felices, pero en esa… la tristeza por parte del novio estaba muy presente. También es verdad que fue la única en la que hubo complicaciones de última hora, pero la Flora estaba feliz, porque se había casado con alguien que sí amaba pero él a ella… lo ponía en duda. Lo vi clarísimo, durante el banquete, el novio desaparecía, en muchas ocasiones cuando se necesitaba a los novios para que sacaran el segundo plato, resultó que el novio no estaba y lo tenían que buscar, ya se pueden imaginar dónde lo encontraba siempre… junto a los caballos.

-      ¿Puedes hacer que me dejen de buscar por favor? Necesito estar solo… pensar en cómo soluciono esto…- me dijo.

-      No, no puedo Líon. Se supone que es tú boda con la Flora, ella está feliz pero tú está claro que no, pero… ¿puedes dejar de desaparecer que se van a dar cuenta? – le dije.

-      ¡Pues que se den cuenta!- gritó.

Di un paso más y le agarré del brazo.

-      Mañana haces lo que quieras, pero ahora mismo te están buscando.- le dije.

Se soltó de mí y se volvió a girar para los caballos.

-      Mira… ¡haz lo que quieras! Pero yo solo te estoy ayudando.- le dije.

-      ¿Ayudándome? ¡Yo a esa no la quiero ni ver! – me gritó.

-      Pues dile lo que sientas, ve ahí y dile que todo ha sido un error, y así nos vamos a casa y no ha pasado nada.- le dije.

-      Si fuera tan fácil…- balbuceó.

Respiré profundamente, mientras que Líon estuvo en silencio, los caballos estaban escuchándonos muy atentos.

-      Me regreso, pero tranquilo, no le diré a nadie que te he visto.- le dije.

Él no dijo nada, así que me giré y regresé en el camino a la finca.

-      ¿Quieres saber qué me pasa porqué quiero romper este matrimonio?- dijo Líon.

Me detuve pero no me giré.

-      Me he enamorado de otra persona.- confesó.

Alcé las cejas en señal de sorpresa y me giré.

-      ¿De quién?- pregunté sorprendida.

Líon caminó rápido hacia a mí con decisión, pero en el momento que me lo iba a decir mirándome a los ojos, escuché la voz de mí mamá que me estaba llamando a lo lejos y se estaba acercando.

-      Me tengo que ir. Ya hablaremos.- le dije, y me fui.

A pesar de que no podía parar de repetir mí cabeza <me he enamorado de otra persona> no se me cortó el hambre, me comí el segundo plato que era magret de pato como si llevase siglos sin comer. El novio se dignó a aparecer, nuestra mesa estaba al lado de la mesa de los novios, cuando le vi pasar nos miramos a los ojos, me guiñó un ojo y sonrió ligeramente, luego se fue a su mesa, se sentó e intentó cenar, pero se dejó la mitad del plato.

La parejita se pusieron a bailar un vals tradicional en la misma sala dónde había sido la ceremonia del casamiento, todos estábamos en la puerta con una sonrisa de felicidad mirándoles. El novio ni siquiera miraba a su recién esposa y bailaba como si tuviera un palo de fregona metido por el culo. Todo el tiempo estaba pendiente del público, mientras que la Flora le miraba, arrugaba la frente, vi que se dijeron algo y se les borró la felicidad pero no dejaron de bailar, entonces cuando la Flora quería pedirle explicaciones, les interrumpieron los padres de ella y el padre bailó con la novia y el novio con la madre de ella. La gente empezó a sumarse al baile y yo seguía en la puerta mirando a las personas, pero había perdido de vista al novio.

-      ¡No bailes con él! – escuché la voz de Gabriel que me susurró en la oreja, pero cuando me giré no lo vi.

Noté que alguien colocaba su mano encima de la mía, miré al frente y era Líon mirándome a los ojos, sonriéndome de tal forma que conmigo parecía tener ganas, me agarró fuerte las manos y empezó a arrastrarme hacía la pista.

-      ¿Bailas conmigo?- me preguntó.

-      ¿Qué? No, no….- dije.

-      ¡Va, mujer!- insistía Líon.

-      No, no gracias. No tengo ganas…- le dije como excusa.

Pero ya estaba en medio de la pista, fue para agarrarme de la cintura y antes de dar la primera vuelta, alguien le tocó la espalda, se giró y se le enganchó una mujer de mediana edad. Al volver a mirar hacia la puerta del salón, vi a Gabriel con los brazos cruzados en el pecho mirándome con la frente arrugada, me acerqué a él.

-      ¿Por qué me has dicho eso?- le pregunté.

-      ¿No lo ves, amor? – su tono era abrupto y algo molesto.

-      Está triste el pobre…- le dije.

-      Se ha enamorado. ¡eso es lo que pasa! – dijo Gabriel.

-      Si, eso ha dicho, ¿quién será? La verdad es que tengo curiosidad.- le comenté.

Gabriel puso los ojos en blanco al mismo tiempo que caminó de regresó al comedor, le fui detrás.

-      ¿Estás disgustado porque se ha casado sin amarla?- le pregunté.

-      No. ¡Me ha enojado lo que te ha dicho! – seguía cabreado.

-      ¿Por qué? Ah ya sé… porque está jugando con los sentimientos de la Flora, ¿verdad? Si, es feo pero… es que… no sé pero… si se ha enamorao…- le dije.

-      ¿Cómo? ¿Así que te gusta que se haya enamorado? – preguntó sorprendido Gabriel.

-      Si él es feliz. No entiendo por qué te pones así, Gab.- le dije.

-      ¡Joder, amor! ¡Este tipo me está robando a mi chica y tú estás de su parte! – gritó al mismo tiempo que se le escapó.

Miré atrás a ver si lo intentaba ver al novio pero con la multitud era imposible.

-      ¿Líon se ha enamorado de tú ex?- dije arrugando la frente.

-      ¡No, amor, no! ¡Tú primo se ha enamorado de ti! – Dijo Gabriel.

-      ¿QUÉ?- grité.

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martes, abril 15, 2025

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 215 [3T]

 

*Por cierto tenemos otro blog que hablamos sobre la verdad de Matías Destefano, aquí


Escuché como muchos salían corriendo de ahí gritando… ese era el número final. Persecución sonámbula.

-      ¡Ah!- gritaron las chicas y también algunos chicos…

-      ¡Tranquilos, tranquilos…!- decía el Pepe.

-      ¡Coño… se ha levantao!- escuché a una de las monitoras asustada.

-      ¡Tranquilos, es solo… que será… sonámbula, nada más!- dijo el Pepe.

Pareciese que Pepe estuviera en el ajo, pero recalco, solo Uriel participaba.

-      Si eso… no creo que camine…- dijo la monitora.

En ese momento noté el saco en mis pies, no llevaba zapatos ni calcetines, pero sabía que tenía que hacerlo espectacular, así que levanté una pata y empecé a caminar saliendo del saco por completo.

-      ¡Coño!...- gritó la monitora y por el tono de voz que escuchaba se alejaba corriendo como el resto de la gente.

Solo podía dar unos cuantos pasos, eso de poner al descubierto las plantas de mis pies sabiendo que estábamos compartiendo, campito con las vacas que se cagaban en cualquier lugar, no me hacía ni puñetera gracia pensar en que uno de mis pies pudiesen quedar atrapados en alguna boñiga… así que sabía que solo podía caminar por encima de la esterilla.

Caminé decidida pero despacio, con los ojos cerrados, con el pelo revoloteado y con la ropa de calle (ni me atreví a ponerme un pijama en medio del bosque), dios… ahora que lo repaso… joder que cague, ¿no? Uno me enfocó con su linterna en los ojos, todo era blanco incluso viendo a través de mis parpados, pero continué, puse una mano como si quisiera atrapar la luz, fue entonces cuando noté la mano de Pepe que intentaba como calmarme… pero le piqué las manos, escuché que se quejó.

-      Se te acaba la esterilla, mi amor. – me avisó Uriel.

Paré de caminar, me detuve, ronqué, me balanceé delante y atrás como si estuviera a punto de caerme hacía adelante, cuando al tercer balanceo, abrí los ojos y dije “BU”.

Todo el mundo, absolutamente todo el mundo… corría dirección a la cabañita destrozada, como si se fueran a salvar de algo. ¡Ay que risa me entró! Fue tan fuerte que me doblé riéndome como si no estuviera un mañana, revelándole a todos… que había sido TEATRO. ¿Recuerdan que me daban papeles protagonistas en el Tripijoc? Pues me podrían haber dado un Óscar en esa representación.


No saben lo bien que sentó ver a la María Carmen de la Trinidad y a sus secuaces muertas de miedo, estaban tan muertas que no me hablaron hasta la tarde siguiente, cuando volvíamos al bus caminando por el mismo camino que hicimos de ida.

-      Laia, ¿De verdad que no eres sonámbula?- me preguntó una de sus amigas.

-      ¡Jaja, no! Si cuando duermo no me suelo mover ni casi respirar…- le dije.

-      Pues… ¿porqué lo has hecho?- preguntó asustada y curiosa.

Le miré pero no le contesté, esa mirada aún le dio más miedo. Aunque sabía que había perdido a las amigas de Torelló, porque no me volvieron a hablar… quizás pensaron que estaba <chalada> por lo que hice… lo agradecí tanto que ya no los volvería a ver nunca más. Me tenía que ir bien de ahí, había sido un mes de Julio horrible, creo que hubiera sido mejor otro mes de clases odiosas en secundaria, antes de esta experiencia, jamás volví.

Cuando estuvimos ya en el bus de camino de vuelta, no se escuchaba ni un alma hablar, todo el mundo incluso los monitores estábamos durmiendo la mona, porque resultó que mi numerito ocupó al final toda la noche y a las cuatro y media de la noche empezó a salir el Sol y nadie pudo dormir, ni veinte minutos. Nos pasamos la mañana, algunos pescando en el río, otros nos bañamos, y luego después de almorzar a buscar el Bus.

El conductor estacionó en el pabellón, tuvo que despertar a los monitores que nos despertaron a todos, yo lo sentí que ya habíamos llegado al sentir el motor pararse, abrí los ojos, despegué la cara de la ventana y me acomodé para salir de ahí y dar por terminada el mes de Julio.

Hubo otra cosa que me llevaba de esa experiencia de acampada, y fue que esa mañana haciendo una pequeña excursión al lado del río vi por primera vez una Nutria en su hábitat natural, la vimos mientras que hacía su nido o arreglaba algo en la presa que había construido en el río, ¡qué hermoso! Por el momento, no he podido volver a tener un placer como ese en plena naturaleza, aunque si que he visto cosas muy asombrosas y muy hermosas, que ya las compartiré a su debido momento.

El mes de Julio tampoco fue tan horrible, si quitamos la experiencia del Anigami, el día 13 de Julio del 2006, mi primo Líon se casaba en San Julià de Vilatorta, en una casa del campo llamada Santa Margarida. Fue una tarde extraña, con lo lindo que era el lugar con caballos, grandes campos y bosques para hacer una boda civil de ensueño, curiosamente ese día llovió absolutamente todo el día y toda la noche. El lugar era Medieval pero ¡A la mierda las fotos en plena naturaleza! Se tuvieron que hacer en el comedor, en la entrada del lugar.

Recuerdo que yo fui a la boda vestida con una camisa blanca y pantalones marrones con muchos bolsillos (adoraba los pantalones así), iba con la misma ropa que la otra boda de Mayo. Mi mamá llevaba un vestido color carne y mi papá un traje sin corbata con la camisa naranja. Recuerdo que fuimos ahí con mi abuela y el tiet Josep, los llevamos nosotros en el auto. Nada más aparcar vi a los caballos y ya me enamoré del lugar, de hecho me acerqué a ellos, y uno que era especialmente blanco se acercó y se dejó tocar, ¡qué hermoso momento!

En el momento en que estaba con los caballos, se dejó ver el sol al mismo tiempo que llovía brevemente. Lo integré como una forma de decirme la madre naturaleza la bienvenida a ese lugar mágico. Ah por cierto, lo que voy a hablar ahora de esta boda, hay partes que nadie vio, por eso se sabrá la verdad aquí, porque nunca lo conté a nadie de la familia, hasta hoy.

Caminamos por el caminito hasta llegar a dentro, la gran mayoría de los invitados ya habían llegado, mientras que nos saludábamos todos en la entrada a dentro, antes de entrar vi que el auto de la novia ya estaba aparcado al final del camino. Según la hora no llegábamos tarde, pero la ¿novia ya estaba ahí? Qué raro, así que me apresuré pensaba que quizás había pasado algo, pero dentro no estaba la novia.

-      ¿Qué hace el auto de la novia aquí?- dije.

-      La han escondido, porque el tiempo no ayuda.- dijo mí tía.

-      Ah…- respondí.

Ok, la novia ya estaba ahí pero escondida en alguna parte del recinto, ahora solo faltaba saber si el novio ya estaba aquí o por el camino.

-      ¿Y el novio?- le pregunté.

Se encogió de hombros mí tía, me la quedé mirando.

-      ¿Qué pasa?- le dije.

-      Aún no ha aparecido y debería haberlo hecho hace como cuarenta minutos.- respondió ella.

Su actitud era extraña, su hijo no venía a casarse y estaba tranquila, más bien la vi como contenta, ¿acaso no querían que se casase? Si estuviéramos en Barcelona, quizás un atasco sería una buena excusa pero en medio del campo, un sábado por la tarde tranquilito… no había otra excusa posible que quizás… el novio se lo habría pensado mejor… lo importante era que la gente no se había percatado aún de ese problema, pero mi mente se adelantó a los posibles acontecimientos, y en todas había una novia triste, frustrada y sola, llorando porque le habían plantado en el altar.

Diez minutos más tarde, y después de saludar a toda la familia, incluso a los primos de Líon, Eddy y Willy de parte de mí tía (que ni me acordaba de sus nombres), por la ventana vi al novio plantado delante del auto de la novia, me lo quedé observando, no tenía una cara de felicidad, más bien estaba triste mientras con la otra mano rebuscaba en su bolsillo algo que tenía pero que no pude llegar a ver. Él miraba hacía la cocina, como si intentase ver a su futura mujer a través de los muros grandes del complejo, pero empezó a caminar le seguí de ventana en ventana, esperando a que entrase, pero cuando lo vi irse andando más allá de dónde estaban los invitados, no pude evitar salir y seguirle a dónde iba.

Se quedó sentado en una roca delante de los caballos, puso la cabeza entre sus rodillas, y cuando volvió a levantar la cabeza, estaba llorando. Nunca lo había visto así.

-      ¡Soy un cobarde, soy un puto cobarde!- gritó.


Me escondí entre los árboles, cuando vi que volvía al lugar, le volví a seguir, pero antes de entrar, se detuvo volvió a ponerse las manos en la cabeza, miró a los lados, yo estaba escondida entre los árboles. Me preocupé tanto por él, que antes de que entrase, me puse en el camino.

-      ¡Líon, espera!- le grité, él se giró y de golpe se le iluminó la cara.

-      ¡Laia, que alegría verte!- dijo tenía los ojos vidriosos, me agarró de las manos con fuerza.

-      ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás triste?- le dije preocupada.

Él suspiró mirándome a los ojos.

-      No quiero ser un cobarde… pero… ¡es complicado! – dijo lleno de dudas.

-      Es normal sentirse así, casarse es importante.- le dije pero me interrumpió.

-      No, no, no… yo no… no voy a casarme…- dijo.

Me quedé muda, no podía articular palabra, se le veía tan enamorado de ella… ¿qué había pasado?

-      Necesito tú ayuda, no quiero casarme con Flora- confesó.

S

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El Espejo De Mí Vida - Capítulo 218 [3T]

  Me había peleado con el arcángel Uriel por primera vez desde que decidí volver a nacer, las lágrimas que se me caían por las mejillas er...