Para no parecer que ya veníamos juntos, entré de nuevo al comedor como si nada, hablé con varias personas y luego Líon apareció. Todo el mundo le saludó contentos por la boda que se iba a celebrar, tuvimos que simular que no nos habíamos encontrado antes, así que nos dimos dos besos, nos quedamos un momento a solas, él me guiñó el ojo y yo sonreí. El plan iba a empezar.
Los invitados se fueron acomodando en una sala provisional (debido al tiempo se tuvo que hacer en lo que sería luego la sala de fiesta). El juez se puso en el altar, y el novio entró del brazo de su madre, con la música, mientras que esperaban a que llegase la novia, a pesar de que en sus ojos rozaba las dudas de ¿Por qué el novio tardó tanto en llegar? La Flora se la veía feliz, una cara completamente diferente a la que tenía Líon.
Me puse en tercera fila, me tocó pasillo, todo el tiempo el Líon me miraba a mí, como que le ayudaba a dar ese paso tan grande que quería hacer. A ver… no me parecía bien dejarla en el altar, porque yo en mi caso prefiero que se suspenda antes la boda que no en el momento, porque con tantos invitados, daría mucha vergüenza. Pero Líon lo quiso hacer así, y yo simplemente le ayudé, es mi primo lo haría con cualquier familiar.
- Flora, ¿aceptas por esposo a…?- dijo el Juez.
- Sí, acepto.- respondió rápidamente la Flora con su sonrisa de felicidad que no paró de mirarle en toda la ceremonia.
- Líon, ¿aceptas como a tú mujer a…?- dijo el juez.
Líon se quedó mudo. En la sala hubo un silencio preocupante.
- ¡Vamos, tú puedes!- susurré.
Cuando ya el silencio duraba más de un minuto la gente de la sala empezaron a murmurar, y Líon me miró. A la Flora se le empezó a borrar esa felicidad lentamente.
- Líon, ¿aceptas como tú mujer a…?- repitió el juez.
Pero Líon siguió mudo. Con su cara de pavor, porque era muy tímido, siempre ha sido así.
- Di si o no… ¡Dale!- volví a susurrar.
Líon empezó a decir que no con la cabeza pero tenía que decirlo, sino no era válido para el juez.
- ¿Qué te pasa?- le dijo la Flora preocupada.
Líon le miró a ella, mientras que la Flora le agarraba una mano, Líon le soltó la mano de golpe, me volvió a mirar, respiró profundamente y le miró a ella a los ojos.
- Si.- dijo Líon.
Los invitados suspiraron aliviados, yo no entendí qué pasó, pero el Juez lo dio por válido.
- Yo os declaro oficialmente casados. Puede besar a la novia.- le dijo el juez a Líon.
De nuevo se quedó paralizado, pero la Flora le besó primera. Todo el mundo se puso de pie a aplaudir pero yo no lo hice, me quedé paralizada viendo como Líon se había casado sin su consentimiento. Líon estaba muy triste pero la gente estaba tan feliz que ni se percataron de ello, así que fingió, se le notaba que fingía, solo alguien que le conoces como la palma de tú mano sabes que finge.
Me entregaron la bolsita de pétalos de rosa roja, para lanzarles a los novios, agarré un puñado, y cuando tuve a la Flora cerca se los tiré a la cara, dónde literalmente la gente se quedó mirándome. No fingí que había sido un accidente, pero la gente se lo pensó, Líon seguía sin responder, le di dos besos a la novia <felicitándole> pero cuando le di un abrazo a Líon…
- Lo siento… yo no quería…- me dijo.
- Tranquilo, aún te puedes divorciar.- le dije.
Nos miramos a los ojos, y sonrió ligeramente. Lo que pasa que cuando se lo tuviese que contar a la Flora, quizás no se lo iba a tomar bien. Supe lo que le había pasado, des del principio, supe que ese <si> no era la respuesta del <si, quiero casarme> era como una forma de paralizar sus pensamientos, y el juez lo vio como una confirmación y los casó.
Normalmente a las bodas que había asistido hasta ese momento, se les veía felices, pero en esa… la tristeza por parte del novio estaba muy presente. También es verdad que fue la única en la que hubo complicaciones de última hora, pero la Flora estaba feliz, porque se había casado con alguien que sí amaba pero él a ella… lo ponía en duda. Lo vi clarísimo, durante el banquete, el novio desaparecía, en muchas ocasiones cuando se necesitaba a los novios para que sacaran el segundo plato, resultó que el novio no estaba y lo tenían que buscar, ya se pueden imaginar dónde lo encontraba siempre… junto a los caballos.
- ¿Puedes hacer que me dejen de buscar por favor? Necesito estar solo… pensar en cómo soluciono esto…- me dijo.
- No, no puedo Líon. Se supone que es tú boda con la Flora, ella está feliz pero tú está claro que no, pero… ¿puedes dejar de desaparecer que se van a dar cuenta? – le dije.
- ¡Pues que se den cuenta!- gritó.
Di un paso más y le agarré del brazo.
- Mañana haces lo que quieras, pero ahora mismo te están buscando.- le dije.
Se soltó de mí y se volvió a girar para los caballos.
- Mira… ¡haz lo que quieras! Pero yo solo te estoy ayudando.- le dije.
- ¿Ayudándome? ¡Yo a esa no la quiero ni ver! – me gritó.
- Pues dile lo que sientas, ve ahí y dile que todo ha sido un error, y así nos vamos a casa y no ha pasado nada.- le dije.
- Si fuera tan fácil…- balbuceó.
Respiré profundamente, mientras que Líon estuvo en silencio, los caballos estaban escuchándonos muy atentos.
- Me regreso, pero tranquilo, no le diré a nadie que te he visto.- le dije.
Él no dijo nada, así que me giré y regresé en el camino a la finca.
- ¿Quieres saber qué me pasa porqué quiero romper este matrimonio?- dijo Líon.
Me detuve pero no me giré.
- Me he enamorado de otra persona.- confesó.
Alcé las cejas en señal de sorpresa y me giré.
- ¿De quién?- pregunté sorprendida.
Líon caminó rápido hacia a mí con decisión, pero en el momento que me lo iba a decir mirándome a los ojos, escuché la voz de mí mamá que me estaba llamando a lo lejos y se estaba acercando.
- Me tengo que ir. Ya hablaremos.- le dije, y me fui.
A pesar de que no podía parar de repetir mí cabeza <me he enamorado de otra persona> no se me cortó el hambre, me comí el segundo plato que era magret de pato como si llevase siglos sin comer. El novio se dignó a aparecer, nuestra mesa estaba al lado de la mesa de los novios, cuando le vi pasar nos miramos a los ojos, me guiñó un ojo y sonrió ligeramente, luego se fue a su mesa, se sentó e intentó cenar, pero se dejó la mitad del plato.
La parejita se pusieron a bailar un vals tradicional en la misma sala dónde había sido la ceremonia del casamiento, todos estábamos en la puerta con una sonrisa de felicidad mirándoles. El novio ni siquiera miraba a su recién esposa y bailaba como si tuviera un palo de fregona metido por el culo. Todo el tiempo estaba pendiente del público, mientras que la Flora le miraba, arrugaba la frente, vi que se dijeron algo y se les borró la felicidad pero no dejaron de bailar, entonces cuando la Flora quería pedirle explicaciones, les interrumpieron los padres de ella y el padre bailó con la novia y el novio con la madre de ella. La gente empezó a sumarse al baile y yo seguía en la puerta mirando a las personas, pero había perdido de vista al novio.
- ¡No bailes con él! – escuché la voz de Gabriel que me susurró en la oreja, pero cuando me giré no lo vi.
Noté que alguien colocaba su mano encima de la mía, miré al frente y era Líon mirándome a los ojos, sonriéndome de tal forma que conmigo parecía tener ganas, me agarró fuerte las manos y empezó a arrastrarme hacía la pista.
- ¿Bailas conmigo?- me preguntó.
- ¿Qué? No, no….- dije.
- ¡Va, mujer!- insistía Líon.
- No, no gracias. No tengo ganas…- le dije como excusa.
Pero ya estaba en medio de la pista, fue para agarrarme de la cintura y antes de dar la primera vuelta, alguien le tocó la espalda, se giró y se le enganchó una mujer de mediana edad. Al volver a mirar hacia la puerta del salón, vi a Gabriel con los brazos cruzados en el pecho mirándome con la frente arrugada, me acerqué a él.
- ¿Por qué me has dicho eso?- le pregunté.
- ¿No lo ves, amor? – su tono era abrupto y algo molesto.
- Está triste el pobre…- le dije.
- Se ha enamorado. ¡eso es lo que pasa! – dijo Gabriel.
- Si, eso ha dicho, ¿quién será? La verdad es que tengo curiosidad.- le comenté.
Gabriel puso los ojos en blanco al mismo tiempo que caminó de regresó al comedor, le fui detrás.
- ¿Estás disgustado porque se ha casado sin amarla?- le pregunté.
- No. ¡Me ha enojado lo que te ha dicho! – seguía cabreado.
- ¿Por qué? Ah ya sé… porque está jugando con los sentimientos de la Flora, ¿verdad? Si, es feo pero… es que… no sé pero… si se ha enamorao…- le dije.
- ¿Cómo? ¿Así que te gusta que se haya enamorado? – preguntó sorprendido Gabriel.
- Si él es feliz. No entiendo por qué te pones así, Gab.- le dije.
- ¡Joder, amor! ¡Este tipo me está robando a mi chica y tú estás de su parte! – gritó al mismo tiempo que se le escapó.
Miré atrás a ver si lo intentaba ver al novio pero con la multitud era imposible.
- ¿Líon se ha enamorado de tú ex?- dije arrugando la frente.
- ¡No, amor, no! ¡Tú primo se ha enamorado de ti! – Dijo Gabriel.
- ¿QUÉ?- grité.
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