Si todavía no has empezado a recordar ninguna vida anterior, no te preocupes, si estás aquí significa que estás cerca de lograrlo, por eso debes saber que recordar vidas no es algo tan lindo como sueñas que sea. Obviamente el hecho de aceptar recordar, significa que tendrás que aceptar ver y sentir de nuevo lo que hiciste en otra vida, tanto lo bonito como lo no tan bonito, porque aunque lo niegas, en ese momento actuaste de esa forma porque tenías una identidad diferente, y una educación muy distinta a la que tienes actualmente, que quizás en ese tiempo matar al vecino por sus creencias religiosas o políticas, en esa vida era bien visto y ahora es inimaginable.
Una de las reglas básicas que debes tener en cuenta cuando uno recuerda es: No te juzgues, estás recordando esto des del amor y el amor nunca juzga ni se polariza, es el bastón que une ambos lados. Pero también hay una cosa que deberás hacer sí o sí y será dejarte llevar por el recuerdo, en ningún momento intentes hacer algo al respecto, porque lo que verás no será como ver las cosas a través de una pantalla de televisión, sino que regresas a ese tiempo. Eso quiere decir que te unirás a tú consciencia de esa vida, él o ella no te escuchará pero sentirá como una mosca le rodea la cabeza, pero solo estás de mero espectador. Recuerda que comparten el mismo puente energético y si tu yo del pasado se da cuenta de que estas observando y no sabe que es una vida anterior, podrías crear graves peligros en tú línea espacio-temporal (podrías crear tú propia paradoja temporal).
De igual manera consigue el protagonista de la película el efecto mariposa, cuando a través de releer sus diarios de cuando era niño y adolescente, cuando se encuentra en la universidad, consigue volver a atrás en el tiempo y cambiar su recuerdo. Después resulta que ha causado una montaña Rusa de efectos dónde el presente que él recordaba tener, es tan diferente, que quizás alguien que tenía que perder de vista por ser tóxica, sigue en su vida y en vez de tener una vida buena y con ganas de vivirla, de repente resulta que estás enganchado a las drogas.
Cuando uno recuerda vidas, solo lo diré una sola vez, así que presta atención, cuando recuerdas, estás viajando en el tiempo. Ni Deloreans ni maquinitas que te permitan retroceder en el tiempo-espacio, tú eres tú propia máquina del tiempo y tus recuerdos la sala de programación, el Merkabah la energía que te permite viajar es decir tú convertidor de flufo, y tú corazón el mapa de ruta. Y NO solo puedes recordar hacia atrás en el tiempo, también puedes IR al futuro.
No me gusta mentir a nadie, ni mucho menos a las personas que se encuentren en este proceso tan importante de descubrir quién uno es, pero soy sincera, recordar no es bonito aunque sean cosas bonitas, porque la gran mayoría de veces sentirás que mueres, porque los sentimientos de esa vida regresan aquí dónde estás, y te pueden llegar a enfermarte (dolores de cabeza, náuseas, vómitos, diarreas, incontinencia urinaria,…). Todos estos síntomas son provocados por la cantidad de emociones que quedaron grabadas en tus recuerdos, así que no es ningún problema físico, son temporales (suelen durar entre 3 a 7 días). Debes cuidarte muy bien, reposar y beber mucha agua, sobre todo intenta tomar jugo de frutas, ayuda a la sangre a aceptar las nuevas energías del pasado para integrarlas en este aquí y ahora (la genética será lo primero que se activará dónde poco a poco te irás convirtiendo en ser de luz, ¿recuerden el silicio que les dije en el video de vidas pasadas en youtube? Elemento imprescindible para este proceso).
Si no quieres tener una enfermedad grave en este tiempo por recordar vidas, te aconsejo que cuando estés recordando nada de tóxicos, es decir, nada de café, fumar, alcohol, ni sustancias alucinantes como las drogas. Están prohibidas también estas verduras durante este tiempo: Berenjenas y setas. Sus compuestos alteran las emociones y lo que te provocarían sería aumentar los síntomas pero reducir los recuerdos, además de provocarte una rompedura energética en los Chakras tobillos, sacro y tercer ojo.
A finales de Junio del año 2018, me encontraba en un autobús dirección La Habana en Cuba, como ya compartí en el último video de Cuba en el canal de youtube, ese autobús tenía un recorrido de 20h y media (no exagero) ya que con mi hermano Alberto, salimos a las 9 de la mañana de Baracoa (provincia de Guantánamo) y teníamos que llegar a la capital a las 5:30 de la madrugada.
A las siete de la tarde nos paramos en un paladar (restaurante no oficial de carretera) para cenar (allí están acostumbrados a cenar muy pronto), a partir de las ocho de la tarde, seguimos el recorrido con una parada para repostar gasolina y luego ya era directamente hasta La Habana. En cuanto subí al bus de nuevo después de cenar, todos nos quedamos dormidos, así que apagaron las luces interiores para poder descansar, mientras pasábamos las zonas de Camagüey, Trinidad y Cienfuegos.
Escuché una linda voz masculina junto a una presencia que me mostraba mucho respeto pero que al mismo tiempo era amorosa, en su momento no pude reconocer que la voz y la presencia fuesen lo mismo, pero sentí que venían de lejos, uno de ellos tenía alas, porque pude sentir el roce de una de sus plumas encima de mí brazo que automáticamente se me puso carne de gallina. Mientras que el otro se quedaba observándome, me dijo “cuídate mucho, algo está a punto de sucederte”. Antes de poder decirle nada, simplemente abrí los ojos y me desperté, por un momento pensé que era un sueño pero sabía que no era un sueño, esos dos eran seres de luz un ángel y un maestro.
Miré delante y me fijé en el reloj del autobús marcaba las 11:11pm, una hora muy importante y sagrada, le llamaban la hora espejo los seres de luz. Miré hacia la derecha y vi a mi hermano Alberto que se había quedado dormido, así que opté mejor en no despertarlo, me quedé mirando el pasillo con la mente en blanco, repasando la frase del ángel que me había dicho. Miré alrededor y de repente, sentía que tenía la lengua muy caliente, empecé a sudar sin explicación a pesar de que estaba el aire encendido y estábamos a 15ºC tenía mucho calor, hasta que al final me vino una náusea. Me incorporé para que se me pasara, pero no ocurría y sabía que lo siguiente sería lo peor, así que desperté al Alberto para pedirle una bolsa, automáticamente el amigo que hicimos durante ese día, sacó una bolsa blanca del súper entre los asientos desde atrás, agarré la bolsa y simplemente vomité.
¡Qué extraño! Pero yo nunca me mareo en el auto, ni en ningún transporte, pensé que había sido algo temporal o que mi cuerpo me estaba diciendo que estaba harta de estar encerrado en el bus, porque ya llevábamos 14h y nos quedaban 6h y media de camino. Me pasé todo el viaje vomitando, cuando ya era la quinta vez, que incluso el amigo del conductor nos vino a ver qué me sucedía, vi que se paraba y pensé que ya estaba. Pero entonces vino lo peor…
Alberto me cambió el sitio y me fui a la ventana, aunque estaba de noche y no se veía bien, me sentía mejor que estando en el pasillo. Se me fue pasando la calor y la lengua volvía poco a poco a su temperatura normal, me estaba alegrando por dentro que ese mal momento estaba pasando. Pero de repente empezó a dolerme la barriga un montón (quizás del esfuerzo), la sorpresa vino después, cuando después de unos retortijones, no aguanté y literalmente me cagué encima. ¡Qué vergüenza pasé! Porque además esa noche llevaba pantalones verdes fluorescentes y si me levantaba se veía absolutamente todo, recuerdo que le dije al Alberto “me cagué” y él me miró con esos ojos cafés y sin que fuese su atención se le escapó la risa, a mí también pero por no pensar en la horrible idea que tuvo la señora de la agencia en cambiar dos pasajes de avión de cuatro horas, por estos dos pasajes de bus.
“¡Ay, si no se hubiese estrellado ese avión cerca de la Habana tres semanas antes del viaje! A lo mejor ya estaríamos en la capital” pensé. Porque tras ese accidente, se suspendieron todos los vuelos internos para estas dos semanas que me encontraba allí. Ahora el problema era otro, tenía que esperar una hora para llegar a la gasolinera, bajar al baúl, pedirle al conductor que me sacase la maleta, agarrar una muda de pantalón, entrar en la tienda y pedirle ir al baño para cambiarme, volver a poner la ropa en la maleta, tomarme una pastilla para parar eso, y regresar a mi sitio del bus como si nada.
Cuando retomamos el camino y ya no íbamos a hacer más paradas, parecía que todo había terminado, así que me puse a ver la oscuridad de la noche, en el horizonte vi como empezaban a caer rayos, y uno de ellos me hizo recordar que en una vida me encontraba en una cruzada y antes de morir porque me habían emputado la pierna en la altura de la femoral, caía una tormenta tan grande con rayos, que un árbol se incendió por el rayo y quemó a tres enemigos.
Al regresar al presente, volví a sentir ese dolor en la panza, intentando de que no siguiera más, apreté el culo, pero no sirvió de nada. De nuevo me había cagado…
En fin, ahora que ha pasado casi cuatro años de aquello, me di cuenta de porque pasó todo eso, tras años de investigación, hace pocos días me vino como una lucidez, de que las tierras cubanas de Camagüey, Cienfuegos y Trinidad, hace 78 vidas atrás, eran parte del continente Atlante de las islas del norte que hacían frontera con Lemúria, y que además fueron testigos de las peleas más crueles del fin de los Dasnai (la guerra que dio fin al reinado de las doce familias azules, de los linajes puros entre un Arcturiano y un humano). En esas batallas yo combatí junto a los Khómobis (la familia número 13 y repudiada por los Dasnai que llevaban la consciencia al mundo y seguían teniendo contacto con los Arcturianos, mientras que los Dasnai se habían roto al provocar la corrupción entre los linajes y marcar diferencias sociales entre los pueblinos de Khefislíon, es decir Atlántida).
Cuando fue el final de la última batalla que ganó la guerra de los Khómobis, fue una noche estrellada de la constelación de Virgo y además recuerdo que era luna llena. Cinco estrellas del cielo bajaron y aterrizaron sus naves en el prado, el último Dasnai lo capturamos y tal y como le habíamos prometido a Yussa, nuestro amigo de las estrellas Arcturiano, se lo teníamos que entregar como muestra del fin de una nueva era. Los demás que habían sobrevivido, huyeron otros intentaron ganarse nuestra confianza y aliarse.
Yussa bajó de la nave más grande junto a su mujer y su hija mayor (no recuerdo el nombre pero era muy hermosa, siempre llevaba una túnica verde claro), intentamos festejar el fin de ese ciclo, pero Yussa traía otras noticias y dijo…
“Habéis derramado la única esperanza que tenías para vencerles de verdad, la sangre solo llama a la muerte. Construir bajo los esqueletos de vuestros hermanos, solo provocará la destrucción de vuestra civilización. Os hemos ayudado a recuperar el equilibrio que habías perdido, pero Khefislíon yacerá bajo estas aguas en memoria de un reino glorioso pero corrupto.”.
No había esperanza en reconstruir nuestra isla y crear un nuevo tiempo, porque Yussa tenía razón, la isla ya estaba sufriendo las mismas consecuencias que ocurrieron cuando Lemúria quedó bajo las aguas. Por ende Yussa nos dijo una cosa más…
“Emprended dos viajes antes de que seáis un recuerdo bajo el agua, id en busca de asilo en la Tierra Hueca y rescatad a vuestros hijos, ellos sembrarán el conocimiento viviendo en el interior del planeta. En el segundo viaje, agarrad todos los navíos posibles y enviadles hacia el río del espejo del alma dónde recorre todos los aspectos del SER, asentaos allí y construid una nueva ciudad. Aquellos que se queden, darán frente al final de estas islas.”.
Enviamos a los hijos a vivir a Agartha, entre ellos nuestros tres hijos Tauriel, Ávalon y Áxel, para el señor ojos verdes y para mí no fue nada fácil, porque sabíamos que no nos volveríamos a ver más (hasta esta vida actual). Nuestros amigos Khómobis se fueron a construir la nueva ciudad por el cual la nombraron Agë (Lo que ahora se conoce como la civilización del antiguo Egipto, el río era el Nilo). Mientras que algunos pocos, incluido al señor ojos verdes y a mí, nos enfrentamos al tsunami que se cargó todas las islas de Atlántida, provocadas por el cambio climático dónde el hielo del Polo Norte llegaba hasta la actual Londres y París.
Esto es lo que mi cuerpo emocional estaba recordando al recorrer de nuevo por primera vez después de tanto tiempo, la isla de Cuba. En Atlántida era solo unas islas del norte, dónde la capital Khefis estaba en el centro del Océano y las demás islas más céntricas estaban en forma circular, junto a sus ríos que separaban las zonas y ciudades, también estaban incluidas, las islas del Caribe como Jamaica y Cuba, las islas Canarias (llamadas Ékaron), las islas Baleares y Sicília, también las Azores y las Malvinas. El triángulo de las Bermudas fue creado por las guerras de Lemúria y Atlántida por usar armamento potencialmente peligroso para la vida en todos los sentidos, ahora eso es un portal energético al mundo perdido.
Por eso les dije que recordar vidas te vuelve a enfermar, en este caso fue por la acumulación de emociones, como unas cataratas Iguazú que en su momento solo me provocaron un infierno físico, que curiosamente me recuperé en seis horas postrada en la cama y atendida por Maestros Ascendidos de Sanación como el Maestro Hilaríon.
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Recomendación: After: Almas Perdidas – Prime Video (Película).
HR.
HERO&Corporation.
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