Salí de la piscina, cansada de no poder descansar los pies en el fondo del agua, me senté a un lado de las toallas de mis primos, mientras que esperaba a recuperarme, Uriel estaba conmigo pero no estábamos hablando, simplemente observábamos a la gente divertirse. Entre la valla de seguridad que separaba el recinto de la piscina y las calles del cámping, me di cuenta de que había un Ser de Luz, le vi las alas blancas con las puntas doradas, la túnica de dos piezas blanca con los bordes dorados y las sandalias de cuero negro, el pelo larguito castaño claro y sus ojos verdes, ese de allí era el Arcángel San Gabriel que curiosamente me estaba observando desde una distancia de cincuenta metros.
- ¡Mira, Dary!- le dije mientras le señalaba con la mano hacia Gabriel.
- ¿Qué hace él aquí? – susurró Uriel, arrugó la frente y se puso de pie, le dio una pequeña señal con la mano para que viniese con nosotros, pero se fue por el otro lado y desapareció.
- ¿A dónde va?- le dije.
- No lo sé… - contestó Uriel preocupado.
Antes de volver a nuestro trocito con la familia, con los primos Jordi, Juanito, Ana María y Noel, nos detuvimos en el super porque teníamos que comprar refrescos y una botella grande de agua de 8L que se había terminado. Noel y Ana María que eran los mayores, tenían el dinero y llevaban las gestiones económicas, yo iba de la mano de Juanito, mientras que buscábamos la Coca-Cola para mis primos, algo que les apasionaba, al contrario que a mí, yo prefería zumo de melocotón o agua.
Me separé de ellos, para ir a buscar el zumo de melocotón que me habían prometido que me iban a comprar, los primos estaban en el pasillo de al lado, Uriel se quedó a una esquina para avisarme si se movían. En el momento en que me acerqué en el estante del zumo, noté una mano gigante encima de mi hombro derecho, me giré asustada, pero me calmé enseguida, porque era Gabriel. Él se agachó mostró su sonrisa un momento pero enseguida su cara de felicidad que siempre tenía se le borró de la cara.
- Hola Gabriel, ¡te hemos visto antes en la piscina! ¿Qué haces aquí?- le pregunté.
- No hay tiempo, amor… - Se puso un dedo entre sus labios para que yo me callara, le hice caso.- algo grave está por suceder. Tienen que marcharse hoy mismo. Esta tarde tienen que volver a casa. – se le veía muy preocupado.
- ¿Irnos?- susurré.
- Toda tú familia debe marcharse hoy mismo de aquí. No pueden dormir una noche más, ¿entiendes? Debes convencerlos de que deben irse. – insistía, sus ojos empezaban a negarse de lágrimas que evitó verterlas.
- ¿Por qué? ¿Qué te pasa Gabriel?- le pregunté me estaba asustando.
- ¡No hay tiempo! – Susurró.- Yo te protegeré, pequeña… - dijo, se puso de pie y desapareció delante de mis narices.
Agarré el zumo y me fui con Uriel, casi llorando, luego nos fuimos con los primos a la caja y de camino hacia nuestro trocito, la familia estaba feliz preparando el almuerzo. Fui a buscar al Titi y le insistí a Uriel que me acompañara, estaba en el bungalow, así que llamé a la puerta y el Titi me dejó entrar, estábamos solos. Me acerqué a él, me vio que lloraba, Uriel se agachó a mi lado, se acercó el Titi preguntándome qué me pasaba y entonces, les conté lo que me había dicho Gabriel.
- ¿Tú sabes algo Humiel? – le preguntó Uriel.
- No, no sé nada. ¿Lo han visto antes en la piscina, dicen?- preguntó el Titi.
- Si, y estaba raro.- dije.
- Espera, voy un momento al centro. ¿te ocupa de ella? – le exigió Uriel.
- Claro.- contestó el Titi.
Me quedé con el Titi, salimos a fuera con la familia, intentando hacer como si nada estuviese pasando, mientras que yo esperaba el regreso de Uriel, el Titi se dignó a hablar con todos los ángeles guardianes de cada miembro de la familia de forma disimulada para que nadie sospechase de nada. El ángel de la prima Laura, dio una pequeña señal. El Titi se acercó a mí.
- No te asustes, pero al parecer dentro de dos días mucha gente de este lugar van a dejar la vida… Gabriel tiene razón, debemos irnos de inmediato.- informó el Titi.
- ¿Qué vamos a hacer?- le dije.
- No lo sé.- contestó el Titi.
Las vacaciones aún nos quedaban dos días para estar allí, pero teníamos que salir como fuese. En ese momento, el celular del Titi que estaba encima de la mesa de comer, sonó y dentro del auto caravana sonó el celular del primo José. El Titi contestó y tras un tiempo, llamó a mi padre, resultó que había dado el número si en el trabajo sucedía algún problema. El primo José contestó y le pasó el celular al tito Juan, que curiosamente le había dado el número por si acaso ocurría algo en el trabajo. El teléfono iba sonando y siempre pedían atención a cualquier miembro de la familia que trabajaba, en esa época los móviles solo eran para los empresarios particulares.
En el momento en que regresó Uriel, que lo vi aterrizar sus alas delante de nuestro trocito, se vino directamente a mí, yo quería abrazarlo pero había demasiada gente allí.
- ¿Alguna novedad? – preguntó Uriel.
Pero antes de que le dijese nada, la familia empezó a reunirse y a decir lo mismo “ha surgido complicaciones en el trabajo y me tengo que presentar mañana mismo sin falta”. La familia se reunió y tras deliberar, decidieron que después de la siesta, recogerían todo y todos nos marcharíamos de allí esa misma tarde.
Esas llamadas no fueron por casualidad, el universo nos estaba protegiendo de aquello horrible que intentaban evitar que nos pasase.
Durante la siesta, me fui a mi cama y empecé a hacer la maleta, no tenía casi pero así estaba entretenida. Tenía demasiada curiosidad para saber qué sucedía, de todos modos Uriel había jurado ante juramento angelical que no podía decir nada, hasta que todo hubiese pasado y todos estuviéramos protegidos. Así que me tuve que aguantar, al Titi le contaron lo suficiente, ni más ni menos. ¿Qué sería eso tan horrible?
Hacia las seis de la tarde, dejábamos el camping, para volver a la carretera y volver a casa, aunque mis padres y mis tios teníamos el camino más largo, nos quedamos atrapados en un atasco en los túneles de Barcelona, para ir hacia el norte. Estuvimos una hora atrapados allí en el tráfico, llegamos a casa a las nueve o casi de la noche. Cenamos y nos fuimos a dormir. Al día siguiente todo fue normal, mi padre se fue a trabajar, con la excusa de que le debían un día de fiesta. Todo fue normal, no había ninguna novedad, pero Uriel seguía sin estar tranquilo, eso quería decir que el mal horrible todavía no había pasado. Me asusté.
El segundo día, en el noticiario de las nueve de la noche… nos quedamos en casa totalmente petrificados, invitamos al Titi y a Rafalé a cenar pero nos quedamos en silencio absoluto al escuchar la noticia.
- En un camping cerca de Tarragona, esta tarde ha explotado varias bombonas de butano provocando un gran incendio y más de 200 muertos, en total ha habido más de 900 heridos y 24 desapariciones. Al parecer uno de las caravanas no tenía bien revisado el butano reserva y ha explotado calcinando a todo aquello que se llevaba por delante. – decía el presentador de las noticias de TV3 Xavi Coral.
Al ver las imágenes del camping, nos quedamos totalmente petrificados, era el camping dónde estábamos. Con el tiempo, supimos que la explosión había sido en la caravana de nuestros vecinos. Ese momento toda la familia Garcia, volvió a nacer. El universo junto a los Seres de Luz nos habían salvado la vida de una muerte trágica. Aunque tampoco me alegré, porque hubo muchos muertos. Gabriel nos salvó la vida a todos. Fue muy impactante.
Si los ángeles quisiesen hacernos daño, ¿creen que nos hubiesen salvado la vida? Por supuesto que no. Ellos nos cuidan, esto lo digo por si todavía piensan que son malos, hay ángeles caídos que son malos, pero Gabriel es de los más buenos que hay. Es el ángel guardián del Maestro Jesús. Gabriel y todos los Seres de Luz salvaron a 30 miembros de mi familia, si hubiese llegado y me hubiese dicho que solo yo y unos pocos nos tendríamos que salvar, yo me hubiese quedado y aceptar la muerte con valor y dignidad si eso salvaría al resto de mi familia, por ende, salvaron a toda la familia. Fue un acto de amor muy grande que lo llevo siempre gravado en el corazón.
A veces pienso que los ángeles están con nosotros para algo más que protegernos y cuidar de nosotros, es por eso que yo me he entregado en cuerpo y alma a ellos, porque me siento como en casa cuando estoy a su lado, me siento una más, parte de la familia, y eso es el destino que uno elige y decide emprender. Mi unión con los ángeles pensaba que solo se remontaría a mi infancia, pero en la actualidad sé perfectamente que su origen empieza en la Cruz del Sur, mi primera reencarnación en este universo que conocemos.
Este verano fue bastante intenso, me fui a muchas partes sin salir del país, pero fue muy divertido, excepto por algunas cosas. Mientras esperaba volver a Sitges, la espera de las fiestas de Manlleu fueron bastante pesadas, sobre todo cuando mi mamá se puso entre ceja y ceja que tenía que hacer algo de estudios que los profesores llamaban cuaderno de verano. La Ramona lo dejó todo demasiado bien atado, porque ese fue mi primer cuaderno de verano, pero fue el primero en que tuve que hacer tres cuadernos en vez de uno. No me gustaba pasarme el verano estudiando, me la pasaba mucho mejor hablando con los ángeles y trabajando un poco con mi abuela, ayudándola con las tareas de la casa. Ir a comprar con ella, ayudarla con las bolsas, conversar… un verano espectacular.
La última semana de Agosto, nos fuimos a Sitges y mi mamá se empeñó en que tenía que llevarme los cuadernos, no pude negarme, pensé que quizás los tendría que entregar el primer día de clase, así que me tragué lo que decía como una inocente. El primo Juanito y Jordi vinieron con nosotros, como éramos tantos, que decidimos ir diferente, el Titi junto a mis dos primos y yo, iríamos en Tren desde Vic hasta Sants en Barcelona, allí nos recogió la Tita Mari con su auto y nos llevó a Sitges que solo quedaba media hora de trayecto. Molaba ir a Sitges con ellos, mis padres llevaban a la abuela y al Alfonso y Rafalé en el auto, por eso yo no tenía lugar.
Aprovechando que mis primos tienen familia en Vic, por eso se vinieron en tren con nosotros, fue toda una experiencia, porque esa vez fue la primera vez que viajé en tren en mi vida y me encantó. Fue una semanita muy interesante, me tocaba dormir en la caravana en una cama que se abría dentro de un armario, me daba un poco de miedo que mientras dormía no se plegase de nuevo la cama y me despertase sepultada dentro del armario. Pero le fui venciendo el miedo. En la otra cama detrás de una cortina roja, dormía Jordi, y en la cama del pasillo al fondo, dormía Juanito. En el sofá cama del pequeño salón dormía mi tita Mari y mi tito Juan, mis padres dormían en una cama de matrimonio y mi abuela junto al Alfonso en otra cama de matrimonio. Incluso el Titi y Rafalé dormían en la intemperie bajo la copa de los altos pinos casi centenarios.
Cuando te levantabas, tenías que esquivar camas, que divertido. Regresaba del viaje astral justo en el amanecer, salía al primer terreno y en medio del peral y el árbol de la ciruelas blancas, me tumbaba en pleno césped con algunas flores margaritas para ver como por encima de la cabaña del terreno, empezaba a salir el Sol, detrás de la montaña que daba al mar. ¡Era tan bonito!
Recomendación: Boomerang - Lali Espósito.
HR.
HERO&Corporation.
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