El Remedio que cura y hiere mí Soledad

Imagino el lugar dónde dejé
algo que era tuyo en la mente,
que nunca has venido a reclamar
será porque no te importa
que sigue en mí mente.

No has vuelto a darme
algo que sé que no recibiré,
pero tus ojos dicen cosas
que ni tu subconsciente
sabe expresar con palabras.

Igual que un trozo de papel
en blanco en el día más
caloroso del año,
cuando todo es hielo
y mí interior es desierto.

Me callé por ti,
Te intenté comprender
y me mostraste tu indiferencia
o tú poder hacia mí existencia,
serás más fuerte
pero yo soy más lista que tú.

He vencido muchas veces
a algo que tú creías tener,
cuando ho había perdido
pero nada gana en terreno
santo o sagrado como
es el corazón roto,
con dolor y sin esperanza
el mío estaba así
y ahora está blindado
con el material más
indestructible que existe
en la vida de un humano.

Comprenderás mí insensibilidad
a tu desaparición dentro de
algo que creías haber destruido,
cuando en realidad me has
dado la fuerza interior
para detenerte dentro de mí.

Sentí fuego, silencio, amargura,
debilidad, incomprensión
y ninguna esperanza a renacer
como el ave fénix.

Son cenizas que quedan
impregnadas en el tiempo,
son momentos amargos
olvidados y asumidos,
son esperanzas rotas
y milagros imprescindibles
para sobrevivir.

Pero el dolor acabó,
ví la luz del Sol entre la nieve
que caía dulcemente
entre las anduras del
caballo forjado dentro
de mí,
El caballo de Troya
vive en mí interior,
conservando lo último
del amor que ya no perdí,
porque algo quedó en mí,
por esa hoja verde
que sigue agarrada al árbol
y que nada ni nadie le
podrá hacer daño
porque es más fuerte
cada día y nunca morirá.

Perder es ganar,
ganar es morir.
El Alma muere
pero el amor
sigue viviendo,
hay una llama que
nunca muere.

HR.

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