sábado, diciembre 04, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 115 [2T]

 

Poco tiempo después, me despierto en el pasillo, cerca del baño encima del regazo de Gabriel que charlaba con Uriel, abrí un momento los ojos pero como no me vieron, los volví a cerrar, quería escucharles a hablar y sabía que si supiesen que estaba despierta no lo harían…

-        ¿Te está costando mucho, verdad? – Decía Uriel.

-        Cada vez más, tener que mantener las distancias, volver a empezar, a pesar de que en realidad todo haya cambiado, para mí todo sigue igual. – respondía Gabriel.

No entendía de quién hablaba, pero intuí que hablaba de la mujer de Gabriel, que nunca me habló de ella, lo intenté pero… siempre esquiva mis palabras.

-        Ya no recuerdo aquellos tiempos en que cambiabas de mujer cada cien años, ¿Dónde se han ido esos tiempos? – dijo Uriel.

¿Gabriel era mujeriego? ¡No tiene pinta!

-        Ya sabes que todo cambió, cuando la conocí a ella. Nunca te di las gracias por explicarme qué era sentirse amado y ser amado por alguien, siempre había considerado que el amor solo era algo que podías controlar, pero en cierto modo, cuando más lo quieres controlar menos control tienes de ello. ¡Me has ayudado mucho en estos últimos cien mil años, hermano! – le confesó Gabriel a Uriel.

-        Gracias a ti por permitirte aprender más de aquello que más le temías. ¿Por qué querías controlarla? – preguntó Uriel curioso.

-        Tenía mucho miedo de vivir sin ella, por eso quería estar con ella cada instante de su vida, que había elegido estar a mí lado. – dijo Gabriel, pero le interrumpió Uriel.

-        Hasta que ella se fue, ¿cierto? – le dijo.


Hubo un silencio que intuí que le habría contestado Gabriel con un gesto.

-        Esto te sirvió para valorarla más y valorar lo que son ustedes. Pero por suerte, como dicen las personas, el universo es muy grande y nuestras vidas extra largas, en cualquier momento volverán a estar juntos, ya verás que si, hermano. – le convencía Uriel.

-        Si ella me recuerda, quizás. – respondió Gabriel.

No aguanté más y simulé que me despertaba, se preocupó mucho Gabriel, enseguida que me vio con los ojos abiertos, me acarició la mejilla y estaba tan cerca de mí que me sentía algo incomoda, así que me incorporé de inmediato e intenté salir de su regazo para ponerme de pie solita.

-        ¿Estás segura de volver ya? – preguntaba Gabriel.

-        Gabriel, ¡Ya!- le advirtió Uriel.

Gabriel vio a Uriel y se calló la boca, simplemente le dejó pasar a Uriel y me fui con él de regreso al baño, dónde Gabriel simplemente volvió a colocar el tiempo a su ritmo natural. Con Uriel simulamos regresar del baño como si no hubiese pasado nada, la Carmen me miró en la distancia y nadie se dio cuenta de nada.

Después de almorzar en el comedor de esa escuela, me sentía muy cansada, me senté en una mesa a solas con Uriel, podíamos sentarnos como nos diese en gana. Me froté los ojos y bostecé en cuanto me tomé el yogur del postre terminando de almorzar.

-        Creo que dormiré en el bus de vuelta, porque me he cansado mucho antes.- le comenté.

-        De acuerdo, pero aún no nos vamos, ¿podrás aguantar? – preguntó Uriel mientras le daba un mordisco a la manzana que se había llevado de postre.

-        Que remedio…- dije pero proseguí.- ¿Puedes guardar un secreto, Dary?- le pregunté.

-        Claro. – dijo y se abalanzó hacia adelante para escucharme mejor.

-        No he podido evitar escuchar la conversación entre Gabriel y tú, ¿la mujer de Gabriel le ha dejado?- dije preocupada pero también extrañada.

Uriel dibujó una pequeña sonrisa y le dio un mordisco a la manzana, en cuanto tragó el trozo, habló.

-        Así es, su mujer la dejó hace mucho tiempo y al parecer Gabriel aún no lo superó, ni lo hará. Está enamorado de ella hasta las trancas, no lo dejará nunca. – comentó Uriel, como si fuese un comentarista de televisión.

-        ¿Qué les ha pasado?- pregunté chismosa aunque nunca lo era, tenía una sensación extraña dentro de mí que quería preguntarle de todas formas.

-        Gabriel hace mucho tiempo no entendía lo que era amar a una persona, él siempre había estado con muchas chicas, pero ninguna le había entrado tan fuerte como su mujer. Cuando su mujer le dijo que también sentía lo mismo, él se emocionó tanto que estuvo con ella tanto tiempo como Dios les diese, pero un día su mujer después de estar tan cansada de ser controlada por él, decidió dejarle y desde entonces que no lo ha superado. La sigue buscando, sabe dónde está y dice que nunca la dejará ir, dice que es suya. – informó Uriel.

-        ¿Suya? Un día me contaste que nadie es propiedad de nadie, ¿por qué él dice eso?- le dije.

-        Porque lo que siente Gabriel es amor y no entiende la diferencia entre capricho y amor, en el capricho solo se entiende que las cosas son efímeras, pasan rápido y no tienen tendencia a quedarse mucho tiempo, fluyen demasiado rápido. En cambio cuando amas, es más lento y sofisticado, porque cuando amas a alguien entras poco a poco a una unión que no terminará jamás. Pero en esa unión, controlar al otro, no dejar que haga su camino si decide pasar un tiempo a solas u cualquier cosa, lo que provoca es que jamás puedan reencontrarse de nuevo. El amor no termina con la muerte, ni aunque el otro se vaya a otro país u planeta distinto, si amas a una persona pueden pasar vidas y el amor sigue creciendo. – dijo Uriel.

¡Qué bonito lo que comentó Uriel! Me enamoré de ese significado del amor nada más escucharlo, eso es lo que quería con el Chico, aunque era chiquita para estar en una relación, esperaba el momento que Dios viera idóneo para estar junto a él y no dejarle escapar jamás. Sabía que ese momento en la cama del Chico hacía un mes atrás, significaba mucho más de lo que se veía, aunque él tuviese 13 años y yo 7 años, éramos demasiado jóvenes como para permitirnos ser pareja, pero en el fondo el amor recorría nuestras venas, si tenía que ser lento y sofisticado, así lo aceptaríamos. Costase lo que costase.

-        ¿Así es como lo haces tú cuando te enamoras de alguien?- le pregunté.

-        Con mi mujer ha sido así y estamos muy unidos. Tenemos un hijo en común que está a punto de cumplir su segundo centenario de vida. – informó Uriel.

-        ¿Estás casado?- le pregunté en señal de sorpresa.

Uriel dijo que si con la cabeza seguido de una sonrisa de felicidad.

-        ¿Por qué la religión cristiana dice que los ángeles no tienen sexo?- pregunté arrugando la frente.

-        Esto se lo inventaron las personas que inventaron esta religión, le decimos que es un límite que les frena expandirse. – comentó Uriel poniendo los ojos en blanco y reposando su espalda en la silla.

-        ¿Por qué no se lo dicen ustedes mismos si dicen que están conectados?- le pregunté.

-        Ellos no hablan con Dios, ni con nosotros, ellos reniegan de nosotros, pero dicen a todo el mundo que les hablamos y que Dios habla a través de ellos. No es cierto, ya lo decía el maestro Jesús <si un señor de Dios tuviese delante de él a Dios, le negaría la aparición por no desearse merecedor de él, pero en cuanto Dios se fuera el cura gritaría a los fieles que Dios se le apareció, negando que lo negó>. – dijo el arcángel Uriel.

-        ¿Mentiría?- dije arrugando la frente.

Uriel dijo que si con la cabeza y yo me puse a pensar en ello, aunque las metáforas del Maestro Jesús aún me costaban de entenderlas, sentía en el corazón mucho coraje, porque a mi no se me ocurriría jamás negarle a Dios. Entonces recordé aquella aparición en la boda de mi primo José y Heidi, no le negué pero tampoco pude decir nada porque la promesa me comprometía, de igual forma me sentí mejor porque por lo menos yo no tendría vocación para meterme a monja, si el destino sería negar la presencia de Dios y rezarle de igual forma deseando su aparición al mismo tiempo.

-        Los católicos saben que mentir es un pecado, los musulmanes si mientes no vas a su cielo, a los judíos incluso pueden repudiarte por mentir y a los budistas el karma puede en palabras humanas “joderte” la próxima encarnación reencarnándote en cucaracha. Pero aquellos que están verdaderamente conectados, son los únicos que no conocen la mentira, pero siempre serán acusados de mentir. ¿Sabes lo que le pasó al Maestro Jesús cuando predicaba a su fiel pueblo? – respondió Uriel con su amor de cuenta-cuentos que siempre le emerge de dentro de su corazón puro.


Dije que no con la cabeza, en verdad la historia de Jesús la tenía algo agría, en el sentido de que la versión cristiana no tenía ni pies ni cabeza, solo esperaba mi momento para que él apareciese ante mí y conocerlo directamente cuando fuese el momento adecuado, cuando Dios lo viese, claro.

-        Fue traicionado, la historia dice que uno de sus discípulos llamado Judas le traicionó, pero la verdad es que fue una víctima de extorsión debido a que los sacerdotes del Sanedrín que se llenaban de rabia por perder a los fieles a la ley de Abraham, otro maestro que envió Dios a vivir en esta dimensión, decidieron pagarle a uno de los discípulos, el más vulnerable que sería capaz de vender su alma a cambio de dinero. Judas fue víctima de un engaño, y aceptó por codicia, el Karma actuó para compensarlo y cuando Judas se dio cuenta de lo que había hecho, que había mandado a su fiel amigo Jesús a la cruz y ser asesinado ante todos, Judas lleno de rencor, culpa y arrepentimiento decidió quitarse la vida. – explicó Uriel.

-        ¡Qué me dices, Dary! ¿Fue vendido por cuatro perras? – dije asombrada.

-        La tarde antes de la última cena y mucho antes de su captura, Jesús caminaba por un camino de Judea, para atender a su meditación de la tarde, cuando el arcángel san Gabriel se le apareció y empezaron a hablar, fue Gabriel quién le dijo qué había hecho Judas. – dijo Uriel.

-        ¡Madre de Dios!- exclamé.

-        Aún y así se lo tomó al principio mal, pero luego lo aceptó, pues Dios ya le había mandado una visión de lo que sucedería hasta entonces. Jesús durante su vida por aquí en la 3D, mantenía muy buena relación con su ángel de la guardia que en ese tiempo fue Gabriel, ellos dos eran como tu y como yo. Fieles amigos que a pesar de estar en dos dimensiones distintas, mantenían su amistad siempre fiel y sana, hablando cuando lo necesitaban y acompañándose siempre. – dijo Uriel con una sonrisa, él colocó una de sus manos encima de mi hombro derecho y nos miramos a los ojos.

-        Amigos hasta más allá de la muerte, ¿verdad?- dije con una sonrisa.

Uriel se rio confirmándolo con la cabeza, nos levantamos de la mesa y colocamos la bandeja en el porta bandejas, luego nos mandaron al patio de nuevo. Entonces, hicimos el baile de cintas y finalmente nos volvimos para Manlleu.

P.D. La próxima semana estaremos de vacaciones y no subiremos nada, nos vemos a partir del 13 de Diciembre.

Recomendación: Fundation - Série de TV de Isaac Asimov.


HR.

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miércoles, diciembre 01, 2021

La Guardiana Arthemis

 

La humanidad tiene constancia de la historia mitológica de la diosa Arthemis gracias al gran canalizador el Maestro Ovidio, que dio lugar a su libro de las metamorfosis. Algunos piensan que ese libro es una invención que los griegos y romanos aprovecharon para que sus fieles creyeran en algo, en el poder de la religión y así hacer más fuerte el imperio. Pero en verdad, el tiempo ha pasado y ahora las cosas son muy diferentes, ya no les rezamos a los dioses como seres superiores, porque nos dimos cuenta de que no se encuentran en el pedestal que una vez nuestros antepasados nos dijeron. Ahora, ellos están a nuestro lado, cuidándonos sin tener que ir a la iglesia, poner incienso, ni una vela para ellos, aunque no los vemos a simple vista, ellos están a nuestro lado, sea a la derecha o a la izquierda, notarás sus manos cuando te dignes a pronunciar sus nombres sin pavor y les ofrezcas tú corazón como aval al amor universal.

Llamarles dioses es pensar que ellos son mejores que nosotros y no nos merecemos ser igual que ellos, llegar a ser un dios, es algo que las religiones nunca han querido que hagas, siempre a merced de unos ojos juzgones que te observan si en el camino respetas la ley de dios por encima de todas las cosas, siendo así esclavo de sus convicciones, rey de tus actos y de tus palabras, que cuando aparezca ante ti, tengas que arrodillarte para ofrecerle tus respetos.


Quizás servía en el medievo para seguir asustándonos la furia de dios, cuando no entendíamos sus palabras des del fondo del corazón. Pero ahora ha llegado el tiempo de la verdad con la apertura de consciencia. El hecho de que haya tantas personas que ya no crean en las religiones, es en verdad un punto a favor del cambio que se está haciendo. La libertad se consigue cuando el hijo ha crecido lo suficiente y se le tiene que abrir la puerta al universo, para que decida por sí mismo qué es mejor para él, aceptando las responsabilidades que eso conlleva.

Ahora los dioses son mis hermanos por ende si dios aparece ante mí, no me arrodillaré por dos razones:

1.      Ellos no mandan en mí, si ellos me respetan yo les respetaré como hermanos, por ende se merecen mi mano y no seré su esclavo, pues los hermanos se tratan de igual.

2.     El respeto se gana construyendo el camino con amor, si en algún momento debo doblegarme, no es amor, es solo manipulación. Nadie es mejor ni peor que tú, ambos merecéis vivir, ambos merecéis sentir, ambos merecéis SER.

La historia de Arthemis empezó siendo una humana como vosotros, pensando que había un ser superior que le mandaba y ella tenía que doblegarse ante él, porque le habían dicho que de ese modo se le respetaba. Siempre había sido una humana conflictiva, no acataba las normas de su aldea y siempre estaba en penitencia por según las normas sociales de la aldea “ir en contra de dios”. A la edad de 15 años, en una noche estrellada se fue al campo a observar el cielo estrellado, ella quedó totalmente atónita cuando vio el origen de tal hermosura, y pensó que su mundo tenía el mismo derecho de ser igual de hermoso que esas constelaciones que en el cielo observaba.

-       ¿Cómo el punto más brillante puede ser de un mundo lleno de oscuridad? ¿Y cómo desde dicho punto la vida se mueva en contra de la velocidad del viento? ¿Si en mis manos habéis creado este SER a tú imagen, quién soy esclava de tus fieles sacerdotes que dicen escuchar vuestra voz si yo fuese como sois, escucharía vuestra voz resonando en el corazón y no en las voces que digan ser dignos de ti?- dijo Arthemis entre lágrimas sin despegar la cara del cielo.

Arthemis ofreció sus manos al cielo estrellado y con sus lágrimas volando con el viento, pronunció…

-       Digna soy de ser vuestra hermana, digna me siento enamorada de vuestras luces y del camino que ofrecéis. Ni en mis manos que observáis veréis tocar este suelo ni ningún otro, pues al ser digna de ser vuestra hermana, no debo doblegarme ante vuestros pies, ni vos. He servido a vuestras palabras con la sangre que recorre mí corazón, ¿lo escucháis como resuena el río de la vida? – dijo.

Durante toda esa noche Arthemis estuvo allí mostrando sus manos al cielo y sus lágrimas, esperando que al alba Dios comprendiera la fidelidad y el respeto de sus actos ofrecidos hasta entonces.

Arthemis se revelaba ante una sociedad dónde la imagen de dios empezaba a ser oscura y traicionera, ella recordaba que la luz siempre será la creadora de la vida y la oscuridad la destrucción de la misma. Arrodillarse ante las suplicas y los castigos de un dios que no aceptaba ser quién era, no merecía el corazón de Arthemis, la guardiana de la luz y el respeto.

Cuando llegó el alba, Arthemis observó ese primer rayo de Sol como el fin de sus peticiones, agarró el arco y sus flechas para regresar a la aldea, pero al dar unos cuantos pasos, escuchó detrás de ella el aleteo de unas alas, y se giró. Se quedó de pie, observando los ojos chocolate del arcángel que Dios había enviado en su nombre y que le estaban sonriendo, de la emoción se le cayeron las flechas en el piso, pero en ningún momento se arrodilló ante el arcángel.

-       ¡Benditas palabras las tuyas que Dios ha escuchado que eran justas y fieles de tú corazón, hermana! – dijo el arcángel.

-       ¿Cuál es vuestro nombre, fiel hermano arcángel?- pronunció Arthemis.

-       Arcángel San Miguel, la mano derecha de Dios. El guardián de este hogar y protector de la luz. – dijo mientras tocaba de pies en el suelo y caminaba hacia Arthemis.

-       ¡Sed bienvenidos, San Miguel!- dijo Arthemis con alegría aunque aún estaba un poco atónita, le ofreció la mano.

-       ¡Gracias!- dijo San Miguel aceptándole la mano.

Arthemis y San Miguel charlaron por un tiempo largo sobre la creación del gran dios y de todos los hermanos de él que colaboran a que todos los mundos estén bien atendidos y escuchados.

-       Mi presencia aquí ha sido porque dios quiere regalaros algo importante para vos. – dijo San Miguel del bolsillo sacó una figura hecha de plata que era una ancla hecha con el símbolo de su arco y sus flechas, que gracias a ella ha ayudado a mantener el orden entre la luz y la oscuridad.- Aceptad este presente, como ofrenda y aceptad también mi presente, como nueva guardiana de este mundo, dónde trabajaréis en mi orden que estamos creando junto a varios hermanos que están igual como vos. Si aceptáis, veréis el universo por vuestros propios ojos, conoceréis cada rincón de estas estrellas que habéis observado esta madrugada y seréis parte de Dios.- le dijo.

Arthemis observó la figura y sonrió con alegría, pero también le miró a los ojos y a las alas y se adentró en esa nueva aventura, aceptó ser guardiana de este mundo en la orden de san miguel arcángel. Dónde actualmente lidera el Ministerio Superior de Europa. Ella sigue por aquí, viajando entre las dimensiones, si alguna vez has encontrado una ancla como señal divina, significa que Arthemis te recuerda y te ayuda si le quieres pedir algo, simplemente piensa en ella y dile al cielo ¿qué quieres realmente? Ella responderá. Todos los que antaño decíamos DIOSES, ahora MAESTROS, GUARDIANES, ELOHIMS, GRIGORIS, GUÍAS o ÁNGELES responden si les pides cosas. ¡Confía y sobre todo no te arrodilles, que Dios lo prohibió!

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Recomendación: No se lo digas a Nadie – Película. 

HR.

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sábado, noviembre 27, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 114 [2T]

 

El autobús paró justo delante del colegio, aunque cuando lo vi por la ventana no parecía un colegio, parecía un bloque de pisos normal y corriente, lo intuí cuando vi un cartel en blanco con letras a rotulador que decía “celebración de la fundación de las escuelas Vedruna”, pero a simple vista parecían pisos.

-        ¿Así son los colegios en las grandes ciudades por fuera?- le pregunté a Uriel.

-        Así es, en este colegio imparten desde parvulitos hasta bachillerato. La gran mayoría de colegios de ciudad son así – dijo Uriel.

Lo vi como una cosa extraña, ¿cómo era posible eso? Bajé del autobús, agarré la mochila del baúl y me quedé junto a mi clase, esperando el momento para entrar. En todo momento, no pude quitar el ojo al edificio, no por el simple hecho de lo que dije antes, más bien por la sensación extraña que tenía dentro de mí. Era una sensación que automáticamente se me cerró la boca del estómago y me puse a temblar sin poder parar, las piernas temblaban y mi corazón sin razón aparente empezó a acelerarse.

En cuando la clase entró dentro del edificio, me aferré a la mano izquierda de Uriel y no la solté en ningún momento. Uriel me miró y con tan solo la cara ni se quiso parar a preguntar si me pasaba algo, simplemente pasó su otro brazo por mi cintura y me ayudó a seguir hacia adelante. Pasamos por un pasillo estrecho con murales de papel en las paredes que pintaban retratos de Joaquina de Vedruna, siempre alrededor de niños. Esa sensación empezó a incrementarse, aunque seguía temblando ligeramente, empecé a tener mucho miedo y si fuese por mí, saldría a por patas de allí lo antes posible. Me sentía igual que si me llevasen al corredor de la muerte.


Al final del pasillo había una gran sala con sillas de plástico unidas entre sí, simulaba un salón de actos, delante de las sillas había un pequeño escenario dónde había una mesa con varias sillas, que todavía no estaban ocupadas por nadie, pero que pronto lo estarían, porque nos llevaron a una fila para sentarnos a escuchar el discurso de bienvenida. Me senté, más bien caí literalmente en la silla, las rodillas no querían colaborar, ¿qué carajo me estaba pasando?

-        Dary, tengo miedo… hay algo más aquí… que no consigo ver…- le susurré a Uriel.

-        Si, yo también noto algo. Pero no te preocupes con tú permiso he avisado a uno de mis hermanos para que nos acompañe, está al caer. – informó Uriel, su cara también estaba como descompuesta.

-        ¿Qué está pasando?- le pregunté.

-        Lo más probable es que sea una sombra y de las fuertes. Por si acaso, no te vayas de debajo de mis alas, ¿de acuerdo? – dijo Uriel.

Le dije que si con la cabeza, no me salían ni las palabras. ¿Una sombra? ¡Dios bendito sálvanos! Empecé a mirar a las personas, pero no servía de nada, si era una sombra no se dejaría ver directamente, así que miré al techo y empecé a ver dónde estaban las bombillas que iluminaban la sala, ya que no tenía ventanas.

-        Dary… mira las bombillas.- le dije.

Uriel miró hacia el techo y vio que eran bombillas que se enfocaban solo a un único lugar, algunos apuntaban hacia el escenario, otros en sentido contrarios y algunos a los lados.

-        Solo nos ayudarán la mitad a detectarlas… ¿qué hacemos?- le dije.

-        Es verdad. – dijo y se quedó un rato en silencio pensando en algo – ¡Tengo una idea! – dijo y me la contó.

-        ¡De acuerdo!- dije.

Lo más posible es que esta sombra estuviese acompañada de más, y que se hubiesen escapado del bajo astral, reconociendo el colegio como su nuevo hogar. Según la última ordenanza de limpiezas espectrales, eso estaba completamente prohibido atrincherarse en un edificio antiguo y de origen de la 3D. Si no hacíamos nada, la balanza del ying yang no podría realizar su trabajo de forma correcta y los reinos de luz, de oscuridad y neutrales no podrían trabajar armónicamente y esto afectaría a nivel espiritual, álmico y físico en todo el universo. Por ejemplo, sino hacíamos nada, quizás en algún punto del planeta, pudiese estallar perfectamente una guerra civil con miles de muertos. Cuando trabajas en este universo, todos tenemos una razón de vivir, mantener armónicamente el universo es una parte del trabajo que tenía que hacer en aquel tiempo, y actualmente sigo en ello, aunque trabajando con un cargo importante del reino de la neutralidad.

Escuché el discurso del director del centro con poca atención, porque a su izquierda vi un ángel que sus alas estaba algo estropeadas, y a su derecha un ángel radiante con pelo rubio hasta los hombros.

-        ¿Quién es el de las alas estropeadas, Dary?- le susurré a Uriel.

-        ¡Oh no, esto no va nada bien…! Es un Egregor y según el registro de los anillos, este no debería estar allí en este momento – respondió muy preocupado Uriel.

-        ¿Qué hacemos entonces?- le dije.

-        Si las sombras están aquí, será obra de un Egregor, tenemos que avisar a San Miguel Arcángel. ¿Me das permiso? – dijo Uriel.

-        Si, haz lo que tengas que hacer pero rápido. En lo que sea, te ayudaré.- le dije.

-        Ok.- dijo y se puso a revisar cosas con sus anillos.

No pude dejar de mirar al Egregor durante los diez minutos que el director nos dio la bienvenida, entre las sombras y Egregors la cosa no pintaba demasiado bien y seguramente tendríamos que hacer algo al respecto, así que comprendí que el hecho de hacer este encuentro por esta celebración en cierto modo, el universo nos habían enviado para trabajar y no para disfrutar y hacer amiguitos nuevos.

Por un lado me alegraba trabajar como si fuese guardiana, me daba una ligera idea de lo que me esperaba dentro de un año aproximadamente, pero por el otro me daba miedo que alguien de mi colegio fuese testigo de nuestra presencia y acabe sin querer poniendo un destino nuevo a mi vida, un destino directo al psiquiátrico. Así que tendría que ir con mucho cuidado, creo que no podría contestar a las preguntas de las personas, al ser testigos de una pelea o un enfrentamiento entre reino de la oscuridad y la neutralidad. Todavía no tenía a mi alcance las respuestas a todas las peguntas posibles o imposibles para momentos así, por ende, mejor en secreto.

En cuanto el director dejó al micrófono a una profesora vi que se iba de la sala, aproveché para darle un codazo a Uriel, él miró y empezó a buscarle con la mirada, pero se puso de pie y me hizo un gesto para que viniese con él de inmediato, le seguí. Me fui hacia la Carmen y le pedí para ir al baño, me dio permiso y nos fuimos Uriel y yo hacia el pasillo, el mismo dónde el director se estaba yendo.

-        No te alejes y ante todo, hazme caso en todo lo que te diga, ¿ok? – me dijo Uriel.

-        Ok. ¿Quién nos ayudará?- dije.

-        Aquí estoy. – Dijo Gabriel, me giré y le di un abrazo.

-        Miguel te ha dado permiso para hoy, para que ejerces de guardiana con nosotros en este recinto. Nuestra misión es regresar las sombras y el Egregor al reino dónde pertenecen. – dijo Uriel como si se hubiese convertido de golpe en el jefe de la trama policial en la cual íbamos a participar.

Solo teníamos diez minutos como mucho antes de que alguien notase nuestra ausencia, así que nos pusimos a trabajar. Uriel le dio la indicación a Gabriel y él literalmente con unos movimientos con las manos, ralentizó el tiempo alrededor de nosotros, de este modo multiplicamos esos 10 minutos a una hora. El cambio de tiempo solo les había afectados a las personas que vivían en 3D, o sea que los ángeles guardianes notaban que habían cambiado el tiempo y empezaron a preguntarnos el motivo, necesitábamos sus ayudas, pues no sabíamos cuántas sombras o Egregors podrían ser al final, por suerte aceptaron.

Nos pusimos a buscar cualquier sombra o Egregor por todas las aulas de todos las cinco plantas de la escuela, clase por clase, pasillo por pasillo… tardamos un rato, porque se habían escondido la mayoría, solo podíamos fiarnos de nuestro instinto, pues cualquier aparato que intentásemos no ayudaba mucho.

-        En guardia, están aquí. ¿Lo notan? – decía Gabriel hacia nosotros que estábamos detrás de él, mientras que entrabamos al gimnasio.


Tanto Uriel como yo dijimos que si con la cabeza, así que vi como Uriel se preparaba en sus manos con una bolita de energía anaranjada, Gabriel también y yo simplemente me preparé con un truco que me enseñaron en entrenos, con la energía de las manos hacer un cubo. Miré hacia atrás, para enseñarles a los demás ángeles que se preparasen, ellos captaron la información y la fueron pasando hasta el último ángel. Uriel contó hasta tres con los dedos y yo con la otra mano abrí la puerta y enseguida entramos todos.

Las sombras nos atacaban con nubes densas oscuras, mientras que los Egregors con sus manos nos atacaban con sus energías densas y oscuras que formaban figuras gigantes de monstruos horrorosos. En cambio nuestra energía hacía formas más bonitas, cada uno tenía una forma distinta, la mía era un León. En alguna ocasión tuve que emplear la fuerza cuerpo a cuerpo, por suerte estaba muy bien preparado para algo así, pero esta vez no era una prueba, todo eso estaba pasando de verdad. La oscuridad siempre buscará pelea, la luz cuando la neutralidad le tiene que decir que ha pasado sus límites, se arregla todo en una reunión charlando, pero la oscuridad al tener falta de razón y de luz, siempre busca la pelea, por ende, los que trabajamos en el reino neutral y la luz algunos también, debemos aprender el arte del conflicto cuerpo a cuerpo, para saber defenderse en caso de necesidad y solo en defensa propia, nunca atacando a nadie por despecho.

-        ¡Laia ven conmigo! – Me gritó Gabriel.

Me acerqué a él, entonces me agarró de la mano y nos fuimos corriendo a un lado del gimnasio.

-        ¿Te han enseñado a abrir portales densos? – me preguntó Gabriel.

-        Si, pero muy por encima.- respondí.

-        Bueno, es suficiente si sabes la base. Vamos a abrir uno aquí mismo, debemos devolverlos a su casa. – dijo Gabriel.

-        Ok.- respondí.

Gabriel se puso de rodillas y yo le copié delante de él, le miré a los ojos verdes, mientras que vi que se ponía las manos delante del pecho en una forma específica, ya que cada portal tiene un gesto diferente. Cerró los ojos y empezamos a vibrar al unísono, entonces la luz de nuestras manos empezaron a brillar con mucha fuerza.

-        Gurh Mijhet Ahnet – cantó Uriel en el idioma que hablamos en Agartha.

Entre las dos fuerzas que me unen aquí y ahora, doy en mis manos la creación de este portal “, esta era la traducción de lo que cantaba Gabriel con la fuerza del corazón y del equilibrio universal. Dije las mismas palabras hasta que juntamos las manos y la luz brillante salió de nuestras manos con fuerza, voló unos metros por encima de nuestras cabezas hasta estamparse contra una de las paredes que teníamos cerca, allí se abrió un portal rectangular de más de dos metros y medio de altura.

Los demás ángeles empezaron a lanzar a las sombras y los Egregors hasta el portal que quedaban atrapados en su dimensión del bajo astral y desaparecían. En cuanto pasó el último, Gabriel y yo concluimos al cerramiento definitivo del portal. Simplemente vibramos de nuevo, cambiamos la posición de las manos y el portal desapareció totalmente. En cuanto la energía ya había desaparecido, estaba tan cansada que literalmente me desmayé, lo último que recordaba es que Gabriel le había dado tiempo de agarrarme antes de darme fuerte de cabeza contra el suelo. 

Recomendaciones: Película PK - Youtube (sustitulada al español)


 

HR.

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