viernes, septiembre 17, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 103 [2T]

 

Mientras que iba hablando con él, me daba cuenta de lo que le pasaba con los demás, en ese momento Pep nos mandó a todos a hacer los deberes. Como era nuestro primer día, me mandaron de prueba en el grupo de Pep e Iván, mientras que algunos se iban a la sala de talleres con la Maribel a hacer los deberes.

Me senté en una mesa que no había nadie sentado, miré para decirle a Jesús que se pusiera a mi lado, pero Pep le dijo que se pusiera en su mesa. Eran todas redondas con cinco sillas todo blanco. Me senté, con la mochila al lado, entonces vino Iván y se sentó a mi mesa.

-        ¿Qué tienes que hacer de tarea?- preguntó.

-        Nada. No tengo.- dije.

-        ¿Seguro?- frunció el ceño y miró dentro de mi mochila.

-        ¡Eh! ¡No toques mi mochila! ¿de acuerdo?- le grité.

-        Ok, disculpa. ¿me dejas ver la agenda?- me dijo con las manos en alto.

-        ¿La qué?- dije.

Nunca había oído esa palabra, ¿qué era una agenda? En clase nunca usábamos, estaba en segundo de primaria y todavía no teníamos.

-        ¿En qué curso estas?- me preguntó Iván.

-        Segundo.- dije.

-        Ok. Disculpa. Pues así, te daré tarea yo.- dijo, se levantó y se fue de la clase.

Mis peores pesadillas se habían cumplido, ponían deberes, MIERDA… Ya ese lugar ya no me gustaba…


En cuanto regresó, habló con Pep y él autorizó los cuadernos que Iván había agarrado, escogió uno y vino hacia la mesa, me puso el cuaderno que eran unas fotocopias con sumas y restas con dos números. Cuando vi eso, dentro de mí grite en silencio “¡NO, POR FAVOR… DE NUEVO ESTO NO!

-        Dentro de diez minutos te corrijo la primera página.- dijo Iván, se sentó y simplemente se quedó esperando.

Me quedé mirándolo un buen rato, hasta que pasaron esos diez minutos.

-        ¡Venga, a trabajar!- exigía.

Yo dije que no con la cabeza, entonces se incorporó e intentó “explicarme” como iba la cosa de sumar y restar con más números. Seguí mirándolo y cada vez me costaba mantenerme así, sin que se diera cuenta de lo que ocurría.

-        ¿Es demasiado difícil para ti?- preguntó Iván.

-        ¿Has hablado con mi profe?- le pregunté.

Abrió los ojos como platos y se quedó en silencio y dijo que no con la cabeza.

-        Entonces, ¿por qué me haces esto?- le dije.

-        ¿El qué?- preguntó.

Uriel se asomó por detrás de mis hombros.

-        Mi amor, cuando quieras… - dijo Uriel.

Me levanté de la mesa, pero no para irme, sino para agarrarle los demás cuadernos que tenía Iván encima de la mesa, como no había escrito nada, el que me había dado, simplemente lo volví a meter entre el montón, miré los demás, y agarré el de debajo del todo, dónde tenía multiplicaciones con dos números y divisiones con dos divisores. Lo agarré, le miré él estaba frunciendo de nuevo el ceño intentó hacerme un gesto para que dejara de hacer el ridículo, pero en cuanto me vio que hacia las operaciones a lápiz, se quedó mudo. Se cambió de silla, se puso a mi izquierda a observar.

Se suponía que ese cuaderno era para los de tercero y cuarto de primaria, pero yo estaba haciendo las operaciones, escuchaba la aprobación de Iván detrás de cada operación que terminaba de hacer y sin ninguna errata. Terminé la página en menos tiempo de lo que había dicho con la anterior, le entregué el cuaderno y el lápiz mientras que terminaba de corregir.

-        De acuerdo, discúlpame porque te he subestimado. No era mi intención ofenderte. Es la primera vez que me ocurre algo así. ¿Cómo es que entiendes esto y estás en segundo?- dijo Iván sorprendido.

-        Como ves, podría estar mucho más arriba en el colegio, pero decidí quedarme con mis compañeros para cuidarlos. No me importa que vayan a otro nivel, yo les enseño y ellos me enseñan cosas muy importantes, pero aquí... es diferente. Aquí no tengo que ser un maestro más, puedo ser yo misma, y por eso, te pido que no me subestimes por la edad, ni por el grado en el que me encuentro.- le confesé sin explicarle nada espiritual.

Choqué esos cinco con él y me puse a charlar un rato, hasta que terminó la hora de la tarea. Lo que daban allí, se quedaba allí, no tenías que seguir en casa, así que al final si que me gustó el lugar. Volvimos al patio Uriel y yo, pero como no había nada interesante, volvimos a entrar, en la sala de juegos, que era la que daba al ventanal de la calle, estaba Sergi, Jesús y más compañeros jugando a inventarse una obra de teatro, me apunté, Pep estaba dirigiendo, ¡qué divertido fue!

En realidad uno dirigía pero el argumento era de todos, cada uno aportaba algo y era increíble la variedad de cosas y personajes que creábamos, hasta que cuando la hora del descanso había terminado, avisábamos a los que no habían querido participar para que viesen el resultado, a veces eso empezaba en el primer recreo, cuando todos venían. Me sentía en mí propia salsa, el teatro fue una de las cosas que siempre me han gustado desde pequeñita y nunca me había subido a un escenario pero, parecía que lo llevase en el corazón.

Por qué a pesar de ser tímida en clase, allí estaba en mi salsa y cuando me tocaba decir mis frases, se me daba de perlas y me divertía un montón, a veces hacíamos pasajes del terror o comedia, tragicomedia… a pesar de que nadie tenía ninguna idea preestablecida ni era una obligación, Sergi le encantaba hacer el decorado y hacía murales increíbles, se le daba muy bien las manualidades, y yo muchas veces le ayudaba. Aprendía muchas cosas sobre arte, decía que quería aprender bellas artes cuando fuese mayor, tenía unas ideas maravillosas y ni Pep ni Maribel le impidieron usar los materiales para crear un mural, escenas para las obras o cualquier cosa. Un día, él junto a otros amigos hicieron un taller de tatuajes con rotuladores, y yo me apunté a que me hicieran tatuajes por la espalda, el brazo… ¡fue muy divertido! ¡Un bello lugar que me enamoró el corazón por completo!


La última cosa que hacíamos antes de que fuese la hora de irnos, si era martes tocaba talleres y si era jueves, tocaba asamblea. Así que nos fuimos a la sala de talleres, nos sentamos a escuchar las novedades que haríamos en la fiesta de fin de curso, que se haría el último viernes de clase a principios de Junio. Haríamos una obra de teatro que nos iríamos inventando el argumento de a poquito, el reparto de papeles fue fijado por los monitores, al mismo tiempo que preparamos una sorpresa para Iván porque terminaría pronto sus prácticas. Así que le mandaron a comprar algo, y mientras que tardaba, Pep sacó la guitarra española, nos entregaron la letra de una canción que le gustaba mucho a Iván en catalán, y empezamos a ensayarla.

Mi mamá me vino a buscar a las ocho en punto, agarré la mochila y me fui con ella dando saltos de alegría.

-        ¡Mamá! ¿Cuándo vuelvo? ¡Me ha gustado mucho!- le dije.

-        Mañana, tienes que ir a la piscina con ellos. Resulta que el primer viernes de cada mes, van a la piscina cubierta.- dijo mi mamá.

-        ¡Bien!- dije con alegría como si fuese una simple niña, y es que en el tripijoc era una niña y nada más.

Esa misma noche, durante el viaje astral, tenía que irme a IÓN pero Uriel me dijo que teníamos que ir a Amsha porqué teníamos que hacer algo importante. Así que nos fuimos en el metro del portal dimensional, pasando por el Hangar y luego travesando Montrat, llegamos a Amsha (bajo el principado de Asturias en España). Recordé el camino enseguida, nos estábamos dirigiendo a la casa dónde había visto por última vez al Chico, y automáticamente me puse nerviosa y muy emocionada y me pregunté ¿Ya ha regresado? Todo apuntaba a que si, pero no me quería precipitar.

-        ¿llamas a la puerta, mi amor?- dijo Uriel antes de que terminase, dejé su mano y me fui corriendo al timbre, mientras que él seguía entrando por el pequeño jardín delantero.

¡Ay que nervios! ¿Podía ser cierto? ¿Ya estaba de vuelta?

La puerta se abrió, pero me quedé sin palabras al ver quién había abierto la puerta, una mujer que no tenía alas, me estaba mirando con la puerta entreabierta. Me lo quedé mirando frunciendo el ceño, entonces, miré al lado, por si me había confundido de puerta, pero no, era esa.

-        ¿Y tú quién eres?- le dije.

-        Hola Laia, pasa. – me dijo la mujer con una sonrisa.

¿Me conoce? No la recordaba de ningún lado, su larga melena oscura y trenzada, su piel blanquita y sus ojos color café, su altura de más de dos metros, su túnica violeta y roja, con el belo enganchado en la trenza, no me sonaban de nada.

Uriel colocó su mano en mi espalda y me empujó suavemente para que entrase a dentro, nos fuimos a la sala, escuché cerrarse la puerta, me giré y reconocí a Zaquiel, en ese momento empecé a buscar a Gabriel, pero en el momento que me iba hacia el despacho, alguien me agarró del brazo, me giré y vi que era esa mujer.

-        ¡No sabes lo feliz que me hace verte aquí, Laia! – dijo.

-        Disculpa, pero ¿quién eres?- le pregunté frunciendo el ceño de nuevo.


Pero antes de que me dijera nada, empecé a sentirme mal, a marearme y sentir un fuerte dolor de cabeza, hacía mucho tiempo que no me pasaba, pero eso quería decir que estaba recordando una vida anterior…

Era de noche y hacía mucho frío, me encontraba sentada en un taburete de mimbre delante de una pequeña mesa de madera, tenía un bol de cerámica roja y una cuchara ya sucia, eso quería decir que había cenado sopa aquel día. Aún me quedaba un poco de pan, tenía hambre y frío, así que me comí el pan. En la mesa había dos platos más a mi derecha, dónde había una chica más pequeña que yo y uno mucho más pequeño. Intuí que eran mis hermanos, delante tenía a un hombre fuerte vestido de herradero de la fortaleza dónde vivíamos en algún lugar remoto de España. Y a su lado de pie, recogiendo la mesa, una mujer que parecía mi madre.

-        Hoy hemos pactado la fecha de tú boda, Laura. En dos días, te casas con el Conde. Y eso es gracias a mí, porque me encargo de afilar las espadas y crear nuevas armas a la caballería para así poder ganar las guerras y conquistas con los enemigos. A partir de tú boda, nosotros viviremos mejor. – me decía mi padre de esa vida.

-        ¿Cómo casarme? ¡Ya tengo prometido! – grité.

-        ¿El hijo del ceramista? ¿Quieres ser una campesina toda tú vida? – se enojó mi padre.

-        Es amor, lo que siento.- dije.

-        ¡Se acabó, en dos días te casas!- decía mi madre.

No estaba muy de acuerdo, pero reconocí a mi padre de esa vida y me di cuenta de que es el mismo que tengo en la actualidad. Aún no ubicaba esa vida en el tiempo, pero daba la sensación de que hacía más de diez siglos.

En el momento de la boda, estaba vestida con mis mejores trajes en una especie de vestido algo blanco, no sabía con quién me casaba, me encontraba en la puerta de la Iglesia, esperando el momento para entrar. La puerta principal se abrió y empecé a caminar, a pesar de que no quería, no tenía más remedio que hacer caso, caminé hacia el altar, nerviosa intentando tener una idea para escapar de allí y fugarme con mi amado, pero en cuanto le vi a los ojos a mi futuro esposo, el Conde, me quedé hipnotizada por esos ojos verdes y ese pelo rubio con rulos que tenía.

No podía ser… pero ese Conde, era el Chico de ojos verdes.

Recomendación: Lucifer - Netflix (Série 5T final)

HR.

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martes, septiembre 14, 2021

La Santa Muerte Me Visita

 

Me encontraba la noche del Sabbat, en casa de mi abuela Filo que ya saben que ascendió hace unos meses y actualmente vive en Telos (Agartha en 5D), junto al Señor Ojos Verdes y a nuestros hijos (que nacieron en 5D en otras vidas). Estaba poniendo la mesa para las 3am, ya que como me encontraba de vacaciones en la comarca del Empordà, cuando voy allí suelo empezar el día en 3D a las nueve de la mañana, y eso quiere decir que no celebro el ángelus con mi familia Agartiana. Cuando de repente, llamaron a la puerta y mi abuela fue a abrir, mientras que yo y mis dos hijas Tauriel y Eireen terminábamos de poner la mesa.

 El Señor Ojos Verdes con la ayuda de nuestro hijo Ávalon ayudó a colocar al Senhior en la silla, ya que hace poco le operaron de la pierna y no puede apoyar el pie por unos días. En el momento en que envíe a al Tiet Josep a ir a por más platos dentro, salió al patio Aurora, la mujer del Arcángel Uriel y se dirigió hacia a mí para susurrarme en la oreja “tienes visita, Haia. Dicen que es importante.” Y le dije “¿Quién?” y Aurora dijo “Azrael me ha dicho que no sería importante si te interrumpiera en tú día libre”. Así que me fui al recibidor acompañada de Aurora.


El Arcángel Azrael no iba solo, reconocí a su compañero y nada más verlos supe que era importante, así que les invité a pasar, le dije a mi abuela que iría en un rato al patio, mientras que acompañaba a Azarel y su acompañante a la sala para hablar. Nos sentamos en los sofás, le dije a Aurora que fuera a buscar al Señor Ojos Verdes, porque esto era importante para los dos. Pocos minutos más tarde, el Señor Ojos Verdes se sentó en el sofá a mi lado.

AZRAEL: Bueno, en primer lugar gracias por atendernos aunque sea en estas circunstancias, y en segundo lugar, creo que no hace falta presentaciones, él es…

YO: Oxalc Calak.

CALAK: Oxalc Haia.

Me sorprendió mucho que Calak estuviese con Azarel, porque suelen trabajar separados, una vez les dije que el Arcángel Azrael es el de la muerte, pero en realidad no trabaja solo, tiene un compañero que se reparten las listas de los desencarnados. Por un lado Azrael se ocupa de aquellos que todavía tienen algo de luz en su interior y los lleva al puente de almas, pero Calak es quién se encarga de aquellas personas que mueren matando a otras personas y las acompaña directamente al Umbral (lo que ustedes llaman “Infierno”) la culpa les envía directo a ese lugar, por eso a Calak se le llama La Santa Muerte (en otras ocasiones también se le conoce como la Parca).


Recuerden para aquellos que lean esto, que para identificarlos es muy fácil Azarel tiene alas y Calak simplemente usa una túnica negra pero no es un esqueleto, aunque parezca un viejo anciano casi a punto de ser solo huesos. El origen de Calak es una aldea que hay a las a fueras de la ciudad de la Cruz del Sur en el planeta Acrux en la constelación Cruz del Sur. Ambos vienen de la 9D y ninguno es malvado, ni satanás ni nada por el estilo, solo son los jefes de la reencarnación, a pesar de que se rigen por la ley del Consejo de Orión de la reencarnación.

Debido a que Azrael es uno de los doce arcángeles hermanos de San Miguel Arcángel, no se puede ocupar de las personas más densas, necesita a un compañero que sea más “denso” para aquellas personas que no reconozcan la luz que son en su interior. Por eso se dividen el trabajo, aunque tienen un montón de guerreros de la vida y la muerte, pero ellos son los jefes de esa sección solo en la Tierra.

Su visita era extraña porque no suelen presentarse ni en días festivos, ni los dos juntos, pero algo importante se estaba cociendo y teníamos que saberlo…

AZRAEL: Me temo que tenemos malas noticias, venimos del largo viaje a las profundidades de la oscuridad en las bajas esferas, y no sabemos todavía cómo está pasando, pero hay algo oscuro que se está materializando en las dimensiones duales y que pueden afectar a las civilizaciones que residen en dichas dimensiones y que estén en proceso de ascensión planetaria, como es el caso de la Tierra.

SEÑOR: ¿Qué han visto exactamente?

CALAK: Ha desaparecido dos planetas duales en el norte de la galaxia de Orión, y una está totalmente arrasada por una oscuridad tan densa que nunca lo habíamos visto.

Fruncí el ceño y miré al Señor Ojos Verdes directamente a los ojos, ¿qué había pasado?

YO: ¿Qué planetas?

CALAK: Kufuh y Aneh. Talfhë no hay supervivientes.

¡Mierda!

YO: ¿Han hablado con el Consejo de Orión?

AZRAEL: Si, he enviado a uno de nuestros guardianes a avisar a la Cruz del Sur. Pero al parecer el primer círculo ha caído en manos de lo que podrían ser supervivientes de la guerra de Orión.

CALAK: Los restos que había de lo que han usado para aniquilar Talfhë eran similares a las naves Reptilianas de los oscuros.

SEÑOR: ¡No puede ser! ¿Han regresado?

Azrael y Calak lo confirmaron con la cabeza. Era muy grave, así que me puse de pie y me fui al recibidor a buscar el saco del Señor Ojos Verdes, necesitaba el intercomunicador para avisar al arcángel San Miguel y todas las unidades para alertarles de ello. Teníamos que hacer algo para evitar que el siguiente círculo cayese, porque su destino era fijado. La oscuridad había regresado con mayor fuerza y Gaia se vería perjudicada en la siguiente caída.

Si esto pasase, los gobiernos que se encuentran ocultos detrás de los políticos que salen en la televisión, podrían tener más oportunidades de ganar la manipulación y este planeta quedaría abatido en una guerra dónde los cuatro reinos quedarían rebajados a su merced hasta su destrucción. El aviso de Calak y Azrael, servirá para intentar evitar la caída del segundo círculo de creación para que el universo mediante el salón de los espejos, no refleje esa oscuridad perversa en nuestra actual sociedad y mueran así más personas que están, repito, bajo nuestra protección, los Seres de luz.


Como ya dijimos, la activación del chakra corona es super importante para que todos ustedes puedan conectarse definitivamente y de forma consciente al universo y puedan así, ascender en la luz. Aceptando sus propias sombras, pero los gobiernos andan haciendo un plan (mandados por Gämael y la Serpiente Envenenada que no es la Kundalini) para arrasarles a ustedes. Durante todo este tiempo, les hemos estado cuidando bajo la capa invisible, pero desde hace meses que nos hacemos visibles para que vean la verdad.

No les queremos asustar, eso lo hacen los oscuros, nosotros solo les animamos y les acompañamos a que trabajen en ustedes mismos, conózcanse a sí mismos y serán liberados de las manipulaciones, la luz reside en ustedes en sus corazones. Si sienten el amor que sale de estas palabras, somos nosotros, vuestros hermanos Seres de Luz. Estamos con ustedes, sin capas invisibles, directas reflejando sus ojos de amor ante la verdad.

Un apunte, Calak nunca me ha visitado hasta ahora, la primera vez fue dónde les dije en Acrux y esta ha sido la segunda vez, 86 vidas después hace unos 150.000 años.

PD. sigue nuestro canal de youtube, les dejamos el último video, aquí:


 

Recomendación: Far over the misty mountains cold – Geoff Castelluci.

HR.

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viernes, septiembre 10, 2021

El Espejo De Mí Vida - Capítulo 102 [2T]

 

Agarré la mochila, me fui al patio cubierto junto con la clase y le dije a la Carmen, que me tenía que ir, mi mamá ya le había avisado de que iría solita allí. Al salir, seguí las indicaciones que mi padre me había dicho, me fui a la derecha hasta el final de la calle, justo allí en la calle Enrique Delaris, vi la puerta de color verde con el nombre del centro. Miré a ambos lados para que no me atropellase ningún auto y crucé la calle, era la primera vez que cruzaba una yo solita, me sentía mayor e importante, pero al mismo tiempo me sentí impotente, incluso pensaba en no llamar al timbre e intentar irme a casa.

-        No te preocupes, mi amor. Todo irá bien. ¡Vamos! – dijo Uriel me agarró de la mano y nos quedamos delante de la puerta.

-        Que alto está el timbre…- me quejé.

-        Espera, que te ayudo. Te agarro y tú haces un saltito, ¿ok? – dijo Uriel, se agachó, me agarró de la cintura.

Contamos hasta tres y di un salto, el más alto que jamás había dado, cuando pude tocar el timbre, lo hice y Uriel me bajó de nuevo para que nadie más viera algo raro. Aún no me acostumbraba que los demás no le vieran a él, así que estaría volando a medio metro de altura sin explicación ninguna.

La puerta de cristal traslucida se abrió, una mujer de unos cincuenta años, con el pelo anaranjado con un peinado muy raro, parecía de señora mayor, llevaba unos lentes pequeños para sus ojos, solía vestir con ropa bastante llamativa y amplia, aunque mostraba perfectamente sus curvas de mujer, unos pantalones al estilo clásico con la raya en medio siempre de un color en liso, y botines con tacón.

-        ¡Hola! ¿Eres la Laia?- me dijo.

Solo lo pude afirmar con la cabeza, me quedé muda.

-        Soy la Maribel, una de los monitores y creadora de este centro, entra.- me dijo amablemente aunque se veía que su carácter era fuerte.

-        Gracias.- dije.

La Maribel se giró algo sorprendida porque el dije gracias, pero enseguida entré a dentro, ella cerró la puerta detrás de mí.

Me quedé quieta observando la pequeña sala de espera que había con dos sillas de mimbre negro que miraban a una pared decorada por un pequeño mural que supuse que los demás alumnos del centro habían dibujado, con temática de primavera, al ser Abril. La Maribel me adelantó y la seguí, un pequeño pasillo continuaba la sala de espera, con cinco puertas, por los cuales ninguna estaba cerrada. Empecé a girar y observar el lugar, la puerta al lado de la sala de espera, era el despacho en ese momento estaba vacío, a la derecha había más pasillo todo estaba decorado en blanco tanto las paredes como el suelo blanco con manchas de gres, al estilo departamento de los años ochenta.


Dos puertas se podían ver que la que daba cerca de la calle, era una gran sala dónde solo había juguetes y cosas para dejar fluir la imaginación, luego una sala con mesas y sillas.

-        Entra y deja tú mochila aquí.- dijo la Maribel.

-        Ok.- dije.

Entré en esa sala, y dejé la mochila en el suelo.

-        ¿Llevas merienda?- me preguntó.

-        Si.- contesté.

-        Pues agárrala y vete al patio.- dijo la Maribel.

-        Ok.- dije.

Mientras que buscaba la merienda, el timbre de la puerta principal sonó, al parecer fui la primera en llegar, así que cuando ya tuve la merienda, la Maribel ya no estaba conmigo, había ido a abrir la puerta. Me quedé observando en el umbral, para ver si reconocería a alguien, entraron dos niños, uno de ellos era Xevi de mi clase, el otro nunca lo había visto pero la Maribel le llamó por un nombre que me inquietó bastante, porque también se llamaba Sergi. No me sonaba de haberlo visto en el patio del colegio, así que pensé que podría ser de otro colegio.

Xevi dejó la mochila y entró en la sala, para saludar a alguien, me giré y no me di cuenta de que había dos monitores sentados haciendo manualidades. Me acerqué lentamente, sin querer incomodar a Xevi, porque no le había gustado mucho mi llegada al lugar.

-        ¡Hola Pep!- le dijo con una sonrisa Xevi, jamás le había visto así saludando a un adulto.

-        ¡Hola Xevi! ¿Cómo estás?- le contestó el monitor que también parecía muy mayor, casi igual que la Maribel.

-        Bien… ¿Qué haces?- le preguntó.

El timbre siguió sonando en intervalos de cinco minutos como mucho. Yo me quedé allí, intrigada por lo que hacían los monitores.

-        ¡Hola! ¿Eres la nueva?- me dijo el monitor joven de hecho parecía recién salido de la universidad.

-        Hola…- dije con timidez.

Pep se giró y me sonrió, yo me presenté y ellos también, el joven monitor se llamaba Iván y estaba en prácticas. Como estaban hablando de otras cosas, me giré y me fui al pasillo.

-        Dary, ¿sabes a dónde se va al patio?- susurré sin que nadie me viese.

-        Sí. – dijo me agarró de la mano y simplemente le seguí.

En la primera sala, que habían nombrado la sala de talleres, tenía dos ventanales que daban directamente al patio, así que Uriel sospechó que por el pasillo del fondo se iba. Al llegar allí, ese pasillo tenía un poco de loma, y vi que estaban los baños, el de chicos estaba al lado de la otra sala y el de chicas, lo más cercano al patio. Al final del pasillo, a la izquierda, había una puerta con cristal, se veía el patio, así que salimos, subimos la otra loma y finalmente llegamos al patio que era todo de tierra batida como en los campos de tenis. Había una canasta de baloncesto y el resto podía ser cualquier cosa, para darle a la imaginación.

Todos los demás chicos y chicas que llegaban entre ellos la Ana de mi clase, se iban al patio a jugar, no era muy grande pero cabíamos todos. Hasta ese momento, no parecía un infierno, pero de todos modos ¿Cuánto tiempo podría durar esa buena vida? Pep e Iván terminaron de hacer manualidades y se fueron a vigilar el patio, entonces, escuché el timbre ya casi a las seis menos cuarto, aún faltaba gente por llegar, me había terminado la merienda y me picó la curiosidad de entrar con la excusa de mirar una cosa de la mochila.

De nuevo la Maribel abrió la puerta, la sombra que se veía tras la puerta no parecía de un niño, sino de un padre, era tan alto que casi media dos metros. En cuanto la Maribel abrió, me quedé sin palabras, aquel señor alto era el niño y se llamaba Jesús y también era su primer día, le acompañaba su madre, que entró hasta la sala de talleres, para dejar la mochila de su hijo y le actualizaba el colegio a la Maribel. Jesús se quedó mirándome y yo a él, era tan grande que daba algo de respeto, así que me giré y me quise volver al patio, pero Uriel me agarró del brazo y me detuvo, con la otra mano me estaba invitando a volver a la sala de talleres, no le pude decir que no.

-        Habla con él, necesita un amigo, como tú… - me dijo Uriel.

-        Hola, soy Jesús ¿y tú?- dijo él me asustó.

-        Laia. ¿Cuántos años tienes?- me intrigaba demasiado.

-        Ocho años ¿y tú?- contestó.

¿PERDÓN?

-        Siete recién cumplidos.- le dije.

Me fui al patio y Jesús me siguió, mientras pensaba en la altura de su madre, tampoco era una torre, digamos que era de estatura media y pensé que quizás su padre era alto. Yo a su lado parecía una brocheta, bueno y todos, porque incluso era más alto que los monitores. Por un momento pensé que era un ángel, pero se me quitó de la cabeza, era demasiado fantasioso pensarlo, en ese tiempo pensaba que los ángeles no podían encarnar en 3D. Aunque sería muy lindo conocer a uno encarnado, a otro a parte del Titi claro, pensaba que lo suyo era único, aunque ya me dijo que muchos lo habían hecho, pero en el fondo seguía pensando que no lo hacían de encarnar.

A la hora de jugar, vi porque Jesús era diferente, nadie jugaba con él aunque fuese gigante y tanto él como yo fuéramos los nuevos, a mí me invitaron a jugar a baloncesto, mientras que a Jesús se quedó junto a los monitores jugando a ser una serpiente. Fue en ese momento cuando supe que su animal favorito eran las serpientes, de cualquier tipo.

-        Dary, ¿Por qué no me cuentas algo de él?- le pedí susurrando mientras que nadie mirase, era complicado no éramos tantos como para pasar desapercibida.

-        Si tanto quieres conocerlo, ¡ve a por él! – me dijo Uriel.

-        ¿Cómo? ¿Así, sin más?- dije avergonzada.

-        No estás en el colegio, aquí eres libre de cualquier carga que tengas en clase, mi amor. Mira a tú alrededor, ¿ves a alguien que te mire raro por ser quién eres? ¿Acaso sientes el mismo mal rollo que hay en clase aunque haya gente de ella? – dijo Uriel, extendió los brazos y dio vueltas sobre sí mismo con una sonrisa de felicidad y paz.

Lo cierto es que me sentía bien a pesar de ser el primer día, mis sentimientos de miedo que tenía al venir, me habían desaparecido al jugar al baloncesto, con personas que no sabía ni sus nombres. Aunque hubo uno que sin saber porque se me quedó grabado, era de origen marroquí y se llamaba Azadine, un chico más grande pero con un noble corazón. Era alto, pero no tanto como Jesús, al mismo tiempo era bastante flaco, tenía unos ojos cafés y un tono de arena de playa hermoso. También me hice amigo de él, para ponernos a hacer carreras era ideal, porque me contó que él le gustaba mucho el atletismo, pero en casa al ser uno de los mayores de siete hermanos, no tenían para ir a clubs de Atletismo. En España las extraescolares están bastante caras, el Tripijoc como era un centro que entrabas vía el ayuntamiento, el precio era bastante económico para familias numerosas.


En mi casa nunca me ha faltado un plato caliente, ni calefacción, ni ropa, pero en ese tiempo tampoco vivía demasiado bien económicamente, recuerden mi padre era el único que traía dinero a casa, porque mi madre no encontraba trabajo, en ese tiempo se estaba terminando de sacar el graduado escolar, algo que decidió dejarlo de jovencita porque su situación en la casa dónde se crío no le permitía continuar estudiando.

Por eso nunca me apunté a ningún club deportivo, porque se me daban muy bien los deportes, cualquier deporte siempre se me ha dado bien, incluso actualmente, en gimnasia solía sacar sobresalientes, y cuando fui más grande, en religión también sacaba esa nota, en la primaria era más difícil sacar sobresaliente en religión desde mi perspectiva universal.

En cuanto lancé el balón a canasta y no la había encestado, me fui con Jesús que jugaba solo con su mano izquierda que simulaba ser una serpiente. Con él, tenía que hablar en español, el catalán no lo entendía a pesar de haber nacido y criado aquí.

-        ¿Esta serpiente de qué categoría es?- le pregunté siguiéndole el rollo.

-        Es una boa constrictor.- dijo al mismo tiempo que empezó a decir todo lo que hacían las boas, parecía una enciclopedia animal en su cabeza.

-        ¡Wow! ¿Cuál es la más mortífera?- le pregunté.

-        Las anacondas y las cobras, por su veneno.- respondió Jesús. 


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